El castigo de los ángeles

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por duendecilla, 25 Febrero 2008.

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  1.  
    duendecilla

    duendecilla Guest

    Título:
    El castigo de los ángeles
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1548
    El castigo de los ángeles

    Espero que les guste mi historia, trata sobre una chica que antes era la muerte y es engañada por un ángel para que vuelva a retomar su antigua vida, y comienzan a pasarle muchas cosa. Esta llena de accion y ficción,e incluso amor, por favor diganme su opinion.

    CAPÍTULO 1<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p>
    <o:p></o:p>
    En la fría noche, el silencio dormía en el cementerio.
    Destellos plateados devolvían el recuerdo a tumbas y estatuas.
    Los cipreses parecían guardianes de las tumbas, que adornadas por flores marchitas, guardaban sin descanso a sus huéspedes.
    Sólo una silueta rompía la barrera de la vida y la muerte.
    Su respiración resonaba en aquel lugar sin vida.
    Intensa, pero tranquila. Mojando su rostro por el continuo vapor en el que se convertía.
    El frío se colaba por su ropa. Entonces, queriendo zafarse de él, cambió su posición mirando hacia la enorme luna llena. Poco a poco su cuerpo fue iluminándose, hasta acabar en su rostro.
    La juventud se reflejaba en él, que protegido por su oscuro cabello, se tornó de un color platino.
    El verdoso destello de sus ojos parecía iluminar el paisaje.
    Un paisaje lúgubre y sin vida, donde las estatuas eran su única compañía por el momento.
    Alzó la mirada y las observó. Parecían vigilarla.
    Sus miradas apagadas, desgarradas por el dolor que mostraban, atravesaban su alma.
    Las miró con descaro.
    Esperando una contestación, susurró algo inaudible.
    Pero no hubo respuesta.
    Sonrió, mostrando sus verdaderas intenciones. Sin apenas moverse, dirigió su mirada hacia la cruz de enfrente. Y entonces su sonrisa desapareció, pues la punta de la cuchilla de una guadaña se estaba clavando bajo su mentón.
    Con un rápido gesto, sacó su mano del bolsillo y la apartó.
    - ¿Cómo te atreves?- dijo entre dientes.
    El portador del arma comenzó a reírse.
    Arrodillado encima de la cruz, alzó su mirada. Sus dorados ojos se posaron en ella.
    No sin antes esbozar una burlona sonrisa comenzó a erguirse. Extendió sus alas, mientras que la luz recorría el filo de su guadaña.
    Totalmente erguido, mostró su aspecto mediante la luz de la luna.
    Su corto plateado cabello era adornado con una oscura cinta en la frente.
    Su ropa, no diferente a la actual, le hacía parecer un chico normal.
    Se trataba de un verdadero ángel, con alas blancas que asombraban al mortal que las mirara por su belleza.
    Sin embargo, a ella nunca le podría pasar eso.
    - No te enfades...- con una sonrisa- pensé que me habías visto.
    - Y así es...- enfadada- o ¿es que dudas de mí?
    El ángel se lo pensó, sabía que debía elegir bien sus palabras.
    - No – moviendo su arma- pero últimamente yo diría que sí.
    - ¿A qué te refieres?- conociendo la razón.
    - Pues...que te estas volviendo débil- bajándose de la cruz de un salto.
    Se acercó cautelosamente a ella y se sentó sobre la tumba cruzando las piernas.
    Pensativo, agachó la cabeza y dejó caer la guadaña.
    Un sonido chirriante invadió el lugar.
    Las cadenas que unían el arma a su muñeca, se deslizaban suavemente por el mármol, hasta caer gran parte de ellas al suelo.
    - ¿Acaso crees que no te he vigilado?- mirándola.
    Nunca creí que podría verte con...-burlándose- sentimientos.
    Ella cada vez se enfadaba más y sin esperar a que continuara, habló.
    - Recuerda para quién trabajas escoria- señalándole- se te asignó un trabajo y sólo eso has de hacer.
    - ¡Pero ese trabajo no es el mío sino el tuyo! - levantándose bruscamente.
    - Será mejor que te tranquilices.
    El ángel se sentó de nuevo, no debía olvidar que él estaba bajo ella.
    - Tú no tienes ningún derecho a recriminarme nada y menos a espiarme.
    Yo ya sabía que me vigilabas, pues tu olor a muerte te delata, - alejándose- y ahora dime ¿Para qué me has llamado?
    Él se incorporó y con furia enseñó sus cadenas.
    - ¡Por esto te he llamado! Quiero que me liberes de las cadenas que me pusiste, debes retomar lo que es tuyo- furioso- ¡No soy el ángel de la muerte, sino el del destino!
    - ¿Y qué diferencia hay?- dándole la espalda- además yo no te encadené fuiste tú quien me arrebató el puesto ¿recuerdas?
    - Pero ahora yo te lo cedo- entregándole la guadaña.
    - No- mirando de reojo el arma- ahora tú debes ocuparte de tu oficio.
    Yo me convertí en humana y no puedo cogerla, ¡tú me destronaste!- gritándole con rabia- ¡y tú reinarás!
    El joven se sentó encima de la cruz y desesperado lo intentó de nuevo.
    - Pero no eres verdaderamente humana-pensativo- y ¿no hechas de menos tu verdadera vida? ¡La gran muerte! Astuta, temida por mortales e inmortales, siempre justa e insensible. Pero- dejando de gritar- ahora sólo eres una humana que se codea con mortales- con desprecio- aquellos que antes te respetaban y algunos adoraban. Qué bajeza...
    - Es posible...- mirándolo- pero lo prefiero. Sé lo que es tu trabajo y creo que me gusta tal y como estoy- sonriendo- para nada echo de menos llevarme a personas, destruyendo la vida de los demás. Ni ser despreciada, cuando yo sólo hacía lo que se había ordenado. ¿Por qué debería echar eso de menos?
    - Porque lo llevas dentro de ti.
    Desafiante colocó la enorme guadaña bajo el cuello de su acompañante. Y con un gesto rápido hizo ademán de cortárselo. Pero no consiguió movimiento alguno por parte de ella.
    Enfurecido colocó el arma sobre las manos de la muchacha, que ella soltó nada más sentir su tacto.
    - Dime – le susurró al oído- ¿acaso no has sentido el poder que retiene por un momento?
    - No. ¡Y ahora apártate de mí!- mirándolo de reojo.
    Pero no lo hizo. Sabía que eso le saldría caro, sin embargo no tenía otra opción y de nuevo volvió a susurrarle.
     
  2.  
    Nana

    Nana Usuario común

    Libra
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    Escritor
    Re: El castigo de los ángeles

    Holaa!!
    bueno la redaccion me encanto, que buena trama!!!
    me encanto esperare tu continuacion
    eso te cuidas
    bye:

    ps: si no escribo mas, e sporque no aye las palabras exactas para tu fic ^^
     
  3.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

    Virgo
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    Re: El castigo de los ángeles

    Interesantisimo El Tema El Fic , Espero Q Siga Parecienome Buena La Continuacion Que Espero¡¡¡¡¡¡
     
  4.  
    Aneko Risotti~

    Aneko Risotti~ Entusiasta

    Tauro
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    Re: El castigo de los ángeles

    HI!!!

    tu fic tiene buena redaccion y buena trama
    si si, espero la conti ya que me gustó mucho
    CONTII!!!!-.-

    kiss kiss

    bye!!!
     
  5.  
    duendecilla

    duendecilla Guest

    Título:
    El castigo de los ángeles
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    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    25
    Re: El castigo de los ángeles

    gracias por vuestros comentarios, y ya ke os gusta aki teneis la continuacion espero que os siga gustando.
     
  6.  
    duendecilla

    duendecilla Guest

    Título:
    El castigo de los ángeles
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1902
    Re: El castigo de los ángeles

    Pero no lo hizo. Sabía que eso le saldría caro, sin embargo no tenía otra opción y de nuevo volvió a susurrarle.
    - Dime... ¿no deseas retenerla entre tus manos y gobernar sobre la vida como siempre hiciste?
    - Yo nunca goberné sobre la vida, ya que ese eras tú ¿no es cierto?
    - Es posible...pero tú siempre estuviste y estás por encima de mí, yo que antes era el destino sólo podía controlar la vida y no la muerte.
    - Así es-burlándose- y por eso quisiste mi poder, para completar tu reinado, pero las cosas no salieron como tú quisiste ¿no? Pues mi poder era sólo para un gobierno y no para dos, y por eso perdiste el dominio sobre la vida y te convertiste en el ángel de la muerte.
    - Fui engañado...-apartándose de ella.
    - No, tú mismo te dejaste llevar por el poder y por eso yo te lo cedí-riéndose- no quería que fueses infeliz.
    Enfurecido por el comentario, extendió sus alas y con un sólo aleteo volvió de nuevo a la tumba.
    La ráfaga de viento, heló sus pies descalzos y una vez más se sentó con las piernas cruzadas. Apoyado en la fría cruz de mármol, cerró los ojos.
    - No tienes por qué sostener el peso tú sola- recogiendo su guadaña- si así lo deseas yo te ayudaré, para que esos terribles sentimientos no vuelvan.
    Sorprendida por el trato que le ofrecía, negó con la cabeza. Y cansada de estar de pie se sentó sobre la tumba.
    Su cuerpo comenzó a enfriarse. Envidiaba al ángel, pues aun vestido con una camisa corta, pantalones vaqueros y pies descalzos, no podía sentir frío alguno.
    Él dejó alumbrar sus ojos plateados y con una sonrisa, le señaló la guadaña.
    - No tendrás por qué sentirte apartada, puesto que seré yo quien lo sea. Si así lo deseas yo me llevaré a los difuntos y alentaré sus temores, pero bajo tu gobierno. Todo lo que tú no desees hacer, lo haré yo. Pues tú serás la verdadera muerte y yo seré tu siervo.
    - Y ¿Por qué debería aceptar?- extrañada- ahora soy una humana sin problemas, ya que no tengo porque preocuparme de la muerte. Soy inmortal y aún conservo parte de mis poderes, ¿para qué quiero más?
    - Pero ¿no es cierto que siempre te falta algo?- colocando su mano en el pecho- algo que ningún mortal ni nada terrenal puede llenar. Por eso yo te ofrezco este trato, tú serás la muerte, pero sólo en lo que desees.
    - Y a cambio ¿qué consigues tú?- conociendo sus intenciones.
    - Deseo volver a ser el destino, volver a controlar la vida de los mortales y manejarlos a mi antojo. Escuchar sus quejas y burlarme de ellos, y si es necesario, castigarlos si lo deseo.
    - Ni lo pienses- sonriendo.
    - No pienses en malas intenciones, porque como te he prometido yo seguiré siendo a veces la muerte, pero sin los verdaderos poderes, ya que los tendrás tú y así no tendré más poder que el de la vida.
    La chica, pensativa, creó de nuevo el silencio en el cementerio. Estaba indecisa, sabía que no debía confiar en él. Ya lo hizo una vez y por eso acabó así.
    El joven, al percatarse de ello, intentó persuadirla por última vez, y si no lo conseguía, desistiría para siempre.
    - Sé que no confías en mí- inclinándose hacia ella- pero es tú última oportunidad de volver al poder que tanto añoras, aunque lo niegues. Si quieres, pon tú las condiciones, pero no olvidando mi principal deseo.
    Ella abrió los ojos de par en par. Por primera vez en toda su ‘‘vida’’ podía decidir, así que se lo pensó bien y respondió.
    - De acuerdo- le miró- yo volveré a asumir ese poder, pero gobernaré totalmente sobre ti, por lo que no podrás engañarme ni ordenarme nada.
    Por fin lo había conseguido, había engañado a la misma muerte, otra vez. Rió para sus adentros.
    Extendió sus alas triunfante y la rodeó con ellas como queriendo protegerla. Y sonriendo, le entregó la guadaña y le mostró las cadenas.
    La chica titubeó por un instante, pero la cogió y agarró la gruesa cadena. Cerró los ojos y susurró unas palabras, prohibidas para los vivos.
    Y así, en medio de la oscura noche, el cielo se torno rojo y se rasgó la bóveda celeste. La tumba donde estaban sentados comenzó arder.
    El ángel parecía asustado y nervioso. Sin embargo, ella seguía inmóvil, tranquila y con los ojos cerrados.
    De repente la cruz empezó a romperse junto con la tumba. Y una gran grieta los dividió.
    Todo quedó en silencio.
    Entonces la mano de una bestia surgió de la tumba y agarró la mano de la chica. Era podrida y descompuesta, que con afiladas uñas se clavaban en su muñeca. Y en un gesto rápido desgarró la carne de su vientre. Rápidamente la herida cicatrizó, dejando la marca de la muerte. Tres cortes que simbolizaban las normas que debía cumplir. Debía ser fría, justa e inhumana.
    Ella abrió los ojos y sonrió, y por segunda vez desprendieron destellos de maldad.
    Una mano humana agarró la muñeca del ángel, y el grillete comenzó a soltarse. Veía cómo su carne se quemaba y desprendía humo.
    Aguantando el dolor, observaba la mano, que por el contrario estaba llena de vida.
    No le sorprendió aquello, pues este ritual ya lo había vivido anteriormente.
    Se trataba de un ritual simbólico, el paso del poder de la muerte a la vida.
    A ella la garra de los infiernos, deberá acabar con la vida de los mortales. A él una mano viva, deberá destinar a los vivos.
    La muchacha le miró a los ojos.
    Él observó cómo poco a poco se tornaban rojizos y se apagaba su luz. Su rostro se volvía blanquecino y unas alas negras sobresalían de su espalda.
    Finalmente el grillete se desprendió y dejando un rastro de sangre, se unió a la mano de la chica.
    Las manos desaparecieron y como si nada hubiese pasado, todo volvió a la normalidad.
    El silencio reinaba en el cementerio, el frío del invierno volvió y la tumba seguía intacta.
    Entonces, un estruendo rompió la tranquilidad.
    Se trataba de la chica, que desorientada y mareada había caído de espaldas.
    Sentía su corazón latir muy fuerte y luego empezar a disminuir. Intentaba coger aire, pero no le era posible.
    Se estaba muriendo.
    El ángel se acercó y se detuvo frente a ella. Poco a poco se agachó y se inclinó.
    Podía ver cómo su respiración era más lenta y el dolor que sentía no dejaba que se moviese.
    - Bienvenida al infierno-susurrándole al oído y sonriendo.
    Una vez dicho esto, extendió sus alas y desapareció en la noche.
    Se había quedado sola. Torturada por el dolor, intentó incorporarse.
    Debía volver a casa cuanto antes, pues aunque no hubiese nacido, ella había elegido una familia para convertirse en una más de ellos.
    Había vivido como una chica normal, pero con algunas facilidades.
    Los había manipulado para que creyeran que ella era su verdadera hija.
    Al acordarse de ellos, comenzó a reírse y con un gran esfuerzo se puso en pie.
    Apenas podía mantenerse y aún con dificultad se miró. Su abrigo había desaparecido, pero no tenía frío.
    Su ropa se había transformado en una falda negra desgarrada y deshilachada, su camiseta corta tenía la marca de los tres arañazos de la garra. Los jirones parecían introducirse en su piel.
    Su cabello no había cambiado, seguía oscuro y caía por sus hombros. Vio que le faltaban las alas y la guadaña.
    Pero sabía que era parte del ritual que pasara un tiempo hasta completarse.
    Así que con dificultad se dirigió a la salida y volvió a su casa, antes de que sus padres notaran su ausencia. Ya que se había escapado.

    Proxima. Capitulo 2 XD diganme su opinion, besos
     
  7.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

    Virgo
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    Re: El castigo de los ángeles

    Buen capitulo , interesantisimo diria , espero conti rapido.
     
  8.  
    Aneko Risotti~

    Aneko Risotti~ Entusiasta

    Tauro
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    Re: El castigo de los ángeles

    HI!!!

    pero que ritual tan raro... YO KIERO UNO!!!... OK no ._.
    aunque si me gustaría ser la muerte por un día...(me gustaría ser muchas cosas por un día) siguela pronto
    está muy interesante..

    kiss kiss

    bye!!

    nya~~
     
  9.  
    duendecilla

    duendecilla Guest

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    El castigo de los ángeles
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    Amistad
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    16
     
    Palabras:
    30
    Re: El castigo de los ángeles

    XD me alegro ke os aya gustado, y como os habia dicho aki teneis la segunda parte. Por favor sigan poniendome comentarios.
    besos.
     
  10.  
    Bellamy

    Bellamy Usuario común

    Aries
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    Re: El castigo de los ángeles

    holas, llegué aquí por casualidad y me pusea a leer tu fic, y pues xD a opinar:
    Como historia me encanta, la encuentro muy interesante y entretenida, puedes hacer algo muy bueno con este fic. Tienes una trama muy buena para desarrollar todo lo que quieras.
    la ortografía esta muy bien en general (pero mejor no opino de eso que nunca me fijo en como escribo).

    Ahora, (con tu permiso >.< te señalo algunos errores) me enredé un poco al leerlo, porque en los dialogos, la mayoria de las veces no hay nada que identifique a quien está hablando y muchas veces no sabia quien decia que cosa.

    otra cosa es esto:
    Todo lo que te marqué está un poco extraño, porque suena como acciones de guión, y como no es guión deberia ir así: "dijo mirandola" o cualquier cosa que reemplaze al dijo.
    Tambien en esas ocaciones puedes aprovechar para decir quien es el que está hablando, mas o menos así: "- Recuerda para quién trabajas escoria- dijo la chica señalándole- se te asignó un trabajo y sólo eso has de hacer."

    Pues eso no mas ^^
    Espero te sea útil y pues espero la continuación.
    bye
     
  11.  
    duendecilla

    duendecilla Guest

    Título:
    El castigo de los ángeles
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
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    16
     
    Palabras:
    1383
    Re: El castigo de los ángeles

    Exhausta, corría por las calles sintiendo el frío de la noche chocar contra su cuerpo.
    Había dejado de respirar, su corazón no latía, pero aún así era capaz de moverse y vivir.
    Mientras corría podía escuchar los ladridos de los perros y las amenazas de los gatos callejeros. Algo normal, los animales eran capaces de notar la presencia de la muerte.
    Por eso a ella no le gustaban mucho. Odiaba que le ladraran sin parar o que intentaran atacarla.
    Antes no tenía por qué preocuparse por eso, ahora todo había cambiado.
    Por fin llegó a su casa. Después de todo no estaba muy lejos del cementerio y eso le había dado ventaja.
    Agotada, caminó hacia la parte de atrás para llegar a su cuarto. Se subió por un viejo árbol y saltó hacia la ventana de su cuarto.
    Con pesadez, se dirigió a su cama. Intentó quitarse la ropa que llevaba, pero le era imposible, era una con la piel y cada vez que tiraba se hacía daño.
    Desesperada, se tumbó bruscamente sobre su cama y pensó.
    - De nuevo he vuelto- furiosa- y dentro de poco tendré que despedirme de todo lo que tengo.
    No dejaba de dar vueltas. Nerviosa, no podía dormir. No dejaba de pensar en lo pasado hoy y la vida que iba a llevar.
    - Ahora soy la muerte...- comenzó a mirarse- ¡Por qué no cambiará la ropa!
    ¡Llevo millones de años con el mismo vestuario!
    Ante tal comentario se sorprendió, al parecer aún conservaba sentimientos humanos.
    - Tengo ganas de que se acabe este proceso- dijo apartándose el pelo de la cara- no hay nada peor que esperar. No sé quién lo creo...-pensativa-...me parece que yo.
    Rió. Suavemente se apoyó en la pared. Intentó ver la marca de su vientre e intentando recordar, pasó su mano sobre ella.
    Sabía lo que significaban, tres cortes, tres reglas.
    - Fría...- tocando la primera- justa y...
    Era incapaz de acabar. Esa palabra nunca salía de su boca. Odiaba esa regla, por eso decidió ceder el puesto al destino.
    - Inhumana-tocando suavemente la última herida.
    Derrotada por el día que había tenido, se quedó dormida. Con su mano sobre su vientre, soñó. Pero con aquello que no se puede llamar ni vida, ni muerte. Sólo recuerdos de una vida anterior que intentaba ser olvidada.
    No era ni un sueño, ni una pesadilla, sino el comienzo de una nueva era para la humanidad. El cambio de la muerte a la vida y el destino con el gobierno de la muerte.
    En sus sueños se encontraba en una gran sala cilíndrica, su color blanco cegaba sus ojos, sólo podía verse rodeada de arcángeles de todo tipo. Y delante de ella con una sonrisa triunfante, estaba él, su supuesto compañero que le acusaba de no ser la más adecuada para el oficio que se le había asignado desde los principios de los tiempos.
    - ¡La llamada muerte!-dirigiéndose a los ángeles y arcángeles- ¡no cumple su cometido! Se apiada de los malvados y no se lleva a los desamparados. ¡Y eso!-señalándola- incumple la primera regla.
    No podía decir nada, debía escuchar para luego ser escuchada. Oía cómo muchos se asombraban, otros negaban y el resto se abstenía.
    Entonces, el mayor arcángel de todos, que incluso estaba por encima de ella, la defendió.
    - ¿Y por qué deberíamos creerte destino? Todos sabemos que tu ansia de poder puede conducirte a la locura- levantándose de su asiento- todos sabemos que ella ha cumplido con su cometido, nadie a muerto de más y todos los mortales han vivido lo justo. Entonces, no tienes de qué acusarla.
    - Es cierto Gabriel, pero no podemos olvidar el suceso de la batalla que los humanos llaman guerra mundial-mirándola- ¡esa guerra asesinó a millones de mortales, inocentes y culpables! ¡No me negarás que fue una masacre! ¡Niños y mujeres murieron sin ser predestinadas a ello! ¡Miles de territorios fueron arrasados y quemados, dejando huella en aquellos que sobrevivieron, destruyó familias!
    - Pero eso no fue culpa suya, fueron los humanos los que organizaron esa batalla- contradiciéndole- la muerte no podía intervenir en eso, sólo tú lo pudiste hacer y no quisiste.
    - ¡Los humanos merecían una lección! Deben aprender a valorar lo que tienen. ¡Pero incluso el ángel de la muerte pudo detener esa guerra! ¡Pero le susurró a los humanos lo que debían hacer y decidir!- gritándole a Gabriel.
    Desesperado por las mentiras que decía, se sentó de nuevo. No obstante, muchos más intervinieron.
    - ¡Y qué pruebas tienes! ¿Tú estabas ahí?
    - ¡No, pero los humanos lo afirman!-haciendo que se callara- es posible que muchos me odiéis por el destino que impongo a muchos e incluso por las traiciones que cometí en el pasado, pero ahora acuso a la muerte de no cumplir las tres únicas reglas asignadas. Esas reglas fueron impuestas para que la humanidad tuviera justicia por una vez, para que los malvados pagaran y los inocentes descansaran, pero esto no ha sido cumplido porque ella se ha dejado guiar por sentimientos.
    El asombro recorrió la sala, comenzaron a murmurar sobre la nueva perspectiva que tenían. Pero sólo los arcángeles mantuvieron la compostura.
    - Yo la culpo de dejarse llevar por sentimientos, esos que se le están prohibidos y que sólo los humanos deben sentir.
    - ¡Basta!- intervino otro arcángel- es hora de que ella hable y que nos desmienta esas barbaridades. Si no, su castigo será ser desterrada a la tierra, convirtiéndose en humana.
    Por fin era su hora, debía ser persuasiva y derribar las injurias de su compañero. Realmente él no tenía grandes acusaciones y podía haberlo machacado, pero algo le llevó a decir todo lo contrario de lo que había pensado. Quería explicar por qué ahora podía sentir, por qué incumplía las normas y se comportaba como una humana. Un suspiro invadió el silencio de la sala, pero...

    bueno asta aki la continuacionXD sigan poniendo comentarios
    besos.
     
  12.  
    duendecilla

    duendecilla Guest

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    El castigo de los ángeles
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    Palabras:
    40
    Re: El castigo de los ángeles

    vaya, gracias por el comentario, lo tendre en cuenta niniel. Intentare ke se mas claro, y cualkier kosa ke te llame la atencion sigeme diciendo por favor^^
    Gracias por leer mi fic
    besos
     
  13.  
    Bellamy

    Bellamy Usuario común

    Aries
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    Re: El castigo de los ángeles

    xD eso si que es humano jaja
    Omg por qué lo dejas ahí?! xD pero que?! xD

    pues arriba ya te lo dije todo, así que epero el otro capitulo para decir algo diferente xD
    Lo haré

    sabes... con tu fic me recordaste a uno que hice hace un tiempo y que ahora lo estoy editando porque me encanta jaja

    bye! ^^
     
  14.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

    Virgo
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    Escritor
    Re: El castigo de los ángeles

    Exelente continuacion , lastima que poca gente la lea , yo espero el proximo capitulo , ah¡ buena trama¡
     
  15.  
    duendecilla

    duendecilla Guest

    Título:
    El castigo de los ángeles
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    Palabras:
    45
    Re: El castigo de los ángeles

    Es cierto no hay mucha gente k la lea, y me apena, pero espero ke kon el tiempo siga entrando gente^^. Ademas yo seguire eskriviendolaXD...
    Bueno dentro de poko les traere la konti, besos, kuidensen
    pos: siganme posteandoXD
     
  16.  
    duendecilla

    duendecilla Guest

    Título:
    El castigo de los ángeles
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1473
    Re: El castigo de los ángeles

    Entonces,el sueño desapareció, la luz de la mañana la había despertado bruscamente. Jadeando y sudando se sentó sobre la cama. No era la primera vez que ese sueño aparecía y estaba harta de ello.
    - Estoy cansada de ese maldito sueño- pero su expresión cambió.
    Algo siempre la atormentaba y no entendía qué podría ser.
    Aún cansada intentó dormir otra vez, pero su madre apareció por la puerta gritando.
    - ¡Emily vete levantando!-gritó enfadada a su hija- pero... ¡qué haces así! ¿Anoche no te pusiste el pijama?
    - Pues...no-asustada por la entrada de su madre- es que estaba tan cansada que me dormí así.
    - Bien...pues vete cambiándote de ropa que nos vamos- abriendo las cortinas.
    - ¿A dónde?- levantándose poco a poco.
    - ¿Cómo que a dónde? Te dije ayer que iríamos de camping, la verdad, sí que eres despistada.
    - ¿No me puedo quedar en casa?- suplicándole- no me apetece mucho salir.
    - ¡Claro que no!- empujándola hacia el baño- ahora vístete.
    - Pero...-estampándose contra la puerta.
    Su madre le cerró la puerta antes de que pudiera hablar. Y sin poder convencerla, intentó vestirse.
    Ella quería ir, pero le aterraba la idea. Ahora era de nuevo la muerte y no sabía que es lo que podría suceder.
    La muerte no podía tener una vida normal y tarde o temprano tendría que irse de esa casa.
    Su madre le había dejado ropa encima del lavabo, al parecer esperaba que se levantara tarde.
    Aún medio dormida, intentó vestirse. Le era casi imposible hacerlo, pues su verdadera ropa siempre le impedía ponerse algo. Y harta de ello, se concentró e intentó recordar su cuerpo como humana normal y así hacer desaparecer esa ropa.
    Después de todo, era capaz de disfrazarse y adaptarse a la sociedad, la muerte podía transformarse en cualquier cosa. ¿Por qué no en humana? No era la primera vez que lo hacía.
    En un segundo su oscura ropa desapareció y dio paso al cuerpo de una humana.
    Ya vestida, fue a peinarse, pero cuando se miró al espejo su aspecto no era el que esperaba.
    Sus ojos verdes se encontraron con unos rojos. Era su aspecto natural. Asustada, se miró frente al espejo.
    - Genial...- mirando sus ojos rojos- no me acordaba de mi nuevo aspecto, espero que no ocurra ningún incidente hoy, si no me veré en complicaciones.
    Por suerte su pelo no había cambiado y pudo peinarse.
    Una vez lista, bajó corriendo las escaleras. Apenas hubo llegado a la cocina su madre le gritó de nuevo.
    - ¿Aún estás así?- señalando a sus pies- ¡cálzate ahora mismo!
    - No seas tan dura con la chica- apareciendo su abuela por detrás.
    Se trataba de una anciana muy joven para su edad. Siempre era muy amable y cariñosa con Emily. Y por eso siempre que la veía le daba un beso, algo que nunca es propio de ella.
    - No la defiendas mamá...-preparando el desayuno- debe aprender que no tiene que levantarse tan tarde.
    La anciana asentía, pero cuando se acercó a su nieta le susurró.
    - No hagas caso- sonriendo- tu madre debe de estar menopausica. Tú estate todo lo que quieras en la cama.
    La chica no paró de reírse y con la mirada amenazadora de su madre, se sentó enseguida en la mesa.
    - Algún día conseguiréis que me muera de cansancio entre las dos, no hay quien os soporte- entregándole el desayuno.
    - No lo creo...- dijo por lo bajo Emily.
    Hambrienta, devoró enseguida su desayuno, corrió de nuevo a su cuarto y buscó unas deportivas.
    - Deportivas....- mirando debajo de la cama- ¡si realmente no me hacen falta! No necesito calzado, puedo ir tranquilamente descalza.
    Una vez puestas, bajo apresuradamente hasta la cocina. Pero su madre no estaba ahí, su abuela sin levantar la vista de su desayuno le señaló la puerta.
    Cansada, se despidió de ella y se fue por la puerta. Sin esperar a oír la queja de su madre se subió al coche. Pero justo iba a cerrar la puerta cuando sintió algo. Y sabía qué o quién era.
    - Como te acerques te juro que te mataré- susurrando.
    - ¿Qué dices hija?-sorprendida.
    - ¿Eh?...nada estaba pensando- sonriéndole.
    Aún con la duda, arrancó el coche. En muy pocos minutos llegaron a su destino.
    El sol relucía sobre los niños, que alegres corrían de un lado a otro. Mientras, sus padres descansaban bajo los frondosos árboles del parque. Que tranquilamente charlaban con sus vecinos.
    Perros y jóvenes jugaban ignorantes de lo que le rodeaba, al igual que muchos otros que jugaban a fútbol.
    Su madre emocionada por la imagen, se apresuró a coger un buen sitio entre los árboles.
    Justo al lado de sus amigos, para así estar entretenida mientras su hija, si quería, se fuera con los jóvenes.
    Una vez instaladas, Emily se apoyó sobre un árbol y queriendo evadirse, dejó que su madre charlara con otras mujeres.
    Cogió un libro y leyó. De vez en cuando miraba a los niños jugar y a los chicos de su edad reírse.
    Realmente no le interesaba, pero algo siempre le atraía de esos chicos. Algo que nunca había experimentado y que intentaba descubrir de qué se trataba. No era amor, pero era algo parecido, se trataba de una especie de paz y tranquilidad. Que le hacía sentirse bien y protegida.
    Concentrada en esa sensación, se olvidó de todo y sin darse cuenta su mirada acabó en un niño que desde hacía tiempo la estaba mirando.
    Apenas le hizo caso, pero cuando observó que se acercaba a ella, intentó apartar esa sensación tanto como pudo.
    Se trataba de un niño pequeño que casi no podía mantenerse en pie, pero que con gran facilidad y en un despiste de su madre caminó hacia ella.
    - Oye...- sujetándose a su pantalón- ¿eres un ángel?
     
  17.  
    Aneko Risotti~

    Aneko Risotti~ Entusiasta

    Tauro
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    Re: El castigo de los ángeles

    HI!!!

    OMG!!!!!!

    ponle un noviesito dentro del tiempo que le queda xD...Ok no._.

    y ese niñito pequeñito sabe lo que es OMGOMGOMGOMG!!!!!!

    si que esta bueno t fic.

    kiss kiss

    bye bye!!!

    nya~~

    PD: CONTII CONTII CONTII!!!!-.-
     
  18.  
    Bellamy

    Bellamy Usuario común

    Aries
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    Re: El castigo de los ángeles

    y ese niño!!!!? como es que lo sabe!!!?
    cambiaste en varias partes lo que te habia dicho, pero igual te quedaron algunas xD
    y nada, vas avanzando muy bien ^^
     
  19.  
    duendecilla

    duendecilla Guest

    Título:
    El castigo de los ángeles
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    16
     
    Palabras:
    1308
    Re: El castigo de los ángeles

    XD si eske no me doi cuenta cuand escribo, me dejo llevar y no ay kien me pareXD
    Bueno, pues aki teneis la conti, espero ke os siga gustando.
    Y si no entendeis algo...me podeis preguntar kualkier kosa^^( no es necesario peroXD)

    besos^^

    Se trataba de un niño pequeño que casi no podía mantenerse en pie, pero que con gran facilidad y en un despiste de su madre caminó hacia ella.
    - Oye...- sujetándose a su pantalón- ¿eres un ángel?
    Emily no se sorprendió por la pregunta, no había olvidado que los niños pequeños podían ver a los ángeles.
    Entonces, vio cómo la madre del niño corría asustada hacia ella.
    - Miguel, no molestes a esta chica- le riñó su madre- lo siento mucho.
    - No se preocupe, en realidad no me ha molestado- tranquilizándola.
    El niño no satisfecho con la pregunta hecha, siguió con la conversación.
    - ¿Por qué vas vestida así?- tocando su pierna- ¿no tienes frío? Así das miedo.
    La madre del niño absorta por las preguntas, se quedó mirando a Emily. Pero cuando la madre de esta la saludó se olvidó por completo de la conversación de su hijo. Y deseosa por hablar con la madre de Emily miró al niño.
    Ella al darse cuenta, decidió ayudarla.
    - Oiga no se preocupe por el niño...- le sonríe a la mujer- puede dejarlo aquí conmigo, de verdad, no me molesta, además parece que tiene mucha imaginación y seguro que estará entretenido, puede ir a hablar con mi madre tranquilamente.
    - No sé- acariciando la cabeza de su hijo- pero no me parece bien que esté contigo, es muy inquieto.
    - Es igual yo también era así- mintiendo- además si tengo problemas puedo avisarla.
    - Bueno...de acuerdo- intranquila.
    Después de darle un beso al niño, se sentó con el conjunto de madres que había y se olvidó por completo de su hijo.
    Emily miró de arriba abajo al niño que tenía delante de ella.
    - Dime Miguel...- haciendo que se sentara frente a ella- ¿por qué has dicho eso antes? ¿Me consideras un ángel?-riéndose.
    - Caro...- señalando a su espalda- eso son alas, pero...son negas.
    Sorprendida, pensó en una estrategia.
    - ¿Puedes verlas?
    - Caro...- enfadado.
    - Vaya...así que eres tú del que me han hablado- pensando- vaya...nunca pensé que te encontraría tan fácilmente. ¿ Sabes? Soy un ángel que vengo desde el cielo para buscarte.
    - ¿Pó que?-más atento.
    - Porque soy tu ángel de la guarda, tonto.
    - De verdá - ilusionado
    - ¡Claro!...pero dime-pensativa- eres un niño bueno ¿no?
    - Sí que lo soy
    - Bueno...bueno...entonces dime ¿cómo me ves? Porque así sabré si mientes o no.
    - Yo no miento- enfadado- ángel de la guada ¿qué te ha pasado en la tripita?
    Emily tenía que inventarse otra excusa.
    - Verás...- pensando lo más rápidamente posible- esto me ha pasado por comer muchos dulces. Por eso he venido a buscarte para decirte que no comas tantos dulces, ¿entendido?
    El niño horrorizado por la marca, asintió sin dejar de mirarla. Curioso, intentó tocarla, pero la mano de su acompañante lo impidió.
    - No puedes tocarla- mirándolo fijamente.
    - ¿Pó que?
    - Por que te haría pupa- mirando su mano con tristeza.
    La marca de su tripa no sólo era las tres reglas que debía cumplir, sino también la maldición para los mortales. Cualquiera que osara tocarla, su mano se quemaría y una marca aparecería en su cuello. Para así estar marcado por la eternidad, para vagar por los dos mundos por faltar el respeto a la misma muerte.
    - Tus ojos...- mirándola fijamente- dan miedo.
    - Vaya...-sacándola de sus pensamientos- gracias... los tuyos son muy bonitos- riéndose.
    Emily entretenida por las preguntas y comentarios del niño, se le pasó la tarde en un abrir y cerrar de ojos.
    Los niños se despedían de sus amigos y junto con sus padres desaparecían por la puerta del parque.
    Enseguida la madre del crío apareció para llevárselo. Y con un beso en la mejilla se despidió de Emily.
    - Aiós ángel de la guada-sonriéndole- espeo vete muy ponto.
    - Yo espero que nos veamos cuando seas muy mayor Miguel, y recuerda... sé
    - bueno-despidiéndose.
    - ¡Sí!- agarrándose a la mano de su madre.
    Y una vez que se despidió de la madre y aceptó sus halagos, los observó marchar.
    Contenta y confusa ayudó a su madre a recoger todos los restos de comida y juntas, madre e hija volvieron a casa.

    CAPÍTULO 3

    La noche apareció sorprendiendo a madre e hija, que alegremente comentaban el día en el parque.
    Emily conversaba tranquilamente con su acompañante, pero siempre algo le hacía distraerse del tema...

    asta aki la conti, besos^^
     
  20.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

    Virgo
    Miembro desde:
    18 Febrero 2007
    Mensajes:
    246
    Pluma de
    Escritor
    Re: El castigo de los ángeles

    Buenasoooooooo,que buen capitulo , pobre niño casi quema por tratar de tocar a la muerte , espero contiiii
     
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