Comedia El abecedario de Eli [Días del Abecedario 3.0]

O de Oasis.

Los gritos dejaron de ser tan fuertes en el momento que cerró la puerta de su habitación, caminó hasta su escritorio y al llegar abrió su portátil.

Tomó asiento y de su bolsillo sacó unos audífonos, los conectó al aparato y de inmediato fue a la carpeta de música. Apenas la primera canción comenzó a sonar los gritos de sus padres quedaron reducidos a cero. Sonrió levemente a la par que abría su aplicación para dibujo y acercaba la tableta digital.

En momentos como estos, no había nada mejor que sumergirse por un momento en su oasis personal.

 

P de Pato.

Las horas del baño siempre eran agradables cuando su pequeño pato de hule lo acompañaba, por eso en el instante que no encontró a su amigo amarillo tomo la inesperada decicion de no volver a tomar un baño... o así fue hasta que su madre lo mojo con la manguera y encontró al pato bajo su cama cubierto de saliva de perro.

 

Q de Quejas.


—Iniii —llamo a su amiga mientras apoyaba la mejilla en la mesa, la chica solo volteo a verla, levantando una ceja —, anota esto —la otra chica tomo su celular —. La gente estúpida me produce dolor de cabeza.

—¿Algo más? —pregunto al terminar de anotar la queja en el listado.

—No por ahora, wacha

 

R de Resaca.

Llevó una mano a su cabeza mientras con la otra rascaba su ojo a la par que bostezaba.

Sonrió levemente cuando le llegó un recuerdo de la noche anterior, sus amigos si se habían esmerado en organizar algo lindo por su cumpleaños. Levantó el cuerpo de su cama, solo para ver a su mejor amiga durmiendo a su derecha y a otro amigo acostado en a un lado de esta, ambos seguían con la ropa de anoche, además, de a medio tapar con las sábanas, les sonrió a la par que acomodaba la manta sobre ello.

Se puso de pie y unas náuseas le invadieron, pero nada más allá de ello, camino lo más lento y tranquilo que podía, ya que la cabeza le dolía un poco, algo poco común en ella ya que su resaca consistía en solo sentirse asquerosa.

En la cocina se preparó un café para pasar un poco el dolor, a los pocos minutos llegó, con el mismo paso que ella empleó, otro de sus amigos, se veía bastante cansado.

—Buenos días —saludó amable para luego tomar un sorbo de su bebida—, ¿té, café, algunas pastillas?

El otro solo negó a sus opciones para caminar a la despensa.

—Quiero los fideos instantáneos que no comimos anoche —expresó para luego preparar todo para cocinar aquella pasta, la chica no pudo con tanto ruido, así que volvió a la sala.

La mayoría de los chicos que durmieron allí se encontraban comentando lo que había pasado en la junta, algunos soltaban risas estruendosas, para inmediatamente ser callados por los adoloridos, la chica les sonrió.

—Yap, a los amigos con resaca —comenzó llamando la atención de todos —, si se sienten muy, pero muy, mal, ya saben donde hay remedios para ello —mas de la mitad se levantó del suelo —, ahora, para los que esperan su bajón —sonrió levemente —, están haciendo fideos en la cocina.

El resto, sin contar a los que estaban a medio morir saltando en el sofá, se levantó y fue con paso apresurado a pedir que le realizaran una porción. El silencio se hizo presente a la par que tomaba asiento en el sillón y se tapaba con una manta.

Le gustaban las juntas, pero debería comenzar a buscar otra casa donde alojar a la prole, estos chicos tenían el poder de darle un gran dolor de cabeza solo por el ruido que solían hacer al estar en un dudoso estado. Y eso que ella no era una chica de sufrimiento a la mañana siguiente, es más, la leve resaca con la que despertó esa mañana la había dejado un poco sorprendida.

Cuando estuvo por pronunciar las palabras "no bebo de nuevo" apareció su mejor amiga con una tableta de aspirinas y una sonrisa, le devolvió el gesto de boca a la par que poco a poco llegaban todos y se sentaban y o acostaban en la sala. La mañana siguió con ellos comentando y riendo por las locuras de anoche, quizá, solo quizá, si valía la pena la pequeña resaca, si está significaba pasar estos momentos divertidos con sus amigos de toda la vida.

 

S de Salvavidas.


Cuando se sentía desesperado, ella había sido su salvavidas personal. Lástima que ellos no pueden centrarse en una sola vida y deben rescatar otras.

 

T de Trizas.

Miró el jarrón desde el suelo, era tan brillante, tan precioso, con un impulso de sus patas traseras subió a la mesa, admirar más de cerca el adorno de porcelana lo hizo desearlo más, ahora quería tocarlo.

Estiró una de sus patas y con ella golpeó sin suavidad alguna el jarrón, este se tambaleo hasta caer de la mesa, terminando roto en el suelo.

Con un solo salto bajó de la mesa, miró los pedazos brillantes con más admiración, quizá su dueña se moleste con el al encontrarse su precioso jarrón hecho trizas en el suelo, pero para el pequeño felino esas trizas significaban más cosas brillantes con las cuales jugar por un rato.

 

U de Ukelele.

Toco las cuerdas con suavidad a la par que estás producían un sonido. Ejecutó el primer acorde para luego seguir con el siguiente.

Mientras tocaba comenzaba a cerrar los ojos, imaginándose a si mismo en alguna playa tropical, con los rayos del sol golpeando su rostro a la par que el inconfundible sonido de su instrumento se mezclaba y perdía entre las olas del mar.

Sonrió levemente entre sueños despiertos sin dejar de tocas la música que tanto amaba, quizá no podía ir a la playa, pero siempre podía viajar entre fantasías despiertas gracias a la música de su Ukelele.

 

V de Vacante.

Levantó la vista a la gente que pasaba por afuera de su tienda, no eran muchas personas como para que alguien se interesara prontamente por el puesto. Volvió a bajar la mirada a su cartel, analizando si realmente estaba dispuesta a hacerlo, no había pasad mucho desde la partida de su empleado, no estaba lista para un reemplazo tan repentino, (aunque necesario, ya que si necesitaba ayuda extra en algunas tarea), aún guardaba cariño en las noches de turno con él, cuando este aparecía por la puerta con un café para ella y algún que otro dulce y o golosina para compartir.

Suspiró melancólica al mismo tiempo que cogía la cinta y pegaba el letrero que anunciaba la busca de empleado, quizá había un vacante en la tienda, pero no lo había en su corazón.

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Esto va para la persona que sabe que va para ella, me caes mal, te odio :D Así llegare mañana a buscarte :}

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It's only a joke... maybe...

 

W de Wasabi.

—Esa cosa verde seguro no hace la gran cosa.

—Si eso crees, te reto a comer un bocado.

El chico le sonrió a su novia en respuesta, para luego llevar los palillos hasta la pasta verdosa, saco una gran cantidad con los mismos y sin borrar la expresión confiada del rostro engullo el condimento.

Al principio, tal y como esperaba, no fue la gran cosa. Pero al pasar un par de segundos sintió un picor extenderse por su lengua, naciendo en la punta y muriendo en los costados, se hizo el valiente y no mostró malestar. Claro que con el pasar de los segundos el picos se transformaba en un infierno personal, los labios le ardían, pequeñas lagrimas se asomaban en sus ojos.

Aguanto bastante, hasta que, de forma desesperada, ataco su bebida, tomó un largo trago del liquido, todo esto ante la divertida mirada de su novia, y comenzó a sentirse un poco mejor.

Bueno, eso pasa si subestimas el poder del verdoso y picoso wasabi.

 

X de Xacena.

Él era como la xacena de nuestras vidas, nos mantenía unidos, fuertes, nos ayudaba a resistir el peso de nuestras vidas, peso que si dejábamos caer se derrumbaría todo el hogar que se había formado.

Si, gracias papá por ser la xacena de este pequeño hogar, gracias por todos los días que estuviste atento a los conflictos, todo aquello para que no destruye senos nada. Por ello y mi cosas más...

Muchas gracias, papá

 

Y de Yacija.

No era mucho, pero no sus condiciones el tener donde dormir era un privilegio.

 

Z de Zurdo.

Rodos se sentaron en la mesa menos ella. Se mantuvo observando los puesto, había uno sin cupo junto a su prima, hizo una mueca antes de caminar hasta ella.

—Yo no me puedo sentar allí —fue lo único que dijo antes de mostrarle una leve sonrisa, su familiar solo rodó los ojos para luego levantarse.

Volvió a sonreír y tomó asiento en la esquina, quizá ser zurda tenía sus desventajas, pero en definitiva el no tener que sentarse en medio de dos personas porque los brazos chocaban al hacer cualquier movimiento era un punto a favor.