"El amor jamas se compra" (sesshxkag)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por chipo, 2 Octubre 2010.

  1.  
    chipo

    chipo Entusiasta

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    Idaly: Te pido perdón si te impacienta la espera, te aseguro que no tardará mucho.

    Bueno, aquí os dejo un video, se me vino a la cabeza a la persona idónea cuando escuché la letra de esa canción.

    Espero que os guste.
    http://www.youtube.com/watch?v=bQGYfyhiO_0

    P: D: Sango207 es el nombre en el cual me escribí en esa página, al final veréis. Lo digo para que no penséis que es otra persona quien lo ha hecho.

    Besos.
     
  2.  
    chipo

    chipo Entusiasta

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    Bueno, aquí os dejo la continuación, y es aquí donde se sabrá algo mas, algo por el cual ya lleváis tiempo esperando, pero solo deciros que no es solo ese el motivo, y que no se sabrá hasta más adelante si es verdad o mentira, yo solo espero que os guste y gracias por todo.
     
  3.  
    chipo

    chipo Entusiasta

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    Título:
    "El amor jamas se compra" (sesshxkag)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    4330
    capitulo: 15

    Sesshomaru.

    Últimamente la estaba notando algo distraída y pensativa, sabia de la repentina visita de Naraku en la universidad. El insecto de mi hermano al menos hizo algo bien, tuvo la delicadeza de llamarme para contármelo y decirme lo que pensaba más o menos Kagome de él.

    -Señor Taisho – escuché decir a mi secretaria, eso fue lo que me hizo salir de mis pensamiento y centrarme nuevamente en el trabajo. –Los directivos están ya en la sala de junta esperándole – finalizó y salió de mi oficina.

    Hoy era un día de reunión, día de escuchar y tratar algunos problemillas que estamos notando que hacen que estén bajando las cuentas.

    Ninguno de nosotros nos dedicamos a lo mismo, pero una empresa depende de la otra, si una baja y no cumple con lo acordado, llega afectar a la otra que depende de lo que la primera le ofrece, a sin hasta el último eslabón.

    Me levanté de mi sillón de cuero negro y salí de la oficina, caminé por un largo pasillo, el suelo estaba cubierto por una delicada moqueta color azul añil, las paredes laterales estaban adornadas de cuadros y fotos de todos aquellos que lo tomaba como ejemplo en temas de negocio, hombres con una capacidad de inteligencia a la hora de llevar adelante todo aquello que se proponga, conseguir de ser un simple chico de barrio a uno de los hombre más poderosos de casi todo el país.

    Cuando llegué a la puerta donde se encontraba la sala de junta noto la presencia de alguien detrás de mí.

    -Vaya, parece ser que nos veremos más de una vez – escuché decir.

    -Pues si, a sin que te aconsejo que cojas el sillón más cómodo – dije sin molestarme en darme la vuelta para mirarlo a la cara, solo me limité en abrir la puerta y adentrarme en la habitación.

    Me dirigí hacia el sillón principal, no me senté, solo me quede de pie gusto detrás de el. Fui mirando uno a uno las caras de todos los que nos encontrábamos aquí, a todos se les notaban algo preocupado, preocupados de perder lo que tanto tiempo le han costado conseguir. Pero había uno quien no demostraba ese sentimiento, a uno que parecía que se alegraba de la situación por la que estábamos pasando.

    -Sesshomaru, ¿qué es lo que vamos a hacer?- escuché decir a uno de los hombres que estaban sentado a mi derecha, el hizo que me desprendiera de la mirada de Naraku. Giré mi cabeza hacia el dueño del que habló y me quedé mirándolo, pude ver como este se encogía como si estuviera temiendo que me abalanzara hacia él.

    -Antes de nada, hay que tranquilizarse, no es la primera vez que esto ocurre- dije con total naturalidad, sabía que esto no era suficiente para poder tranquilizar a todos estos hombre, era muchas las perdidas.

    -Ya, pero antes no era…-

    - Saldremos adelante – dijo con total tranquilidad y serenidad, mi mirada se posó en él, estaba sentado dejado caer sobre el espaldero del sillón, tenía las piernas y los brazos cruzado. –Esto es solo un bache, no hay que saltar la alarma – le dijo Naraku mirando al hombre que habló en un principio.

    -Claro, lo dice el que por ahora es él que tiene menos perdidas – dije apretando fuertemente mis diente para no decirle alguna que otra barbaridad. – yo digo que miremos todas las cuentas, una por una – dije esto último volviendo mi mirada hacia el rojo fuego que tenia justo enfrente de mí. – Yo creo que hay algo que se nos está escapando – continúe sin mover ni una solo milímetro mis pupilas de su retina.

    -Buena teoría, no está mal saber quién es el que va de legal y quien no – me dijo poniéndose de pie y sin aparta la vista de mí.

    - Naraku, no juegues con fuego – le dije clavándole palabra por palabra en su molesta mirada, sabiendo perfectamente a lo que se estaba refiriendo.

    - Mi querido amigo, se perfectamente porque lo dices – me escupió cogiéndome totalmente por sorpresa, es como si hubiera visto mis pensamiento escrito línea por línea en mi cara. – No puedo permitir que mi empresa sufra las consecuencia de los errores de otro – dijo inclinándose para poder dejar las palmas de las manos apoyadas en el cristal de la mesa, tenía la mirada fija en la mía, como si con eso me pudiera intimidar.

    - ¿Y cómo das por hecho de cual y donde es el error? – le dijo con tono desafiante.

    - No lo sé, yo creo que eso quien no lo tiene que decir eres tu – cada palabra que soltaba me daba a entender algo por lo que no tenia absolutamente nada que ver con el motivo por el cual estábamos aquí reunidos. – Sesshomaru, tu eres quien dio vida a este proyecto y eres tu quien tienes que intentar que ninguno de nosotros suframos de tus errores – me dijo frunciendo el ceño y cerrando la mano en un puño.

    - Aquí todos sabíais a la perfección los peros y los contra a la hora de firma y apoyar en el proyecto – dije seriamente y mirando uno por uno a cada miembro de la junta. –Ahora no me sirve de nada que me venga pidiendo que lo solucione en solo un abrir y cerrar de ojos – lo dije volviendo la mirada hacia la persona que tenia al frente, a la persona que tanto dolores de cabeza me causó y me causa, de su parte recibí una leve e hipócrita sonrisa.

    - Chicos, chicos – escuché decir a mi izquierda, era la persona más veterana que había ahora mismo en la sala, y no solo en trayectoria, también en edad. – Si se enfrentáis por problemas personales aquí en el trabajo podríais haceros mucho daño, hacer que todo lo que se ha conseguido hasta ahora se vaya al traste – concluyó el hombre.

    Mi odio hacia esa persona hacia que no reaccionara como debía, sabía perfectamente que nuestros problemas podría afectar en el trabajo. Este proyecto lo firmamos mucho antes que pasara lo de Kagura, y mucho antes de acusarme del posible asesinato de esta, pero eso, al día de hoy está por ver. Ante tenía otro punto de vista sobre él, no era precisamente para bien pero tengo que reconocer que tampoco era para mal.

    Ya no me fiaba en absoluto de su persona, no sabía hasta donde podía llegar, no quería que manipulara cualquier cosa como venganza.

    Lo estaba viendo en sus ojos, la rabia, el rencor y el odio se reflejaban a la perfección en ellos, solo con eso me demostraba que tenía sed de venganza, venganza por meterme en su camino, o mejor dicho en el camino de quien precisamente no quería.

    Es precisamente eso lo que quería que viera, es eso lo que yo he pasado cuando él me hizo lo mismo, es ese odio que te hace actuar y decir las cosas sin pensar en el daño que se le puede causar a los que te rodean.

    -Bueno, entonces, ¿qué se va hacer? – dijo otros de los directivos. – No podemos dejar que siga cayendo la balanza a nuestra con… -

    - Voy a verificar todas las cuentas – dije cortando al hombre, sabía que esto me costaría muchísimo tiempo y dinero pero no podía dejar las cosas a sin.

    - Vaya, eso te llevara mucho tiempo, y no tendrás tiempo de ver… -

    - He escuchado hablar de una persona que es el número uno en contabilidad – dije mirándolo fundiendo mi mirada en él para que no dijera en nombre de ella aquí delante de todos. – El señor Higurashi – dije tajantemente dejándolo con los ojos abierto de la impresión, creo que eso le cogió totalmente por sorpresa.

    - El señor Higurashi tiene firmado un contrato y ahora no…-

    - No creo que le cueste trabajo de hacerle un favor a su futuro…-

    - ¡Sesshomaru, estas llevando todo esto muy lejos! – dijo señalándome con el dedo índice y alzando un poco la voz, creo que lo que le dije no le gustó lo mas mínimo.

    - No sé de qué me hablas Naraku – le dije con una sonrisa irónica. Se me quedó por un rato mirándome, estaba eufórico, se le notaba la agitación de su respiración, estaba en mal momento, sabía que no podía hablar, que no era el momento ni el lugar para ello.

    - Bueno, como ya se encargara de todo el señor Taisho, yo, si me disculpáis, me retiro – dijo haciendo una leve reverencia y caminar para llegar a la puerta por donde entramos en un principio.

    - Si el señor Higurashi no me hace el favor, sabré porque es – le escupí palabra por palabra chocándole en su espalda, eso hizo que se detuviera en seco, se giró para quedar justo en frente de mi, haciendo una guerra de mirada, una guerra silenciosa, que solo él y yo sabíamos el porqué. Por un momento no nos importó en lo que dijeran o pensaran todos los que estaban presentes, era tanta la rivalidad que nos hacia ciego de ello.

    - Tranquilo, yo no soy como tu – dijo volviéndose para volver nuevamente a estar justo delante de la puerta para disponerse a salir.

    Vi como salía, vi como todos miraban hacia la puerta, hacia el lugar por donde había salido Naraku, noté que había dudas en las caras de cada uno de ellos, pero estaba seguro que era mayor el miedo que sentían al preguntarme qué es lo que había pasado, entre nosotros.

    Naraku.

    Tuve que salir inmediatamente de la habitación, estaba incomodo, todo lo que me rodeaba hacia que me asfixiara. Sentía ira y rabia al ver la cara que ponía de triunfador, no sabía cuánto tiempo podía aguantar esa situación, por eso decidí de retirarme.

    Sabía que la cosa estaba algo flojilla, era muchas las pérdidas que se estaba teniendo, yo al menos por ahora soy el que menos la está notando, pero si esto sigue a sin no tardaré mucho en saberlo. Conocía la situación, y me preocupa igual o quizás más que a ninguno de ellos, pero lo que no voy a permitir es que se me este echando indirecta a cuenta ello.

    - Miras las cuentas, porque te aseguro que yo también miraré – dije en voz alta mientras me paraba justo delante de las puerta metalizadas del ascensor.

    Me adentre en el ascensor y pulse la planta baja, mientras tanto miraba como iban pasando los numero, en ese momento algo hizo que me sobresaltara.

    - Espero que no haga alguna de las suya – dije clavando mi mirada en el dorso de la puertas metalizadas a donde se reflejaba mi misma persona. –Estoy seguro que es capaz de cualquier cosa – dije cerrando mis ojos, y fue en ese momento cuando se me reflejó la imagen de la persona quien me ayudó en los malos momento, la única persona quien me brindó su amistad sin conseguir nada a cambio, incluso que me ayudo a consolidar los malos roces que tenia con mi padre, haciendo que el día a día fuera más llevadero.

    No puedo que se salga con la suya, tengo que hacerlo ahora, tengo que hacerlo a pesar de que me odie para toda la vida – dije mientras sonaba el timbre de aviso que tenia para decir que llegas a la planta deseada.

    Kagome.

    Domingo, por fin el día que no tienes porqué levantarte temprano, domingo es el día en hacer todo lo que lo que tienes pensado de hacer todo lo planeado desde el domingo anterior por la noche.

    Hoy tenía planeado de ir al campo, ya hace mucho que no vamos todos los amigos juntos, a sin que con mucho pesar tuve que levantarme de mi mullida cama.

    En pijama bajé hasta la planta de abajo para poder hacer el desayuno, cuando me adentré en la cocina algo hizo que saltara de un susto.

    -Vaya, sabía que las ponía eufóricas, pero no tanto – dijo Miroku acercándose a mí para poder tranquilizarme.

    - ¡Idiota! – grité mientras me volvía para salir corriendo por el mismo sitio por donde lo hice anteriormente. Mira que había gente, pues me vengo a encontrar con el hombre menos indicado estando yo en camisón, y más a un cuando el camisón es algo transparente y tan largo como para tapar lo justo del trasero, seguro que nada mas me vea algo me dirá referente a ello.

    - Kagome – escuché como Sango llamaba a mi puerta. – El desayuno está preparado, venga baja antes de que se te enfríe – me dijo mientras bajaban las escalera para ir a la cocina.

    Ya estaba lista, me había colocado unos pantalones piratas de color blanco y una camiseta de tirantas de color lila que hacían juego con las sandalias. Bajaba corriendo las escaleras cuando siento que llaman al timbre de la puerta.

    - ¡Ya abro yo! – grité para que ninguno se molestara en levantarse para interrumpir su desayuno. – Naraku- dije nada más abrí la puerta y lo vi justo delante de mí.

    - Hola Kagome – me dijo, por un principio lo estuve mirando, era raro verle vestido de ropa algo informal, y tengo que decir que le quedaba genial. Llevaba uno vaqueros un poco ancho azul oscuro con una camiseta blanca, que hacía que se le marcase todo los pectorales.

    - Vaya, no te esperaba en absoluto – le dije sin quitar la cara de asombro de verlo justo delante de mí.

    - Bueno, yo solo quería hablar contigo – me dijo con un tono de voz que por mucho que lo analizara ni podía descifrar.

    - Pasa, ahora mismo iba a desayunar – dije a la vez que estiraba el brazo señalando el camino hacia dentro de la casa. -¿Se te apetece un café? – le pregunté, él solo me respondió con un movimiento de cabeza, a sin que le hice pasar a la cocina que es donde me esperaban para desayunar.

    Nada mas entramos, la cara de sango se descompuso, yo no le dije nada, al igual que ella a mí, le ofrecí asiento y le preparé el café.

    - Ya hace bastante tiempo que no te veía – le dijo sango con un tono un poco amargo.

    - No creo que sea bueno venir muy a menudo – le respondió sin apartar la mirada de ella. – A mi no me gustaría que fuera otro chico a visitar a mi novia – le dijo apartando la mirada de ella para dirigirla a la mía, cosa que con lo dicho me había dejado fuera de juego.

    - Pues tienes razón, y más aun cuando no eres del agrado del novio de la chica – le dijo Sango con tanta naturalidad que parecía que no le importaba en absoluto lo que pensara él de ella. Vi como Naraku fruncía el ceño y miraba con desagrado mi amiga, a sin que sin pensármelo dos veces fui hasta ellos.

    - Sango, si no te importa, quiero hablar a solas con él – le dije poniéndome a su lado y sonriendo para que viera que no sería nada preocupante nuestra conversación. Ella se puso de pie y salió de la cocina en busca de Miroku que ya hacía rato que había salido para ir al baño.

    Por un momento me sentí muy incómoda, incomoda por el silencio tan repentino que hubo entre los dos, no sabía si debía de espera o lanzarme yo primera en lanzar la primera palabra que hace que se abra una conversación.

    - Kagome – dijo repentinamente agradeciendo de no ser yo la primera en hablar. – Solo quería decirte que yo siento…-

    -¡Naraku! – le nombré para interrumpirlo, mi tono de voz se endureció un poco. – Ya sabes sobre mis sentimientos y ahora no quiero que vuelvas nuevamente a darme la lata con lo mismo – le dije todo de corrido para que no tuviera oportunidad de interrumpirme.

    - Nunca cambiaras – dijo mirándome seriamente, luego desvió la mirada hacia abajo. – Si no corriges ese defecto puede que metas la pata algún día – dijo sin levantar la mirada de la mesa.

    Ahora estaba confundida, ahora sí que no entendía el motivo de la repentina visita de Naraku, lo tenía justo en frente de mí y por un momento sentí lastima de él, sé que eso es un sentimiento cual no se debe de tener por nadie y mucho menos por él.

    - ¿Entonces… a que has venido? – le dije directamente mientras me puse de pie y caminé hasta la encimera de la cocina, él sabía que la relación que teníamos antes ya jamás lo podríamos recuperar, los celos y el odio que siente en su interior hace que muchas veces sea molesto de estar a su lado.

    - Solo quiero que sepas algo muy importante – me dijo poniéndose de pie y caminando hasta donde yo me encontraba. – No sé si sabes que ayer tuvimos una reunión – estaba atónita escuchando, no quería perder detalle de lo que me fuera a decir, sabía que no iba hacer algo agradable de escuchar, ya que la cara de Naraku me lo estaba reflejando.

    -¿Te refieres con sessho…? –

    - Si, exactamente – contestó interrumpiéndome, como si escuchar el nombre de esa persona le produjera alergia. – Por lo que veo, no sabes nada, ¿me equivoco? – me lo dijo por la expresión de cara que puse en ese momento, es verdad no sabia absolutamente nada referente a esa reunión, pero tampoco debería de sacar las cosas de contesto, una razón tendrá para no hacerlo.

    - No, no sabía nada – le dije dándome la vuelta para poder beber y vaso de agua bien fría para ver si con eso me ayudaba a tragarme todo el mal trago que estaba pasando.

    - Vaya, pues perdona, no quería decir algo de lo que tú no supieras – me dijo como si se sintiese mal por ello.

    - No pasa nada – le dije sonriente, dándole a entender que para nada me molestaba lo que me dijo, yo no estaba molesto con él ni mucho menos, pero sí que lo estaba con esa persona, ayer estuvimos juntos y no me mención absolutamente nada, incluso cuando le pregunté si tenía mucho trabajo en ese día. Tengo que admitir que esa pequeñez me ha dolido más de la cuenta.

    - Pues ya que estas enterada – empezó a decir con los ojos entrecerrados. – Creo que deberías de enterarte de algo muy importante – terminó por decir mientras se sentaba nuevamente en el asiento que ocupó de primera.

    - Naraku, por favor ve al grano, hoy no estoy de humor – le dije cansada de hacerme esperar, caminé hasta llegar a la mesa que teníamos en la cocina y sentarme a su lado. – ¿Qué es eso tan importante que querías decirme? – le pregunté con apenas voz, ya me esperaba cualquier cosa.

    - Sesshomaru está detrás del equipo que forma tu padre – dijo tajantemente sin ningún escrúpulo a la hora de decirlo, sin importarle las consecuencia de sus palabras, sin importarle que nada me bastó escuchar eso para que todo, absolutamente todo lo que tenia de felicidad se callera desde lo más alto de un rascacielos.

    - Naraku, de verdad ya no…-

    - Mi proyecto es legal, pero como toda empresa tienes sus trampillas, y en esa trampilla esta tu padre metido – me dijo con una sonrisa de medio lado, no mas parecía que se alegraba de esta situación.

    - ¿Pero lo tuyo es totalmente independiente de Sesshomaru? – le pregunté algo de lo que sabía.

    - Si Kagome, mi proyecto no tiene nada que ver con el suyo, pero quiero que sepas que todos somos una cadena – me dijo pegando su espalda en el espaldero de la silla y mirándome sin compasión alguna.

    - Ya, se mas o menos cómo va todo, pero no me creo que Sessho…-

    -¿No?- dijo preguntando con firmeza, se levantó y saco del bolsillo su teléfono móvil. –Llama a tu padre y pregúntale – me dijo ofreciéndome el aparato, yo solo le aparté la mano con fuerza, todo esto era duro de asimilar pero lo que estaba claro que no me quedaría con la duda.

    - Mamá – dije cuando cogí mi teléfono y recibí y si por pregunta. – si…mamá, que estoy bien de verdad. Oye ¿y papá?- le pregunté sutilmente como la que no quería la cosa. – Trabajando- dije dándome la vuelta en busca de la mirada de Naraku. – Pero… ¿Hoy no era su día libre, que pasa que Naraku ya le cambió el día? – le pregunté de manera como la que no sabía para que me pudiera decir lo que yo no quería escuchar.

    Naraku estaba my pendiente a mi conversación, no movió ni un solo musculo, tan solo se me quedaba mirando esperando ver la reacción que pudiera tener. – Vale, pues nada mamá…te dejo, venga hasta mañana, besos – con apenas fuerzas apagué el teléfono, lo dejé caer sobre la encimera y me fui a sentar en la primera silla que encontré.

    No sabía exactamente qué es lo que sentía, no sabía si hacia bien en ponerme a sin, no sabía si lo había hecho por una razón en concreto, pero lo único que sabía era, que el mundo se paró para mi, que ahora giraba en el sentido contrario que normalmente lo hacía.

    Mi corazón latía, lo hacía desenfrenadamente, estaba nerviosa, nerviosa porque exactamente no sabía como debería de decírselo, no sabía si tenía o no que decírselo.

    - Kagome – escuché decir detrás de mí. – Siento haber hecho yo precisamente el que te lo haya dicho – me dijo poniendo su fría mano en mi desnudo hombro.

    - Necesito estar sola, si no te importa…- le dije sin levantar la mirada de la fina encimera de la mesa.

    - Sabes que te puedo ayudar y que cuando quieras…-

    - Por favor, ya te lo he dicho, necesito estar sola- le interrumpí para decirle nuevamente lo mismo, ahora estaba en una situación en la que cualquier palabra que me dijeran me aria explotar por los aires.

    -Kagome, sabes que todo lo hago…-

    -¿Por mi?- grité poniéndome de pié justo en frente de él. –Pues muchísimas gracias Naraku, muchísimas gracias por hacer sentir mal, gracias por ayudarme a que caiga el peso del mundo sobre mi espalda, muchísimas gracias por ser un buen amigo – dije mirándolo no solo a los ojos, miraba en su interior, en el interior que hacía que todo se volviera oscuro nada mas dijera una palabra. – Naraku, si tú te consideras amigo – dije agachando la cabeza a tal punto que mi flequillo oculto mis enrojecidos ojos. – No quisiera tenerte como enemigo – terminé por decir derramando las primeras lagrimas, notaba como poco a poco mis mejillas se humedecían por el paso de esas gotas saladas.
     
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  4.  
    Idaly

    Idaly Usuario común

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    Esta bien, con ésta continuacón quedas perdonada, ya voy entendiendo más por donde va la cosa, pero que historia más enmarañada te has inventado jejeje me agrada tu imaginación, esperaré la proxima conti con ansias jaja ya quiero ver como saldrá Sesshoumaru del problema en que Naraku lo metió jajaja.
     
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  5.  
    azul

    azul Iniciado

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    osh odio a naraku ya deberia ella de korrerlo y k ya no le kreiera nada k barabaro andamas soltando veneno oshh jaja
    esta genial la historia espero k pronto publikes el siguiente capitulo aun k a veces me impaciento mucho s ek tienes muchas kosas k hacer pero esto kon tantas ganas d saber k sucedera
     
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  6.  
    Tomoee

    Tomoee Elfases de los bosqueses Espectroses Comentarista destacado

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    Gran final, eso de que no quiere tenerle cómo enemigo.

    Me atrasé, pero al menos pude leer lo que me faltó :) se tornó todo bastante bien, me gusta el cinismo que se da en esas reuniones, aunque noto a Sesshômaru saliéndole su lado ¿cínico? e incluso con aires satíricos y burlescos xD

    Me gusta no pierdas el carácter de Kagome tan irritable cómo es, y sobre todo el aura maligna y medio hipócrita que tiene Naraku. InuYasha queda bastante bien, creo que la situación va de mejor.

    Te faltan unas tildes, y se te van ciertos dedazos :) Tenle más cuidado.

    Espero la otra continuación °---°
     
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  7.  
    chipo

    chipo Entusiasta

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    Idaly; gracias por perdonarme[​IMG]
    La verdad que eso lo digo yo muchas veces, que historia más complicada, y también digo, ¿Cómo acabara?

    Azul: pues si, a sin es Naraku, pero…no solo él ¿no? Porque aquí el peli platino, también tiene su papel.[​IMG]

    Jeile: muchísimas gracias de verdad, intentaré estar más atenta[​IMG]
     
  8.  
    chipo

    chipo Entusiasta

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    "El amor jamas se compra" (sesshxkag)
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    Misterio/Suspenso
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    24
     
    Palabras:
    2300
    capitulo: 16

    Naraku.

    Salí de su casa, y lo hice con una sensación agridulce en mí ser, yo mismo discutía si había echo bien en decirle tal cosa, si estaba bien o mal en cortarle en tan solo unas milésimas de segundo la ilusión que siente esa persona, en ayudarla a que se le dibuje en su rostro la tristeza, el odio y el coraje, pero había una parte en mí que me decía que era lo mejor, que gracias a ello podía tener a la persona que quiero, a la persona que tanto he soñado y anhelado, y que gracia a todo lo que estoy haciendo conseguiría estar cada anochecer y en cada amanecer al lado del ser más maravilloso que he conocido jamás.

    No me conocía, no conocía que tuviera esta faceta de culpabilidad, yo, que jamás he sentido compasión por nadie, que nunca he mirado el lado negativo de mi acciones, porque gracias a ello he conseguido estar a donde estoy ahora, pero… hay un momento que no me sirve de nada ser duro, audaz, calculador y egoísta cuando hay otra parte en ti que busca todo lo contrario.

    Es como me siento, culpable, culpable de no dejarla ser la persona que quería ser, solo ella es la que hace que me sienta a sin, solo ella hace que sufra por cada negativa que me da, cada mirada desaprobadora. Me era difícil admitir el sentimiento que siente por esa persona, me es difícil verla feliz al lado de ese ser sin escrúpulo, sin impórtale lo más mínimo sus sentimientos y ese el motivo por el cual me hace actuar de esta manera, actuar frio y cebero con ella sin querer hacerlo y ahora más que nunca tengo que aprovechar esta oportunidad que se me está brindando para conseguirla, conseguir que termine de conocer al verdadero Sesshomaru Taisho.

    Yo sabía que tarde o temprano le haría sufrir, ahora más que nunca es cuando está disfrutando de saber que no tengo oportunidad alguna de ocupar aunque sea una cuarta parte del corazón de Kagome, pero espero que sea por poco tiempo, porque haré todo lo posible por conseguir nuevamente el afecto y algo más de ella, ya que sigo pensando que si no fuera por el desgraciado de Taisho, ella estaría felizmente a mi lado, todo eso me lo demostró cuando no puso ningún tipo de resistencia el día que si no fuera por él, nos uniríamos sentimentalmente.

    Estuve caminando sin rumbo fijo, solo seguía la línea recta de la acera, y lo hacía pensando en el momento que casi mis labios pruebas los dulces y carnosos labios de la chica que hace una batalla con dos personas en mi interior totalmente diferente de la una a la otra. No tenía prisa, tenía todo el tiempo del mundo para retrasarme todo lo que quisiera, solo quería caminar, el aire, la gente, el ruido, los escaparates y todo lo que te rodea en ese momento te ayuda a olvidar algo de lo que te esté ahogando en ese momento.

    No soy el único, son muchas la gente que caminaba para poder despejarse del algún que otro problema o incluso lo hacían para poder buscar la solución a ello, basta que veas o escuches algo para que te ayude a ver la luz del incansable camino por la oscuridad del problema, agradeciendo a la vida de ayudarte en ese momento.

    Tan distraído estaba con mis pensamiento de buscar algo por el cual pueda ver la solución de ello, que no me di cuenta de que caminé hasta encontrarme en el paseo marítimo, en el mismo sitio donde me la encontré por primera vez, donde el destino quiso que me encontrara con ella después de casi ocho años.

    Me paré con la mirada hacia el azulado mar, metí mis manos en mis bolsillos y miraba el lugar exacto donde me la encontré sentada con la mirada perdida entre las decenas de olas que rompían en esa espumosa orilla, el mismo sitio que me hizo por primera vez sentir miedo, miedo de saber la reacción que tendría cuando me viera, miedo de volver a ser rechazado como tenía por costumbre de hacerme, costumbre que poco a poco se fue quitando hasta que apareció…

    - ¿Y qué es lo que vas a hacer? – escuché decir a alguien ayudándome a interrumpir mis pensamiento para que no los volviera turbios.

    - No lo sé – le contestó la otra persona que estaba a su lado, eran dos jóvenes que se encontraban sentado a mi derecha, no pude ver mucho de ellos, tan solo noté que la preocupación desbordaba en uno de ellos, el cual por la otra parte intentaba solucionar, yo sin apartar la vista del frente seguía curioso la conversación.

    - Pues… yo creo que tú tienes la de ganar – dijo el primer joven que habló. La verdad que cada palabra que decían más aumentaban mi curiosidad.

    - ¿Qué quieres decir? – preguntó el otro chico algo dudo por lo que le dijo su amigo.

    - Venga tío, que tan difícil no es… ¿Tu le hiciste un favor, no? – giré mi cabeza hasta ellos, fruncí el ceño a la par que se cerraron mis puños a tal punto que mis nudillos empezaron a blanquecerse, vi como el joven escuchaba cada palabra que le decía su amigo, le miraba a los ojos como si con ello pudiera buscar la respuesta a sus dudas, la respuesta de lo que le estaba planteando la persona quien tenía enfrente. – Hazle chantaje – le dijo rotundamente dejando al chico con los ojos en par en par, como si eso fuera lo último que haría su persona, que solo eso lo podría ser una persona quien no tuviera el escrúpulo de jugar y manipular a su antojo a todo a quien quisiera.

    No sé qué fue lo que le contestó el otro joven ya que me retiré de inmediato, gracias a ellos pude ver la solución al problema, con ello podré ayudar a Kagome a dejar el pendejo ese, y claro esta ayudarme a mí de estar con ella, y para que no vuelva hacer lo que le hizo a Kagura, porque estoy seguro que fue el que tuvo algo que ver con la desaparición de ella, aunque todo los que han llevado el caso dicten lo contrario, por falta de pruebas contundente,es por eso por el cual nuevamente lo volví a denunciar, ya que no veía nada claro en todo esto.

    Sesshomaru.

    Parecer ser que el día no se me presentaba bien, no me dio tiempo ni de desayunar cuando escucho el timbre de la puerta, y tengo una teoría; cuando llaman a tu casa tan temprano solo significa una cosa…problemas.

    -¿Por qué no me lo dijiste? – fue lo primero que escuché nada mas abrí la puerta, estaba furiosa y nerviosa, la respiración la tenia agitada, no sabía si era porque subió los doce piso andando o bien del mismo sofoco.

    - ¿El qué? – le pregunté sin molestarme en acercarme a ella y darle aunque sea una palabra para tranquilizarla, solo me limité a seguir mi tarea de prepararme el desayuno, dejándola sola en el salón.

    - ¡Que tuviste una reunión! – gritó mientras caminaba detrás de mí.

    - ¿Quién eres?- corta pero profunda, ella se me quedó sorprendida por lo que le dije, estaba seguro que no me entendió por cómo se me quedó mirando en ese momento, se quedó clavada en el frio mármol con los ojos abierto y algo entreabiertos sus labios, como si estuviera a punto de decirme algo antes de córtale con mi pregunta.

    - ¿Perdona? – dijo frunciendo el ceño, efectivamente…no me ha entendido. -¿Qué quieres decir con eso?- terminó por decir sin quitarme la mirada de encima.

    - Ni a mi madre le doy explicaciones, por eso te he preguntado– solo hay una cosa que me hace que saque lo peor de mí, no me gusta estar controlado, no me gusta el tener que dar explicaciones a todo lo que hago, es por eso la frialdad de mi voz a la hora de hablarle.

    - Sesshomaru…no me gusta que me engañes – dijo con apenas voz, eso hizo que dejara de untar la tostada par acercarme a ella, tan cerca estaba, que pude notar como un cálido y suave calor emanaba de su cuerpo, ese mismo calor del que se dice que no hace falta manta en las noches frías de invierno cuando tienes al lado a esa persona, esa persona quien comparte noche y día a tu lado. Mi mano hizo que alzara la cabeza hacia arriba, porque delicadamente la cogí de la barbilla. – Te pregunté y me engañaste – me dijo con suma tristeza en cada palabra, miré sus ojos achocolatados que empezaban hacer derretido por el mar salado que empezaban a amenazar en desbordarse.

    - No seas cría – le dije sin ver la gravedad que le empezó hacer las palabras que le dije.

    - ¡Si mi padre no estuviera de por medio…!- me dijo alzando la voz y apartando mi mano con un fuerte golpe, entrecerré mis ojos por lo que me dijo, no me esperaba que lo supiera tan pronto.

    - Ya te han ido con el cuento, ¿verdad? – le dije dándole la espalda y cogiendo el plato de las tostada para tirarla a la basura, gracias a sus rabietas se me quitó el apetito.

    -¿Qué pasa… no querías que me enteraras, verdad? – me dijo cogiéndome del brazo cuando pasé por su lado, ya que me disponía a salir de la cocina.

    - Vete – le dije zafándome fuertemente de su agarre.

    - Qué… Pero…-

    - Cuando te enteres de todo por la persona adecuada… ya me dirás - le dije dándole nuevamente la espalda y caminar hasta mi dormitorio para prepararme la ropa para salir, dejándola muy sorprendida por no dejarla a que terminara de hablar.

    No estaba a gusto, tenía un nudo en el estomago, no me gustaba tratarla de esta manera, pero tenía que hacerlo si quería conseguir mi propósito de averiguar quién es que hace fraude en la cooperativa y que gracias a ello no pague la persona equivocada.

    - Sabia que lo harías – dije casi en silencio para no ser escuchado, en ese momento algo dentro de mí se quemaba de rabia, ardía de odio y rencor, sabía que aprovecharía cualquier cosa para calentarle los oídos y hacer más corta su distancia hacia ella.

    Miré detrás de mí de reojo sin que ella se diese cuenta, ahí estaba, sentada en el borde del sofá del salón con la cabeza cabizbaja, su mirada estaba perdida entre todos los hilo de algodón que forma la alfombra blanca que tenia justo delante de ella.

    Por un momento me sentí culpable del malestar que estaba sintiendo, me gustaría acércame a ella y poder decirle todo…absolutamente todo por lo que estoy pasando, decirle que la agonía, la rabia y la ira me están ayudando a consumirme en el mundo de la soledad. Me gustaría decirle el porqué hago todo esto y porqué hay algo en mí que me impide de seguir adelante con ello, decirle que necesito apoyo, necesito de alguien que me entienda y que no me deje ni me juzgue, solo necesito sacar todo lo que tengo en mi interior.

    - No sé si estarás preparada para saberlo todo – dije casi en un susurro volviendo la mirada hacia el interior de la habitación.

    - ¿Saber qué Sesshomaru? – me dijo cogiéndome totalmente por sorpresa, mi respiración se aceleró un poco por no saber por un momento que es lo que tenía que hacer o decir. Ella posó sus níveas manos sobre mi desnuda espalda, fue una sensación agradable, el cual me hizo cerrar los ojos por el tacto tan suave y delicado. Yo mismo me sorprendí de mi reacción, a sin que me di la vuelta para quedar frente a frente con ella, con la dueña que hace que mi vida sea un calentamiento de cabeza, la dueña de la que hace que yo discuta conmigo mismo por culpa de acto que tengo con ella, que para nada era lo que tenía pensado.

    - Vete – le dije con frialdad, cogiéndola por las muñeca y ayudarla a que diera uno dos paso hacia detrás para poder tener espacio suficiente para poder cerrar la puerta de mi habitación. Posé mi cabeza y mis manos sobre la puerta, discutía nuevamente conmigo mismo por la acción que tuve hace escasos segundo.

    - Sesshomaru, ya sabes que estoy para lo bueno como para lo malo – me dijo, su voz sonaba muy calmada, como si realmente entendiera la situación. – Ya sabes, cuando quieras hablar…llámame- me dijo, ya no escuché nada mas, solo el golpe de la puerta de entrada al cerrarse.

    - ¡Idiota! – me dije a mi mismo mientras le daba un fuerte puñetazo a la puerta, dejé mi puño enterrado en el sitio donde di el golpe, sin tan siquiera molestarme en mirar el daño ocasionado, tanto en la puerta como en mi mano.
     
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    katica

    katica Entusiasta

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    Hola chipo!!!
    es la primera vez que escribo en tu fic pero este me lo he leido desde el primer dia jejeje
    y tu digo que es muy emocionante
    ami me gustan mucho los sessxkagome
    y este esta genial, me gusto mucho el cap de la escena del bus jejejeje fue muy dramatico y romantico.
    pero estoy triste cone este cap, pork estan peleando ToT, espero k todo se soluciones para bien y se descubra toda la verdad
    espero la conti
    bye!
     
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    Idaly

    Idaly Usuario común

    Virgo
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    Mmmm creo que estan exagerando demasiado este problema, los negocios son muy aparte de las relaciones personales, en la oficina eres uno y en la casa otro... Kagome debería alegrarse, su padre tendrá más trabajo y más dinero, si su padre aceptó el paquete es porque puede con el.

    En cambio, Naraku y Sesshoumaru si tienen razón para enojarse entre ellos, Naraku porque Sesshoumaru le dio el trabajo al papá de Kagome y Sesshoumaru porque Naraku fue de chismosote con Kagome, los dos con un simple objetivo... hacer más puntos con Kagome, pero creo que a ninguno le funcionó jaja.

    La continuación me gustó mucho, espero actualices pronto, bye.
     
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    azul

    azul Iniciado

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    me gusto mucho el capitulo aunk odio kuando pelena mucho y ademas naraku no me gusta oara nadaa mm estoy tratando de imaginar k fue lo k en realidad pasoo kon naraku y mi sesho es demaciado intrigante
     
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  12.  
    chipo

    chipo Entusiasta

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    Katica; muchísimas gracias de verdad, espero que este nuevo capítulo siga haciendo de tu agrado.

    Idaly; muchas veces es imposible separar las dos cosas, como te lleves mal con alguien…malo. La verdad que Kagome ya parece que no se fía ni de su sombra, y creo que hace bien jejejejeje

    Azul; Bueno, ya sabes que cuando dos no se llevan bien, es normal que solo sean peleas entre ellos y más cuando hay algo por el cual es motivo de ello.

    Espero que os guste la continuación.

    Gracias
     
  13.  
    chipo

    chipo Entusiasta

    Capricornio
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    Título:
    "El amor jamas se compra" (sesshxkag)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    3220
    capitulo: 17

    Kagome.

    No lo entendía, no entendía por qué tuvo ese cambio tan repentino conmigo, no es por cómo me habló, ya que estaba acostumbrada a su tono de voz, estaba a acostumbrada a escuchar lo escalofriante que podía llegar hacer muchas veces sus palabras, acostumbrada a que no articule ni una sola vez una palabra agradable a la vez de cariñosa, acostumbrada a esa mirada fría y penetrante que difícil seria hacerle cambiar el movimiento de sus parpados, al igual que ya estaba acostumbrada a no verle más de una vez seguida la fina línea en que se transforma sus finos labios a la hora de forzar una y simple sonrisa, verdaderamente ya estaba acostumbrada a todo él.

    Pero… hoy había algo en su mirada, algo que le hacía diferente, no me miraba con esa frialdad con la que lo hacía siempre, no… no era frialdad, era más que eso, era puro hielo, el frio hielo que hizo que ese lago dorado se le hubiera congelado haciendo que miles de brizas heladas recorrieran la distancia que nos separaban hasta llegar a mi dejándome totalmente congelada.

    Es como si se hubiera molestado realmente que yo supiera lo de la reunión, ahora un mar de dudas ahoga mi interior, haciendo de ellos que intentara por todo los medios de buscar algo en donde poder sostenerme para poder mantenerme a flote, buscando un motivo del que me llegara a convencer que todo tiene una explicación, explicación que en su momento no me dio, si tan solo se hubiera dedicado en escucharme, le hubiera dicho la razón por el cual me enfadé con él.

    Necesitaba desahogarme, necesitaba hablar con la única persona quien me puede ayudar a comprenderlo, alguien que sepa de sus gesto y de sus miradas, alguien que pueda decirme del porque le es tan difícil en confiar en alguien.

    - Inuyasha – fue lo único que dije cuando la puerta se abrió. Él es la única persona quien me puede decir todo lo que necesito saber, él es la persona quien tantísimas veces he necesitado y que me ha ayudado en todo lo que ha podido, él es la persona que siempre ha estado para los malos momento como para los bueno, y él es la persona que sin él saberlo, ocupó un lugar muy especial en mi corazón.

    - Vaya, que grata visita – me dijo alegremente, me cogió de la mano y me acompañó al salón, sitio que cuando entré me quedé algo sorprendida por quien vi sentada en el sofá.

    -Kikyo- dije casi en susurro, y digo casi ya que la dueña del nombre se enteró de ello y se puso de pie para recibirme, yo estaba que no salía de mi asombro, tengo que decir que me cogió fuera de juego.

    - Tu debe de ser Kagome, ¿me equivoco? – me dijo con una voz serena pero a la vez aterciopelada, sus facciones eran finas, muy finas, y su piel blanca como la porcelana, por un momento me recordó al testarudo de Sesshomaru, ya que seriedad y frialdad es lo que te trasmite cuando lo vez. Yo solo afirmé con un leve movimiento de cabeza. – Inuyasha me habla muy bien de ti, es mas… no habla de otra cosa – dijo esto último como si eso le llegara a molestarla, lo digo por el leve movimiento que hizo en levantar un poco las cejas, cosa que vio oportuno para dejarlo caer para ver si la persona aludida lo recogía.

    Yo no sabía si tenía que mentir en decirle lo mismo, ya que jamás he cruzado con él nada referente a ella, bueno, lo único que hablé fue para terminar malamente con él y creo que si le decía eso no sería muy agradable de ingerir.

    - Bueno, yo solo venia… bueno, mejor ya hablamos en otro momento – le dije a Inuyasha mirándolo con un poco de desilusión, desilusión porque necesitaba hablar con él, pero no queria ser egoísta, ya que no era sumamente importante como para que me prestara toda la atención dejando a esa hermosa mujer sentada sola en el sofá.

    - ¿Te ocurre algo? – me preguntó cogiéndome de la mano para que dejara de caminar hacia la puerta de entrada. – Kikyo, si no te importa…- escuché que le decía.

    - Para nada, es más, ya tenía pensado marcharme – dijo la pelinegra poniéndose de pie y mostrando su firme y esbelto cuerpo, tengo que admitir que es una chica sumamente elegante a la vez de respetuosa, mis ojos no paraban de pestañear sin perder ningún tipo de detalle, por un momento la envidié de poseer tal porte, de su largo y sedoso cabello negro, que nada mas con el contoneo de su cuerpo hacia que bailaran como de una danza se tratara. – Tengo mucho que hacer, a sin que ya hablamos – dijo mientras se acercaba al peli platino y depositaba en su mejilla un leve y suave beso.

    Me quedé un poco cortada mirando tal escena, incluso llegué a notar un leve calor en mis mejillas a acompañada de una discreta sonrisa. Pero hubo algo que me llamó la atención en ellos, pude ver como en ningún momento cerró o se sonrojó por la acción que tuvo la chica, no pude ver el sentimiento de emoción en su rostro, es como si en ningún momento lo compartiera.

    - Encantada de conocerte – escuché que me decía parándose justo delante de mí.

    - Igualmente – le contesté un poco avergonzada de ser yo la culpable de que su visita terminara de esta manera. – Y, perdona por interrumpir, yo no quería…-

    - No pasa nada, ahora sé que estará mas cómodo – me dijo dejándome asombrada de ver como miraba de reojo a la persona que tenia a mi espalda, como si con ello le estuviera incitando a algo más que un simple hasta luego.

    Fue solo un segundo, un segundo fue lo que me bastó para en ver en ella, desilusión, tristeza e incomprensión, sus gesto hacia que se delatara, se forzaba en disimular que no le gustaba en la manera en que la despidió, que al menos tuviera un porqué de lo que dijo siendo yo la aludida.

    -Kikyo, yo…-

    -Espero poder coincidir nuevamente contigo- dijo interrumpiendo a la vez que me regalaba una dulce y sincera sonrisa, dándome a entender algo que por ahora no entendía, algo que por lo visto estaba totalmente ajena a lo que se refería.

    La observé como poco a poco se iba alejando hacia la puerta, sus piernas eran largas, esbelta, y bien definidas, su cuerpo se movía elegantemente cuando andaba, haciendo presente su gran atractivo.

    - Bueno, ¿me vas a decir que te pasa? – lo escuché decir con un tono de exigencia, haciendo que saliera de mis pensamiento de admiración hacia la persona que hace 5 minutos pasó por mi lado.

    - Yo no… yo no sabía que estabas ocupado – le dije con pesar.

    - Ya te dijo, ella ya se iba – me dijo dándome la espalda y caminando hacia el interior del salón. – Venga, ¿Qué te preocupa? – me preguntó, eso hizo que sobresaltara un poco, una porque me sorprendió de la forma que habló tan cortante cuando se refirió a Kikyo y la otra es como si mi persona ahora mismo se lo estuviera diciendo con gesto mi preocupación, sin llegar a ser cociente de ello.

    - ¿Cómo sabes…? –

    - Es sobre Sesshomaru, ¿verdad?- me dijo mirándome profundamente, es como si ya se hubiera levantado en la mañana sabiendo que tenía una misión. Yo solo afirmé con la cabeza mientras me sentada en el borde del sofá, donde le contaría el motivo por el cual me molestó y me aturdió el comportamiento tan contradictorio que tuvo conmigo.

    -Ya sabes cómo se las gasta, no sé porque vienes ahora diciendo esto- me dijo algo indiferente, como si no le hubiera cogido de sorpresa el comportamiento que estaba tomando conmigo.

    -Pero, yo le pregunté en su día y…-

    -¿Y no te lo dijo?- me contestó con otra pregunta, la verdad que ahora mismo me estaba arrepintiendo de ser él la persona quien elegí para poder hablar de esto. Caminó hasta el gran ventanal que había a un lateral del salón que gracias a la luz que emanaba de ella se podía aprecias con detalle todo rincón del salón, dejó caer su mano en su inmaculado cristal sin importarle el destrozo que haría en ella cuando volviera a retirarla, su mirada ahora estaba perdida en el exterior como si estuviera buscando algo por el cual antes podía haber evitado.

    -Esperaba algo más, ¿no?- no me hizo falta decirle nada mas, solo con eso fue suficiente para que elevara la mirada hacia arriba para después volverse para quedar de frente hacia mí.

    -No le puedo dar lo que me pide- me dijo con la voz más serena, metió sus manos en sus bolsillos y caminó hasta quedar en frente del sofá donde yo estaba sentada, mirándome como si nunca me hubiera visto, de forma que te hacia ruborizar de la intensidad que se tornó sus orbes dorados haciendo que diera luz a todo aquel rincón que carecía de claridad.

    -Inuyasha- dije pestañeando intensamente intentando dar excusas para dejarlo de mirar, y salir por completo del embrujo que tenía su iris. –Yo pensaba que ella te gustaba- le dije dudando si hacia bien en decirle lo que él antes me había dicho que no le podía dar.

    -¿Qué es lo que vas a hacer?- me preguntó nuevamente con esa indiferencia en su voz, haciendo que saliera por completo de mi pregunta.

    Me puse de pie y caminé hasta él, para después agacharme y quedar a su altura, me miró algo sorprendido, por un momento pude ver como en sus mejillas se le formaba una manta rosada que cubría todo sus pómulos. Le seguí observando en silencio, haciendo que más de una vez me dijera un que por pregunta para ver si dejaba de mirarlo.

    -¿Qué pasa, tengo monos en la cara, o qué?- me preguntó poniéndose de pie y dándome la espalda dándome a entender el enfado que se estaba haciendo presente.

    -Tan iguales, pero a la vez tan diferente- murmuré para mí misma, por un momento pensé que reaccionaria de la misma forma que su hermano, que me miraría para luego callar en un profundo silencio haciendo evidente el enojo en su mirada, sin darme opción a escuchar su opinión.

    -¿Por qué actúa a sin conmigo?- le pregunté mientras hacía equilibrio para no caer mientras me ponía de pie.

    -Él es a sin con todo el mundo- me dijo cogiéndome de la mano para evitar cualquier caída inoportuna. –Y no creo que cambie- lo dijo sin voltear ni un momento la mirada, como si diera por hecho lo que decía.

    Yo lo escuchaba en silencio, no quería contradecir lo que me decía, ya que más de una vez me había demostrado un cambio en su persona, un cambio del cual me hizo y sigo dudando de su personalidad.

    -Ya, me lo suponía- dije un poco desilusionada, ahora sí que me hundía sin opción alguna.

    -Vaya, por lo que veo, no es esto lo que venias a escuchar, ¿no?- me apretó levemente la mano para que despertara del sueño en el cual me encontraba.

    -Bueno, yo pensaba…-

    -¡Sí, tu pensabas que yo te diría todo lo que tus oídos quieren escuchar de él!- dijo soltándome y caminando de un lado a causa del enfado. –Kagome, él es a sin y nada ni nadie lo hará cambiar- me dijo algo más calmado, ya que antes me habló con un tono un poco subidito.

    Estaba que no salía de mi asombro, son pocas las veces en la que Inuyasha me elevaba la voz y esta vez no le estaba dando el suficiente motivo por el cual debería de hacerlo.

    -¡Yo no tengo ninguna intención de cambiar a nadie, cada cual es libre de hacer o decir lo que le venga en ganas, siendo él el responsable de algún que otro error que cometa!- le dije cansada de escuchar lo mismo.

    -Pues, entonces ¿A qué has venido, a saber la talla que usa de calzoncillos?- lo dijo con indiferencia y a la vez burlón, -Cosa que creo que ya lo sabrá, ¿no?- terminó de rematar la faena diciendo como siempre una de sus barbaridades, me dio la espalda y cruzo sus brazos como si estuviera esperando algo.

    Yo no sabía que es lo que le estaba pasando, pero no consentiré que me hablara de esa manera, no podía dejar que se tomara la libertad de decir algo por el cual el no sabe, algo que puede hacer el daño suficiente como para saber que no es la persona idónea par estar a su lado, ya que todo a su alrededor ronda la desconfianza y el rencor.

    -¡dios, estos Taisho me tienen loca!- grité mientras serraba mis manos en un puño y apretaba con fuerza para poder aguantar cualquier otro impulso que seguro que me traería cola. -¿Cómo me puedes decir eso?- le pregunté enojada y alzando algo la voz, acompañado de un fuerte zapatazo. – ¡Yo no he venido para que me diga cómo es tu hermano!- le miré por un momento con odio. –Solo quería que me escucharas, solo pido eso, pido algo que poca son la persona que poseen ese don, el don de saber escuchar, solo quería quitarme esta espinita que llevo clavada- lo dije con tanto pesar que parecía que la espina era la dueña de mi corazón haciendo presión en él en cada palabra que decía, provocándome miles de pinchazos, no doloroso pero si molestos.

    -Kagome- le escuché que me nombró con algo más pausado y más tranquilo, se me acercó y depositó sus grandes manos sobre mis desnudos hombros. –Sus razones tendrá, ya sabes que no me llevo muy bien con él, pero no quita de que te diga que él no es un ogro por el cual deban de encerrar de por vida.

    Inuyasha.

    Volví a la ventana donde diez minutos atrás estuve asomado, miraba por ella como poco a poco se iba alejando mi alegría y mis fuerzas, vi como algo en mi se desprendía sin compasión alguna, haciéndome culpable de ello por no poder o no querer ver lo que ahora ve mi corazón, como miles de punzadas hacen que me dé cuenta del gravísimo error que cometí en mi vida, de no saber que no solo me hacía daño a mí mismo.

    - Ya no hay nada que hacer – dije en un susurro a la poca briza de primavera que entraba por la ventana cuando me dispuse abrirla, todo ahoga mi interior, ya no hay salvación alguna, solo queda de ambular por las tranquilas aguas esperando una oportunidad de esta persona quien solo tiene el poder suficiente para sacarme de ellas.

    No soy nadie para decirle ahora lo que en su día quiso escuchar, no soy quien le quite la ilusión que siente hacia esa persona, solo me queda de sufrirlo en silencio, de ver como poco a poco puede que sierre esta herida que hace que me duela cada vez que pienso en ella, en saber que la tuve tan cerca de mí y que no fui lo suficiente valiente e inteligente de darme cuenta en ese momento que mi corazón me pedía que dijera lago por el cual no se separase de mi.

    -Kagome- dije su nombre tan suave como si se tratara de una delicada flor que si la aprietas corres el riesgo de dañarla.

    -El amor es a sin- escuché decir una voz angelical detrás de mí, haciendo que me sobresaltara por ello y me diese la vuelta para darle encuentro a la dueña de esa voz.

    -Madre- dije asombrado, sentía pudor de que me hubiera escuchado decir algo que solo quería decir para mi interior.

    - Hijo mío, muchas veces la vida hace que veamos las cosas de forma errónea- dijo caminando lentamente hasta quedar a escaso centímetros de mi.

    -No sé de qué me hablas- dije hablándole desinteresadamente mientras me daba la vuelta para darle la espalda.

    -Solo tú sabes lo que dice tu corazón- empezó a decir. – Tienes que aprender a escucharlo- me puso sus niveas manos sobre mis hombro y dejó caer su cabeza sobre mi espalda.

    -¿Por qué me sueltas este discurso ahora? – le dije para que no me diera mas lecciones de algo que no tenía pensado de decirle.

    - ¿Por qué no hablas? a lo mejor te escucha – esas palabras hicieron que mi ojos se abrieran de par en par asombrado por lo que me dijo.

    Vale, ahora sí que me dio en el punto clave, ahora sí que estaba que me perdía en la espesura de la niebla que hizo que cubriera ese mar donde se encontraba mis sentimiento, sin pensamiento de luchar para salir de allí, solo a expensa de una persona quien es la que me puede ayudar, esa persona quien no puedo esperar nada mas de ella que solo la amistad que me brinda.
     
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    Idaly

    Idaly Usuario común

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    Ahora si que he quedado confundida.... @-@ Inuyasha esta enamorado de Kagome? y ahora se va dando cuenta? creí que estaba enamorado de Kikyou... aaaah los hombres no saben lo que tienen hasta que lo pierden, Kagome estuvo enamorada de él por mucho tiempo y este no se fija en ella hasta que comienza a sentir algo por otro!!!

    Y sobre lo personal y profesional, difieron contigo, porque efectivamente es muy dificil separarlos mas no imposible, pero de todas formas el trabajo aqui nisiquiera es de Kagome, es de su padre y de Sesshoumaru!, negocios son negocios y necesitas tener la astucia para separar lo personal de lo profesional.

    La continuación me gusto mucho espero actualices pronto, adiós.
     
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    chipo

    chipo Entusiasta

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    Idaly; eso es lo que pasa, Inuyasha nunca lo vio de esa manera, pero no sabremos como actuará, si se lo dirá o callara.

    Muchas veces aunque no queramos, llevamos los problemas personales al trabajo, y también pasa a la inversa, son muchos los casos que se llevan los problemas del trabajo a casa, eso es difícil de evitar, hay que aprender a desconectar.

    Besos y gracias.
     
  16.  
    chipo

    chipo Entusiasta

    Capricornio
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    capitulo: 18

    Kagome

    Decidí de quedarme a dormir en casa de una amiga… Ayame, a sin es como se llama, es una chica muy simpática y sentimental, todo aquello que están a su lado hace que no tengan tiempo de acordarse de la palabra aburrimiento. Ayame la conozco desde el instituto, nos vemos poco por culpa de que estamos en diferentes universidades, y ya que ella está aquí de vacaciones y yo que no estoy de moral como para dar explicaciones de mi estado anímico a Sango, decidí de quedarme con ella esa noche para poder hablar largo y tendido sobre las cosas que hemos pasado en el tiempo que estamos separadas, provechando que el lunes no había clases porque era fiesta.

    -Bueno días amiga, ¿Cómo has dormido? – me dijo nada más me vio abrir la puerta de la habitación en donde dormí.

    - Si te soy sincera – dije sonriéndole y caminado por el largo pasillo que separaba las habitaciones del salón que es donde se encontraba ella, sentada cómodamente en un mullido sofá. –Como la cama de mi casa, no hay otra quien la sustituya- le dije sentándome al lado suyo de forma que parecía que el cuerpo me pesara.

    - Es verdad, yo también añoro la mía – dijo nostálgica mientras cerrabas sus verdes ojos para poder figurarse en el lugar donde tantísimo tiempo hemos estado, el lugar quien guarda con recelo todo aquellos secretos que solo una niñas pudieran tener, lugar que hace de refugio cuando te siente mal, acompañada de todas aquellas muñecas que te ayudaron a consolarte cuando te aferras a ellas de manera que fuera posible la comunicación con estas, las mismas que dejaste atrás cuando vez que ya es hora de seguir adelante con una vida totalmente independiente, y son estas las que hace que mi añoranza crezca cuando las veo todas colocadas en el mismo lugar, esperando ser recordadas de la misma forma que lo solía ser antes, todo eso hace que me duela el tener que desprenderme de mi niñez para hacer paso a la madurez.

    - Bueno, voy a prepárame un café – dije poniéndome de un salto de pie, causándole un pequeño respingo del susto de no esperarse tal acción.

    Cuando iba de camino hacia la cocina, escucho como suena el timbre de la puerta, no sé qué es lo me pasó en ese momento, pero por un instante me planteé de no abrir, un escalofrío que recorrió toda mi espalda hizo que retrocediera unos paso hacia detrás, como si mi cuerpo me estuviera reteniendo de algo o mejor dicho de alguien, es como si la persona quien estaba afuera llamando nuevamente en este momento seria la misma quien haría que mi vida cambiara radicalmente.

    Fueron mis misma palabras la que hicieron que cambiara mi forma de pensar respecto a la inseguridad que sentía en ese momento, ya que si que esperaba a alguien, alguien quien cambiase mi vida, y cambiase pero para bien, deseaba que fuese él precisamente quien esperaba impacientemente mi salida para decirme que soy la mujer de su vida y que no me dejaría nunca y mucho menos a causa de un mal entendido.

    -¡Kagome, si no te importa…!- me gritó la pelirroja desde el interior del baño, dándome a entender que estaba ocupada.

    - ¡Vale! – le contesté mientras me acercaba a la puerta para abrirla, estaba algo nerviosa, me había hecho mi propia película de cómo sería mi encuentro con él, me contaría que hizo todo lo posible y no paró hasta conseguir la dirección de la casa que ahora me encuentro - Sessho… pero… ¿qué pasa? – dije nada mas abrí y vi a la persona que ya estaba tomando por costumbre en visitarme tan temprano en la mañana.

    - Bueno días, ¿no?- me dijo con una seriedad en su rostro que nunca antes había visto, eso me ayudó a darme cuenta de que la primera intención es la que vale, que no tenía que haber desobedecido al presentimiento que me estaba dando mi interior y todo por mis estupideces de cuento de hadas, un cuento que por lo que me trasmitía Naraku, nunca se cumplirian.

    - ¿Cómo sabias que estaba aquí?- le pregunté dudosa por la incertidumbre de saber si realmente me estaba siguiendo en todo paso que daba.

    - Quiero hablar contigo – me dijo todavía con la misma seriedad, pero esta vez había algo raro en su mirada, algo que cada día que pasaba era más la frialdad que emanaba de ellos.

    - Ya – dije dando dos pasos hacia delante para poder encajar la puerta tras de mí. -¿Se puede saber qué es lo que quieres ahora? – le pregunté, ya estaba un poco cansada de esta actitud que estaba tomando.

    - A ti- me dijo rotundamente, su mirada ya no era rabia lo que veía, ahora solo veía fuego, un fuego vivo que hacía que arrasara con todo lo que veía en su paso, incluyéndome a mí.

    - Tú no estás bien – dije riéndome por el disparate que me acaba de soltar. –Estás loco- continué diciendo, pero, tuve que sostener la risa ya que veía que su mirada al igual que su ceño se endurecían. –Pero, ¿Qué disparate me estas contando?- le pregunté algo asustada por ver que no se inmutaba en mover ni un solo musculo de su cara, me demostraba que había venido por algo y que no me dejaría en paz hasta que lo consiguiera.

    - Yo, solo yo puedo solucionar el problema – me dijo tajantemente sin llegar a entender del todo de lo que me estaba hablando.

    - ¿De qué hablas? – dije ya con casi la misma seriedad que él. Creía más o menos saber a lo que se estaba refiriendo, pero no pensaba que tan grave fuera la cosa como para llegar a esto.

    - No te hagas la tonta, sabes positivamente lo que te dije la última vez que hablamos – me dijo endureciendo la voz.

    - Ah, ahora lo entiendo– le dije intentando encajar pieza por pieza de este rompecabezas.

    - Ya te dije como funcionas las cosas, y ahora tu padre es quien lleva las cuentas y es hay quien…-

    - Van a investigar primero – dije agachando mi cabeza. -¡Pero ahí verán que él no tiene nada que ver en esto, que eres tu quien…!-

    - Te equivocas – me cortó con una sonrisa sarcástica que era muy desagradable de ver. Me quedé mirándolo a esos ojos de color del fuego, me adentraba en ellos como si intentara descubrir en ellos lo que tenía planeado de hacer, hasta que algo me hizo ver la realidad de las cosas.

    - ¿Estas disfrutando, verdad? – le dije amarrándome a su chaqueta de color negra, había descifrado su adivinanza, había descubierto que todo lo que hacía lo hacía por mí.

    -Princesa, ahora sí que seremos felices – dijo cogiéndome de los brazos haciendo algo de presión en ellos, yo cerré mis ojos por el daño que causaba - ¿no querrá que le pase algo malo, verdad?- me dijo triunfante, como si supiera que ya había ganado la batalla, le miré asustada por lo que dijo, no podía dejar que le hicieran daño al hombre que me dio la vida, al hombre que estuvo en los malos momentos acompañándome sin recompensa alguna, aunque solo fuera un simple abrazo, al hombre que siempre me apoyaba cuando más me hacía falta sin necesidad de pedírselo, no podía dejar que le hicieran daño a mi padre.

    -Está bien Naraku tu ganas- le dije agachando la cabeza mientras mi flequillo daba sombra a unos ojos que empezaban a derramar mi vida por el lagrimal. Poco a poco fui sintiendo la sangre correr nuevamente por mis brazos, eso era señal de que ya me había soltado, llevó una mano a mi barbilla y me obligó a mirarlo.

    -Te aseguro que no te faltara de nada en este mundo, todo lo que me pidas lo tendrás, serás la envidia de muchas mujeres, de toda aquellas que daría lo que fuera de ser ella quien ocupe tu lugar, y claro está, que yo también me sentiría orgulloso de saber que hay hombres que utilizarían cualquier pretexto de acercarse a mí para ver la persona quien llevaré a mi lado- cada palabra que me decía se me clavaban mas y mas en mi corazón, profundizando en lo más hondo haciendo miles de heridas, heridas sangrantes, que gota a gota se encargarían de hacerme sentir el vacio en mi interior, vacio que solo esta persona se merece tener de mi.

    -“dice que no me faltará nada en este mundo, error grave error, no tendré el amor, dice que tendré todo lo que pida, nuevamente se equivoca, no tendré libertad. Donde no se equivoca es que seré la enviada de todas las personas que no tienen sentimientos, de toda aquellas persona que piensan que solo el metal, el metal de la moneda y el papel más valioso, hacen la felicidad, la felicidad que justamente yo no quiero, yo no quiero que piensen de mi como yo pienso de la mayoría de esas personas. Para mí: EL AMOR JAMAS SE COMPRA”

    Sesshomaru

    Hoy no era un día bueno para mí, tenía un presentimiento que me invadió durante toda la mañana, un presentimiento que no me dejaba tranquilo, mi respiración se aceleró un poco, acompañado de un temblor que hacía que mi cuerpo temblara en varias ocasiones, no estaba muy seguro, pero seguramente se trataba de esa persona, es como si algo en mi me dijera que tenía que haber hecho todo lo posible en hablar anoche con ella, aunque solo sea una simple llamada. Me culpaba y me asqueaba estar a sin, ni yo mismo entendía por qué me frustraba tanto toda esta situación, intentando ganar la batalla con mi interior, ya que es este quien se encarga de hacerme sentir a sin. Solo hay una manera de quitarme este presentimiento y era encontrarme hoy con ella.

    Fui hacia su casa, quería hablar con ella sobre lo que paso ayer, quería decirle que no había nada de importancia en ello, que solo era una reunión sobre negocio.

    Llamé a la puerta con leves golpes, me abrió su amiga, la misma chica quien comparte casa con Kagome, ella por un momento se extraño de verme, es como si no se esperaba que fuera yo la persona quien estaba enfrente de ella.

    - ¿Está Kagome? – le pregunté directamente, sin opción a decir un simple, hola. Y creo que eso fue lo que hizo que pusiera cara de duda frunciendo el ceño.

    -No está - me dijo algo seca, como si mi presencia le molestara. – Pasó la noche con Ayame– me dijo cruzando los brazos y sin aparatar la vista de mí, como si me estuviera analizando. Yo intenté de controlarme en no hacer caso alguno a todas las miradas y gesto desaprobadoras que me lanzaba, solo me limité en darme la vuelta y caminar hasta mi coche, sin ni siquiera molestarme en despedirme de ella.

    Esa era otra de las cosa que he notado raro en mí, antes saltaba a la defensiva nada mas veía a alguien que hablase o me mirase malamente, jamás permitía que alguien me sobrepasase. Fue en ese momento cuando me di cuenta que no le había preguntado donde quedaba la vivienda de esa chica, pero lo que tenía bastante claro es que no volvería sobre mis talones para preguntar la dirección a la chica esta que nada mas te mira con desinterés, a sin que…

    … solo me queda preguntárselo a él.

    -Idiota me hace falta que me digas donde vive tu amiga la pelirroja- fue lo que le dije nada más entrar en casa de mi padre y verlo. Él era la única persona quien me podía ayudar en decirme la dirección de la amiga de la pelinegra, ya que también entraba dentro de su círculo de amistades.

    -Al final voy a tener que darle la razón a Kagome, porque no vas y te inscribes en un colegio de modales- me dijo sin ni siquiera apartar la vista de la tele, es lo que estaba haciendo cuando entre en la sala principal.

    -Escúchame imbécil, yo no tengo el tiempo que tú tienes, a sin que dame de una maldita vez la dirección- le dije plantándome justamente enfrente he inclinándome hacia él con la mano cerrada en un puño.

    -¿Y se puede saber para qué quieres la dirección, no te cansaste ayer de hacerla sufrir?- me planto cara poniéndose a mi altura.

    -Vaya, a sin que ayer estuviste con ella- le dije cruzándome de brazos y clavando mi mirada en esos orbes tan iguales que hacen que tanto lo odie.

    -Pues si- me respondió sin pensárselo dos veces. – A sin, que después de esto no creo que te de la dirección- me dijo con un tono triunfante, como si se creyera que me daría por vencido y lo dejaría tranquilo en insistir en ello.

    -Inuyasha- por primera vez le llamé por su nombre, cosa que no pasó desapercibido por él. –Te aseguro que no será para nada malo, necesito hablar con ella, nada más- no entendía porque tenía que decirle tal cosa al pendejo este, pero sabía que si no lo hacía no me la daría.

    -Sesshomaru, solo por una razón es por la que te la voy a dar- dijo bajando el tono de voz y sentándose nuevamente en el sofá con la mirada clavada en el mármol blanco del suelo. – se que se alegrará- dijo casi en un susurro, yo me quedé mirándolo intentando descifrar cada mirada que lanzaba al vacio. - Pero te juro que si le haces daño- empezó a decir poniéndose nuevamente de pie y pegando su mirada a escasos milímetros de mi cara. - Será lo último que hagas en tu vida- terminó por decir.

    Lo noté muy nervioso, su mirada me lo decía, al igual de la forma que me lo dijo, amenazante y protector, como si fuera ella la causante de ello.

    -¿Qué pasa hermanito, que ahora a estas altura empiezas a sentir algo por ella?- no pudo responderme a lo que le dije, y con eso me demostraba que había dado en el clavo, solo puede apreciar como agachaba la cabeza a tal punto que la sombra cubrió la luz de sus ojos a causa de su blanquecino flequillo. –Hay cabezón, tú no sabes el refrán que dice: no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, pues eso es lo que te ha pasado- le dije muy orgulloso, como si disfrutara por la situación por la que estaba pasando.

    -¿Y porque dices hasta que lo pierdes, es que acaso ya te declaraste oficialmente?- tengo que admitir que me había cogido desprevenido la pregunta, ya que no era formal en ningún momento nuestra supuesta relación, ya que yo me encargaba de no verla de seguido y de no salir nunca con sus amiguitos, al igual que me oponían en todo momento en que me presentara en su familia como su pareja. Todos sabían algo más o menos pero ningunos de ellos se atrevían a confirmarlo.

    -Eso yo no lo sé, tendrás que preguntárselo a ella- le dije marchándome del salón antes de que me vuelva a preguntar algo más.

    Por fin tenía la dirección, ahora me quedaba acercarme a su casa para hablar con ella, y espero que este presentimiento no tenga nada que ver con ella. Me tuve que parar en seco, justamente delante de mi coche, miré mi reflejo en el cristal de la ventana del copiloto quedando hipnotizado por mí mismo, descubriendo algo en ese reflejo que no tenía nada que ver con el original.

    -No sé lo que me está pasando pero esta niña me hace ser cosas que antes no las hacía- dije sin apartar la mirada del cristal, como si estuviera hablado a conmigo mismo.

    -Sesshomaru, recuerda que esto lo haces por venganza, nada más- dije mentalmente, para desviar todo pensamiento por el cual me hace dudar tantísimas veces. Yo mismo me hablaba y me contestaba, por un momento creí estar volviéndome loco y todo por una única persona, por una persona llamada, Kagome Higurashi.
     
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    azul

    azul Iniciado

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    oo tengo miedo k pasara ahora k naraku se adelanto y amenazo a kag el torpe de ssehso se vio muyy lento y la pobre kagome esta en sus manos ooo ya kiero saber k sucederaa espero k pronto publikes no tardess esta genial la historiaa
     
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    Idaly

    Idaly Usuario común

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    ¡Hola!

    Creo que acabo de perderme con los planes de Naraku o.O él intenta decirle a Kagome que fue su padre el que hizo los fraudes y no él? ó que metió al papá de Kagome en un negocio fraudulento?........ la verdad es que ya no entendí, pero sea lo que sea no le da derecho a exigirle a Kagome estar con él, pobre Sesshoumaru va a llegar tarde, ahora la pregunta es, ¿Kagome se dejará chantajear o luchará por su libertar y por su amor?

    En cuanto a Inuyasha, pues pobre, nunca vio lo que tenía a su lado, así que ya ni llorar el bueno, porque Kagome ya esta enamorada y para colmo de su hermano, mejor que busque a otra mujer o vuelva con Kikyou.

    La continuación me ha gustado mucho, espero que puedas actualizar pronto, adiós.
     
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    chipo

    chipo Entusiasta

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    Azul: nada se sabe de lo que hará Naraku, ya que cambia de planes según le convenga. Haber que hace Sesshomaru al respecto.

    Idaly: Pues eso parece, Naraku ha metido al padre de por medio, pero lo que no está muy claro por parte de Kagome hasta donde está metido y si es cociente de ello, eso es una cosa en el cual iremos viendo más adelante, porque a lo mejor nos podemos llevar una sorpresa…..

    ¿Qué harías tú por salvar en lo que más puedas a ser que más quiere? Pues es eso como actuará ella.

    Eso es algo por el cual siempre pasa, nunca te das cuenta de algo, hasta que ya no lo tiene ni lo tendrás, pero, no sabemos si él se quedará conforme con ello.
     
  20.  
    chipo

    chipo Entusiasta

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    Título:
    "El amor jamas se compra" (sesshxkag)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    3698
    capitulo: 19

    Kagome.

    No sabía qué hacer, ni que decir, todo esto me había cogido de sorpresa, bueno, sabía el carácter de Naraku, pero jamás lo vi capaz de hacer tal cosa, ¿cómo puede ser feliz al lado de una persona que no puede compartir con él un amor mutuo?

    Lo hice… había aceptado mi destino junto a él, me había derrotado frente a la persona más ruin y cruel, había aceptado todo esto por solo por un simple y complejo chantaje, chantaje que me podría pasar factura si intentaba por mis medio de salir de todo esto.

    Me había dejado bien claro que todas las piezas estaban encajadas a la perfección, todas colocadas cuidadosa y delicadamente, tan delicadamente que solo bastaría una suave y fina brisa como para estropear la perfección de las finas y líneas negras que hacen que solo caiga una para que vayan las demás por corrido cayendo una tras otras, formando a sin, el dibujo de la destrucción.

    Nos encontrábamos sentados en la sala de estar, el aire que respirábamos era tenso y frio, estábamos tomando el café que en un principio me tomaría sin pensar que mi vida cambiaria en milésimas de segundo.

    -Vaya Kagome, que calladito te lo tenias- me dijo Ayame sin mostrar ningún reparo en decirlo en voz alta. –Permite decirle- dijo acercándose sin quitar la mirada de la persona quien miraba en ese momento. –Que mi amiga, tiene muy buen gusto- él no mostró ningún signo de antipatía, más bien todo lo contrario. Yo miraba tal escena, sin emoción alguna, me era indiferente lo que pensara de su físico, para que sirve tener un buen porte cuando lo más importante no te vale absolutamente para nada.

    -Señorita, de verdad que me alagas, pero te puedo asegurar que me ha costado lo mío- dijo sonriente.

    -¿El ser tan guapo?- le decía con cara de circunstancia, es como si no estuviera entendiendo absolutamente nada porque lo decía, aunque sería imposible que ella supiera el doble sentido de sus palabras.

    -No, en que Kagome se fije en mi- lo dijo de manera inocente e inofensivo, haciendo creer de lo dulce y simpático que podía llegar a ser.

    -Naraku- le nombré para captar su atención. –No hace falta que le digas con todo detalle que yo no te quería ni en pintura- lo dije con tanta naturalidad que mi amiga no se percataba de nada.

    -Pero al final, te cazó, ¿No?- decía feliz, totalmente ajena a sus palabras. –Naraku- dijo sentándose a su lado cogiéndole del brazo. –Me dirás el truco, ¿verdad?- dijo esto último haciendo puchero, como si a ella le hiciera falta alguna que otra ayuda para poder estar acompañada.

    -Ayame…-

    -Solo te diré una cosa- se lo dijo mientras elevaba la mano para hacerme callar y no interrumpirle. –El que la sigue, la consigue- dijo a la vez que le guiñaba un ojo y luego dirigía su mirada carmesí a mis pupilas, diciéndome en silencio que no hay nada ni nadie que estropee lo que quiere conseguir en la vida, que primero están su vanidad y felicidad, aunque con ellos desgracie a todo el que se le cruce en su camino.

    -Bueno- dije poniéndome de pie mientras juntaba mis manos y sonreía como la que no quiere la cosa. –Ya no mas, no me gusta hablar de ello, me da vergüenza- dije intentando sonreír y parecer lo más natural.

    -¡Que dices!- gritó mi amiga. –Con lo interesante que estaba, Kagome, me tienes que contar que fue lo que hizo Naraku para que cambiaras de opinión- cada palabra que escuchaba, más claro me dejaba las cosas, tenía que inventarme una historia, inventar un amor, inventar ese chico que hizo que todo lo que pensaba de él se volviera en mi contra volviéndome completamente loca por este.

    -Tranquila, que tendrá tiempo para ello- dijo poniéndose de pie y caminado hacia la puerta. Nuevamente sentí como mis iris ardían, fueron sus ojos cuales se clavaron nuevamente en los mío para que fuera hacia él para acompañarlo hacia la puerta.

    -Espero coincidir nuevamente con vosotros- decía una feliz Ayame. –Y encantada de conocerte Naraku- terminó por decir mientras hacia una leve reverencia para después retirase hacia su habitación, dándonos el lugar libre para nuestra intimidad.

    -Princesa- me llamó con el tono dulce que siempre me mostró. Lo miré con odio y desdén, odiaba escuchar esa palabra de sus labios, odiaba escuchar esa palabra con la que tantas veces su madre que en gloria esté utilizaba para llamarme de forma cariñosa y cercana. –Me tengo que ir, debo de ir a casa de Namura para zanjar un pequeño inconveniente- me decía mientras abría la puerta de la entrada.

    -¿Es algo malo?- le pregunté preocupa por el nombrado, no me gustó absolutamente nada el tono de voz con lo que lo dijo, es como si esta persona estuviera en las zarpas del león sin salvación alguna. Se quedó fijamente mirándome, es como si le hubiese molestado la pregunta. Se acercó a mí y me cogió de la barbilla y me dio un suave beso en los labios.

    -Que yo sepa, a ti no te gustaba que te metieras en mis asuntos de trabajo- me respondió sarcásticamente.

    -Solo quiera saber…-

    -Impagos, solamente voy a decirle que de una vez pague lo que prometió, nada más- nada mas, solo me bastó escuchar esas dos palabra para que sintiera un escalofrío que recorría todo mi cuerpo, y me lo decía con una sonrisa que por primera vez me daba miedo.

    -Naraku, espero que no le hagas nada al señor Namura- le solté sin pensar antes si hacia bien o no en decirlo. –Lo siento, pero es que no me fio de ti- dije nuevamente sin pensar en lo dicho, todo el odio que sentía hacia esa persona es la que hacía que dijera las cosas de manera directa e hiriente. Mi mirada era por un momento de rabia, rencor, odio y a la vez de suplica, dándole a entender que había más de mil maneras de decir y hacer las cosas. Él no me respondía, tan solo se quedó mirándome por largo rato, hasta que por fin pude ver como se le dibujaba una sonrisa algo más sincera en sus labios.

    -¿Me quieres acompañar? A sin te puedes asegurar que no le haré ningún daño, que solamente voy a hablar con él- ya no sabía qué hacer, si fiarme o no de él, si él ha conseguido todo de mi, de que no sería capaz de conseguir.

    -Está bien, si no te importa te acompañaré- le dije con cierta seriedad, dándole a entender que no lo hacía por él si no por seguridad al Señor Namura, porque estaba totalmente segura que al menos delante mía no haría ninguna locura, aunque sea una palabra mas alta que otra.

    -Para nada me molesta, al contrario me encanta que mi novia me acompañe a todo los sitio que yo voy- novia, justamente esa palabra es la que tendré que escuchar cada dos por tres, la que me recordará la condena que tengo que pagar por fiarme de un tipo de esta calaña.

    Salimos hasta el aparcamiento que es donde tenía su coche, me tenia agarrada de la mano, trasmitiéndome la frialdad que emanaba de ella, pero algo le hizo cogerme de la cintura y pegarme mucho mas a él, agaché mi mirada, todo esto era mucho para mí, tener que fingir y sobre todo mentir a todos los que me rodean, mentir sobre el amor que siento hacia esta persona. Demostrar a todo el mundo en que somos una pareja totalmente feliz, en la cual servimos de ejemplo.

    Una punzada me dio mi corazón cuando vi al ser que no quería encontrarme en mucho tiempo, me observaba con desaprobación, ni si quiera se movió del lugar donde se encontraba, su mirada estaba congelada con dirección hacia donde estábamos nosotros, esperó a que llegáramos a su altura.

    -Sesshomaru, que grata sorpresa, no pensaba encontrarme contigo y mucho menos en este lugar- me presionó más hacia él como si no quisiera que ni hablara ni me moviera. -¿Qué es lo que has venido a buscar? que yo sepas aquí no vive nadie que tu conozca- era hiriente escucharlo hablar de esa manera, su tono en todo momento era burlón y triunfante, realmente estaba disfrutando de ver que no movió ni un solo milímetros sus ojos de los mío, pasando por completo de todo comentario sin sentido alguno. Lo miré y no tardé en verlo todo nublado, mis ojos empezaron a traicionarme de nuevo, estaba segura que si me mirase me derrumbaría y no aguantaría en estrecharme en sus brazos y poder desahogarme de toda esta agonía que sentía en estos momentos.

    Por lo visto mi gesto no paso desapercibido para Naraku, sentí como se separaba de mí y se alejaba lentamente dejándome en el mismo lugar que él me dejó. –Creo que necesitas hablar con él, no tardes, te esperaré en el coche- me dijo sin ni siquiera darse la vuelta para mirarme.

    No podía decir nada, lo tenía delante y no podía decirle nada, las palabras no me salía de mis labios, es como si los tuviera sellados.

    -Lo sé- me dijo. Yo le miré sorprendida, ¿Cómo podría saber por lo que yo estaba pasando?

    -Sesshomaru- lo sabía, sabía que no aguantaría, mis ojos empezaron a derramar esa agua cristalina con sabor a sal, que fueron estas las que se encargaron de dibujar a su paso una fina y húmeda línea a lo largo de mis mejillas. Agaché la cabeza para no tener que mirarle, cada vez que lo hacía más daño me hacía yo misma.

    -Oye- se fue acercando hacia mí hasta quedar a solo unos milímetros de separación. –Kagome, sabes que nadie te obliga a estar con nadie que tú no quieras- me lo dijo tan convencido que tuve que mirarlo y aguantarme el tener que abrazarlo por cómo me miraba. Es como si sus ojos tuvieran el don de saber los sentimientos por lo que estaba pasando la persona quien tuviera en frente.

    -Sesshomaru, yo…- estaba dispuesta decirle todo lo que había dicho Naraku, pero no sé lo que me hizo mirar detrás de él y vi a esa persona que me devoraba con la mirada como amenazándome de que le dijera nada más lo que tenía que decirle. –Yo, estoy con Naraku- le dije al fin con apenas voz.

    -Sí, lo sé- su voz se endureció. –Y, espero que seas feliz- le miré algo extrañada, por un momento no me gustó lo que escuché, es como si se estuviera conformando con la decisión que tomé, como si no le importara lo mas mínimo que dejara de estar a su lado, como si le diese igual que estuviera con otro hombre, pero… lo que no me gustó, fue que no me preguntase... ¿Por qué?

    Y no aguanté mas, me estreché a su pecho como queriéndome adentrar en él para no salir jamás, sentí sus cálidas manos en mi espalda apretándome más hacia él. –Solo te digo, que ya sabes dónde encontrarme- me dijo en un susurro, como el secreto que nadie debe de saber, dicho esto se separó de mí y elevó un brazo para acariciar mi mejilla, mis ojos automáticamente se cerraron al sentir el tacto de su mano sobre mi piel húmeda, deseando con todo corazón, que ahora mismo las agujas del reloj de parasen para poder estar un sin fin de tiempo con la calidez en mi mejilla. Seguidamente me cogió de la barbilla para que le mirase, no sé si seria con intención de decirme algo, no lo supe, porque algo en mi hizo que no le diese tiempo para ello, porque sin importarme de quien me vigilaba, me agarré a su cuello y uní mis labios a los suyos, dándole un beso con todo el cariño que solo una persona realmente enamorada te puede dar.

    Ver archivo adjunto 541

    Sesshomaru.

    La tuve que separar, no podía hacerlo, había algo en mí que me lo impedía, es como si la estuviera protegiendo de una bronca segura, pero tengo que admitir que fue muy valiente por su parte. No pude decirle nada mas, ya que se marchó corriendo con la cabeza cabizbaja hasta el coche del estúpido de Naraku para montarse en el.

    -Se lo advertí- me giré para ver quién era el dueño o mejor dicho la dueña, ya que la voz era de una chica. –Se que algo la obliga, ella no lo ama- me decía mientras se acercaba mas a mí, por lo visto tuvo primera fila en ver todo el acontecimiento. –Soy Sango la compañera de piso de Kagome- me dijo haciendo una leve reverencia.

    -Ya te conozco- le dije sin interés alguno, no entendía porque ahora a estas altura se me presentaba.

    -Ya, pero como no me diste tiempo en su momento, pues lo hago ahora- me respondió casi con la misma frialdad que yo utilicé para hablarle.

    -Lo que haga Kagome me trae sin cuidado- dije directa y fríamente a lo que un principio me habló, dándole a entender que no me importaba lo mas mínimo con quien se fuera, es su vida y con ella puede hacer lo que quiera, aunque eso signifique arruinar cada bocanada de aire que da a lo largo de toda una vida.

    -¿Sabes?- empezó hablar utilizando un tono de voz algo subidito, como si me dijera en pocas palabras, que no era una chica de respuesta fáciles, que hay que trabajar muy bien para dejarla conforme con la contestación. - A mí no me engañas- me soltó de manera espontanea, como si no se lo hubiera pensado antes. - También sé lo que te traes entre manos- me escupió al fin lo que desde un principio intentaba decirme, la verdad que me sorprendí por lo que me dijo, por un momento pensé que esta chica seria una especie de bruja, que tenía el poder de adentrarse en lo más remotos rincones de tus pensamiento, y no para de indagar en él hasta que encuentra la llave de la puerta que encierra todo lo que uno no quiere que salga jamás. –Sesshomaru, has caído en tu propia trampa- terminó por decir dejándome totalmente convencido que la persona que tenía enfrente era una bruja, y encima peligrosa.

    -¿Quién eres tú para decirme tal cosa? Que yo sepa no te conozco, ni tú a mi tampoco- le dije metiéndome las manos en los bolsillo del vaquero azul oscuro.

    -Te conozco atreves de Kagome, ella desde que llegó del viaje no paraba de hablar de ti en todo momento- la chica se dejó caer en el portal de la entrada. –No solo me hablaba de lo bueno, que es poco, también lo hacía de todo lo malo, que eso si son muchos. Ella siempre estuvo dudando de tu personalidad, de porque la tratabas de una manera y luego de otra- esta chica me estaba dejando con la boca abierta.

    -Ya, pero eso no quiere decir nada de lo que tú dices - estaba empezando a mosquearme, no podía consentir que una persona al cual no conozco en absoluto se tomase la libertad de estudiarme.

    -Te lo he dicho, Kagome es una chica muy despistada y apenas ve maldad en nadie, pero a mí no me engañas- se puso derecha y se me acercó más de la cuenta y me señaló con su dedo índice. –Lo haces por Naraku- no pude ocultar mi impresión. –Me di cuenta que cada vez que me contaba que te portabas muy amable con ella, Naraku estaba cerca- se giró para adentrarse en el portal y llamar a la puerta con unos suaves golpes y esperar a ser atendida. –Solo te digo que está en una situación muy delicada, estoy segura que él la está obligando- se giró de repente y me penetró con la mirada. –Si realmente la quieres, lucha por ella, pero no le hagas daño- y sin decir nada más se volvió hacia la puerta que ya estaba abierta por la dueña de la casa.

    Me dirigí hacia mi coche, me llevé todo el trayecto hasta mi departamento pensando en todo lo que me había dicho esta chica.

    -Como se atreve a decirme todo eso, a ella que le importa, Kagome puede hacer lo que le dé la gana, aunque por ello tenga que sufrir- dije mientras entraba en mi departamento y me fui directamente hacia mi habitación, me tiré en la cama mirando hacia el techo.

    Me llevé todo el tiempo pensando en esas palabras que me hicieron eco en mi cabeza: “has caído en tu propia trampa”, me llevé una mano hacia mi cabeza y seguí analizando cada una de las palabras que me dijo la amiga de Kagome.

    -A mi no me importa en absoluto esa mocosa- lo dije con ira y rabia levantándome de un salto y dirigiéndome al baño para poder darme una ducha para aclara las ideas. En el trayecto hacia el cuarto de baño tope con el espejo de pie que tenía en mi cuarto, me paré justo delante y me estuve mirando por unos segundos, es como si mi reflejo intentara decirme algo. “tu padre tiene razón, con tu orgullo no iras a buen puerto” me quedé asombrado, era como si me hubiera hablado mi otro yo, mi reflejo.

    “Si Sesshomaru, admite que esa chica te importa más de lo que tú crees”

    -Pues no es eso lo que yo pienso-

    “Sesshomaru, yo soy tus pensamientos”

    -Pues, la verdad no sé si creerte, ya que yo no pienso en ella-

    “Vale, vale, solo te digo que Sango tiene razón, empezaste con un propósito, pero te desviaste al conocerla verdaderamente”

    -Te equivocas, me muero porque me viera al lado suyo, no me imagino la cara que se le pondrá cuando me vea la felicidad de estar con ella- dije sonriendo irónicamente.

    “lo has vuelto hacer”

    -¿El qué?-

    “Pensar en ella”

    -No me confundas, estoy pensando en Naraku-

    “Si ya lo veo, pero ¿no te has percatado de lo que has dicho verdad?”

    -Sé muy bien lo que he dicho-

    “¿Si?, pues si lo sabes no me niegues lo que sientes, Sesshomaru tu solito lo has dicho: no me imagino la cara que se le pondrá cuando me vea la felicidad de estar con ella”

    No dije nada ya que tenía razón, lo había dicho y lo más importante era que estaba orgullo de ello.

    “Sesshomaru, sabes que ella no es como las otras chicas, no tiene pudor por decirte lo que piensa aunque por ello te enfades con ella”

    Me aparté rápidamente del espejo, si seguía ahí delante me volvería loco, esta son una de las cosas que pasa en tu vida que jamás le cuentas a nadie para que no te tomé por tonto. Me adentré en la bañera y cerré los ojos para relajarme, pero de momento se me vino la imagen de cómo la pelinegra se me estrechó en mis brazos buscando protección.

    “te lo he dicho, ahora es ella la que ocupa tus pensamiento”

    No dije ni una sola palabra, no quería entrar nuevamente en una tonta discusión con mi otro yo, me levanté y me envolví en una toalla y salí rápidamente del baño para poder coger el teléfono que estaba en el salón y poder llamar a la persona que me haría falta que me ayudara.

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