El cortejo (SesshoumaruxRin)

Re: El cortejo (SesshoumaruxRin)

Hola, seré breve... ¡¡estoy en un momento demasiado complicado con la facultad!!
no abandoné mis fics, pero tengo que entregar un parcial domiciliario, empezar a elaborar dos trabajos prácticos de dos materias diferentes, para los que tengo que buscar instituciones y gente para entrevistar, así que estoy medio en el horno. A parte de que tengo que leer un montón para un parcial tradicional para dentro de dos semanas.

SEPAN DISCULPARME, PERO POR UN TIEMPO ESTARÉ AUSENTE.

besos, y ni bien encuentre paz, seguiré el fic

Besos.

 

Re: El cortejo (SesshoumaruxRin)

El cortejo​

The Lady​

V
Nuevo compañero

El cielo estaba pintado de un hermoso azul transparente y Rin podía sentir como la fresca brisa golpeaba su rostro a medida que Ahun atravesaba las pocas nubes que había. Era un precioso día para volar.

—Debe ser hermoso poder volar, ¿verdad, Sesshoumaru-sama? —preguntó Rin volteándose para ver la majestuosa figura de su señor.

Mirar el largo, sedoso y blanco cabello del youkai menearse en el aire era un espectáculo que nadie se debía perder y Rin se sentía afortunada de ser una espectadora en primera fila.

—Piensas que es hermoso solamente porque no puedes hacerlo.
— ¿Eh? ¿A usted no le gusta volar? —preguntó Rin alzando una ceja.
—Es conveniente —contestó Sesshoumaru volteando a penas el rostro para encontrarse con la mirada marrón de Rin.
— ¡Es muy conveniente! Es una lástima que los humanos no podamos hacerlo. Pero gracias a youkais como Ahun —dijo Rin mientras se abrazaba tiernamente contra el cuello del dragón— podemos transportarnos por el aire y, de alguna manera, nos transmite esta hermosa sensación de estar en el aire.

Sesshoumaru se quedó contemplando la expresión de placer que apareció en el rostro de Rin mientras se tomaba firmemente de Ahun, preguntándose cómo se sentiría que ese frágil cuerpo entrara en contacto con el de él; luego, vio como se volvió a incorporar -con una elegancia que probablemente había aprendido de observarlo a él- y le mostró una corta sonrisa para volver a mirar al horizonte. Sesshoumaru imitó la acción, pero a pesar de que sus ojos reflejaban el transparente cielo por el que volaba, su otro sentido, el de la audición, estaba escuchando el latir del corazón de la humana; latir que quería seguir escuchando durante miles de años más.

El trío voló durante un largo tiempo hasta que el estómago de Rin crujió, provocando que ésta se sonrojara violentamente y escondiera su rostro detrás de los largos mechones de su cabellera.

—Ahun… —dijo Sesshoumaru.

El dragón emitió un leve rugido y enseguida comenzó a descender. Rin no sabía cómo hacer para que la sangre bajara de su cabeza, y es que se sentía tan, pero tan avergonzada. Esa era la ventaja que tenía de niña, que ese tipo de situaciones no le importaban en lo más mínimo. La joven aspiró y exhaló tratando de recuperar la compostura mientras Ahun apoyaba sus patas contra la tierra.

—Y ahora me dirá: “búscate tu propio alimento” —pensó Rin bajándose del dragón de dos cabezas.
—Búscate tu propio alimento.
— ¿Ven? El que guste de mí no significa que vaya a cambiar radicalmente… Aunque el que se haya enamorado de una humana es un cambio bastante… grande —meditaba Rin alzando la mirada y frotándose el mentón.

La joven miró para un lado del bosque y se encontró con una colina de tierra y pastizales donde había incrustado en el medio de ella un arbusto con pequeños frutos rojos. Corrió hasta allí y subió cuidadosamente la colina, aferrándose de las raíces que sobresalían de la tierra. Cuando se encontró frente al arbusto, se acomodó en el lugar y comenzó a tomar algunos de los frutos colocándolos sobre su mano.

—Se ven deliciosos. —La joven se llevó dos a la boca y una sensación acida la hizo estremecer — ¡Exquisitos!

Cuando volvió a mirar su mano, advirtió que en ella nada más quedaba un fruto y Rin recordaba haber dejado tres en total. Arqueó una ceja ante lo extraño de la situación, miró hacia un lado y al no encontrar nada sospechoso, se alzó de hombros despreocupadamente. De esa manera, volvió a agarrar más frutos para llevárselos a la boca y repetir esa sensación electrizantemente deliciosa. Pero, nuevamente, al mirar la palma de su mano, vio que nada más le quedaba un fruto.

—Pero que…

La joven se volteó y se topó con la cara de un macaco con los ojos bien abiertos.

— ¡Kya! —exclamó retrocediendo.

El macaco ladeó la cabeza y se quedó allí parado, observándola atentamente.

— ¿Fuiste tú?

El animal le acercó uno de sus puños y lo abrió exhibiendo una buena porción de frutos rojos.

— ¿Tú también tienes hambre?

El mono ladeó la cabeza para el otro lado, mirándola con cara de nada. Rin sonrió y llevó cuidadosamente su mano hasta la del macaco. Al percatarse que no había ningún tipo de resistencia o sospecha por parte del animal, tomó cuatro frutitos y los dejó sobre la palma de su mano.

— ¿Quieres comer conmigo? —preguntó Rin llevándose la comida a la boca. El macaco la imitó y los dos tuvieron esa estremecedora sensación por el cuerpo.

Sesshoumaru observaba impasiblemente la escena, apoyado sobre Ahun y de brazos cruzados. Al principio, cuando escuchó el grito de Rin, se volteó listo para aniquilar a cualquiera que hubiera osado a poner un dedo sobre ella. Sin embargo, al percatarse que se trataba de un simple mono, desistió y decidió ver cómo era la interacción entre ellos dos. En ese tiempo, por más insólito que les pareciera a los humanos, él pensó que tenían cierto parecido con los monos.

—Rin —la llamó Sesshoumaru.

Rápidamente, la muchacha se puso de pie y se frotó la yukata rosada para deshacerse de la tierra y el polvo que pudo haber acumulado. Cuando estaba refregándose la parte delantera de la ropa, sintió como dos manos se estamparon contra su trasero, provocando que pegara un saltito por la sorpresa. La joven se volteó y vio como su nuevo amigo la ayudaba a limpiarse mientras ella reía divertidamente ante la situación.

A Sesshoumaru no le causó gracia alguna la escena. Ver como otro ser tocaba las partes íntimas de Rin no era algo que quería ver todos los días. El youkai, fastidiado de oír la risa de Rin provocada por el macaco, se dio medio vuelta y comenzó a ascender al cielo.

—Me haces cosquillas —decía Rin intentando de reprimir las carcajadas, pero era una tarea imposible. La joven se volteó y tomó entre sus manos las del macaco—. Tienes que parar, amigo.

El mono volvió a ladear la cabeza. Rin no pudo evitar soltar otra pequeña carcajada ante la ternura que le causaba el peludo y gris animal.

Repentinamente, el gemido de Ahun llamó la atención de la joven y cuando se giró en el lugar, no vio a Sesshoumaru por ninguna parte. Rápidamente, bajó la colina y corrió hasta el dragón, tomando las dos cabezas del animal para que le prestaran atención.

— ¿Sesshoumaru-sama se fue? —Los dos dragones gimieron.

Rin alzó la mirada al cielo y pudo ver que algo se alejaba a no mucha velocidad. Una media sonrisa traviesa se dibujó en sus labios al percatarse que su señor estaba molesto por la completa atención que ella le había dado al macaco y, por qué no, por la completa atención que el mono le había dado a ella.

—Hasta el macaco es más rápido que usted —razonó Rin mientras se subía al dragón —. Vamos, Ahun.

El dragón obedeció la orden de la joven y remontó en vuelo lentamente, pero Rin agitó las correas del youkai como indicación para aumentar la velocidad y así alcanzar a su señor antes de que éste se alejara aún más. La muchacha alzó el rostro y una sonrisa se dibujo en sus labios al encontrar el cuerpo de Sesshoumaru más visible que hacía unos minutos atrás.

— ¡Sesshoumaru-sama! —exclamó la joven alzando un brazo y agitándolo entusiasmadamente.

Al principio, el youkai no tenía intención alguna de voltearse, sin embargo, un olor peculiar llegó a sus fosas nasales provocando que sí dirigiera la atención hacia Rin. Ella, como siempre, tenía aquella expresión de júbilo que podía derretir hasta el más frío de los corazones, pero parecía no tener idea de quién estaba con ella.

—Rin… ¿te percataste de la compañía? —cuestionó Sesshoumaru deteniéndose en el aire.
—¿Compañía? —Repentinamente, unas manos la estrujaron con fuerza— ¡Eh! ¡El macaco!
—Ese simio…
—¿Me seguiste? ¿Por qué? —El simio sólo emitió algunos de sus ruidos característicos y se negaba soltar a Rin. Ella, comprendiendo el extraño apego que tuvo con su persona, sonrió y se volteó para asentirle con la cabeza. El mono, por su parte, ladeó la cabeza.

Sesshoumaru, nuevamente, era espectador de la interacción entre el estúpido simio y Rin, y éste no pudo evitar arquear una ceja ante la decisión tomada por la humana sin consulta previa. Por cuenta propia, Rin había decidido llevar consigo al macaco. Ese tipo de acciones no las hacía cuando era pequeña. Sin embargo, Sesshoumaru -ya con su estoica expresión habitual- pensó que esa clase de comportamientos se debía a que Rin ya no era esa niñita que él rescató, no, ahora era toda una mujer que no le tenía que informar toda acción que realizara, aun estando en su presencia. El poder de toma de decisiones era muy importante para manejar sus tierras y no estaba nada mal que Rin manifestara ese tipo de cualidad.

—Creo que habría que ponerte un nombre —comentó Rin cerrando sus ojos para ver si se le ocurría alguno.

La joven ladeó la cabeza para un lado y luego para el otro, pero ningún nombre aparecía en su mente.

—Disculpa, pero no sé cómo llamarte… Sesshoumaru-sama, ¿a usted se le ocurre alguno?
—Simio imbécil… —pensó el inuyoukai concentrando en su vuelo y sin ningún tipo de interés en el asunto referente al nombre de su nuevo compañero.
—Creo que no fue buena idea preguntarle… está más serio que antes.

El macaco se apretó más contra el cuerpo de Rin y refregó su rostro contra la espalda de ésta.

—¡Vaya, eres muy cariñoso! —río la joven—. Por ahora te pondré Macaco-san… ya se me ocurrirá un buen nombre.

El simio tan sólo emitió un sonido y siguió disfrutando del calor que le trasmitía el cuerpo de la muchacha. En cierto momento, se volteó y sus ojos oscuros se quedaron observando al youkai que volaba junto a ellos. La mirada del macaco fue tan insistente que hizo que Sesshoumaru se volteara levemente para observarlo con su expresión indiferente. Ese instante, el simio no lo desperdició y mostró sus dientes amarillentos. Sesshoumaru no entendió tal comportamiento, pero enseguida el macaco le sacó la lengua.

—Simio imbécil… —volvió a pensar sin cambiar su actitud imperturbable y regresando su atención hacia delante.

Rin, por su parte, se llevó una mano a la boca para ocultar la risa que quería escapar. Con la suma de su nuevo amigo al grupo, el viaje sería aún más interesante. Pero Rin no podía perder de vista su plan…. Seducir a Sesshoumaru-sama.

Continuará…


Gracias a todos pos su post: a sessxrin, AnnaKagome, ISYLU (bienvenida), Asurama(bienvenida), Nessie Danny, Zhiinygami, sangoasakura (bienvenida) y pan-chan (también bienvenida).

Bueno, la idea del macaco no sé como pasó por mi mente... pero bueno, pasó.
Adoro en los fics cómicos y románticos humillar a Sesshoumaru, perdón si les molesta, ajaja, pero no lo puedo evitar y me gusta.

Para el próximo capítulo también voy a tardar... todo por culpa de la facu, que ahora está en una situación medio difícil, con tomas, pero con clases; profesores que no quieren dar clases, pero igual nos siguen dando con todo y ahhhhhhhhh!! es exasperante.

en fin... gracias a todos por leer, que bueno que a les parezca graciosa la historia... ya veré cuando se pondrá más melosa.. pero no taaanto, ajaja.

The Lady