Romántico E de Enamorada [Días de abecedario]

Esta es mi E para días de abecedario.
Esta vez sigo con mi pareja, pero ahora cuento una historia de antes de que su relación como pareja comenzara.
Este escrito va con esta canción:

Contenido oculto: Sleepover

Espero sea de su agrado, y no les moleste la pareja.

E de Enamorada​

Esa mañana, Valentina, una linda joven de cabello largo y de un intenso negro azabache, ojos de un azul grisáceo, de tez muy blanca, y sus facciones eran todas muy rectas, definidas y bonitas, un tanto alargadas. Se levanta sin ganas de su cama, sabe que va a volver a la escuela y que verá a Ana Paula, la chica más hermosa, dulce, única y divertida que jamás haya conocido.


Desde hace un tiempo atrás se ha dado cuenta que ve a Ana de una forma distinta, al principio no entendía que era lo que le sucedía, que era lo que sentía, pero conforme pasaban los días lo comprendió; es amor, se enamoró de su mejor amiga.

Incluso, tuvo un sueño, que terminó de confirmar sus sentimientos por su mejor amiga; se vio a si misma acurrucada al lado de Ana, se decían cosas hermosas, aunque no las recuerda exactamente, ahora aquel sueño estaba algo borroso, luego se besan, pero el sueño fue cruel y es cuando se besan que despertó.

Se coloca el uniforme, unos jeans azules, una camiseta polo y una chompa azul con rayas verdes, mientras sus pensamientos se transforman en un gran torbellino, sus sentimientos son agridulces. Al terminar baja para desayunar y se encuentra con su madre, quien ya la esperaba.

—Hija, otra vez te quedaste dormida. —Apuntó su madre algo preocupada por su hija. —¿Estas bien?

—Si Ma. —Responde la de ojos azules con un tono distraída. —Es solo que ayer me dormí algo tarde.

Cosa que era cierta la pobre muchacha no había podido dormir, pues había pasado gran parte de la noche mirando al techo pensando en aquella muchacha que le había robado el corazón. Comió junto a su madre en silencio cosa poco común, absorta en sus huevos revueltos.

Al terminar se cepillo los dientes. Y se dispuso a salir para caminar hasta el colegio pues vivía muy cerca. Se colocó los audífonos, selecciono la canción “R U Mine?” de una de sus bandas favoritas, Arctic Monkeys, escucharla le llevaba otra vez ese sentimiento agridulce, pues compartía aquel gusto con su mejor amiga, ese y muchos más.

…​

Para la hora que llego ya había tocado la campana, como siempre estaba tarde. Toco la puerta de su curso un par de veces, espero hasta que el profesor de física le abriera la puerta, entro mirando la sala ya llena y allí junto a la ventana estaba ella. Ana la miraba fijamente tras sus lindos lentes, con sus hermosos ojos melados, sonriéndole con sus blancos dientes, bajo el sol de la mañana su rizado cabello resplandecía con un tono castaño muy claro, tras sus lentes y sobre su piel blanca y liza se esparrancan unas cuantas pecas. A la de finos rasgos le encantaba como la nariz de Ana se arrugaba cuando sonreía, era todo un ángel.

Se apresuró a dirigirse a su asiento, primero saludo a Trece su otra mejor amiga, después se giró para saludar a la chica de los lentes, le dio un tierno beso en la mejilla deseando con todo su ser que hubiese caído sobre sus labios. Se separó rápidamente deseando no sentirse así, se sentó para mirar por la ventana he intentar negar lo que sentía.

…
​

Ya en el recreo Ana se pone en pie y la mira fijamente, intentando llamar su atención, pero la de cabellos negros sigue absorta en sí misma, intentando auto convencerse de que no puede estar enamorada de ella, era totalmente imposible, y lo único que lograría era salir lastimada.

—Valentina… —Empezó a llamar la chica de las pecas mientras se acercaba. —¡Oye! ¿Qué te sucede? Estas muy distraída. —La morena la mira a los ojos, Ana la toma de los hombros.

—Ana… —Decir su nombre le dolía, la miro un buen rato para tomar fuerzas y disimular. —Solo tengo sueño… no pude dormir hasta muy tarde.

La castaña simplemente la abrazo, sabía que mentía, pero no dijo nada, pero también sabía que tarde o temprano lo que su mejor amiga se estaba guardando saldría a la luz. La apretó con mucha fuerza, odiaba verla mal, ella era su pequeño espíritu alegre y por alguna extraña razón no podía sentirse bien si ella no lo estaba.

La de ojos entre azules y grises, al principio no correspondió el abrazo, algo sorprendida y reacia a darle más motivos a su corazón para amarla. Pero después al darse cuenta que negar sus sentimientos era algo muy estúpido y que no lograría hacer, simplemente le correspondió el abrazo cerrando los ojos, el dulce olor de la chica lleno sus fosas nasales. Sonrió de todo corazón.

Esperaría a un milagro para que la castaña la mire de otra forma, para que las dos puedan amarse, y si tal vez nunca llegue a pasar, pero no perdería la esperanza. Y hasta entonces al menos la tendría en su mente…

Fin.