Two-Shot de Naruto - Drop Change Chouji

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por Fénix Kazeblade, 6 Marzo 2019.

  1.  
    Fénix Kazeblade

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    Drop Change Chouji
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1983
    Creo que era muy complicado hacer esto de manera corta y situarlo en el mundo ninja. Puesto que la historia da para mucho y quería ir más haya de las misiones y demás. La historia tendrá muchos easter eggs o huevos de pascua ocultos, por que me pareció genial ponerlos. Esta participando en la actividad "este cuerpo no es mio", les sugiero vean la dinamica antes de pensar que por allí hay un Ooc, aclarando eso tomemos en cuenta que esto se desarrolla en una realidad alterna, las cosas cambian acorde a esta.



    Años atrás había parecido una excelente idea. Tres amigos de toda la vida abriendo un restaurante ¿qué es lo que podría salir mal?. Shikamaru tenía una fortuna heredada por su padre y una empresa que producía más, Ino acaba de graduarse como administradora y tenía cientos de ideas emprendedoras, Chouji era por decir poco un modesto chef buscando abrir su propio restaurante, la idea conjunta fue lógica, así nació el Inoshikacho Pepper y los sueños eran muchos.

    Tres años después.

    La rubia levantó la mirada al mismo tiempo que Chouji bajaba la suya, varios sentimientos se encontraban en pugna buscando emerger para hacerle frente a la situación. Se sentía avergonzado… ¿pero avergonzado por qué?, había hecho lo que debía y de la mejor manera, si tan solo lo escuchara; allí justamente radicaba el segundo sentimiento, impotencia, de la misma manera como debe sentirse una persona buscando charlar con otra detrás de un cristal, se sentía ignorado, eran buenos amigos, los tres. Ella sabía de sus capacidades y sin embargo cuestionaba todo lo que decía.

    ― ¿A caso debo explicarlo de nuevo?, no entra dentro del presupuesto, simplemente es así― espetó torciendo luego sus labios teñidos de rojo. ― Hay cuentas por pagar y esto no está funcionando, esta clase de lujos está fuera de nuestro alcance.

    ― Necesitamos cambiar algunas cosas, si servimos comida de calidad entonces tal vez venga alguien…

    Ino levantó la mirada y transformó completamente su rostro al asomarse por la ventanilla que daba hasta el exterior mirando hasta las mesas, saludó amablemente a una anciana que lentamente sorbía una especie de sopa.

    ― Chiyou viene todo el tiempo― declaró.

    ― Ella viene aquí porque es el único sitió que le ofrece moler su comida como puré para que pueda tragarlo porque no tiene dientes.

    La chica torció la boca de nuevo, puso sus manos en la cintura y suspiró.

    ― Seguro que tienes ordenes pendientes, seguiremos hablando luego.

    El hombre le iba a decir algo más, pero el celular de la Yamaka sonó y se viró para responderlo.

    Chouji suspiró, se acomodó el delantal color rojo que portaba y se dirigió a la cocina, antes de salir de la oficina de administradora de Ino, vio como ella se sentaba cómodamente en la silla, se reclinaba y comenzaba a reir a carcajadas de lo que le contaban por auricular.

    ― Por supuesto, se nota tu preocupación. ― murmuró el rollizo hombre mientras meneaba la cabeza.

    Las horas trascurrieron de manera agónica entre varios pedidos. Hiro Hyuga el chico de ojos malva con la energía y el espíritu heredados de su madre, llevó con eficiencia y rapidez los platillos que salieron en la noche hacia las mesas, un autobús foráneo paró allí por casualidad y se conformó con lo que les servían, las ganancias aunque decentes eran pocas para cubrir lo que se veía arrastrando.

    ― Hasta mañana señor Akimichi― dijo el muchacho mesero mientras se subía en su bicicleta y se alejaba.

    ― Hasta mañana Hiro…― respondió Chouji solo para percatarse que el lugar ya estaba en tinieblas a excepción de la cocina y el seguía lidiando con el queso barato pegado en la parrilla tratando de arrancarlo de una espátula.

    Caminó en la oscuridad por las mesas, pensó que se encontraría haciendo su amigo en esos momentos, hace tiempo había dejado de verlo, tomó las llaves de su auto de su pantalón y salió para subir al Plymouth Junkerolla de 1986 de color azul que se entrabas estacionado a la vuelta y condujo a casa.


    ********************************************


    Ino se encontraba boca arriba engañándose a sí misma con que dormía acostada en el sofá mientras la televisión transmitía un infomercial sobre una sábana con mangas, presionó los ojos como si esto fuera ayudarle, suspiró dándose por vencida y sentándose de nuevo, caminó hasta su nevera en la otra habitación y abrió la puerta, como si de pronto hubiera olvidado que solo tenía medio botellón de agua, tallarines que había ordenado y algo verde al fondo que esperaba fuera verdura, algo complicado, pues nunca había comprado vegetales.

    Revisó sus mensajes de texto, esperando encontrar el ansiado pero solo había uno que tristemente anunciaba que se había quedado sin saldo, tomó las llaves de su motocicleta una Harley Davidson Fat Boy, que en otro tiempo había sido de Shikamaru.

    Su conciencia real le dictaba que debía centrarse, dormir y pensar en algo para mejorar todo, sin embargo, otra más insistente y terca le decía como varias ocasiones atrás, que luego de un trago, vería todo más claro. La encendió y el motor rugió, el haciendo vibró debajo de ella y se sintió de cierta manera reconfortada en cuanto arrancó.


    ***********************************************

    El celular de Chouji vibraba, un mensaje de texto con el remitente “Chouchou Akimichi” le decía:

    Me voy a dormir papá, buenas noches, besos.

    Él no podía evitar sonreír, un calor agradable invadía su pecho como al tomar un chocolate caliente una fría mañana de invierno.

    Intentó teclear una respuesta, sin dejar de avanzar con el auto a paso lento, fue hasta que este se encontró totalmente detenido que se percató que algo ocurría. Un silbido agudo del tren, una luz blanca e intensa que acrecentaba augurando un impacto inminente, era un tren, uno de carga que pasaba de cuando en cuando por las noches y Akimichi se encontraba en el peor lugar posible, justo en medio de las vías.

    ― Oh, demonios…― declaró Chouji preocupado gigando su llave que resbalaba de sus dedos sudorosos.

    Un sonido apagado y acuoso indicaba que el motor se había ahogado. La luz ya le iluminaba por completo, cuando intentó una tercera ocasión, una cuarta, una última.

    ***********************************************

    Ino Yamanaka se sentaba en la barra del bar dejando de ver su pierna, pedía una cerveza y se la pasaba jugueteando con ella, hasta que un ingenuo mordía el anzuelo. Cuando observa que uno de los tipos que jugaban billar comenzaba a hacer sus poses de macho, ella le guiñaba el ojo y acto seguido tenía que beber toda la noche, todo bajo la insinuación de una promesa de hacer algo que jamás ocurría, pues se las arreglaba para escabullirse luego.

    ― ¿Estás bebiendo sola preciosa? ― preguntó un rubio algo de barba cerrada.

    ― No, si tú te quedas conmigo― declaró sonriendo con un tono seductor.

    El muchacho se sentó a su lado y la rodeó con el brazo por la cintura y se acercó a ella.

    ― El asunto es que ambos sabemos que tu no…―respondió con un tono más duro y la presionó. ― seguro se lo aplicas a tantos, que ya lo olvidaste, tú me debes algo de la última vez. ―murmuró acercándose a su cuello.

    Ino sintió escalofríos e instantáneamente buscó hacerlo retroceder, pero este no soltó.

    ― ¡Déjame ir ahora!. ― amenazó presionando los dientes.

    El tipo solo le respondió con una sonrisa burlona.

    Ella con un movimiento rápido le lanzó al rostro lo primero que tuvo a la mano, apenas lo uso retroceder un poco aturdido, lo golpeó entre los ojos con su codo. Tomó su bolso y su celular y salió de allí corriendo.

    Su corazón latía agitada y ella se sentía fuera de sí, había detestado tenerlo tan cerca. Era cierto que solía coquetear demasiado, pero con pocos o ninguno había llegado más allá de algunos besos y que esto ocurriera la había hecho sentir mal. Aun alterada subió en la motocicleta y arrancó por inercia sin pensar demasiado en lo que hacía y con todas las ideas de las cosas que le salían mal día tras día aceleraba sin pensar.

    El sonido de un claxon y un destelló fue lo último que vio.

    **********************************

    Chouji se levantó de donde dormía aun adormilado, bostezó ampliamente sintiéndose un poco más ligero que de costumbre, excepto en el frente, se rascó la cabeza sintiendo que algo le daba suaves golpecitos en la espalda, suspiró y se dirigió a la cocina, abrió la nevera, observó sus ojos color celeste en un espejo, bajó la mirada y se encontró con que estaba prácticamente vacía, pensó en que podría ir a comprar unos huevos, pan de molde y algo de canela para preparar para desayunar para él y para su hija unas tostadas francesas, mientras estaba agachado pensó que podía salir así o por el frio se notaría que no llevaba nada más, mientras acariciaba a lo que caminaba entre sus piernas.

    Se detuvo de golpe quedando en shock.

    ― Yo no tengo un espejo frente a nevera― reflexionó― yo acaba de surtir despensa, un momento, yo no tenía que cubrirme el frente de manera adicional si hace frio ¡yo ni siquiera tengo una mascota!...

    Corrió rápidamente de regreso. Gritó cuando como su rostro robusto ahora fino, delicado y femenino se reflejó en el espejo, gritó al bajar la mirada y ver aquellas cumbres, al ver a un gato color gris que parecía que acaba de salir de una secadora y meter la cabeza en el refrigerador, ver esa cosa verde y ver que le devolvía la mirada.

    Su celular sonó entonces, buscó durante varios agonizantes segundos hasta que lo encontró en los cojines del sofá.

    ― Chouji…― susurró una voz del otro lado del auricular que sonaba como la de él pero al mismo tiempo no. ― ¿Q-que está pasando?...

    ― ¿Ino? ― preguntó escuchando que lo hacía con su voz.

    ― ¿Tu pusiste algo en la comida e hiciste esto?

    ― ¿Yo?... ¿Y por qué querría hacer esto?

    ― Aquella milanesa sabía un poco extraña la otra vez…

    ― Es por que confundiste los frascos y la estabas marinando con vainilla.

    ― Ah…. Entonces no hay que poner a la venta esos muffins…

    Lo que siguió fue un momento incomodo, interrumpido con Chocho que partía para su escuela.

    ― ¿Papá? ¿no te has levantado?

    ― El desayuno― afirmó Chouji desde el cuerpo de Ino.

    ―Recuerda como incendié esa comida para microondas, no se cocinar. ― respondió Ino.

    ― Hay varios trastes con vegetales y frutas, dale el azul y un yogurt, no cuelgues.

    ― Ok…

    Lo siguiente fueron sonidos de pasos, algunos crujidos el auricular.

    ― ¡Qué bonita sala! ― exclamó Ino.

    ―¿Papá?.

    ― Ven, te daré tu desayuno. ―indicó.

    Se escuchó la puerta del refrigerador abriendo y luego cerrando.

    ―Listo pequeña― declaró con una voz que a Chouji, le pareció paternal, casi como se escucharía él.

    ― ¿Yogurt con la carne adobada que usarías para cena? ―cuestionó la chica extrañada.

    ―¡Te dije que el azul!― prorrumpió una voz en el auricular.

    Ino sonrió apenada, tomó el traste equivocado de sus manos y le dio el correcto.

    ― Estás un poco extraño papá, mejor me voy, hasta la tarde.

    Le dio un beso en la mejilla y se fue.

    ― Ino, tenemos que vernos, en el restaurante, tenemos que saber que está pasando y hay que trabajar. ― declaró Chouji.

    ― Efectivamente, te veo allí.

    Alrededor de una hora y media más tarde, Chouji apareció con traje de oficina y el cabello perfectamente recogido en una cola. Hiro se acercó a él conteniendo su risa hasta que no pudo más.

    ― El señor Akimichi se volvió loco, tiene que ver lo que trae puesto. ― dijo mientras soltaba otra carcajada.

    Chouji suspiró y caminó con algo de miedo hasta la cocina, allí vio su cuerpo frente a él, pelirrojo, fornido, con unas sanas y prominentes mejillas adornadas con una varonil barba de candado, su cabello peinado hacia atrás, portando un vestido de flores rosas y una boina blanca.

    ― Hola…― respondió Ino desde su boca.

    ― ¿Esas son las cortinas de la sala?...me convertiste en Homero Simpson.
     
    Última edición: 13 Marzo 2019
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    Yo iba a dormir hace un rato, pero entre por pura curiosidad para encontrar algo lindo :3

    Bien, que no hayas incluido a Karui me encantó porque, pese a que me gusta el personaje, no soporto el emparejamiento extraño, & no se, por mi cabeza pasan muchas ideas de porque no aparece & eso vuelve está historia interesante.

    Dios, puedo decir que sentí la frustración de Chouji, ya que he trabajo en restaurantes & conozco personas con su negocio propio & se que si se maneja correctamente puede dar frutos, pero si no se hace bien solo puede significar desastres. También creo que la amistad debe ser muy fuerte para trabajar juntos & que está no se vea afectada, quiero creer que Shikamaru huyó antes de arruinar su amistad, pero supongo que eso se verá después.

    ¡La combinación de personajes es, simplemente, increíble! A mí parecer tienes un buen manejo de personajes & dios, la parte de las cortinas me recordó a encantada, pero con un Homero en el papel de Gisselle & bueno, solo a Ino se le ocurre vestirse así en el cuerpo de un hombre.

    Esperaré con ansias la segunda parte

    Saludos.~
     
  3.  
    Pire

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    Me gusto tanto y mas todas las referencias que mostraste aunque la primera me hubiera gustado que fuese mas marcada.

    La historia es muy buena y con cada uno de los elementos que usaste lo hiciste esplendido. Lo del restaurante que entiendo demasiado y la.frustracion de ver como todo se va al diablo pero más por cuestiones de la chica aunque quisiera que explicaras que ha pasado con Shikamaru ya que el seria la salvación de todo.

    Me gusto cada elemento y tu forma de narrar además que no he encontrado errores. Esperare la continuación encantada.
     
  4.  
    Fénix Kazeblade

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    Bueno aquí esta la segunda parte de este fic, espero les agrade y no se les haga muy larga :B.



    Habían trascurrido dos días desde el misterioso cambio de cuerpos, habían acordado actuar lo más acorde a quienes eran en ese momento en lo que pensaban como revertirlo, adecuando las situaciones lo mejor que podían, aunque aún faltaba mucho por recorrer.


    − Disculpe señor chef certificado− declaró Ino indignada, hizo ese gesto con el dedo índice meneando la cabeza presuntosamente− pero como es podría saber que un huevo no podía cocerse de esa manera.


    Chouji la miraba desde su cuerpo molesto, con la cara llena de huevo.


    − Acordemos dos cosas Ino, no vuelves a hacer ese gesto mientras tengas mi cuerpo y yo cocinaré mientras te enseño, diremos que estamos probando cosas nuevas en el restaurante…¿Ino?...


    Chouji se aproximó a hacia la ventanilla, Ino saludaba coquetamente guiñando uno de sus ojos y alzando sus labios, Chouji se ponía rojo de vergüenza al ver a su rostro hacer esas expresiones, más al asomarse y ver un muchacho apuesto con el rostro horrorizado tiraba el café que bebía en sus pantalones congelado al ver como el cocinero, un hombre rollizo de mediana edad el flirteaba desde la cocina.


    − ¡Definitivamente dejaras de hacer esas cosas antes de que termine con una demanda por acoso! –exclamó jalándola para que se dejara de ver.


    Ella en ese momento se percató enteramente de lo que hacía y comenzó a reírse nerviosamente mientras cubría su rostro rojo con las manos.


    − Lo siento, lo siento… entonces tengo mucho que explicarle a uno de tus vecinos sobre la cita de mañana.


    − ¿¡Qué!?


    − Es broma, es broma…


    ****************************************

    Chouji bostezó mientras en una pequeña al lado de su mesa de cama sonaba “the best damn thing de Avril Lavigne” a modo de despertador, Ino le había comentado que todo lo que necesitaba saber sobre lo que tenía que hacer con su vida estaba en una agenda dentro de su bolso, por lo que todos los días por la mañana lo primero que hacía era levantarse y observar lo que había en ella.

    Los dos días anteriores lo único que había observado eran cosas banales como arreglos de uñas o tratamientos de rostro en barata que no habían más que acentuar la perspectiva egoísta que tenía de ella, le parecía demasiado absurdo enfatizar en ese tipo de aspectos cuando ni siquiera vivía de la manera adecuada.


    Por lo que el arreglo de uñas había sido surtir despensa con verdadera comida en su refrigerador.

    Y los tratamientos se convirtieron en reparar la electricidad del departamento, tomando en cuenta que cuando se duchaba terminaba sintiendo una extraña estática en el cuerpo y cuando desconectaba el radio se apagaban todas las luces de la habitación.


    La verdad es que había sido tan costeable que en la habitación había instalado un pequeño candelabro de flores que estaba seguro le gustaría cuando volviera allí, esto lo había hecho rememorar algunos aspectos de otros tiempos.


    Los tres habían viajado por motivo de su graduación, se encontraban sentados en un café Florencia, Chouji devoraba algunos cruasanes mientras Shikamaru de manera relajada tomaba un café reclinado en su silla.


    − Ahora mismo mi padre debe ir a la clínica para revisarse, solo para estar seguros que no es nada− indicó su amigo dando otro sorbo.


    − Pero, ¿no te preocupa? – preguntaba Chouji comiendo el último de ellos.


    − Es algo de rutina.


    − Entonces, ¿En tus planes no se encuentra el dirigir la compañía como él lo tenía pensado?

    Shikamaru negó la cabeza suspiró mientras cruzaba sus brazos detrás de la cabeza.


    − Algo así sería demasiado problemático para mí.


    Chouji alzó la mirada y frunció el ceño.


    − ¿Viste a Ino? – preguntó mirando su plato vacío deseando que tuviera.


    − Se quedó hablando con ese chico de pelo negro, uno de los expositores en la galería de arte, sabes como es. –levantó un poco la mirada, acomodó la corbata que vestía, siempre solía vestir de manera elegante. – puedes pedir más si quieres, no encuentro mejor manera de gasta mi dinero que con mis amigos.


    Chouji sonrió, no solo por el hecho de poder comer más si no por contar con un amigo como él.


    − Cuando tenga mi propio restaurante haré algunos así− declaró Chouji.


    Shikamaru le respondió con una sonrisa.


    Ino llegó corriendo detrás de ellos, llevaba el cabello sujeto por debajo de la nuca, a manera que se rizaba en esta y parecía más corto, llevaba un vestido rojo al igual que sus labios y en ese momento en concreto también sus mejillas, sonreía emocionada.


    − ¡Ese guapísimo artista me dio su teléfono!, dice que pintara algo para mí – se sentó con ellos y enmarcó su rostro recargándose en sus manos− que soy como una bella flor.

    Chouji sonrió sintiéndose feliz por ella y le ofreció uno de los panecillos que habían llevado a su mesa.


    Volviendo al presente Chouji se recostó de nuevo en la cama, pensando en que luego de aquella ocasión, jamás había vuelto hablar a Ino de aquel muchacho. Fue justo en ese momento cuando el destino dirigió su vista hacia el cajón del mueble aun lado de la cama, algo que sobresalía de allí, lo tomó con cuidado y lo sacó, era un cuaderno, tenía la pasta visiblemente dañada por el uso, la alzó y se encontró con un dibujo hecho con sanguina bellamente trazado, en el Ino sonreía de esa manera radiante como la había visto aquella vez, se encontraba rodeada de flores, estaba seguro se encontraban sus favoritas, lo había tenido que aprender por años de pláticas y comentarios mientras que autor lo había plasmado, sin problema como sola conociera de toda la vida y no quisiera perder ningún detalle, recordaba esa misma dedicación en sí mismo, pensar esto le estrujó el corazón, recordando lo distante que se había vuelto todo en su propia relación, bajó la mirada y encontró la firma de “Sai” en la parte derecha del dibujo.

    Chouji lo dejó de nuevo con cuidado dentro del cajón y se levantó mirando de nuevo la agenda, se hizo de desayunar, le dejó de comer Chloe que era como se llama la gata gris que tenía Ino, salió rumbo a su destino.

    ***************************************

    Ino sirvió la cena de ella y Chocho, la hija de Chouji que esperaba en la mesa del comedor, miró orgullo el platillo sin partes quemadas que aunque no había cocinado ella, si había contribuido en hacerlo y al recalentarlo no había terminado siendo un trozo de carbón si no que lucía fresco como recién hecho. En los últimos días Chouji le había instruido en lo mínimo y ella había aprendido rápido.


    Entró a la habitación y encontró a la adolescente presionando sus puños emocionada mientras un rubor aparece en sus mejillas, cuando Ino estuvo frente a ella luciendo como su padre, cambia su semblante de pronto a uno serio y bajó el teléfono.


    − Sé que es de tus favoritos− afirmó Ino.


    Los ojos de la chica brillaban al ver el platillo consiste en pechuga rellena y spaguetti con salsa alfredo, tomó uno de los tenedores y comienzó a comer.


    − ¿Por qué estamos tan felices? – preguntó curiosa Ino.


    − No es nada papá, solo la comida… eso es todo.


    − Sabes que puedes contarme pequeña− indicó Ino llamándola como había observado que muchas veces lo hacía Chouji.


    Observó sin embargo como ella ya se había percatado que no le agradaba mucho que la llamara así a sus catorce años.


    − Desde que estamos los dos he buscado poner todo de mi para que seamos felices Chocho− indicó Ino, recordando con que ilusión y emoción Chouji solía hablar de su hija− por favor ¿me contarías?.


    La chica se detuvo de comer y sonrió de nuevo pero en esta ocasión al algo nerviosa.


    − Un chico que me gusta me invitó a salir, es el sábado por la noche. – declaró sonriendo abrazando su teléfono.


    Ino la miró alzando una de las cejas, hace un tiempo que no trataba con Chocho, le sorprendió encontrarla ya como una jovencita pensando en citas, sobre todo en una reaccionaba tan similar a ella.


    Chocho miró esta expresión en el rostro de su padre y lo interpretó como molestía, bajó la mirada y suspiró tristemente.


    − Sé que ese día vemos películas…yo solo pensé… llamaré para cancelarle ¿está bien?.

    Ino la abrazó, Chocho la observó extrañada.


    − ¿Cuándo fue creciste tanto?, ¡por supuesto que puedes ir!


    Chocho lanzó un grito que Ino la soltó pensando que con la fuerza de Chouji la había presionado de más, pero cuando está volvió a abrazarla comprendió que solo estaba emocionada.


    − ¿De verdad papá? ¿De verdad puedo? – preguntaba una y otra vez.


    − Por supuesto, siempre y cuando te des tu lugar− indicó Ino intentando sonar paternal− podría enseñar a maquillarte− agregó.


    El rostro de la chica reflejó un rostro de extrañeza.


    − Este… emmm… Ino se pasa hablando de ese tipo de cosas en restaurante, creo que se un poco.


    La chica permaneció pensativa y sonrió.


    − Creo que es bastante raro, pero me gustaría.


    Ino sonrió mientras volvía a abrazarla. Observó en ese momento alrededor de su casa, la decoración, los motivos, era modesta pero hogareña, cálida, un lugar plácido a donde volver luego de un largo día y sentirte bien.


    Cuando ambas terminaron de comer, Chocho se retiró a dormir y ella aún impregnada de ese mismo pensamiento se quedó en la sala, sentada en el sofá, miró las fotos en el mueble de la televisión, por supuesto había una de los tres, Shikamaru, Chouji y ella. Había una foto de Chocho con unos tres años de edad comiendo un helado y otra lado de esta con unos trece años de edad con Chouji y un payaso, se notaba la chica notablemente incómoda, pero a su percepción era algo tierno, el Akimichi solo intentaba hacer lo mejor para ella, solo debía entender que ya estaba creciendo. Aun lado de esta había otra, un Chouji sonriendo ampliamente con un smoking con un moño negro y una mujer pelirroja a su lado vestida de novia.


    Siempre había pensando en Chouji como un soñador sin una percepción clara de la realidad, lo que había hecho que casi de manera automática rechazará cualquier propuesta que él le diera para el negocio, recordó que había comenzado a hacerlo cuando Kamui, esposa de Chouji, lo había abandonado, más que antes.


    El día de su boda se le veía tan feliz como un niño en navidad, cuando ella y Shikamaru, llegaron a ella y él los apretó entre sus brazos.


    − ¡Mis amigos!− exclamó− ¡lo logré! ¡lo logré!, ahora somos marido y mujer, Shikamaru ¿no crees que Kamui luce bellísima?.


    − Seguro, amigo, me alegra verte así.


    − Te ves muy apuesto Chouji, el negro te hace ver más delgado− indicó Ino− les trajimos algo.− agregó entregando un paquete.


    − Estoy convencido de que las cosas van a mejorar más y más.


    Al principio pareció que así sería, era un día lluvioso aquel 5 de mayo, Ino se encontraba en su departamento arreglándose para salir cuando comenzaron a tocar la puerta de manera muy insistente, eran Chouji y Shikamaru empapados, Shikamaru colgando con un tapete enrollado debajo del brazo de Chouji y el sonriendo casi apunto de llorar.


    − ¡Voy a ser papá!− gritó a los cuatro vientos y la sujeto con el otro brazo.


    Ino y Shikamaru eran como dos papalotes llevados por el viento mientras Chouji saltaba con ellos, los tres eran felices.


    Fatídico fue aquel 7 de agosto cuatro años después, medio año atrás comenzaron a tener problemas con el edificio donde pusieron el restaurante y el Inoshikacho permaneció cerrado por más de tres meses en lo que realizaban reparaciones. Shikamaru que era el proveedor de dinero comenzó a ser menos frecuente por los constantes tratamientos que tenían que hacerle a su padre enfermo, un día antes Shikamaru le había enviado un mensaje en el que explicaba que su padre había fallecido y le sería menos frecuente estar allí, había estado tratando de llamar a Chouji todo el día para pensar que harían los dos a partir de ahora, pero este tenía apagado su celular. Luego de varios días de ausencia, Ino fue a su casa y lo encontró en el sillón tumbado deslizando papas fritas a su boca con la mirada perdida.


    − ¿Qué mierda estás haciendo allí?− prorrumpió Ino furiosa.


    Chouji apenas movió sus ojos sin levantar la mirada.


    − Todo es un caos, todo se está yendo al demonio y tú estás aquí, tragando...


    Chouji suspiró mientras sus labios formaron una línea.


    − Mamá se fue...− explicó una pequeña Chocho.


    − Su familia siempre desaprobó estuviéramos juntos− dijo Choiji con un hilo de voz, presionando sus puños− no creían que le pudiera dar todo...ella me gritó que siempre tuvieron razón.


    Ino sintió vergüenza en ese momento, impotencia la que se siente luego de que se hace algo que ves complicado en poder reparar, luego de se dicho demasiado.


    Chocho comenzó a llorar y Chouji se acercó a abrazarla, Ino recuerda antes de salir cierto desprecio en sus ojos.


    ¿Cómo pudo olvidar eso por tanto tiempo? ¿Cómo pudo pensar que su vida era fácil y él no vivía en el mundo real? ¿Cómo pudo ser tan insensible y pensar en eso como debilidad.


    ***************************************************


    Chouji esperaba en una banca mientras percibía el aire frió entre las piernas del cuerpo de Ino que portaba, iba vestido con un vestido de oficina de un rosa intenso el cual solo le hacia falta un chihuhua para hacer juego, observaba impaciente el número del tablero esperando que proyectara el mismo que el papel que tenía en la mano.


    Por fin ocurrió, se levantó intentando caminar de manera adecuada con las zapatillas que llevaba arrepintiéndose a cada paso en haberlas llevado.


    Se sentó de frente y luego con más porte se acomodó reclinando sus rodillas a la derecha y sonrió a quien atendía.


    − Buenos días señorita− saludó educadamente el ejecutivo.− ¿Viene acaso a revisar alguna cuenta de su patrón?.


    − ¿Perdón?...− preguntó Chouji extrañado y algo ofendido.


    − Ocurre todo el tiempo, solo basta proporcionarnos su carta poder y le proporcionaremos la información necesaria para que se le muestre− explicó.


    Chouji comprendió que de verdad estaba ocurriendo, para el hombre que tenía frente a él no cabía la posibilidad de que una mujer fuera allí para solicitar una cuenta, un préstamo, de disponer de algo propio, se preguntó cuántas le había ocurrido algo así, de cómo se sentiría al ver a su hija demeritada en sus sueños y metas por su genera.


    − Es para mí− declaró firmemente− tengo todos los documentos necesarios, tengo el conocimiento necesario y una garantía para avalarme− declaró mientras tomaba los documentos y los ponía con fuerza en la mesa.


    Se percató entonces que eran los documentos de la motocicleta, había pocas en existencia y era muy alto su valor, aunque cualquier valor monetario podía equipararse al sentimental que la rubia le tenía y sin miramientos se disponía a dejarla a ir para continuar allí.


    Chouji recordaba a Ino demasiado egoísta, vacía y básica, hablando por celular, pintando sus uñas, fantaseando con chicos de revistas, feliz y tranquila en su propio mundo. Al ver cómo se jugaba mucho de lo poco que tenía por el restaurante, se dio cuenta que estaba equivocado.


    − ¿Por ser mujer me piensas incapaz acaso?− preguntó conteniendose.


    − Por supuesto que no, tenemos unos préstamos perfectos de amas de casa− declaró el empleado.


    Chouji sintió un impulso de golpearlo, pero decidió hacer algo mejor, Ino siempre se había caracterizado por poder leer a otros, adentrarse en las personas y sus motivaciones, guiar sus pasos, casi como si pudiera poseerlos, lo tenía todo anotado en una pequeña nota, Chouji se sorprendió al ver su capacidad de observación. Usaría eso a su favor.


    Bastó una rápida mirada. Lo tomó entonces de la corbata y acercó.


    − No debería subestimarlas, pueden por ejemplo, controlarlo como la castaña de la caja dos como un juguete para que le de todo lo que quiera y luego botarlo− declaró mientras miraba a la chica que le sonreía como boba al tipo− me pregunto ¿qué pasaría si alguien le contara al muchacho deportista que viene por ella a las 5 de su pequeña aventura? o a su mujer− lo señaló− Karina, hace voluntariado en la iglesia de la 52 ¿no es verdad?.


    El hombre se quedó callado, intentando que de su boca emitiera un sonido pero solo surgía un chillido, tomó el sello de una de sus gavetas imprimió el documento y lo selló con “aprobado” sin pestañear como si al hacerlo, la rubia frente a él en un movimiento pudiera arruinar su vida.


    − Imagino que usted puede terminar el llenado de las solicitudes ¿verdad?


    El hombre afirmó emitiendo otro sonido.


    − Podría probar con algo de alcohol, funcionaba con el chico hindú para poder hablar con las mujeres, a mi hija le gusta ese programa.


    Chouji se levantó y se alejó hacia las cajas, si no antes llenar el espacio en blanco en donde decía “cantidad”.


    **************************************************


    Los días transcurrieron y fueron acoplándose a lo ahora eran sus vidas. Ciertos cambios les costaron un poco a ambos pero con mutuo entendimiento y empatía todo fue marchando bien. Llegó el día esperado por Chocho, Ino le había puesto unas suaves sombras púrpura y brillo labial, Chouji en el cuerpo de Ino había pedido estar allí y luego de mucho insistir lno había accedido, después de todo era su hija.


    − Papá, ¿Ino está bien? ¿por qué está llorando mientras mirá uno de mis juguetes?− preguntó la chica desconcertada.


    − Tía Ino, esta bien, ella solo suele ser muy sensible para estas cosas, cuidate mucho y no vuelvas muy tarde ¿de acuerdo?.


    Chouji la abrazó entonces llorando caudales.


    − Si ese muchachito te hace algo se las verá conmigo.


    − Recuerda lo que hablamos I-no...− dijo inquisitivamente la rubia desde su cuerpo.


    Chouji entonces exhaló y repuso dándole una palmada.


    Chocho siguió mirando extrañada, se encongió en hombros y salió de la casa para subir a un auto.


    − No llegaré más allá de las diez papá.


    Chouji se pegó en la ventana y afirmó con la cabeza, Ino lo hizo retroceder.


    − Es parte de la vida, no es una niña ya


    − Solo no creí que pasara tan rápido y yo solo....


    − Se que es lo más importante para ti Chouji, pero es momento para ti también avanzar. − le dijo poniendo su mano en el hombro.


    Chouji levantó una ceja.


    − ¿A qué te refieres?− preguntó el chef.


    −Esto que nos paso no va a ser para siempre, creo que debes buscar a alguien para ti.


    − No termino por entender


    − Esto debí decírtelo hace tiempo, Kamui, no fue justo lo que te hizo, eres una gran muchacho, con buenos sentimientos y una chica sería afortunada contigo.− le dijo mientras le movía el cabello despeinandose.


    Chouji, miró a Ino de pies a cabeza tomando en cuenta que ella portaba su cuerpo.


    − Debes de estar bromeando, con mi físico.


    − Sabes bien como soy y aun así te lo digo pero no está tan mal y por si fuera poco tienes mucho que ofrecer amigo.


    − ¿La cocina?


    Ella lo tomó de la espalda y lo guió hacia la sala, sutilmente bajó la fotografía para que no se viera y le indicó se sentara en sillón. Ya allí le mostró una guitarra.


    − He de decir que cocinas delicioso, pero ¿y si adicionamos algo más?.


    − Guitarra.


    −Recuerdo que intentaste cantarle una canción en primaria una chica usando unos palitos, fue muy patético. − se la acercó para que lo tomara.


    *******************************************

    Ino y Chouji se encontraban en el departamento de Ino, ella guiada por Chouji había comprado una olla y un par de utensilios y continuaba con su instrucción, Chouji probaba entonces la pasta rojo intenso ligeramente espesa que se calentaba al fuego.


    Era una especie de salsa constituida magistralmente de varios chiles y especias cuidadosamente combinadas para dar el sabor exacto, un platillo complejo de origen mexicano, llamado mole.


    Sonriendo levantó el pulgar y comió unas cinco cucharadas más. Ino junto sus manos y emocionada pegó un salto.


    − Te ha quedado bastante perfecto, han pasado apenas unas semanas y cocinas ya muy bien. − declaró Chouji.


    Ella lo abrazó en agradecimiento y se dispuso igual a probarlo, lo sirvieron con respectivo a arroz y una pieza de pollo y se sentaron para comer. La instrucción de cocina era principalmente por practicidad pero poco a poco la chica fue tomándole justo.


    − ¿Quien iba a pensar que hace unas semanas solo tendría en mi refrigerador, agua, tallarines y un gremil en su capullo.


    Ambos rieron por un largo rato. La gatita guiada por el aroma de la comida se acercó a ellos ronroneando esperando le cedieran un poco, ronroneando a los pies de Chouji pues físicamente lucía como su dueña.


    − ¿De donde salió?− preguntó de pronto Chouji tomando un poco de agua.


    Ino miró a la gatita y la acarició con el antebrazo. La mínima reconoció el gesto y se untó más cerrando sus ojos.


    − Yo la adopte− respondió Ino. − suelo cuidar animales de la calle cuando me es posible.


    Se levantó y tomó de uno de sus cajones una foto, en esta yacía una gatita pequeña, delgada y llena de garrapatas, en un estado tan lamentable que parecía que era casi imposible que fuera a sobrevivir.


    − ¿Así estaba de verdad?− preguntó Chouji conmovido.


    − Estuve con ella varios días hasta que estuvo mejor− explicó Ino− fue por estas fechas un año atrás.


    − Yo, lo lamento.− murmuró de pronto Chouji.


    − Tu, tu pensaste que estaba ebria o algo así, lo recuerdo− señaló Ino− era la cara que siempre había mostrado allí, no te culpo por pensar algo así.


    − De verdad lo siento.


    − Si algo bueno ha surgido de este lío, es que podemos entendernos mejor.





    **************************************************


    Cuando Ino bajó del auto el día siguiente vestida pulcramente con un uniforme negro de doble solapa que lucía elegante, Chouji le había indicado que fuera con este pues ese día sería especial. En cuando se bajó del auto supo la razón, todo el lugar estaba en remodelación, un letrero brillante decoraba ahora la parte superior con el nombre en letras rojas.

    No pudo evitar que sus ojos se cristalizaron de la emoción, comenzó a caminar hacia el interior y el piso tenía un tapiz con bajos relieves de siluetas de flores, las mesas y las sillas ahora eran de un color vino y entre las paredes cuadros decoraban un momento de su amistad.


    Chouji saliendo de la cocina le sonrió, mientras surgía con su cuerpo vestido con aquel vestido rojo.

    − Logré que aprobaron el préstamo hace unas semanas, solo me tarde en reunir las personas adecuadas, pero que te digo, si todo lo hiciste tu. − informó el Akimichi acercándose a ella y rodeándola con su brazo por los hombros.


    − ¡Esto es increíble! ¡ es hermoso!− deleitó Ino.− aunque no sorprende viendo lo que le hiciste a mi departamento.


    − Me alegra que te guste, te mostraré la cocina en lo que llegan todos.


    − ¿Todos? ¿Quienes?− curioseo la rubia, rascando la barba cerrada que llevaba Chouji.


    − Es una reinauguración− declaró.


    Una hora y media más tarde todos se encontraban allí, varios amigos de su antigua escuela con sus respectivas familias, además de ciertas personalidades locales para atraer a más personas, el lugar estaba repleto, todos disfrutaban extasiados de la comida que entre ambos habían planeado formaría un menú nuevo en el futuro, Chouji había llegado muy temprano ese día y lo había hecho realidad.


    Shikamaru entró en el justo momento en el que ambos charlaban y se aproximó a ellos, los saludó afectuosamente.


    − Me da gusto volver a verlos y más de esta manera—declaró.


    − ¡Shikamaru!− exclamaron ambos


    − Sabía que aceptarías venir.— indicó Chouji.


    − No me lo perdería por nada, pero no he venido solo.


    Chouji entonces sonrió en el cuerpo de Ino, sabía que la estratégica mente de su mejor amigo, lo lograría, en la entrada un muchacho esperaba, era de tez pálida y pelo negro, vestía un traje negro, había pasado mucho tiempo, pero Ino no podía haberlo olvidado.


    − Fue muy problemático poder encontrarlo.


    − Creo que debes buscar a alguien para ti.− indicó Chouji devolviéndole sus palabras a Ino.


    Ino le sonrió meneando la cabeza, sus ojos brillaron, él chico saludo hacia ella, ella apenas podía contener la emoción. Siempre soñó con volver a verlo, pero las circunstancias no se habían dado, con la carencia de dinero poco a poco había abandonado la idea de volver a encontrarlo, sin pensarlo abrazo a Chouji y este igual lo hizo. Al fin era todo como siempre debió de haber sido, justo de esa manera estando los tres juntos, excepto por una cosa, misma que en ese momento comenzó por arreglarse, cuando Ino y Chouji se vieron de nuevo cada uno se encontraba en su respectivo cuerpo de la misma manera fortuita e inesperada que como comenzó.


    Se despidieron de momento con una sonrisa mientras ella iba al encuentro de aquel muchacho.


    − Yo intenté encontrarte sin éxito, intenté llamarte.


    − Perdí ese número hace tiempo, lo lamento− se excusó ella.— tal vez me habías olvidado fácilmente.


    − Yo nunca encontre nada igual.− señaló el muchacho, sacando de su saco varias fotografías de pinturas hechas por él, una tras otra hacían alusión a la rubia: entre flores, entre un bosque, un trazo formando sus labios y al mismo tiempo una rosa, sus ojos como estrellas del firmamento.


    Chouji sonrió a lo lejos cuando observó que Ino se lanzaba sobre el chico para besarlo, le alegraba tanto haberlo hecho eso posible.


    Se giró para seguir a Shikamaru que había ido a probar la comida, cuando se encontró de frente con una mujer trigueña de pelo café, ojos grandes y labios en forma de corazón, traía con ella varios pastelillos y le sonreía mientras mordía uno. En cuento la vio, lo había cautivado.


    − ¿Tu eres quien cocinó todo esto?− preguntó emocionada.


    − Yo...yo...pues si..− indicó nervioso.


    − Están delicioso, de verdad es lo más rico que he comido en la vida y me gusta todo tipo de comida.− señaló la chica.


    − ¿Todo?


    − Sería tan feliz si alguien me cocinara así.


    − ¿Te gusta la musica con guitarra?.


    La chica lo miró cautivada.


    Unos minutos más tarde Chouji se sentó en una mesa con Shikamaru sonriendo de oreja a oreja.


    − ¿Qué te ocurre amigo?− preguntó Shikamaru.


    − ¡Tengo una cita el día de mañana! , ¿quien diría que todo iba a salir luego de todo este lio?


    Shikamaru lo miró detenidamente.


    − ¿Lio? ¿De qué estás hablando?.

    Chouji se lo pensó unos minutos antes de contarle todo lo que había pasado, pero al final lo hizo pues de cualquier forma Shikamaru era su mejor amigo y solían hablar de todo. Cuando terminó de hacerlo, casi se habían ido todos.


    − Tenten, Neji, Hiro, gracias por venir cuidense mucho− se despidió Chouji− te espero aquí mañana muchacho.

    La pareja le devolvió el saludo y el chico se quedo atrás.


    − Seguro que sí señor Akimichi− respondió el mesero y salió a encontrarse con sus padres.


    Shikamaru aún lo observaba con un gesto difícil de describir, pero similar a la mueca produce por comer algo muy ácido.


    − Seguro me crees un loco, pero aprendimos mucho de esto, crecimos como personas y salió todo bien por ello.


    Shikamaru se notaba incómodo, se levantó de la silla y suspiró.


    − Por supuesto que te creo Chouji− declaró con el semblante más serio del mundo− yo más que nadie, lo puede entender, por qué yo soy Temari.
     
    Última edición: 13 Marzo 2019
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  5.  
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    Increíble, la verdad disfrute leyendo, aunque si creo que el capítulo segundo esta más largo de lo que uno se espera, pero debo admitir que valió la pena, porque el final es fantástico y divertido a la vez, enserio que me saco una buena risa. Gracias por compartir.
    Suerte.
     
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  6.  
    Temarii Juuzou

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    Ahhh dios, el final me recordó a los libros de R.L. Stine que en vez de resolverlo todo te deja con más intriga D:

    Disfrute bastante La lectura, sobre todo, porque deja una buena enseñanza: no debemos juzgar a nadie, todos tienen sus propias batallas.

    Espero poder seguir leyendo más de ti.

    Saludos.~
     

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