Suspenso El capítulo perdido.

El capítulo perdido​

Capítulo cero:
El final.

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Las gotas caían del cielo y mis pies desesperados rompían charco tras charco, aislando el ruido de la tormenta en un plano secundario; todo era ruido a mi alrededor. Entre mis pisadas torpes, mis gemidos cada vez más débiles y la intensa lluvia que furiosa se llevaba mi sangre por los desagües y con ella mi esperanza, aún se escuchaba, como un compás, la respiración tranquila de quien venía detrás de mí con la intención de cobrar mi alma.


¿Cómo era posible que mis oídos estuviesen aturdidos por la melodía de mi propia muerte y solo yo pudiera escucharla? Llevaba eternos minutos deseando que alguien se diera cuenta, que apareciera de la nada, y que me rescatara de un destino que, muy en mi interior, ya había asumido como cierto. Iba a morir, por supuesto, pero siempre había sido terca y no iba a dejar de serlo momentos antes de dejar el mundo.


Sostuve mi vientre y la bala que cargaba en él mientras avanzaba por la oscuridad, tratando de adivinar mi camino y planificar mis pasos entre los relámpagos. La tormenta se ponía cada vez más furiosa, como si estuviera tan ansiosa como yo por atravesar el puente, por llegar a la ciudad y por gritar hasta el colapso de mis pulmones, hasta que alguien por fin viniera a mi rescate.


Y así, justo cuando más intensa era la ilusión de sobrevivir, sobre ese mismo puente, colapsé incapaz de dar un paso más. ¿Qué más me quedaba por hacer?


Alguna vez asistí a alguno que otro estudiante de medicina en la biblioteca y escuché conceptos que nunca pensé poder entender, pero en esos momentos la palabra ‘adrenalina’ resonaba en mi cabeza como un recuerdo lejano. Me sonreí con lástima mientras el resto de mi cuerpo caía sobre mis codos, rendida, sin poder soportar por un segundo más el dolor en mis entrañas, dolor que no era solo mío. Esa adrenalina que me había impulsado a correr había abandonado mi cuerpo, junto con mi sangre, junto con la poca vida que me quedaba.


De esa forma entendí que la palabra ilusión era clave, porque en el fondo siempre supe que iba a morir, y que quizás debí entregarme en el umbral de aquella casa tras el primer disparo. Corrí detrás de una ilusión, pero debí haber entendido mucho antes que no se puede alcanzar algo que no existe.


Yo no solo estaba corriendo para salvar mi propia vida.


Entonces se detuvo detrás de mí. Detuvo su andar tranquilo y confiado porque siempre supo que me alcanzaría sin importar qué tan rápido corriera, qué tan lejos pudiera llegar. Estaba escrito en mi destino morir en sus manos y me había alcanzado para asegurarse de que así fuera.


Ni siquiera pude darme vuelta para intentar ver su rostro entre los destellos furiosos del cielo. Caí con mi cara en un charco, sabiendo que ese sería el último que iba a perturbar, siendo invadida furiosamente por mis recuerdos, viendo mi vida, como dicen, pasar frente a mis ojos.


Y morí.


Morí fría, herida, desolada, pero acompañada.

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Palabras: 513

Contenido oculto: nota de autora

Esto es... inesperado, por decir lo mínimo (?) No me esperaba despertar hoy y plantearme escribir una novela, mucho menos publicarla. La verdad es que esta idea vino a mí hace un par de semanas, y aunque siempre estoy acostumbrada a transformar las ideas en colectivos, esta vez no pudo ser así. Siempre tomé colectivos como una excusa para no escribir por mí misma porque siempre sentí que para hacer algo sola no tengo motivación, pero una debe aprender a hacer cosas a solas también.

Ni siquiera sé a dónde va a ir esta historia porque solo me iluminé (?) con la idea central. Aún no tengo nombres para los personajes ni tengo idea de cómo será nada respecto a ellos pero sentí que si no lo hacía oficial publicándolo, jamás tendría la iniciativa de continuarlo.

Así que aquí me tienes, si me estás leyendo (?) y te generó intriga (?) yo también estoy intrigada por ver cómo se desarrolla esta historia xd Y me voy antes de que esta na me quede más larga que la introducción.

Muchas gracias por leer <3 Con amor, Ceci