One-shot de Pokémon - El baile de Bellossom

Mucha gente sabrá que la tentación es la peor enemiga del hombre, la tentación a causado que más de un pobre hombre caiga en las garras del fuego de la inquisición, esta, aunque no sea una historia de tentación en si, ella esta presente; sus garras se han aferrado a mi y Arceus no me tendrá misericordia.

Soy entrenador de la región de Hoenn, desde pequeño he tenido fascinación por los pokémon hembra, teniendo predilección por estas, gracias a su gracilidad y habilidad en los combates,

Al mismo tiempo de una infinita dulzura y amor a su entrenador, un amor que es recompensado por un Pokélito o cualquier caramelo, ganen o pierdan.

Descubrí este amor(o para-filia lo que quieran creer) al observar a la Braixen de mi hermano, cuando su rival ya estaba lo suficientemente débil, usaba su vara que llevaba en el rabo, expulsando una llamarada celestial que podía llevar al rival al sueño eterno.

Lastimosa o afortunadamente no llegaba tan lejos y todo terminaba con un apretón de manos entre mi hermano y el entrenador, en vez de unos restos quemados.

El acto concluía con la Braixen sentándose encima de mi querido hermano, con una sonrisa que mostraba todo sus dientes y se dejaba a la interpretación, coqueta o presumida, con la percepción de cada persona se podría ver una actitud diferente.

Si me lo preguntan a mi, esa sonrisa mostraba, no solo la típica felicidad o emoción de un pokemon, fémina o varón, por haber complacido a su entrenador.

Eventualmente mostraba lo que yo buscaba, el amor de una hembra hacia su empleador, por así decirlo y por más mal que suene.

Entonces se imaginaran mi felicidad cuando recibí el regalo de mis padres en mi décimo cumpleaños. Era una Oddish recién salida del huevo.

Salió de un salto de la caja y me miro con ese encanto digno de una hembra, en cuanto vi su sonrisa, sentí como si un gran sol me iluminara, a pesar de que caía una lluvia sobre la región desde temprano en la mañana.

Entonces mi viaje empezó, yo y mis tres compañeras—Sansa la charmeleon,Carmen la brionne y Lady la gloom—recorrimos la región de Hoenn, luchando con cada entrenador que seguía el mismo sueño, pero nadie podía siquiera dar ligera batalla, nadie podía dar una razón justa para detenerme por un misero segundo, tan solo servía para que mis amigas se luzcan y que el pobre iluso se gane el odio de las pobres criaturas que osen acompañarlo.

Todos caían ante la hoja afilada de Lady, el lanzallamas de Sansa, el rayo burbuja de Carmen que un amigo de mis padres me mando desde Alola.

La única oportunidad que tenían era cuando Gloom se paraba a holgazanear, en cuanto despertaba, el rival caía desmayado y entonces Lady se volteaba hacia mi con una sonrisa tonta que decía "¿lo he hecho bien?" y yo siempre le respondía con una sonrisa mecánica, después de haber ganado en cada oportunidad, ya nada me emocionaba.

Llegue a la liga con una ligera esperanza de un desafío mejor, pero fue en vano.

Ni siquiera los fantasmas o dragones asustaban a mi equipo, que se movían con mayor gracilidad que nunca y con sonrisas más brillantes y más tiernas que cualquier mujer o diosa pudiera ofrecer.

En cuanto me volví campeón compre una casa en el campo y me dedique a plantar bayas para alimentar a los pokemon de la zona y a destruir los sueños de los niños, cada entrenador que llegaba a la liga era fuertemente humillado por el poder femenino, cuando se acababa solo veía al pobre niño llorar a sus "muertos".

"Llévate a tus muertos y no vuelvas por aquí"

Poco a poco la vida se volvió rutinaria, Lady parecía una androide, desde que evoluciono a Bellosom solo bailaba porque necesitaba bailar, porque si no bailaba se le acabaría la batería.

La falta de sol ocasionaría que poco a poco sus órganos vitales dejaran de funcionar.

Parecería que la señorita solo se sintiera débil o no hubiera dormido bien, luego dará la impresión de que el abusivo de su empleador era muy duro con ella, algunos fantasiosos dirán que un Golbat le ha contagiado algo por el verdor de sus hojas cada vez mas descolorido, solo al final nos daríamos cuenta que la dama no ofrecía sus bailes matutinos y cuando menos lo esperemos simplemente dejaría de existir, j'étais

Las llamas que soltaba Sansa eran cada vez mas débiles, ergo, la llama de su cola también lo era, daba vueltas por la casa como una Torchic sin cabeza y hasta hacáa flotar el pensamiento de que tal vez sería más piadoso aventarle un cubo de agua para acabar con su espiral de sufrimiento rutinario.

Carmen me intentaba animar con su baile, pero honestamente no cumplía con su menester, era como el bufón del rey Lear; Seguía haciendo el trabajo por el que había nacido, pero su actuación era triste, sus bailes eran mecánicos y desanimados. Era un animatronico para divertir a los niños y servirles pizza y todo por culpa de presenciar la ruina(o tal vez locura) de su entrenador.

Antes de plantearme el suicidio, un cubo de agua para Sansa, oscuridad para Lady, un golpe para Carmen(o tal vez una cama de bronceado) y una cuerda para mi, caí en la cuenta de lo que necesitaban.

Entonces les conseguí pareja, no fue nada difícil, en mi viaje conocí a varios entrenadores, muchos de ellos criadores de profesión que tenían miles de pokemon en su afán de conseguir los mejores genes. Al poco tiempo tenía la casa llena de bebes comiendo bayas y jugando con sus madres.

Tuve que contratar a una muchacha para que me ayudara con las parcelas y los pokemon, así como instalar una nueva para alimentar a todos.

Un día revise el genero de las crías, solo había una hembra, una Popplio que ya dominaba el baile a temprana edad.

A pesar de esto Lady seguía con sus bailes mecánicos, cada pretendiente lo rechazaba como si fuera una monja; "Lo siento caballero, la señorita no esta de humor hoy", lo único que hacía era sentarse en cualquier rincón de la casa donde pudiera verla y tomaba el comportamiento de una niña malcriada a la que le han quitado el celular.

Después de divagar mucho se me ocurrió una idea, puede que tenga miedo a entregarse a un desconocido y sería respetable, tal vez si le ayudo un poco se anime y haga lo que la naturaleza quiere que haga.

Después de un día de trabajo en el campo apoye la piqueta en la pared y me acerque a la Bellosom. Estaba sentada en una de las sillas del comedor con las manos sobre la falda.

¿Que podría hacer ante esa muestra de pudor si no enternecerme? me acerque a ella y la bese.

Su boca tenía gusto a girasol, a un entrenador que captura un resplandor, en una parte del mundo un Ponyta recién nacido aprendió a caminar y un Cherrim floreció, Dialga se tranquilizó y el mundo se calmó.

Entonces de la boca de Lady salieron disparadas semillas, se pegar´pn a mi estomago y a mis pulmones y por un segundo me sentí revitalizado, después eso le cedió paso al miedo y este le hizo gala a la ira que acompaño a la locura.

Lo único que se me ocurrió hacer fue agarrar la piqueta, llena de tierra por el trabajo del campo y clavársela en la cabeza, mi acción fue recompensada por una cara de estupefacción y un liquido viscoso y amarillo salpicándome en la cara, junto con el ruido de algo rompiéndose.

Lady cayó al suelo ante la mirada aterrorizada de las crías y sus madres, las mire con una sonrisa y confabule el plan de matarlos a todos y dejar viva a la Popplio, me divertiría un poco con ella y luego me suicidaría.

Me puse a pensar en que cuerda usaría y sobre el entrenador que encontrará a la pobre criatura, descubrirá que sera incapaz de reproducirse de cualquier manera, después de todo ya se acostumbro a otra cosa.

J'étais.