"El amor jamas se compra" (sesshxkag)

capitulo: 7º

Kagome.

-Amiga te echo mucho de menos, la casa está tan vacía sin ti- decía Sango desde la otra línea del teléfono. -¿Cuándo vas a volver?

- Sango, no llevo ni una semana, además tengo que esperar que Naraku termine de hacer formal su proyecto- le decía a una Sango apenada por mi ausencia. –Oye ¿Sabes algo de Inuyasha?- le pregunté directamente sin saber el porqué le hice tal pregunta.

-Bueno, yo la verdad que lo he visto poco y…-

-¿Sigue viéndose con esa chica?- le pregunté cortándola. –Bueno déjalo no me respondas, qué más da si ya no me importa.- le decía a toda velocidad para que no me interrumpiera, no quería que me empezaras a estallar la cabezas por la cantidades de pregunta que me haría por lo que dije.

-Amiga ¿Estás bien?- preguntó algo preocupada.

-Bueno Sango te dejo que he quedado abajo con Naraku dentro de 10 minutos y aun no estoy lista- le dije haciendo una pequeña risita que hacía que disimulase el nerviosismo que estaba sintiendo en ese momento.

-Kagome, se que estás intentando evitarme- me soltó repentinamente dejándome sin palabra alguna para contestarle. –Por ahora no diré nada mas pero nada más regrese te aseguro que no te escaparas- lo dijo tan serie que al principio me asusté un poco hasta que la escuché reír.

-Vale, vale, lo que tú digas pero ahora me tengo que ir que...-

-Por lo que veo te gusta ese Naraku ¿Me equivoco?- otra vez, otra vez interrumpió dejándome sin palabras y haciendo que todos los tonos rojizos se formaran en mi rostro -Bueno sango nos vemos.- corté la llamada para no tener que darle ninguna explicación porque cuando preguntaba no para hasta que se sale con la suya, enterarse de todo es su hobby y cuando digo todo es todo.

Fui al baño corriendo para darme los últimos retoques, Naraku me había invitado a cenar y a pasear, me prometió llevarme a la torre Eiffel y no me gustaría perder la oportunidad de ver tal maravilla. Me puse un vestido rosa palo que me llegaba un poco más arriba de las rodillas, era de tirantas muy finas con un poco de frunce es la zona del pecho y con un lazo negro justo debajo, en la terminación del traje llevaba dos fila de un encaje blanco y negro, me puse una sandalia de tacón de color negro a juego con el bolso. Me recogí el cabello ni muy formal ni muy informal al igual que el maquillaje.

Salí corriendo de la habitación hacia la sala de recepción que es donde Naraku me esperaba. No quise entretenerme en esperar el ascensor, a sin que corrí hasta las escaleras, de esta manera ganaría tiempo, el tiempo que perdería esperando que llegara hasta mi planta el ascensor. Cuando me faltaba ya un piso para llegar reduje la velocidad para calmar algo mi respiración antes de encontrarme con él. Deslizaba mi mano por la fina madera de caoba del barandal al mismo tiempo que bajaba los escalones de mármol blanco. No terminé de bajar los últimos escalones cuando me encuentro con él, estaba esperándome justo delante del mostrador de la recepción. Por un momento me imaginé que yo era la princesa que todas jugábamos cuando éramos pequeñas, es como si estuviera en el castillo de la cenicienta, la misma que bajó la escaleras y la misma que llamó la atención del príncipe, para mucho era una simple recepción pero para mí era más que eso, mis ojos no estaban acostumbrados a ver tanta maravilla, todo era de mármol de color beige, decorado con el color oro y el rojo del terciopelo de los sillones que decoraban la sala al igual que las columnas decoradas con hermosos ramos de flores rojas. Si sorprendida estaba por la recepción mas fue mi asombro cuando lo vi acercase a mí con un ramo de rosas blancas, él sabía que me encantaba, tengo que reconocer que se veía guapísimo con su pantalón negro de vestir con una camisa de color azul añil y su pelo recogido el media coleta. Alzó el brazo para que yo respondiera en cogerle de la mano cortésmente para que terminara de bajar los tres escalones que faltaban para llegar hasta él.


-Perdona por el retraso, pero es que me entretuve hablando con Sango.- dije sonriendo para excusarme.

-Tranquila, la espera ha merecido la pena.- dijo cogiéndome de la mano y haciendo que diera una vuelta para verme mejor. –Vamos- dijo ofreciéndome el brazo para que lo agarrase.

La verdad que este chico cada día me caía mejor, ya no sentía la antipatía del principio de cuando éramos más jóvenes. Fuimos al restaurante más lujoso de todo parís “Restaurante le louis xv”. Según dicen que es el restaurante más lujoso del mundo, la sala es de estilo romántico Luis xv, los techos de esta son altísimos y las paredes están decorados con espejos, ventanales y algunos que otro fresco. Me llamó la atención la separación que había de una mesa a otra, no todos los restaurante pueden permitirse este lujo de amplitud. Pero lo que más me gustó de todo era la terraza, daba hacia el exterior con vista al Casino y la habitual exposición de deportivos de altísima gama que abarrotan la zona. Allí estuvimos hablando de cuando éramos niños, recordábamos que siempre estábamos peleados, lo teníamos por costumbre, era raro el día que coincidiéramos y no saliéramos enfadados. Reíamos por lo recordado pero aun a sin no terminaba de brillarle los ojos por ello, aunque después de ello es normal que lo no lo tuviera.

-Yo también la extraño- dije agachando la mirada hacia la mesa. – y mas a un cuando me dices princesa- dicho esto elevé mi mirada hacia él pero por lo que vi ya llevaba rato mirándome.

-Tú siempre fuiste su princesa y espero que algún día seas la mía- me dijo muy seguro de sí mismo cuando lo dijo.

Cuando quise contestarle noté el bolso vibrar, corriendo saqué el móvil del interior de este para contestar a la llamada.

-¿Si?- pregunté. – ¡Papá que alegría me da escucharte! Si estoy bien. Ahora mismo son las 10 de la noche. Si estoy cenando. Si con Naraku ¿Por qué?- en ese momento mis ojos se clavaron en ese mar rojizo que tenía justo en frente de mí. –Si papá no te preocupes se lo diré. Besos. Si, yo también te quiero. – colgué la llamada y deposité el móvil con toda tranquilidad encima de la mesa.

–Supongo que ya sabrás el motivo de la llamada de mi padre- le dije intentado fingir una de mis mejores sonrisas. Por lo visto ese detalle no pasó desapercibo por parte de Naraku ya que no hiso mi el mínimo esfuerzo en forzar aunque sea un poco los labios para detallar una y simple sonrisa.

-Ya te lo dije Kagome, yo nunca falto a mi palabra, el proyecto a salido bien y es hora de que tu padre cambie de vida.- me dijo en un tono de voz algo frio. –Por lo que veo para nada te ha agradado la noticia- remató la faena soltando lo que yo desde el principio intentaba ocultar.

-Naraku, es que…-

-Tranquila mujer- dijo poniéndose de pie y caminando hacia mí para quedar a mi lado. -No tiene porque cambiar nada si es eso lo que te preocupa- me habló como si supiera lo que yo estaba pensando.

Realmente me preocupaba el que ascendieran a mi padre, siempre hemos estado muy unidos, me gustaba llegar a casa y ver cómo estaban mis padres en ella, nunca tuve esa audiencia de la figura paterna como materna a la hora de una recogidas de notas, de obras de teatro o cualquier otro evento y ahora con el nuevo puesto mi hermano puede que no tenga nada de lo que yo tuve, si, tendrá muchos bienes materiales pero no lo mas importante y eso si es lo que me preocupaba.

- Kagome, ¡Kagome!- con la entonación que me llamó la segunda vez fue la que me hiso salir de mis pensamiento haciendo que me pusiera de pie de inmediato para poder estar a su altura. – Confía en mí y no te preocupes y no le des mas vuelta a la tortilla, todo irá bien – no dije nada, solo le miré y le sonreír.

En el fondo estaba alegre, alegre porque es a sin como escuché a mi padre, es como si esta oportunidad es la que estaba esperando desde hace mucho y yo en vez de alegrarme hago todo lo contrario. Egoísmo, a si me sentía, egoísta por pensar solo en mi, en pensar en lo que yo quiero y sin pararme a pensar que a lo mejor por ello estoy reteniendo a alguien en alcanzar su sueño. Si, ahora está feliz por la noticia que le dieron y si él está feliz yo también tengo que estarlo.

- ¡Bueno que! – dije de repente con una cierta armonía después de estar discutiendo conmigo misma. -¿Me lleva o no a la Torre Eiffel? – le dije cogiéndolo del brazo para que saliéramos de una vez del restaurante, él no me dijo nada tan solo se sorprendió un poco por mi cambio de humor tan repentino y luego me sonrió.

Sesshomaru.


Hoy tenía que ir al centro de la ciudad para solucionar un problemilla con la portación de uno de nuestros envíos, odiaba cuando pasaba algo de esto, ya sabía que casi toda la mañana me llevaría para solucionarlo y hoy más que nunca tenía que hacerlo rápido.

Tenía la esperanza de que ella fuera al centro comercial, tenía que hacer todo lo posible para que ella me viera más de una vez. Me vestí en seguida después de darme un relajante baño, me coloqué mis pantalones blancos de hilo al igual que mi camisa de mangas cortas también en blanco y salí pitando hacia el centro.

Cuando ya solucioné todo el inconveniente del envío me dirigí al centro comercial y allí empecé a dar vueltas como un loco. Ya tenía un punto de mi contra, el no haberle dicho el punto en concreto en donde podría estar. Dudaba si me debía de moverme o no ya que este centro es enorme y dispone de muchas tiendas a todo su alrededor, a sin que decidí de esperar ni muy cerca ni muy lejos de la entra principal, que esa era otro punto en contra, yo puedo estar aquí esperando tranquilamente y ella pueda entrar por el otro extremo del centro, a sin que pase lo que tenga que pasar pero yo de aquí no me muevo. Ya eran más de las doces y no había rastro de ella, a lo mejor decidió de irse con Naraku para terminar de formalizar el proyecto, no sé porqué pero eso me hizo sentirme mal, me encontré rabioso por ello.

Llevaba mucho tiempo parado en el mismo sitio a sin que decidí sentarme en la terraza de una cafetería heladería y me distraje mirando toda su decoración, la verdad que al menos tenia alegría ya que todo alrededor de la terraza estaba llena de pequeñas palmeras y algunas que otras plantas con flores dándole algo de color al lugar. Miraba el alrededor del lugar pero sin perder de vista la entrada principal hasta que noté que alguien se paró a mi lado, elevé la mirada hacia arriba y pude ver a una camarera algo nerviosa.

-Un gin tonic- le dije a la chica apartando de inmediato la mirada de ella, por su parte solo recibí un nervioso sí.

No tuve que esperar mucho, solo bastó un minuto en tardar en traerme lo pedido. En el momento que iba a darle un sorbo al gin tonic vi lo que más de una hora llevaba buscando. Tengo que reconocer que se veía resplandeciente caminando y mirando a su alrededor en busca de la persona que la citó. Llevaba un vestido crudo algo más arriba que sus perfecta rodillas, el cuello de este era como el de una camisa, tenía la mangas corta más arriba del codo y el bajo era como dos volante grandes, sus piernas estaba muy estilizada con esas sandalias marrones con muchas tiras formando círculos por delante. Si, a si es, resplandeciente e inocente, ni si quiera se daba cuenta de que más de uno mirar hacia atrás al pasar por su lado. Me levanté para que me viera, su mirada se cruzó con la mía haciendo que por un momento se parase en seco como si dudara si debía o no hacerlo. No me lo pensé dos veces, me dirigí hacia ella y le ofrecí mi brazo cortésmente para acompañarla hasta el lugar donde anteriormente estaba sentado, ella seguía sin apartar la mirada de la mía y después de unos segundo a sin accedió a mi petición.

Kagome.

Estaba muy nerviosa, no sé lo que se me pasó por la cabeza para venir hasta aquí, él estaba guapísimo entero vestido de blanco, cualquiera que nos viera pensará que nos pusimos de acuerdo para vestirnos iguales.

-Pequeña, sabía que ibas a venir.- me decía mientras caminamos hasta la heladería.

-Espero que no hagas que me arrepientas de ello.- le dije con algo de frialdad en mi voz.

-¿Sabe Naraku que estas aquí conmigo?- le miré frunciendo el ceño por lo que me dijo no entendía el porqué de la pregunta.

-¿Y qué tendría de malo?-dije sentándome en la silla que él anteriormente ocupaba.

-Estupendo- le escuché decir a lo bajo

-¿Perdón?- le dije para que me respondiera porque dijo eso.

-No nada, no te preocupes.- me dijo sentándose a mi lado y elevando el brazo hacia arriba para llamar a la muchacha que sirve para que le atendiera – ¿Entonces no eres pareja de Naraku?- lo sabía, sabía que pasaría esto y encima tiene que ser él en ser el primero en formular la pregunta del millón, yo no sabía que responder a esto, ya que el día anterior me presentó como su novia.

-¿Y tu porque quieres saber tal cosa?- le dije sin mirarlo a los ojos, no podía aguantar estar más de unos segundo mirándolo, si lo hacía seguro que encendía como la bombilla de emergencia.

-Tienes razón no soy nadie para saber tal cosa, no me gustaría tener problemas con él y tampoco quiero que lo tengas tu.- dijo acercándose más a mí.

-¿Y porque tendría que tener problemas?- le dije mirándolo extrañada por lo dicho, ya no pude decirle nada mas ya que en ese momento apareció la chica para tomar nota del pedido. Miré lo que él estaba tomando en este momento y la verdad que si tomaba lo mismo estaba segura que no habría Kagome por dos días a sin que me limité a pedir solamente un refresco.

-Bueno dejemos a Naraku a un lado, ahora lo quiero es estar contigo.- vi como sonreía. Mi corazón empezó de nuevo a latir a gran velocidad, yo no sé porque me sentía así cuando él estaba delante. Como un rayo cogí la carta de los helados de encima de la mesa y me cubrí el rostro para que no me notara mi nerviosismo.

-No entiendo este cambio tan repentino Sesshomaru.- le dije mientras miraba la carta de los helados. Elevé mi mirada por encima de la carta y me sorprendió el cruzarme con la suya, estaba sentado con la espalada pegada en el asiento y con su codo apoyado en el brazo del asiento para poder así dejar su mejilla en su mano. Yo no sé cómo puede estar tanto tiempo mirando fijamente a una persona. Y yo por mi parte miré de nuevo hacia la carta.

-Creí haber escuchado que habías pedido un refresco- me dijo con un tono algo burlo.

-Ya, y a si es, solo es que tenia curiosidad de ver la variedad de helados- le dije algo fría por cómo me había hablado anteriormente. Sentí como me quitaba la carta de las manos y luego me la daba nuevamente, no entendía por qué lo hizo.

-Seguro que si la lees al derecho te resultara más cómodo – yo no sé qué cara se me quedaría en ese momento, yo lo único que sé que mi cuerpo se estalló en el suelo aplastado por un gran yunque tal como pasa en los dibujos animados. Desde luego estaba haciendo el ridículo, si sigo a si me ganaré el titulo de chica tonta, tenía que salir de esta si no quería terminar haciendo cualquier otra tontería por culpa de mis nervios.

–Sesshomaru ¿De qué conoces a Naraku?- fue lo primero que se me vino a la cabeza, después caí que ya había metido otra vez la pata, como podía preguntarle tal cosa después de verlo junto reunidos, hasta una niña sabría que se conocen por motivos de trabajo.

-¿El no te lo ha contado?- le negué con la cabeza, no sé porqué pero me daba la impresión que estos dos no solo se conocen de coincidir en el trabajo. –Pues cuando él lo haga yo te daré mi versión y cambiando de tema- dijo quitándome la carta de las manos. – ¿Aun sigues enamorada de mi hermano?- no sabía que responder a esto, la verdad que ha este chico le gusta dejar a la gente sin palabra con las pregunta que no te gustaría escuchar.

-Inuyasha- dije en un susurro. – ¿Enamorada?- dije mirando el vaso de refresco que había traído ya hace rato la chica, no estaba segura si era amor lo que sentía realmente por el peli platino. - Inuyasha es mi mejor amigo y es normal que tuviera algo de celos de la chica que está con él, ya apenas tenía tiempo para los amigos- dije esto último con solo una hebra de voz.

-¿Para los amigo o para ti?- dijo cortante e hiriente.

-Si, para mí- le dije orgullosa. - yo pasaba mucho tiempo con él, era raro el día que no nos viéramos, todo lo hacíamos juntos y…-

-¿Todo?- me dijo con algo de lujuria en su voz al igual que su mirada haciendo que me salieran nuevamente los colores. Agaché mi cabeza hasta tal punto que mi flequillo tapaba mis ojos, no quería decir nada mas, sabía que si le replicaba saldría con algo peor, a sin que me limité a guardar silencio.

-¿No te has dado cuenta?- dijo llevando su mano a mi barbilla para que levantara la mirada. –El destino quiere que estemos junto.- le miré y me hipnotizó, era demasiado tarde para hacer todo lo contrario, ya me había adentrado en ese mar dorado nadando en lo más profundo de él pero no podía dejar que me dijera todo lo que se le antojase tal como tiene por costumbre.

-Pues yo no lo veo así.- dije burlándome por lo que dijo.

-Sí, se que empezamos con mal pie pero…-

-¿Perdona? Empezamos no, empezaste.- le recalqué.

-bueno dejemos eso de quien empezó.- me decía llamando a la camarera. –Lo que te decía es que siempre hemos coincidido, primero en el atasco luego en casa de mi padre luego…

-sí, luego en el avión y después en tu trabajo, pero siempre lo hacía insultándome y que yo sepa no es una coincidencia para bien, para mí es todo lo contrario.

Estuvimos un rato hablando quien era de los dos es el más mal educado, a pesar de estar discutiendo con él nuevamente estaba a gusto, no era como las otras veces que coincidimos. Sin darnos cuenta estuvimos hablando de cosas de la universidad y de su trabajo y lo que no me esperaba es que cuando me dio por mirar la hora había pasado más de dos horas.

-Ah dios pero que tarde.- dije poniéndome de pie y buscar en mi bolso la cartera para pagar lo consumido.

-Tranquila, yo invito esta vez- le miré por lo que me dijo de esta vez, ya no se qué pensar pero creo que esto significa… -espero que la próxima lo hagas tu- si, es lo que yo pensaba. Se puso de pie y sacó la cartera de su bolsillo trasero y dejó el dinero encima de la mesa. Se acercó peligrosamente a mí y me susurro en el oído: -Espero que haiga otra próxima vez.- si se fundiera la luz roja del semáforo podrían ponerme a mí tranquilamente ya que mi cara estaba tan iluminada que más que un semáforo valdría de faro, tragué saliva por el nudo que se me puso en la garganta.

-Tengo que irme, de verdad.- le decía mientras me daba la vuelta, ya no aguantaba más estar un segundo a su lado, mi corazón latía a tanta velocidad que miedo me daba que hasta él se diese cuenta de ello.

-Deja que te acompañe al hotel- su mirada me dejaba sin habla. Afirmé con la cabeza y empecé a caminar a su lado. No es un hombre de muchas palabras pero lo que no sale de sus labio te lo dice su mirada, aunque no quieras es imposible negarte a esos soles dorados. Caminaba a su lado guardando algo de distancia, llevé mi mano hacia mi pecho, mi corazón me llamaba una y otra vez, me llamaba para decirme de algo que para nada quería escuchar. Seguro que está equivocado, no puedo dejar que me hable de ello, no puedo dejarlo convencerme de algo que claro está sería imposible pero al menos hoy me quedo con el día de hoy con el día que me habló educada y cordialmente, con el día que me trato tal como soy y no tal como él siempre me vió.

-Gracias Sesshomaru- le dije sin apartar la vista del frente, noté como me miraba de reojo pero aun a sin no dijo nada tan solo se limito a caminar a mi lado hasta llagar a su auto.

 

capitulo 8º

Sesshomaru.

Aparqué el coche justo delante de la puerta del hotel, me bajé antes de que ella lo hiciera para poder a sin abrirle la puerta, le ofrecí mi mano para ayudarla a bajar, es ahí donde pude notar la suavidad de su piel. La observé detenidamente, pensaba en que jamás me había fijado en ese detalle en ninguna otra mujer, seguí con la mirada el camino descubierto de su piel hasta llegar hasta sus grandes ojos. Ella me miraba algo extrañada, creo que intentaba buscar una explicación por mi acción. Sin decir ni una palabra la acompañé hasta la entrada del hotel, me acerqué a ella y le di un cálido beso en su suave y delicada mejilla, noté como salieron a la luz ese color rosado en sus bien marcados pómulos haciendo que ella en milésimas de segundo se los cubriera con sus manos.

-Me gustaría verte de nuevo- le dije muy cerca de su oído haciendo con ello que se enderezara algo más de lo que estaba. –Claro, siempre y cuando si tú lo deseas- terminé por decirle a escasos centímetros de su rostro, creo que esto la cogió de sorpresa ya que me miraba sin pestañear.

-Sesshomaru, yo…-

-¡Kagome!- no pudo terminar de hablar ya que fue interrumpida por la persona más indicada, se me formó una sonrisa cuando lo vi salir de la puerta principal del hotel. – ¿Dónde has estado? – Le preguntó con voz firme. -Te he estado buscando- le dijo ya con más calma y con un tono de preocupación. –Kagome, te he llamado varias veces al móvil y no lo cogías.- le decía mientras se ponía a su lado y me miraba con desaprobación. –Ya empezaba a estar preocupado, pensaba que te había pasado algo malo- dijo mirándola, la miraba y le acariciaba la mejilla con algo de ¿dulzura? Arqueé una ceja porque ni yo mismo me creí lo que acaba de decir, Naraku, ¿Naraku siendo amable?, imposible. –Pero por lo que veo no estaba equivocado- remató la frase mirándome desafiante como si estuviera pidiendo algo más que una riña de miradas.

-Perdona Naraku, es que salí al centro comercial y me encontré con él y…-

-Sube a la habitación.- La interrumpió ordenándole sin apartar la vista de mi. Ella solo se resignó a bajar la cabeza y adentrarse en el hotel. La seguí con la mirada, vi como se adentraba en el interior de hotel perdiéndose tras doblar una esquina. No sé lo que me pasó, pero noté como algo se revolvía en mi interior cuando la veía marchar de la manera que lo hizo, iba con la mirada clavada en el suelo, sin rumbo alguno, solo el rumbo de donde le ordenaron y ella accedía sin rechistar.

-Esa no son maneras de hablarle a una señorita.- le dije metiendo las manos en los bolsillos de los pantalones. – Ya decía yo que Naraku no es tan amable como le habías demostrado anteriormente – dije dejándome caer en la puerta de mi coche con la mirada clavada en él.

-¿Eres tu quien me lo dices? Vaya veo que ya se te ha olvidado de los momento que tanto la insultaba.- decía acercándose desafiantemente hacia mí. –Sesshomaru, te conozco más de lo que tú te crees, se que pagaste al señor Uchida para que me distrajera después de la reunión – me sorprendí por lo que me dijo, sabía que era inteligente pero no tanto. -¿Qué quieres, porqué tanto interés de repente por Kagome? Te lo aseguro Sesshomaru, déjala tranquila si no te las veras conmigo.- dijo cerrando la mano en un puño.

-Por lo que escucho, ella aun no está muy interesada en ti ¿verdad?- le dije con total tranquilidad. –Mi querido amigo, yo perdí lo que más quería, ¡tú me lo quitaste!- dije entrecerrando mis ojos y elevando un poco más la voz.

- Ahora lo entiendo - me dijo dibujando una sonrisa sarcástica en su cara. - Ella no te importa en lo más mínimo- dijo avanzando hacia mí.

- Vaya, te ha costado un poco en cogerlo – le dije burlándome de él mientras me ponía derecho, no me gustaba en la forma que Naraku avanzaba hacia mí, tenía que estar preparado por si acaso.

- Imbécil, ¿realmente crees que ella se fijaría en ti?- dijo parándose justo delante de mí y apretando las manos en un puño. – No creo que Kagome se fije en la persona que la degrada personalmente cada vez que pasa por su lado – dijo triunfante por la cara de sorpresa que puse, pero claro está, eso no era suficiente para que me hiciera callar.

- Bueno, yo precisamente no puedo responderte – le empecé a decir con arrogancia y sin miedo por la cara que me estaba poniendo de rabia y odio. –Pero a lo mejor si se lo preguntas directamente a ella puede que responda a tu pregunta – le terminé de decir con una de mis sonrisa de victoria.

-¡Maldito!- me dijo avanzando hacia mí con el brazo en alto preparado para pegarme un puñetazo, le paré antes de que chocara con mi cara y le apreté el puño con fuerza.

-¿Y tú, que crees, que no sé lo de ascender a “papá”? eso sí que es caer bajo Naraku, tener que recurrir a eso para que una chica se fije en ti – le dije riendo ya que cuando le miré tenía los ojos tan abierto de la impresión que parecía que se fueran a salir de él.

-Si, ríete todo lo que quieras Sesshomaru, pero tú más que nadie sabes que no me hace falta recurrir a esas niñerías – le escuché detenidamente, no quería perder detalle alguno de lo que estaba diciendo, se estaba metiendo en un terreno que ya hace mucho que se cerró. - ¿Qué pasa Sesshomaru, ya no te acuerdas de ella, ya no te acuerdas de…? – no pudo terminar de decir la pregunta ya que me abalancé hacia él propinándole un fuerte empujón haciendo que cayera de espalda en el suelo.

- Me das pena, no merece la pena pelearse con un bastardo como tu Naraku – le escupí las palabra, mis ojos estaban clavados en todos los movimiento que daba su cuerpo, ya que se estaba incorporando y no quería que me cogiera desprevenido, seguro que respondería a lo que le había dicho.

Lo conocía muy bien como para dejarme pasar como si nada el comentario que le hice, nada más se puso de pie corrió hacia mí, me cogió de la camisa y levantó el brazo derecho con la mano cerrada en un puño para darme lo que desde un principio intentó hacer.

Kagome.

No sabía qué hacer, estaba en medio de un lago a punto de hundirme sin salvación alguna. No me gustaba la situación que se estaba viviendo ahí afuera con esos dos personajes. No sé porqué ese enfrentamiento entre ambos, no sé porqué están tan pendiente el uno sobre el otro, pero lo que sí sé y lo tengo muy claro que el motivo no es por mí ni mucho menos, aquí hay algo entre ellos, hay rencor y odio, algo muy gordo a tenido que pasar entre ellos para que estos dos estén a sin.

- Tendré que hablar de ello con Naraku – dije para mi misma mirando la manilla del marcador que había encima del ascensor para indicar la planta que se habituaba el ascensor.

Estaba esperando, solo le faltaban dos pisos para que llegara abajo cuando tuve una corazonada, sabía que algo no andaba bien y tenía que volver al sitio donde estamos los tres y sin pensármelo dos veces corrí hacia el lugar de donde no tenía que haberme movido.

-¡Naraku!- grité para impedir tal golpe.

- Kagome – le escuché decir sorprendido por verme justo donde el no quería que estuviera.

–Por favor, no lo hagas – mis labios le pidió por favor pero mis ojos empezaron a brillar suplicándole que no lo hiciera. Él no dijo nada tan solo me miraba, bajó el brazo y le echó una última mirada a Sesshomaru, pensé que le diría algo pero solo guardó silencio y empezó a caminar para adentrándose en el hotel, pasó por mi lado sin ni siquiera mirarme. Ahí me quedé de pie, mirando al chico del atasco, no sabía si ir donde él estaba o entrar en el hotel en busca de Naraku.

No me salían las palabras, no podía articular ni un tan sencillo ¿por qué? Mis labios estaban sellados pero más profundo fue el sello cuando vi que se me acercaba peligrosamente hacia mí. Mi respiración empezó a acelerarse y mis piernas temblaban de manera que si me movía caería sin control alguno. Cuando lo tenía lo suficiente cerca como para ver la intensidad de ese oro liquido que tenia por color de ojos abrí levemente mis labios para ver si con eso podría pronunciar alguna que otra silaba.

-Sesshomaru- fue lo único que pude pronunciar. Su mirada estaba clavada en la mía, por un momento no solo nervios era lo que sentía, la expresión de su cara no era la que normalmente solía tener, no sé porqué pero reconocí que empezaba a estar algo asustada, no entendía por qué el motivo de esa mirada y facciones tan penetrante hacia mí.

Tan metida estaba en mis pensamiento que no me di cuenta de cuando me cogió de los brazos hasta que noté una leve presión en ellos, no me dio tiempo a reaccionar ya que al percatarme de ello vi que la distancia entre nosotros era sumamente corta y en un abrir y cerrar de ojos me besó, me besó dejándome con los ojos de par en par por la impresión.

El reloj de la vida se me paró por un momento, solo pensaba en; como, cuando y porqué yo.

No sé cuánto tiempo estuve a sin porque cuando me di cuenta ya se marchaba, no me había dicho nada, tan solo se dio la vuelta y caminó hasta el coche dejándome estática en un mar de dudas. No entendía absolutamente nada, no entendía que fue lo que se le paso por la cabeza hacer tal cosa y mucho menos hacerlo de esta manera, al menos podría haberme dicho algo después. No, no me dijo nada, tan solo se fue y lo hiso sin decirme aunque solo fuese un adiós. Me quedé ahí mirándolo hasta verlo desaparecer entre la multitud de la gente, recordando una y otra vez ese momento, el momento en el que el chico del atasco me robaba un beso.

- Si Sesshomaru Taisho, me robaste mi primer beso- me dije llevándome mis dedos hacia mis labios.

¿Y ahora qué? Me pregunté yo misma mientras que recorriera toda la recepción de hotel hasta el ascensor. No sé que me pasaba pero sentía algo de miedo el entrar en la habitación, tenía miedo de todas las preguntas que me haría Naraku sobre esto. Lo que si está claro que no solo él haría las preguntas, tengo que saber de una vez si son ciertas mis dudas sobre estos dos.

 

capitulo: 9º

Kagome.

Entré en la habitación, estaba todo a oscura, encendí la luz y lo vi sentado en el sofá con la cabeza gacha. No sabía qué hacer ni que decir, me sentía mal, mal por de verlo de esa manera, en cierta parte me llegué hasta sentir culpable de ello. Nunca lo había visto a sin, era raro verlo totalmente derrumbado.

-Naraku- dije en un susurro a la vez que daba un paso hacia delante para poder llegar hasta él.

-¿Lo amas?- soltó repentinamente sin levantar la mirada de la moqueta. Esa pregunta hiso que me detuviera al momento dejándome totalmente sorprendida. No respondí, ¿Cómo puedo contestarle a esa pregunta si esa misma es la que yo me hago una y otra vez sin obtener respuesta alguna? A sin que solo me limité a seguir mirándolo. – ¡Kagome, no me has respondido!- dijo elevando algo mas la voz y clavando en mi ese fuego ardiente haciendo que me que me quemara tan solo mirarme.

-¡No Naraku! – le contesté con el mismo tono que utilizó conmigo. - No lo amo, pero te mentiría si te digo que no me llama la atención - Parece ser que la respuesta que le di no le gustó ya que vi como su puño se clavaba en el sofá por el golpe que le dio. –Naraku - susurré.

-¿Por qué Kagome, porque me haces esto?- me preguntó angustiado. - tu sabes lo que siento por ti.- dijo levantándose del sofá y acercándose a mí. –Yo creía que tu estaba feliz estando conmigo…-

- Y lo estoy- le interrumpí. – Naraku, eres mi amigo y…-

- Amigos – dijo con un tono de decepción, es como si lo que dije es lo que él no quería escuchar. – Parece ser que al final se saldrá con la suya – dijo mientras que caminaba hasta la pequeña barra de bar que tenia la habitación, en ella podrías encontrar todo tipo de licor y refresco. Se sentó en unos de los sillones que acompaña la barra, eran altos con la tapicería de color beige de terciopelo al igual que el frente de la barra.

-¿Qué quieres decir? – le pregunté a la vez que me ponía a su lado para que me respondiera.

-¿Es que no te has dado cuenta? – elevó su mirada para encontrase con la mía. – Antes le eras indiferente y nada más que se ha enterado que estas conmi… -

- ¡Para! – le interrumpí, no sé porqué, ya había sospechado de el cambio de actitud de Sesshomaru hacia mí, pero no quería escucharlo, no ahora. Mi corazón palpitaba, lo hacía cada vez que escuchaba su nombre, pero ahora no podía, no podía dejarlo que lo hiciera. Menos mal que no terminé de escuchar a mi corazón cada vez que me palpitaba cuando lo veía porque si no ahora sería mayor la decepción. – Naraku, yo no lo amo – empecé a decirle mientras le servía una copa de Martini. - No puedo amar a una persona de la noche a la mañana pero sí que es verdad que Sesshomaru me atrae y eso no quiere decir que…-

-Te quiero princesa.- me dijo cortándome lo que le iba a decir, me quedé de piedra, nunca antes lo había hecho, bueno si lo hiso pero nunca como me lo estaba diciendo ahora, realmente todo esto le estaba afectando bastante, realmente le estaba haciendo daño a la hora de decirle que era otro hombre por el que mi corazón palpita. – Tú no sabes lo que es estar sin ti, tú siempre te reías y te enfadabas conmigo por lo mismo, pero ahora, es que ahora que no somos crio te sigo queriendo Kagome, te quiero igual o quizás más – me lo dijo mirándome a los ojos y sin apartar ni un solo momento la mirada porque sintiera pudor por haberse sincerado delante de mí de sus sentimiento hacia mi persona. Lo vi sincero, lo noté en cómo me lo decía y en cómo me miraba y esto hacia que yo me sintiera cada vez peor por la situación que estaba pasando.

-Naraku…-

-Dame un tiempo por favor – me dijo soltando el vaso y poniéndose de pie justo delante de mí. - solo te pido un tiempo para que realmente veas cómo soy de verdad – encogí mis ojos intentando asimilar lo que me estaba diciendo. - y si pasa ese tiempo y te sigo sin gustar podrás irte con quien quieras.- me dijo con mucha seriedad como si no se diera cuenta de la cara de asombro que puse cuando me enteré de la barbaridad que acaba de decir.

-Esto, Naraku, esto no es normal – le dije riéndome en plan de burla. - ¿Qué crees, que me puedes decir con quien tengo que estar? Estoy un tiempo contigo y si no funciona pues a probar con otro- le dije muy enojada, me giré para retirarme a mi habitación cuando me coge del brazo.

-Tú también sientes algo por mí – me dijo pegándome a su pecho, como si a si me enterase mejor de lo que me estaba diciendo. - se que lo siente Kagome, porque si no ya hubieras puesto resistencia cuando tuvimos las dos ocasiones de besarnos- lo que me dijo me dejó perpleja, era verdad, la primera lo evité pero la segunda vez no me encontré con ningún motivo como para no hacerlo. Vale, ahora sí que estoy en un lio padre, me encuentro que no sé qué es lo que siento en realidad.

-Tienes razón.- dije cabizbaja. Cuando dije eso me abrazó apretándome en su pecho, su mano empezó acariciar mi espalda suavemente haciendo que un escalofrió recorriera todo mi cuerpo al sentir el tacto de su mano en mi piel. –Naraku.- le miré con seriedad. – todo tiene que seguir su curso y el tiempo dirá – dicho esto me zafé de su abrazo y me adentré en mi habitación cerrando las puertas detrás de mi dejando a un Naraku pensativo.

Sesshomaru.

No pude evitarlo, no pude evitar el llamado de sus labios, ellos tenían la culpa, la culpa de ser tan llamativos y a la vez tan atractivo. Solo eso fue lo que me incitó hacerlo, solo eso fue lo que me impulsó ir hasta ella y lo que me impulsó probar esos dulces y carnosos labios. En ningún momento pensé en si ella se dejaría o no, si estaba bien o mal, solo quise e hice lo que lo que en ese momento se me apetecía.

Seguramente la dejé con una y mil preguntas de porqué lo hice, pero lo que estaba claro es que no podría ni contestarle a ello, a sin que sin más tuve que retirarme de allí antes de que ella me pidiera una explicación.

Caminaba, lo hacía sintiendo la mirada de esos ojos chocolate clavados en mi espalda, sabia positivamente que no se movería del sitio de donde la dejé, también sabía que ella estaría el cambio tan repentino que tuve.

-¿cambio?- me pregunté yo mismo parándome justo delante de la puerta del copiloto de mi coche.

-¡Idiota!- grité dándole un golpe en seco en la carrocería del coche.

Ni yo mismo me di cuenta de ello, había metido la pata con mi compartimiento, sabía que tenía que ganarme su confianza, pero estoy seguro que ella a esta altura estará sospechando de mi, a sin que ahora más que nunca tengo que remediar todo esto e intentar en no caer más en ese error.

Kagome.

Un nuevo día empezaba y yo aun seguía en la cama, estaba despierta pero no tenía ganas de levantarme. Se estaba tan cómoda en esta cama que me pasaría todo el día en ella, era inmensa, yo misma me perdía entre las sabanas de la amplitud que tenia, media 2x2 m, con el cabecero de madera de caoba, tan brillante que lo podías utilizar de espejo, yo no quería ni tocarlo para no dejar señalada las huellas de mis manos, pensaba en las pobre chicas que hacían esta labor excelentemente como para yo darle más trabajo. Escuché como tocaban la puerta insistentemente, me imaginaba quien podría ser, a sin que me tapé hasta la cabeza para ver si a si me centraba mas en las suave sabanas de seda y no en la insistencia de los golpes. No me dio tiempo de hablar cuando escucho hablar a Naraku en medio de mi habitación.

-Anda, se que estas despierta.- decía empujándome de un lado a otro, por un momento tuve complejo de croqueta, si de croqueta, las pobre le damos de vuelta para que cojan forma. Como podría levantarme sin no me dejaba de zarandear. – ¡A levanta ya, hoy vamos a ir a la playa!- su tono de voz ya no era como el de anoche, le notaba más alegre a sin que me limité a quitarme la sabana de la cara, mis ojos empezaron a pestañear ligeramente ya que no daba crédito a lo que estaba viendo.

-¿No creerás que voy a ir a la playa contigo con esa pinta, verdad?- dije aguantando la risa, imagínate que cuando abres los ojos, lo primero que ves es a un hombre con un bañador por encima de la rodilla, que tengo que decir que le quedaban de muerte y con su torso totalmente desnudo, ahí me guardo el comentario. Lo mejor llega cuando le vi la cara, su nariz, su nariz estaba entera cubierta de crema solar y con unas gafas de sol negra y para rematarlo ya del todo era que llevaba un sombrero de paja. Ya no pude aguantar más la risa y caí de espalda en la cama.

-¿Qué pasa, porque te ríes?- me dijo poniendo pucheros. Me levanté de la cama y me puse delante suyo, había cogido un pañuelo y le limpie la nariz y luego le quité el sombrero.

–Así me gustas mas.- dije riéndome aun. Pude ver cómo le brillaron sus ojos por lo que dije.

-¿Entonces ya empezamos con las verdaderas vacaciones?- le pregunté emocionada, ya estaba cansada de tener que estar esperando en el hotel o en una cafetería hasta que el terminara las reuniones que asistía.

-Ahora es cuando nos lo vamos a pasar en grande, hoy iremos a la playa todo el día ¿Qué te parece?- lo veía como un niño cuando se le regala un juguete nuevo, esta feliz y tengo que admitir que también yo lo estaba.

A sin fueron pasando los día, íbamos de un lugar a otro, solamente pisábamos el hotel para dormir, estaba realmente sorprendida por la actitud de Naraku. Ahora me era divertido esta aquí, pero había momento en el día que me acordaba de esa persona, me acordaba de todo momento vivido con él, y lo que más me hacía pensar era en lo que yo noté y notó Naraku, el cambio tan repentino. Aun siento miles de mariposas volar recorriendo todo mi interior cuando recuerdo ese momento.

FLASH BACK​

No me salían las palabras, no podía articular ni un tan sencillo ¿por qué? Mis labios estaban sellados pero más profundo fue el sello cuando vi que se me acercaba peligrosamente hacia mí. Mi respiración empezó a acelerarse y mis piernas temblaban de manera que si me movía caería sin control alguno. Cuando lo tenía lo suficiente cerca como para ver la intensidad de ese oro liquido que tenia por color de ojos abrí levemente mis labios para ver si con eso podría pronunciar alguna que otra silaba.​

-Sesshomaru- fue lo único que pude pronunciar. Su mirada estaba clavada en la mía, por un momento no solo nervios era lo que sentía, la expresión de su cara no era la que normalmente solía tener, no sé porqué pero reconocí que empezaba a estar algo asustada, no entendía por qué el motivo de esa mirada y facciones tan penetrante hacia mí.

Tan metida estaba en mis pensamiento que no me di cuenta de cuando me cogió de los brazos hasta que noté una leve presión en ellos, no me dio tiempo a reaccionar ya que al percatarme de ello vi que la distancia entre nosotros era sumamente corta y en un abrir y cerrar de ojos me besó, me besó dejándome con los ojos de par en par por la impresión.

El reloj de la vida se me paró por un momento, solo pensaba en; como, cuando y porqué yo.

No sé cuánto tiempo estuve a sin porque cuando me di cuenta ya se marchaba, no me había dicho nada, tan solo se dio la vuelta y caminó hasta el coche dejándome estática en un mar de dudas. No entendía absolutamente nada, no entendía que fue lo que se le paso por la cabeza hacer tal cosa y mucho menos hacerlo de esta manera, al menos podría haberme dicho algo después. No, no me dijo nada, tan solo se fue y lo hiso sin decirme aunque solo fuese un adiós. Me quedé ahí mirándolo hasta verlo desaparecer entre la multitud de la gente, recordando una y otra vez ese momento, el momento en el que el chico del atasco me robaba un beso.

- Si Sesshomaru Taisho, me robaste mi primer beso- me dije llevándome mis dedos hacia mis labios.

FIN FLASH BACK​

Al día de hoy seguía disgustada conmigo misma, pensaba una y otra vez en ese momento y una y otra vez pensaba porqué no reaccioné como debería de haberlo hecho. ¿Cuál fue mi reacción? Quedarme pasmada como una tonta mirando cómo se iba como si no hubiera pasado nada, seguro que otra chica le hubiera dado lo que tanto se merecía en ese momento, una buena cachetada.

Tenía miedo, mi corazón aun palpitaba ferozmente cuando pensaba en él, pero mi cabeza me decía todo lo contrario. No me gustaba la situación entre Naraku y Sesshomaru, se que pasó algo entre ellos y me gustaría saberlo. Naraku me ha advertido sobre Sesshomaru a sin que tengo que andarme con pies de plomo, no quiero hacer el objeto cual le puede hacer daño una persona, al menos es eso lo que los dos me han dado a entender cuando peleaban.

Siempre he dicho que todo hay que darle su tiempo, es él el que se encargar de poner cada cosa en su sitio, aunque haya veces que tengamos que pasar por momentos malos y sufrimientos. Yo ahora estoy en un punto donde me encuentro bien, es ahora cuando me estoy dando cuenta de el lado humano que tiene Naraku, él jamás me insultó, me degradó y mucho menos me humillo y eso es algo por el cual no puedo hacer que pase desapercibido, él lo está dando todo por mí, apoyo, comprensión, todo lo que lo material no te da, es eso lo que me hace dudar y discutir entre mi cabeza y mi corazón, solo puedo dejar la cosa seguir su curso que ya el tiempo me lo dirá.