"El amor jamas se compra" (sesshxkag)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por chipo, 2 Octubre 2010.

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    azul

    azul Iniciado

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    OO k barbaridadd k traman ahora estosn dos primero naraku saliendose con la suya a base de chantaje y el otro orgulloso y pero aun negando sus sentimientos k horror no lo puedo kreer en k continuaraa todo esto es tan complikado y por eso tan genial esta historia espero k la kontinues pronto ademas sango tiene toda la razonn jajaj imagino la cara d sessho cuando sango loo analizaba jaja en fin me encanto espero konti pronto
     
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    Idaly

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    Hola!

    Ayer leí la continuación pero no tuve tiempo de comentar jeje pero ahora sí.... definitiavamente ya no entiendo a Naraku, a veces parece que quiere a Kagome pero que forma de querer hee, amenazandola con hacerle daño a su padre sino esta a su lado, me da mucha lastima Kagome, obligada a fingir amor a un hombre al que ahora despresia mientras frente a ella esta al que verdaderamente ama y el pobre Sesshoumaru volviendose medio loco jaja y digo medio porque quien no habla solo? la verdad yo si lo hago pero hasta ahora mi reflejo nunca me ha contestado jajaja, espero puedas continuar pronto que te esta quedando muy interesante, adiós.
     
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    chipo

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    "El amor jamas se compra" (sesshxkag)
    Clasificación:
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    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
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    capitulo 20

    Kagome.

    Me encontraba sentada en el sofá de la sala de estar con una taza de té en frente de mí, todo estaba totalmente iluminado, era mucha la claridad la que te regalaba la gran puerta de cristal, que disponía esta habitación, puerta que te hacia paso a un verdoso y armonioso jardín, todo coloreados de lindas flores de todo los tamaños, pero, solo oler el aire que respiraba en esta habitación, hacia que todo lo que veía se volviera oscuro, aire contaminado de odio y rencor.

    Mi mirada solo se centraba en una persona, la misma que pedía de mil formas que le diese algo de tiempo, tiempo suficiente para poder llegar a cabo lo que un día acordó, pero por cosa totalmente ajena a mi persona, no sé porqué no se cumplió. Su expresión no era solo de preocupación, también había miedo, Naraku por como lo miraba, no sabía si era o no verdad lo que le contaba, aunque claro, viniendo de él, eso le era totalmente indiferente, pero lo que si era verdad, es que el pánico se estaba apoderando de él. Había algo en sus ojos en lo que me decía que tenía que creerle, que seguro tuvo algún motivo de fuerza mayor como para no atender a esto.

    Preocupación, miedo, agonía….era lo que su cara me hacía ver, era la expresión de la desesperación, desesperación que hacía que sus palabras sonaran entrecortada, como si no supiera bien como era la forma de hablarle a Naraku para que le creyera. Ya no aguantaba más esta situación, veía el seguido movimiento de la esposa del señor Namura, movimiento que hacía que sus manos no parasen de moverme, dejándolas un segundo sobre sus piernas, para después retirarlas y llevárselas al pecho, a sin continuamente. Pude notar como su respiración era algo acelerada, realmente estaba nerviosa, como si estuviera temiendo algo, algo que seguro no terminaría bien si no actuaba de seguida.

    -Querido- dije formalmente mientras levantándome del sofá blanco de estilo antiguo. -¿Por qué no esperamos unos días?- le dije acercándome a él, agarrándolo del brazo y mirándolo tiernamente. -Señor Namura, veras, tenemos un viaje pendiente y me gustaría que cuando regresemos, si es posible, que tenga lo acordado en el contrato- le dije regalándole una sonrisa, sonrisa que le hacía ver la lo que le estaba expresando, siendo cociente que todo esto me pasaría factura, en mientras Naraku me echaba una mirada de desaprobación. -¿Qué te parece querido?- le pregunté sin apartar la mirada de sus ojos, sabía lo que me esperaba nada mas cruzáramos la puerta de la casa, pero tenía que aprovechar este momento para poder darle tiempo al señor Namura, a Naraku no le gusta discutir conmigo delante de nadie, le gusta ser visto como una pareja ideal.

    -Está bien- su mirada era fría como el hilo, sabía que no era de su agrado ceder de esta manera. –Espero que lo tenga en nuestro regreso-

    -¡Gracias de verdad, muchísimas gracias!- decía el hombre respirando algo más tranquilo después de tanta tención.

    -No Señor Namura, no te equivoques, a mi no me las dé, ya que si llega hacer a sin otro gallo cantaría- dijo mirándolo, dándole a entender que esto no es lo que él quería, que se había salvado de perder todo lo que tenía por los pelos. –Dáselas a mi prometida, porque es ella quien te ayudó- mi cara fue de asombro cuando escuché la palabra prometida. –En la próxima visita te aseguro que ella no vendrá- fingió una sonrisa como tratando de darle algo de humor a lo que dijo.

    Yo no salía de mi asombro, me quedé paralizada, no llevaba ni veinticuatros hora de supuestamente noviazgo y ya soy su prometida. Agaché la mirada, no quería que me vieran como la pena me estaba comiendo en ese momento.

    -Hay Señor Kimura- escuché la voz de la mujer del Señor Namura acercándose hacia Naraku. –Se que no la conozco de nada, pero creo que mujeres como ella ya no las hay, se va a llevar a una gran mujer- le dijo totalmente emocionada por la situación. Perfecto, ahora sí que estaba al borde del acantilado, la pobre mujer totalmente inconsciente de ello, no sabia que era la encargada de darme el ultimo empujoncito para terminar cayendo al vacio.

    -Lo sé, y te puedo asegurar que por eso soy la envidia de muchos- mi mirada se clavó en la suya, sabía perfectamente a lo que se estaba refiriendo y él parecía disfrutar con ello.

    -Bueno, ya se nos ha hecho tarde- dije haciendo una de mis forzadas sonrisas, sabía que esta charla se podía alarga más de la cuenta.

    -Naraku, ¿Cuánto tiempo se llevará afuera?- dijo el hombre antes de que saliéramos del salón.

    -Tranquilo hombre, el viaje que tenemos pendiente es del viaje de novios, ya te llegará la invitación para la boda- dijo triunfante.

    -¿Qué boda?- dije algo sorprendida, mi voz no sonó calmada y sumisa, los ojos de la otra parejas se centraron en mí en un mar de dudas, dudas que tuve que captar enseguida, dudas que había que apaciguarla, e intentar aparentar que me había cogido de sorpresa.

    -Kagome, veras, yo te lo quería decir más tarde, pero…-

    -Señor Namura, como veras, tenemos que hablar de algo más importante- dije interrumpiéndole y sonriendo para que no terminase de decir la frase, ahora tenía que fingir que esta era una grata sorpresa y que me llenaba profundamente de alegría, como si fuera mucho el tiempo que llevaba esperando que me lo dijera. –El viaje que aremos es en tres meses, pero a lo mejor Naraku quiere esperar todo el tiempo que queda para tal acto- dije devolviéndole la mirada, clavándole en ellas miles de puñales. –Ya sabes...estas cosas hay que hacerlas despacio- dije titubeante dirigiendo mi mirada hacia la esposa del señor Namura.

    -Claro hija, estas cosas son muy seria como para tomárselo a la ligera- me devolvió la mirada, pero esta vez había algo mas en ella, ya no era de alegría e entusiasmo, no era la misma mirada que me dio cuando por fin los saqué del fatídico apuro, había algo mas… -Y, claro, son muchas las cosas que hay que preparar- dijo nuevamente intentando apaciguar la mirada retadora que le había lanzado el pelinegro. –Ya sabes, lo que necesites…aquí me tienes- terminó por decir acercándose a mí y depositando un tierno beso en mis mejillas, como si con ellos me estuviera dando algo más que una simple y compleja charla.

    Ya no sentía dolor, mi corazón ya estaba totalmente apuñalado como para sentir nuevas punzadas, se que hacia esto por vengarse de mí, por meterme en sus asunto, y sobre todo por tener que contradecirlo.

    Señora Namura.

    -la verdad, que esa chica tiene que ser pura música- me dijo mi esposo mirando en la misma dirección que anteriormente se había marchado la pareja.

    -¿Música?- le pregunté dudosa.

    -¿No se suele decir que la música amansa a las fieras?- me contestó mirándome y sonriéndome.

    -No es música querido, es un ángel…él ángel de la mirada triste- le contesté apartando la mirada de sus ojos cielos para fijarlas en el gran ventanal donde se podía ver a la perfección las figuras de esa pareja, pareja que solo un miembro de ella disfrutaba de estar en compañía de la otra.

    -¿Por qué dices eso?- me preguntó curioso.

    -Nada, son cosas mías, no tiene la mayor importancia- le dije ya por ultima para dar por zanjada esta pequeña conversación.

    Kagome.

    Salimos por fin de la casa y nos dirigimos al coche y no esperé a entrar cuando…

    -¿Estás loco?- le dije elevando algo la voz.

    -Relájate, si no te dará un soponcio- me dijo con total naturalidad.

    -Que me relaje dice…- entré en el coche y no le miré lo más mínimo. No dijo nada en absoluto, tan solo miró hacia el frente y sonrió de medio lado y por fin puso en marcha el coche.

    -¿Por qué has hecho eso?- dijo de repente intentado averiguar el motivo por el cual actué de esa manera, manera que hizo que le dejara moralmente por los suelos.

    -¿Hacer qué?- dije como si no supiera de que me estaba hablando.

    -Lo sabes muy bien ¿o tengo que refrescarte la memoria?- me miró de reojo mientras seguía conduciendo. Agaché la cabeza y me quedé callada por unos segundos., sin saber exactamente que responderle.

    -Me dio pena- le dije por fin. Levanté la mirada al notar que había parado el coche y se había girado hacia mí, dejando su mirada totalmente fija en mí, mientras que aun seguíamos con el silencio de compañía.

    -Kagome- elevó su mano y me acarició mi mejilla, lo hizo con tanta delicadeza que parecía que fuera mi piel pura de porcelana, al cual le daba miedo de romper. –Siempre pendiente a los demás- aun seguía mirándolo, no creía que no se molestara por lo que hice. Esto es lo que me hace dudar de él, muchas veces es tierno y delicado, cuidando al detalle cada palabra y miradas, dedicándote más de una sonrisa, regalándote paz y armonía.

    -¿Entonces?-

    -No, no estoy enfadado- me contestó como si supiera lo que le iba a decir. –Pero que sea la última vez que te metes en cosas de negocio- su mirada se endureció y me agarró de la mano sin llegar a lastimarme, era un gesto de dominación, era la otra cara de Naraku. –Porque si es así como me vas a ayudar, me llevaras a la ruina en dos día- vi como el gesto de su cara se cambiaba de total seriedad a una que realmente me sorprendió, se reía alegremente por lo dicho, yo no entendía nada, solo me quedé mirándolo asombrada mientras intentaba analizar con todo detalle, esos cambios tan repentinos.
     
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    Idaly

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    Definitivamente... he llegado a la conclusión de que Naraku es bipolar, si yo fuera Kagome no sabría ni como reaccionar... esta pero bien loquito jaja.

    Tengo una pregunta que quiero hacerte desde hace mucho, pero no he sabido como formularla, sin embargo, tengo que hacerla porque cada vez que leo tu fic me invade esa duda.

    ¿Porqué para todo usas "a sin" en lugar de "así"?

    Por ejemplo:

    para después retirarlas y llevárselas al pecho, a sin continuamente.

    vayan las demás por corrido cayendo una tras otras, formando a sin, el dibujo de la destrucción.

    Pues si, a sin que te aconsejo que cojas el sillón más cómodo


    Tal vez sea un error de dedo, pero ya no podia postergarlo más jeje.... y algo más te comiste una "h" aquí...

    El viaje que aremos es en tres meses

    Casi no noté errores y no sé si fue por que no tenías o por que estaba pensando en como preguntarte lo del "a sin" jejejeje

    Ahora si me voy, la continuación me gustó mucho, sé que Naraku es el malo pero no sé por que no puedo odiarlo... tal vez sea porque me gusta mucho jaja es tan sexy, sin embargo, espero que Kagome encuentre una salida de este maquiavelico plan de Naraku y al fin pueda estar con Sesshoumaru, espero continues pronto, adiós.
     
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    chipo

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    Aquí os dejo la continuación.
    Idaly, espero correguirlo, besos y gracias
     
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    chipo

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    1989
    capitulo 21

    Sesshomaru.

    Esperaba sentado en una de las hamacas de mi terraza, esperaba impaciente la llegada de la persona con quien me urgía hablar. El sol de invierno, en su poca fuerza de calor, hacia que me mantuviera aparentemente relajado bajo sus rayos solares, esperando ver algo en la nada que es donde se mantenía mi mirada, mirada que de vez en cuando observaba por el grave ruido que hacia King, haciendo que las macetas quien decoraba el espacio saliente de mi apartamento se movieran por intentar buscar algo que parecía llamar su atención.

    Cerré mis ojos, ojos cuya oscuridad con reflejos dorados es lo que inmediatamente vi, haciendo de ayuda para poder olvidarme aunque sea por un segundo de todo lo que me rodeaba, de todo lo que hace que mis noches sean eternas, que mis días compliquen mi rutina, de mis pensamientos quien me obliga hacer no lo que no está en mis manos, de hacer que mi vida se complique aun mas, de saber que ya no hay marcha atrás, marcha que jamás tenía que haber empezado, marcha que hará el ritmo cual debo de utilizar.

    Un agudo sonido hizo que saliera de mis pensamientos, pensamientos que hacían que invadieran toda mi mente.

    -Llegas tarde- fue lo primero que le dije nada mas abrí la gruesa puerta, mostrándole en parte mi desagrado hacia su persona y mucho mas tratándose en especial de esa persona.

    -Demasiado que estoy aquí- me dijo mientras adentraba hacia el salón haciéndome entender que ese sentimiento cual me referí era mutuo también por su parte. -¿Se puede saber para que me has llamado?- se veía molesto, como si en verdad no era de su parte el venir hasta aquí, como si fuera por alguien quien le obligó, lo noté porque apenas me prestaba atención, atención que sabía perfectamente como captarla por completo.

    -Kagome- vi como nada mas pronunciar su nombre se le pusieron los ojos como platos, ahora sabía que si me prestaría toda la atención que hiciera falta. –Necesito que me ayudes, por favor- no sé lo que me paso, pero algo en mi me dijo decir tal cosa.

    -Vaya, tiene que ser importante- me contestó mientras me sonreía burlonamente, como si no hubiera pasado por alto el pequeño detalle de ser algo más educado.

    -¿Por qué lo dices?- le dije intentando aguantar el darle un puñetazo por la cara de burlón que se le puso, ya me costaba el tener que tenerlo en frente y encima se burla porque se lo pido con sumo cuidado para no resultar frio y dominante.

    -Tranquilo, tan solo lo digo porque para tu pedir por favor….- tenía razón, ya no sabía que es lo que me pasaba, no sé porque acudí a él, no sé porque tenía que contarle lo que siento y mucho menos pedirle por favor. –Está bien hermanito, te ayudaré en lo que sea- me dijo no muy convencido sentándose en el sofá esperando que le contara que es lo que tenía que hacer.

    -Ha llegado el momento- fueron las únicas palabras que encontré para poder empezar esta conversación. –voy hablar, voy a decirle todo, voy a que sepa con qué clase de persona…

    -¿Estás loco?- escucho como me decía eufórico Inuyasha mientras se ponía de pie, mostrándome en su mirada que haría todo lo posible porque así no fuera. – ¡Vas a dejar que se salga con la suya!- me gritó a escasos milímetros de mi cara, reflejándose en mi la misma mirada que me sigue desde el primer día de vida. – ¡No puedes cargar con toda la culpa!- seguía hablándome con el mismo tono de voz elevado cuyo dolor de cabeza me producía.

    -No se puede defender lo indefendible- eso es lo que siento, es lo que sé que me puede pasar, pagar por el daño, pagar por como actué y pagar por quien fui.

    -Fue en defensa propia, no te pueden juzgar por…-

    -Joder Inuyasha, es que no lo entiendes, intenté matarlo, intenté acabar con la persona quien creí que podría ser quien…-

    -¡Ya está bien imbécil!- me interrumpió dándole un fuerte empujón causando que casi perdiera el equilibrio. -¡Es que no lo ves, él quiere esto, el quiere que tu cargues con todo, que seas tú quien hable y que el quede impugne de todo!- dijo al fin algo más relajado, mostrándome en parte la preocupación que siente hacia mí, preocupación que jamás sabría decir si yo sentiría lo mismo. –Él quiero eso precisamente, quiere que seas tú quien le diga que es lo que pasó y…-

    -Ella no es tonta- le corté mostrando una sonrisa, como si lo que me dijo solo fuera un simple chiste. –Fueron muchos los momentos que me decía que me veía como si ocultara algo- empecé a decirle mientras me acercaba a la barra que disponía el salón para poder llenar un vaso de licor, el mismo licor que me ayudaría a ver las cosas de diferente forma.

    -De eso no sabe absolutamente nada- la defendió, habló con rabia y rencor, como si en parte se hubiera molestado que le hablara de esa manera.

    -Como quieres que te crea, si tú mismo se lo podrías haber dicho, tú mismo podrías haberle dicho que tu hermano esta fichado por intento de asesinato, tú mismo podrías haberlo utilizado de pretexto para…-

    -¿Para qué Sesshomaru?- me gritó cogiéndome por la camisa que cubría mi pecho. – ¿Utilizarlo para que ella vea en mi lo que no ve en ti después de lo que le contara?- decía sin apartar la mirada de la mía, haciendo que estuviera pendiente en la mano que anteriormente cerró en un puño con intención de utilizarla. –No, Sesshomaru, estas muy equivocado, jamás, óyeme bien, jamás he hablado de ti con ella, jamás he articulado palabra cuando me preguntaba por mi familia, dejándote aparcado en un segundo plano, dejándote en lo más profundo de mi persona, olvidándome por completo que tenía un hermano, hermano cuya protección nunca me brindó, hermano cuyo solo me enseñó a pensar de la misma manera que tu lo haces conmigo- terminó por decir mientras bajaba la mirada y soltaba el agarre que tenia.

    -¿Por qué?- le pregunté curioso por saber la respuesta, respuesta que podría servir para cambiar mi punto de vista de muchas cosas. Elevó la mirada hacia lo más alto, mostrándome la fuerza que podría llegar a tener su interior, fuerza que la ayuda en el día a día, fuerza de pureza y lealtad, fuerza que me decía que jamás me podría comparar con él.

    -Te quiere, daría su vida si hiciera falta por ti, haría todo cuanto le pidas…-

    -¿Por qué Inuyasha, porque no lo hiciste, porque no le hablaste de mi cuando discutimos y fue corriendo a los brazos quien le consuela, porque no aprovechaste para contarle el ogro quien me he convertido, porque…-

    -No he dicho nada porque nunca he pensado de esa manera hacia ti- me cortó mostrándose sincero, mostrándome algo en su mirada que por un momento me llegué sentir culpable, culpable de hacer tan fracaso su vida. –Sesshomaru, cuando padre nos contó lo que pasó, yo no le creí, no vi normal nada de lo que me dijo, no pude encajar bien las piezas, no puede porque había algo que fallaba, algo que aun estar por ver- entrecerré mis ojos pensando en cada palabra que me dijo, en cada silabas que pronunciaba, en cada letra que articulo sus labios para formar la frase, frase que me hizo recapacitar, ver algo en el cual estuve ciego durante muchos años, años en los que interiormente me culpaba una y otra vez.

    -Vaya, pues si que eres listo hermanito- dije dándole un golpecito en la espalda.

    -Sesshomaru, se sincero con ella, dile absolutamente todo lo que te paso, el porqué empezaste a salir con ella, el porqué esos cambios de humor, y el porqué tiraste la toalla cuando conociste su interior- empezó a decir con apenas voz, como si una parte de él quisiera que se lo dijera para que al fin mi corazón descansara, descansara de esa presión de este silencio. –Lo que ella haga a continuación, bien hecho está- terminó de poner la guinda al pastel, diciéndome que bien podría hacer la vista gorda de esto o machacarme con no volver a ver esos ojos chocolate, ojos que hicieron que me trasformara por completo.

    -Entonces, es ahí donde tu actuarias- dije intentando escuchar de su boca lo que tanto me temía oír, de por fin saber cuáles eran sus verdaderos sentimiento, de saber si podía salir ganando o perdiendo con él.

    -Una vez me lo dijiste, y no te lo confirmé, y ahora vuelve a insinuarme lo mismo- hiso una pausa mientras se giraba y quedaba de espalda hacia mí, intentando seguramente de buscar las forma de decírmelo. –El sentimiento no es mutuo- dijo en un suspiro, suspiro de desilusión, suspiro de culpabilidad, suspiro de derrota.

    -Inuyasha, yo…-

    -Busca la forma, enfréntate al pasado, revive cada palabra, cada mirada, cada movimiento, enfréntate a él, y a lo mejor puede que ninguno tengáis la de perder ni la de ganar- escucharlo me hacía en mi cabeza un pequeño rompecabezas, me hacía ver algo el cual yo no lo hacía, me hacia escuchar algo que no oía, era algo que me hacia sin decirme lo que tenía que hacer ni decir.

    -Joder Inuyasha- le dije a disgusto por no hablarme claro. -¿Me estás diciendo que puede que Naraku también sea inocente?- terminé riendo, risa de burla, de nervios, de impotencia, risa de no saber qué hacer en este momento, me encontraba atado de pies y manos.

    -Yo te digo lo que yo creo, no con eso sea lo correcto- dijo al fin más claro. –Yo creo que todo esto hay una tercera persona, y es esta quien lo tiene todo estudiado, como si quisiera matar de un tiro a dos pájaros.

    -¿Qué dices?- yo tengo enemigos, pero ninguno como para matarme, además fui yo quien hizo el intento de matarlo, pensaba sin apartar la vista del peli platino.

    -Al igual que él a ti- respondió de inmediato, como si no quisiera que hablara más. –Sesshomaru, aquí hay algo mas, aquí hay algo cuyo objetivos sois vosotros dos- mi mirada solo se centraba en el movimiento de sus labios, movimiento de formular aquellas palabras que hacían que mis oídos se encargarán de oír cuidadosamente todo cuanto me decía, ayudándome a memorizar todo aquello de suma importancia, aquello que solo un simple y descuidado personaje fue quien se dio cuenta de algo cuyo fui por mucho tiempo ignorante.

    -¡Maldito sea!- grité con furia por la impotencia de haber hecho un punto flaco, de haber sido la marioneta quien le serviría para hacer el trabajo sucio. –Quería que yo lo matara, quería que yo fuera a la cárcel mientras Naraku se podría bajo tierra- mi respiración se agitaba, mi corazón se aceleró de manera que sería imposible de cronometras las pulsaciones, pensaba descontroladamente cada uno de las personas quienes hablaron conmigo en ese día, con todas aquellas me brindaron su confianza y su apoyo, a todos cuyo desprecio me ofrecieron, a todos y cada uno de los sentidos. –No puede ser- dije de repente abriendo los ojos de manera que ni yo mismo me lo podía creer cuya persona se dibujó en mi mente.

    -¿Qué ocurre?- preguntó asustado Inuyasha. –Sesshomaru, dime que es lo que está pasando- dijo nuevamente, viendo en mi cara la gravedad del problema, la gravedad de ver que nuevamente se repetía la historia, historia cuya líneas las empecé a crear yo, líneas que se me vuelve en mi contra, líneas que pueden ayudar a escribir el final del capítulo, capítulo con un final trágico y miserable.
     
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  7.  
    VaneTaishoUchiha

    VaneTaishoUchiha Guest

    Hola linda! espero, te encuentres muy bien, wow, debo decir que me fascina tu historia, tiene de todo, además me has dejado con la intriga de quien es la tercera persona involucrada, tu historia es simplemente fantástica, estoy ansiosa de leer el próximo capítulo.

    Espero que tengas un excelente mes y estare muy al pendiente de tus actualizaciones.

    Kisses
    VaNe
     
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  8.  
    chipo

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    Bueno, antes que nada deciros que hasta ahora se me ha hecho imposible subir la continuación, y aprovecho este momento para hacerlo. Espero que os guste la continuación, no es mucho, pero hace falta esto para saber algo de lo que vendrá más adelante.

    Hasta pronto.

    VaneTaishoUchiha: muchísimas gracias, espero que siga haciendo de tu agrado
     
  9.  
    chipo

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    2118
    capitulo 22

    Kagome

    Domingo, hoy era día de visita, visita donde Naraku y yo nos presentaríamos oficialmente como pareja, la pareja quien nerviosamente espera impaciente ser bien visto por la familia opuesta, de hacer todo lo posible para no caer en desagrado, el que tembloroso pulso se encarga de hacer ver que los nervios sobre ello hace que le traicione, haciendo presente el sudor frio que recorre cada rincón de tu cuerpo, haciendo evidente que tu cara refleje la timidez, timidez de respeto hacia las persona quien forma parte de la vida de tu pareja.

    -No, ese no es mi caso- dije en voz alta mientras me tapaba la cara con las suaves sabanas.

    El día ya hace horas que se hizo presente, los gorriones cantaban desde temprano dándole paso a la mañana, haciendo evidente el buen día mientras volaban por la fina brisa del momento.

    -¡Kagome!- escuché como me llamaba Sango desde el salón. –Kagome, por favor despierta ya, o llegaras tarde- esa es una de las cosas que me sorprendió de mi amiga, jamás me preguntó cómo es que he terminado junto a Naraku, y más aun sabiendo todo cuanto pensaba de él, todo lo que me hizo cambiar de opinión, todo lo que me decía sus mirada y sus gesto, todo lo relacionado con su persona, persona quien cambio de actitud de la noche a la mañana. –Kagome- abrió la puerta de mi habitación. –Naraku ha llegado- me dijo con un tono algo molesto, como si pronunciar esas tres silabas le costara un esfuerzo mayor, como si sus labios estuvieran prohibido a pronunciarlo, como negándose en decir el nombre de la persona nombrada.

    Eso me dolía, me dolía su mirada, su forma de hablarme y su forma de tratarme, ya no era la misma conmigo, ya no era la que me hacía sentir bien cuando mi cuerpo se derrumbaba por cualquier motivo, ya no veía la sonrisa alegre que me ayudaba a ver las cosas de otro color, ya no veía a la amiga que deje a un lado para dar paso a la que me sirve de engaño y traición.

    -Se me pegaron las sabanas- dije mirándola intentando sonar un poco infantil. Sabía que eso no bastaría para cambiar el semblante de Sango, a sin que me limité a ponerme de pié y caminar corriendo a no más poder hacia escalera abajo, para poder encontrarme con la persona que hacía rato que me esperaba, dejándola en el mismo lugar que la encontré cuando me destape la cabeza con la sabana. –Perdona, pero es que me he quedado…-

    -Bonito traje - me dijo interrumpiéndome mientras me miraba de arriba abajo. –Me encanta verte así vestida, pero no me agradaría nada que fuera a la calle con el puesto- me lo dijo con un tono divertido, pero sin pasar por alto que sus ojos no era diversión lo que veía, era más bien, lujuria.

    -¡Dios qué vergüenza! - Fue lo único que dije con la cara totalmente roja al darme cuenta en la forma que había salido a recibir a Naraku. Tan pendiente estaba de pasar de la mirada de Sango, que no me di cuenta que llevaba el pijama puesto, pijama compuesto por dos piezas, el pantalón era sumamente corto, de color negro, a juego de una fina camiseta de tirantas de color salmón, tengo que decir que era algo provocador, ya que se ajustaba perfectamente al cuerpo, dejando algo al descubierto todo cuanto quisieras tapar nada más le das algo de luz.

    -Si no te das prisa en cambiarte, no tendrás más remedio que hacerlo en el coche de camino a tu casa- Me dijo sin apartar de mi esa mirada picara, como si realmente deseara lo que sus labios dijeron.

    Estaba nerviosa, mi pulso estaba demasiado acelerado, era mucho el temor que sentía por la persona quien tenía en frente, vi como se metía las manos en los bolsillos del vaquero, y se me acercaba peligrosamente, con la mirada clavaba en la mía, dejándome totalmente indefensa, haciendo de ello que fuera presa fácil para el cazador. –No me tardes- Terminó por decir dándome un beso en la comisura de los labios, dejándome plantada anímicamente, odiándome a mi misma por permitir todas esa libertades que se toma, dejándome como la niña buena quien es obediente bajo los mandato de sus padres, dejándome en ese incertidumbre de saber porque ese nuevo cambio, porque vuelve el Naraku cariñoso y comprensivo, haciendo que pensara más que una simple conclusión, ya que en ningún momento a solas me habló de la misma manera vengativa cual al principio utilizó, mostrándome lo que sería capaz de hacer.

    Me fui directamente a mi cuarto para poder cambiarme rápidamente de ropa, nada mas entré en el, pude ver como Sango se encontraba sentada en el borde de mi cama, y por la expresión de su cara, parecía que estuviera molesta por algo, o mejor dicho, con alguien.

    -¿Cuándo vas a parar?- Me dijo nada más entrar en la habitación, con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

    -¿A qué te refieres con parar?- le dije intentado parecer dudosa por lo que me dijo, como si no fuera cociente de que ella sabia más de lo que callaba, de hacerme yo misma creer, que no sabía nada de las largas charlas que manteníamos hablando de la persona quien hizo que mi corazón latiera eufóricamente, haciendo en el olvido que solo ella fue la que me dijo que en el corazón nadie manda, que es él que se encarga de hacerte ver las cosas de otra manera, de hacerme ver que no era odio lo que sentía, que el hombre que creía que hacia mi vida un martirio, es el hombre que me quita el sueño, el hombre que daría mi vida por él, el hombre que tendría que enterrar con toda mi vida.

    -Kagome- Se puso de pie y se quedó justamente delante de mí. -¿Qué es lo que te obliga a estar con él?- pude notar una leve presión sobre mis hombros, mis ojos se clavaron en la manos de la dueña que hacia todo lo posible para que no me moviera del sitio, como intentando escuchar lo que ya mucho tiempo a tras deseaba de hacerlo.

    -¡Sango!- Elevé mis brazos hacia arriba para poder soltarme del amarre de mi amiga y me separé de ella quedándome seriamente mirándola. -¿Cómo puedes pensar tal cosa de él?- Cada palabra que decía mas se me clavaban en mi corazón, haciendo que miles de heridas profundizaran ya en lo más profundo de él, sin importarme ya las heridas ocasionada, sin importarme cuanto podría aguantar ese dolor, dolor que poco a poco iba desapareciendo, solo por estar ya acostumbrada a cada una de las punzadas. Pero aun a sin tenía que seguir haciéndolo.

    -Amiga- dijo más calmada. -¿Cómo quieres que me creas que estas feliz de la vida por estar con ese hombre?- nuevamente se acercó a mí y me cogió de las manos, haciéndome ver que aun seguía ese calor, ese calor quien se encargó de acogerme en las noches de dudas y soledad, en las noche en la cual no dormía pensando en él porqué de las cosas. -¿Qué hay de Sesshomaru?- Mis ojos se clavaron en ella, por un momento la odié con todo mi ser, la odié por hacerme escuchar el nombre que hace que mi corazón llorase por él, por ayudarme a ver la miseria de vida en la que estoy encerrada, en la amargura que hace que cada día vea mas lejos la posibilidad de ver al barquero quien se encarga de ayudarte a pasar al otro lado, lado donde sola la felicidad se hace presente en tu corazón, lado que no todos poseen, no todos quieren coger ese barco y navegar en la tranquilas y finas aguas.

    -¿Qué quieres decir?- contesté con otra pregunta dándole la espalada para dirigirme al armario. Silencio, eso es lo que escuchaba de su parte, tan solo permanecía callada para ver si era yo quien contestaba primero. –Pues no sé que es de él- dije con indiferencia, hacia como la que no me interesaba, fingía que esa persona ya no era nada importante en mi vida, hacia ver que ahora era otro el hombre que se encargaba de darme la felicidad que reclamaba tener. -¿Aun sigue en Tokio?- le pregunté adentrándome en el baño mientras mis orbes chocolate la miraban de reojo buscando algo en su cara que me diga una afirmación a mi pregunta.

    -¡Tú sabes perfectamente que él está aquí Kagome!- alzó algo la voz para que me pudiera enterar bien desde dentro de la ducha, pero lo que no sabía que no solo yo me estaba enterando. -¿Sabes? Lo único que quiero es que seas feliz, y si tú crees que la felicidad la tendrás estando con él, pues perfecto, pero después no vengas con los llantos y buscando consuelo en los brazos de la persona que ya te lo había advertido- escuché como se serraba la puerta de mi habitación de un portazo, sabía que estaba enojada, que no se creía nada cuento le contaba… no podía decirle nada, no podía decirle lo que mi interior desea liberar, lo que mi persona sufre por hacer toda esta farsa, intentando ser la mujer más feliz.

    Salí de la habitación y pude ver como Sango y Naraku se miraban fijamente, se notaba el ambiente muy cargado, chispan echaban los ojos de mi amiga al ver como Naraku se acercaba a mi sonrientemente. No sabía con exactitud, pero estaba segura que algo había pasado entre estos dos mientras yo estaba en el baño.

    -Kagome- me cogió de la mano e hiso que girase para poder observarme a la vez que daba la vuelta. –Estas preciosa, pero… como el primer modelito… este no lo supera- En nada de segundo se me pintaron de un rosa pastel las mejillas por el comentario, por recordarme el fatídico encuentro en la mañana.

    -Naraku, tu siempre igual- le dije con un tono algo empalagoso, que creo que no pasó desapercibido por parte de Naraku, ya que noté como sus ojos carmesí se giraban discretamente hacia la dirección donde se encontraba Sango viendo el primera fila toda la escenita. –Espero que no esté recordándome este momento cada dos por tres- dije algo divertida y cogiéndolo del brazo, mientras que dejaba cuidadosamente caer mi cabeza en él. De reojo pude ver como Sango miraba con desaprobación todo ese teatro, como si me dijera con la mirada lo infantil que he resultado llegar hacer, como si en vez de darle credulidad a la historia, le diera más poder a lo que ella piensa de mi. –Bueno Sango, nos vemos en la noche- la miré y pude ver como sus ojos brillaban, sus labio hacían todo lo posible por no romper esa angustia que llevaba en lo más adentro de su ser, me hacía ver en su mirada, que había hecho todo lo que podía por darme a entender que me estaba equivocando, que no estaba cogiendo el camino correcto, que no fuera por la decisión de otro, si no, por la mía propia, la decisión que solo una persona debe de tomar, sabiendo con ello si está bien o no, siendo cociente que si te equivocas es por ti y no porque te lo haya dicho otro.

    Y sin más salimos del salón hacia la puerta de entrada, donde justo en el momento cuando me dispuse a abrir la puerta para salir, veo que se encontraba Miroku.

    -Hola Miroku- No pude sonreírle, sus ojos ya no eran los mismos, sus ojos ya no me miraban con la dulzura que lo hacía antes. –Pasa, Sango está adentro- Después de fingir una sonrisa pasó por nuestro lado para adentrarse en el interior de la casa sin ni siquiera dirigirle la palabra a Naraku, tan solo un cruce de miradas, miradas que solo podría ver odio y rencor. Yo solamente agaché mi cabeza y emprendí mi camino con mi cruz acuesta.
     
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    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    :confused:! Genial! De verdad me ha encantado, spy nueva lectora, y me encanta esta pareja, lol, está muy buena, en especial la parte en que Naraku le dice a todos que es su novia, y ya puedo imaginarme a Sessho en ese traje blanco, radiante y hermoso como siempre, pobre Kagome, no tiene escapatoria, es demasiado hermoso, lol, y espero que Koga tome un rol un poco más sobresaliente a medida que avance el fic! por el momento esperaré el próximo capítulo! Aparte, pobre Kagome, ser encontrada en esas fachas! xD que vergonzoso! lol! Continúala pronto! :D
     
  11.  
    Tomoee

    Tomoee Elfases de los bosqueses Espectroses Comentarista destacado

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    Sí que me perdí bastantes capítulos, pero ya los leí todos y me quedé así :o

    Naraku es tan malvado por hacer que Kagome se quede con él con el chantaje de su padre, ya me lo imaginaba, así es él xD

    Y bueno, me gusta el Naraku&Kagome pero de otra manera, ya que éste la obliga, y además esta el Sessxkag, que está por sobre esta pareja xD Y bueno, estuvo cool el beso, que bueno que Kagome quiso acompañar a Naraku, así se lo encontró.

    Inuyasha ya se despepitó con Sesshômaru, que risa xD

    Y Sango se da cuenta de lo que pasa, pobre Kagome, encerrada en jaula de oro.

    Espero el otro <3! no creas me olvidaba de tu historia.
     
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    chipo

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    Genesis montes. Muchísimas gracias por todo de verdad. La verdad que es atrevido a la hora de presentarla de esa manera, de decir el compromiso cual le atan, como si con ello le diera a entender que sería difícil desprenderse de él.

    La verdad que con todo lo que Sesshomaru se ponga, estaría guapísimo, jejejejeje

    Bueno espero que te guste el siguiente capítulo, algo en el cual narrará nuestra queridísima sango, la amiga inseparable de nuestra Kagome.

    Erza. Muchísimas gracias, sé que no va mucho con su personalidad pero en eso momento me lo imaginé así, ya que siempre hay un motivo por el cual las persona reaccionan de manera diferente e hiriente, bueno a lo mejor mas adelante podría hacer un Narakuxkagome.

    Espero que sea de tu agrado el siguiente capítulo.

    Gracias a todos y besos.
     
  13.  
    chipo

    chipo Entusiasta

    Capricornio
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    Título:
    "El amor jamas se compra" (sesshxkag)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2661
    capitulo 23

    Por un rato me quedé en el sitio pasmada por la escenita tan empalagosa que presencié, no daba crédito a mis ojos la falsa que estaba haciendo por querer dar a entender algo en el cual estaba en lo incorrecto. Caminé hacia la ventana, la estuve observando cómo caminaba con la mirada fija en el suelo, mirada que en todo momento intentaba evitar el tener que mirar hacia su izquierda, hacia la dirección de quien la estaba ayudando a dibujar el camino que debía de coger obligatoriamente.

    -Kagome -Dije sin apartar la vista de la ventana, lanzando un suspiro al aire, un suspiro de decepción, suspiro de preocupación y de emoción. –No creas que me voy a quedar con los brazos cruzado ­­­–Terminé por decir de manera esperanzadora, como si yo misma fuera capaz de hacer algo que estaba muy lejos de mi alcance, algo que no podría ni cómo empezar en ello, algo en el cual no me sirvió en un principio en el día de hoy.

    No le quitaba ojo, no me aparté de la ventana hasta que la vi adentrarse en el coche de Naraku, viendo como poco a poco desaparecía de mi retina, como marchaba hacia el lugar donde las risas y la alegría era su principal compañía, sin saber a lo que se podría ahora convertir.

    -Yo creo que ya no podemos hacer nada, es lo que quiere, y no somos nadie para decirle lo contrario -Se me acercó colocándose justo al lado de mí y mirando para la misma dirección que lo hacía yo.

    -¡A la próxima vez, avisa antes de entrar! -Le grité exaltada con la mano en mi pecho para poder calmar el acelerón que tenía mi corazón por el susto que me había llevado.

    -Hay Sango -Me abrazó tiernamente. –Kagome ya no es una niña, ya sabe cuidarse solita, y quien quita que realmente esté enamorada de Naraku -Pude notar cómo me estrechaba más en su pecho, como delicadamente me acariciaba la espalda en señal de consuelo, yo me aferré más a él sintiendo en mi mejillas el calor tan embriagador que emanaba de su fornido pecho, calor que no sabía las consecuencia que podría traer tal acto.

    -¡Idiota! -Grité dándole un empujón acompañado de una buena cachetada dejándole toda la cara marcada, al menos por un buen rato. -¡Eres un pervertido! -Dije nuevamente dándole la espalada, mostrándole así el desagrado de la situación. Por un momento creí que ocurriría lo que tanto he soñado, lo que la esperanza hace que espere haber si ocurre ese milagro cual todas las noches le pido, el mismo milagro que jamás se cumple y hace que me enfade conmigo misma por ser tan tonta al creer que este ser sin nombre para ello, podría cambiar de la noche a la mañana.

    -Perdóname Sango, de verdad, no era mi intención -Decía poniendo pucheros, como si con eso solo bastara para convencerme. –No es mi culpa, ojala lo entendieras, no soy yo quien hace todo eso, no soy yo quien quiere palpar ese carne firme y respingona, no soy yo quien se deleita mirando el contoneo de este cuando la chica se dispone a caminar, mostrando así todo su encanto, no soy yo…todo es por la mano maldita -Me giré impresionada por la tontería tan grande que acaba de escuchar, y me lo encuentro envuelto en su papel con la mirada clavada en su mano derecha, intentándome demostrar la realidad de sus palabras, intentado ser aquel actor cual actuación tiene que hacer con una exactito incorregible, haciendo que su persona se convierta en el personaje cual interpreta, consiguiendo a sin la perfección de la obra.

    -Vamos Miroku, déjate de fantasía -Le miraba con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados.

    -Que si mi queridísima Sango, mi mano esta maldita y si quiere te puedo contar como pasó todo -Era increíble, no sé cómo no se daba cuenta que estaba haciendo el tonto contando tal cosa, y encima te lo decía con una seriedad que hasta el mismo se lo creía.

    -No hace falta que me lo cuentes, ya sé que tu mano reacciona sola cuando ve a una chica bonita –Le contesté cerrando los ojos en desaprobación, impidiéndole que me volviera a contar esa historia cual sirve para excusarse con todas las chicas que es sorprendida por su supuesta mano maldita. Es una costumbre que tenia, algo por el cual aun me cuesta aceptarlo, algo que no sé si podré cambiarle.

    -Es esa mi maldición, Sango, yo hago todo lo posible para no hacerlo pero…-

    -¡Hay ya!- Grité. –Miroku, el que no te conozca que te compre- Ya no le dije nada más, me senté en el sofá con la mirada clavada en el suelo, elevé mis manos hasta tapar con ellas mis ojos y empezar a recordar todo lo que me había dicho Inuyasha ayer por la tarde, palabras que hicieron que ahora me sintiera culpable, culpable de no poder hacer nada referente a lo que le prometí, no poder haber hecho algo más que una simple riña, algo más que una mirada de desagrado y desaprobación.

    FLASH BACK

    -¿Sí?- Contesté al descolgar el móvil. -¿Hablar conmigo? -Pregunté extrañada. –Está bien Inuyasha, si quieres podemos quedar dentro de media hora en mi casa -No sé porqué, pero era raro que Inuyasha quisiera hablar urgentemente conmigo.

    Rápidamente cerré los libros que tenia encima de la mesa y los guardé en mi carpeta, y sin más salí corriendo hacia el exterior de la biblioteca para dirigirme a mi casa.

    -Perdona- Fue lo que le dije a Inuyasha nada mas lo vi esperando en la puerta de entrada. –He corrido todo lo que mis piernas me han dejado -Le decía mientras intentaba recuperar el ritmo normal de la respiración. -¿Qué es eso tan importante de lo que me querías hablar? -Le dije mientras abría la puerta y entrabamos a la casa.

    -Es sobre Kagome y…-

    -Naraku -Le interrumpí. Al final mi corazonada tenía razón. Él por un momento se quedó sorprendido porque vio que sabía perfectamente que se trataba también de él.

    -Vaya, parece ser que también tú te diste cuenta -Me contestó cruzándose de brazo y con mucha seriedad.

    -Desde el primer momento que lo vi no me gustó nada, es como si tuviera algo en la mirada que lo delatase -le decía con preocupación. –Se que se está metiendo en la boca del lobo - caminé hasta llegar al sofá y sentándome de manera que mi cuerpo cayera como si fuera de plomo.

    -Se está metiendo no, se ha metido- lo miré repentinamente por lo que dijo, no dudó en corregirme, y enseguida me levanté quedando justamente a dos pasos de él.

    -¿Qué quieres decir con eso?- me puse muy nerviosa, sabía que lo que me diría a continuación no sería muy agradable de escuchar, así que tenía que estar lo más atenta posible, de no perderme ni un solo detalle de todo cuanto me contase.

    -Sango- me nombró sin aparta ni un momento la mirada de mis ojos. –Kagome está presionada a estar con él, y todo para que su padre supuestamente no sufra ningún tipo de consecuencia -sus puño se entrecerraron haciendo que se emblanquecieron los nudillos por la presión.

    -Espera Inuyasha, que me he perdido -dije llevándome una mano a la cabeza y andando de un lado a otro. –Haber, ¿Qué tiene que ver el padre aquí? -estaba sorprendida, no daba crédito a lo que estaba escuchando, los ojos de Inuyasha me reflejaban algo mas, algo que no es del todo lo que me cuenta, algo que sabía que no sería agradable de escuchar, algo que no estaba segura si me terminaría de decir.

    -Veras, al padre lo ascendieron a…-

    -Sí, ya eso si me lo dijo, pero…- le interrumpí para que siguiera con la parte que ella se había saltado de contarme, no quería que se entretuviera en decirme algo de lo cual ella en su día me contó.

    -Pero, todo era planeado por Naraku ya que sabía perfectamente que ella no dudaría en salir con él en cuanto se enterara que su padre corría peligro -me dijo ahora interrumpiéndome él a mí.

    -Perdona, pero sigo sin enterarme donde está el peligro que corre el padre -mi cabeza iba a estallar en miles de pedazo si no me aclaraba de una vez todas estas dudas.

    -Como ya te he dicho ascendieron al padre, y es ahí donde ya sabe y hace todo lo que normalmente la empresa de Naraku hace - noté como cada vez se ponía más nervioso por la cara que yo estaba poniendo, vamos que no me enteraba.

    -Joder Inuyasha habla claro - le exigí. – ¿Qué me quieres decir que el padre está metido en algún que otro…?

    -Exactamente - me cortó. No sabía cómo dirigir todo esto, lo único que sabía que mi amiga ahora tenía un grave problema. –Al menos eso es lo que ella cree, lo que él desde un principio le ha hecho entender. –terminó por decir dejándome más confusa aun.

    -¿Y no se puede hacer nada para que le padre salga ileso de todo esto? -le pregunté para ver si él tenía la solución para evitar tal catástrofe. Vi como me negaba con la cabeza y eso hizo que callera nuevamente en el sofá dejándome con los ojos desencajados de la impresión. -¿Tú crees que Naraku es capaz de hacer tal cosa contar de tener el amor de Kagome?- le pregunté alzando algo la mirada, él enseguida se agachó para estar a mi altura y rodearme con sus brazos.

    -Lo único que te puedo decir que es capaz de eso y demás. Ahora lo que tenemos que hacer es intentar buscar la forma de que ella pase todo el tiempo posible en casa y que salga lo menos posible con él -me dijo con la mirada perdida en algún punto del salón.

    -Inuyasha, tu sabes que eso va hacer imposible -le dije desilusionada porque era algo que no se podría llevar a cabo.

    -Hay que poner escusas y será con los estudios, no creo que él le ponga pegas por eso -se incorporó y me ofreció la mano para ayudarme a poner de pie.

    -Está bien, haré todo lo posible, aunque lo veo al difícil, mañana por la mañana quieren ir a su ciudad para presentarle a su familia- me crucé de brazos y caminé hasta la ventana para quedarme un rato mirando a un niño que jugaba con su padre a la pelota. –Inuyasha -le nombre repentinamente y volviéndome a la vez para tenerlo de frente -¿El padre sabe en donde está metido?- era algo que en el fondo no quería saber por si hubiera la posibilidad de que si que estuviera totalmente enterado.

    -No, el hasta ahora no sabe nada, tan solo sigue los mandato de Naraku y el equipo- dijo cerrando los ojos, ya sabía que algo se estaba callando.

    -¿Y?- le pregunté para que me dijera ya de una vez que es lo caya.

    - Y si Kagome no hubiera accedido a la petición de Naraku su padre carrearía toda culpa de la trama- no podía creerlo, como una persona podía tener esa maldad.

    -¿Y existe? –le pregunté intentando sonsacar lo que sus orbes me decían, lo que su mirada intentaba de ocultar, lo que desde un principio intento disimular haciéndose el duro por la situación, la misma que ahora pedía una explicación en concreto. -¿Existe esa trama? – le dije al fin buscando una respuesta inmediata, respuesta que me conformaría con un simple movimiento de cabeza, ese mismo movimiento de negación que me hizo de respuesta, el mismo movimiento que me dio a entender la obsesión en la cual estaba metido Naraku, en obtener al precio que sea lo que desde un principio quería, aunque eso le cueste engañar en todo a la persona quien va a su lado, persona totalmente incrédula en saber que toda negativa hacia esa persona, mas daña su orgullo, haciendo que su obsesión crezca con creces.

    - Su orgullo es muy fuerte, y no ha aceptado un no por respuesta, no entiende que no todo se mueve alrededor suyo, que no todas suspiran por cada zancadas que da, que no todas son las que darían lo que fuera por solo cruzarse con su mirada. –me explicaba de manera que fuera él el rechazado, como si él viviera en primera persona toda esa situación.

    -Bueno, pues con decírselo bastaría ­–dije totalmente ajena a la respuesta que me daría a continuación el peli platino.

    -Por ahora es mejor a sin – dijo con voz firme y autoritaria, como si con eso me dijera que no soltara ni una sola silaba de todo lo que ya sabía, como si me estuviera advirtiendo de una gravedad en la cual está muy lejos de saber.

    –Habla con tu hermano, pídele que nos ayude, seguro que él sabe que hacer -me percaté de que él me miraba y vi como una sonrisa se le dibujaba en sus labios, como si me demostrara de algo en el cual ya estaba más que hecho, como si mis palabras ya fuera bastante tardía a la hora de nombrar a la persona quien creía que era perfecta para esta situación.

    FIN FLASH BACK

    -Sango, Sango, Sango -me sobresalté por la insistencia de pronunciar varias veces mi nombre. -¿Qué te ocurre? -vi como Miroku estaba agachado justo delante de mí con las manos en mis brazos. –Sango ¿Qué es lo que te preocupa? – mis ojos empezaron a humedecerse, ya no podía aguantar más y me aferre a sus brazos y allí poder desahogar toda mi pena. –Sango cariño, tranquila, veras como todo al final se soluciona -le miré a la cara, él sabía perfectamente el porqué estaba apenada sin ni siquiera darle por completo los detalles. –Ahora hay que dejar que el tiempo siga su curso -Fue lo único que me dijo sin dejar de abrazarme.

    -No he podido hacer nada- dije sollozando, me sentía culpable, me sentía como si en el fondo la hubiera traicionado, como si ella estuviera esperando algo más que las palabras de desconsuelo que le ofrecí en su habitación.

    Solo tenía que esperar, esperar en saber algo por el cual hoy por hoy soy ajena a ello, algo en el que no puedo saber qué es lo que hay entre todo esto, algo que no solo perjudicaría a Kagome, algo que lleva oculto mucho antes de todo esto, algo que ella a echo que vuelva a Vivar el fuego en el cual estaba poco alimentado, siendo ella la leña perfecta para dar el calor suficiente para hacer que todo lo que están a su alrededor sean calentado por el calor abrasador.
     
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    Idaly

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    Hola!

    Dejaste la historia con mucho suspenso, que va a pasar?, Sango e Inuyasha salvaran a Kagome de las garras de Naraku?, y porque no le dicen al papá de Kagome que esta en peligro? si es un hombre listo seguro encontrará la manera de ponerse a salvo y así ayudar a su hija, ya que el tiene un punto a su favor que nadie más tiene y eso es... acceso a documentos importantes y privados de Naraku!! si anda en algo chueco saldrá fácilmente.

    Espero que puedan ayudar a Kagome de alguna forma y también quiero que le den su merecido a Naraku pero a la vez no quiero!! jaja es que a pesar de todo siento que no es tan malo, simplemente a tomado una mala desición.

    Porfavor actualiza pronto te esta quedando muy bien... aunque todavia se te va el " a sin" y otros, ojo con eso.

    Adiós.
     
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    chipo

    chipo Entusiasta

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    capitulo 24

    Sesshomaru.

    Mirada fija, mirada cuyos parpados no hacían la función de evitar secar mis ojos, ojos que no quitaban lugar al sitio donde se perdía mi mirada, mis brazos hacían de apoyo de mi cuerpo mientras miraba dejado caer en el barandal de mi terraza, donde no había ningún punto de encuentro donde perderme en él, haciendo con ello distraerme en algo cuyo no existe ante mi mirada, algo que solo podía ver con mi imaginación, algo que hacia forma en el celeste cielo que presentaba en esa tarde.

    Mis pensamientos viajaban una y otra vez en el tiempo, viaje desagradable y a la vez agradable, recordando lo bueno como lo malo, viviendo nuevamente todo cuanto intento olvidar y todo cuanto ni quisiera que se me olvidara, haciendo presente que si lo hacía, seria morir en vida.

    Será duro, pero gratificante, será empezar de nuevo, pero con un nuevo fin, será vivir lo pasado, pero con un nuevo presente, será…lo que nunca fue.

    Paso lento pero seguro, sin dudar en nada cuanto hiciera, sin pensar en cómo podría traer consecuencia de mis actos, actos cuyo no me pararé a pensar.

    -Necesito de tu servicio –dije nada mas sentí como una grave voz contestaba a la llamada que hice, la misma que haría posible todo cuanto tengo en mente.

    De un golpe caí en el sofá, golpe que me daba muy frecuentemente mis compañeros, los mismos que hace tiempo me acompañan, haciendo que mi cuerpo no respondiera como antes, siendo evidente que el cansancio y la preocupación estaban ganándome en esta batalla. Por un momento vi oscuridad, oscuridad que me brindó mis parpados al cerrarse sin mi consentimiento, la misma que hiso que se dibujara un fino rostro, fino y elegante, fino y delicado, fino, y olvidado.

    Rabia, dulzura, odio, compasión…todo cuanto su mirada me mostraba, todo cuanto sentimiento me trasmitía, todo cuanto me hizo ver algo que jamás vi en su momento, mirada que hiso que se cruzara con unos orbes que estaban a su lado, ayudándome en eso a ver más de lo que vi, viendo el porqué de la mirada rubí, comparándose con el nuevo color cuyo pensamiento invaden en mi.

    -No dejes que el orgullo se apodere nuevamente de ti –palabras que salieron de la nada, palabras dicha por la voz angelical de esa mujer, mujer cuya tristeza representaba mirado a quien le acompañaba, haciendo presente algo cuyo no llegué a entender.

    Confusión, la misma que me hacía cada vez mas perderme en lo profundo de este laberinto, haciendo que no viera la salida por ningún camino tomado, viendo antes mis ojos el encierro de paredes que hace presente en mi mente, obstruyendo todo cuanto quisiera intentar por salir.

    -¿Orgullo? –dije enojado conmigo mismo, como si yo tuviera la culpa de todo cuanto estaba pasando, culpa por no ver lo que tenía que ver, por no solucionar lo que tenía que solucionar, y hacer todo cuanto no tenía que hacer, siendo presa fácil de esa enredadera que hace que te inmovilices cada vez más por intentar soltarte del amarre.

    Es duro de admitir, pero sí de saber… sus níveas manos entrelazadas con el fuego abrazante, manos que la conducían al mundo de la mentira y la desesperación, ese mismo lugar cuyo paisaje te brinda la soledad, el mismo paisaje que seguirá viendo mientras que mi corazón no hable, mientras que mi corazón no calme el palpitad de la inquietud, el mismo que hace que abra mis ojos en plena noche por saber su reacción, reacción ocasionada por saber quien fui, por saber algo cuyo momento me arrepiento de ello, algo que jamás pensaría que se me volvería en mi contra.

    -Kagome, todo tiene una explicación –dichas palabras lanzadas en suspiro hiso que cerrara mis ojos en busca de algo que hace rato vi. –Espero que algún día me des la oportunidad de contarte que es lo que hiciste, que es lo que me hiciste, que fue lo que pasó en mí para dejar en paro lo que tenía en mente. –fueron palabras de consuelo, palabras que hacia la función de buscar una esperanza, la misma que me hacía falta para cuando se llegara a enterar que por un momento fue utilizada como un objeto.

    Kagome.

    Siempre se me hacia eterno el camino hacia el lugar donde me crié, siempre esperaba con ansia el día y las horas para poder llegar a casa, buscar en ella el cariño y la gratitud que hace que me de fuerza para llevar adelante el día a día, pero…

    -Ahora es diferente –sin darme cuenta mis labios brindaron los oídos de mi acompañante con mis palabras, palabras de desconsuelo, palabras de admitir que no es eso lo que siento en este momento, palabras que hacía que el mayor castigo que puede darme la vida es hacer mentir a los seres cuya vida daría por ellos, la misma que bajo su ignorancia, ahora estoy dando.

    -¿Te ocurre algo? –me preguntó descaradamente sin apartar la mirada de la carretera, como si no fuera consciente de lo que mis sentimiento le trasmitía, como si en absoluto no le importara el momento que tendría que pasar para que él estuviera feliz.

    -Yo no sé cómo puedes preguntar tal cosa –tranquila y pasante fue mi contestación, girándome hacia la dirección donde se encontraba, girándome hacia el dueño de mi vida, hacia esos ojos cuyos orbes solo me trasmite ambición. – ¿No ves que estoy aquí a tu lado, que mi corazón reboza de alegría y que eres tu quien se encarga de ello? –Palabras que costaron salir, palabras que lucharon con mis labios, los mismo que por un principio se negó a decir, se negó a escupir algo cuyo sentimiento no es mutuo, haciendo que solo sonaran palabras, las misma que solo trasmitía un conjunto de silabas que forman un conjunto de palabras, y que esta solo pueden formar una frase, una frase vacía de emoción y sarcástica, totalmente ajena al significado.

    Orgullo, egoísmo, ambición…los calificativos son pocos para poder describir la sonrisa dibujada en su perfecto y desaprovechado rostro. La inteligencia es una de sus virtudes, inteligencia que hace todo lo que en su mente crece, todo cuanto quiere y desea, hace que solo le baste el tiempo necesario para tenerlo, hacer que no se le resista nada y nadie

    -Lo sé cariño, se que te mueres de las ganas de formalizar nuestro noviazgo -cuando escuché lo dicho se me abrieron los ojos de tal tamaño que seguro que los focos del coche se quedan pequeño. –Se que tu padre estará muy feliz cuando se entere de lo nuestro- terminó por decir con la misma tranquilidad que yo utilicé en un principio, la misma que se encargó de decirme que esta conversación iría para largo.

    -Dirás, de lo tuyo -le recalqué claramente palabra por palabra. De algo estaba segura, es que nunca le seguiré el rollo de pareja feliz cuando estemos a solas, no podría hacerlo, ya que sería traicionarme a mí misma, de hacer ver que es él quien ha ganado la guerra, que es él el dueño y señor de todo lo que a mí me concierne.

    -Kagome, que yo sepa las parejas se forman con dos persona –dijo algo inteligente, algo que exactamente tenía razón, una pareja es formada por dos personas, dos persona cuyo se apoyan en algo, parejas que se forman para salir, para estudiar, para jugar… sea cual sea la función, todos tienen el mismo cumplimiento, el mismo que entre nosotros jama habrá.

    -Exactamente -le interrumpí. –Con dos personas que se quieren, que comparte cada momento vivido, sean malo o bueno, apoyándose el uno al otro, momentos en el que inmortalizan en un álbum que sirven para recordar felizmente en un futuro- le decía mientras miraba por la ventana. Mi mirada vagaba en otro lugar, no era el cielo azul, no era el verde paisaje, no era nada de lo que pasaba a mi alrededor, solo miraba un rincón, ese rincón que solamente yo tengo aseso, solamente yo puedo entrar, y solamente yo puedo ver lo que hay en su interior, y me imaginaba todo momento con el ser a quien realmente quiero.

    -Tranquila cariñín -su voz hiso que saliera del transe donde me encontraba, volviendo nuevamente a la realidad, pero mis ojos enseguida se giraron en su busca al escuchar el calificativo que utilizó para llamarme, y tropecé con una bolsa negra y pequeña, una bolsa que me ofrecía en sus grande y finas manos. –Seguro que es a esto a lo que te refieres –sin apartar la mirada de su perfil, dudaba si debía o no de cogerlo, pero un movimiento de su mano en señal de que lo hiciera hiso que asediara a él, abriéndola y mirándolo lo que en su interior se encontraba, causándome un impacto tan fuerte que parecía que me hubiera caído desde un cesto piso.

    -¿Tú no has escuchado nada de lo que te he dicho, verdad? -dije impresionada por la capacidad de darle el sentido opuesto a las cosas, el sentido que no es justamente a lo que una se refiere con él. Nuevamente metí la cámara de foto en su pequeña bolsa y sin ningún tipo de cuidado lo lance hacia detrás, terminando justo encima del asiento trasero del coche.

    -Kagome, tendremos todo lo que tu sueñas –me decía con una tranquilidad envidiable, con una confianza en sí mismo que cualquier otra persona se lo podría llegar a creer. -Viviremos momento en el cual estaremos toda la vida recordando –continuaba hablando, como si se estuviera imaginando en escena cada palabra que decía, arrastrándome a mí a ese lugar, haciéndome ver todo lo que en un futuro no cambiante podría pasar, ayudándome a ahogarme más en lo más profundo del dolor, dolor de agonía e impotencia. -Seremos la envidia de toda pareja – mis parpados se serraron a la vez que giré mi cabeza hacia la ventana, intentando no escuchar absolutamente nada cuanto me decía, intentando hacer el silencio en el suburbio, intentando llenar de paz en medio de una guerra. –Incluso de puedo asegurar que habrá gente que nos odie, gente como… -

    -¡Naraku, por favor! -le dije para que no continuara, él solo me miró de reojo con una sonrisa sínica, entendiendo a la perfección el porqué de mi sobresalto al interrumpirlo, sabiendo que solo basta una palabra para que termine de profundizar mi herida.

    –Y en especial uno en concreto -ya sabía que el pedirle por favor no me valdría para nada, cerré mis ojos como si con ello pudiera evitar el escuchar el nombre que diría a continuación, nombre que tuve que renunciar por amor. –El señor Taisho, Sesshomaru Taisho -dijo triunfante por el daño que me causaba con ello, disfrutaba como el niño pequeño quien es sorprendido con el juguete quien llevaba tiempo esperando poder tener.

    -¡Basta! -le grité con los ojos humedecidos por el daño causado. – ¿No te conformas con tenerme, verdad? -empecé a decirle poniéndome de lado para verle bien. –Que también tienes que hacerme daño nombrándomelo cada dos por tres -agaché la cabeza y terminé diciendo. –Naraku, jamás sentiré por ti lo que siento por Sesshomaru, tú me tienes en cuerpo presente, pero él tiene lo más valioso de una persona, mi corazón –las palabras salieron solas, no pensé nada en cuanto dije, ya que mis labios no fueron los que hablaron, fue mi corazón quien se encargó de decir todo cuanto siento, de decir que jamás será el dueño de este, de decir que no es amor ni amistad el sentimiento que siento por él, que todo se perdió el lo más profundo del desierto a la hora de actuar como lo está haciendo.

    Noté como paraba el coche en el arcén de la carretera, se giró hacia mí y se me quedó por un largo rato mirándome sin decir ni una sola palabra, es como si me estuviera analizando, como si estuviera buscando algo en el cual poder atacarme nuevamente. El silencio era presente entre nosotros, silencio incomodo, silencio tétrico, elevé mi mirada cansada de escuchar solamente el ruido de los coches pasar por nuestro lado, y me encuentro con unos ojos lleno de odio y rabia, con unos ojos penetrantes y sin calidez alguna, ojos que me miraban como si me quisiera devorar.

    -Kagome -dijo al fin, haciendo que mi corazón palpitara a mil por horas por ver como elevaba la mano hacia mi mejilla, con miedo de saber cuál sería la función de esta, con miedo de saber que esta sería la forma de hacerme callar y no volver a decir nada que él no quisiera escuchar. Mis ojos automáticamente se cerraron para no poder mirar nada cuanto hiciera, no poder ver como su mano… caricia, eso es lo que sentí en mi rostro, una fresca caricia, deslizando delicadamente su fría mano por mi mejilla, tan delicadamente como si tuviera miedo de ser dañada con algún que otro roce. Mi mirada busco algo en la suya que me diera la explicación de este acto, contradiciéndome a lo que yo en un principio pensé que haría. –Princesa -cada vez me ponía más nerviosa, sentí como su mano bajo de mi mejilla hasta mi hombro acariciando todo el camino que conlleva, haciendo que me pusiera en guardia por lo que podría intentar hacer. –Me trae sin cuidado lo que sienta tu corazón -me dijo presionando levemente mi hombro. –Aquí hay lo que hay -mis ojos se entrecerraron intentando comprender que es lo que me decía, buscando la lógica a lo que me dijo, intentando encontrar la solución a lo dicho. –Si princesa, ahora somos tú y yo, y nada más - enseguida quitó la mano de mi hombro y me cogió de la barbilla obligándome a que lo mirase, intentaba acortar la distancia que nos separaba, distancia que yo mantenía echándome hacia detrás para evitar cualquier roce, cosa que era imposible por el espacio tan reducido. Sentí como mi espalda hacia tope con la puerta de mi asiento, sirviendo de ayuda a la persona quien se encontraba a escasos milímetros de mi, obligándome a mi misma a cerrar los ojos para evitar derramar todo cuanto llevo encerrado, obligándome a sentir esos labios fríos y húmedos que recorrían lentamente todo el camino de mi cuello hasta mi hombro. Ladeé mi cabeza para darle a entender mi desaprobación, y este solo me miró con una sonrisa sínica mientras se acercaba a mi oído, donde pude sentir el fuego abrazador de su aliento. –Esto es, lo que él jamás tendrá –despacio y con dureza, así fue como acentuaba cada palabra, dejando bien claro el significado de cada una de ella, significado que hizo que mis ojos dejara libre toda esa agua cristalina, que a nadie le gusta desperdiciar en nada que no fuera de alegría. –Eres mía, y no dejaré que nadie toque lo más preciado que tengo -me decía mientras cuidadosamente con el dorso de su mano limpiaba las huellas humedecidas que dejaron mis lagrimas por mis mejillas. –Mi Kagome -terminó por decir mientras sentía como posaba sus finos labios sobre los mío.

    Estuve todo el camino que faltaba para llegar a mi casa sin decir ni una sola palabra, ya no había nada de qué hablar, ya no había conversación alguna, no había tema interesante que compartir, ya no había nada más que decir, ya todo me lo había dejado bien claro.

    Miré por un momento la ventanilla de mi puerta, mis retinas seguían el vuelo de algunas gaviotas, las mismas que llevaba rato observando, las mismas que ayudaron a imaginar que cada una de ella era uno de nosotros. Había un grupo dirigida por una de color negra, como si ella más que líder fuera la más popular, y esa es la adjudiqué a Inuyasha, ya que él siempre a donde va le sigue una plebe de chicas detrás, después había dos ni separadas ni juntas, volaban alrededor de una a la otra, como si no quisieran estar juntas pero tampoco separadas, esas seria para Miroku y Sango, se que al final este chico cambiará por el amor de la mujer más maravillosa, tan solo es cuestión de tiempo, en ese momento se me dibujó una sonrisa en mis labios, pensando en todo lo que la pobre lleva pasando con la manía de este chico. Seguí mirando, buscaba una en concreto, buscaba aquella que no tuviera rumbo propio, que no tuviera que seguir aquella quien fuera parte le marca el vuelo, y como era de esperar, no había alguna, solo hay una criatura quien tiene sobre su espalda a Naraku Kimura.

    -¿En qué has pensado para que se fuera la magnífica sonrisa que tenía antes? -me preguntó, este chico tiene ojos hasta en las orejas, no se le escapa ni un detalle.

    -En ti -le respondí sin apartar la mirada de la ventana.

    -Me alagas -me respondió tranquilamente con una sonrisa en los labios.

    -¿No lo has pillado, verdad?- le contesté mirándolo con cara de pocos amigos. Él solamente se giró un momento y me giñó un ojo. Yo cerré mis ojos a la vez que suspiraba.
     
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  16.  
    Idaly

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    Hola!

    Que triste historia, un amor correspondido pero atrapado entre la envidia y la ambición de otro amor no correspondido, Naraku es muy malo en verdad, sólo por conseguir lo que quiere no le importa lastimar a la mujer que supuestamente ama, la continuación estuvo muy buena, perdón por no pasar antes pero estuve muy ocupada, gracias por avisarme, adiós.
     

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