El camino que debo seguir

Bien veo que les va gustando la trama del fic. Es agradable saber eso, me da ánimos para seguir escribiendo. En esta ocación les dejo la continuación, es el capi 6 ya. Bien, no quiero robarles mucho tiempo en leer esto así que vamos directo al fic.

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Capítulo 6: Nuevos retos.​

Casi atardeciendo, me había topado con una chica de rostro familiar, sus ojos púrpuras y cabello rojo carmesí, casi como de mi edad, me ponía pensativo e intentaba recordar dónde la había visto antes. Ahí estaba ella, parada y de brazos cruzados, mientras yo me encontraba en el suelo y recibía su mirada penetrante junto a un seño fruncido. Sin rencores, me levanté lentamente, mi compañero Growlithe estaba tras mis pies, como con ganas de morderla. Ella nos seguía con sus ojos detenidamente, mientras un silencio comía el tiempo del momento, hasta que...

-Oye, ¿te vas a quedar ahí mirándome sin más? –Dijo ella casi matándonos con la mirada-
-¿Podría... hacerte una pregunta? –Dije arrodillándome para calmar a mi can pokémon-
-¿Y por qué debería responderte a ti? –Volteando la mirada-
-Debí haber hecho algo muy malo para ser tratado así... ¿no crees Growlithe? –Dije riendo mientras acariciaba el pelaje de mi amigo-
-¡Grow! –Exclamó mi compañero para afirmar-
-Ya... basta, ¿acaso no tienes memoria? –Preguntó la chica algo enojada y con sus puños cerrados-
-¿Te conozco? –Dudoso pregunté-
-¡Ay dios! Me atropellaste hace dos días en Cuidad Endrino ¡abuelo!
-Ah si, ahora recuerdo. Así que tu eras, te debo una disculpa. Oh pero te la cobraste ya al golpearme. –Mirándola seriamente exclamé-
-Bien, es todo entonces... hasta otra... –Se despedía volteándose-
-¡Espera! ¿No me dirás tu nombre? El mío es Nate, soy de Cuidad Endrino.
-Oh que coincidencia, yo soy de allá. Pero no te diré mi nombre... a menos... –Dijo volteándose a verme-
-¿A menos...? –Dudoso-
-A menos que me derrotes en una batalla pokémon. –Tomando una Pokéball-
-Lo siento, pero tengo un Gimnasio por enfren... –Siendo interrumpido por ella-
-¿Para ganar esta medalla? –Mostrando en su mano derecha la Medalla Tierra-
-Veo que tú también quieres llegar a la liga.
-Ja, por supuesto. Vengo de un octavo lugar en la Liga Johto y la Añil es mi siguiente objetivo. –Moviendo su cabello con una mano en gesto de altanería-
-Bien, si venciste al líder de este Gimnasio, debo vencerte para saber que soy capaz de obtener esa medalla. Acepto tu reto, señorita misteriosa.
-No me hagas reír, bien Nate, prepárate porque esta batalla será corta. –Exclamó con una sonrisa-
-Que sea un dos contra dos. –Tomando la pokéball de Tyrogue-
-Me parece genial. Bien ¡sal ya Flaaffy!

Un pokémon con apariencia de cordero color rosa había hecho aparición, sus pequeños copos de lana estallaban de chispas eléctricas mientras intimidaba con la mirada a Growlithe que observaba detrás mió.

/-Pokédex: Flaaffy- Tan sólo su pelaje lanudo es lo que se carga de electricidad y cuando esto pasa su cola se enciende. /

-Creo que ya es hora de poner a prueba a Tyrogue. Vamos ¡sal ya compañero! –Exclamé lanzando la Pokéball-

El pequeño pokémon luchador estaba inclinado apenas y tomando distancia de su rival, mientras la observaba con una mirada desafiante y moviendo sus manos.

-Presa fácil mi corderita. Vamos pequeña, ¡usa tu Impactrueno ahora! –Ordenó la chica-
-Este chico tiene sus trucos, ¡Ataque sorpresa ahora! –Miré a la chica con una sonrisa-

El impactrueno parecía dirigirse directo a Tyrogue cuando éste se movió rápidamente dando un salto y apareciendo detrás de Flaaffy, para terminar su movimiento, de una fuerte patada que la dejó mordiendo el polvo, quedando postrada en el suelo

-Magnífico movimiento Tyrogue. –Dije elevándole el pulgar al pequeño luchador-
-Solo fue un rasguño. –Dijo confiada- Flaaffy, pongámonos serias, ¡usa tu Onda Trueno ahora!
-Cuidado Tyrogue, ¡golpea rápido con tu Ultra puño! –Grité-

El pokémon pelea acertó su puño velozmente en el rostro de la cordera, pero ésta luego de recibir el golpe, responde a la ofensiva con su onda eléctrica dejándolo casi inmóvil a su rival que retrocedió rápidamente apenas pudiendo pararse, mientras que respirando con dificultad, la pokémon de color rosa se encontraba casi en la misma situación.

-Oh no, ¡Tyrogue! ¿Te encuentras bien? –preocupado pregunté-
-Ty... Tyrogue... –Respondió asintiendo con su cabeza pero con dificultad-
-Lo tenemos Flaaffy, un poquito más. ¡Acábalo con tu Cola de hierro! –Expuso la chica con la misma confianza que demostró antes-
-¡Tyrogue! ¡Vuelve a usar tu Ultra Puño! –Ordené-

Tyrogue logró moverse y casi llegó a dañar a Flaaffy, sin embargo la parálisis se lo impidió dejándolo indefenso ante la ofensiva de la cordera, recibiendo el daño total de la cola de hierro. Luego mi compañero quedó en el suelo ya debilitado aunque intentaba pararse pero fue inútil, por otro lado la pokémon rosa se encontraba exhausta ya.

-Hiciste lo mejor que pudiste mi amigo... –Suspirando y regresándolo a la ball-
-Bien Flaaffy, es todo por ahora. No quiero que te sobrepases. –Dijo la chica regresando a su cordera- Bien, que siga el combate, ¡envío ahora a mi linda Vulpix!

Ahí estaba esa pokémon con ojos grises, pelaje color naranja casi café y seis hermosas colas tan delicadas que daban ganas de acariciarla.

/-Pokédex: Vulpix- Puede controlar el fuego a su antojo y libera llamas por la boca. Tiene seis colas cuya temperatura sube de forma radical justo antes de evolucionar. /

-Growlithe, hora de dar la cara, ¡tu eres mi carta del triunfo! –Dije sonriendo-
-Grow, grow! –Avanzando hacia el campo de batalla-
-Vamos pequeña, ¡dale una linda lección a ese perro! ¡Ataque rápido!
-Amigo, recíbela con un Lanzallamas ¡ahora! –ordené-

Vulpix avanzando con velocidad vio venir el lanzallamas rival sin embargo simplemente lo absorbió por su hocico y siguió su camino embistiéndolo con gran potencia a mi can.

-¿Qué, qué fue eso? –Sorprendido expresé viendo a Growlithe ser arrastrado por el impulso-
-Absorción de fuego, es la habilidad de mi Vulpix, ella no puede ser dañada por ataques del tipo fuego. ¿Acaso no sabías eso? jajaja –Preguntó con una risa en su rostro-
-Claro que no lo sabía. –Dije entre dientes- Growlithe, en ese caso... ¡Ataca con Derribo!
-Vulpix bonita, usa tu ¡Rayo confuso! –Chasqueando sus dedos-

El can en su rumbo de arremeter a su rival se vio afectado a medio camino por el ataque de persuasión creado por Vulpix. Luego de esto, Growlithe fue casi en zigzag a golpearse contra un árbol quedando algo atontado.

-Vulpix, ¡acábalo ahora! ¡Usa tu Golpe Cuerpo! –Ordenó ella-
-¡Growlithe! ¡Si puedes moverte, dale con Derribo!

El can sacudió la cabeza y vio venir a la zorrita de seis colas con su ataque, y en consecuencia fue directo a ella para embestirla igual. Ambos chocaron y fueron impulsados por la acción del golpe cerca de sus entrenadores respectivamente. Sin embargo, Vulpix si pudo reaccionar mientras que Growlithe quedó totalmente debilitado.

-Diablos, sabía que dos batallas seguidas no iba a ser bueno para ellos... –Metiendo a Growlithe a su pokéball-
-Bueno, ahí te quedas sin saber mi nombre. –cargando a su Vulpix- Bien hecho bonita.

Ya casi anochecía al momento de terminar la batalla cuando apareció caminando hacia nosotros un chico de unos 15 años, una vestimenta algo sucia y el pelo alborotado de color café.

-Buena batalla Mirand. –Dijo en tono serio-
-Ja, vengo arrasando en Kanto, aún no he perdido. –Alardeando la chica- Y... ¡No tenías por qué decir mi nombre! –Haciendo berrinche-
-¿Quién eres tu? –Pregunté curioso-
-Él es el líder actual del Gimnasio de Cuidad Verde. –Suspirando- ¿es que no sabes nada?
-Soy nuevo aquí, ¿qué esperabas? –Con la mirada desafiante hacia Mirand-
-Yo también, ¿y qué? –Dijo volteando la mirada-
-Ya calma, parece que ella está mucho más informada, solo es eso. –Poniéndose entre nosotros dijo el chico-
-Como sea... yo me marcho, tengo otra medalla por ganar, nos vemos. –Dijo la chica yéndose rápidamente-
-¡Adiós...! –Saludaba levantando su mano el chico- Esa chica tiene un gran futuro....
-Ejem... yo estoy aquí. ¿Cómo te llamas? –Llamándole la atención pregunté-
-Ah claro, supongo que tu también irás al Gimnasio, en ese caso, tu serás el último retador que lo pise en mi presencia, mi nombre es... Nathan.

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Y como ya es costumbre me gusta dejarlos espectantes en el final. No me maten... jaja. Hasta la semana que viene.
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Bueno, antes que nada, me disculpo, debía subir ayer el capi pero como tube fiesta se me corrieron un poquito los horarios xD Bien, aquí les dejo el capítulo 7. Espero les guste como va la historia, y gracias por comentar.​

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Capítulo 7: El inicio de una deuda.​

Ya tenía frente a mí a un líder de Gimnasio, esa persona que sería a quien debería vencer para obtener la primera medalla, ante la revelación de este personaje, solo me quedaba enfrentarlo y vencerlo.

-Mi nombre es Nathan, como ya dije, soy el actual líder del Gimnasio de Cuidad Verde, y tu eres un tipo que como yo ha perdido con la misma chica jajaja –Dijo a carcajadas-
-Mis pokémons estaban cansados, eso es todo. –Dije desviando la mirada-
-Si claro... –Dijo sarcástico conteniendo la risa-
-¡Hablo enserio!
-Ya ya, no importa, el hecho es que perdiste... Bien, ve al Centro Pokémon, tus pokémons y tú necesitan descansar. –Cruzándose de brazos- Además ya es muy tarde... –Bostezando- Tengo algo de sueño, bien te veo mañana... mmm ¿cómo te llamabas?
-Nate, y prepárate porque mañana te las verás conmigo... ¿Ah? ¿Dónde se fue? –Mirando para todos lados me preguntaba-

Ni llegué a terminar la frase, que el tipo ya se había ido.... fue muy vergonzoso, pero sin más que hacer ahí, me dirigí hacia el Centro Pokémon que podía ver no a mucha distancia. Ya pensaba que podría comer algo también, desde que salí de casa no había comido ningún alimento decente, así que hice una pequeña parada en un restaurante, aprovechando que salí con algo de dinero. Entré lentamente, me ubiqué en una de las mesas, y sin demoras, una camarera se acercó a preguntarme que iba a pedir, aunque parecía algo inexperta.

-Ho... hola joven, ¿Cuál será su orden? –Dijo algo insegura-
-Veamos... –Tomando el menú- Quisiera una ensalada de tomates y un poco de pollo frito por favor.
-Ensalada.... pollo frito.... –Anotando- Ya... ya mismo le traigo su orden joven.

Si, era nueva en el lugar, esa chica de cabello largo de color algo azulado, y unos ojos morados, que no parecía muy grande tampoco, si no me equivoco hasta semejaba estar teniendo casi mi misma edad. Perdido en mis pensamientos, fui interrumpido y alertado por un ruido que me hizo dirigir la mirada para observar de donde provenía. Había sido la misma muchacha, que tropezó y le hizo voltear la orden que traía otro de los meseros.

-¡No otra vez! –Dijo enojado el mesero- ¿Así quieres pagar lo que debes?
-Lo... lo siento... ya mismo recogeré todo, no se preocupe. –Se disculpaba la chica recogiendo los elementos-
-Te queda un largo rato aquí a este paso, ¡así que pagas o haces bien el trabajo!
-Haré... bien el trabajo... –Respondió la chica recogiendo todo y comenzando a limpiar el suelo.-

Tenía ganas de interferir, pero eso le provocaría problemas a ella, y a mí también. Igualmente, no me gustaba la idea de dejarla así, tenía que pensar algo para ayudarla. Primero necesitaba saber qué pasaba, así que esperé a que terminara de limpiar para llamarla, y así fue, había acabado rápido.

-¡Mesera! ¿Podría venir un momento? –La llamé-
-Si... claro joven. –Acercándose a la mesa-
-Veo que tienes problemas, ¿Qué hiciste? –Pregunté en voz baja-
-Ah... yo... –Mirando hacia todos lados, tomó lápiz y papel y escribió algo en él dejándomelo en la mesa- Hasta luego... –Susurró entregando mi orden-

Dejé la comida debajo de la mesa, liberé a Growlithe y Tyrogue de sus pokéballs para que comenzaran a comer.

-¿Qué habrá pasado? –Tomé la nota y comencé a leerla-

-“Soy una entrenadora pokémon, no tenía dinero e intenté comer sin pagar, estoy aquí hace tres días y trato de hacerlo con trabajo, pero a este paso no me iré jamás.”-

Luego de leer la nota me puse a pensar si realmente podría ayudarla, debería solo pagar lo que ella debía allí y nada más, pero probablemente me quedaría sin dinero. Era una decisión difícil. Aún así, me acerqué a hablar con el empleado que le había gritado, el cual se encontraba barriendo, en apariencia se veía joven, como 18 años tal vez. Cabello rubio y ojos negros. Avancé hacia él mientras mis dos amigos cenaban.

-Disculpe... ¿Podría hacerle una pregunta? –Pregunté seriamente-
-Si, aceptamos tarjetas de crédito.... –Dijo sin observarme mientras continuaba trabajando-
-No hablo por eso. –Dije casi enojado- ¿Cuánto debe esa chica?
-No me hagas perder el tiempo por favor. –Aún sin observarme-
-Si fuera tan amable de mirarme a la cara cuando le hablo estaría agradecido. –Dije cerrando los puños-
-Mira enano, no me hagas perder el tiempo, los problemas de esa chica a ti no te deben de interesar. –Volteo haciéndome frente con furia-
-¿Y qué si me interesan? –Respondí enfadado y observé su distintivo- Señor Kido...
-Te las verás conmigo, arreglemos esto afuera. ¿Eres entrenador verdad? Demuéstralo. –Tomándome de la camisa-
-No tengo problema, si gano, la cuenta de esa chica estará pagada. –Dije apartándome-
-¡Pero si pierdes tu vienes a trabajar con ella!
-¡Es un trato! Vengan chicos. ¿Están listos? –Llamé a mis dos pokémons-
-¡Grow! ¡Tyro, Tyro! –Exclamaron los dos en señal de afiormación-
-Yo, Kido te aplastaré enano.

Ambos salimos a la calle frente al restaurante, con la mirada fija y llena de enfado uno a otro. Hacía un poco de viento que golpeaba nuestra vestimenta y cabelleras.

-Empecemos enano, esto será rápido así que un simple mano a mano será suficiente. ¡Yo te elijo Elekid! –Gritó Kido lanzando su pokéball-

/Pokédex:-Elekid- gira los brazos para cargar energía que luego usa para atacar al enemigo, la energía que genera no la puede almacenar y debe soltarla enseguida. /

-Bien, Tyrogue te elijo a ti. –Ordené mientras rápidamente de un salto, Tyrogue se ponía en posición-
-Ya, esto será fácil, ¡Elekid usa tu Ataque rápido!
-¡Tyrogue! ¡Ataque sorpresa!

Ambos ataque fueron a una velocidad increíble, y solo se pudo observar el choque de golpes de un pokémon al otro.

-¡Elekid, Patada baja ahora! –Ordenó Kido-
-¡Tyrogue salta y golpéalo con una mega patada!

Veloz el pokémon eléctrico, atacó con una barrida al pequeño luchador, pero fue inútil, éste último de un salto sin esfuerzos y evadió el golpe, rematando la acción con una patada descendente en la cara de Elekid, que quedó algo atontado.

-¡Vamos holgazán, levántate! –Exclamó-
-¿Cómo puede ser que trates así al pobre Elekid? –Pregunté enfadado-
-Concéntrate en la batalla, ¡Elekid usa tu Puño Trueno!
-Tyrogue, Ultra puño ¡ahora!

La velocidad de Tyrogue estaba muy por encima de la de Elekid que recibió el golpe de lleno sin poder hacer más.

-Ya ríndete Kido, Elekid no puede seguir así.
-No me rendiré, ¡Elekid! ¡Vamos, usa ya tu Impactrueno!
-Tyrogue, intenta evadir, y dale un Mega Puño... –Dije ya casi sin ganas-

El impactrueno fue algo débil y desviado por el estado de Elekid, terminando en la nada, acto seguido el ataque de Tyrogue no se hizo esperar y dio de lleno al pokémon eléctrico dejándolo ya debilitado.

-Vamos debilucho, ¡levántate! –Gritó Kido-
-Ya déjalo en paz. Si quieres hacer algo bueno en tu vida, quiere y entrena bien a ese Elekid.... –Dije regresando a Tyrogue a su Pokéball-
-Tú no me dirás cómo debo entrenar a mi pokémon. –Respondió-
-Bien... ahora quiero que dejes a esa chica salir de aquí.
-Paga su cuenta y sin problemas la dejo salir, yo no soy el dueño del lugar para permitirlo. –Volteando la mirada-
-Tú ganas... –Entregándole el poco dinero que tenía-
-¡Oye tu, la chica nueva! ¡Ven aquí afuera! –Gritó para los adentros del restaurante-
-¿M-me llamaba señor? –Dijo con la mirada baja-
-Este chico pagó tu cuenta, puedes irte. –Dijo entrando al local nuevamente y pegando un portazo-
-Gracias, te debo una.... y una grande. –Dijo haciendo reverencia la chica-
-Claro que no, bien debo irme ya, el Centro Pokémon me espera... –Dije volteándome ya para marchar-
-No tengo a donde ir, soy una entrenadora viajera, así que podríamos ir juntos, además necesito pagarte el favor, mi nombre es Tamara, mucho gusto. –Dijo sonriente-
-Si tú quieres entonces no hay problema, vamos. –Dije tomando unos pasos de distancia y mirando hacia el frente con Growlithe siguiéndome-
Y así, junto con aquella chica, nos dirigíamos al Centro Pokémon para descansar, pronto me esperaba mi primer reto contra un Líder de Gimnasio en Kanto. Estaba muy nervioso y entusiasta, pero ya faltaba poco para el gran momento.

 

Buenos días, tardes, noches, madrugadas, mis queridos lectores, bien me demoré más de loq eu pensaba en éste capi, pero seguro les gustará. Espero sus críicas y comentarios. Y ante todo. ¡Felices fiestas! ¡Feliz Navidad!​

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Capítulo 8: Prediciendo lo impredecible.
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Amanecía en el Centro Pokémon de Cuidad Verde, una mañana con un cielo algo nublado que daba la impresión de que una intensa tormenta se avecinaba. Me encontraba en uno de los asientos del lugar, algo adormilado pero me desperté por la luz del cielo asomándose. Tamara estaba ubicada a unos metros durmiendo apoyada en una mesa. Yo, mirando hacia fuera, podía ver las puertas del Gimnasio de Nathan, al cual pensaba retar ése día.

-Oye, despierta vamos... –Dije picando el brazo de Tamara-
-Ah... –Bostezando- ¿Qué hora es ah? –Preguntaba ella mientras apenas parpadeaba-
-Son las 6: 30 AM... –Respondí mirando el reloj del Centro-
-Ay, déjame dormir un poco más... –Dijo en voz baja y volviendo a acomodarse para seguir durmiendo-
-Vamos, ¡no hay tiempo que perder! –Dije golpeando la mesa-
-Por favor... es muy temprano... –Sin despegarse de la mesa-
-¡Despierta ya! –Le grité al oído-
-Ah, ¡está bien, está bien! –Poniéndose de pie- Parecías más amable...
-Yo nunca dije que tendrías lujos ni comodidades si venías conmigo, vamos tengo una batalla de Gimnasio por ganar... –Dije tomando mi mochila-
-Andas muy confiado parece... –Conteniendo la risa-
-Así es, ¿algún problema con ello? –Me volteé para mirarla seriamente-
-No... No hay ninguno, solo que espero que estés preparado... –Desviando la mirada-
-Claro que lo estoy, me propuse vencerlo y así lo haré... ¡vamos! –Expresé saliendo del Centro-
-¡E... Espérame! –Dijo tomando rápido sus cosas e intentando alcanzarme-

Ya asomándose un poco de claridad, aún cubierta por nubes, sin mucho recorrer, Tamara y yo nos encontrábamos en las puertas del Gimnasio. Adelantándome, las abrí sin temor ni nervios mientras ella observaba su alrededor con una mirada curiosa. Estando dentro del lugar, mis ojos buscaban a Nathan pero no hallaban nada allí, pero de pronto, sin explicación alguna, él se hizo presente frente a mí, como por arte de magia, vestido con un atuendo tropical y un sombrero de paja, como si estuviera de vacaciones en el caribe.

-¡Hola, hola! ¿Cómo amaneció mi amigo Nate? –Me sorprendió él con una expresión algo alocada-
-¡Kya!, ¡un fantasma! –Dijo Tamara asustada y escondiéndose detrás de una columna-
-¿Có... cómo hiciste eso? –Pregunté con los ojos bien abiertos-
-Jajaja secreto... –Dijo Nathan matándose a carcajadas- Uff bueno ya, ¿quién es esa chica? –Preguntó señalando a Tamara-
-¿Yo...? yo soy Tamara, acompaño a Nate en su viaje... –Acercándose a Nathan- Un gusto.
-Mi nombre es Nathan, soy el líder de aquí, y bien... listo todos presentados... ahora ya no perdamos tiempo, Nate, tu serás mi último rival aquí, así que no quiero que me decepciones.
-Ja, claro que no lo haré Nathan, vengo más que listo para esta batalla. –Dije cerrando un puño- Pero... ¿qué significa ese atuendo? –Dije intentando contener la risa-
-¿Esto? Jajaja luego de esta batalla me iré de vacaciones... -dijo Nathan volteándose-

Nathan, desapareció como por arte de magia, para luego llamarnos a ambos ya desde su posición en el campo de batalla. Me preguntaba cómo es que hacía eso, pero en ese momento decidí no darle importancia, así que avancé a paso lento hasta allí, mientras Tamara se ubicaba en una de las gradas que rodeaba la zona de combate, la cual era llana y no presentaba nada en especial.

-¡Vamos Nate! ¡Tú puedes! –Me alentaba la chica con su grito-
-De acuerdo Nate, quiero que no te contengas. ¿Cuántos pokémons tienes? –Preguntaba Nathan-
-Sólo tengo dos... –Dije callado y serio-
-Esto será muy corto, en fin... un dos contra dos será entonces. Las reglas serán las siguientes, sólo el retador puede sustituir sus pokémons, el que debilite los dos pokémons de su rival gana la batalla y si logras vencer obtendrás una medalla oficial que junto con otras siete te permitirá acceder a la Liga Añil.
-Perfecto, veamos que tienes Nathan... –Dije tomando una de mis pokéballs-
-Claro, déjame presentarte a mi primer pokémon, ¡él es Brian! –Dijo Nathan con una sonrisa en su rostro mientras lanzaba su pokéball al campo de batalla-
-¿Y ese pokémon? –Me preguntaba mientras lo observaba con duda, para luego tomar la pokédex-

/-Pokédex: Numel- Acumula magma en ebullición en la joroba de su lomo que transforma en una energía extraordinaria. /

Un pokémon con apariencia de camello pequeño y de color amarillo estaba allí, su rostro parecía algo perdido y no expresaba ni un gesto coherente.

-Éste es Brian, mi Numel, veamos que puedes hacer contra él. –Dijo Nathan con una mano en su bolsillo-
-Que sea fuego contra fuego, ¡elijo a Growlithe! –Luego de lo dicho lancé mi pokéball-
-¡Grow! –Dijo feliz el canino-
-¡Idiota! –Me gritó Tamara-
-¿Qué pasa? –Pregunté-
-¡Numel es de tipo tierra también, hará añicos a tu perrito! –Aún gritando-
-Eso no lo sabía... pero no me retractaré, Growlithe lo hará bien.
-Bien Nate, haré el primer movimiento, Brian, usa tus ascuas. –Dijo Nathan-
-¿Ascuas? No es nada difícil, Growlithe quiero que esquives ese ataque y le dispares tus lanzallamas.
-Justo lo que pensaba... –Dijo Nathan entre labios-

Numel lanzó su ataque de fuego, unas pequeñas llamas que llegaron al perruno pero éste las evitó con un simple movimiento. Luego de ello, Growlithe atacó con su Lanzallamas al objetivo, golpeando de lleno en todo su cuerpo, sin embargo, Brian no pareció verse afectado por el ataque.

-El fuego es una de las cosas con las que Brian está acostumbrado. Nate me haces reír jajaja. –Se reía Nathan-
-Entonces, ahora sé que hacer, ¡Growlithe, quiero que le des con tu Ataque rápido!
-Brian, hazlo bailar con tu magnitud jejeje. –Expresó Nathan con una sonrisa-

La tierra comenzaba lentamente a moverse, mientras tanto Growlithe golpeó rápidamente con una embestida a la que Brian solo reaccionó cerrando sus ojos. Sin embargo segundos después, la tierra del campo comenzó a agrietarse dañando un poco a Growlithe.

-Diablos, eso fue más fuerte de lo que pensé.... –Dijo Nathan- Parece que tu perrito le dio bastante duro a Brian, generalmente no muestra esa expresión al menos que lo hallan golpeado seriamente....
-Me halagas Nathan... Growlithe, ¿estás bien? –Pregunté-
-Grow... ¡Grow! –Contestó Growlithe con un poco de dificultad-
-Genial amigo, ahora quiero que uses tu derribo.
-¡Grow! –Afirmó el can-
-Brian, recíbelo con un derribo tú también....-Ordenó Nathan-

El perruno con un movimiento directo se lanzó hasta el Numel inmóvil con un fuerte ataque a gran potencia, sin embargo el pequeño camello apenas moviéndose se acerco hasta Growlithe para golpearlo con todo su peso, ambos rivales se toparon uno con otro recibiendo los dos bastante daño. Brian apenas fue movido de su sitio pero su expresión en el rostro mostró que había sentido bastante dolor, mientras que el can, había sido enviado hasta la esquina del campo postrado en el suelo casi sin fuerzas. Pasaron unos segundos hasta que Brian dio signos de haber quedado debilitado.

-No lo hizo tan mal... –Pensaba Tamara-
-Hay que saber cuando rendirse, Nate, venciste a mi primer pokémon. –Dijo Nathan regresando a su Numel a la pokéball- Lo hiciste estupendo... Ahora quiero ver que hacer, cambiaremos el campo de batalla.

Dicho esto, unas rocas rodearon la zona de combate, dejando intacto aproximadamente un metro cuadrado alrededor de los pokémons.

-Quiero ver como lo haces con el segundo, Magoichi sal ya. –Lanzó Nathan su segundo y último pokémon-

Un pequeño pájaro estaba en el campo, de color verde y un corto pico de color amarillo. Sus ojos reflejaban misterio por donde se lo mire.

/-Pokédex: Natu- Es un pájaro con poderes psíquicos, no puede volar porque las alas no le han crecido lo suficiente. /

-No puede volar... eso puede ser una ventaja... Growlithe, usa tu lanzallamas en él.
-No tan rápido, Magoichi no podrá volar, pero tu perrito si.... –Dijo Nathan riéndose-
-¿Qué? –Pregunté confundido-
-¡Magoichi! ¡Ya sabes que hacer! Jajaja. ¡Que empiece el show!

Antes de que el perruno pueda hacer algún movimiento, la fuerza psíquica del pequeño pájaro pokémon lo controló, haciéndolo flotar primero y luego enviándolo bruscamente hacia las rocas del campo, dejando a Growlithe postrado en el suelo.

-Sabía que no duraría mucho.... –Dijo Tamara-
-¡Oh no! Growlithe.... lo hiciste bien... –Me lamentaba regresando al can a su pokéball-
-Estamos iguales Nate, vamos, quiero ver que más tienes, no me dejes con la intriga y saca a tu segundo pokémon...
-Tu lo pediste, ¡Tyrogue sal ya! –Dije eufórico lanzando la pokéball-
-¡¿Un Tyrogue?! –Dijeron a la par Nathan y Tamara mientras se reían a carcajadas-
-Si antes estabas mal, ahora estás peor Nate, eres hombre muerto jajaja. –Expresó Tamara sin parar de reírse-
-Ese pequeño no podrá ni rasguñar a Magoichi... –Dijo Nathan parando de reírse-
-No me importa lo que piensen, Tyrogue está a la altura de ese Natu. –Dije cerrando los ojos-
-¡Ty.... Tyrogue! –Se enfurecía el pequeño pokémon luchador-
-Aprovechemos amigo, ¡usa tú Ultra Puño!
-Magoichi, pongámonos serios, usa tu poder psíquico. –Ordenó Nathan con una media sonrisa-

Un aura de color rosa rodeaba al enfurecido peleador, cuando éste con un rápido movimiento fue a atacar al Natu, sin embargo antes que pudiera golpearlo, el poder psíquico de Magoichi hizo estrellarlo contra las mismas rocas que al Growlithe. Sin embargo el enojo del pokémon lo hizo ponerse nuevamente de pié.

-No tienes oportunidad con un pokémon luchador a medio entrenar Nate, ésta batalla termina aquí... –Decía Tamara-
-Tyrogue puede ganar ésta batalla, lo sé... –Expresé furioso- Debo pensar algo... –Pensaba-
-Magoichi, tele transpórtate y usa tu pico talador en él. –Sonreía Nathan-
-¡Tyrogue, cuando lo tengas cerca, usa tu Mega Puño!

Magoichi se tele transportó frente a Tyrogue, y antes de que el pequeño luchador pueda moverse usó su pico taladro en él, luego el verde pajarillo se retiró dando saltitos dejando al peleador al borde de quedar debilitado.

-Si que le están dando una paliza al pobre... –Decía Tamara-
-¿Qué hago...? ¿Qué hago...? –Comencé a observar el campo de batalla- Sólo están las rocas ahí... espera un segundo, lo tengo. –Pensaba- ¡Tyrogue, usa tu Mega Patada y Mega Puño en esas rocas! ¡Hazlo con todas las rocas del campo!
-¿Qué piensa hacer ahora? –Pensaba Tamara-
-No sé que intentes compañero, jajaja pero no funcionará, Magoichi, detenlo con tu poder psíquico. –Decía Nathan riéndose-

El luchador comenzó a moverse a una velocidad increíble para estar en esas condiciones, mientras el pequeño Natu, intentaba detenerlo con sus poderes pero no pudo hacer nada debido a que el objetivo no estaba quieto. Acatando la orden, Tyrogue golpeaba las rocas con gran potencia, partiéndolas exactamente a la mitad enviando las partes por el aire, hasta que se dio cuenta el por qué de hacerlo, y cada fragmento de ellas las comenzó a hacer colisionar con el pájaro pokémon que intentaba evadirlas a pequeños saltos, pero fue en vano. Finalmente ya quedando sin fuerzas para evadirlas, el Natu, recibió uno y cada uno de los trozos de rocas quedando debilitado.

-Ma... Magoichi... –Se sorprendía Nathan-
-¡Ese es mi Tyrogue! –Celebraba acercándome al pequeño para abrazarlo-
-Valla valla, Nate es todo un estratega, a pesar de estar en desventaja, logró usar esas rocas como la debilidad de Magoichi.
-Nate, eres un gran entrenador... –Dijo regresando a su Natu a su pokéball y acercándose a mi- Y déjame decirte antes de entregarte la medalla, que éste Tyrogue, es un pokémon especial, no es normal ni su velocidad ni su fuerza. Debes saber aprovecharlo. –Dijo seriamente-
-Gracias Nathan... –Agradecía mientras regresaba a Tyrogue a su pokéball-
-Bien, toma tu merecida medalla... –Dijo sacándola de sus bolsillos y dándomela en la mano-
-¡Oh genial Nate! –Expresó Tamara acercándose a un lado- ¡Sabía que ganarías!
-En ningún momento lo pensaste... –Contesté mirándola seriamente-
-Claro que si... –Respondió cruzándose de brazos-
-Si... claro...

Dije sarcásticamente tomando mi mochila para guardar la medalla en una caja pequeña que guardaba por allí cuando sentí que algo se movía.

-¿Podría ser...? –Dije asombrado-
-¿Qué pasa Nate? –Preguntaba Nathan-
-¿Ah? –Expresaba confundida Tamara-

El huevo que llevaba comenzó a brillar, lo tomé con mis manos y de a poco estaba abriéndose...