Interior Duchas masculinas

Tema en 'Planta baja' iniciado por Yugen, 23 Noviembre 2020.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Las duchas masculinas están dispuestas frente a las femeninas. Poseen una antesala que conecta con una única habitación compuesta por los cambiadores y lockers, adelante, y las duchas sobre la pared del fondo. Los cambiadores se utilizan generalmente para cambiar el uniforme durante las clases de gimnasia.


    Duchas M y F.png

    Incluidas en: Gimnasio
     
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    Zireael

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    Mi madre estaba hospitalizada, mi hermana se había mantenido a su lado y allí estaba yo, robando oxicodona de la enfermería del Sakura y planeando meterme ácido con este idiota al que, por la llamadita de mierda de Ceres, no había podido follarme la otra noche junto a pelo de chicle. Si tenía prioridades de alguna clase era evidente cómo estaban ordenadas, aunque en sí todo se movía en un espectro sencillo de lo que se podía disfrutar y lo que no.

    Cuando pegó la frente a la mía me quedé prendada a sus ojos un poco porque sí y me tragué la gracia al verlo relamerse los labios por lo de las uñas, ya me estaba viendo que a este podía dejarlo marcado como me saliera del coño.

    Me aparté despacio, lo dejé salir primero antes de escarbar en otro de los muebles hasta dar con la gaveta donde habían dulces o paletas para cuando a algún idiota se le bajaba el azúcar, saqué una paleta de limón y me la llevé a la boca como si nada antes de salir. Ya afuera me sujeté del brazo de Kasun un segundo antes de dejarlo ir y enderezar los pasos hacia la planta baja, finalmente hacia las duchas.

    Me colé en la primera sección, que resultó ser la división de los chicos y me detuve unos segundos en medio de los vestidores sin explicación alguna, me desaté la media coleta y agité la cabeza para dejar libres las ondas.

    —Esta es la sección donde se cambian —dije mientras movía la paleta a un costado de mi boca para poder hablar, señalé hacia otro lado con la cabeza—. Y las duchas.

    Seguí caminando entonces, entrando a las duchas, y me dejé caer en uno de los bancos de madera cruzando una pierna sobre la otra.

    —Bienvenido —solté en húngaro, junto a una risa baja.

    Insane perdona aaaa ayer se me metió una migraña horrible y tuve que atrasar las respuestas pERO AQUÍ ESTOY PARA LOS DESASTRES (?
     
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    Insane

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    La miré de soslayo al meterse la paleta a la boca, denotando las miradas de algunos estudiantes en el pasillo al vernos salir de la enfermería a lo cual evité reír, siguiéndola hacia el piso inferior. Observé el espacio con un aire distraído hasta verla soltarse el cabello, mirándole la melena algo entretenido mientras me explicaba media cosa del lugar que ni me importaba en realidad, continuando sus pasos hasta llegar a las duchas. Saqué las manos de los bolsillos para sacarme la billetera en cuanto me daba la bienvenida en húngaro, a lo cual busqué su mirada con la sonrisa viciosa abriéndose paso en mis labios, escaneándola desde los tobillos, las pantorrillas, los muslos, los labios y deparando en el peridoto de sus ojos.

    —Linda bienvenida —susurré en serbio, sujetando el papel transparente en el cual tenía guardado un pequeño cuadro de LSD que dividí con una facilidad risible, sin siquiera tener contacto directo más que por encima del papelillo. Me guardé la billetera en el bolsillo de regreso y me senté en el mismo banco, pasando las piernas para quedar frente al lateral izquierdo de ella.

    No tenía por qué explicarle una mierda sobre la droga, si se veía veterana y todo la perra esta. Sujeté el palillo de la paleta que traía en los labios entre el pulgar y el índice, instándola con calma para que abriera los labios y sacársela para llevarme el caramelo a mi boca, mordiéndolo para tirar al piso el palillo vacío. Saqué la lengua para mostrarle el caramelo verde con sátira.

    —Aún queda algo de limón —comenté sin dejar de mirarla.
     
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    Zireael

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    Había sentido las miradas de algunos estudiantes encima, nada fuera de lo normal, y seguí caminando como si fuese la puta reina de la colina. En realidad me movía de esa forma en cualquier lugar en el que apareciera, tuviera poder real o no porque de alguna forma siempre me las arreglaba para hacer las cosas como me saliera del coño.

    Lo vi recorrerme con la vista, a lo que solo me limité a balancear la pierna que tenía encima de la otra y dejé salir una risa al escuchar en idioma en el que me respondía. Había escuchado el serbio algunas veces de boca de mi propio padre, era un idioma distinto pero no dejaba de tener el mismo aire de, no sé, ¿casa? Era nostálgico cuando menos.

    Mantuve la vista en él mientras hacía todo el teatro de dividir la droga, con una experticia que no me sorprendía ni un poco, y también cuando se acomodó en la banca. Lo dejé hasta sacarme la paleta de la boca solo para poder seguir divirtiéndome con el espectáculo, estiré más los labios al ver que el idiota sacaba la lengua.

    —Eso veo, sí. Qué mal educado eso de quitarle los dulces a una señorita~

    Estiré la mano para sujetarlo por la camisa, lo jalé hacia adelante y me incliné yo también lo suficiente para cazar su boca al vuelo, me colé sin siquiera pedir permiso deslizando la lengua dentro de su boca y recorriéndola como me vino en gana básicamente. Retrocedí un par de veces, volví a profundizar el beso y lo dejé ir después, soltándole la camisa en el proceso.

    Me relamí los labios de inmediato, dedicándole una sonrisa amplia después.
     
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    Insane

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    Bueno, ya estaba más que enterada que de educado no llevaba nada. En cuanto iba a abrir la boca para hablar la vi llevar una de sus manos a mi camiseta, dejándome jalar por ella para sentir sus labios sobre los míos, metiéndome la lengua como si fuera la puta dueña de mi boca. Presioné entonces contra la suya, entornando ligeramente la mirada a medida que ladeaba la cabeza para tomar control en algún punto, mordiéndole el labio inferior al verla alejarse.

    —Bueno linda, abre la boca —me acerqué un poco más para abrir el papelillo y sujetarla con la zurda del mentón, con algo de tosquedad impresa al llevar mi mano libre a la mitad del cuadrito del ácido y ponerlo en la punta de mi lengua, acercándola lo suficiente para volver a besarla, sin embargo mi lengua se posición por debajo de la de ella, acomodando la droga por la glándula submandibular, alejándome de nueva cuenta.

    Sujeté ahora la parte restante del cuadrillo para hacer exactamente lo mismo conmigo. No mucho después busqué sus ojos de nuevo.

    —Esta generosidad deberías recompensarla —comenté relamiéndome los labios, jugando con las ondas de su cabello entre mis dedos, una, dos, tres veces hasta irlo enmarañando en mis nudillos con un deje claramente malicioso—, como por ejemplo no sé... montarte encima mío mientras pasan los veinte minutos en que esta mierda hace efecto.

    Y la sonrisa de animal se me plasmó como un tatuaje más, permanente en la cara.
     
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    Zireael

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    Era claro que aquí, en esta fracción del infierno, ninguno de los dos iba a ceder. Dos criaturas orgullosas, llenas de confianza peligrosa, era claro que cederle el control a otra persona no estaba entre las decisiones del día, la semana ni el año; simplemente las cosas eran así y ambos éramos conscientes de la mierda, pero como en sí no éramos obsesos del poder podíamos jugar con eso.

    Lo dejé hacer la movida de la droga sin más, porque total luego de dejarme el ácido bajo la lengua se alejó para hacer lo mismo él y yo me quedé en mi lugar, en esperar de lo que fuese. Lo vi enredarse mi cabello en los nudillos sin reaccionar de forma visible, era evidente que no estábamos allí solo para pegarnos un trip en ácido así que el comentario más bien se había hecho esperar.

    Me levanté de la banca, de paso liberándome de su agarre incluso si algunas hebras acababan por quedarse entre sus dedos y di un par de paso hasta gráciles por el espacio, para terminar inclinándome ligeramente sobre él.

    —Voy a necesitar que me ayudes con la posición, guapo —murmuré casi pegada a su rostro, dándole un golpe leve a su rodilla con la pierna.

    Seguí caminando, rodeando la banca en espera de que se acomodara de la misma forma en que había estado yo sentada, es decir, que dejara de tener la puta banca atravesada en medio de las piernas. Hasta me puse a silbar una melodía que ni idea de dónde mierdas me sonaba, fueron algunos segundos si acaso, y cuando finalmente estuvo sentado como debía me acomodé sobre su regazo, pegándome a su entrepierna con maña.

    Colé la mano en el espacio entre nosotros para sujetar su mentón, lo atraje hacia mí y lo besé de nuevas cuentas, otra vez sin ninguna clase de delicadeza porque era evidente que a los dos nos la traía floja. Solté su rostro solo par anclarle la mano en la nuca, pegarme más a él y dejarle ir un suspiro contra la boca con toda intención. Tampoco pedí permiso para comenzar a desabotonarme la blusa mientras la comía la boca como una cabrona, solo lo hice y me detuve a medio camino para presionarme contra su pecho, separando apenas unos milímetros mis labios de los suyos.

    —Me alegra ver que eres un chico de negocios~ —solté con toda la diversión impresa en la voz.


    c h a l e

    nOW MY BLOOD BLEEDS QUICKER THAN MY HEARTBEATS
    QUICKER THAN MY QUICKER THAN MY QUICKER THAN MY :vibing:
     
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    Tenía enredados algunos cabellos en mi mano, a lo cual Tolvaj se levantó. No me esmeré en desenredarlos pese a dejar la mano ligeramente abierta, quedándome con un par de hebras las cuales no demoré en romper al contraer el puño a medida que ella comenzaba a caminar por el espacio, viéndola inclinarse hacia mí no mucho después, a lo cual acaté sin complicaciones porque bueno, si era yo quien más la quería arriba mío. En cuanto me senté como me indicó apoyé la palma izquierda en la madera del banco, posicionando la derecha en su espalda baja al tenerla ya en mi regazo, sintiéndola rozarse con mi entrepierna a lo que terminé ladeando la cabeza ligeramente sin dejar de verla, y entonces recibí sus labios como un engranaje que elevé a un ritmo más ambicioso del que ella había marcado inicialmente, comiéndole la boca como me vino en gana hasta que la cabrona se alejó un milímetro si a mucho, tirándome un suspiro que me hizo ajustar el agarre en el inicio de sus glúteos.

    Deslicé la mirada hacia su escote luego de que me volviera a besar como sino hubiese un mañana, denotando el sostén al irse abriendo los botones con cada movimiento de sus dedos.

    Pero que belleza.

    Sentí sus senos contra mis pectorales pese a continuar ahí la estorbosa tela de mierda. En cuanto a su comentario se me escapó una risa de lo más maldita entre dientes, deslizando la mano por su corta falda hasta escabullirla por debajo de los tablones, nalgueándola inicialmente con algo de piedad pese a la brusquedad inminente.

    —Ya puedo ver que será un placer mantener negocios contigo —murmuré con la voz profunda, nalgueándola de nueva cuenta con la dureza suficiente como para que retumbara el sonido en las paredes, ansioso por ver alguna maldita reacción en su rostro.

    Y luego le devoré los labios, deslizando mi lengua dentro con insistencia a medida que ya con ambas manos la sujetaba de las nalgas para moverla sobre mi entrepierna y causar mayor fricción, apretando la piel sobre su ropa interior con la yema de mis dedos hasta alejarme de su boca y enterrarme en su cuello, mordiendo, chupeteando y besando entorno a la yugular, serpenteando ahora con la mano izquierda por debajo de la blusa escolar, desajustando el sostén con una facilidad ridícula.
     
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    No dejaba nada que desear el pedazo de cabrón este, eso nadie se lo iba a quitar, incluso aumentó el ritmo del beso que ya de por sí era un desastre en sí mismo. El agarre en la espalda baja me hizo presionarme contra él con algo más de insistencia, ni modo, el cuerpo quería lo que quería y me tragué la risa que amenazó con brotarme de garganta al sentir el primer golpe que era apenas una probada. El segundo después del comentario ya llevó fuerza, el sonido de su palma al estamparse contra mi piel hizo eco en el espacio y dejé salir un gemido ya que de por sí parecía buscar un reacción.

    —Eso no lo dudes~

    Ahogué algunos suspiros pesados contra su boca al sentir que el imbécil me sujetaba para empezar a marcar un ritmo, aumentando la fricción, luego volcó toda la atención en mi cuello así que ladeé la cabeza para darle más acceso todavía. La puta sonrisa de hiena solo siguió y siguió ampliándose, llena de la más pura diversión, y terminé de desabotonarme la blusa en lo que Kasun seguía con el numerito de comerme el cuello. Dejé caer la tela al suelo, el sostén pronto siguió el mismo camino y me dispuse a deshacerme también de la camisa ajena para presionar piel contra piel por fin.

    Enredé los dedos en su cabello, allí donde el largo lo permitió en resumidas cuentas y lo separé de mi cuello para volver a devorarle la boca sin miramientos de ninguna clase. ¿Qué decir? Me había quedado con las ganas de que el cabrón me follara y tampoco me interesaba disimularlo.
     
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    Los suspiros contrarios padeciendo contra mis labios solo le echaban leña al fuego, dejando varias marcas sobre la piel de su cuello y hasta tomándome el tiempo para recorrer parte de su tatuaje, ajustando la yema de mis dedos en sus omoplatos mientras observaba de soslayo con la mirada entornada el cómo la blusa caía al suelo y después de ello el sostén, notando el cómo ahora se deshacía de la mía, a lo cual me acomodé para apartar la tela maltrecha quedando ambos con el dorso desnudo, dejándola tirar de mi cabello para sonreírle como un desquiciado ante el calor de sus senos sobre mi pecho, recibiendo sus labios que no demoré en morder mientras enredaba su cabello entre mis dedos, halándola para hacerla quejarse de alguna forma entre el desmedido beso.

    Con lo que me estaba poniendo.

    Empuñé su cabello y la forcé a alejar el rostro cortando el beso luego de unos minutos para descender las pupilas miel oscurecidas hasta sus pezones, volviendo mi vista al peridoto de sus ojos a medida que me relamía los labios.

    —Mira nada más —siseé y con la mano libre la elevé ligeramente por la cadera, inclinándome para hacerme con uno de sus pezones entre mis labios, besando, lamiendo y mordisqueando apenas para repetir el proceso con el otro, no quedando satisfecho hasta escucharla, manteniéndola con el mentón hacia arriba al no dejar ir sus hebras al cabo de un rato, alejándome ligeramente para volver a comerle la boca con algo de ansias.

    La droga de apoco se iba haciendo un espacio en mi cerebro, y follar con el ácido impregnándome la serotonina no era por demás, delicioso.

    —Lo siento preciosa —murmuré contra sus labios al volver mis manos bajo su falda y resolver al reventar la tela de la ropa interior, al no apetecerme quitársela educadamente ni echarla a un lado en ese momento. Deslicé entonces el dedo corazón y anular dentro de su humedad, abriéndome paso para comenzar a masturbarla a la vez que con el pulgar palpaba aquel botón sensible, sin ningún atisbo de piedad al ser tosco en el proceso.

    Mordí deliberadamente su mentón a medida que aumentaba el ritmo.

    Si estaba más duro que la mierda.
     
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    El hijo de puta me estaba dejando marcada, pero no podía importarme menos, de hecho un montón de cosas no interesaban en lo más mínimo en ese punto como el hecho de que era un dominante de cuidado. En realidad en tanto supieran hacerlo me daba bastante igual, la cosa es que un montón se las daban de pito grande y al final del día era una la que los dejaba secos a los malditos, al menos podía decirse que Kasun sabía montarse el show.

    Dejé salir un suspiro pesado en cuanto el cabrón tiró de mi cabello, lo mismo cuando cortó el beso a la fuerza y dejé salir una risa ronca cuando señaló lo que ya era obvio de por sí, si estaba más puesta que la mierda, me encogí de hombros sin más, apoyando las manos en sus hombros cuando alzó mis caderas para hacerse con un pezón. El cabrón atendió uno, luego el otro y pues ni modo, podía darle lo que quería con ese intercambio, así que cada tanto dejé salir un gemido directo del pecho hasta hice el intento de zafarme del agarre en su cabello más que nada para mantenerlo atento que por otra cosa.

    Cuando volvió a mi boca suspiré, deslicé las manos a su nuca y luego a sus hombros, sus clavículas, todo usando el filo de las uñas con una cuota de fuerza añadida. El idiota no tardó en ponerse en acción, aunque se cargó la ropa interior y luego tendría que hacer algo respecto a eso, si éramos honesto, el caso es que no tardó en colar los dedos en mi interior sin pizca alguna de delicadeza y consiguió arrancarme un gemido más prolongado.

    A quién íbamos a engañar, me ponía toda esa brusquedad y que lo dijera Alisha Welsh.

    Me las arreglé para acompasar el movimiento de mis caderas al de sus dedos, para acentuar todavía más el contacto y para hacerle el favorcito seguí echándole los gemidos encima, agudizándolos un poco a conciencia.

    Ahora que lo pensaba cualquiera podía meterse y ver el espectáculo, ¿me importaba? Ni un poco.
     
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    El paseo de sus uñas por mi dorso no hizo más que acentuarme la sonrisa cagada que me traía encima, como si no supiera que la muy perra había identificado lo bien que me iba en todo el rollo del ardor en la piel. La cosa fue cuando escuché aquel gemido al enterrarle los dedos dentro, como una maldita música para mis oídos, destacando por encima de todos los suspiros que me había arrojado anteriormente.

    En definitiva quería seguirle arrancando más de esos.

    Afiancé el agarre en su cabello sin importarme el hecho de que me estaba llevando un par de hebras nuevamente en la mano al hacer un lazo con el mismo al sentirla moviéndose sobre mis dedos, soltando una risa impresa de sagacidad a lo que aumenté el movimiento circular sobre su botón hinchado, volviendo mi boca a su seno izquierdo al verlos rebotar con disfrute, devorándolo con alevosía sin dejar de masturbarla ni un puto segundo, y entonces hablé en un murmuro tenue, que sino estaba tan ida quizá lo entendería.

    —A ver Tolvaj, cuánto aguantas sin correrte —presioné entre mis labios el pezón pellizcándolo sin perder su rostro de vista. ¿Y cómo no? Si las perras salvajes eran las que más se apetecía uno de cabrón por dominar. Dejé ir su cabello para descender por su cuello, instalando la mano alrededor del mismo, justando mi frente con la suya luego de desatender sus senos con un deje de capturar sus labios que quedó a medio camino.

    Ejercí presión en su garganta a la vez que sentía su interior irse estrechando, mordiéndole el labio inferior con fiereza, casi amenazando con dejarla sin aire cada vez que su interior húmedo se contraía entorno a mis dedos.

    Se sentía malditamente bien.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 4
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    Entre toda la puta idea de olla que nos estábamos montando también estaba empezando a sentir el efecto de la droga, que la verdad solo caía como la cereza del pastel en medio de semejante desastre. Si me ponía a contar estábamos rompiendo vete tú a saber cuántas normas, ni siquiera eso, si nos poníamos a hilar estábamos rompiendo hasta leyes con la gracia del ácido, pero bienvenido fuese el caos.

    El hijo de puta afianzó el agarre en el cabello, como si ya no estuviera haciendo lo que le saliera de los huevos, y un suspiro que amenazó con volverse un gemido me escapó de los labios, al final consiguió que lo dejara salir cuando aumentó el movimiento y volvió a centrar la atención en mis pechos. Ni idea de cómo logré escucharlo con el pedazo de extasis que tenía encima, pero el caso es que su murmuro me alcanzó los oídos y volví a largar la risa.

    Antes de darme cuenta de nada me dejó ir el cabello, su agarre pasó a mi cuello entonces a la vez que unía nuestras frentes, me relamí los labios al sentirlo presionar y de nuevo la sonrisa se me quedó pegada al rostro. Reduje el ritmo de mis movimientos pero en su lugar me las arreglé para sustituir la constancia por profundidad, que sus dedos llegaran más adentro.

    Deslicé una mano a su espalda, entre los omoplatos, y enterré las uñas. La otra mano la llevé a la suya, a la que sostenía mi cuello, de forma que lo obligué a aflojar el agarre quisiera o no, pero sin detener el movimiento de mis caderas contra su mano y hablé en un murmuro ronco.

    —Te resolvería la duda existencial si estuviéramos follando como debe ser.
     
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    Me saboreé los dientes al verla cambiar el ritmo por algo más lento, sintiendo como llegaba entre sus paredes más profundo. No podía negarlo, la chica se le notaba experiencia y una malicia que me antojaba aún más el cogérmela sin miramientos. Sentí su caricia y en cuanto me enterró las uñas tensé ligeramente la mandíbula, suavizando el agarre entorno a su cuello al tener la otra mano de ella sobre la mía, entretenido en demasía. Saqué los dedos de su interior sin perder el contacto visual para desabotonar el botón del pantalón. Busqué en el bolsillo y di con el condón, sin embargo me sonreí como a quién se le acaba de rayar el cerebro y le apetece cambiar la posición sin pedir ningún puto permiso de por medio. Me la quité de encima al darle dos palmadas ásperas en la parte posterior de los muslos, acomodándola sobre el banco de madera. Me levanté para quedar de pie tras ella haciéndola elevar las caderas hacia mí luego de casi posicionarla, dejándola en cuatro.

    Y que buena vista.

    Rasgué el preservativo y lo deslicé a lo largo de mi falo.

    —Mira cuanta suerte —murmuré excitado al ser uno de esos texturizados. Haría sentir muy bien a la cabrona por su papel de orientadora en esa academia de mierda. Me acomodé entre sus piernas y levanté su falda hasta su cintura, observando su cuerpo como si lo memorizara en mi cabeza pese a tener los efectos de la droga ya surtiendo efecto.

    Me relamí los labios dando un pase con el índice derecho desde su clítoris hasta el final de sus glúteos, nalgueándola con fuerza para después enterrarme lentamente en su interior, a lo cual sentí mi respiración pesada por la estrechez, gruñendo apenas al sujetarme de su cabello y hacerla mantener la cabeza elevada contra la pared de las duchas, comenzando a follármela sin mesura.
     
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    Mentira sería decir que no estaba disfrutando el asunto como una uta cabrona siendo que me había quedado con las ganas la otra madrugada, digamos que ahora estaba recuperando el tiempo perdido y más que bien. Había salido un polvo, droga, no si es que había sido negocio redondo de verdad.

    La sonrisa que le cruzó por la cara me dijo que había cambiado de planes al vuelo, así que no me sorprendió que me hiciera quitarme de encima suyo y ajustara las posiciones sin pedir permiso de una mierda. Me dejé hacer y todo, de nuevo solo porque este imbécil se estaba montando bien el espectáculo.

    Y allí iba, otro más al saco de los que follaban sin quitar la falda.

    Suspiré con pesadez al sentirlo deslizar el dedo por el clitoris, el golpe volvió a arrancarme un gemido que se prolongó al sentirlo penetrarme por fin. Ajusté la posición apenas lo suficiente para que llegara tan profundo como fuese posible y el imbécil no tardó ni dos putos segundos en volver a sujetarme el cabello e iniciar las embestidas sin delicadeza alguna de por medio.

    Ahora sí estábamos hablando.

    Entre los preliminares, el hecho de que no me lo había podido follar el día que se me cruzó en frente y la puta droga estaba más puesta que la mierda. Cada embestida me lanzaba una oleada de calor en el cuerpo deliciosa, con la capacidad de consumir todo a su paso y su puta madre iba a guardarse los gemidos, incluso si alguien me escuchaba afuera me importaba una mierda.

    —Vamos, cabrón. ¿Eso es todo lo que tienes? —dije en medio de los gemidos, tragándome la risa.

    Ahí iba de nuevo con la estupidez, pero estaba jodidamente cerca de llegar así que más le valía hacer las cosas bien y que me acordara de esa puta follada el resto de la semana. No había cosa que disfrutara más que el dolor muscular que dejaba un buen polvo.
    Yáahl: no debería hacer nada con este dolor de estómago que tengo
    Also Yáahl: ajá y eso cómo afecta a los cerdos de las duchas?
     
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    Entre que la droga me estaba terminando de desinhibir cualquier medición de fuerza, la cabrona con el coño tan caliente ardiendo al estrecharme la polla y los gemidos retumbando por todo el espacio me estaba terminando de nublar la cabeza, si es que la forma en que le estaba dando no tenía ni nombre, y aún así la muy perra terminó retándome como si no fuese yo un maldito vicioso por querer ganármelo todo. Y más aún cuando del sexo se trataba.

    —Ya quisieras —siseé burlón al escucharla articular palabra entre gemidos.

    Pese a que no podía verme una sonrisa filosa se abrió paso, teniendo ya perlado mi cuerpo por el sudor. Entorné la mirada sin dejar de embestirla al levantarla del pelo, forzándola a arquear la espalda para que su cabeza quedara casi en mi hombro de un solo tirón, dejándola imposibilitada de que continuara apoyada en la madera, si quería agarrarse de algo no había más que mis manos u antebrazos para ello. Cubrí su cuello con mi mano libre al llegar profundo en su interior, apretando en torno al mismo cada que golpeaba dentro de ella con un ritmo constante y fuerte.

    —Voy a grabarme en tu puta cabeza —. Sentía que el cuerpo me ardía en placer desmedido, siseando ahora contra su oído, dejando ir su cuello al cabo de unos segundos para meterle en la boca dos de mis dedos, humedeciéndolos con su saliva para descender hasta su clítoris, optando por dar toques rápidos presionando y retirando el tacto sin cesar en conjunto al movimiento de mis caderas. Si es que la tenía tan cogida del cabello que la maldita no podría ni moverse en realidad, y para qué mentir, si lo estaba disfrutando como un malnacido al dejarme ser con otro animal hambriento, faltando poco para acabar.

    Ansioso por verla echar los ojos hacia atrás.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 4
  16.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    No fallaba, ¿verdad? Picarlos a mitad del polvo siempre funcionaba para terminar de zafarles los putos cables, que ni se dijera con este imbécil y la droga que teníamos encima para variar. Su respuesta hizo que un sonido extraño, mezcla de queja y risa, se me escapara en el instante en que lo sentí tirar el cabello haciendo que arqueara la espalda.

    No tenía más puto de apoyo que su cuerpo, ni siquiera me di cuenta que me sujeté a sus brazos y volví a rasguñar, dejando nuevos surcos rojizos sobre su piel. Los gemidos siguieron llenando el espacio, rebotando en las paredes y regresando a mí.

    Voy a grabarme en tu puta cabeza.

    Venga, guapo.

    Un escalofrío de lo más jodido me recorrió el cuerpo al escucharlo y la sonrisa de mierda siguió ampliándose luego de recibir sus dedos en mi boca, antes de que volcara la atención en el clitoris. Entre la asfixia, las embestidas y todo el resto de movidas el calor que tenía encima del cuerpo no había hecho más que seguir aumentando, al final la ola me cayó encima y rodé los ojos al sentir el orgasmo liberarse, tensándome el cuerpo primero y aflojándolo después.

    Había vuelto a enterrarle las uñas, esta vez un poco a conciencia en realidad. Sentía que el puto corazón se me iba a salir por la garganta, nada nuevo, ¿qué clase de follada no te dejaba media muerta de por sí?
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 4
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    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

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    Los arañazos que me estaba dando en el antebrazo era como una especie de disfrute que se amplificaba con el ácido, al encontrarme en un mundo completamente desinhibido en donde me sentía el puto Dios del averno follándome a Satanás en imagen y semejanza de mujer. Gruñí contra su oído mordiendo el lóbulo del mismo al verla llevar los ojos hacia atrás de soslayo, sin detenerme hasta que no mucho después me sentí venir también, recorriéndome un corrientazo en demasía placentero. Agitado recosté apenas el mentón sobre su hombro con una sonrisa cagada en la cara a lo que el ritmo cardíaco se regulaba mínimamente.

    Salí después de ella, soltando su cabello que bastante maltrato se había llevado entre todo el acto, notando después los chupetones que le había dejado en el cuello, y no me la veía cubriéndolos en realidad, así como yo debía esperar a que la piel me sanara de las uñas de mierda que se cargaba la cabrona. Me saqué el condón haciendo un nudo para luego subirme el bóxer y después el pantalón, cogiendo la camiseta del suelo para colocármela y por último me colgué el saco al hombro. Caminé hasta una de las duchas, abriendo la llave para humedecerme las manos y luego de ello el cabello, organizándome la ropa por el mero hecho de que Génesis no lo notara de buenas a primeras.

    Enterré después las manos en los bolsillos y la miré de reojo con el eterno aire burlón, hablándole en serbio:

    —Te veo luego, Tolvaj.

    Salí de las duchas de camino a la cafetería.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 4
  18.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    esta niña vive escuchando música así que tengo que musicalizarle la vida

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    ¿Cuáles eran las probabilidades de haber caído al Sakura precisamente el día de las pruebas físicas? Really. No que me molestara hacer actividad física como tal, pero vamos, ¿no que me había perdido de un muy bonito tour por la escuela culpa de ello? Al menos la profe dijo algo de que podía llevarse a cabo al día siguiente, así que sin quejas por aquí~ Que hablando de ella, ¿a que era kinda a weirdo? No la juzgaba, es decir, si me causaba curiosidad y todo, pero eso. Still a weirdo. En fin, me eché la mañana distrayéndome con la profe y mis compañeros de clase, que a decir verdad había grandes ejemplares aquí y allá. Una no sabía dónde poner los ojos, honestly.

    Lo que más me preocupaba de las pruebas físicas era no tener el uniforme encima, pero le envié un mensaje a mamá a mitad de mañana y para el receso su coche estaba esperando en la puerta. No me dejó atravesar ni medio patio para bajar la ventanilla y agitar el brazo, tan efusiva como siempre, con la bolsa encima. Llevaba las gafas enormes de la mañana pero se había cambiado el vestido, seguro luego de una ducha. Bueno, normal, si el atuendo anterior había sido con el que se había ido la noche anterior. Así y todo, se despertó temprano, vino a casa para llevarme a la escuela y me compró un montón de mis panecillos favoritos con un frapuccino mocha blanco. Best mommy in the world, period!

    Luego de despedirla con un beso en la mejilla volví a calzarme los airpods en los oídos y regresé a la escuela con pasos livianos, tapando el ruido de la escuela debajo de la música. Agité un poco la bolsa acá y allá, di un giro sobre los talones y el cabello acompañó el movimiento. No tenía mucha idea dónde quedaban los cambiadores o si había algunos, pero vi gente saliendo del gimnasio con el uniforme deportivo puesto y pues, hice dos más dos. ¡Los cambiadores tenían que estar dentro!

    Me colé sin una pizca de vergüenza, ignorando el mundo alrededor, y estaba tan metida en el climax de la canción que venía llegando que me zambullí en el primer cambiador que vi con la puerta medianamente abierta. Es decir, creí identificar el azul histórica (y primitivamente) asociado a los hombres, pero de repente... ¿no me importó~? Ni idea, tampoco lo pensé mucho, sólo me dejé llevar y ya.

    Claro, alguien tendría que avisarme de las cámaras de esa jodida escuela para cuidar mejor las cagadas que me clavara.

    El caso fue que, efectivamente, me había colado en el cambiador incorrecto. Que a ver, era un concepto un poquito arcaico, eh, pero Japón era un país arcaico así que si no puedes contra ellos... ¿úneteles? No, eso sería respetar los cambiadores. Ni modo, ¿dónde estaba la diversión en acatar todas las reglas?

    Me hice la sorprendida al echar un vistazo alrededor, de puntillas, como si pretendiera pasar desapercibida. Estiré los brazos y luego los entrelacé a la espalda, la bolsa hizo algo de ruido y me pareció que había algunos muchachos aún dentro. Eh~ Había algo de vapor, ¿acaso llegaba en mal momento?

    —¿Hola? —exclamé al aire, guardándome un airpod en el bolsillo de la falda para oír mejor. Algo de diversión se me coló en la voz y se me ocurrió una tontería—. ¿Marco~?

    Si respondían, ¡juraría que iba a encontrar a mi alma gemela!


    ya me estoy meando JSJAJA Insane holis
     
    • Fangirl Fangirl x 4
  19.  
    Insane

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    Mierda, apestaba, estar sudando tanto desde tan temprano me daría igual, sino fuese porque en el receso habían las putas pruebas fisícas, como si la clase ya no fuese suficiente, como si luego del trabajo no tuviese que ir al apartamento de Kathe a seguir sudando como si fuese un cerdo por la prácticas. No deparé en ningún diablo al encaminarme a las duchas con la toalla sobre el hombro, desnudándome para meterme en cualquiera de los espacios vacíos, sintiendo encima el chorro de agua caliente que no demoré en equilibrarla con la fría para no quemarme como un marica.

    Escuché de a poco un par de voces masculinas que estaban en las mismas que yo, quitándose el apestoso olor mientras perdían tiempo hablando.

    Me eché algo de jabón y shampoo en el cabello pese a saber que no duraría mucho limpio al ser las pruebas en el patio frontal. Me quité cualquier rastro de espuma en lo que se concentraba en las duchas el vapor, cerrando la llave en lo que sujetaba el móvil para responderle a la intensa de Manson. Seguía siendo la idiota de siempre. Sujeté la toalla, con la intención de cubrirme en lo que una bolsa hizo algo de ruído, no presté atención hasta que la voz femenina se corrió como polvora en las duchas. Pestañeé en lo que fruncía el ceño y deslizaba las pupilas carmín hacia abajo al sentir ridículamente cerca la dirección de la cual provenía.

    —¿Marco? —repetí como un imbécil, dando con su verde oliva, y casi en automático sentí el puto rostro arder—. ¡Estúpida, tapate los putos ojos!

    Casi con fuerza me coloqué la toalla, anudándola en mi cadera como tremendo imbécil al tenerla a ella a pocos pasos, siseando luego pese a sentir que me salía humo de la cabeza, sacudiéndola en lo que mi cabello esparcía gotas de agua. Pasé los dedos por el cabello húmedo, aún con las mejillas ardiendo en lo que se organizaban mis ideas, disponiéndome a buscar mi ropa antes de que me involucraran con la pervertida esta.

    No puedo con esto jajaja
     
    • Gracioso Gracioso x 4
  20.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    El vapor no era taaan denso, pero igual el que había diseñado esos cambiadores, duchas, lo que fueran debía ser algo diabólico porque estaban kinda tricky, eh. Yo tan tranquila aguardando por una respuesta en la lejanía y de repente me encontré frente a un chico. Di con sus ojos carmín de lleno, abriendo los míos en consecuencia, y su reacción se me contagió con la naturalidad suficiente para soltar un gritito y taparme los ojos de inmediato. Fue un reflejo, casi al instante sonreí debajo de mis manos y medio giré el cuerpo para darle algo de privacidad. Agitó el cabello con tanta fuerza que me salpicó un poquito de agua en las piernas y reaccioné con un respingo y otra exclamación de sorpresa, seguida de una risa breve.

    A ver, una cosa clara, que no era ninguna pervertida ¡y no pretendía conocer el amiguito de nadie antes de tiempo!

    —¡Polo! —me quejé, resoplando, y meneé la cabeza aún con los ojos tapados—. Yo digo Marco, tú dices Polo, ¿entiendes? A ver, intentemos de vuelta. ¡Marco~!

    Esperé un par de segundos más por pura cortesía, pero la paciencia no me caracterizaba exactamente así que acabé separando un poquito los dedos para permitirme algo de visibilidad. Topé con la pared de azulejos de enfrente y el vapor, recordando pues porque sí su carita toda roja y su torso al descubierto. A shy blondie? No way~

    —¿Ya está? ¿Ya puedo ver? This is so weird! —me quejé otra vez, aunque me seguía riendo.

    adjksakas no puedo ashuda SJAJSJA
     
    • Gracioso Gracioso x 4

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