E de Estudiando

Tema en 'Relatos' iniciado por Ruki V, 24 Febrero 2016.

  1.  
    Ruki V

    Ruki V Usuario popular

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Agosto 2012
    Mensajes:
    548
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    E de Estudiando
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    895
    Participación en la dinámica Días de Abecedario 2.0

    NOTA DE LA AUTORA: Benditas opciones de géneros...
    _____________________________________________________________________________________________________________

    En la cafetería de la escuela, repleta de mesas y sillas, todas ocupadas, se encontraba un aula entera de estudiantes esperando la bendita hora de que les aplicaran el bendito examen de historia de su país. Había unos cuantos que estaban seguros de estar preparados, así que no se molestaban en estudiar. Había unos muchos que no estaban seguros de sacar más que lo suficiente para aprobar, pero conformes con aprobar tampoco se molestaban en estudiar. Otros muchos si estaban estudiando, aunque la mitad se distrajera con facilidad. Y entre los pocos que estudiaban como se supone se debe estudiar estaba Lizbeth, la pelirroja seria de la clase que sacaba las notas más altas, junto a Rubén, más bien uno de los aletas morenos y bien parecidos que se distraía con facilidad y no se le daba mucho estudiar de cualquier modo que a uno se le puede ocurrir.

    Con todo y el inevitable alboroto que armaban sus demás compañeros del aula, Lizbeth hubiera podido concentrarse al cien por ciento estudiando esos detalles que no podía acabar de retener; pero estaba tratando de salvar a su compañero y amigo Rubén de la posibilidad de no aprobar ni con lo mínimo el examen.

    —Estoy diciéndote que no, Lizbeth, no— se quejó Rubén, cerrando de golpe su libro de historia.

    —Rubén, ni siquiera lo estás intentando— le dijo Lizbeth con un pequeño suspiro.

    —Por más que me los repitas, no me entran en la cabeza ninguno de los planes, ni los tratados, ni los pactos, ni las leyes, ni los artículos— dijo Rubén, aumentando poco a poco su tono de voz, frustrado. —¡Ni las fechas, ni los nombres! ¡No Lizbeth!

    —Bueno, Rubén— Lizbeth puso los ojos en blanco. —Entonces ya, por favor, déjame me pongo a repasar lo que a mí no me entra en la cabeza— le dijo con una sonrisa cansada. —El examen es en una hora y lo que yo menos me aprendo son los lugares, los minerales, los países inversionistas… Ya no quiero repasar esto si de todos modos no se te va a grabar.

    —Eres una pésima asesora— dijo él recostando su cabeza en la mesa de la cafetería.

    —Tú eres un pésimo estudiante— dijo ella, sin la más mínima mala intención. —Ni siquiera te molestaste en poner atención a un video que dura treinta tristes minutos. ¡Es más! Si lo vieras dos veces en esta hora que queda, ese resumen en forma de video te bastaría para pasar.

    —Aborrezco la historia— se limitó a responderle el chico.

    —Eres un caso perdido. Necesitas a alguien con más paciencia que yo…— dijo volviendo a enfocar la mirada en su propio libro, aún abierto, cuando Rubén tomó su mano, que descansaba junto al mismo.

    —Nadie me tiene tanta paciencia como tú—dijo mirándola hacia arriba, aún con la cabeza recostada en la mesa.

    Entonces, Rubén se sentó erguido, aún tomando la mano de Lizbeth y aún mirándola. Ella se sonrojó apenas un poco, desviando la mirada y haciendo un perezoso intento de separar su mano de la de Rubén, que al darse cuenta le dio un “leve” apretón, sonriendo ampliamente.

    —Una quiere hacerle un favor al morenazo atleta de la clase— se ríe finalmente Lizbeth —y este viene y decide llamarla pésima asesora, y además triturarle los dedos.

    —Tan dramática— dijo Rubén, negando con la cabeza, soltando su mano y poniéndose de pie.

    —¿A dónde vas? — le preguntó ella, inconscientemente alargando un poco la mano hacia la de Rubén cuando él la aparto.

    —A pedir unos audífonos y buscar un lugar donde ver el video tranquilo; para intentar concentrarme, y no desconcentrarte a ti— dijo él palmeando su cabeza en modo bromista.

    Sin que él se diera cuenta, Lizbeth lo siguió con la mirada hasta que lo vio abandonar la cafetería y suspiró, volviendo, una vez más, a enfocar la mirada en su propio libro, aún abierto. Y cinco segundos después lo cerró, recostando la cabeza sobre él y mirando por la ventana.

    Le era más difícil concentrarse si no lo tenía frente a ella: Al tenerlo de frente, tenía una excelente habilidad para poner una máscara de jugadora de póquer cubriendo sus sentimientos el 99% del tiempo que pasaba con él (que no era mucho realmente). Al tenerlo lejos, tenía la costumbre y existía la posibilidad de que nadie pondría atención a las sonrisas o sonrojos que dejaba ver cuando simplemente pensaba en él. Cuánto se lo negaba a sus pocas amigas, a las que les encantaba molestarla con él. Pero pensaba en él. En el “¿qué tal si…?”.

    Pero, a fin de cuentas, aunque era de lo más cliché, ella era simplemente la pelirroja de la clase que sacaba las notas más altas, y él era un atleta moreno y bien parecido… Que se distraía con facilidad y no se le daba mucho estudiar de cualquier modo que a uno se le puede ocurrir. De ese modo se habían hecho “amigos” y probablemente hasta ahí llegaría su historia. O al menos eso pensaba ella, cuando se detenía a pensar de forma realista.

    En esos momentos, no pensaba en forma realista. Pensaba en el “¿qué tal si…?” en lugar de seguir estudiando. Momentáneamente pasaba a ser del montón de los que no se molestaban en estudiar.
     
    Última edición: 14 Marzo 2016

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso