Dramione: ¿me ama?,¿lo amo?

Bueno, aquí os presento el último capítulo de mi primer fic y único Dramione. Puedo hacer que dure más, pero al leer varios long-fic’s, me he dado cuenta de que la gente deja de leer y comentar, y se cansa del fic en cuestión, así que sin más demora les presento:

<<Hermione>> Y de golpe la situación cambió por completo.

Hice los movimientos necesarios para entrar en la Sala de los Menesteres, pero la puerta no se abrió. Qué raro ¿Es que Draco estaba tonto o qué? ¿Por qué no me dejaba entrar? ¿Es que a caso no quería que entrara? ¡Ese niño me había citado y ahora no me dejaba entrar! Definitivamente estaba peor de lo que creía. Además de tener un problema con su cara ahora lo tenía con su sensatez.

Algo cayó en el suelo y me percaté que era una llave en forma de corazón, la misma que había en la carta pero con otra forma diferente, antes era una calavera, ahora un corazón. Qué raro, ¿no?
Busqué la cerradura y sorprendentemente, la llave pasó variando la forma donde introduces una llave.

Entré en La Sala y me percaté de que la estancia estaba repleta de libros sobre Hogwarts, sus creadores y demás.

Cuatro grandes ventanales permitían que la luz de la niebla y las nubes del exterior entrasen. Y sin darme cuenta, el paisaje y el tiempo de Hogwarts fue variando hasta mostrar cuatro paisajes totalmente diferentes en aquellos mágicos ventanales.

Uno enseñaba una playa en una caída del sol en pleno verano, en el otro había un bosque adornado por las hojas anaranjadas del otoño, el siguiente mostraba una ciudad en la época de la navidad con el árbol de navidad más grande que había visto, adornado con luces y bolas de navidad con regalos en el suelo, nevaba y se observaba felicidad por todas partes. Y a pesar de nevar, el cielo estaba sin una nube y se encontraba estrellado. En el último ventanal un prado lleno de flores de diferentes colores posaba allí como para ser retratado.

Y luego lo vi a él. Llevaba un esmoquin verde, a juego con el vestido que su novia iba a llevar y que tenía que llevar yo.

—Bien, ¿qué esperabas hallar? —dijo él con posado misterioso.
—Vayamos al grano, ¿Y los vestidos? —Inquirí yo haciendo valer la poca autoridad que tenía en aquellos momentos.
—Si hubieses querido tus preciados vestidos, hubieras aparecido en otro lugar y no en esta… peculiar habitación. —Dijo buscando la palabra adecuada.
— ¿Habitación? Yo creo que es más una biblioteca. —Señalé yo. Con que facilidad cambiaba de tema y me hacía perder la concentración, aquél chico.

Sin darme cuenta me sumergía en aquellos profundos ojos que eran como la misteriosa niebla que siempre me había gustado. Y luego despertaba de aquél sueño y volvía a ser la de siempre, fría y racional.
— ¿Y la cama de allí? —Dijo él refiriéndose a una cama en la que no me había fijado hasta el momento.
Una cama roja, cubierta con un velo dorado como si fuera una tienda con una cama tipo en las que dormían las princesas de los cuentos muggles que me contaban mis padres cuando era pequeña. Parecía la mejor cama del mundo.

Sin previo aviso, a una velocidad que no sabía que tuviese, Draco me acorraló contra la pared, con su brazo derecho en mi garganta y el izquierdo sujetándome las dos manos en lo alto, impidiéndome que me moviese. Yo tenía mi varita en mano, pero al intentar hacer algo, Draco murmuró un “Expellermus!” con una voz suave, fría, feroz y… ¿sexy?

La varita voló por los aires y cómo el buen cazador que era, Draco con su rapidez que parecía inhumana, dejó mi cuello para coger mi varita y ponérsela en el bolsillo de la túnica. Su varita la tenía en la mano con la que me cogía las muñecas, así que intenté cogérsela, pero volvió a dejar mi garganta para ponerse la varita en el mismo bolsillo.

—Granger, me da igual la varita, puedo hacerlo con las manos. Porque, ¿sabes una cosa, sangre-sucia? No eres tan lista cómo te crees: me había olvidado decir que esto era una trampa, ¿por qué iba yo a darte los vestidos a ti? Los estúpidos vestidos sólo eran una excusa para matarte.
Y me da absolutamente igual hacerlo con la varita o con las manos. No, mentira, no quiero mancharme las manos de sangre-sucia. — Con furia cogió la varita y la clavo con fuerza en mi garganta. — Nadie podrá salvarte ahora, no puedes escapar y por fin haré justicia a mis compañeros de Slytherin que te han tenido que aguantar sin rechistar todo este tiempo. — Y a continuación, con absoluto desprecio en su voz, dijo: — “Abada Keda…”

En aquel instante, una serie de pensamientos invadieron mi mente: no podía morir ni allí, ni con él, ni por él, ni en aquel día. Simplemente no me podía dejar morir sin más.
No podía morir, tenía que terminar de vivir mi vida con mis amigos y familiares.
No podía morir o deshonraría mis recuerdos: cuando recibí la carta de Hogwarts, las alegrías de mis padres al ver las notas, las aventuras con Harry y Ron, las risas, los chistes, las discusiones, las riñas, los castigos, las horas en la biblioteca, el bosque, el castillo… y por último él: la persona que me estaba a punto de quitarme la vida.

Tenía que salvarme pero no me podía mover. Y Draco ya estaba pronunciando la última “b” de “Abada Kedabra”. Sólo había una posible salvación: sellarle la boca. Pero cómo no tenía la varita, era casi imposible. A no ser que…

Sin previo aviso, deshaciéndome de la varita que relampagueaba chispas verdes con ansias de matar, me lancé sobre Malfoy, girando mi rostro, rozando nuestras narices, y cerrando los ojos, acariciándole y sellando su boca con la mía, rozando nuestros labios, abriéndome paso en su boca que sin saber el porqué se abría fácilmente cuando estaba en contacto con la mía, impidiendo que siguiese con la maldición.

Nos mordimos el labio inferior, en una lucha por conseguir nuestros propósitos. Durante un corto espacio de tiempo, dejamos de luchar, y aquellos “besos” se volvieron más suaves, provocativos y delicados.

Me dejó las muñecas y la garganta, para poner sus manos en mi nuca y cintura. Posó su mano entre la nuca y la cabeza, acariciando dulcemente mi pelo. Sin controlarme, me puse a gemir de placer a lo que él me inclinó con cuidado la cabeza para embellecer el beso.

Unas ramas de muérdago aparecieron mágicamente en el techo.

Pasó su lengua por mi mandíbula y por mi labio inferior, haciéndome sentir mariposas en el estomago y corrientes de electricidad en mi espalda.
Volvió a explorar mi mandíbula, para luego rozar levemente nuestras lenguas.
Puse una mano en su cabeza, despeinando su pelo rubio y él gimió y volvió a besarme con más intensidad y entrelazando más que antes nuestras lenguas.

Y nos separamos para volver a respirar.

Me sentía la cara ardiente, y sabía que seguramente tenía los labios rojos.

Cuantas chicas matarían por eso y además con razón, ya que tener algo con él era una cosa que más de la mitad quería. Realmente los rumores eran ciertos, besaba más que bien. Y si se llegara a saber aquello, seguramente sería la chica más envidiada y a la vez odiada de todo Hogwarts.

—Esto no debería suceder, no ha sucedido.
—Tienes razón. Tampoco tenía que haber sucedido el beso de la otra noche.
— ¿Estabas despierta?
—Medio despierta.
—Aquello no fue un beso…
— ¿Qué fue, entonces?
—Tenía las defensas bajas.
—Claro, cómo no… las defensas bajas… vaya excusa más mala…

Me cogió de las nalgas y un fuerte rubor apareció en mis mejillas. Entrelacé mis piernas en su espalda, paseando las manos por la misma, rompiéndole el traje que llevaba y quitándole todas las piezas, dejando al descubierto su musculosa espalda.

Su boca se movía lentamente en la piel de mi garganta, paseándose por todo el cuello. Sus manos que se movían al mismo ritmo que la boca, me sujetaban por las nalgas, provocándome más rubor del que nunca había tenido en las mejillas.

Me condujo hacia la cama roja, donde siguió dándome besos y despojándome de la poca ropa ya rota que llevaba. Cuando terminó, me di cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir.

—Madre mía, eres bellísima…
—Draco, no puedo… no podemos. Tú y yo no podemos. ¿Comprendes?
— ¿Qué más da que seamos de otra residencia?
—No es por eso, ¿eres virgen?
—No, ¿y tú?

Desvié la mirada a lo que él exclamó:

— ¡No jodas que no lo has hecho!
— ¡Claro que no lo he hecho, idiota! ¡¿Me he tirado todo Hogwarts, no?!
—Pues entonces será mejor que no… si no estás segura, no lo has hecho y no quieres…
—Lo siento, pensaba que no lo comprenderías.
—No pasa nada, será mejor que nos cambiemos de ropa, el baile empezará pronto.
—Yo no pienso ir… total, Viktor Krum se puede buscar otra pareja…
— ¿¡Qué dices?!
—Pues eso, que iba con Krum…
—Eso no, lo otro: ¿qué es eso de que no vas a ir al baile?
—Pues resulta que ALGUIEN me ensució mi vestido EXPRESAMENTE y encima me ROBÓ de mala manera los dos únicos vestidos que podía llevar. —dije enfadada poniendo énfasis a las palabras que se referían a él.
—Ah… los vestidos… ¿Te vale el rojo pero en color violeta y los zapatos negros?
— ¿Y eso?
—Nada, que es demasiado barato y Pansy sólo lo quería para fastidiarte, y cómo es tan feo que con el harás la pena, pues…
— ¿Y tu traje?
—Yo ya tengo otro negro. Ten, aquí tienes tu vestido. Me he tomado la molestia de comprarle pendientes y hacerle una rosa de diamante violeta con un peine para el pelo a Pansy, pero cómo ella dice que es para muggles y que ella no es digna de llevar algo tan barato y feo…
— ¿Hacías tú mismo las rosas?
—Pues sí.

Y al lado del vestido que se hallaban encima de una cama, aparecieron unos pendientes largos, con tres gotas de lluvia de color violeta y una rosa en un peine, del mismo color.

Me puse el vestido, los pendientes y el peine, y cuando giré para admirar el lujo de la vestimenta, el Slytherin ya llevaba el traje negro y la corbata gris a juego con sus ojos.

—Tenía otra cosa, y ya que estamos… cierra los ojos.

Algo frío rodeó mi cuello, provocándome temblores por todo el cuerpo.
Abrí los ojos y me miré en un espejo: una gargantilla de una cinta violeta con tres pequeños lazos negros, volteaba mi cuello. De los dos lazos de los extremos salían dos cadenas que se unían en el lazo del medio de donde salía una tercera cadena vertical que sujetaba un corazón de cristal rosa claro.

—Creo que ya empieza el baile, entre nosotros no ha pasado nada y lo que ha pasado aquí, se queda aquí. Para evitar sospechas de un posible contacto, saldré yo primero, y tú al cabo de un rato. No digas nada a nadie, representa que hoy no nos hemos visto. Si preguntan dónde hemos estado, responde que en Hogsmeade, dónde gracias a un sorteo te has llevado todo lo que llevas puesto. Si te comentan que no me han visto, les dices que también estaba allí, en una tienda de escobas o cualquier otra chorrada. —Se encaminó hacia la puerta y despidiéndome con la cabeza me dijo:

—Adiós, sangre-sucia.
—Adiós, serpiente.

Esperé unos minutos a que Malfoy se largara y me fui de allí. Salía de la estancia cuando una sombra apareció, alcé la vista y vi que una Pansy engalanada con un elegante vestido verde, y unas joyas de color jade estaba llorando y se dirigía hacia la Sala.

—Hola, Hermione. —Me dijo entre lágrimas. Pasaba algo raro: que Pansy me hablara con educación, por mi nombre, sin gritarme ni humillarme, era algo muy pero que muy fuera de lo normal.
— ¿Pansy, te encuentras bien? —La Slytherin caminó hacia mí y se sentó a la primera escalera que conducía hacia el baile, a continuación hizo un gesto para que me sentara a su lado y después de eso, me dijo:

—Resulta que yo creía estar enamorada de Draco, pero no es la persona a la que quiero, al descubrir quien era, pensaba que en este baile podría bailar con él, pero cómo voy con Malfoy… estoy hecha un lío y tengo miedo de enfrentarme a Draco…
—Bueno, ¿y quién es?
—Es Theodore Nott.
—Tranquila, ¿de verdad quieres ir con él?
— ¿Harías eso por mi? Es que siempre te he tratado mal, al principio, me gustaba Potter, pero desde el primer día vi que siempre sería tuyo.

Ahora, siempre que vas a la biblioteca, estás con Nott y eso me ponía muy celosa, por eso intentaba que se fijase en mí, aunque tuviese que gritar.
Y desde siempre, he visto que tú y Draco tenéis algo, así que intento separaros y ponerte en ridículo ante él.
Y para colmo, siempre eres la mimada de los profesores y la más inteligente y todo eso… y me da mucha rabia. En fin, siento haberme portado tan mal contigo.

—No pasa nada, ahora vayamos a la biblioteca.

Nos encaminamos hacia la biblioteca, el tiempo se agotaría y pronto empezaría el baile.
Cuando llegamos, vimos a Nott en su típico sillón, estudiando tranquilamente, cómo si el baile no fuera con él y no le interesara.

—Hola, Nott. ¿Estás estudiando?
—Hola, Hermy. Estoy estudiando historia de las guerras entre magos y muggles.
— ¿Puedes hacerme un favor? Esta Slytherin, me ha pedido muy amablemente si te podía pedir que esta noche, tú y ella bailaseis.
— ¡Hermione! —Protestó ella muy sonrojada.
— ¡Hahahaha! Hermione, eres muy cruel, pobrecita. Mira, nena, si eso es lo que quieres, es un placer y estaré encantado de bailar contigo.

— ¿Me ha dicho “nena”? —Me murmuró ella en el oído.
—Es para mostrar su simpatía hacia ti. Le has caído muy bien: no le ha dicho “nena” a nadie y eso que es muy reservado pero a la vez seductor igual que la mayoría los Slytherin. Disfrútalo. —Le murmuré en su oreja.
Me fui de allí y mientras me iba escuché:
—Hola, soy Pansy.
—Encantado, soy Theodore Nott, pero puedes llamarme Theo.
— ¿Qui- quieres ir conmigo al b-baile?
—Ahora mismo. Espera un momento, voy a por el esmoquin.

Salí de la biblioteca y a toda prisa me dirigí hacia una puertecita que se encontraba al lado del Gran Comedor, ahora transformado por completo para poder celebrar el baile.
En aquella pequeña sala, nos reuníamos todos los concursantes de la copa de los tres magos y sus respectivas parejas. Una vez estuvimos todos reunidos, salimos en fila india y nos situamos ante la escalera.
Yo, iba primera junto con Viktor, me seguían Cho y Cedric, Fleur y Roger y por último una gemela Patil y Harry.

Todo el mundo se giró y pronunció un largo “¡ooooh!”. Por parte de Ron había varios “Así que esta es su pareja… No puede ser… y esa no es Hermione…”
Mc Gonagall nos había indicado que nos posáramos al medio, para que todo el mundo viera, y así lo hicimos.

La música estaba a punto de empezar y yo no estaba muy segura de saber bailar con la suficiente corrección para no hacer quedar mal a Viktor. Las piernas me temblaban y estaba muy roja. Sonaron los primeros acordes para los participantes de la Copa cuando un hurón rubio atravesó toda la pista para llegar hasta nosotros, se situó al lado de Viktor y en voz alta y clara dijo mirándome a los ojos:

— ¿Me concederías el honor de bailar contigo?
— ¡Señor Malfoy, salga de aquí inmediatamente y vuelva a su sitio! —Mc Gonagall realmente estaba enfadada.

A lo lejos oí a Ron decir:

— ¡No te atrevas a tocarla!

A lo que Viktor contestó:

— Chico, sal de aquí.

Y Malfoy me suplicó:

—Hermione, cómo antes digas que sí, mejor, date prisa.

Lo miré confundida y le dije:

— ¿Qué estás haciendo?
—Krum, ve con esa de allí.
—No quiero.
—Por favor Krum, ya bailaremos tú y yo después, pero vete ya que Mc Gonagall se está enfadando.
—De acuerdo, pero me debes un buen baile.

Krum escogió una chica al azar, la llevo a la pista y la música volvió a empezar.

—Draco…
— ¿Qué pasa?
—Que no sé bailar.
—Tú sólo mira mis ojos, yo te llevaré.

Y así lo hice, me adentré en sus ojos grises, iguales a la niebla que tanto me gusta, llena de misterio.
Él me cogía de la mano y la cintura, parecía que volase, me sentía los pies ligeros cómo una pluma, parecía que saltase cómo si fuera más ágil que un leopardo, me cogía cómo si temiese romperme, rápido cómo una águila o una serpiente, feroz cómo un león.

Me hacía girar en el aire, como si fuese una mariposa, para luego caer en sus fuertes brazos. Después me guiaba por la pista y volvíamos a girar, primero en el aire y después en el suelo.

La música estaba terminando, y la fría nieve que caía del techo empezaba a derretirse. Sonó el último acorde y Draco, al igual que los otros chicos con sus parejas, me inclinó y me murmuró:

—Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes. El amor es un misterio, todo en él son fenómenos a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo.

— ¿Qué quieres decir con eso?
—El amor no se siente con la cabeza, sino con el corazón.

Y a continuación, delante de toda la gente, me inclinó un poco más, me puso una mano sujetándome la cabeza por la nuca y con la otra me cogió delicadamente la barbilla para darme el mejor beso que Draco Lucius Malfoy podía ofrecer a una chica.

La gente se quedó boquiabierta, pero sorprendentemente un sector sonreía ampliamente: por raro que fuera, el gran enemigo de las serpientes de Slytherin, los leones de Griffindor, donde estaban la mayoría de amigos, sonreían ante aquella escena.
Todos se habían enterado del aprecio que sentía por aquella serpiente, pero evidentemente no sonreían por ese chico que los había tratado de una forma imperdonable, sino porque todos eran mis amigos y por tanto, sonreían porque al fin era feliz.

Pero las disputas no se iban a terminar, y yo protegería mis amigos y a él hasta la muerte. Igual que él haría conmigo.

Por muy amigos que fuésemos, yo no dejaría de ser esa sangre-sucia y él esa serpiente viperina.

Porque los opuestos se atraen y los iguales se repelen ¿no?

Al fin sabía lo que quería, lo quería y amaba a él; ni a Ron, ni a Viktor, ni a nadie más.

Cuando se terminó el beso, le dije en su oído:
—El amor es un infierno donde uno quiere pasar la eternidad, y yo esa eternidad no la podría pasar sin ti. Te quiero.
—Yo también te quiero, sangre-sucia.

Y así, en aquella noche en que todo había cambiado, todos descubrimos lo que en realidad quería.

Mc Gonagall dice que no hubo una fiesta más loca que la de aquella, ni una nevada más blanca que la de aquel año.

Todo había cambiado, a partir de aquel momento nada volvería a ser igual.

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By: Temari Yamanaka.

Los personajes y escenas mencionados en este fic, son propiedad absoluta de Jane K. Rowling.

Este fic es de MI propiedad: PROHIBIDO EL PLAGIO. En caso de querer hacer una posible adaptación me tenéis que pedir antes permiso.

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Fin del Fic.
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Al cabo de tanto tiempo, he terminado mi primer y único Dramione de siete capítulos. Les doy las gracias a todos ustedes, seguidores de mi fic, usuarios o invitados. Habéis respondido siempre que os lo he pedido. Me han gustado muchísimo vuestros comentarios (a excepción de algún que otro spam vv’).

Agradezco vuestra paciencia y entretenimiento. Me ha encantado escribir este fic. Gracias a muchos de vuestros comentarios (exceptuando los SPAM) he mejorado muchísimo como escritora.

Quiero despedirme de vosotros con siete preguntas:

-¿Quieres una posible conti?
-¿He mejorado mucho?
-¿Qué tengo que mejorar?
-¿Qué te ha parecido el fic?
-¿Qué parte te ha gustado más?
-¿Hay algo que no te haya gustado nada? (Mucho OoC al final, descripciones demasiado largas, traducciones raras…)
-¿Qué te ha hecho sentir el fic?

Espero que hayan disfrutado el fic tanto como yo.

Me gustaría dedicar este fic a:

Okita
Morethanthis, que gracias a ella entré aquí. Nunca dejaré de darle las gracias.
Mammon de la Avarícia
Lunabetz, que este fue el primer fic que leyó.

Y cómo dice mi amiga Mammon de la Avaricia…

Me despido de ustedes con una sonrisa y una reverencia, siempre a su servicio.

Saayooo^^.