Harry Potter Dolor y pecados

Aquello no podía estar pasando, su mente se negaba a reconocerlo, aquella sala donde ahora se encontraba tan solo le produce dolor, ver a todas esas personas aterradas, aferradas a sus amigos, apoyándose unos a otros tratando de encontrar un consuelo a toda aquella pesadilla, si, esa era la palabra exacta, pesadilla.

Camina lentamente mientras es observado por todos, él trata de desviar la mirada a otro lado pero daba igual, mirase a donde mirase allí había alguien con los ojos llenos de miedo, a su izquierda los cuerpos de los muertos descansan ya en paz sin alma, ve a Lupin y Tonks, crack, siente que algo se ha roto por dentro suya.

—No, tu no por favor — escucho de más cerca.

Sus ojos se fijaron en la voz, era su mejor amigo Ron ahora abrazado por George.

Todos los Weasley estaban allí junto al cuerpo de uno de los pelirrojos, de Fred Weasley, otro crack escucho en su pecho, un dolor horrible, fuerte y puntiagudo que no cesaba.

Vio al padre de Ron, el señor Weasley tenía la cara cubierta de suciedad pero aún podía distinguir su mirada de dolor, tratando de ser fuerte para ayudar a sus hijos, Ginny apoyada en Hermione ya no tenía esa sonrisa risueña y alegre que tanto le había enamorado, sino vidriosos, de rabia a la vez que dolor, su amiga le acariciaba el pelo mientras le abrazaba con fuerza tratando de transmitir su apoyo en balde.

Se planto allí y con esfuerzo miro al cuerpo sin vida de una persona que dio muchas alegrías a Howgarts, trago saliva y le miro la cara, una cara que aunque estaba sin vida mostraba una sonrisa, fruto de la última broma que había gastado. Entonces sintió algo detrás suya, era la señora Weasley quien le acariciaba el pelo y le miraba con esa sonrisa tan maternal propia de ella pero sus ojos no podían decir lo mismo.

Tras unos segundos contemplando la escena solo pudo soltar un suspiro para no romper a llorar, tenía que mantener ahora la calma porque de lo contrario todas las muertes y sacrificios no habrán servido para nada.

Se separo de la señora Weasley y se marcho por una de las puertas, la cerro con cuidado y se apoyo en la pared mientras miraba el techo tratando de aguantar todo ese dolor.

—¿Como voy a poder mirarlos de ahora en adelante?, ¿como me vera Ginny y Ron?, ¿me odiarán?, es lo más normal porque por mi culpa Fred...Tonks, Lupin...todos acaban igual pero no debo rendirme, ahora lo importante es vencer a Voldemort— apretó el puño y saco su varita.

No iba a rendirse sin pelear, aún quedaba mucho por lo que luchar, un futuro mejor. Tras un rato consolándose a si mismo salio por una de las puertas, se escucho un ruido, el señor tenebroso había llegado con sus secuaces a las puertas y vestidos de negro con esa sonrisa egocéntrica en sus caras observaban la situación.

—Alumnos...de Hogwarts y...Harry Potter— dijo con su voz fría mientras todos se reían detrás suya.
—Te olvidas de algo...Tom Ryddle, a diferencia de ti...yo no estoy solo— un sonido proveniente del castillo hace temblar el lugar asombrando a Voldemort y sus seguidores.

La cara de enojo del señor oscuro por haber sido llamado por ese nombre muggle fue cambiada a una de sorpresa al ver como del castillo salieron todos los alumnos, profesores y familiares con gesto serio.

—¿Qué significa esto?— pregunto tratando de mantener la compostura.
—Significa que ya no nos das miedo, no te tememos Tom, en cambio tu y los tuyos tenéis miedo— se giro a ver a los suyos que parecían echarse atrás salvo Bellatrix.

Harry se sentía fuerte, aquel dolor había desaparecido, desde atrás suya en una distancia de unos pocos metros Ron, Hermione y el resto de personas pudieron ver algo increíble, alrededor de su amigo habían siluetas blancas, fantasmas...los fallecidos en la guerra, Tonks, Lupin, Fred...hasta Snape quien seguía teniendo ese gesto serio.

—Espero que estés listo...Voldemort...los fantasmas del pasado y las personas a las que has asesinado han venido reclamando venganza— poco a poco fueron apareciendo más fantasmas, James, Lily, Sirius y hasta el mismo Dumbledore.

Entonces todos los mortífagos salieron por patas dejando solo al señor oscuro con sus pecados.