El corazon de la Bestia

Re: El corazon de la Bestia

Konnichiwa ^^
me disculpo con todas ustedes pero de verdad es que he estado full -_- y eso que no he comenzado clases u.u, la semana del 5 ya comienzo, eso quiere decir que deberan tenerme mucha pero MUCHA PACIENCIA u.ú disculpandome con ustedes desde ahora u.u, bueno pero igual les doy las gracias por estar aqui ToT y esperarme tanto hay chicas que han colocado miles de posts pidiendome conti mis mas sinceras disculpas con ella, aqui les traje conti y espero en la semana tener tiempo y hacerles otra sin mucho retraso >.<, mis saludos y GRACIAS ARIGATO ^0^

El corazón de la bestia​

Capitulo IX: Kagome es vendida​

El agua siempre sigue su curso, la vida siempre sigue su destino y la muerte siempre persigue a la vida, muy pocas veces el deseo de vivir es mas intenso que la propia muerte. Aquella tarde Kagome era llevada al palacio atada de manos junto al caballo de aquel hombre de cabellos trenzados.

-Kagome: Señor… ¿Dónde esta Inuyasha?...

-Bankotsu: Eso no te lo explicare yo…

-Kagome: Por favor, déjeme ir…

-Bankotsu: Tu lugar de ahora en adelante esta aquí… o por lo menos así será por un tiempo…

la entrada del palacio estaba igual, ya se iba a cumplir un mes desde que Kagome fue llevada del palacio al monasterio de los Monjes y sacerdotisas; Aquel hombre de mirada muerta se bajo del carruaje deteniéndose en la entrada del palacio.
-Naraku: Llevala al calabozo, después te diré que hacer con ella.

-Kagome: No por favor mi señor no me vuelva a encerrar…

Kagome se arrodillo con mucho esfuerzo frente a Naraku, sentía aquella daga cerca de su pecho pero no se atrevía a matarlo en aquel lugar, aquel hombre con una mueca disfrazada de sonrisa hablo.

-Naraku: tranquila esclava… no pasaras mucho tiempo allí…

-Bankotsu: Levántate… es por acá…

Kagome iba tras de Bankotsu, estaban rodeando el palacio para llegar hasta la puerta trasera por donde entraron; Kagome veía como todos los esclavos del palacio la veían con lastima.

-Kagome: Por favor señor déjeme ir… Le juro que cuando vea a Inuyasha el le pagara si me deja en libertad…

Bankotsu no dijo ni una sola palabra, Kagome seguía caminando con sus manos fuertemente atadas con una soga, bajaron unas escaleras y llegaron a un espacio oscuro solo iluminado por velas, las ratas corrían de una celda a otra como prisioneros escapando, Bankotsu abrió una de las rejas, adentro a la joven cortándole las amarras con una cuando pasaba junto a el.

-Kagome: Por favor déjeme ir…

-Bankotsu: Ya basta!!, ¿Qué no entiendes, le perteneces al rey, así que aquí te quedas.

Bankotsu coloco una cadena en la pierna derecha a la joven esta terminaba amarrada a la pared, Kagome no podía llegar hasta las rejas de la celda.

-Bankotsu: Supongo que el rey bajara mas tarde a explicarte tu situación…

-Kagome: ¿Mi situación?...

Kagome seguía de pie mirando aquel joven que cerraba la reja, dentro de aquella fría celda había una pequeña ventana que dejaba entrar la luz de aquella luna llena.

-Kagome: (Donde estas… ¿Podrás ver la luna Inuyasha?...)

El agua siempre sigue su curso, la vida siempre sigue su destino y la muerte siempre persigue a la vida, muy pocas veces el deseo de vivir es mas intenso que la propia muerte. En aquel Monasterio una joven de cabellos azabaches miraba por la ventana aquella misma luna que se mantenía brillado como una estrella más.

-Kaede: Has podido sentirlo hermana?...

-Kikyo: No puedo sentirlo Kaede… No puede ser que ese monstruo después de aprovecharse de el y obligarlo a hacer sus cochinadas, lo haya matado…

Aquella joven mujer cayo arrodillada en el suelo con lágrimas que caían al suelo sin contemplación, Kaede se acerco hasta ella abrazándola, pero nada podía consolar aquel dolor que parecía no acabar. Aquella celda le parecía a Kagome hacerse cada vez más pequeña, luego de unas horas pudo escuchar pasos nuevamente en aquellos oscuros pasillos.

-Kagome: ¡Por favor saquéenme de aquí!

“No tienes que gritar…”

-Kagome: Por favor su majestad saquéeme…

-Naraku: ¿A dónde irías?...

-Kagome: iría a buscar a mi amo Inuyasha, se que sus tropas triunfaron en el oriente… el ya debió haber regresado…

-Naraku: Es cierto ahora mi imperio se ha extendido hasta el oriente… los asquerosos humanos fueron muy débiles en sus defensas… o tal vez mis tropas son invencibles…

Kagome se quedo atónita cuando escuchabas aquellas palabras tan frías, Naraku hablaba de aquellas muertes como el que mata una mosca.

-Kagome: Es usted un monstruo… ¿Cómo puede hablar de la muerte de esos hombre que lucharon fieramente de esa manera?

-Naraku: Monstruo?... Niña no sabes que es un monstruo… aquellos que hacen sufrir antes de matar, los que lo hacen sin piedad, los que matan sin razón aparente…

-Kagome: creo que se esta describiendo usted mismo Bestia…

-Naraku: ¿es eso?... ¿crees que soy la bestia del Sengoku?...

-Kagome: yo no he dicho eso…

-Naraku: digamos que lo pensaste o lo piensas, no me importa lo que diga este maldito pueblo de mi… yo soy el rey y se hará lo que exija, tu niña eres un estorbo tengo suficientes sirvientes… voy a venderte al mejor postor…pague 5 monedas de oro por ti… y me han ofrecido 20 monedas, un excelente negocio…

-Kagome: ¿Quién va a comprarme?...

-Naraku: al mejor postor…

-Kagome: No puede venderme, tengo dueño…

-Naraku: yo como tu actual dueño, puedo hacer lo que me plazca y se me antoja venderte…

-Kagome: ¿Dónde esta Inuyasha?...

-Naraku: No te lo he dicho… que desconsiderado soy… el estupido sangre sucia murió en la batalla… Como no me pago lo que me debía por tu compra, yo soy tu dueño ahora…

-Kagome: ¿Muerto?...

-Naraku: vendrán por ti mas tarde…

Naraku salio del calabozo, alejándose orgullosamente y a paso firme; la noche comenzaba a caer nuevamente las horas parecían muertas entre aquellas rejas, Kagome no podía salir de aquella fuerte impresión, veía hacia las rejas oxidadas de aquella celda, sus mejillas estaban rojas y sus ojos llenos de lagrimas, las esperanzas se habían convertido en dolor y el sueño de volver a verlo era solo un recuerdo, esa noche Kagome fue dejada en una casa muy elegante.

-Bankotsu: El es el señor Genai, es el dueño de esta casa de citas…

-Genai: Bienvenida jovencita…

Aquella casa de citas estaba llena de jovencitas humanas convertidas en compañeras para los clientes, Kagome parecía ausente de toda aquella situación; Bankotsu no entro con Kagome solo la dejo allí cuando Genai había salido a recibirlos, aquella era la casa de citas mas famosa de toda la tierra del Sengoku, Kagome seria recibida en plan de esclava por 20 monedas de oro.

-Genai: es extraño que el rey se allá desecho de una esclava tan joven y hermosa como tu…

-Bankotsu: dale tiempo para recuperarse… se acaba de enterar de la muerte de su antiguo amo…

-Genai: al parecer lo quería mucho… le daremos unas semanas de prueba, si se mantiene tan callada no me servirá de dama acompañante, así que tal vez solo será esclava; eso lo dirá el tiempo…

-Kagome: Yo no quiero estar aquí…

-Genai: al fin hablas…

-Kagome: Por favor déjenme ir… Quiero ir a buscar a Inuyasha…

-Bankotsu: perderías tu tiempo, el ya esta muerto… tengo que irme aun me quedan dos horas de camino hasta el palacio…

-Genai: Saludos al Rey…

Bankotsu se alejo cuando la luna estaba saliendo entre las nubes, Kagome veía como se alejaba aquel joven de cabellos trenzados, no sabia si tenia que resignarse o escapar.

-Genai: entra jovencita, te presentare a las demás…

-Kagome (No puedes estar muerto… Inuyasha…)

El agua siempre sigue su curso, la vida siempre sigue su destino y la muerte siempre persigue a la vida, muy pocas veces el deseo de vivir es mas intenso que la propia muerte. La luna estaba reflejada en aquellas montañas y los árboles parecían llevar un mensaje de esperanza. En aquellas aguas una silueta se dibujaba en la imaginación de un hombre que se ahogaba en sus recuerdos.

(Prométeme que volverás… dime que volverás por mi…)

“Kagome…”

:saludar: