Placer culpable. Miro a ambos lados, esto no le gustaba nada, al asegurarse de que no había nadie se adentró a la sala de música, esto era molesto, pero la única solución. Cerró la puerta y espero unos segundos, soltó el aire retenido en sus pulmones y se colocó los audífonos, busco en las listas de música, una que decía "PC", le puso play y dejo que la música lo invadiera. Un par de canciones y ya se encontraba cantando a un tono bajo, la acústica del lugar le encantaba, en especial cuando escuchaba a Chayane. Era su secreto, ya que no quería que se burlaran porque el de ultimo año disfruta las canciones del romántico cantante, su madre así lo crió. Le molestaba ocultarlo, pero no había otra, ya que ese tipo de música era su placer culpable, y un placer así es mejor mantenerlo en secreto.
Quiero. —Quiero chocolates, como mis compañeros —el niño de cinco inflo las mejillas ante la profesora. —Sabes que no puedes comer —suspiro resignada, lo único malo de la pascua era negar un chocolate a un niño. —No importa —se cruzó de brazos y negó con la cabeza —, Yo quiero un chocolate. —Timothy —la maestra usaba el nombre completo, el pequeño se asusto un poco, era raro ser llamado así en lugar de Tim —, eres intolerante a la lactosa. —Pero yo quiero un chocolate. —No puedes —el niño miro a la maestra, ahora fruncía el ceño y retenía las lagrimas. Su madre le había mentido, querer no es poder. El quería chocolates, pero no podía comer chocolates.