Microrrelato E de Estrecho

E de Estrecho​

Los armarios son estrechos, oscuros y fríos, a menos que estemos hablando de esos armarios escolares, que mantienen bastante bien el calor.

—¡Aquí están chicas! —. Naty, aún abrazada del brazo de su amiga, cerró los ojos apenas la luz entro. —¡Chicos, las encontré! Y ustedes ¿Qué creen que hacían ahí dentro?

Las chicas se miraron a los ojos por unos momentos, Naty incomoda, Maria sería.

—Nos encerraron unos chicos de cursos mayores, ya saben, son cortos de genio, nada grave —. Sonrió Mar siendo ella la que salía primero del estrecho lugar seguida de Natalia. Los rayos del sol se volvían en verdad agradables.

—Si no las hubiéramos encontrado se habrían quedado encerradas ¡Imagínate! Por suerte la señora Fiona se queda hasta tarde y me prestó las llaves ¿No creen que están un poco grandes para dejarse encerrar? ¡Tienes quince, Mar! — María le hizo un gesto restándole importancia.

—Si, si, claro, ya terminaron las clases ¿Nos podemos ir, no? —preguntó observando por todos lados, no había mochilas por ningún lugar, de seguro todos se habrían marchado. —Naty, vámonos ya, gracias por sacarnos de ahí Lucas —. Agarró de la mano a Natalia marchándose del lugar, su compañero no alcanzó ni a reaccionar cuando ya habían desaparecido por los pasillos.

Caminando hacia la salida se encontraron un par de compañeras que al parecer también las habían estado buscando, según ellas las habían buscado por más de treinta minutos.

—Wow, pensar que estuvimos las dos últimas horas ahí dentro, tendrían que dejar de desperdiciar esa sala y ocuparla para algo —. Habían llegado a la salida del establecimiento. —Y el armario, era más estrecho de lo que esperaba.
—Oye, Mary…
—Aunque creo que soportaría estar en un lugar mucho más estrecho… Contigo sobre todo —. Estaba sonriendo a la nada.
—¡Maria, mi mano! —. Le llamó la atención su compañera, Mar aún la tenía agarrada de la mano ¿Natalia estaba roja de furia o vergüenza?

—Ups —. Soltándola levantó las manos al nivel de su cabeza.

—Nos vemos —. Con el ceño fruncido y cortante voz empezó a caminar con paso acelerado.

—¡Lo siento Naty! ¡Retiro todo lo dicho y hecho!— No le quedo nada más que ir tras su amiga, la cual solo sobaba la picadura de su cuello pensando cuanto dejaría que insistiera antes de perdonarla.

Lo único incierto fue que al día siguiente todos los de cursos mayores negaron haber metido a las chicas en el estrecho armario de la sala abandonada.

Fin​

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Micro-Relato para la actividad días de abecedario, letra E de Estrecho