Efímero (GaaIno)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por BitchyWitch, 19 Marzo 2008.

  1.  
    BitchyWitch

    BitchyWitch Guest

    Título:
    Efímero (GaaIno)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    3425
    Efímero (GaaIno)

    Capítulo 1 - El Comienzo
    by BitchyWitch

    Summary: Todo es efímero, los amigos, la felicidad, el cariño... todo, incluso la propia vida.

    Nota de la autora: Hola!! ^^ Estoy emocionada porque es el primer fic que publico aquí. Soy escritora hace ya bastante tiempo y publico en otra web bajo el nick de Nolwenn Magicmind. Esto lo aclaro para que nadie piense que las historias que publico aquí (las mismas que allí, vaya, y si puedo algunas nuevas) son plagios o algo así. No, yo soy la autora. Dicho esto, sólo queda que disfrutéis leyendo tanto como yo lo he hecho escribiendo.
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    Puestos y más puestos de comida, artesanía, ropa y antigüedades se agrupaban en torno a la calle mayor de Suna en una noche festiva y animada por músicos callejeros, bailarines, acróbatas y malabaristas. Nunca en la ciudad se había visto tanta gente fuera de sus casas a aquella hora, las cosas habían cambiado, marchaban mejor... porque ya no había miedo, no había terror en el País del Viento, y todo gracias a un chaval de diecisiete años.

    Sabaku no Gaara caminaba despacio entre la marea humana que inundaba el distrito, los niños lo saludaban alegres, emocionados por tener al mismísimo Kazekage frente a ellos, los hombres lo observaban con admiración, las mujeres se sonrojaban a su paso y corrían a cuchichear unas con otras entre risillas y sofocos... y es que el jinchuuriki se había convertido en un adolescente bastante agraciado. Su cabello rojizo había crecido, y aunque seguía estando alborotado (estaba convencido de que siempre sería así), ahora lo llevaba en una especie de melena corta y dejaba que los mechones despuntados cayesen sobre su frente y rostro ocultando parcialmente sus ojos aguamarina, esos ojos que poseían un brillo especial. Los entrenamientos de taijutsu a los que se sometía, aquellos que lograban dejarlo exhausto, comenzaban a dar su fruto, y eso no pasaba desapercibido para nadie, sobre todo si ese nadie era una mujer. Todavía recordaba la vez que Akari, su secretaria, se había colado en su despacho y cuando él llegó y abrió la puerta se encontró con la mujer desnuda sobre la mesa en una pose sugerente, y lo único que ella dijo fue "por favor Kazekage-sama, ya no aguanto más". Gaara, alucinando, había salido corriendo de allí a refugiarse a su cuarto, y se había pasado el día sofocado e hiperventilando. Nunca se le había ocurrido que alguien pudiese desearlo de aquella forma y era la primera vez que veía a una mujer sin nada de ropa, ni siquiera a su hermana, que ahora vivía en Konoha felizmente comprometida con un ninja... digamos... "problemático". Ahora se pasaba el día tratando de esquivar a las fogosas mujeres del desierto, no tan tímidas como las de la Hoja y dos veces más insistentes.

    Hacía calor esa noche, mucho calor, algo no muy normal teniendo en cuenta que las temperaturas nocturnas solían caer en picado en un lugar como aquel. Enterrado bajo montañas de papeles y documentos para revisar y firmar, Gaara había decidido mandar a la mierda el trabajo y salir a tomar el aire. Tratando de pasar un poco desapercibido, había dejado las ropas oficiales del Kazekage a un lado y se había puesto algo más cómodo y fresco, pantalones holgados de lino, camiseta sin mangas y mocasines, lo habitual en un hombre del desierto. Harto de que el pelo se le descontrolase a la mínima de cambio se había atrevido con un truco ideado por su hermana que según ella lo hacía parecer misterioso y sexy a la vez: había cogido una pañoleta negra de seda, regalo de Kankurô hacía ya mucho tiempo, y se la había atado en la cabeza. Lo primero que le había pasado por la mente tras mirarse en el espejo de su cuarto había sido "estoy ridículo", y lo segundo en que pensó fue en que sólo le faltaba coger la katana y colocarse un loro en el hombro para ser confundido con Barba Roja. Sabía que toda aquella parafernalia acabaría por traerle problemas pero aún así había decidido arriesgarse. Ahora observaba a todas aquellas féminas tramando algo contra él y comenzaba a arrepentirse de aquella locura; maldijo a Temari en silencio, sólo a ella podía ocurrírsele semejante disparate.

    Rápidamente se escabulló por un callejón cercano y atisbó aquella taberna que tan bien conocía, aislada del bullicio festivo presente en todas partes, un lugar pequeño y limpio, acogedor. Conocía a Zeshin, el viejo camarero, desde hacía ya unos años. Era un hombre amable y risueño, una de esas personas que transmitía algo especial con sus palabras, sus gestos, un hombre tranquilo que no permitía que nadie tocase su peluquín, sólo Gaara sabía que bajo aquella espesa mata de pelo gris había una calva tan reluciente como una bola de billar. Entró en el local y lo encontró casi vacío, a excepción de un hombre desaliñado sentado en un taburete asiendo una copa de sake, un joven apuesto y fornido apoyado en la barra que observaba algo con mucho interés, y una persona en una mesa alejada a la que no podía distinguir con nitidez. Se adentró más en la estancia y Zeshin sonrió al percatarse de su presencia.

    -¡Kazekage-sama, cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que me honraste con tu visita! -exclamó el viejo emocionado.

    Gaara relajó sus facciones endurecidas y se permitió una media sonrisa. Se aproximó a la barra y apoyó los codos sobre la fría superficie marmolínea.

    -¿Que te apetece tomar? Pide lo que quieras, hoy estoy de tan buen humor que te invita la casa -anunció emocionado.

    -Gracias Zeshin, ponme... pues... si te digo la verdad, no sé que me apetece -dijo Gaara con aire cansado- Estoy tan derrotado que ni siquiera recuerdo cómo pensar...

    -Entonces deja que este viejo cascarrabias elija por ti -pidió el hombre emitiendo una risilla- Esta misma tarde me ha llegado una barrica del mejor licor de moras que puedas imaginar -dijo despareciendo tras las cortinas de cuentas oscuras que ocultaban la bodega a la clientela- Si no acabas rogándome que te regale el barril entero te concederé lo que me pidas, aunque dudo mucho que superes la prueba, su sabor es inigualable -exclamó desde el almacén. El chico suspiró agradecido y divertido al tiempo por la curiosa apuesta.

    -Está bien, acepto tu reto pero si pierdes me debes un favor -dijo Gaara con repentino interés- y si ganas entonces seré yo el que te lo deba a ti -terminó apesadumbrado; iba a ser difícil resistirse, cuando el camarero decía que algo estaba bueno es que en realidad lo estaba, muy bueno, buenísimo, excelente, pero había aceptado por diversión, esa palabra que no existía en su diccionario personal. Tenía que empezar a vivir.

    Zeshin apareció con una reluciente copa similar a las que usaba para servir coñac en ristre, rellena de un líquido oscuro y dos cubitos de hielo, y la dejó sobre la barra frente a él.

    -¿Estás seguro de seguir adelante con la apuesta? -preguntó con sorna. Gaara tan sólo le tendió la mano y la estrechó con la suya.

    -Un trato es un trato -respondió con solemnidad- y no pienso perder ante un anciano de ochenta y dos años -añadió con una sonrisa: sabía que si picaba a Zeshin éste le respondería.

    -Ni yo ante un criajo de diecisiete -dijo el hombre con tozudez. El Kazekage rió ante las ocurrencias de su amigo, un amigo que había sido como un padre para él en los dos últimos años- Cuando quieras... -dijo el camarero invitándole a probar el asombroso licor con una expresión de triunfo en su rostro marcado por el tiempo y la amargura de la pérdida de su mujer, una anciana adorable e increíblemente inteligente muerta pocos días antes del nombramiento del joven shinobi como Jefe de la Aldea.

    Gaara le dirigió una última mirada desafiante a la que el anciano respondió del mismo modo. El chico sonrió y negó con la cabeza: Zeshin no tenía remedio, pero a su edad a ver quien era el listo que le metía en la cabeza que no podía ir por ahí retando a la gente con cosas absurdas como aquella. Al menos pasarían un buen rato. Observó el objeto de la disputa sin pasar por alto la consistencia espesa del líquido y su agradable tono malva. Aproximó la copa a su nariz y aspiró el aroma que de ella se desprendía, su olor era profundamente penetrante. Dirigió el recipiente a sus labios y tomó un sorbo de aquel néctar que le resultó inesperadamente sabroso, suave al paladar, dulce y amargo al tiempo, apreciando un levísimo matiz de hierbas aromáticas, menta probablemente, algo de salvia también... realmente delicioso. Estaba verdaderamente exquisito pero no iba a dejarse ganar tan fácilmente. Posó la copa en la mesa cuidadosamente y clavó la vista en los ojos del viejo.

    -Pasable... -dijo con una mueca desdeñosa.

    -¿Pasable¡¿Pasable?! -exclamó el anciano escandalizado- ¡Eso no te lo crees ni tú! Por Dios... ¿pasable? Eso es un grave insulto a mi licor ¿sabes de dónde viene, dónde lo elaboraron? Pues te lo mostraré chico, ahí dentro tengo un papelajo que lo acredita como una de las mejores bebidas que... -continuó Zeshin adentrándose en la bodega mientras soltaba su perorata.

    Gaara rió complacido, cómo le gustaba enfurecer a su amigo. De nuevo bebió otro sorbo y se deleitó lentamente con su aroma a moras recién recogidas. Un ruido tras él lo sacó de su ensimismamiento momentáneo y se giró. Una mujer avanzaba hacia él con pasos seguros mientras las hebras sedosas de su cabello rubio ondeaban con el vaivén de su cuerpo, una mujer de aspecto enigmático con una sonrisa apacible sobre sus labios rosados. Se detuvo junto a la barra y esperó, parecía buscar a alguien que la atendiese. El Kazekage la observó con detenimiento, explorando con una mirada curiosa su rostro sereno, relajado. Ella se percató y giró la cabeza hacia él, regalándole una mirada azulada indescriptiblemente placentera para sus sentidos, que en respuesta lo traicionaron haciendo que se sonrojase levemente. Giró la cabeza bruscamente y ella emitió una dulce risilla al percibir el suave rubor de sus mejillas. Cuando la diversión cesó, Gaara la miró como si acabase de ver un fantasma, aquello había sido lo más tranquilizador que había escuchado en años, casi balsámico, como un orgasmo onírico: erótico y sedante.

    -Haz... hazlo otra vez... por favor, hazlo de nuevo... yo... -rogó a la joven siendo el mayor atrevimiento que había experimentado en toda su vida; Dios, esa mujer desprendía una calma aterradora, como si se hubiese pasado los dos últimos meses fumando hierba, como si toda la paz existente se hubiese reunido en su cuerpo... y transmitía todo aquel cúmulo de sensaciones con una simple carcajada risueña. Ella lo observó entornando los ojos de cielo de un modo que el shinobi no pudo describir con exactitud, una mirada intrincada, ferozmente inteligente, que casi logró arrancarle un suspiro.

    -¿A qué te refieres? -preguntó con inocencia. Aquella voz le resultaba familiar, podía ser que ya se hubiesen visto antes pero enseguida desechó la idea, sin duda alguna hubiese recordado su deseable risa relajante.

    -Ríe...ríe más... vuelve a reír... -explicó suplicante. Y rió, rió porque la petición le resultaba curiosa, rió porque no le importaba complacer a un desconocido, rió porque le gustaba la manera en que aquel extraño la miraba, rió porque todo lo que concernía al traidor que la había mantenido desesperadamente enamorada tanto tiempo desaparecía por momentos de su mente y rió porque el artífice de tal cambio había sido un tipo que le pedía lo que justamente estaba haciendo.

    Zeshin salió por fin de la bodega esgrimiendo un fajo de papeles de un blanco impoluto que según él acreditaban a su querido licor cómo el mejor de toda la comarca. Pero no habló, no osó decir nada en un principio porque sus ojos experimentaban por primera vez la feliz visión de aquel chico que había tratado como si fuese su hijo sonrojándose ante una mujer, observando tranquilo cómo ella soltaba suaves carcajadas. Se alegró en secreto por él y lo contempló con el orgullo propio de un padre. Pero la señorita estaba ahí por algo y como buen anfitrión que era tendría que acabar con tan alentadora escena para atenderla como se merecía. Se acercó a ella y la interpeló con una radiante sonrisa.

    -Buenas noches, señorita -dijo amablemente sin pasar por alto que Gaara lo estaba taladrando con la mirada casi literalmente por la molesta interrupción- ¿Qué he de servirle a tan bella dama? -preguntó con mucho teatro. La joven le sonrió agradecida.

    -Pues... no sé... quizá... ¿lo mismo que a él? -propuso señalando al Kazekage.

    -Tiene usted un instinto infalible en cuanto a bebidas se refiere, señorita -dijo el hombre ganándose una sonrisa de la chica- no como otros... -añadió en un murmullo observando a Gaara por el rabillo del ojo. Éste desvió la mirada y ella rió de nuevo obligando al shinobi a observarla de nuevo con aquella expresión de niño pequeño con un caramelo. Zeshin fue a buscar una botella de licor de moras y los dos jóvenes se quedaron de nuevo a solas.

    -Bueno, y... ¿qué te trae por aquí? -preguntó el Kazekage más rojo que blanco.

    -Me he trasladado a vivir aquí desde Konoha, Sunagakure es un lugar tranquilo y yo necesito olvidar muchas cosas... -explicó ella apoyándose en el frío mármol de la barra. Su mirada pareció perdida en el vacío de pronto.

    Y de pronto la reconoció, Ino, la compañera de equipo de su recién estrenado cuñado. Gaara clavó la vista en ella y por primera vez en toda su miserable existencia decidió dejarse llevar por un impulso. Alargó la mano hasta su mejilla y paseó los dedos sobre la piel suave. La joven no se sonrojó, no parpadeó, no habló...suspiró.

    -¿Cómo... cómo te llamas? -balbuceó finalmente.

    -¿No me recuerdas?... -murmuró Gaara, y sonrió al ver su expresión de desconcierto. Sintiéndose manejado por algún tipo de emoción desconocida para él, se aproximó a ella y besó sus labios, un contacto simple y sencillo, suave, tierno... Abarcó sus mejillas rosadas con las manos y trató de profundizar más lo que era el primer beso que había experimentado en toda su vida, a lo que ella no se negó dejándose llevar por aquel cúmulo de sensaciones que el Kazekage provocaba en ella. El recuerdo de aquel hombre voló hacia su mente y amenazó con detener toda aquella locura, pero si había alguien que controlase bien las mentes esa era Yamanaka Ino y la figura de un amor olvidado fue de inmediato desterrada de los confines más oscuros de sí misma.

    Gaara creyó que el mundo se le venía encima cuando rompió el contacto que los unía.

    -No importa... -susurró. Asió su mano y tiró de ella débilmente indicándole que la siguiera fuera del local. Minutos después, Zeshin salió de la bodega con una botella en la mano pero en la taberna sólo se encontraban aquel hombre ajado sentado en la barra y el joven que continuaba observando algo con admiración. Su boca se ensanchó en la sonrisa más grande que nunca había esbozado y volvió a sus quehaceres muy complacido.

    Gaara e Ino corrían calle arriba cogidos de la mano intentando esquivar a la multitud para llegar a algún rincón íntimo pero el shinobi no era de piedra, por lo que se paró de pronto y de nuevo la besó allí mismo. Sólo existían ellos dos y las sonrisas, las benditas sonrisas que ella le dedicaba con devoción...

    La explosión inmediatamente posterior se dejó oír en todo el País del Viento.
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    Nota de la autora: Espero sinceramente que os haya gustado y opineis sobre ello. Segundo capítulo: pronto, pronto. Gracias de antemano.

    BitchyWitch
     
  2.  
    blackrose18

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    Re: Efímero (GaaIno)

    Sólo hay algo que debo decirte...

    Separa los párrafos y diálogos con espacio... ese texto junto daña la vista.
    Y no coloques todo con una letra grande y menos en negritas... de nuevo es molesto a los ojos, el color negro y tamaño del foro son cómodos.

    De allí en más, todo bien; tu ortografía es muy buena y usas guiones, sería todo. Y un GaaIno je, no es común pero interesante.
     
  3.  
    jenniffer

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    Re: Efímero (GaaIno)

    hola esta muy pero muy bueno es genial es perfecto
    sabes esa pareja es muy bacana
    esta muy bueno
    siguelo pronto si
     
  4.  
    BitchyWitch

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    Re: Efímero (GaaIno)

    Capítulo 2 - El Final
    by BitchyWitch

    Nota de la autora: Hola ^^ y gracias por vuestros comentarios. He aquí el segundo y último capítulo. Disfrutad...

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    Explosiones, estruendo y confusión, terror. Sunagakure sumida en un remolino de gritos y llantos.

    Gaara se había arrojado al suelo instintivamente con Ino en brazos dejando que los fragmentos de roca cayesen sobre su espalda y no dañasen a la mujer que sostenía. Una nube de polvo los envolvía y frustraba los intentos del shinobi por descubrir la fuente de aquella explosión repentina. Sabía lo que tenía que hacer en situaciones como aquella y si era necesario daría la vida por la Villa, se lo había prometido a sí mismo hacía unos años. Haciendo uso de todas sus fuerzas, se las arregló para quitarse de encima las grandes piedras y se maldijo a sí mismo por haberse dejado la calabaza de arena en el despacho. Antes de que pudiese darse cuenta se produjo otra explosión cerca de la primera derribando dos edificios y sepultando a todo el que pasaba bajo ellos. Un sonido agudo y ensordecedor inundó la ciudad: la sirena de alerta de la villa tronaba a toda potencia. La gente, aterrorizada, chillaba y se deshacía en llantos buscando un lugar seguro donde refugiarse. De pronto, y sin saber de dónde procedían, una lluvia de kunais sobrevoló el cielo estrellado de Suna cayendo sobre todos ellos. Ino, que se revolvía bajo el cuerpo del Kazekage, los vio venir a tiempo y rodó sobre él apartándolos a ambos de una muerte segura. Éste la miró sorprendido pero se levantó sin aparente dificultad y tendió una mano a la kunoichi.

    -¡¿Qué demonios está pasando aquí?! -gritó perdiendo la paciencia.

    Baki apareció de entre las sombras con un escuadrón entero de guerreros ninja tras él.

    -No tenemos mucho tiempo Kazekage-sama, están atacando la aldea, ya hemos enviado mensajeros a Konoha para solicitar refuerzos y Kankurô-sama ha sido avisado del ataque y viene hacia aquí desde la Ola.

    -Kazekage-sama... -Ino comprendió de inmediato, aquel hombre era Gaara del Desierto, el jinchuuriki amigo de Naruto.

    -Esperamos órdenes -dijo Baki.

    -Bien -dijo Gaara- envía un escuadrón a las zonas afectadas y que ayuden en las tareas de rescate... -fue interrumpido por otra explosión, de mayor magnitud que las anteriores, en un edificio cercano- ¡Mierda! Vosotros -exclamó señalando a los ninjas que habían seguido a su antiguo sensei- ¡seguidme, rápido!

    Gaara agarró la mano de Ino y corrió calle arriba con ella y el grupo de guerreros tras ellos.

    -¿Qué vamos a hacer? -gritó ella para hacerse oír entre el revuelo mientras doblaban la esquina.

    -¡Luchar! -exclamó Gaara con decisión- pero no quiero exponeros a ninguno de vosotros... -encontraron la calle cortada por los escombros. Ino se soltó del Kazekage, se aproximó a las rocas que impedían el paso, tomó carrerilla y concentrando chakra en las plantas de los pies de modo similar a como lo hacía Sakura en los puños, lanzó una fuerte patada a la masa pedregosa que se extendía frente a ella quebrándola en miles de pedacitos y dejando el camino libre. La kunoichi cayó de pie sobre el suelo con gran maestría y miró con decisión a los hombres que la observaban perplejos incluyendo a Gaara.

    -Soy una guerrera de la Hoja y pelearé con vosotros -proclamó con determinación.

    Rápidamente cruzaron la avenida hasta toparse con una anciana muerta de miedo a la que la propia Ino se aproximó.

    -¿Está usted bien señora? -preguntó con expresión preocupada. La mujer asintió con dificultad y miró hacia los lados confusa. Pero repentinamente emitió un alarido desgarrador y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos de un bonito azul acuoso, la histeria se había apoderado de ella y giraba entorno a sí misma desesperada. De pronto atisbó la figura de Gaara y llegó hasta él arrojándose a sus brazos.

    -¡¡Kazekage-sama, por favor, mi nieto, le he perdido entre el tumulto y no lo encuentro por ninguna parte, temo que haya... que haya...!! -sollozó la anciana y no pudo continuar aunque Gaara sabía bien a lo que se refería.

    -¡Oh Dios! ¿Es aquel de allí? -Ino había mirado hacia su derecha y a lo lejos había visto la figura de un pequeño atrapado entre los escombros de uno de los edificios derribados que lloraba aterrado llamando a su abuela. La anciana gritó asustada y corrió hacia el lugar. Otra explosión gigantesca impactó contra el edificio contiguo al sitio donde se encontraba el crío.

    -¡¡Señora, no!! -chilló uno de los ninjas advirtiendo el gran peligro al que la mujer se exponía. Gaara reaccionó rápido al ver un diminuto pajarillo blanco posarse junto al niño.

    -¡Kage Bunshin no jutsu! -gritó de pronto colocando las manos en el sello apropiado. Varios clones de sombra aparecieron junto a él y se lanzaron a por la abuela en un desesperado intento por apartarla de la trayectoria de la inminente explosión mientras el verdadero Gaara aplastaba el cuerpo de Ino contra una pared tratando de protegerla.

    -¡¡Cubríos!! -gritó a los soldados. La mujer llegó junto a su nieto esbozando una sonrisa de esperanza, se arrodilló e intentó alcanzarlo. Pero cuando sus manos estaban a punto de tocarse un brillo cegador iluminó la escena. Los clones estaban a un paso de la anciana pero fue demasiado tarde y se desvanecieron en el aire. El estallido fue el más terrible que habían sufrido hasta ahora. Gaara se pegó a Ino todo lo que pudo y atrapó sus labios, aunque fuese el último beso haría que lo recordase de por vida. Los soldados se apiñaron en torno a la pared. Una enorme lluvia de polvo, pequeños fragmentos de roca y sangre cayó sobre todos ellos. Aquella mujer había volado en pedazos junto a su nieto. Y Gaara sabía quienes eran los causantes. Una sombra cruzó sus ojos en cuanto echaron a correr de nuevo. La gente, su gente, estaba muriendo, hombres mujeres y niños masacrados, pero él era Sabaku no Gaara, Kazekage de Sunagakure, y protegería su hogar costase lo que costase aunque eso supusiese entregar su propia vida.

    Pronto llegaron a la torre del Kazekage, que se alzaba majestuosa ante ellos.

    -¡Avisad a Baki y Matsuri para que reúnan a todos los guerreros posibles e id a las murallas con todo el armamento que podáis! ¡¡Ya!! -ordenó Gaara girándose hacia los soldados. Pronto se oyó un fuerte y unánime “¡Sí Kazekage-sama!” y los ninja obedecieron al momento. Tiró de Ino y la hizo subir por la torre hasta alcanzar su despacho. Allí cogió su calabaza de arena y vio cómo su secretaria entraba aterrada en la oficina.

    -¡Kazekage-sama! ¿Qué está ocurriendo? -preguntó desesperada.

    -Tranquilízate Akari, y envía otro mensaje a Tsunade, dile que si es posible que venga vamos a necesitar a Naruto aquí, que lo envíe cuanto antes -dijo a la mujer, si el enemigo era quien él creía que era entonces necesitaría a su amigo con él, sabía que era el mejor y que combinando las fuerzas de los dos habría alguna esperanza. Ella se apresuró a abandonar el lugar y cumplir con lo ordenado.

    Ino y él salieron para dirigirse veloces hacia la azotea. Gaara se aproximó a la barandilla metálica y obtuvo una escalofriante vista de la ciudad en llamas sumida en un auténtico caos, sólo podía oír los gritos de desesperación de su gente, aquellos a los que había jurado proteger. Ino atisbó a lo lejos, posado sobre las murallas, un pequeño grupo de personas ataviadas con capas negras con nubes rojas.

    -Dios mío, son ellos... -susurró preocupada- los refuerzos no llegarán a tiempo, acabarán con Suna antes de que...

    -No... -interrumpió Gaara. Su rostro exhibía una expresión de ira sólo superada por aquellas que mostraba años atrás cuando Shukaku lo poseía. El tapón de corcho de su calabaza salió disparado y la arena comenzó a salir creando una pequeña plataforma en la que subió. Ino montó tras él.

    -Voy contigo.

    -Está bien, pero ten cuidado-dijo. Realmente no quería que la kunoichi le acompañase pero no tenía tiempo para discutir con ella. Justo cuando Ino comenzaba a acomodarse sobre la extraña placa arenosa, Gaara vio un pequeño pajarillo que se aproximaba con mucha velocidad hacia ellos y la empujó lejos; dirigiendo la arena con la mano, la posicionó en forma de escudo frente al animalillo de arcilla. Pero curiosamente no hubo explosión. La figura chocó contra la pantalla de arena y se desvaneció con un humillo extraño. Gaara retiró la arena lentamente y miró hacia Ino para ver si estaba bien. Ella se encontraba algo alejada de él, extrañada por lo ocurrido con el pájaro, pero se giró alterada al oír un ruido extraño tras ella, un sonido semejante a un trino. Y de pronto se encontró rodeada por decenas de pajarillos de arcilla blanca, clones del original, que se encaramaron a su cuerpo.

    -No... -susurró Gaara horrorizado- ...no... -Ino le dirigió una última mirada extraña, exacta a la primera que le había regalado en la taberna de Zeshin, azulada y placentera, una mirada que atormentaría a Sabaku no Gaara en sus pesadillas para el resto de su vida.

    La explosión fue terrible, la onda expansiva se extendió por toda Suna provocando innumerables destrozos y empotrando a Gaara, protegido por su arena, contra la barandilla hasta casi hacer que cayese al vacío. Pero nada más aterrador había en el País del Viento en aquel momento que la imagen del jinchuuriki arrodillado en el suelo y cubierto de la sangre de su dulce pacificadora. Frente a él, sobre el suelo de la azotea, se extendían grandes charcos del líquido rojo, y todavía caía del cielo alguna gota que inevitablemente aterrizaba sobre la superficie de los pequeños lagos carmesíes causando que una leve ola surcase el reflejo del rostro desolado del shinobi.

    Interiormente luchaba y se debatía entre el llanto y el grito, pero se decidió en cuanto su mano sintió el contacto de una larga hebra de cabello rubio ensangrentado que había caído de quién sabe dónde. Lo aferró como si su vida dependiese de ello, haciendo acopio de todas sus fuerzas se levantó y entró en la torre. Minutos después caminaba de nuevo por la azotea sobre la sangre todavía caliente, ya ataviado con sus ropajes de siempre, aún con el pañuelo sobre la cabeza, y expandiendo arena a su alrededor para crear de nuevo la plataforma. Montó en ella, sus facciones endurecidas, sus llameantes ojos oscurecidos por la furia, y una indescriptible sonrisa sádica atravesando aquellos labios que todavía conservaban el sabor agridulce de la muerte. La arena flotó en el aire surcando la noche de Sunagakure y transportando al jinchuuriki hacia un divertido Deidara que esperaba pacientemente en las murallas, sin intención alguna de detener su vuelo.

    Bajo él la ciudad muda y las miradas vueltas hacia el cielo.

    El Kazekage salía a cazar.
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    Nota de la autora: Espero que os haya gustado y dejad en vuestros comentarios besos, tomatazos, pedradas, disparos y demás. Un saludo ^^

    BitchyWitch
     
  5.  
    jenniffer

    jenniffer Entusiasta

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    Re: Efímero (GaaIno)

    noooooooooooooooo
    este no púede ser el final porque tenia que morir no es justo
    bueno mentiras si pude morir de hecho ya esta muerto
    es una historia tragica pero muy muy buena y bonita aunque esto esta mas triste que el final de chrno
    bueno felicidades eres muy buena escribiendo espero pronto otro fic
    chao
     
  6.  
    inoxsai

    inoxsai Iniciado

    Virgo
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    Re: Efímero (GaaIno)

    muy hermosa tu fick muy tragica jeje bueno me encto en pocas palabras jeje

    felicidades por tu fick

    bye
     

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