One-shot Divagación [Gakkou Roleplay]

N/A: Cannon. Aplica para el receso del jueves.
Personaje: Aleksander Hal, Katherin Manson. Mención a Abby Miller.

DIVAGACIÓN​

Era algo estúpido, realmente estúpido, pero me sentía como si por primera vez, hace mucho tiempo hubiese hecho algo mal. Abby se retiró del salón con el desganó ganándole en los pulmones, y eso era obvio hasta para un idiota como yo. Me ensimismé nuevamente en la música al colocarme los audifonos en lo que se llenaba el salón, hasta que la docente pasó por mi lado. El día transcurrió con la soltura de siempre, pero ahí estaba yo en el almuerzo como un idiota dentro del salón de clases. Me la había pasado entrando y saliendo del chat de Kathe, como sino supiera como hablarle.

Ey, ¿vamos abajo?

Me escribió ella primero, chasqueé la lengua y tomé de la botella de agua que había comprado en la mañana.

No, no tengo ganas de bajar, boba. ​

La idiota me dejó en visto. Me irrité en lo que me comía el sandwich que había traído de casa para no gastar más dinero esta semana, me lo comí casi con fastidio. No porque supiera a mierda ni nada, sino por... ni yo mismo sabía por qué carajos. Tomé del líquido para pasar el alimento y me escurrí en el pupitra. La idiota había hecho hasta un puchero... por algo tan bobo como el que no podía ir. Abrí de nuevo el chat con Manson, escribiendo luego de darle mil vueltas al asunto.

¿Crees que me dejen salir temprano el sábado?

¿Por qué esa pregunta tan atípica?​

No seas metida, solo pregunto.

Sino me cuentas no te ayudo.​

Suspiré con fastidio sintiendo que se me brotaba la vena de la frente. Era problemática cuando le daba la gana.

Una compañera cumple años.

Uy, uy, uy. ¿Y eso que significa? ¿Irás? ¿Por qué te molestarías en ir? ¿Quién es? ¿La conozco? ¿Es una buena chica?​

Fruncí el ceño, y casi que iba a teclear pero los pasos me tensaron al sentir que alguien entreba al salón, sin embargo el cabello azabache que pasó por mi derecha y se sentó frente a mí me había hecho casi que reír luego de gruñirle. Había caminado a un ritmo de quién sabe qué, pero por la prontitud suponía que a la final no había bajado sola, y como yo, decidió comer en el salón. Traía entre manos un batido de mora y me dejó en el pupitre un dulce de caramelo.


—Eres una chismosa, Kathe.

Se rió entre dientes, cruzando las piernas y balanceándolas en lo que murmuraba, porque sabía que no respondería realmente a todo lo que me cuestionó como metralleta por chat.

—¿Y sabes qué comprarle?

Alcé las cejas ligeramente, recibiendo el lavanda de sus ojos. A lo que recordé la conversación en la sala multimedia, suponía que eso podía servir, o también su estilo... partícular.

—Un gorro... o unos audifonos, no sé, la idiota es muy rara.

—¿Rara por qué le gustan los audifonos y los gorros? Deja de divargar tanto Hal —se echó a reír con las manos en el estómago, relajándose al mirarme nuevamente en lo que sentía las mejillas calientes. La estúpida siempre se burlaba de mí, en mi puta cara—. Vamos Hal, lo raro aquí es que quieras ir a una celebración de cumpleaños, nisiquiera te gustan los tuyos.

Era cierto, en realidad, no solía ni celebrarlos más que con la invitación o el detalle que no faltaba de parte de Katherin. Iba a replicar aún así por pura inercia pero ella me quitó el turno, bajando el tono de voz en esta ocasión.

—Puedo hablar con el supervisor para que te deje salir más temprano, no creo que tenga problema —apreté los labios ligeramente al saber que nada era gratis—, pero a cambio, me dejas acompañarte hoy en la noche a elegir el obsequio a la muchachita. ¿Tienes dinero y eso?

Había pensado en comprarme unos tennis, pero suponía que podía dejarlo para la otra quincena, por lo que asentí en lo que volvía a beber de la botella de agua. Aún así, no le diría nada a la idiota de Abby, no hasta que llegara a su estúpido cumpleaños.