One-shot de Pokémon - Diversión en las flores [TLF]

Era una mañana hermosa en alola y para Cindy era sencillamente el mejor día de su vida, el cielo despejado, no había ningún tipo de tarea doméstica u otra obligación y frente a ella se extendía un hermoso y amplio campo de flores, para ella una adolescente joven y llena de energía no había nada mejor que un gran y hermoso prado floreado.

Ese lugar seria su secreto, uno que le había costado tanto encontrar, apartado, oculto y solo para ella lo recorrió admirando las flores y los distintos tipos de Pokémon que estaban en el lugar, camino hasta que ya no pudo más, se había divertido mucho, tal vez demasiado, el tiempo pasó muy rápido, tanto que incluso ella sintió que había perdido unas horas de su vida, pero no le dió demasiada importancia el aroma de aquel lugar, la paz y la tranquilidad que transmitían era algo maravilloso perderse en ese lugar era el paraíso para ella.

Algunos días más pasaron y sentia la necesidad de regresar al prado, más que ganas de divertirse con las flores y ver a los Pokémon del lugar era una necesidad regresar, había algo magnético en el prado que llamaba a volver, tal vez fuese el sol o el hermoso paisaje pero no podía sentirse tranquila, necesitaba regresar a ese campo florido, su día a día resultaba cansino, molesto y desesperante sencillamente esperaba a estar libre para volver a ese lugar.

Fueron cinco días de agonia, cada uno más lento y más desesperante, necesitaba volver a sentir el aroma de las flores, sentir el sol tostado su piel y la suave caricia de los pétalos al rozar su piel, al llegar a su deseado lugar el refrescante aroma del patio la embriagó, por fin estaba de regreso y como no lo había hecho en días pudo volver a sonreír, esta vez dedico toda su atención al lugar, quería grabarlo fuerte en su mente, recordar cada aroma, cada instante pues al igual que su primera vez aquí el tiempo pasó volando, fue incluso tan rápido que se sorprendió al darse cuenta que el sol había empezado a ponerse, había estado unas cuatro horas paseando por el lugar, deambulando tal vez, pero no podía recordar con exactitud qué había hecho, pero por el dulce aroma de las flores en su ropa parecía que había estado recostada en las flores, así que con esa idea en mente regreso a casa con una amplia sonrisa.

El día siguiente algunos nubarrones ocultaron al sol del cielo y con ellos una buena cantidad de lluvia llegó, no estaban en épocas de lluvia pero no eran extrañas las lloviznas en aquel lugar pero para ella la idea de la lluvia en su hermoso campo de flores, de imaginarlo lleno de lodo y aroma de las flores perdido por el fango la hacía enojar, esos días de lluvia hicieron que todos a su alrededor se preocuparan, se había vuelto arisca y con humor cambiante, no fue hasta que una vez más hubo buen clima que pudo regresar a su precioso prado a ese campo de flores que la hacía desvanecerse de felicidad y esta vez se perdió en el hasta la noche.

Su sobresalto fue grande no entendía que había ocurrido, estaba agotada, su ropa y cabello estaban cubiertos de hermosas flores, pero su cuerpo estaba agotado y su mente parecía confusa, regreso cómo pudo a su casa a pasar el resto de la noche, hizo caso omiso a los gritos y regaños de sus padres y sencillamente se fue a la cama, no entendía que estaba ocurriendo, hasta entonces no lo había notado pero había estado regresando una y otra vez al mismo lugar, había estado volviendo sin darse cuenta de que hasta ese momento sencillamente no quería dejar ese lugar, le dió tantas vueltas a esa idea que sencillamente cayo rendida.

El sol de la mañana la despertó, su cuerpo no había logrado reponerse estaba aún más cansado que la noche anterior y había algo extraño en su cama abrió los ojos como platos al darse cuenta de que había despertado en el prado lleno de flores, no sabía cómo pero estaba allí sentada en una pequeña loma llena de flores de distintos colores.

Tambaleándose se puso de pie como pudo y camino en dirección a su casa, tenía la mente atontada y sus sentidos estaban completamente nublados, llegó a su casa, se metió a la ducha e intento relajarse, trato con todas sus fuerzas de entender que estaba ocurriendo, pero no podía entenderlo, no podía darle sentido a lo ocurrido y menos poner en palabras lo que sentía.

Tenía terror de acercarse a su cama, el sol estaba en lo alto del cielo pero esto más que alegrarla la espantaba el olor de las flores la perseguía y la imagen de ese hermoso lugar no podía salir de su cabeza, no podía pensar en nada más, no podía concentrarse, no importaba lo que hiciera ese aroma la seguía a todas partes y por segundo día consecutivo ocurrió, estaba segura de que había dormido en su cama, pero había despertado en el campo de flores.

Era pasado el mediodía y esta vez sus piernas le fallaron, no podía ponerse de pie, no podía gritar estaba relajada y cansada, no podía explicarlo trataba con desesperación de ponerse de pie, de gritar pero su cuerpo solo recibía mensajes de tranquilidad aunque su mente estuviese experimentando el más absoluto terror y así desde la impotencia absoluta recostada en el mismo lugar cerro los ojos y durmió, cuando volvió a abrirlos la posición del sol y el sonido en su estómago le arrancaron un deplorable lamento, había pasado un día entero, el pánico en su cuerpo hacía temblar sus labios mientras la idea llegaba a su cabeza tal vez más de un día.

Todo el cuerpo le dolía mientras cómo pudo se puso de pie, su cabeza estaba palpitando dando punzadas de dolor agudo con cada paso mientras su mirada trataba de encontrar algún foco algún lugar donde no hubiese flores pero no había un lugar así en su escondite, cayó de bruces al suelo y sus ojos se cerraron con el golpe, cuando pudo abrirlos una vez más era de noche ya no tenía fuerzas para moverse apenas y podía ver más allá de su cara y las flores que allí estaban, esas flores que con horror vea cómo empezaban a crecer en uno de sus brazos, su joven mente no podía procesar del todo lo que estaba ocurriendo pero había comenzado a sentirlas, era el dolor exasperante de las flores hundiéndose en su carne lo que la había despertado, el escozor de la tierra en las heridas sangrantes por las que esas flores hacían correr su sangre y entonces lo vio junto a ella apenas visible y completamente camuflado en el campo colocando una tras otra las flores en su piel, un Pokémon de cuerpo alargado como un collar recogiendo flores y incrustandolas en ella para que crecieran, el grito que profirió fue tal que su garganta sé razgo y con ello pedido el conocimiento.

Despertó en un lugar blanco, sus ojos no podían enfocar nada pero ya no era ese campo, había algunas personas allí trato de estirar una de sus manos pero no consiguió moverla, su brazo no respondía a ninguna orden que su mente intentará dar, poco a poco ganaba más conciencia de su cuerpo, sus piernas tampoco respondían y sus ojos recuperaban cada vez más la luz.

Había alguien allí, un doctor explicándole lo que había ocurrido, el beso drenaje en combinación con ciertas flores alucinógenas la habían hecho presa y víctima de lo que casi fue su funeral pero había tenido suerte, ahora estaba sana y con suficiente descanso podría recuperarse.
El dolor de su cuerpo era persistente pero con el pasar de los días se hacía más y más llevadero, las semanas pasaron y con ellas su condición mejoro hasta que por fin sería dada de alta, estaba contenta, de poder recuperar su vida y por fin salir de esta pesadilla o eso pensó esa noche que justo antes de dormir pudo sentirlo, tan penetrante como aquella noche y con el más absoluto terror intento gritar pero su garganta no la acompaño, el embriagador aroma del campo de flores estaba allí con ella y con el su conciencia se desvaneció así como sus fuerzas, todo sencillamente se desvaneció.