Imperio de Elérea Elérea, capital del Imperio

Tema en 'Final Fantasy: Crimson Sky' iniciado por MrJake, 14 Julio 2021.

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    MrJake

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    Aidan y Darek cargaron con todas sus fuerzas contra el Bégimo, pero sus barreras le protegieron lo justo como para no desfallecer. Entonces Erin dio un paso al frente, dispuesta a recibir el golpe terrible que, sin duda, daría el monstruo. Zarpa alzada, estuvo a punto de pegarle un poderoso golpe que la habría destrozado, o al menos, le habría fracturado varios huesos. Pero debía ser ella quien lo soportase, ¿no?

    La llamaban "la Coraza", y no sería en vano.

    —¡Muere!

    El grito de Eigis resonó, su pavés, una vez más, chocando contra la zarpa del Bégimo. Sostuvo su impresionante fuerza con las dos manos, y dio un paso. Luego, dos. Caminó, echando hacia atrás al Bégimo.

    Eigis: Embestida (-30 PS) (KO)

    +2 PH
    ¡Aidan sube de nivel!


    —¡Vigila tu otro cuerno, vaca gigante!

    Jason arremetió entonces con su lanza espada, golpeando el otro cuerno del bégimo. Como la primera vez, se desequilibró, dejando de hacer fuerza contra Eigis. Así, la comandante pudo rechazar el golpe, y el bégimo echó hacia atrás su zarpa.

    Casi ni lo vieron entonces, pues fue muy rápido; pero, con saltos de uno a otro lugar, June perforó ambas garras del monstruo, y la sangre empezó a gotear por todas partes. Al final, el bégimo, exhausto, cayó hacia delante, venciéndole el peso de su cuerpo. Pero, furioso, apretó los dientes, un aliento siendo preparado.

    Fue en ese momento cuando Erin notó las manos en sus hombros. A un lado, Aidan. A otro, Darek. Ambos brillaban, con un intenso resplandor amarillo que obtuvieron nada más tocarla.

    —Bríndanos tu magia, Erin —dijo Darek, agarrando la Aymr.

    —¡Sí! Se acabó la destrucción por hoy —comentó Aidan.

    El Relámpago comenzó a correr entonces, detrás de Darek. El Puño se detuvo de pronto, agachándose, y usó Aidan su cuerpo para impulsarse, en un gran salto.

    —¡Dale, Darek!

    La Zweilhander, unida como un bumerang, salió volando describiendo un arco, y chocó de lleno en el rostro del Bégimo, que gritó, estremeciéndose. Darek volvió a emprender la carrera, alzó el hacha, pero le dio la vuelta, dejando la parte roma hacia delante. Con ella, golpeó la espada de Aidan, incrustada en el bégimo, como si fuese un martillo golpeando un clavo. La Zweilhander se introdujo así más en el bégimo, y este, con el cráneo perforado, gruñó una última vez. Su cabeza tocó el suelo, los ojos en blanco.

    ... había terminado.

    Jadeante, Aidan extrajo la espada llena de sangre del cuerpo del monstruo, y chocó la mano con Jason. June y Eigis aparecieron entonces a su lado, suspirando con alivio. Y Darek miró al cielo. Las gotas rojizas... habían dejado de caer.

    Erin pudo ver cómo Darek miraba hacia arriba con ojos entrecerrados, dubitativo, rencoroso, lleno de... ira. Sí, ira pura. Ira hacia la lluvia en sí, y todo lo que representaba.

    Habían acabado con el Bégimo, sí, pero... ¿qué había sido de la ciudad? La destrucción de un distrito entero del barrio residencial era ahora palpable, y los soldados de Elérea se encontrarían matando a los rescoldos de monstruos que habían quedado por allí. El Bégimo era la amenaza más grande de todas, y, sin duda, no era algo que estuviesen habituados a ver por la zona. Las lluvias no solían traer semejantes monstruos, y no en la misma ciudad, en plenas calles. No, aquello no solía pasar.

    Pero pasó esa vez. Un aviso, decía el Emperador Zael que era. Una muestra de poder. Un simple "por si acaso".

    Si eso era un aviso... ¿qué podía suceder en adelante?

    Fin del capítulo 3... y de la parte I del rol.
    Pronto iniciaré yo mismo el capítulo 4, si quieres reaccionar entretanto, adelante.
     
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    PARTE II
    Capítulo 4-3: Nunca más resignación

    Silencio. Cuando las calles de Elérea fueron desprovistas, finalmente, de los monstruos que habían caído por la lluvia carmesí, eso fue todo lo que quedó. El más puro, absoluto y sepulcral silencio.

    Siempre era igual cuando terminaba una lluvia carmesí, pero aquella había sido especialmente duro en quella ocasión: había cuerpos por todas partes, de monstruos y de humanos. Soldados caídos, soldados cansados, civiles llorando y asustados. Destrucción, casas y hogares reducidos a escombros. Caos, pero un caos triste, silencioso, sin alma.

    Lo peor era ver cómo mucha gente que había perdido a familiares, o sus casas, o muchas más cosas... parecía no estar tan afectada. Cuando ya era de día, y había cesado todo, a muchos se les veía recoger los destrozos con nada más que resignación en los ojos. Eso era lo único que sentían: resignación. Porque estaban sumamente acostumbrados a eso. Una persona con una vida de duración promedio, unos sesenta o setenta años, llegaría a vivir un mínimo de cincuenta lluvias carmesíes. Eso decían las estadísticas. Había veces en las que muchos, muchos meses, quizá hasta un par de años, transcurrían sin una; otras veces en las que solo nueve o diez meses intermediaban entre ambas. Aquella, sin embargo, había sido muy, muy precoz. La más precoz que se recordaba en mucho tiempo.

    Y con todo, ¿cómo llorar tanto, si era ley de vida allí, en Elérea, y en todo el mundo? Era lo que todos sabían que iban a vivir, que vivían y que habían vivido. Era un horror que formaba parte del día a día de todos, algo en lo que mucha gente pensaba constantemente. Se podía vivir con el miedo continuo a una lluvia, o, simplemente, con la resignación de que era algo que pasaría tarde o temprano, sin que nada pudiese hacerse por evitarlo.

    ¿O quizá había algo?

    El Emperador caminaba de un lado a otro en la sala del trono al día siguiente, mientras los soldados estaban por las calles, evaluando destrozos y bajas. Era algo rutinario, protocolario casi, en esos momentos. Y Aidan, Erin y Darek no fueron a ayudar a sus soldados, sino que fueron invocados allí mismo por el propio Emperador, con urgencia. Ni Aidan ni Darek se inmutaban; los dos, de hecho, mantenían sus cabezas enfocadas en Zael en todo momento. Decididos, pero sin poder ocultar su malestar general.

    —... gracias por venir —comentó Zael—. Y gracias por parar a esa bestia. Sabía que podía confiar en mis Titanes.

    Zael les agradeció, sí, pero en su tono de voz todo lo que podía notarse era desasosiego, ira y frustración.

    —Habéis comprobado los horrores que puede provocar la lluvia. ¿Visteis... lo que pasó? —señaló con mirada sombría al ventanal a su espalda. Incluso desde ahí ya se adivinaban destrozos varios—. Cayó la lluvia incluso antes de lo que predije. Cayó antes de lo que jamás en la historia se ha registrado. ¿Y por qué fue? Porque los árboles sospechan. Los ángeles sospechan. Y sé bien que esto ha sido solo un aviso. No tienen certeza en absoluto de que hayamos intentado eliminarlos a ellos, pero el ataque a Yggdrassil les ha puesto en alerta, y temen la posibilidad de que estemos urdiendo no ya una conquista de Ilumbra, sino un complot contra ellos. Ese Bégimo que cayó aquí no fue casualidad. Fue meticulosamente colocado en Elérea como aviso.

    U-Un aviso...

    —Habla como si los ángeles tuviesen conciencia, como si los árboles tuviesen conciencia —intervino Aidan, puño apretado—. Créame, Majestad. Después de haber visto lo que sucedió ayer, no tengo ya duda alguna de que, si se puede acabar con la lluvia carmesí, contribuiré a ello. Pero si nos oculta algún tipo de información, algún detalle sobre la verdad detrás de la lluvia, me gustaría saberlo. Porque también sigo convencido de que si se puede lograr evitarla de un modo que no implique guerras y sufrimiento, tomaré esa senda. Pero para eso necesito... entenderlo.

    —No hay nada que entender —sentenció el Emperador—. Lo que viste y lo que te digo es la verdad. Por mi posición, sé cuándo caerá la próxima lluvia. Y se suponía que debía ser en cuatro días desde hoy, lo cual ya era muy pronto... además, iba a ser una lluvia liviana, corta y amable, por ser tan precoz. Nincuna de las dos cosas fue así. Y ese cambio de planes solo puede deberse a lo que digo. Porque sí, Aidan: los ángeles aún albergan conciencia. La mitología de la Iglesia de los Sagrados cuenta que los ángeles murieron en la guerra con el Archidemonio, y que fue su energía, mantenida por los árboles, la que generó la lluvia carmesí.

    >> Pero lo que no cuentan es que esa... energía mágica aún alberga conciencia. Los ángeles una vez fueron seres sintientes e inteligentes, y por mucho que hayan quedado reducidos a mera energía, no dejan de serlo. Lo que hacen los cielos, lo hacen con un objetivo y con una planificación.

    Aidan suspiró.

    —¿Todo por... eliminar a los humanos, cascarones de los antiguos demonios que les mataron? Qué gilipollas esos ángeles. Gozan de una especie de inmortalidad, y sin embargo la dedican a liberar monstruos continuamente por puro rencor. Eso no es motivo, no se justifica. No tienen perdón.

    —... —Zael, de pronto, guardó silencio. Cruzó una mirada con Darek, que tampoco dijo nada. Aidan no se fijó, pero Erin sí: y le daba la sensación de que ese cruce de miradas significaba que estaban diciéndose tácitamente algo. ¿Había, acaso, más aún detrás de toda aquella historia que no había dicho a Aidan todavía? Sí, debía haberlo... porque seguía sin explicarse cómo podía Zael adivinar las lluvias, cómo pudo ser "engañado" esta última vez. Decía que era por su posición como Emperador, pero, ¿qué clase de poderes o conocimientos daba, acaso, la posición de Emperador? Sea como fuere, se aclaró la voz y miró de nuevo a sus tres titanes, decidido—. En cualquier caso. Esto nos pone en una situación comprometida, mis Titanes. Porque tenemos que actuar rápido ahora. Nada de sutilezas. Ha llegado la hora de actuar.

    >> Deberían haber llegado y noticias del norte y del sur, pero imagino que la lluvia lo ha estropeado todo. Ahora mismo, no sabemos nada de lo que acontece en Fayar y en Shinryu, y necesitamos actuar pronto. Por eso, plneo enviar efectivos a ambos lugares. Además, dos de los Profetas están en esos sitios: tenemos a la Profeta que creemos vinculada a Baobab, el árbol de Kholod, en Sahgwa, capturada; y Shen, el Profeta que creemos vinculado a Yggdrassil, debe estar muerto en el Shinryu. Eso nos deja otros tres Profetas... y solo conocemos uno más.

    —La Suma Sacerdotisa Áurea —aseveró Aidan, tragando saliva.

    Zael asintió.

    —Exacto. Además de eso, tenemos en nuestro poder el orbe del sur, y nos falta el del norte, que Loke debe haber recuperado ya a estas alturas. Y eso es algo que tenemos que asegurar, también. Por no hablar de que tenemos que cuidarnos de la eventual guerra que puede producirse entre Shirnyu y Elérea... aunque contamos con que Elcid Albus cederá ante nuestras pretensiones y no iniciará enfrentamiento bélico alguno, es un frente que debemos cubrir.

    >> Con eso, solo nos faltaría acabar con los Profetas que conocemos y encontrar a los dos que nos faltan. Pero sería prioritario zanjar cuanto antes lo que ya conocemos, porque, como digo, vamos con la soga al cuello, así que tenemos que actuar rápido.

    Se acercó a ellos, bajando los escalones. Y señaló a Aidan.

    —Aidan. Imagino que tú deseas todavía bajar a Fayar y hablar con la Profeta, ¿cierto? Siendo así, te dejaré encargado de ir allá y revisar la situación en el país, y al mismo tiempo, te dejaré que converses, si lo deseas, con la Profeta. Ello bajo una condición muy clara: si no consigues convencerla de frenr la lluvia, deberá morir ahí mismo. Ya no podemos extraer nada más de ella, hay que acabar con otra cuanto antes. ¿Entendido?

    Aunque no le gustó la segunda parte del plan, algo resignado, Aidan terminó por asentir.

    —... sí, Majestad. Entendido.

    Luego señaló a Darek.

    —Bien. Darek. Tú eres quien más conoce de los entresijos que acontecen en el norte, y allí está Loke, así como, si no he sido mal informado, tus dos comandantes. Es menester que compruebes la situación en el Norte, que asegures que Loke ha logrado su propósito y ha obtenido el orbe, que ha logrado dejar la situación con Shinryu de la forma más pacífica posible y, sobre todo, que Shen está bien muerto. Por eso, irás a Shinryu. ¿Correcto?

    Darek se llevó la mano al pecho.

    —Por supuesto, Majestad.

    Finalmente, caminó frente a Erin y la miró de cerca. Iba a asignarle su misión, pero el propio emperador parecía dudar... y teniendo en cuenta que los cabos atados que tenían que asegurarse de zanjar eran los referentes a Shinryu, el orbe y Shen, y a la Profeta del sur, a ella solo podían mandarle a acompañar a uno de sus compañeros, o bien a quedarse allí en Elérea. Sin embargo, de nuevo, el Emperador no parecía tenerlo claro. Como si adivinase en los ojos de Erin que era aún la más escéptica a todo esto, como si supiese que su pasado, su legado como Elroy, la hiciese seguir albergando dudas.

    Por eso, casi parecía estar... invitándole a dar su opinión.

    >> Quiero ir con Aidan a Fayar.
    >> Quiero ir con Darek a Shinryu.
    >> Quiero quedarme aquí para proteger Elérea.

    Yáahl
     
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    Erin Elroy

    El caos que había provocado la lluvia no tenía precedentes, no era solo que había caído antes de lo anticipado por Zael, fue la violencia que cargó consigo. Elérea estaba llena de escombros, de cuerpos y de una resignación dolorosa en cada persona que tenía que levantar del suelo lo poco que conservaba, siendo eso a veces la mera vida. Cada persona estaba hecha a la idea de que había que vivir con la lluvia, que si uno tenía suerte había años menos agresivos como mucho, pero este silencio lo decía.

    Que estas personas no creían que hubiese más opción.

    Sin embargo, ¿la había?

    No tuvimos la oportunidad de ayudar a nuestros soldados, fuimos llamados por el Emperador rápidamente y correspondía atender. La inquietud de Zael se me propagó al cuerpo apenas verlo andar de un lado al otro en la sala, lo seguí con la vista en silencio, lo mismo que Aidan y Darek, y presioné los puños para enfocar algo de esa ansiedad ajena en otra cosa, por pequeña que fuese.

    Nos agradeció aunque en su voz no hubiese más que frustración y emociones de un calibre similar, la verdad es que no era necesario ni por protocolo, éramos Titanes por mucho que nuestras ideas colisionaran o no con las suyas o entre nosotros y en momentos como esos, vitales, nos olvidaríamos de todo para proteger a Elérea, a su gente y a nuestro Emperador.

    Deslicé la mirada al ventanal cuando lo señaló, incluso desde allí el caos era evidente y tomé aire despacio al escucharlo decir que en efecto era un aviso de los ángeles, que así no tuvieran certeza de que intentáramos eliminarlos a ellos, habían actuado de forma anticipada. Tenían conciencia, para ese momento no quedaban ya dudas, por más que fuesen energía condensada estaban planificando y lo habían hecho siempre.

    Pasaba que ahora estábamos en medio de esos planes.

    La voz de Aidan me hizo mirarlo de reojo, señaló un par de cosas, pidió más respuestas que claramente no consiguió y poco más. No importaba cuánto pretendiéramos que Zael nos dijera más cosas, esos secretos de Emperador como lo era la predicción de la lluvia carmesí se quedarían con él y no nos quedaría más que movernos con la información que nos había permitido. De ahí precisamente mis dudas y Zael debía saberlo, que la sangre que cargaba conmigo me volvía desconfiada, cautelosa precisamente en estas situaciones.

    Porque todo podía repetirse, porque podíamos fracasar. ¿Y con qué cara me haría llamar Coraza en semejante caso? ¿Cómo podría otro Elroy permitir que todo volviese a ocurrir de la misma manera?

    El cruce de miradas entre Zael y Darek no me pasó inadvertido siendo que no estaba formando parte de la conversación como tal, fue un mensaje entre ellos, vete a saber de qué clase, pero algo se dijeron con ese simple gesto. Había cosas que Darek sabía que nunca sabríamos nosotros por obvias razones, pero en algún momento tenía la sensación de que eso podría condenarnos a los tres, incluso al mismo Zael con sus secretos.

    Como fuese, pronto le asignó una tarea a cada uno de mis compañeros y con todo agradecí que a pesar del caos no se hubiese olvidado de la petición de Aidan de hablar con la Profeta, más que olvidarla agradecí que no acabar por desecharla aunque imaginaba que tampoco era un lujo que pudiese darse. De nuevo, era preferible tenernos de su lado que tener que sacarnos del camino como basura, cosa que tampoco le costaría demasiado si debía hacerlo.

    De todas formas lo vi caminar frente a mí, mirándome, y me di cuenta que así como yo dudaba todavía él también tenía sus reservas hacia mí en particular. Tenía dos opciones, ¿no? Ir con Aidan o ir con Darek, la tercera era permanecer en Elérea suponía, pero el Emperador a estas alturas no sabía qué hacer conmigo y no podía culparlo por ello, así como realmente él no podía culparme por la resistencia que aunque no externalizara estaba allí.

    Elérea tenía nuestros soldados, Eigis, June y Jason, todos los demás. No quedaba desprotegida y en nuestra ausencia, sin lluvia carmesí claro, había quedado más que demostrado, pero aún así una parte de mí no estaba segura de dejar la capital sin la protección de, por lo menos, uno de nosotros cosa que estaríamos haciendo si iba con uno o con el otro. A pesar de todo, Zael estaba dispuesto a eso también, enviar a los Titanes fuera.

    Y yo todavía necesitaba información, ¿no?

    —La Profeta de Fayar —comencé luego de haberlo pensado un rato—, dada la situación me gustaría tener contacto con ella también de ser posible antes de tener que recurrir a la fuerza. Elérea quedaría bajo la protección de nuestros soldados, como fue cuando ocurrió lo del Portón del Norte.

    Guardé silencio un momento, procesando lo que iba a decir.

    >>Si no logramos convencerla, procederemos como nos está indicando, Majestad.


    >> Con Aidan a Fayar.

    agárrenme que vengo con los tOCHOS
     
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    MrJake

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    Zael escuchó atentamente a Erin. Se llevó una mano al mentón, frotándolo ligeramente, mientras le hablaba.

    —Ya. Quieres ir a Fayar para poder conversar con la Profeta, ¿no es así? ... entiendo.

    Se giró entonces, caminando hasta el ventanal. Aidan miró entonces a Erin de reojo, buscando su complicidad. Él también se sentiría cómodo, claro, si al final terminasen yendo juntos al sur. Sin embargo, el Emperador, manos a la espalda, empezó a negar con la cabeza.

    —Lo siento, Erin. Pero hacia allá ya irá Aidan. Y sois mis tres mejores soldados; si tenemos varios flancos que cubrir, no os necesito juntos. Os necesito a cada uno en uno diferente. Sobre todo cuando el tiempo está en nuestra contra.

    Darek tomó aire, tensándose de pronto.

    —Y sin embargo —comentó el Emperador, dándose la vuelta lentamente—, sé que el legado Elroy corre por tus venas. Y sé lo que eso implica. Imagino que tu deseo de ir al sur pasa por intentar evitar de todas las formas posibles una confrontación, buscando la colaboración de la Profeta. Y temo que tu trasfondo te afecte en tu decisión y esa parte de "procederemos como nos está indicando" no sea... finalmente la forma en la que procederás.

    >> Por eso, Erin, veo esa duda en tus ojos. Y no quiero entre mis filas gente con dudas. Pero lo que me pides demuestra que las tienes, y-

    De pronto, Darek intervino, rápido y con voz decidida, interrumpiendo a Zael. Su tono ronco se hizo algo más grave aún cuando habló, haciéndolo con un deje de desesperación. Quizá el Emperador aún no iba en esa dirección, pero Darek se temió lo peor y trató de atajarlo antes de que la cosa se torciese. Por eso dijo lo que dijo.

    —¡Majestad! Áurea. Falta... falta Áurea.

    —... ¿Áurea, dices?

    Darek asintió.

    —Aidan irá a ver a la profeta capturada en Fayar. Yo verificaré la situación de Shen y del norte. Pero... aún nos faltaría la Suma Sacerdotisa. La Profeta de Áurea. Una que es públicamente conocida y de la que tarde o temprano tendríamos que buscar confrontación. Si su idea es ir cuanto antes a por aquellos profetas que ya conocemos, ella es una de las que conocemos, ¿no? Y si la idea de Erin pasa por intentar dialogar con una Profeta para tratar de convencerla, como Aidan... no se me ocurre mejor opción que la Suma Sacerdotisa. Podremos así intentar convencer a dos Profetas. No solo a una.

    —... —Zael pareció valorarlo seriamente, de nuevo con mano en el mentón. Viendo que aún no lo tenía claro, Darek insistió.

    —Su duda acerca de Erin versa en torno a su legado como Elroy. Siendo descendiente del Carnicero, usted sabe que aceptar las guerras que usted puede llegar a desatar para erradicar la lluvia es algo que ella no aceptaría al cien por cien nunca, y por ello, es la Titán que más dudas le puede suscitar. Pero precisamente por eso es idónea para ir Áurea. La Sacerdotisa es la más protegida de todas las Profetas que conocemos; necesitamos tantear el terreno para poder atacarla. Y la presencia de soldados eleanos allí, sin duda, generará conflicto, sobre todo si ella intuye con sus poderes cuáles son nuestras intenciones. Pero si va Erin... verá que su intención es intentar conversar con ella, dialogar. Podrá entrar, podrá tratar de atajarlo de forma amistosa. Y si no lo consigue, aunque vuelva con las manos vacías porque no pueda desafiar a los áureos en su terreno, lo habrá intentado, y podrá incluso traer información útil. Se mire como se mire... es un destino mucho más provechoso para Erin que cualquier otro que pueda pensar.

    —... Áurea, ¿eh? —Zael, de nuevo, caminó hasta el ventanal, mirándolo por unos segundos. Erin casi parecía oír el corazón acelerado de Darek, colocado a su lado, con los ojos rosados sin separarse del Emperador. Por eso suspiró tremendamente aliviado cuando este se giró y asintió—. Me parece bien, Darek. Confío en tu criterio; es una buena idea. ¿Qué me dices, Erin? Tus órdenes serán esas, entonces. Irás a Áurea como enviada del Imperio para unas negociaciones oficiales con la Suma Sacerdotisa. No con intenciones beligerantes, pues sabemos que será inútil, pero sí tanto para que puedas comprobar si logras razonar con una profeta, como para aportar toda la información que puedas sobre los áureos. Tarde o temprano, si no se logra la vía pacífica... habrá que abrir guerra con ellos. Por eso, que vayas allí, ciertamente, puede ser útil. Todo lo que extraigas sobre ellos nos podrá servir.

    Sin duda, Zael seguía convencido de que no lograría nada hablando con un Profeta. Él parecía empeñado en la necesidad de acabar con ellos, y sabía, o al menos creía con fervor, que no había otra manera posible de solventarlo. Pero... parecía lo suficientemente dispuesto a intentarlo, por fútil que le pareciese. Sobre todo si lo que se obtuviese en el proceso le serviría para un ataque futuro.

    ***

    Al final, cada uno había recibido una misión, aunque la de Erin fuese una que básicamente propuso Darek. Pronto los tres se hubieron marchado de la sala, y Aidan, suspirando, dijo conforme se alejaban.

    —Imagino que entonces nos separamos, ¿eh? Yo tendré que ir al sur, y saldré ya mismo. Dado que está en Sahgwa la base en la que tienen a la Profeta, según me han comentado Jason y June, cogeré el barco en Portobelo. Imagino que tardará un poco en salir el siguiente, dado que la lluvia carmesí lo complicará todo en los puertos, pero... vosotros iréis en una dirección opuesta.

    —... de todas formas, la situación es similar para Erin, ¿no? Tendrá que coger barco en Hitoki. Y los barcos no saldrán hasta dentro de unos días. Podemos tomarnos nuestro tiempo en el viaje.

    Aidan asintió, sonriendo con tristeza.

    —Sí, ya. Pero igualmente nos separamos. Je. En fin. Erin... escúchame —la miró directamente, poniendo las manos en sus hombros, severo—. Por favor. Haz todo lo posible por convencer a la Sacerdotisa. Evitemos la sangre, ¿vale? Esos Profetas... tienen que saber una forma de parar la lluvia que no pase por hacer guerras ni matarles. Lo sé. Y sé que uno de los dos lo logrará. Uno de nosotros será capaz de lograrlo, lo sé.

    Sonrió una vez más, y se separó de ella. Luego le dio un golpe en la espalda a Darek.

    —Bueno, colegas. Cuidaos. Yo voy a prepararme. Supongo que vosotros... deberíais hacer lo mismo. Vaya días locos, ¿eh? Quién iba a decirnos esto.

    >> Pero al final estamos siempre juntos, aunque nos separemos.

    Y, así, Aidan se fue alejando.

    Aidan abandona el grupo.

    Erin quedó con Darek, que permanecía cruzado de brazos. No hizo en ningún momento mención alguna a su repentina intervención en la reunión con el Emperador. Callado, tomó aire y lo liberó en un pesado suspiro, mirando luego a Erin.

    —... bien. Lo dicho, Erin. Iremos de momento juntos al norte, y en Shinryu nos separaremos. Tenemos objetivos distintos, después de todo. Pero el viaje es el mismo para ambos. Iremos a pie, es lo más sensato; así podremos ir eliminando a los monstruos que haya por el camino. Tras esta lluvia va a hacer falta. Incluso deberíamos hacer una ruta por Elérea antes de irnos; el Emperador dará su aprobación a ello. Después de todo, como dije antes, tu barco tardará en salir. Tenemos prisa, pero no podemos aventurarnos más de lo necesario, después de todo.

    Así que... ya está, ¿eh? Estaba decidido. Iría con Darek al norte, y, cuando pudiese tomar un barco...

    Rumbo a Áurea, ella sola.

    Actualizaciones para tu capítulo:

    - Tras la lluvia carmesí, los monstruos del mapamundi y de las zonas han podido verse afectados... ahora habrá más, y seguramente, más fuertes. El nivel recomendado de las zonas abiertas se ve aumentado, y, al entrar en alguna, asegúrate de ir zona a zona, pues los enemigos encontrados pueden cambiar. También pueden cambiar los enemigos en el mapamundi, por lo que si encuentras un "Nada" seguirá siendo nada, pero si encuentras enemigos, pueden ser otro tipo de enemigos, ¿quién sabe?

    - Tienes acceso al mapamundi de Elérea, a la Gruta de los Cristales, Doli, Portobelo, Pradorrivera y la propia ciudad de Elérea. Asimismo, puedes acceder al Portón del Norte, y tan pronto como lo hagas, eso sí, procederá la historia, así que puedes aprovechar para hacer misiones y demás por Elérea antes.

    - Hay ciudadanos disponibles en todas las poblaciones para usar la habilidad de senda. Recuerda que tienes la posibilidad de fallar hasta 3 veces, y mientras no falles 3 veces, podrás usar la habilidad cuantas veces quieras por capítulo. Tienes además nuevos productos en ciudades y encargos. Oh, y recuerda que puedes hablar con June para recoger lo que la mandaste a hacer el capítulo anterior.
     
    Última edición: 6 Enero 2022
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    Claro que existía la posibilidad de que Zael me negara la opción, es más, era más que probable teniendo en cuenta las circunstancias y la duda que él mismo albergaba sobre mí. No se perdía nada intentando aún así, servía para tantear terreno, aunque por supuesto esa prueba siempre podía desmoronar un área ya de por sí inestable.

    Me tensé cuando por fin mencionó el legado Elroy, de repente sentí el agotamiento en todo el cuerpo luego de la pelea, de la información que se nos había dado, de mis decisiones y las ajenas, y estuve a nada de dar por sentado que eso sería todo. Que ya estaba, iba a sacarme del camino porque no podía permitirse un eslabón flojo en la cadena.

    Además tenía razón, ¿no? Era mi trasfondo el que me hacía resistirme.

    La interrupción de Darek estuvo a nada de hacerme dar un paso hacia atrás, la desesperación en su voz colisionó con mi propia tensión y supe que se había anticipado a lo mismo, como llevaba haciendo desde que nos dejó en el Portón del Norte. Soltó lo de Áurea encima de las palabras del Emperador y no me quedó más que pasar saliva, esperando a que Darek construyera la idea que acababa de dejar sobre la mesa de un golpe seco.

    Se dijo por fin algo que solo se daba por sentado, lo de que como descendiente del Carnicero nunca apoyaría las guerras completamente, así me aseguraran que detendrían la lluvia. No podía, era así de sencillo y si cedía era porque debía poner cosas sobre la balance de forma continúa. Por otro lado, por más que Darek hubiese metido las manos al fuego de repente y poco faltara para que pudiese oír su corazón rebotarle en las costillas, justificó todo perfectamente y nadie iba a discutírselo.

    Zael acabó por aceptar, de forma que pude respirar de nuevo y aflojé los músculos gradualmente mientras daba la nueva orden, asentí con la cabeza una vez de un movimiento algo rígido todavía.

    —Sí, Majestad.

    Ya cada uno tenía sus órdenes, así que era inevitable separarnos y luego de todo lo que había sucedido, era necedad negar que dicha separación pesaba. Aidan iría solo, no dudaba de su capacidad, pero sí habría preferido que tuviese aunque fuese un cómplice que le hiciera compañía, pero no había nada que hacer. No podíamos ponernos quisquillosos en este momento ni nunca realmente, teníamos cosas que hacer.

    Recibí su mirada cuando llamó a mi nombre, imaginé por dónde irían los tiros y suspiré con pesadez, con todo le dediqué una sonrisa ligera porque no había caso en resistirse tampoco.

    —¿Te piensas que eres el único capaz de ser insistente? —Solté el aire por la nariz—. Haré todo lo que tenga al alcance, lo sabes muy bien. Espero lo mismo de ti.

    Lo vi alejarse, me pesó en el pecho, pero insistía en que era lo que correspondía y al menos sabía que una parte del camino lo recorrería con Darek todavía, no era ningún maestro de la expresividad pero eso nunca fue problema. Lo escuché tomar aire, así que enfoqué mi atención en él sabiendo que no diría nada de su intervención en la sala del trono.

    —De acuerdo —concedí viendo que no había mucho más que añadir—. Vamos, deben haber un par de cosas que atender antes de dejar Elérea.

    >>Hablar con June (habilidad de senda del capítulo anterior)
    >>Encargo del Palacio: Eigis.
    >>Habilidad de senda: Jason Comandar: 70%


    permiso iré a llorar por haber tenido que despedirme de uno de mis esposos :(

    97, really????
     
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    MrJake

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    Erin y Darek recorrieron el Palacio brevemente, no solo por ver si era necesaria alguna ayuda, sino también, claro, para despedirse de sus hombres y mujeres en el camino. Se cruzaron pronto con June, que les deseó suerte en el viaje y le entregó a Erin varias piezas de monstruos que había cazado. Ah, cierto, cuando la enviaron el día anterior a despejar la zona de monstruos, antes de caer la lluvia, debió haber recorrido gran parte de Elérea en esas pesquisas. Sus palabras al darle la bolsa de objetos fueron claras, sin embargo:

    —Aidan me dijo que te las diese. Que él no las quería, aunque la orden hubiese sido técnicamente suya. Y que lo considerases su regalo de despedida.

    Ah, ese idiota...


    Varios cuadrantes del mapamundi de Elérea reducen su número de enemigos por este capítulo.
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    - Escama de pez x1
    - Pata de cangrejo x1
    - Cuerno de marfil x1


    Seguidamente, tocó despedirse de Eigis, claro. La encontraron puliendo, como era costumbre, su gran pavés, el Égida, con gran mimo. Eigis cuidaba muchísimo su arma, que era a la vez escudo y arma ofensiva. Erin en persona tenía, de hecho, experiencia manejando paveses, aunque llevase tiempo sin usar uno; pero el de Eigis era especial, sin duda. Ella siempre decía que era un legado familiar, un pavés legendario que sus ancestros tenían desde quién sabe cuando y que pasó de generación en generación. Y que, aunque muchos años fue solo elemento decorativo de su familia y el emblema de la misma, ella decidió desempolvarlo y destinarlo al uso para el que fue diseñado: el combate. Proteger a los suyos.

    Cada vez que había una batalla o salía de exploración, en fin, Eigis pulía el Égida con mimo. Lo mantenía constantemente pulcro y limpio, reluciente casi, asegurándose de que cualquier desperfecto que atravesase por los combates desaparecía para que siguiese como nuevo. En eso se parecía mucho a Arthur, sí; él también solía cuidar excesivamente de su gran mandoble, otra arma hacia la que estaba muy apegado, llamado Levatine.

    Sin duda los dos estaban hechos el uno para el otro.

    —Oh, jefa. He oído las noticias. Corren como la pólvora, me temo. Así que... se marcha de nuevo. Esta vez en una misión, ¿no? Desconozco los detalles, y sé que no debo conocerlos —le dijo, mirando, eso sí, a Darek, como si quisiese asegurarse de recibir su aprobación también, como persona altamente enterada de los entresijos del Emperador que era él—, pero le deseo la mejor de las suertes. A ambos.

    Luego fijó su vista en el Égida nuevamente, y lo hizo moverse ligeramente. La superficie del gigantesco escudo estaba llena de relieves concéntricos. Y algo parecía no convencerle del todo a Eigis...

    —... necesitas pasar por un herrero, bebé —susurró, hablándole al pavés. Por un momento pareció ignorar la presencia de los Titanes, pero pronto alzó la mirada y reaccionó—. ¡Oh! Perdonad, me distraje. N-No es nada, es solo que... mi Égida empieza a necesitar una buena reparación, me temo. Pero es prácticamente imposible encontrar los materiales con los que estaba hecho originalmente. En mi familia cuentan que se usó oro, plata, cobalto y... obsidiana. El mineral legendario, sí.

    Darek frunció el ceño.

    —Ese mineral existe, en efecto. Pero pocos lo han visto. Hoy día no se hacen armas con tal calidad, me temo. No tengo constancia ni de que queden registros sobre la localización de la obsidiana...

    Eigis asintió.

    —Exacto. Me vendría bien tener obsidiana para que la Égida vuelva a tener ese brillo oscuro inexplicable de antaño. Pero... bueno, no pasa nada. Podrá seguir cumpliendo su función a la perfección, aunque deba usar otro metal. Por favor... no quería distraeros. Marchad, pues, ¿sí? Esto no son más que devaneos de una Comandante que mima demasiado a un trozo de metal...

    ... Obsidiana, ¿eh?

    Misión: encuentra y consigue Obsidiana y entrégasela a Eigis.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    Nada más se interpuso en nuestro camino después de aquel gólem, quizás tuviésemos que agradecerlo al hecho de que estuviésemos tan cerca de la capital y la misma estuviese especialmente protegida de monstruos, y nos adentramos en la ciudad en cuanto tuvimos la puerta a nuestro alcance.

    Sabía que a Mark no tenía que hacerle especial ilusión estar ahí, en plena capital del imperio que tanto odiaba, pero a mí me daba bastante igual en tanto pudiésemos sacar algo de provecho del lugar. Era, además, nuestra última parada antes de esperar a Raif (en un principio, claro), así que más me valía prepararme bien antes de irnos.

    Compro: Ultrapoción (50 guiles) + Ultraéter (120 guiles) + Omnipoción (55 guiles) + Cola de fénix x3 (390 guiles)
    Habilidad de senda: Luca, portobelino urbanita (70%) + Raimundo, dolinés melancólico (70%)
    Encargo: Armero

    840 - 50 - 120 - 55 - 390 = 225 guiles
     
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    MrJake

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    Nada más entrar en Elérea, los músculos de Mark se tensaron automáticamente, visiblemente molesto y nervioso. Cada paso por Elérea le hacía contener el aire un poco más, y cuando se cruzaban con algún soldado, atendiendo a la gente que había sufrido perjuicios por la lluvia carmesí, se ponía recto y serio, mirada al frente. Casi como si estuviese haciendo algo malo estando allí, y no quisiese llamar la atención.

    Pero, desde luego, con el moguri al lado, iban a llamar la atención de todas maneras.

    —¡Una ciudad, grande, grande, kupopó! ¡La más grande que ha visto Tilkin nunca! ¡Seguro que hay mil comerciantes, kupó! ¡Y seguro que Tilkin puede encontrar gangas para luego revender por el triple, kupó~! ¡Acompañar a Roxybonito ha sido una gran, gran, gran idea!

    El moguri seguía pegando voces y canturreando. Por supuesto, dos humanos, una de ellas con el aspecto exhuberante de Roxy, el otro con la piel tostada que revelaba su origen desde kilómetros, y acompañados de un moguri cantarín... no eran la cosa más discreta del mundo en Elérea. Suerte que la ciudad pareciese haber sido profundamente afectada por la lluvia, porque solo así evitaron ser el evento del mes en la ciudad.

    —Mira, bola de pelo, ¡un mercado! Hale, vete allí, corre, ¡corre que he escuchado algo de ofertas, a mitad de precio un nosequé! ¡Venga, que te lo quitan!

    —¿¡Kupopó!? ¿¡Dónde!? ¡Ah, no te me escapes, oferta ofertosa, kupóooo!

    Y, así, Mark suspiró aliviado cuando el moguri se alejó.

    —... mejor que cada uno vaya por su lado. Me siento... jodidamente incómodo, y más aún si vamos llamando la atención así. Haz lo que tengas que hacer por aquí, Rox. Yo... esperaré en algún bar o algo. Nos vemos en la posada más cercana, si quieres.

    Y él también se marchó. Ah, genial, ahora estaba sola... y la gente estaba en aquella zona residencial especialmente vulnerable y receptiva. Era hora de que Roxy luciese sus encantos para manipular a unos cuantos hombres simplones, ¿no?

    Obtienes:
    - De Luca: +200 guiles
    - De Raimundo: Hierro, Carbón x2, Mitrilo

    Poco después, además, se encontró con un armero, que tenía una tiendita apartada en el barrio residencial, cerca del barrio marginal de Elérea, sin duda. Parecía molesto por algo, así que bufó al ver a Roxy.

    —¿Qué quieres, chica? Anda, vete, que no tengo humor hoy. Entre la puta lluvia y toda esa... mierda, estoy hasta las narices ya. Ese puto Gólem...

    Oh, ¿Gólem...?

    —¿Huh? ¿Qué miras? Oye, tengo muchos problemas, ¿vale? Con lo jodidamente bien que iba mi negocio, ¡tenía que pasar una lluvia! Y encima mi proveedor ahora no quiere acercarse, porque dice que hay monstruos muy fuertes por la zona y está acojonado. ¡Todo por un puto saco de piedras! Tsk, ojalá los pringaos del ejército lo maten pronto...

    Roxy le dijo entonces que ellos habían matado al Gólem. Le costó creerlo, claro, pero cuando le enseñó las piedras que habían caído de su cuerpo y las examinó, valorando el color y la forma, lo tuvo claro, y, sorprendido, sonrió ampliamente.

    —¡N-No me jodas! ¡Una chica tan joven y con pinta de ser la cosita más delicada del mundo, y te has cargado a un puto gólem! Estoy flipando... ¡ah, pero me has hecho el mes! ¡Ahora mis proveedores llegarán de nuevo!

    Miró a ambos lados, sonriendo con cierta malicia, y se le acercó al oído.

    —¿Sabes? Mi proveedor en realidad me trae cargamentos de minerales desde Doli, pero las piedras y minerales me la sudan. El asunto es que, bueno, tenemos... un pequeño negocio secreto, y me trae unos cuantos nódulos magitek de esos que usa el ejército, ¿sabes? En fin, uno se tiene que buscar la vida, chata... y encontrarás pocos armeros que fabriquen esas armas para gente que no es del ejército.

    >> Claro que solo lo hago para mi gente "vip", por supuesto. Y tú eres más que vip después de haberme ayudado con era mierda de Gólem, así que... ten, mira. Estos son nodos pequeñitos que llevan las torretas y otras armas simplonas del ejército. Así solos sirven de poco, pero cualquier herrero sabría pegarlas a un arma y pum, propiedades mágicas. Eso sí... pocos sabrían extraer esa energía magitek y usarla por su cuenta... pero yo sí. Je, je, je... ¿qué, interesada?

    M-Menudos chanchullos se cocían por ahí, pero... hey. Podría ser útil, aunque no fuese muy legal.


    Misión: mata al Gólem en el mapamundi (cumplido)
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    - Nodo magitek x3
    - ¡Desbloqueado el servicio de síntesis de Artesanía!
     
    Última edición: 13 Enero 2022
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  9.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    Roxanne 'Roxy' Flamair ♥

    Personalmente, no tenía mucho problema con eso de llamar la atención, así que no me importaba demasiado que Tilkin estuviese gritando a pleno pulmón a causa de la emoción. A decir verdad, la lluvia había dejado bastante estragos a su parte y todo el mundo parecía demasiado preocupado por ello como para preocuparse por nosotros, y al menos tenía que admitir que agradecía la tranquilidad que eso nos daba para movernos por la ciudad.

    Mark consiguió distraer a Tilkin con una oferta inventada y él mismo decidió irse a un bar a esperar a que terminase con mis preparaciones, decisión que me vino de lujo para poder pasearme por el lugar sin preocuparme por nada más. No que lo hiciese por regla general, pero siempre me las había apañado muy bien sola, me había acostumbrado a estarlo, y nunca iría a rechazar la oportunidad de estarlo una vez más.

    La gente estaba vulnerable después de la lluvia y eso solo significaba que podía aprovecharme aun más de los hombres simplones que encontrase por ahí, cosa que por supuesto no dudé ni un segundo en hacer. Me conseguí algo de dinero extra y materiales para herramientas sin mucho problema, así que bastante contenta podía irme ya de ahí. Hubo una última cosa que llamó mi atención, sin embargo, y menos mal que decidí acercarme, porque conseguí otro buen beneficio por ello.

    Un señor que atendía lo que parecía ser un puesto de artesanía me explicó que sus proveedor ya no quería acercarse a la zona por culpa de los enemigos que había, especialmente un gólem de la zona, y bueno, la historia se contaba sola. Le dije que habíamos derrotado al gólem en cuestión, enseñándole las piedras que había dejado a su paso como prueba de ello, y el hombre me confió su secreto al haberle hecho tal favor.

    Al final iba a ser verdad que cuanto más grande la ciudad, más corrupción había en ella.

    —Qué interesante~ —canturreé, en un murmullo bajo, tras recibir la información—. No me importaría aprovechar esos beneficios, la verdad~

    Bueno, me da un poquisho de miedo porque no sé si va a funcionar así, pero venga, vamos a intentarlo (?)

    Artesanía: Palo de gogó + Hueso alargado (140 guiles)
     
    Última edición: 13 Enero 2022
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

    Leo
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    Erin Elroy

    Sin mayores sobresaltos pudimos llegar, ahora sí, al bosque chocobo y allí dimos con ellos, como la vez anterior. La verdad eran animales bastante sociables, incluso cuando aparecía gente no era lo que se dice el alma de ninguna fiesta, y estaban dispuestos a ayudarnos con eso de transportarnos, así que todos ganábamos suponía. Acaricié uno, suspiré y me di cuenta que seguía tratando de despertarme del todo luego de la gracia a los pájaros

    —Pues ya está, nos vamos. Pasaremos por Elérea un momento como te dije, Darek, ¿de acuerdo?

    Nos movilizamos mucho más fácil hasta nuestro primer destino, donde hicimos la parada de rigor y sabía que podíamos volver a los chocobos una vez termináramos. Le pedí a Darek que me acompañara a la zona residencial, luego al palacio y ya allí supuse que más nos valía aprovechar el momento, siendo que habíamos tenido que regresar.

    —Sé que andas con ganas de repartir hachazos y eso, pero deberíamos descansar antes de seguir, ¿no crees? Quiero decir, descansar bien.


    -Ultraéter x3: 360
    -Ultra poción x2: 100
    -Omnipoción x2: 110
    -Cola de fénix x2: 260

    Y si me dejas llevarme esto, ya que justo pedí la habilidad en el panel por favor plischu
    -Escudo de plata (+5 defensa mágica, solo es equipable si se posee la habilidad "activar escudo". Otorga un 5% de posibilidades de bloquear golpes especiales): 320

    Total: 1150 guiles creo


    Y descanso pues
     
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    madarauchiha

    madarauchiha Gracias Andy!!! TWT Orientador Game Master

    Aries
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    Una vez Buscobusco nos dejó en la puerta, nos despedimos y él sin aguardar ni un instante salió corriendo al bosque seguramente ¿Estaría bien? Vale que ha estado buscando con ahínco pero me preocupaba que se desorientara y no supiera volver, con la memoria que tiene... aunque bueno, es un chocobo de campo y pese a todo tendrá su familia. Con ese pensamiento empecé a tomar camino al lado de Orion en busca de un lugar en el que descansar, claro que con la exigencias del chocobo plateado se me estaba dificultando un tanto la búsqueda pues, si veía una chocobera grande, estaba muy llena y si era mas pequeña de lo que Orion pensaba, no la quería.

    Al final, en una de las posadas, encontramos la chocobera del tamaño perfecto, limpia y lo suficientemente grande para Orion, así que decidimos quedarnos allí, de hecho, con el transcurso de los minutos me sentía cada vez más cansado y dándole la razón a Orion con que descansa era la mejor solución.

    Vale, me quedo descansando aquí.
     
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    MrJake

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    Tras descansar merecidamente por un tiempo, Orion esperó a Kein en las chocoberizas, y le saludó al verlo.

    —Buena siesta, ¿huh? Falta hacía, después de tanta caminata.

    >> Bueno, al final estamos en la capital. Es hora de buscar algo de información, Kein. Yo no sé qué tan buena idea sea que esté por aquí mucho tiempo, sin embargo; no es por presumir, pero chocobos plateados no se ven todos los días, y soy bien conocido entre los militares por ser el chocobo de Rigel; está claro que llamaré la atención y que podrían reconocerme. No digo que te vaya a pasar algo malo necesariamente, pero si me reconocen como el chocobo de un Comandante, quizá sospechan de ti por ir conmigo, si creen que eres una especie de secuestrador o algo. Sería lógico que intentases secuestrar un chocobo como yo, valemos una fortuna.

    ... "no es por presumir", dijo. Pero bien que presumía, y con creces, ¿eh?

    —El punto es —siguió diciendo— que deberíamos darnos prisa y no pasar aquí más tiempo del necesario. A ver, ¿qué opinas, Kein? ¿Cómo debemos iniciar la búsqueda? Si tenemos un plan claro podremos intentarlo lo más rápido posible. No es como si fuese especialmente sencillo eso de averiguar cómo subir al cielo, pero si hay un sitio con información, es Elérea, ¿no?

    Hmmm, un plan, ¿eh? Kein solo estuvo en este lugar una vez en su vida, persiguiendo a Wedge; y estuvo solo y poco tiempo. No es como si conociese la ciudad muy bien, que digamos, pero sí que había estado en ella un poco. Y Orion, que venía de esta ciudad, debía conocerla mejor. Seguro que si proponía alguna idea, Orion sabría indicarle más cosas al respecto, ¿no?

    A ver, ¿por dónde empezar?


    >> Preguntar a la gente
    >> Ir al sitio ese con tantos "libros"
    >> Ir al Palacio del Emperador a preguntar a los militares
     
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    madarauchiha

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    KEIN
    Desde luego, había dormido mejor que en mucho tiempo pese a que debía reconocer que era extraño que nadie me avisara para despertarme habituado como lo estaba ya. En fin, me aseguré de colocarme bien la ropa, al derecho como me había dicho Rigel que debía colocármela y en orden antes de encaminarme hacia las chocoberizas, en las que espero que Orion haya descansado debidamente, que era más que capaz de quejarse ahora de las condiciones de las misma como si lo viera.

    Gran fue mi sorpresa que no lo hizo, sino que en parte hasta parecía de buen humor, jé,me alegraba horrores saberlo aunque, siendo típico de él no había tiempo para charlas triviales pues pese a su teoría de que alguien que me viera en la capital con un chocobo plateado llamaba la atención y si encima pertenecía a un Comandante como era el caso de Rigel, pero tampoco sabía a dónde ir a buscar información tal como me pedía Orion, ugh... esto ya me frustraba y eso que aún no había empezado a hacer nada, ¿Es que aunque me pillaban con un chocobo sospechosamente similar al de Rigel no podían simplemente llamar a Rigel y que se explicara? ¡Por los dioses! Mira que a los humanos les gustaba complicarse la vida... además Rigel me conocía, y para ponerle la guinda al pastel, Orion ahora se las daba de importante por su color plateado de piel, si es que... en fin, teníamos que trazar un plan sin que el chocobo plateado llamara la atención ¿no? Pues, vale, a ver si ahora me eres de ayuda y tu importancia no se basa meramente en las apariencias y si no quieres pasar aquí más tiempo del necesario, recomendaría encarecidamente que al menos las pistas que me des me resulten útiles.

    — Es fácil, ve indicándome por donde ir y no salgas de las chocoberizas, yo me encargaré de relizar la investigación, no creo que nadie te reconozca y si al menos lo hacen, no te relacionarán conmigo, así que seamos sinceros, de esta forma ambos salimos ganando. Asi que, por donde empezar a buscar. O al menos si quieres ir conmigo, pues debemos como dices ir con cuidado...

    >> Ir al sitio ese con tantos "libros"
     
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    MrJake

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    Kein propuso al final ir a la biblioteca. Recordaba vagamente el lugar, de cuando entró a Elérea siguiendo a Wedge y los demás, y si no recordaba mal, había muchas cosas con más cosas escritas encima. Como esas tablillas que había encontrado Buscobusco, pero de papel, casi como hojas del bosque. ¿Cómo se llamaban? Libros, ¿no?

    —Ah, buena idea —meditó Orion—. Mirar en la Biblioteca es una buena idea, sí. La Biblioteca de Elérea es muy grande, de acceso gratuito y libres, al menos a la mayoría de libros, y seguramente haya muchísima información. Es un buen sitio para empezar. Y, sin embargo, no creo que encuentres ahí evidencia clara de algún método para subir al cielo... no en la zona principal, al menos.

    Uh, así que había algún secreto que Orion conocía, ¿eh? Pero, ¿cómo sabía tanto el chocobo de la biblioteca? Uno pensaría que un chocobo no sabía leer el lenguaje humano, ni mucho menos podría entrar a la biblioteca. ¿Lo sabría por Rigel o algo así? ¿O simplemente estaba muy bien informado de las cosas de Elérea? Sea como sea, ese chocobo era toda una caja de sabiduría y sorpresas, aparentemente. Uno no podía sino preguntarse: ¿por qué le ayudaba, por qué hacía todo eso? ¿Qué ganaba él? Desde ir a proteger el Bosque, hasta acompañar a Kein en esa misión... ¿tenía sentido para un chocobo tan "de ciudad" hacer todo eso? ¿No debería estar buscando a Rigel, en lugar de andar con Kein?

    Bah, quién sabía qué pasaba por su mente.

    —... la Biblioteca tiene una zona secreta y privada —explicó Orion—. Hay una zona en alguna parte llena de libros "prohibidos" por el Imperio. Son solo unos pocos los que aparentemente pueden acceder a ella y los que saben de su existencia. La biblioteca lo oculta del Emperador, porque los libros que ahí se esconden contienen información censurada y que no debe ser conocida por la gente, por lo que sé. Si lo descubriese el Imperio, esos libros desaparecerían de ahí.

    Meditó en silencio unos instantes. De nuevo, ¿c-cómo sabía todo eso...?

    —Si hay algún sitio donde encontrar este tipo de información que buscamos, es ahí. El problema es cómo entrar... hmmm...

    Cómo entrar, ¿eh?

    —Debe haber gente en esta ciudad que tenga autorización para acceder. Alguna contraseña o algo. Debes buscar esa forma de entrar a la zona secreta de la Biblioteca e investigar allí, Kein. Lo dejo en tus manos: yo no debería pasearme mucho por la ciudad, no vaya a ser que me reconozcan. Pero mantenme informado, ¿eh?

    Ah, y así, sin más, le dejaba todo el trabajo a él, ¿eh?

    S-Se decía pronto, ¡averiguar cómo entrar a una zona que ni el Imperio conocía! ¡Y para eso tenía que encontrar a una persona en esa inmensa ciudad que supiese cómo acceder! ¡¡Y convencerle para sacarle la información!! Sonaba a una tarea titánica, increíblemente titánica. Casi imposible. No sabría ni por dónde empezar...

    Si al menos pudiese saber lo que piensan los ciudadanos... quizá podría saber quién conocía la contraseña o lo que fuese sin tener que recorrer todos los recovecos de la ciudad.


    >> Ir a buscar en el barrio bajo (zona oeste)
    >> Ir a buscar en el barrio bajo (zona este)
    >> Ir a buscar en la zona residencial (zona este)
    >> Ir a buscar en la zona residencial (zona oeste)
    >> Ir a buscar en los alrededores del Palacio (zona oeste)
    >> Ir a buscar en los alrededores del Palacio (zona este)
     
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    madarauchiha

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    La verdad, por unos instantes recordé porque dije la biblioteca casi sin pensar, la recordé de cuando me confiaron la misión de descubrir si por las acciones Rigel, Biggs y Wedge habían sido considerados traidores al imperio de Elérea y donde encontré a Wedge. Concordaba con Orion en que era un lugar donde se recopilaba muchísima información, al menos eso me pareció escuchar cuando pregunté sobre el edificio en cuestión en aquél momento, además de que si el mismo Orion me había felicitado por que había sido una buena idea ¡GENIAL! Ahora solo tenía que esto, ¿Que tenía que hacer? Entre tanto libro, ugh ¿Sabía leer siquiera? Imagino que sí, entendía el lenguaje humano.

    De todos modos, pensando en Orion ¿Como narices sabía tanto del sitio? Que yo sepa, pese a que conocía a Rigel, no entendía el lenguaje humano así como hacía yo, por lo que ¿Por qué narices sabía tanto ya no solo de la biblioteca del sitio sinó de que encima tenía una? Espera ¿Sección prohibida? ¿Habría algún diario con información que el imperio no quería que conociésemos? Jo-lín y eso que el imperio parece bastante amable, claro que en mi hogar pasaba lo mismo, los chocobos a veces se ocultaban cosas y siempre había algún conflicto, claro que en su caso siempre eran por nimiedades pero con lo que sé del imperio, puede liarse muy gorda, agh... de todos modos, decidí escucharle y, la verdad con cada palabra que me decía me daba cada vez más ganas de preguntarle como sabía todo ésto pero, con lo presumido que era esas ganas se marchaban con la misma rapidez con la que venían y, a que mentir, era mejor no escuchar como se vanagloriaba constantemente ¿O no? AGH CEREBRO DE KEIN, DECÍDETE.... sha está loco me voy a la mierda, al final de algo tenía que hablar mientras me dedicaba a buscar la forma de jorobar aún más al imperio, Kein por Yggdrassil, te estás buscando problemas porque sí, al final acabarás muerto como si lo vieras.

    — ¿Como sabes tanto de esto? digo... no entiendes el lenguaje humano pero... desde luego parece que tu conocimiento de Elérea resulta extremadamente elevado ¿Como averigüaste lo de la parte prohibida? Pero de acuerdo, seguiré tus instrucciones sobre que buscar, a ver quien sabe donde se halla esa tal "contraseña" ¿Es alguien guapa?—. Pregunté con cierta suavidad pese a que, sus posteriores palabras me dejaron frío cual témpano de hielo.

    "Dejarme...solo con todo el trabajo....ORION, JURO POR LA MADRE CHOCOBA QUE TE PARIÓ QUE CUANDO ESTO ACABE TE PIENSO MONTAR, AUNQUE TU ORGULLO TE HAGA ODIARME TODA TU VIDA, AGH" en cualquier caso, era preferible eso a que me detuvieran, claro que Rigel no se quedaría de brazos cuzados. Esto ya era demasiado descarado hasta para Orion, aunque era preferible que me diera la información que tenía de Elérea antes de partir a buscar gente que tuviera información sobre la entrada, así que me despedí para echarme a andar.

    Un rato después y tratando de asegurarme por donde iba pues todas las calles me parecían iguales me dispuse a escuchar aquí y allá algún tipo de información, aunque si no encontraba nada siempre tenía mi habilidad chachipistachi para poder guiarme, con una ligera sonrisa pensando en como iba a bajar a Orion de esa nuve de orgullo, jeje, será divertido verle la cara...

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    Orion sonrió con cierta malicia cuando Kein le preguntó con tanta vehemencia por el motivo por el que sabía todo eso. Mirándole de lado, dijo:

    —Ay, Kein. Soy un chocobo de ciudad, con muchos años aquí. Uno oye cosas, habla con los demás chocobos de la ciudad... y, sobre todo, se me da bien observar y fijarme en detalles. Dejémoslo ahí —ah, estaba claro que había algo más, pero el muy maldito no iba a decirlo, ¿eh?—. Bueno, venga, anda. A ver si consigues encontrar esa información, ¿sí? Te espero aquí, por si necesitas cualquier cosa.

    Y así, solo, Kein se marchó a explorar, sin un objetivo claro. En el barrio abajo, donde acabó, había... mucha gente. Muchísimas personas. Y él no tenía ni idea de por dónde empezar. Ugh, recorrer la ciudad entera buscando esa información iba a ser un suplicio... si tuviese alguna forma de saber lo que la gente a su alrededor tiene en la cabeza... si pudiese sentir de alguna forma lo que otros piensan, quizá podría ubicar a la persona más fácilmente, ¿no? De lo contrario, iba a pasarse todo el día buscando como un pollo sin cabeza, de un lado a otro.

    E-En fin, a ver qué hacía ahora...


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    "No estás ayudando a que no me vengue en tu orgullo Orioncito~" Eso era lo que pasaba por mi mente en lo que escuchaba nuevamente la explicación del chocobo, el cual además sonreía con esa malicia de saber más de lo que me contaba... esto no va a quedar así ¿eh? pero bueno, tenía prioridades mayores que cumplir pero bueno, su explicación pese a todo era válida. Era alguien observador y eso lo había demostrado y alguien también sociable, eso también estaba más que demostrado y pese a que era un tanto pedante... resultaba lógico y de corazón noble y quizás eso mermara un poco mis ganas de vengarme, ya veré, depende de si me pilla de mal humor o de humor horrible.

    Tras agradecerle por la aclaración, le sonreí y emprendí camino con calma desde fuera de las chocoberizas viendo como la ciudad ahora parecía mucho más animada que la última vez en la que estuve ¿Es que ocurría algo que hubiera motivado tal nivel de movimiento? Seguramente si, o eso o por casualidad la última vez que estuve estaba extrañamente vacía por la presencia militar, ahora aparentemente escasa. Sea como fuere tenía que obtener información sí o sí y tampoco tenía prisa salvo las que me metió Orion para que no nos descubrieran, ugh... Orion, tan listo para lo que quieres y para lo que no, también. Haz algo útil y ve a buscar a tu Rigel y de paso me salvas el culo si me capturan los militares por robo ¿Si? Al menos no estaría yo haciendo el trabajo duro para que tu te estés rascando la chocotripa.

    Minutos después logré llegar a mi primer objetivo, el barrio bajo logrando que al menos durante el transcurso de los minutos, mi mente lograra centrarse en lo que quería que se centrara, en ver la forma de poder entrar en la dichosa biblioteca obteniendo la contraseña, sin embargo al llegar me la encontré llena de gente hablando y gritando distinas cosas. Uno de los niños decidió hacerse el gracioso pegándome una patada en la pierna y una niña decidió tirarme agua por encima, ambos, que parecían amigos empezaron a carcajear en mi presencia y yo con un frío que pela....

    —¡MALDITOS ENANOS! AGH OS MATO OS MATOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO—. Exclamé furioso en lo que las carcajadas de ambos niños empezaron a aumentar de intensidad y la gente de la plaza empezaron a mirarme desconcertados, fijo que, de entre ellos estaban los padres de ese par de niños malcriados.

    MUCHAS PERSONAS Y NO TENGO NINGUNA GANA DE ESTAR PREGUNTÁNDOLE A LOS DEMÁS, ¡CABEZA HAZME COSAS DE CABEZA! Sí, hasta en mi interior estaba gritando como un descosido...

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    Kein se vio algo abrumado ante la enorme cantidad de personas que había. ¿Por dónde empezar a buscar? ¿Cómo preguntarles, siquiera?

    Ugh, era muy difícil... era casi imposible, de hecho...

    Pero entonces, cayó en la cuenta. Cuando esos extraños poderes suyos surgieron, pudo escuchar los pensamientos e ideas de monstruos y chocobos de la zona, incluso de quienes estaban algo lejos. Esos poderes le permitían saber cosas que estaban en las cabezas de la gente... ¿podría servirle?

    Se concentró, intentando activar sus poderes, y... empezó a escuchar voces, mezcladas y rápidas. Constantes, como un río que se desbordaba en su cabeza y la llenaba de información de repente.


    Ideas esporádicas que surgieron en su cabeza, ideas ajenas que suponían un gran peso en las consciencias de la gente...

    "Voy a dejar a mi marido, ya me tiene harta..."

    "L-Le voy a pedir salir, sí... ¡vamos, reúne fuerzas!"

    "Tenemos que mudarnos ya, o ese hombre nos matará"


    "¿Con esto será suficiente para sobrevivir hasta final de este mes...?"

    Sentimientos de alegría, también. Joviales, entusiastas: un nuevo trabajo, un nuevo hijo, un nuevo negocio, una nueva relación. Kein podía ver... casi todo en su cabeza. Eran tantas cosas que resultaba abrumador.

    Y, entre toda esa madeja de pensamientos...

    "... ese tío es un imbécil..."
    "... ¡no quiero ir!..."
    "... no le puedo contar el secreto..."
    "... tengo que hacerlo..."

    Huh, ¿secreto? Intentó centrarse en esa voz, en esos pensamientos. Y de pronto, oleadas de otros tantos relativos a secretos le asaltaron. Como si los hubiese invocado, buscado, seleccionado en su cabeza.

    "Mi mujer no se puede enterar de mi aventura con su hermana..."
    "No puedo contarle a mi padre que voy a morir por esta enfermedad"
    "N-No debo decirle a nadie ese secreto sobre la biblioteca, o papi se meterá en líos..."
    "Debo ocultar mis capacidades mágicas o me tendrán miedo"

    ¿Eh? ¿Qué fue eso...?

    "N-No debo decirle a nadie ese secreto sobre la biblioteca, o papi se meterá en líos..."

    Bingo. Esa persona sabía algo, seguro. Un secreto sobre la biblioteca... tenía que ser.


    "Despertó" de pronto de sus pensamientos, algo agitado y con un profundo pinchazo en la cabeza, un dolor agudo que, por suerte, fue cesando poco a poco. Respiró con esfuerzo, pero pudo volver en sí.

    Había escuchado unos pensamientos... y pudo ver muchas más cosas sobre la persona que los tenía. Era un niño, uno muy asustadizo y responsable, ciertamente... y Kein estaba seguro de que no era especialmente rico. Parecía ser pobre.

    Ese niño tenía la clave. Un niño, pobre, asustadizo y responsable.

    Ahora solo tenía que encontrarlo. Ya sabía a quién buscar.


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    ¡ARGHHHHHHHHHHHHHH! ¿¡QUIEN NARICES LE DIO A LOS HUMANOS LA HABILIDAD DE HABLAR A LA VEZ?! Por Yggdrassil, resulta evidente que pese a todo solo iba a lograr que me estallara la condenada cabeza. Voces por aquí, voces por allá pero a Kein que le den morcilla. Vale... era obvio que nadie me iba a querer ayudar pero es que macho, tampoco es que me ayudaran en lo MÁS MÍNIMO saber si una persona quiere dejar al marido, otra buscaba tener hambre o las preocupaciones económicas de la gente ugh... todo eso era demasiado ya, nada nuevo por un lado y por otro y yo ya empezaba a desesperarme.

    Me mantuve en silencio en lo sucesivo centrándome en las voces, que si, que era irritante no hallar lo que buscaba pero tampoco podía descartar la psoibilidad de que al menos, alguien pudiera saber algo y por mi falta de concentración perdiera dicha oportunidad, así que tras el arrebato inicial cerré los ojos y respiré sin dejar de caminar, al menos hasta que una voz, quizás proveniente de un niño que parecía saber algo pero que no quería decirlo por miedo a que su padre se metiera en líos, así que, pese a que la cabeza me dio un pinchazo que me dolió como la madre que me parió, al menos quise entender que esa voz, ese niño en particular educado, responsable era la solución correcta, aunque ya podría la cabeza dolerme un poquito menos, vamos...digo yo, aunque, eso sí, con al cantidad de barbaridades que he ido escuchando del resto de humanos, la verdad es que al menos parte de la población me empezaba a dar bastante repulsa, suspiré... ojalá no acabe yo como ellos suponiendo que yo fuera humano... claro.

    De entre toda la zona, traté de localizar con la mirada al niño que pudiera corresponder con la voz, por lo que empecé a caminar en dirección a él, a fin de obtener información... O al menos intentarlo.


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    El niño al que Kein se acercó lo miró con curiosidad, algo confuso al inicio. Al ver que Kein se le acercaba, miró a un lado y a otro, un poco asustado y sin saber bien cómo reaccionar. Alzó la mirada, inclinó la cabeza, y, manos a la espalda, susurró:

    —Hola, señor... ¿puedo ayudarle en algo? M-Me temo que mis padres no están por aquí, pero... puedo darle alguna moneda, si lo necesita...

    Ay, el pobre pensaba que estaba siendo atracado. Estaría acostumbrado a eso en aquel barrio, claro. Y, con todo, le habló con toda la educación posible. Kein, de pronto, empezó a sentir una suerte de "energía" emanando del muchacho. Como si presintiese cuáles eran sus sensaciones ante la presencia de Kein.

    Sentía miedo. Miedo de ser atracado, porque aparentemente llevaba una bolsa de monedas que su padre le había confiado para comprar medicinas. Su madre estaba enferma... menuda pena. No, ese niño no tenía ningún secreto. No era el que buscaba.

    El enfoque estaba bien, sí... sería alguien del barrio bajo, o al menos alguien muy pobre. Y era un niño con ese perfil, pero... a este se le veía educado, pero no necesariamente era el chico tranquilo que buscaba. El chico en cuestión era más tímido, este, pese a los nervios, tenía una buena capacidad de dialogar, sí. Tenía que buscar a un niño tranquilo y responsable en el barrio bajo. Si no estaba por ahí... estaría en otra zona.

    El barrio era muy grande, después de todo.

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  1. MrJake
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