El corazón oscuro de la sacerdotisa (sesshoxkagome)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por elizabeth wolf, 4 Abril 2014.

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    elizabeth wolf

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    El corazón oscuro de la sacerdotisa (sesshoxkagome)
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    7
     
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    Prologo.

    No era la primera vez que Kagome se topaba con esa imagen, en lo profundo de su corazón sabía que Inuyasha amaba a Kikyo y nada ni nadie podría cambiar eso, ni la misma muerte de Kikyo pudo modificar ni mermar ese sentimiento.

    Había pasado todo ese día en la época actual, descansado lo suficiente y traído provisiones y regalos para todos como de costumbre. Cuando al fin cruzo el poso y volvió a la época antigua se encontró con un magnífico espectáculo de luces en el cielo, esferas relucientes de pura luz flotaban cerca del árbol sagrado. No era necesario ver a Kikyo para saber que ella estaba allí ya que las almas delataban su paradero y el de Inuyasha seguramente.

    Con paso vacilante se dirigió hacia ese lugar escondida en las sombras llego sin hacer ruido al lugar del bosque frondoso donde el árbol sagrado se erguía en todo su esplendor, allí Kikyo e Inuyasha se encontraban fundidos en un beso del más puro amor, abrazados firmemente en una total entrega no solo de sus cuerpos y corazones si no que sus almas se entrelazaban por completo volviéndose una sola.

    Kagome que observo desde la penumbra recostó su espalda contra un árbol cuando ya no pudo ver más y cerro sus ojos tapándose los oídos con las manos para intentar dejar de escuchar el ruido tan horrible que se producía en su interior, su corazón se rompía en mil pedazos de forma desgarradora y las lagrimas inundaban no solo su rostro si no su garganta y su alma triste y abatida al fin.

    Valla a saber cuánto tiempo permaneció sentada en esa posición cuanto tiempo paso desde que llego de nuevo a la época feudal, se levanto poco a poco sintiendo su cuerpo adolorido y pesado acomodo distraídamente su falda y camisa, se enjugo la última lagrima tomo su mochila del suelo y empezó a caminar.

    No miro atrás, ya había visto más que suficiente para acabar con ella por completo. Pensó en volver a su casa pero descarto la idea por alguna razón, la aldea donde sus amigos se encontraban también era un lugar que deseaba evitar.

    Sin darse cuenta empezó a caminar lentamente internándose en la espesura del bosque, poco a poco sus ojos se iban apagando y todo rastro de su vida se iba borrando.
     
    Última edición: 6 Abril 2014
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    elizabeth wolf

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    Un nuevo amanecer.


    Inuyasha se encontraba sentado sobre el techo de la casa de la anciana Kaede esperando la llegada de Kagome, esta se había retrasado mucho y Shipo sentado a su lado no paraba de parlotear sobre que debía ir a buscarla.

    Por alguna razón sentía que ando andaba mal y eso lo tenía intranquilo, su mente no dejaba de dar vueltas al pequeño rastro del olor de Kagome cerca del árbol sagrado donde se había encontrado con Kikyo aquella noche.

    Una y otra vez la idea de que Kagome lo haya visto con Kikyo lo perturbaba y preocupaba mucho, a medida que ella se retrasaba esa idea iba tomando más fuerza y sus nervios iban en aumento junto con un gran pesar.

    Golpeo a Shipo en la cabeza dejándolo llorando y salió corriendo hacia el pozo para ir en busca de Kagome, pego un salto y cayó dentro del mismo llegando a la época actual, fue corriendo hasta la casa de Kagome y entro sorprendiendo a la madre de la misma la cual estaba cocinando el desayuno para Sota y el anciano.

    Al verlo entrar la señora Higurashi pego un grito de terror y retrocedió contra la pared opuesta, el anciano junto con Sota llegaron al unisonó viendo la razón del grito de la mujer.

    -¡Ladrón!- grito el anciano y tomando la escoba empezó a moverla de forma amenazadora contra el pobre de Inuyasha que no entendía nada.

    -Pero que le pasa anciano, ¿por qué actúa así?- Inuyasha solo esquivaba los golpes que el anciano le pretendía dar, pero su paciencia no era su fuerte – Kagome!!!- grito bien fuerte.


    -Ladrón, te arrepentirás de haberte atrevido a perturbar la paz de esta casa- grito el viejo-


    -No soy ningún ladrón anciano, ¿pero qué cosas dice, acaso se volvió loco? Solo vengo a buscar a Kagome- dijo Inuyasha mientras esquivaba una nueva envestida la cual quedo suspendida en el aire cuando el anciano termino de escuchar esas palabras

    -¿Kagome dices?-

    -Sí, ¿pero qué diantres le pasa he?-

    En la cocina de la familia Higurashi se hizo silencio por unos instantes para ser roto por el estruendoso grito del anciano.

    -Ladrón a mi no me engañas, aquí no vive ninguna Kagome has venido a robar nuestras reliquias sagradas- nuevo golpe de la escoba al aire.

    Inuyasha cansado y confundidito se movía rápidamente para esquivar los ataques del anciano y salió de la cocina para correr y dar la vuelta a la casa y así subir por la ventana al cuarto de Kagome, un solo salto le bastó para alcanzarla entrando en el mismo y encontrando algo que lo desconcertó.

    Allí no había nada, ni un solo rastro de Kagome ni de su olor, la habitación era un cuarto de costura con todos los utensilios necesarios para confeccionar toda clase de ropa.

    -Algo malo está sucediendo, ¿Kagome donde estás?-

    Un nuevo salto y el joven aterrizo en el suelo para dirigirse al pozo y nuevamente a su época. Una vez allí corrió hacia la aldea y le conto a todos lo que había sucedido.

    Nadie entendía nada en realidad solo sabían que Kagome había desaparecido, pero no sabían ni cuando, donde ni por qué. Esto era ralamente preocupante ya que el recuerdo de su existencia había sido borrado de la memoria de su familia, ¿Qué significaba eso?

    El grupo decidió emprender la búsqueda de la joven sacerdotisa, pero antes que nada Inuyasha se dirigió donde había sentido un leve rastro del olor de la misma. Recorrió todo el lugar pero no encontró nada, el olor se desvanecía cada vez más y ahora solo era un sutil recuerdo en su mente.

    Abatido, desesperado y totalmente preocupado regreso con sus amigos para emprender la búsqueda de Kagome. ¿Dónde debían buscar? ¿Acaso Naraku tenía algo que ver?

    -¿Inuyasha no viste nada sospechoso cerca del pozo?- pregunto el monje Miroku

    -¿Sospechoso dices?... no realmente no había nada ni antes ni ahora- dijo pensativamente Inuyasha

    -Monje ¿sabe acaso lo que le sucedió a Kagome?- pregunto Sango, que intuyo por la expresión del Miroku que este tenía una idea rondando su cabeza.

    -Espero que no sea lo que creo Sango-

    -Dime que es lo que crees que le paso a Kagome- increpo Inuyasha sosteniendo al monje por la pechera de su habito.

    -Todos estamos preocupados por la señorita Kagome Inuyasha no es necesario recurrir a la violencia- dijo mientras le daba con su báculo en la cabeza a Inuyasha

    Inuyasha a su vez reacciono de forma totalmente irracional, como era su costumbre amenazando con un puño en alto al monje.

    -Ya basta los dos, todos estamos preocupados por Kagome, Inuyasha no puedes comportarte así- recrimino Sango en tono molesta, pensando que no le vendría mal un siéntate a Inuyasha.

    -Es verdad debemos calmarnos- acoto el monje en todo apaciguador y luego continuo dando un rayo de luz en medio de la oscuridad con sus palabras – hay una anciana una vidente, esta mujer puede ver todo – dijo el monje sosteniéndose la barbilla con la mano derecha pensativamente- si alguien nos puede dar una pista sobre Kagome seguro es ella-


    -¿Una bruja?...tks… sería mejor buscar a Naraku seguro el capturo a Kagome- dijo Inuyasha, dándoles la espalda a todos y dejando que su mirada se perdiera en el cielo azul.

    -Inuyasha, tú mismo dijiste que no viste nada sospechoso alrededor del pozo, eso significa que Naraku no tiene nada que ver, además Naraku no tiene el poder para borrar la existencia de Kagome en su época-

    -Es verdad- reconoció abatido Inuyasha.

    Así se pusieron todos de acuerdo y emprendieron el viaje hacia la casa de la bruja.
     
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    Una verdad y una lagriman.

    El grupo de amigos atravesaron largos senderos y algunas aldeas hasta llegar a un bosque pantanoso en lo profundo de un viejo y tenebroso bosque de la región suroeste del territorio.

    Durante todo el trayecto Inuyasha permaneció taciturno y molesto cuando alguno se atrevía a preguntarle algo, Shipo era el que recibía la mayor cantidad de gritos y golpes ya que el pequeño no paraba de llorar y culpar a Inuyasha por la desaparición de Kagome.

    Podo antes del anocheces el grupo decidió descansar en un recodo seco de ese horrible pantano y prender una fogata. Todos buscaron leña seca y algo para comer, adema de preparar un lugar cómodo para dormir.

    -Oye Miroku, ¿sabes realmente donde vive esa bruja?- pregunto Inuyasha sentado con los brazos cruzado sobre el pecho y mirando con ganas de asesinar al monje.

    Durante todo el viaje Inuyasha no dejaba de pensar que estaba perdiendo el tiempo que era precioso para buscar a Kagome y esta podría estar sufriendo en manos de Naraku y él ahí sin poder ayudarla.

    -Inuyasha la paciencia es una virtud- respondió el apacible monje mientras extendía sus manos hacia la pequeña fogata para calentarse las manos.

    La verdad es que hasta el mismo Miroku se encontraba preocupado por no saber a ciencia cierta si este era el camino correcto.

    El silencio calló sobre el grupo junto con la noche de forma rotunda y pesada, realmente el ambiente era muy denso y cargado de tristeza. Todos y cada uno de ellos tenía sentimientos encontrados y poco a poco iban debatiendo interior mente contra ellos mismos.

    Nadie quería admitir que sin razón aparente todos sentina el dolor de la pérdida de un ser querido, pero Kagome estaba viva se repetían una y otra vez sin entender el ilógico sentimiento que los envergaba.

    En ese ambiente tan inhóspito los 5 se durmieron sin darse cuenta, Inuyasha se durmió profundamente sin darse cuenta incluso de que estaba dormido.

    Cuando la luz lo cegó se cubrió los ojos unos instantes y luego poco a poco sus ojos se acostumbraron y pudo ver con claridad, miro a su alrededor estupefacto al ver que se encontraba parado frente al árbol sagrado y allí delante de él estaba él mismo besado a Kikyo.

    -¿Pero qué es esto?-

    Pregunto el joven hanyo pregunto en voz alta, un ruido lo sobresalto girándose en redondo para mirar que a su espalda estaba Kagome.

    -Kagome- extendió la mano hacia ella para intentar tomarla entre sus brazos pero al acercarse su mano la atravesó como si ella no estuviera allí.

    Inuyasha contemplo su mano y luego miro a Kagome sentada detrás de un árbol la vio llorar, la contemplo mucho rato diciéndole mil cosas que sabía ella no escucharía ya que todo esto era una ilusión.

    Poco tiempo después vio a Kagome levantarse e irse camino el silencio atrás de ella y vio como delante de sus propios ojos ella se desvanecía. Corrió por todo el lugar buscándola llamándola inútilmente, intentando encontrarla o al menos obtener una pista de su paradero.


    Corrió pero cada vez que atravesaba algún arbusto o rodeaba un árbol volvía a encontrarse frente al árbol sagrado. La paciencia de Inuyasha llego a su fin desenfundando a colmillo de acero, la agito una vez liberando el viento cortante.

    Se despertó al sentir un golpe fuerte y manos que lo sujetaban, Miroku y sango lo tenía aferrado y quien lo había golpeado en el rostro había sido el pequeño Shipo.


    -¡Pero qué diablos haces mocoso!- bramo el hanyo intentando zafarse de sus amigos que aun lo sujetaban.


    -Inuyasha debes calmarte por favor- Decía Miroku

    -Es verdad Inuyasha, debes tranquilizarte-

    Por fin las palabras de sus amigos atravesaron su furia y se quedo parado viéndolos sin entender nada.

    -¿Tranquilizarme? ¡Si ustedes me están atacando!-

    -Inuyasha nosotros solo estamos impidiendo que destruyas todo este lugar, ahora por favor enfunda a colmillo de acero y hablemos- Miroku soltó a Inuyasha y se alejo dos pasos.

    Perplejo Inuyasha miro a su alrededor y vio la marca inconfundible del viento cortante que surcaba buena parte de aquel pantano, enfundando a colmillo de acero en su vaina miro a sus amigos y a Sango que aun permanecía cerca y alerta.

    -¿Qué paso?-

    -¡¿Qué?! ¿Acaso no sabes lo que paso?- exclamo Sango

    -Inuyasha, cuéntanos que soñaste- La voz de Miroku tranquila y pausada los envolvió a todos.

    Todos volvieron a sentarse y el monje lanzo unos nuevos troncos a la fogata ya casi muerta, Sango se sentó con Kirara en su regazo esperando para escuchar lo que el joven hanyo tenía que decir.

    -Inuyasha debes contarnos lo que soñaste- dijo Miroku

    -No importa- respondió Inuyasha enfurruñado

    -Inuyasha, en estos momentos es importante que digas que fue lo que soñaste, de eso depende encontrar a la señorita Kagome-

    -Qué tiene que ver con Kagome lo que soñé- pregunto el hanyo una vez mas

    -No dejabas de gritar Kagome- dijo Sango

    -Inuyasha, ¿sabes que le pasó a la señorita Kagome verdad?-

    Inuyasha pensó durante unos momentos, una lagrima cayó sin que se diera cuenta para luego de soltar un suspiro empezó a relatar a sus amigos su sueño, y luego les relato el encuentro con Kikyo en el árbol sagrado el leve olor de Kagome cerca de ahí el cual se desvaneció enseguida.

    Todos guardaron silencio un buen rato hasta que la voz de una mujer se escucho en el pantano.

    -Para encontrar a la sacerdotisa deben encontrar su corazón-

    Luego el silencio volvió a reinar, todos al escucharla se pusieron de pie y cuando la misma finalizo empezaron con un torrente de preguntas que no fueron respondidas

    ¿Dónde estaba el corazón de Kagome, donde debían buscar?
     
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    lady of the moon

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    hola
    me ha gustado mucho tu fic, muy original lo que me llamo la atención fue el titulo
    y la trama uff muy buena se entiende claramente cada sentimiento y pues con respecto
    a la ortografía según yo, no vi errores, que mas te puedo decir te has ganado a una seguidora
    espero que subas pronto la conti ¿Quién era esa voz? tal vez la bruja, y como perdió kagome su
    corazón. Me has dejado con la intriga
     
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    elizabeth wolf

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    Capitulo 1


    La pesadilla



    Pleno medio día con un hermoso cielo celeste con pequeños toques de blancas nubes que dibujaban caprichosas formas, sol radiante y proporcionando un clima templado sumamente agradable en la época feudal.


    A la orilla de un rio de aguas cristalinas y abundantes peses el grupo de amigos descansaban mientras en sus semblantes la tristeza se destacaba, hacia 6 meses que Kagome había desaparecido, 6 meses de incesante búsqueda y frustración al no dar con ningún rastro de ella.


    Reproches constantes y peleas se daban entre los amigos con mucha más asiduidad que antes, pero hacia un par de semana solo reinaba un silencio incomodo y tenso entre los miembros. Hacia exactamente dos semanas Kikyo por pedido de Inuyasha se había sumado al grupo, lo cual trajo una gran pelea ante el comentario poco afortunado de Inuyasha cuando comunico su decisión a sus amigos.


    “Kikyo es mejor que Kagome y no será de mucha más ayuda para encontrar a Naraku”

    Sango casi lo mata y el casi fue solo porque Miroku estuvo a pudo de absorberlo con el agujero negro de su mano. La pelea duro aproximadamente unas 4 horas de gritos, improperios, amenazas y golpes sin olvidar el llanto constante de Shipo. Al final todos se apistiguaron y entendieron que de alguna manera poco racional Inuyasha tenía razón en algo, Kikyo podría ayudarlo a encontrar a Naraku y tal vez a Kagome.


    Así entre peleas y silencios incómodos había llegado hasta ese paraje donde se decía que un demonio había matado a varios hombres que por allí deambulaban. Comieron en silencio hasta que fueron interrumpidos por un anciano que se acerco a ellos para pedirles permiso de sentarse junto a ellos ya que temí al espíritu maligno que por allí rondaba.

    Claro que cuando se acerco al grupo solo había prestado atención al monje Miroku, Sango y Kikyo, gran fue el susto que se pego al ver a Inuyasha.


    -Tranquilícese buen hombre, Inuyasha no le hará daño- lo calmo el monje con su habitual todo sereno.


    El anciano titubeó unos instantes pero luego se sentó cerca del monje y sango mirando de reojo a Inuyasha y listo a correr para salvar su vida. Miro a cada uno de los miembros y lanzo un suspiro de alivio al sentirse un poco más seguro en esa tierra maldita.


    -Dígame buen hombre que sabe del espíritu que habita estás tierras- pregunto Miroku observándolo


    -Déjeme decirle que no es de estas tierras, según sé vaga por cualquier lugar matando a todos los hombres cuyos corazones estén corruptos- dijo en anciano sin vacilación.


    Todos escucharon eso y se quedaron pensativos sacando conclusiones sobre lo que significaba y a lo que se enfrentaban. Esta vez Kikyo fue quien le pregunto con toda tranquilidad.


    -¿Sabe que apariencia tiene? ¿Alguien lo ha visto y sobrevivido para contarlo?-


    -Sí, jamás ataca a niños. Hace un tiempo un niño que fue abandonado por sus padres en este bosque dice que vio al espíritu. Se trata de una mujer sumamente hermosa de largos cabellos negros, tez extremadamente blanca casi fantasmal y una mirada que penetra en el alma de quien la vea causando terror. El niño conto que la mujer bestia un kimono blanco y que se la veía muy triste, cuando lo vio se acerco a él y saco de entre los pliegues de su ropa una bola de arroz que se la entrego. El niño tenía mucha hambre y miedo, pero luego de pensárselo unos instantes tomo la bola de arroz de la blanca mano del espíritu. Al pareces luego de eso ella desapareció pero el niño intento seguirla atreves del bosque hasta que un grito espeluznante lo sobresalto corrió en la dirección de donde creía que venía ese grito y vio a su padre postrado pidiendo piedad y al espíritu de esa hermosa mujer mirándolo en silencio, ella poso la mano en la cabeza del hombre postrado y este se congelo por completo volviéndose una estatua de hielo.- el anciano bajo la cabeza luego de terminar su relato


    -Con que es una mujer hermosa- La voz de Miroku no tardo en hacerse oír y la mirada asesina de sango hacia el monje tampoco se hizo esperar.

    -Está joven… - dijo Kikyo – ¿esta joven solo ataca a hombres y mujeres cuyos corazones estén corruptos?-


    -Sí, así es sacerdotisa- respondió muy apesadumbrado el hombre.

    -¿Por qué le teme tanto?- pregunto Sango viendo el miedo reflejado en los ojos del anciano.


    -No he sido un hombre bueno, hice sufrir a muchas mujeres cuando era joven jugué con sus corazones y este espíritu congela a los hombres y mujeres que no valoraron los sentimientos de amor y cariño que otros le brindaron. Dicen que el corazón se corrompe cuando desprecia el dolor que se les causa a otros a causa del cariño que nos tienen- la voz del anciano sonó triste y acongojada sumergido en recuerdos doloroso del pasado.


    Inuyasha al escuchar todo eso en silencio solo pudo pensar en Kagome y lo mucho que él la había hecho sufrir. Luego suspiro mentalmente aliviado ya que sea lo que fuera ese demonio o espíritu no había tocado a Kagome ya que ella sufría por él, nunca había hecho sufrir a nadie.


    No muy lejos de allí caminaba otro grupo el cual encabezaba un elegante y frío yuokai el cual detuvo abruptamente la marcha al sentir dos presencias, pudo sentir al este a Inuyasha y al oeste a otro ser cuya energías pasarían desapercibidas para cualquiera que no tuviera un gran poder en su interior. Este decidió dejar a sus acompañantes y emprendiendo el vuelo con su elegante forma se dirigió donde rumbo al oeste.


    Lado de un estanque rodeado por un espeso bosque se encontraba el árbol más grande de ese bosque, era un cedro de gran tamaño ya que era muy viejo. Al acercarse al mismo el gran lord Sesshomaru vio a una joven mujer de larga cabellera negra tez extremadamente blanca y labios rosas, la cual se encontraba sentada cómodamente recostando su espalda contra el sólido tronco. Su kimono era blanco con toques celeste y tenía en su regaño un pequeño niño que dormía plácidamente.

    Ella acariciaba la cabeza del pequeño mientras cantaba una hermosa canción, Sesshomaru la contemplo con detenimiento entrecerrando los ojos por unos momentos. Tan concentrado se quedo que no percibió el demonio que se acerco rápidamente desde su derecha para atacar a la joven y al niño.

    Algo totalmente impropio de él fue lo que hizo al darse cuenta de que la joven y el niño morirían sin lugar a dudas, moviendo sus garras desplego su látigo venenoso y mato de un solo azote el demonio.

    Cuando vio el cuerpo inerte de la criatura se dio media vuelta dispuesto a irse cuando la voz de la joven al pronunciar su nombre lo detuvo.


    -Sesshomaru… gracias-

    Dicho esto ella siguió su canto de arrullo para con el niño y el gran lord emprendió camino rumbo a donde había dejado a su inusual sequito.
     
    Última edición: 6 Abril 2014
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    kagomekaoru

    kagomekaoru Iniciado

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    por dios kagome se volvió un alma en pena noo!!! Bueno eso imagine jejeje todo por culpa de inuyasha, espero pronto poder leer un nuevo capítulo, me parece una historia muy interesante, de verdad mucho, no tiene mucho tiempo que estoy leyendo fics, asi que no se bien como funciona pero te agradecería si pudieras avisarme cuando salga el nuevo capitulo, me despido, un gusto leer tu fic, por cierto soy kagomekaoru :-)
     
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    Kyouko Kiryuu

    Kyouko Kiryuu Adicto

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    Un escrito algo inusual en donde Kagome se convierte en un "alma" que ataca a aquellos que sufrían o hacían sufrir lo mismo que había sentido ella. Estoy intrigada por lo que pasará cuando se tope a sus antiguos compañeros. También estoy ansiosa por saber como vas a desarrollar la relación de ella y Sesshomaru.

    Ten cuidado con el OoC en Inuyasha es que algo notable, su personalidad no es tan "fría" como para que se deje de preocupar de Kagome y quiera imponerles a sus amigos la presencia de Kikyo.

    Te sugiero que uses el guión largo (—) para los diálogos en vez del corto (-), es más estético y es el correcto para escribir.

    Saludos.
     
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    elizabeth wolf

    elizabeth wolf Entusiasta

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    Durante días y noches recorrieron los senderos por donde se decía el espíritu se encontraba y siguiendo los rastros de Naraku que por allí estaban desperdigados.

    Cada noche cuando todos se dormían el joven hanyo se alejaba del grupo y lloraba en silencio por Kagome, delante de todos mostraba una frialdad inquebrantable y que no le importaba lo que hubiera pasado con Kagome pero en realidad internamente se moría.

    Solo cuando la perdió se dio cuenta que en verdad la amaba mucho mas que a Kikyo, la amaba tanto que prefería verla segura en su época actual junto a su familia.


    Aunque si ella se quedara aquí corría peligro y él tendría que protegerla, además Koga ese perro sarnoso intentaría conquistarla. Este pensamiento del líder del clan de los hombres lobos saco un gruñido involuntario de Inuyasha.

    De dentro de sus ropas Inuyasha saco el collar con un dije de corazón que hace tanto tiempo atrás la joven del futuro le había regalado, lo abrió con cuidado y contemplo la foto de ella preguntándose con el corazón hecho jirones ¿Dónde estás?

    El nuevo día trajo nuevas peleas en el grupo y una batalla a toda regla contra Naraku, los esbirros de este tomaron un poco de ventaja al separar a todos haciéndolos pelear por separado. Naraku se enfoco en Inuyasha intentando matarlo con sus extensos e interminables tentáculos.

    Una y otra vez el viento cortante chocaba contra el campo de fuerza creado por Naraku para protegerse y nuevos improperios y amenazas salían de la boca del hanyo. La pelea duro muy poco ya que acto siguiente sin decir nada el infame ser portador de la mayor cantidad de fragmentos se fue riéndose y despidiéndose con burla de ellos.

    Todos quedaron asombrados sin saber por qué los había atacado para luego retirarse, pero alguien que se había acercado se percato de una presencia que por allí vagaba en silencio, con paso majestuoso se dirigió donde la presencia se manifestaba.


    No muy lejos en un claro del bosque la joven de larga cabellera negra y esplendida vestimenta se encontraba contemplando una mariposa que delicadamente se había posado en su blanquecina mano. El poderoso yuokai la contemplo en silencio el cual la voz suave y cantarina de ella rompió con parsimonia.


    —¿Por qué no fuiste tras de Naraku, Sesshomaru?

    —¿Piensas matar al imbécil de Inuyasha?

    Ella lentamente agacho la cabeza y dejo que la mariposa se fuera, luego con gran gracia se giro dejando al yuokai más poderoso de la historia plantado en el medio del bosque.
     
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    elizabeth wolf

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    La noche callo tranquilamente dejando a un grupo de personas cansadas y confundidas reunidas alrededor de una fogata, nadie había entendido por qué Naraku había atacado de esa forma, no tenían fragmentos y Kikyo no había detectado ninguno hasta ese momento.

    Shipo lloro como todas las noches extrañando a Kagome, su llanto era tan sentido que causaba dolor físico a quien lo oyera. Inuyasha sentado cómodamente abrazando a colmillo de acero contemplaba las llamas pensando que durante la pelea había sentido el olor de Sesshomaru.

    Eso inquietaba aun más al hanyo ya que su hermano mayor no habría perdido la oportunidad de atacar a Naraku a menos que algo más importante lo hubiera detenido.

    “¿Acaso el espíritu de esa mujer lo ataco? No sería imposible ya que solo es basura…. Tks… si ese espíritu fuera de verdad un oponente ya lo habría detectado, pero como sus energías son tan débiles si apenas las siento”

    En esas cavilaciones se encontraba Inuyasha sin prestar atención a la temperatura que rápidamente bajaba congelando todo a su alrededor, la escarcha cubrió el suelo dejándolo blanco, los cuerpos de los humanos que dormían también fueron cubiertos. Rápidamente Inuyasha se puso de pie y salto hacia adelante siguiendo un aroma que le llego.


    Empezó a correr por el bosque siguiendo ese aroma, su mano sujetando firmemente a colmillo de acero mientras devoraba la distancia que lo separaba del ser que generaba tal extraño fenómeno.

    — Ya puedo verle- grito el hanyo desenvainando su espada

    De la nada una flecha rodeada de una luz blanca se dirigió directo al pecho del hanyo la cual no llego a cumplir su cometido ya que otra flecha rodeada de una luz durada la intercepto.

    Por unos momentos Inuyasha quedo pasmado clavado en su lugar, viro su cabeza con cuidado hacia la derecha un poco hacia atrás para ver a Kikyo con el arco en alto y una nueva flecha apuntando hacia más adelante donde una luz blanca aparecía.

    —Inuyasha debes irte ahora- grito Kikyo.

    Lanzando otra flecha la sacerdotisa sin previo aviso la cual fue devorada por la luz que empezaba a expandirse congelando todo a su paso, los arboles circundantes se volvieron de hielo al igual que las plantas y el suelo.—

    —Pero que dices Kikyo yo acabare con este espíritu— Grito el hanyo levantando a colmillo de acero sobre su cabeza para luego dejarlo caer mientras gritaba —viento… cortante—

    Todo a su paso fue destruido menos la luz que se encontraba a solo dos pasos ahora de Inuyasha, Kikyo quiso correr alado de su amado pero su cuerpo no le respondía, no podía moverse ni pronunciar palabra alguna.

    —Aléjate de él- dijo la sacerdotisa desesperada por llamar la atención hacia ella

    —¿Por qué?—

    El asombro dejo aun más inmóvil a la joven.

    —Esa voz, yo te conozco—

    —Hace 50 años intentaste matarlo por el dolor que en tu corazón sentías Kikyo, no debes interferir ahora—

    —¿Kagome eres tú verdad? ¿Qué te ha pasado?— pregunto compungida y por primera vez en su vida asustada la sacerdotisa de la perla de shikon.

    —Kikyo, Inuyasha morirá dentro de 3 días a menos que encuentres en él el verdadero arrepentimiento.—

    La luz poco a poco se fue concentrando en una pequeña esfera que se formo delante del blanco dedo del espíritu el cual apuntaba al pecho del hanyo.

    —No lo hagas Kagome, no cometas el mismo error que yo hace 50 años. No lo entiendes tienes que despertar—

    —¿Kagome, dices? ¿Despertar? Kikyo quien debe despertar eres tú y ver lo que en realidad está pasando, ¿se vuelve a repetir lo de hace 50 años o solo es una continuación?—


    La pequeña esfera ingreso al pecho del hanyo congelando por completo su corazón, la figura triste y solitaria se fue desvaneciéndose en la misma noche hasta desaparecer y con ella todo rastro de nieve.


    Kikyo recupero rápidamente su movilidad y corrió hacia su amado Inuyasha el cual salió del trance en el que se encontraba. Cayó de rodillas llevándose una mano a su pecho mientras un rictus de dolor se formaba en su rostro.


    Muy lejos de allí sobre un risco observando la noche el gran señor Sesshomaru se encontraba en completo silencio mientras Rin dormía junto con Jaken y Ha Un.

    —¿Qué es lo que quieres?— la pregunta fue tajante y autoritaria.

    La verdad es que lo había molestado la insolencia de esa criatura al dejarlo hablando solo en medio de ese bosque, jamás se imagino que ser alguno se atreviera a darle la espalda y desaparecer sin responder lo que él le había preguntado.

    Pero la figura permaneció inmóvil esperando que el yuokai la viera, con la luna bañando con su fría luz su pequeña y grácil figura era un espectáculo que robaba el aliento a cualquiera que no fuera Sesshomaru.

    Sesshomaru se giro y camino hacia donde el espíritu se encontraba y tomo con su garra el delicado cuello apretándolo poco a poco esperando ver algún signo de dolor o pánico en esos ojos tan vacios. No lo hubo, no hubo ninguna respuesta y eso lo enfureció aun más.

    La soltó con desdén y se disponía a darse la vuelta cuando las pequeñas manos de esta tocaron su rostro, asombrado contemplo unos instantes, se dispuso a apartarla de un empellón cuando la delicada figura se puso en puntas de pie y lo beso.

    Los fríos labios se volvieron suaves y cálidos al contacto con la dura y severa boca del yuokai, este no salía de su asombro y no entendía por qué no se movía y aplastaba a ese repulsivo ser.

    Un fuego lo atenazo en su brazo izquierdo, fuego y frío se intercalaban para hacer que todo autocontrol que poseía se fuera al garete si no fuera por esos labios que permanecía unidos a los de él con tal dulzura.

    Entendió lo que estaba pasando y pudo mover su brazo para envolver a la joven pegándola más a su cuerpo, su boca reclamo con mas posesión y hambre la de ella. Fuego y hielo, seda y acero era lo que se le venía a la mente para comparar lo que sentía al tener a esa criatura tan pegada a él. No supo cuando pero sintió un vació inmenso al ver que sus brazos estaban vacios y la joven ya no estaba allí, sin embargo su brazo si estaba, movió los dedos y probo las garras quedando satisfecho.
     
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    kagomekaoru

    kagomekaoru Iniciado

    Piscis
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    uy me encanto la conti, la leo desde el dia que amablemente me avisaste, pero por problemas con mi cel no pude responder T-T, pero te escribo ahora, me encanta esto intrigada por como se describe a kagome parece una versión femenina de sesshomaru, en cuanto a frialdad se refiere je, espero el próximo capitulo para ver como se va desarrollando la historia, te agradecería me avises para leer la conti, gracias, :-D
     
  11.  
    elizabeth wolf

    elizabeth wolf Entusiasta

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    El corazón oscuro de la sacerdotisa (sesshoxkagome)
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    Para todas las edades
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    7
     
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    773
    Kikyo llevo a Inuyasha como pudo hacia en donde los amigos de este se encontraban, el joven caminaba pero a paso lento y vacilante ya que el dolor en el pecho era muy grande. Les tomo hasta el mismo amanecer cuando los primeros rayos de sol iluminaban todo aquel paisaje, el monje, la exterminadora, y el zorrito no se habían percatado de lo que había sucedido por lo cual fue grande la sorpresa de estos al despertar a causa de un grito de Kikyo la cual les pedía ayuda.


    Miroku se levanto rápidamente corriendo hasta donde la sacerdotisa y el hanyo venia, posando el brazo izquierdo de este sobre sus hombros para ayudar a Inuyasha a caminar y acercarse a la extinta fogata. Kikyo cansada no podía hablar a causa del gran esfuerzo de cargar con el hanyo durante todo el trayecto, por lo cual fue el mismo monje el que tomo el control de la situación enviando a Sango a buscar leña para encender de nuevo el fuego al sentir la baja temperatura del cuerpo de Inuyasha y a Shipo a buscar agua al rio que no estaba muy lejos, todos se pusieron en movimiento.


    Miroku que a pesar de ser un monje mujeriego y mañoso era un gran observador noto la mirada de desesperación que la sacerdotisa muerta dirigió al hanyo. La historia era otra al contemplar a Inuyasha el cual se mantenía cayado. Miroku aclaro su garganta justo cuando Sango se había arrodillado alado de la fogata y con gran maestría la encendía, el monje la miro y luego hablo dirigiendo su mirada hacia Kikyo.


    -Debo suponer que Inuyasha se topo con el espíritu y al parecer solo salió con vida gracias a usted no es así señorita Kikyo?-


    Shipo llego cargando una cubeta y escucho con atención mirando a los adultos sin entender nada, Sango a su vez se acerco a Inuyasha para ver si podía hacer algo por el, Kikyo tardo unos buenos minutos en responder y cuando lo hizo la desesperación, tristeza e impotencia de su voz los dejo acongojados a todos.


    -Se equivoca monje, si Inuyasha está así y no congelado es por decisión de Kagome, al parecer ella quiere que sufra más que cualquier otro hombre que congelado-


    Silencio otra vez, un sentimiento de comprensión, congoja y desconcierto cayó sobre los amigos los cuales no sabían cómo ayudarían o si debían, la señorita Kagome también era su amiga e Inuyasha la había lastimado sabiendo lo que aquella joven noble y valiente sentía por ella. Kikyo se encargo de romper el clímax que se había formado de debates internos al narrar lo que había pasado y decirles lo que pensaba.


    -Kagome maldijo a Inuyasha si en 3 días él no encuentra el verdadero arrepentimiento su corazón se congelara por completo y morirá-


    -¿Pero cómo sabremos si de verdad se arrepiente? – fue Shipo el que hablo – Todos sabemos que Inuyasha siempre le pide perdón a Kagome aunque en verdad le cuesta mucho hacerlo .-


    -Si es verdad lo que Shipo dice, pero algo me dice que el espíritu de la joven Kagome no se refiere a esa clase de arrepentimiento- Dijo Miroku meditativo


    -Creo saber a qué se refiere Kagome, pero en verdad es una locura- Dijo Sango mirando a todos.


    Todos la miraron esperando que ella continuara siendo Miroku el que le pidió que les explicara de que se trataba.


    -Bueno hace mucho mi padre me conto sobre un yuokai muy poderoso que extraía de sus víctimas sus sentimientos y las convertía en joyas. Mato a tanta gente que poseía una colección inmensa de joyas las cuales eran los sentimientos encerrados de todos aquellos seres. Un sacerdote se entero de dicho demonio y se enfrento a él y como castigo convirtió al infame ser en una joya la cual se conoce como la joya del arrepentimiento. Como todo ser u objeto maligno tiene poderes.


    -¿Quiere decir que Kagome quiere que Inuyasha busque esa joya? – pregunto Shipo asombrado.


    -La joya esta maldita no he sabido que se haya usado para curar a nadie jamás, no entiendo porque Kagome quiere que Inuyasha la busque-


    Miroku no dijo nada pero contemplo al hanyo que no había dicho palabra alguna y entendió lo que Kagome pretendía con aquella misión, era hora de que Inuyasha aprendiera una lección, por lo pronto les dijo a todos con mucha energía.


    -Es hora de ponernos en marcha tenemos una misión que cumplir!-


    -Si!-


    Fue la voz al unisonó de todo el grupo mientras se ponían en marcha en busca de una joya o de la verdadera redención de aquel hanyo.
     
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