El corazón perdido

Capitulo 12

El tiempo en el castillo celestial, no era igual que en el mundo humano. Prácticamente era como otra dimensión, las leyes naturales no eran las mismas. Él hecho de que en este sitio reinaran solo inmortales y que las necesidades de estos nada tenían que ver con las de los humanos, les permitía existir sin más en ese sitió tan extraño.

Los12 guardianes, eran seres compuesto de luz, la forma semihumana que tomaban era solo una cortesía para los seres excepcionales que al parecer de ellos se merecían pertenecer a la legión de guardianes celestiales.

Los 12 guardianes reunidos en la cámara del consejo, discutían sobre el futuro de Kasukana, aunque no existían diferencias entre ellos, Gaido, era el más respetado por lo que su opinión era escuchado por todos.

—Sí, ella muere Enma-ho se levantara y esta vez no podremos detenerlo— su voz resonó por todo el lugar, y todos lo contemplaron con sumo respeto.

Los murmullos de asentimiento a lo que se había dicho se volvieron uno solo. Todos sabían que la vez anterior Enma-ho solo cedió por que capturaron a Kibo, pero ahora si ella moría por ser un ser proveniente del mismo infierno su alma volvería a él. Ya no tendrían poder contra las hordas de shuras que eran fieles al rey.

Suta, era otro de los 12 guardianes, no creía que el rey se detuviera a menos que su hija siguiera como prisionera de ellos. El cuerpo de la joven había sido destrozado y no podrían regenerarlo pero si podrían darle uno nuevo. Solo tenían que encontrar una mujer humana que estuviera por dar a luz y sacar el alma del niño y poner el alma de la joven sí Enma-ho no podía tener el alma de su hija no atacaría.

Los demás no aceptarían dicho plan ya que significaba arrebatarle la oportunidad de vivir a un humano. Quitar una vida inocente era en contra de sus leyes. Pero sí, ella volviera a la vida seguro iría a reunirse con su padre, o intentaría rescatar a Inu No Taisho.

Eso, era algo que no podía permitir la joven una vez liberada del sello que en su forma original mantenía sus poderes al mínimo, en un cuerpo humano ese sello no tendría valor alguno. La joven tendría huso total de sus poderes y sumados a los de su padre serían invencibles.

Debían retener el alma de la joven, para que Enma-ho permaneciera en el infierno. Pero la joven no podía tener sus poderes. Para eso ella no debería tener control de su cuerpo —una idea se formo en su mente y analizando todos los pros y contras. Decidió que era la mejor manera de actuar.

Sus hermanos no deberían saberlo ya que él mismo seria enviado a sufrir el mismo castigo que esa tonta niña.
Él alma de la joven no volvería al infierno, seria su prisionera para mantener el palacio celestial a salvo.

Un mes después de que todo esto pasara una mujer pujaba para traer al mundo a su bebe, el parto se había adelantado y parecía que el niño tenia prisa por salir.

—Puja— la vos de la miko de la aldea, que la estaba atendiendo en su parto, era calmada

—Aaaaaaaa… Ufff ¿cree que todo este bien todavía falta unas semanas para que nazca?— la madre empapada en sudor, entre puje y puje cuestionaba a todos a su alrededor por la salud de su bebe que todavía no había nacido y por que ahora sí todavía no era fecha.

—Lin no te preocupes, todo esta bien. Tu hijo se adelanto nada más. Ahora preocupa guardar tus fuerzas para ayudar a tu hijo a nacer. — l a miko, situada entre las piernas de la mujer vio coronar la cabeza del bebe y le dio nuevos ánimos a la futura madre para que hiciera un ultimo esfuerzo. — Solo un poco más, ya casi sale.

—Aaaaaaaaaaaa…— la joven cae rendida contra la estera en la que se encuentra tendida en la choza, el llanto de un bebe, lleno todo el lugar.

—Es una niña— dijo la miko

La madre tomo a la niña en sus brazos, mientras en sus ojos se reflejaban un amor profundo e incondicional, que solo una madre puede sentir. Él padre entro en la choza en ese instante para conocer a su hija. La vio en brazos de la mujer que amaba, le dio un suave beso en los labios y susurro en su oído un tierno “gracias”.

Ella le tendió a la niña para que él la tomara. Con sumo cuidado temiendo hacerle daño, él la tomo primero su cabecita con una mano y el resto del cuerpo con la otra. Se sentó alado de su esposa y contemplo a su primera hija con adoración. Luego con toda calma proclamo.

— Su nombre será Rin.

Mientras en otra parte 12 seres de luz estaban reunidos viendo un cuerpo sin vida. La joven había sido llevada al altar del sol donde su cuerpo sería consumido por el elemento de la vida y la destrucción. Su cuerpo había sido lavado, y vestido con una tunica blanca su cabello negro trenzado y colocaron en su cabeza la corona que por derecho le pertenecía. La consternación reinaba entre ellos, la joven había muerto antes de tiempo. Ahora la guerra estaba declarada.

Las llamas del infierno se elevaron hasta lo más alto del inframundo. Un rey postrado en el suelo gritaba mientras lágrimas de dolor corrían por sus mejillas. Todo a su alrededor se volvió cenizas y la ira se apodero de él.
Su hija, ellos le arrebataron a su hija…

 

Capitulo 13

En el palacio celestial, el gran perro comandante llama una y otra vez a su hija, la cual siempre acudía a su llamado. Hacia unos días que ella no le respondía, eso lo tenía inquieto y preocupado.

Una y otra vez preguntaba al pozo por ella, pero lar respuesta era nula. Sólo vía su reflejo. ¿Dónde está? Ya no lo podía tolerar más se dirigió hacía las puerta negras las cuales han estado cerradas desde que el entro hacia ya tanto tiempo atrás.

Cuándo salió vio al ser que lo acompañara la primera vez a sus habitaciones, las cuales nunca huso. Se le encimó y con una fiera expresión en el rostro le interrogo.

— ¿Dónde está Kasukana?

—Muerta

—Su alma igual se presentaba ante mí. —la voz era un frío y cortante sonido susurrante.

—Murió, hace unos días.

— Me dijeron que ella estaba muerta cuando llegué a este lugar— tenia al ser bien sujeto por el cuello y levantándolo hasta la altura de sus ojos.

— Fue castigada, por su traición. Los 12 guardianes la sentenciaron al Seisei Chen.

La única respuesta del yuokai es apretar más el cuello de su interlocutor.

—El Seisei Chan, es un castigo por el cual es destrozado todo el cuerpo del acusado es envuelto en 2 cadenas las cuales cada día se enrosca más en su cuerpo, rompiendo todos los huesos, y los órganos. Las cadenas posen una propiedad que hace que la victima se mantenga conciente y solo pierde una sola gota de sangre por día. Pero no evita que se pudra por dentro, el dolor es algo que hace que pierdan la razón

— ¿Cómo aparecía en el pozo?

—Parece que tenía la habilidad de extraer el alma de su cuerpo, por periodos de tiempo. Por eso podía aparecer ante usted.

Con un solo movimiento arrojo al ser ten lejos de él como le fue posible, se voltio e ingreso nuevamente a la habitación. Las puertas se cerraron su espalda, se sitúo ante el pozo, arrodillado ante él.

— Muéstrame a Kasukana — el pozo no mostró nada, solo su reflejó— Muéstrame a Kasukana, muéstrame que paso con ella desde que llegué a este lugar—fue mas un rugido que un pedido o una orden, el gran perro comandante estaba consumido por el dolor.

Ante él apareció la cámara de los 12, vio como la arrastraban fuera de ella y como la situaban en el centro de un pozo vacío, vio como colocaron unas cadenas a su alrededor y como se apretaron entorno a ella cuando la primera gota de sangre callo una lagrima callo por su mejilla.
Luego la imagen cambio y fue sustituida por un altar donde una cuerpo cubierto por un velo blanco, yacía como durmiendo. Pero la verdad era otra luego las llamas consumieron el cuerpo. Un rugido que estremeció el palacio y que en el reino de los vivos resonó como un trueno que estremeció la tierra hasta llegar al inframundo.

La furia era palpable entorno al gran perro comandante, sus ojos tomaron el ya particular tono carmesí mientras el rugido se asía cada vez más potente. Iba asía la puerta con la clara intención de destruir todo a su alrededor, esos seres pagarían por la muerte de su hija.

—No lo hagas. O su sacrifico será en vano.

Inu No Taisho se giro para encontrarse con un hombre, con unas características que el consideraban únicas en su hija.

—Kibo, era mi hija— respondió a la muda pregunta— Enma-ho, es mi nombre.

—Kasukana…— no pudo termina ya que la voz se le estranguló por la furia que surgía por su garganta.

—Cierto así la llamaste. Yo la llame Kibo. Ellos se la llevaron no solo me arrebataron a mi hija sino también su alma.

—Voy a matarlos, a cada uno de ellos pagar por cada gota de sangre por cada segundo de sufrimiento que le causaron— apretó sus puños clavándose las uñas en las palmas.

—Inu No Taisho, consideras a mi hija como tuya, vengaras su muerte al igual que yo lo are. Pero ahora no es el momento, desperdiciarías tu vida. —sus miradas se entrelazaron en un mudo entendimiento.

— ¿Puedes sacarme de aquí?

— Sí, ¿te unirás a mí?

— ¡Kasukana, es mi hija! Es mi deber vengar su muerte.

Ambos hombres se tomaron de la mano sellando un pacto de venganza contra aquellos que mataron a su hija. Dos fuerzas inamovibles con un claro objetivo. Inu No Taisho entro en el pozo y una grandes llamaradas rodearon todo el recinto, poco a poco el agua se empezó a evaporar.

Cuando los dos hombres desaparecieron solo las paredes chamuscadas quedaban, y un montón de lava hirviente en lugar del pozo.

 

Capitulo 14

Inu No Taisho, contemplaba como una joven de extraña vestimenta rompía el sello que mantenía a su hijo durmiendo. Luego que toda la pelea termino, vio con gran pesar que su hijo no había aprendido nada. Seguía queriendo esa maldita perla.

Una gran sonrisa se apodero se rostro dejando que por primera vez en mucho tiempo una carcajada saliera de lo más profundo de su ser. La joven grito un “siéntate” y su adorado cachorro mordió el polvo.

Pero la risa no duro mucho, ya que recordó las palabras de su hija cuando con una sonrisa picara predijo el futuro de su hijo. La tristeza acompañada de la culpa se apoderó de él, y como era costumbre su primogénito apareció ante sus ojos.

Caminaba errante por el mundo del hombre, sus facciones frías, no permitía que nadie se le acerque. La misma pregunta surgía una y otra vez. ¿Y si ella no hubiera muerto? ¿Qué seria de su hijo?

Enma-ho estaba sentado en un futon, en medio de una habitación decorada por completo con motivos de Sakura, entre sus manos estrujaba un kimono rosa mientras hundía su cara en el.

En la puerta de la habitación un hombre más joven pero de igual apariencia observaba el dolor del rey. Al igual que este lucia una armadura negra y una especie de tunica con una manga larga que solo cubría el lado derecho de su cuerpo uniendo la parte delantera con la trasera en la cadera del mismo, esta tunica era roja contrastando así con el lado izquierdo al descubierto que dejaba ver la armadura negra.

— ¿Padre?— la vos del hombre fue solo un susurro, al igual que para su padre ese cuarto era un santuario donde alguna vez habitó el ser más puro del infierno.

—Zuko, hijo mío me alegra que hayas regreso.

—Destruiré el palacio celestial junto con mis tropas. No quedara una piedra en pie — fue más un juramento que una declaración.

El tiempo paso raudo, dando pie a los acontecimientos que ya se esperaban.

En un incidente provocado por un cuervo y la ayuda de Kagome, la joya fue destruida en miles de fragmentos, que volaron y posteriormente desaparecieron en distintas partes del territorio. Debido a esto, Inuyasha y Kagome tienen la misión de recuperar los fragmentos de la perla antes de que monstruos malignos se apoderen de los pedazos de esta, lo que provocaría varias catástrofes.

Sesshomaru busca a colmillo de acero, ya que su padre, la ocultó bien de ambos hermanos y le puso una barrera mágica que rechaza a cualquier ser maligno que la sostenga. Por tal razón Sesshomaru es incapaz de utilizar el arma. Sin embargo, incluso sabiendo que no la puede tocar, Sesshomaru aún deseaba arrebatársela a Inuyasha, porque siente que un ser que es sólo mitad demonio no merece poseerla. Por esta razón Sesshomaru se enfrenta contra Inuyasha en la tumba de su padre; cuando éste es capaz de transformar la espada por primera vez, logra cortarle el brazo izquierdo a Sesshomaru.

Por cincuenta años después de la muerte de Kikyo, Naraku tramó planes para que la Joya Shikon reapareciera. Luego de la aparición de Kagome como la reencarnación de Kikyo y después del despertar de Inuyasha, siguió con su plan.

El tiempo pasa y para cada uno de ellos de diferente manera mientra dos hombres contemplan todo esperando el momento de su venganza. Otros 12 seres aguardan el momento de la batalla.

Inuyasha junto a Kagome buscan la perla, pero Sesshomaru vuelve al ataque contra su medio hermano y esta vez Sesshomaru fue gravemente herido por la técnica del viento cortante de Inuyasha.

Luego de ser derrotado por su medio hermano se retira. Él se encontraba descansando en el bosque cuando una pequeña niña apareció. Rin en lugar de alejarse de Sesshomaru le llevó comida y agua. Sesshomaru no desea la comida que le ofrece ya que para él la comida humana le causa repugnancia aunque al principio Sesshomaru se muestra indiferente con ella, pero con el tiempo comienza a hablarle.

De vuelta en su aldea, Rin se encuentra atrapando un pez para llevárselo a Sesshomaru, pero al verla los habitantes de la aldea creyeron que ella se estaba robando el pez para sí misma y la golpearon. Esta muy golpeada va donde está Sesshomaru el cual la ignora por un momento para luego preguntarle que le pasó a lo cual la pequeña responde con una sonrisa.

Cuando Rin vuelve a su aldea, los lobos de Koga la habían invadido y matado a todas las personas de allí, Rin escapó pero no llegó muy lejos y fue asesinada por los lobos.

Sesshomaru detecto el olor de la sangre, reconoció la esencia de la niña y un olor muy particular a Sakura, se dirigió rápidamente en busca del origen de ese olor. Cuando llego se encontró con el cuerpo de a la pequeña que yacía inerte, preguntándose por que justo en ese momento el olor que llevaba gravado a fuego en su memoria lo atormentaba.

Enma-ho se encontraba fuera del palacio caminando por un prado lleno de flores de color carmesí. Sumido en sus pensamientos tan profundamente iba que no se percato de la joven que lo observaba con un gran amor en la mirada.

—Padre…

 

Gracias por todos sus comentarios y por el apoyó brindado eso me da fuerzas para seguir con esta historia onee-chan como siempre gracias

Capitulo 15

Sesshomaru, contemplaba el cuerpo inerte de la niña frete de si.

Con cada inhalación sus pulmones se llenaban de ese dulce olor de antaño. No quería decir su nombre y mucho menos pensar en ello. Pero el cuerpo de esta patética humana, expedía ese olor como burlándose de él.

Ella no era digna de tener el olor de ella. Y como si fuera una broma del destino, recordó cuando esta niña se acerco a él sin temor ofreciéndole su ayuda. Las imágenes pasaban frente a sus ojos y se detuvieron en una joven de ojos violetas con su sonrisa llena de bondad y cariño que siempre le dedicaba cada vez que lo veía.

Ella jamás le tuvo miedo y corrió hacia él cuando lo vio por primera vez. El olor cada vez más fuerte y más dulce se mezclaba con el olor a muerte. ¿Seria ella realmente que había vuelto a él?

En el infierno Enma-ho caminaba sumido en sus pensamientos, Zuko había regresado.
Si no fueran por esos seres despreciables su hija estaría con él en esos momentos, a ella le gustaba caminar.

—Padre…

La voz que pronuncio esa palabra fue como un rayo que lo recorrió por completo. Su respiración se detuvo y por unos instantes tuvo miedo que solo fuera el deseó tan grande de tener a su hija a su lado que se imagino su voz.

— Padre… ¿estás bien?

La voz otra ve, la emoción fue tan grande que una lagrima recorrió su mejilla, poco a poco se giro. Cuando quedo frente a si la imagen más hermosa que el rey había visto en su vida.

—Hija… Kibo…. Mi Kibo — la vos entrecortada e impregnada en una onda emoción, dejaban en claro lo que el rey sentía en esos momentos más que mil palabras juntas.

—Padre— la joven camino hasta su padre abrazándolo tiernamente y depositando un dulce beso en su mejilla.

—As vuelto a casa. Mi hija ha vuelto a casa— grito el rey con toda su vos, causando un estruendo que resonó por doquier.

Zuko que escucho el grito de su padre se precipitó fuera del palacio, siendo solo una mancha negra para todos aquellos que se cruzo en el camino. Cuando estuvo a pocos pasos de la pareja que se fundía en un abrazo, vio la larga cabellera de su hermana y el rostro abnegado en lágrimas de su padre.

El rey sostenía a su hija contra si, abrazándola tan fuerte como queriendo retenerla para siempre cerca de él. Enma-ho levanto su cara que había sepultado en los cabellos de su hija para ver su rostro que tanto anhelaba.

Cuando quedo con su rostro frente a su hija esta empezó a desvanecerse ante sus ojos. Desesperado el rey apretó más su agarre entorno a su hija pero esto no sirvió de nada y la joven desapareció como si nada.

Contemplo sus manos bacías y la cólera se apodero de él. Las llamas envolvieron su cuerpo y poco a poco se expandieron por todo el lugar, el campo de flores quedo reducido a cenizas mientras mil almas condenadas ardían en las llamas de la cólera del rey, siendo reducidas a la nada.

Zuko contemplo todo con furia. Sin importarle nada más regreso al mundo de los vivos. En su mente se veía la imagen que poco segundos atrás tuvo lugar. En medio de una aldea cualquiera tomo a una de las jóvenes que por allí pasaba y sin previó aviso la beso.

La joven asombrada solo abrió sus ojos con asombro y cuando sintió como su cuerpo se desintegraba intento forcejear, pero la lucha estaba perdida. Zuko soltó a la campesina, la cual tenía un simple kimono color marrón y el pelo sujeto en un moño.

La joven asustada corrió gritando y pidiendo auxilio. Mientras el demonio que la había besado se marchaba de la misma forma que había aparecido. En solo una hora toda la población de la aldea se redujo a 0 la peste había acabado con todos sus habitantes.

Sesshomaru movió a colmillo sagrado y revivió a la niña. Acuno a la pequeña con su brazo y pensó que tal vez esta era una nueva oportunidad que le daba la vida de tener a Kasukana para él.

Emprendió el camino teniendo como sequito una niña humana, un sapo y un dragón de dos cabezas.

 

Capitulo 16

Las batallas en el mundo humano eran cada vez más sangrientas y decisivas el final se acercaba. Naraku en un intento desesperado se esconde en el monte sagrado donde un campo de fuerza lo protege.

Sesshomaru y su séquito intentaban encontrar a Naraku para destruirlo por completo. La energía que provenía del monte purificaba cualquier demonio que intentara acercase, él pobre de Yaken sufría horrores tratando de seguir a su amo bonito mientras Rin no era afectada en lo más mínimo.

Sesshomaru mando a Yaken a proteger a Rin mientras él se elevaba para ir en busca de su presa. Las energías del monte no afectaban a un gran demonio como él. Pero por otro lado a otro ser oscuro si era afectado y nadie podía ayudarlo.

Inuyasha estaba cerca e intentaba de igual manera ingresar al monte. Miroku y Sango habían ingresado con intensiones de averiguar lo que pasaba y dar aviso a Inuyasha.

Inuyasha estaba tan inquieto que no podía con su condición, Kagome y Sippo lo ignoraban todo lo que podía mientras el golpeaba el pie contra el suelo en un rítmico compás.

Luego de esperar por tanto tiempo Inuyasha se levanto y decidió dar una vuelta. En eso andaba mientras se acercaba al monte y percibió el olor de su hermano, se dirigió hacia el lugar para increpar a Sesshomaru.

Cuando iba a mitad de camino vio a una joven que estaba sentada en el suelo. Era muy hermosa y delicada, su cabellera negra brillaba intensamente mientras su tez tan blanca parecía de la más fina porcelana. Se acerco a ella con cautela.

— ¿Eres otro de los títeres de Naraku?— no olía a Naraku ni a muerto como los 7 guerreros eso lo desconcertó.

—Inuyasha…— la joven abrió los ojos y dejo ver unos ojos color violeta tan hermosos que por alguna extraña razón le parecieron conocidos.

— ¿Cómo sabes mi nombre?— preguntó él

—Mi nombre es Kasukana, Inuyasha yo conocí a tu madre y a tu padre. — Hizo una pausa mientras contemplaba al joven que tenia frente a ella— Has crecido mucho. Sesshomaru está en el monte.

— ¿Conoces a mi hermano?

— Inuyasha, Sesshomaru es tu hermano, tal vez él no sepa como perdonarse o perdonar a aquel que le causo daño. Pero tu mi pequeño debes perdonarlo y perdonar a tu padre él te esta contemplando, ve cada paso que das

No entendió nada, por que esta joven extraña le decía estás cosas.

— ¿Me harías un favor Inuyasha? — la joven lo contemplaba con ternura en la mirada

— ¿Qué quieres?— pregunto a su vez con algo de fastidio

— Dale esto a Sesshomaru, no tuve tiempo de dárselo antes de partir — la joven saca un collar muy fino con un dije que brillaba muchísimo en forma de corazón

— ¿Quieres que le de ese entupido collar? — feh ….el sonido despectivo dejo en claro su opinión al respecto.

— Inuyasha este es el corazón perdido. Dile a Sesshomaru que lo siento. — le entrego la fina joya y se desvaneció en el aire

—————— Conciencia de Kasukana————————————

La oscuridad la rodeaba, no sabia donde estaba y solo pudo salir de esa prisión por un momento y para ver que seria purificada de un momento a otro. Supo que sin lugar a dudas estaba en el cuerpo de un humano pero no podía ponerse en contacto con este para pedirle que se aleje.

El campo intentaba purificarla, y solo el hecho de estar encerrada y no fusionada con el cuerpo de un humano le estaba salvando la vida. El dolor era muy intenso cada vez más y más. Sentía como su energía la abandonaba, debía hacer algo para salvarse sin afectar al humano ¿pero qué?

Juntando la energía espiritual que pudo proyecto parte de su alma fuera del cuerpo del ser que era su prisión con mucho cuidado dejando la mitad de la misma dentro para que no muriera. Cuando por fin salio vio a una niña de cabellos negros y un kimono a cuadros que parecía dormida plácidamente mientras un sapo verde con un báculo rezongaba a unos pasos.

— No te dejare morir, pero debo salvar mi alma, estaré de regreso en unos instantes.

Busco desesperadamente a Sesshomaru pero su presencia se hallaba muy dentro del campo purificador. Ella no podía ir en su estado tan lejos. Sentada en el suelo en el borde del campo de energía pensaba como se salvaría y salvaría a la niña.

Una presencia familiar se acercaba emanando grandes oleadas de molestia y energía reprimida. Una sonrisa se dibujo en sus labios y espero con paciencia que él joven llegara.

Inuyasha.

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Todo el monte explotó dejando un sinfín de demonios salir de sus entrañas. Naraku escapo otra vez. Inuyasha se reunió con sus amigos listos a seguir con la búsqueda de Naraku y asumir la perdida de Kikyo.

Sesshomaru se reunió con Yaken y Rin, está última lo recibió con alegría dedicándole una sonrisa tan típica suya, pero el olor en la niña había cambiado un sutil olor a Sakura la impregnaba. Sesshomaru no entendió por que el olor se percibía ahora ya que durante todo el tiempo que la niña lo a acompañado el olor nunca se hizo presente.

Cada grupo tomo su rumbo. Inuyasha estaba molesto con Sesshomaru por no salvar a Kikyo y dejarla morir de esa forma. Sumido en sus pensamientos una dulce vos le dijo

— Inuyasha, Sesshomaru es tu hermano, tal vez él no sepa como perdonarse o perdonar a aquel que le causo daño. Pero tu mi pequeño debes perdonarlo.

Perdonara ese maldito, él dejo morir a Kikyo. No se corrigió él dejo morir a Kikyo él era el único culpable. Dentro de su haori algo le daba una sensación de calor que se iba extendiendo poco a poco reconfortándolo. Metió su mano y busco la fuente del calor y vio el corazón luminoso que la joven le pidió que le diera a Sesshomaru.

Lo pensó durante unos instantes para luego pedirles a sus amigos que no se preocuparan que él los alcanzara dentro de unos instantes ya que tenía algo que hacer. Rápidamente saltando largas distancias mientras se guiaba por su olfato recorrió el camino que lo guiaba a su hermano.

Por otra parte Sesshomaru sintió el olor de su medio hermano que se acercaba a gran velocidad a su posición y decidió interceptarlo, para no exponer la vida de Rin en peligro por la pelea que se avecinaba.

— Sesshomaru— se detuvo Inuyasha de golpe al toparse con él.

— ¿Qué quieres? — fue la fría respuesta

— No e venido a pelear Sesshomaru. Estoy aquí por pedido de Kasukana.

Inuyasha no espero la reacción que conllevo sus palabras sin previo aviso Sesshomaru lo ataco con el látigo venenoso una y otra ves haciendo que Inuyasha tuviera que saltar para salvar su vida de un lado a otro.

— ¡Sesshomaru te has vuelto loco! Maldito… — su mano estaba apoyada en colmillo de acero listo para atacar, pero no era su intención en estos momentos —sabía que no debía venir a darte el mensaje.

— ¡Mientes!—otro latigazo que Inuyasha esquivo limpiamente, evitando de esa forma perder la cabeza.

— Ella me pidió que te dijera que lo siente— mientras decía esto saco el corazón que tenia entre los pliegues de su ropa y se lo arrojo a Sesshomaru.

Este tomo el corazón en su manos y lo contemplo dejando de esta forma de atacara Inuyasha.

— ¿Quién es ella Sesshomaru?— pregunto algo inseguro Inu

— Eso a ti no te incumbe.

— Ella me conoce, sabía mi nombre y me dijo que conocía a mi madre.— grito Inuyasha de forma colérica.

—Ella murió en el incendió al igual que nuestro padre por tu culpa. — dicho esto se retiro dejando a su medio hermano confundido y pensativo.

 

Bueno se que les deje muchas incógnitas espero aclarar algunas en este capitulo no coman ansias que ya se esta desenredando el nudo onee chan como siempre gracias por tu apoyó y a cada uno de ustedes que leen este divagué mío y me corrigen =) poco a poco espero mejorar gracias a todos

Capitulo 17

Inuyasha seguía su búsqueda junto a sus amigos, el ambiente denso que se respira en el grupo era en grado sumo al hecho de que él estaba apartado de todos. Kagome se sentía culpable por la muerte de Kikyo al igual que Inuyasha pero nada podía hacer más que llorar por la muerte de la sacerdotisa y llorar a un más por su amor no correspondido.

Hicieron un alto en su camino para descansar y pasar la noche, como no había ninguna aldea cerca Miroku no podían estafar gente y pedir que los acogieran bajo sus techos.
Y nadie confiaría en un monje que tenía una mano estampada en el rostro.

Abatido por todo Inuyasha se alejo del grupo subiéndose a la rama más alta de un árbol a contemplar la luna. Las palabras de Sesshomaru lo perseguían incansablemente y las dudas lo acosaban por el hecho de no saber quien era esa mujer ni que tenia que ver él en todo esto.

Un suspiro salio de los labios del joven mientras contemplaba una hermosa luna menguante que adornaba el cielo totalmente negro que era salpicado por miles de delicadas estrellas.

— ¿Joven amo se encuentra usted bien?— la vieja pulga Mioga apareció en su hombro derecho.

—Mioga… ¿Quién es Kasukana?— pregunto sin apartar la vista de la luna.

Un yuokai alto y de impecable apariencia contemplaba la luna con una muda pregunta en la mirada. Su única mano apretaba con fuerza un diminuto dije que colgaba de una delicada cadena.

Un yuokai con su armadura negra y su tunica roja contemplaba las ruinas del monte sagrado mientras rastreaba con el olfato el sutil aroma de su hermana. El libro de los muertos había anunciado la muerte del alma de Kibo.

Cuando Zuko supo esto corrió al mundo de los vivos para buscar el contenedor de su hermanita, era una idea peregrina pero era una muy buena explicación de por que no han podido encontrarla, luego de tantas y exhaustivas expediciones a ambos reinos.

La oscuridad era total en su aislamiento, pero la preocupación junto con una luz de esperanza crecía en su corazón. Por alguna razón Sesshomaru protegía a una pequeña humana, y la había revivido. De eso estaba segura por eso no había podido quedarse con su padre. No mientras el contenedor viviera su alma estaría atrapada.

Esa era la peor de las prisiones, solo con la muerte de una de las dos almas que yacían en el cuerpo la otra seria liberada. Y ella no dejaría que la niña muera pero tampoco quería morir

Suta contemplaba el mundo humano con gran ansiedad. Nunca espero que la princesa pudiera manifestarse sin matar a la niña. Y mucho menos que su hermano el príncipe Zuko estuviera tan cerca de encontrarla.

Debía impedirlo a cualquier costo, el alma de la princesa era su salvación y un arma en contra las hordas del infierno. La brillante idea de encerrar el alma de la princesa en el cuerpo de una niña sin remover el alma de la misma fue un movimiento estupendo, y el golpe de suerte cuando ese yuokai tan poderoso la tomo bajo su protección fue supremo.

Pero poco falto para que todo se fuera a pique cuando la niña murió, la espada que ese yuokai poseía fue una gran victoria de los 12 guardianes contra el infierno sin que este arrogante yuokai supiera era un instrumento muy valioso para la victoria de ellos.

Luego moriría por ser un yuokai. Solo los 12 guardianes gobernarían el mundo humano.

El collar brillo aun más mientras un olor se aproximaba a ellos desde el suroeste. Sesshomaru se dispuso a interceptarlo para que no molestar a Rin que dormía plácidamente.

Una luz como un rayo callo en la dirección por donde venia la energía demoníaca y todo quedo en calma. Rápidamente se elevo en su forma de esfera luminosa y llego al lugar en un pestañeo, su sorpresa fue muy grande cuando no vio nada. Nada indicaba que un rayo cayera en ese lugar y menos que un yuokai pasara por allí.

El bosque estaba intacto junto con sus alrededores, una sensación de intranquilidad lleno a Sesshomaru haciendo que sus sentidos fueran puestos en alerta a la espera de un ataque furtivo. Pero nada paso los minutos pasaron lentamente y la calma no se rompió.

Era todo blanco cielo y tierra todo era blanco, la vestimenta de Zuko destacaba ampliamente en ese lugar. No se molesto en explorar saco su espada y espero el enfrentamiento, una sonrisa se formo en sus labios mientras sus ojos mostraban un brillo espeluznante.

— ¡No tengo toda la eternidad para esperar a que ataques! — bramo Zuko con diversión e impaciencia.

— Lamento haberlo echo esperar su alteza— Suta, se materializo frente a él.

Sin pronunciar una sola palabra más Zuko se lanzo al ataque, el guardián se desvaneció frente a sus ojos pero cuando reapareció detrás de él para atacarlo a traición Zuko giro su cuerpo con gran velocidad dándole una efectiva estocada.

El guardián retrocedió desapareciendo y apareciendo a una distancia prudente. Él príncipe no estaba dispuesto a ceder terreno y con gran velocidad apareció a la derecha blandiendo la espada para cortarle la cabeza, la cual pudo salvar por agachar la cabeza y retroceder. El guardián blandió la espada para defenderse pero el príncipe no tenía intención de dejarse herir por un ser tan despreciable. Suta blandió la espada en dirección del estomago del príncipe este a su vez blandió la suya contra el brazo izquierdo del guardián cortándolo limpiamente.

Suta reculo por unos instantes pero su oponente no zanjaba en sus ataques y se vio obligado a seguir luchando. La sangre manchaba todo el lugar y la expresión salvaje del príncipe no deparaba nada bueno ahora no intentaba cortarle la cabeza sino que intentaba destazarlo de a poco.

Un descuido en una estocada y él guarida perdió la oreja derecha junto con buena parte de su cabellera. La lucha siguió unos cuantos minutos más mientras la sangre era desparramada por todo el lugar junto a los pedazos de carné y miembros que Zuko iba cortando de su oponente.

La espada bolo por los aires junto con el brazo derecho del guardián, este se postro ante su oponente saboreando el amargo sabor de la derrota.

— ¿Cómo es posible que tu un niño me venza?— pregunto mientras contemplaba el suelo donde la sangre proveniente de sus heridas hacían un charco carmesí.

— Eres mayor en edad, pero no en habilidad, yo soy un guerrero, y tu eres escoria— levanto su espada y la mantuvo en alto — esto es por Kibo, ella volara al infernó y el palacio celestial caerá bajo el poder de mi espada— dejo que la hoja de la espada cayera sobre el cuello de su oponente cortándolo limpiamente.

Zuko tomo la cabeza de Suta por los cabellos y abriendo un portal se dirigió a su hogar.

¡Uno menos quedan 11!