Detras de la mascara...

Re: Detras de la mascara...

Hola!! Traigo conti, porque estaba aburrida hoy, y nada, me puse a escribir
y lo que salio salio!


Sunzure: Creo que todavía ni yo se eso. Pero ya se me ocurrirá algo jaja. Ahora tengo que ver quien es el padrino xP

Liney: U.U Si, asi es la vida. ^-^El siempre la quiso ;) En el anime tmbn, por eso hice que la quiera, pero de todos modos se casa con Ayame ^^

Saritz: Dudo mucho que la cosa se arregle U.U Pero hago lo posbile xD Sessho es tan el, que si me gustaria cambiarlo... pero lo voy a pensar ;)

Sesshomaruk: Si, lo daña porque no le importa su padre. Sessh: - No es mi madre!! xD ok eso te diria el.

Paolaomesita: Como le dije a liney, si se casaran igual. Pero en parte kouga lo hace para ver si olvida a Kagome

Leti: Si hazlo! *-* yo te apoyo! EL no la quiere, y tiene razón, si inu no taisho no esta, le puede pasar cualquieer cosa (Sessho no se hace responsable de eso! xD)

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Bueno chicas ahora les traigo la conti ^^

Kisses

 

Re: Detras de la mascara...

CAP. 13: Un secreto no tan secreto…




El sol entraba por una de las ventanas. Los rayos daban justo en la cara del hombre, eso lo despertó y fue abriendo lenta y suavemente sus ojos, los cuales, una ves abiertos, eran tan rojos como la sangre.

Bajó a desayunar, su mansión era grande, enorme, pero el la conocía de memoria.

- Señor Naraku ¿Qué tenemos preparado para hoy? – Preguntó Juuroumaru, quien lo esperaba todas las mañanas para tomar nota de los quehaceres del día, que Naraku le encomendaba.

- Para hoy nada, se toman el día libre. – Le contesto. Juuroumaru tenía la sorpresa impresa en el rostro.

“¿Cómo pude ser que el amo nos esté dando el día libre?” Pensó intrigado, pero sabía que no tendría respuesta, por más que pregunte.

Entonces, Naraku se dispuso a comer. En su mesa había de todo un poco, desde fiambres, cereales, tocino con huevos, jugos de frutas frescas, café, etc. El siempre comía tranquilo, nunca tenía nada que lo apure.




En casa de Kouga y Ayame, quienes estaban viviendo juntos, estaban los tres sentados a la mesa, listos para desayunar. Claro que habían dos personas que estaban dispuestas a escuchar sobre la vida de su amigo Bankotsu.

- ¿Cómo dormiste? – Preguntó Ayame a su amiga Kagome.

- Muy bien, gracias. – Sus gestos eran somnolientos: recién se despertaba.

Estuvieron desayunando y charlando de todo un poco.

- Ah, Kagome, te tenía que preguntar – comentaba con una sonrisa bien marcada - ¿Serías mi dama de honor en nuestra boda?

- ¡Estaría encantada! - una sonrisa se dibujó en su rostro. Estaba tan feliz por ellos. “Ojala yo pueda ser así de feliz algún día.” Pensó con amargura y un poco de esperanza.

Kouga notó un poco de tristeza en su mirada. - ¿Estás bien? – Sonaba muy preocupado.

- Si Kouga, gracias. ¿Por qué lo dices? – Se extrañó Kagome.

- Por nada. – Sonrió disimulando.

- Lo que pasa… es que… -No sabía si contarles. – No se rían, pero tuve un sueño anoche.

- Te escuchamos. – Dijo la pelirroja, como cualquier amiga haría.

- Bueno…

>>>>>>>>> Sueño de Kagome <<<<<<<<<<<<
*Narra Kagome*

Me encontraba en un lugar desconocido para mi. Pero era muy bonito, era una gran casa, que más que casa, parecía una mansión. El jardín era extenso con árboles y flores de todo tipo y colores, muy bien cuidados. Un lago en el medio, en él yacían patos, cisnes, algunos peces y demás animalitos. Era todo muy hermoso.

De pronto, escuché unas risas. Por eso caminé hasta donde provenían: dentro de la mansión. Este lugar era amplio, con grandes columnas, ventanas con cortinas de seda, todo pintado de blanco. En el centro de ese salón, había una pareja bailando.

La mujer reía mientras el hombre la hacía girar en sus brazos. Ella llevaba un vestido blanco, terminaba en campana. Tenía detalles en rosado. Su pelo estaba suelto, era lacio y negro. Sus ojos eran medio grisáceos, no los podía ver muy bien.
El joven hombre, poseía ojos azules. Su pelo era largo y negro, lo llevaba en una trenza. El hombre, ya muy conocido por ella, estaba allí, con otra mujer.

Los escuché hablar. – Amor, vamos a merendar. – Le dijo ella. Sentí que la sangre me hervía. ¿Acaso eran celos? No, no podían serlo…. No debían serlo…

- Claro princesa. – Le contestó el afectivamente. Cuando iban caminando, un perro apareció y saltó sobre Bankotsu. – Kaguya, dile a tu perro que se salga de arriba mío. – Le dijo con fastidio.

- Ash, está bien. ¡Rex! – Lo llamó, de ese modo, el perro se fue con ella.

Parecían tan felices, como si fueran una pareja. ¡Un momento! Pareja, eso es. La prometida de Bankotsu… ella es… Kaguya…

Pasaron unos minutos, y ya estaban en el jardín merendando. Parecía que no podían verme.

Los vi sentados allí, y decidí acercarme aún más. Para averiguar que ocurría.

- Hola, ¿Qué necesitas? – Me preguntó la mujer esa, Kaguya. Al parecer ahora si me veían.

- ¿Cómo te llamas?- Ahora me lo preguntó Bankotsu. ¿Que? ¿Que como me llamo? Pero… un suspiro se me escapó de los labios.

- Kagome. ¿No me recuerdas? – Le pregunté desilusionada a mi amigo.

- No. ¿Nos conocíamos?

- Kagome… Kagome… - Se quedó pensando un momento, Kaguya. Luego hizo un gesto con la mano: su mano izquierda estaba abierta, y con la derecha cerrada, golpeó suavemente la otra, en gesto de “lo se”. – Lo tengo – dijo mientras hacía dicha acción. Luego se dirigió a Bankotsu. – Amor, ¿no es esa la mujer con la que andabas antes de que nos casemos?

-Puede ser… ¡Ah Kagome! – Dijo ahora con alegría. No lo podía creer, me… me había… ¿olvidado? Sentí que mi corazón se rompió.

Luego no se que pasó, desperté.

*Fin de la narración de Kagome*
>>>>>>>>>>> Fin del sueño de Kagome <<<<<<<<<<<<<<<<

- Hay amiga lo siento. Pero… ¡Es solo un sueño! No te dejes llevar por ellos. – Le dijo en un intento de animarla.

- Es cierto, cualquier cosa, sabes que siempre estamos nosotros. – Kouga le guiñó un ojo.

- ¡Muchas gracias! Los quiero tanto. – Terminó de decir.




En el castillo de Inu no Taisho, se encontraban desayunando, con tres invitadas.

- Rin, eres tan adorable. Ya tengo una idea de cuando se van a casar. Pero quiero que me lo confirmen ustedes. – Decía alegre Izayoi.

- Pues, todavía no decidimos mucho, pero para dentro de dos meses más o menos. ¿No cielo?- Le preguntó Rin a su futuro esposo. Ella lo quería tanto, pero el no. El no le demostraba cariño, ni parecía interesado, y eso le dolía mucho a Rin. Pero… ¿Que más podía hacer? Obligarlo a quererla. No podía, no se atrevía. Ella deseaba casarse con el, pero el no. O eso es lo que ella sentía…

- Aha. – Contestó sin interés alguno. – Ya el mes que viene prepararemos todo: los invitados, el salón, el vestido y el traje. Los adornos y demás detalles.

- Me alegra que al fin te vayas a casar, hijo. Y que te tomes lo de preparar todo tan en serio. AL parecer te interesa mucho. – Rió Inu no Taisho, desconociendo la verdad. Rin, solo sonrió melancólicamente, a lo que las otras dos mujeres se dieron cuenta, pero ningún hombre ni Izayoi notaron. – ¿Y ustedes hijos? Para cuando la boda. Si se nota que se quieren mucho. – Refiriéndose a Sango y Miroku, Inuyasha y Kikyo.

- Dos meses después de la boda de Sesshoumaru, haremos una boda doble. – Les contó Inuyasha.

- Que alegría me da escuchar eso. – La alegría en el rostro de Izayoi era notable.

- Hijo, me alegra más, que al fin sientes cabeza. – Le decía Inu no, a Miroku.

- ¿Por qué lo dice? – Pregunta Sango sin entender.

- ¡Por nada! – Gritaron Inuyasha, Miroku y Kikyo al mismo tiempo.

- Ok. Jeje. – Rió nerviosa, sin entender.

Al terminar el desayuno, Inu no e Izayoi, llamaron a Sesshoumaru a charlar un poco.

- Hijo, ven tenemos algo que decirte. – Dijo preocupado Inu no Taisho, mientras lo llevaban lejos del resto.

-¿Qué quieres? – Le preguntó hostilmente.

- Emmm… bueno – No sabía como decírselo. - ¿Izayoi se lo dices tu?

- Claro. Nosotros te tenias que decir… que

- No creo que me digan algo que no sepa.

- Escúchanos, te teníamos que decir que… - Suspiró, ella sabía que la iba a odiar más por eso. Pero era necesario que lo sepa- tú… tu madre esta… viva – Dijo con la cabeza gacha, y con voz muy suave, baja y apenada. – Ella nunca murió. Solo te lo dijimos porque eras muy pequeño. Y… Y… - Las lágrimas comenzaron a caer del rostro de Izayoi, y no puedo terminar.

- Cállate mujer. ¿Cómo te atreves a hablar de mi madre? – Le dijo con furia. – Además, te dije… ¡Que no había nada que ustedes me puedan decir que yo no sepa!

- Sesshoumaru…yo – Decía Izayoi en un intento de disculparse.

- Nada. No quiero que digas nada, además no tienes nada que decir. – La cortó. – Si vas a decir algo, que sea coherente e importante.

Un silencio se apoderó de la sala en la que se encontraban ellos tres.

- Sesshoumaru no le hables así a tu madre.

-Ella no es mi madre. Es la madre de tu hijo. – De pronto se frenó, miró mejor a Izayoi, y agregó: - De tus hijos. – Completo en tono de desprecio hacia ellos.

Ambos abrieron los ojos como platos: ¿Cómo podía ser que el lo sepa?

- ¡Sesshoumaru! Deja de referirte a Izayoi como a una extraña.

- Si lo hago, es porque lo es. – Por el rostro de Izayoi comenzaron a caer lágrimas, al principio suavemente, y luego más seguidas. Inu no Taisho la abrazó, pero Izayoi se fue a su habitación.

- ¿Estás contento? Conseguiste hacerla sentir peor aún. – Le dijo con ¿bronca? No, no era bronca, era algo más parecido al… ¿resentimiento?

- Lo se. – En tono sobrador. – Ahora, ese no es el tema. ¿Por qué tardaste tanto en poder decirme algo tan obvio?

- ¿Desde cuando lo sabes?

- Desde siempre.

-¿Como? – Estaba aún más sorprendido. - ¿Y por que nunca dijiste nada?

- No te interesa. – Tras decir eso, se marchó con los demás, quienes estaban charlando, preocupados. Inuyasha ya no estaba.

Cuando volvió, Sango y Kikyo preguntaron:
-¿Qué pasó?

- Nada.

- No te creemos. Izayoi salió llorando, e Inuyasha fue tras ella. – Siguió Kikyo.

- No me interesa. – Luego de decir eso, se fue al jardín. Se sentó en una banca y comenzó a recordar.


>>>>>>>>>>>>>>>> Flash Back<<<<<<<<<<<<<<<<<<
*Relata Lady (yo)*

Hace 21 años, cuando Sesshoumaru tenía 2 añitos, sus padres aún estaban juntos. O eso querían aparentar.

Era una tarde lluviosa y gris. Sus padres estaban discutiendo.

- ¿Por qué haces eso? – Preguntaba la madre de Sesshoumaru.

- Akira, entiéndelo. Esto ya no puede seguir así. Debes irte. – Le decía Inu no Taisho. - ¿Qué no entiendes que ya no te quiero?

- No puedo, vete tú. Yo tengo que criar a MI hijo. – Decía ella dolida.

- Esta es MI casa. Pero si así lo quieres, así será. Me iré. –Hizo una pausa. – Pero con mi hijo.

- No. El necesita de mí. Debes entender, que él no te quiere, nunca lo hizo.

- ¡Pero que dices mujer! Soy su padre. – Dijo mientras le daba una bofetada a su esposa.

- ¡Ahhh! – Gritó Akira mientras caía al suelo. Fue cuando vio a su hijo en la puerta. Se paró lo más pronto posible, y corrió a alzarlo en brazos. – Amor mío. ¿Estás bien? – Le preguntó a su hijo, quien a pesar de tener tan solo dos años, era muy inteligente: hablaba a la perfección con lenguaje avanzado, escribía un par de cosas, y entendía perfectamente todo lo que pasaba. Él, era muy calculador, no quería a su padre. A la única que si quería era a su madre.

- Claro mami. – Le dijo inocentemente. – La pregunta sería: ¿como estás tú?

- Bien, bien. – Entonces Sesshoumaru se bajó de los brazos de su madre y caminó hasta su padre, quien lo creía un inútil (Inu no, a Sessh).

- ¿Por que dañas a mi madre? Ella no te hizo nada. – Le dijo con indiferencia. – Al contrario, eras tu. Quien se iba con la mujerzuela esa. – Esta vez con asco. - ¿Es por ella cierto?

- ¿Qué cosa?

- ¿Si es por ella que dejas a mamá? ¿Si te irás con esa? – Le preguntó otra vez, el niño.

- ¿Tu que sabes? No debes hablarle así a tus mayores. – Le dijo e intentó golpearlo, estaba furioso. Pero Akira se puso en el medio, recibiendo ella el golpe.

- No me voy a ir contigo. Me quedaré con mi madre. – Le dijo, mientras caminaba hacia su madre. - ¿Me oyes? Quédate con tu mujer, pero déjanos en paz a nosotros dos. Tres, que diga, contando a Ah-Hun. – Se autocorrigió, al recordar a su querido caballo.

- Te vienes conmigo y punto. – Fue cuando lo cargó y se marcho de la mansión. Pero Sesshoumaru tenía una buena memoria, de donde quedaba la mansión: prestó atención al camino, así podría volver.

>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>Fin Flash Back <<<<<<<<<<<<<<<<<<<

“Nunca se lo perdonaré…” Pensó el peli plateado. “Además… Gracias a aquella carta…”

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos…



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Espero que esta conti sea de su agrado.

Ojala que con esto se resuelvan sus dudas,

ya saben que cualquier cosa me dicen ^^

Espero poder poner otra para el jueves, ^-^

Cuidense mucho!!!

Suerte!!

Kisses

 

Re: Detras de la mascara...

Hola a todas! Lo prometido es deuda, y por eos acá les traigo la conti!

Estoy medio apurada, así que hice lo que pude :) Espero que les guste.


Sunzure: jijiji, si, pero se tenia que acordar de lo que le paso. Por lo menos de eso, que era importante! Supongo que lo más comun es que se sienta triste y desplazada.

Paolaomesita: Si, de ahí saco que lo odia (no mentira, porque tampoco lo quiso nunca jaja) Jeje, si, sino no sabia como contarlo :P

Leti: Rin ya no puede decir nada, porque sus padres no se lo permiten. ADemás ya está todo arreglado. Si no se acuerda, no se puede vengar ;)

Liney: Puede ser, pero eran necesarias (a mi gusto :P) Me parecio que iba a quedar exagerado, pero el era así, frio, calucalador, educado. Así que, bueno nada.

Ahorita les subo la conti ^^

Kisses

 

Re: Detras de la mascara...





Cap. 14: Problemas familiares





“Nunca se lo perdonaré…” Pensó el peli plateado. “Además… Gracias a aquella carta…”

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos, al sentir unos brazos alrededor suyo. Era Rin, quien lo estaba abrazando. El no correspondió.

- ¿Estás bien? – Preguntó Ella, preocupada por él.

- Si. No… no te preocupes. – Le dijo serio.

- Se que no me vas a contar lo que sucedió, pero te pido por favor, que vayas a ver a tu madre. – Le pidió Rin un poco triste.

- No se lo merece. – Contestó fríamente. Rin al escuchar esas respuestas, se puso muy triste de como trataba a su madre, ya que ella creía que era su madre. Comenzaron a caer lágrimas del rostro de Rin, una tras otra. Soltó a su novio, para luego entrar en la mansión.




En la habitación de Izayoi e Inu no Taisho, los acompañaba Inuyasha. Quien estaba muy preocupado por su madre.

- Ma… Mamá… No le hagas caso al idiota ese.

- Gracias. – Entendía el intento de él porque ella se calmara. Pero las lágrimas no dejaban de caer.

- Voy a hablar con tu hermano, quédate aquí.

Dicho eso se encaminó a ver a Sesshoumaru.


Sesshoumaru, seguía sentado, ahí… recordando.

>>>>>>>>>>>>>>>>Flash Back <<<<<<<<<<<<<<<<<<
*Sigo narrando yo*

Era una tarde soleada, era hermosa. Sesshoumaru estaba con su padre, quien se lo había llevado a la fuerza, hacían ya tres años. Y el no sabia nada de su madre. Su padre le había dicho que había muerto, pero el nunca lo creyó.

Ya tenía un hermanito de dos años, de nombre Inuyasha.

- Mami, mami, quero jugar con el caballo. – Inuyasha no hablaba tan bien como Sesshoumaru a su edad.

- Está bien cielo. Sesshoumaru préstale el caballo a tu hermano. – Le pidió Izayoi.

- No. Este es mío. Préstale el tuyo.

- Pero yo quero ese. – Dijo Inu con lágrimas en los ojos.

- Ya te dije que no. Si quieres uno, pídeselo a TU padre. Éste es solamente mío, y nadie que no sea mamá o yo, lo montará. – Estaba enojado… enojado con su padre, por alejarlo de su madre… enojado con Izayoi… por aparecer y estorbar, y hacer sufrir a su querida madre… con Inuyasha, por se el bastardo hijo de Izayoi y su esposo.

- ¿Mami, te subes al caballo y me llevas? – Insistía inocentemente.

- Ella no puede subir. Y punto. – De pronto apareció Inu no, por detrás del caballo.

- Sesshoumaru, deja que se suba al caballo. – Le ordenó con voz firme.

Sesshoumaru se subió al caballo, y luego subió a Inuyasha. Llevaba una sonrisita maliciosa.
Un par de metros más allá…

- Eres un estorbo. – Le retó Sesshoumaru, para luego hacer relinchar a Ah-Hun. El caballo se levanto del suelo, haciendo caer así a Inuyasha. Al bajar, lo pisó sin querer. Aunque Sesshoumaru lo había planeado todo.

Izayoi e Inu no Taisho se acercaron corriendo. Mientras que su hijo mayor echaba a andar el caballo, mientras daba una vuelta por la ciudad…

>>>>>>>>>>>>> Fin Flash Back <<<<<<<<<<<<<<<<


- ¡Sesshoumaru! – Lo llamó su padre. – Ve y discúlpate con Izayoi.

- Claro. – Le dijo sarcástico. – Cuando tu lo hagas conmigo. – Terminó.

- No tengo nada de que disculparme. Ahora ve. – Notó como su hijo se paraba, e iba hasta donde estaba su caballo. Tomó a su caballo Ah-Hun, lo montó y se fue. – Quizá debí haberlo dejado con su madre… - Dijo cabizbajo, para luego entrar al castillo.




Sesshoumaru iba rumbo a la ciudad vecina. Estaba harto de todos aquellos que se hacían llamar su familia.

Venía tan distraído que…

- ¡Cuidado! – Gritó una mujer que venía caminando, al correrse del medio del camino, sino, el caballo la atropellaba seguro.

Llegando a la ciudad se encontró con alguien quien que no esperaba encontrarse.

- Hola – Hablo tan frio como de costumbre.

- Hola. Buscas a…

- Si… - Se quedó pensando un momento… - supongo que te debo una disculpa…

- ¿Por que? – Preguntó la mujer.

- Por aquella vez, Kagome. Y… la otra… y la otra… y...

- ¡Si ya entendí! Jejeje, bueno, que bueno que decidas disculparte. – Sonrió la pelinegra. “Aunque tardaste 14 años” pensó ella con nostalgia. – Ven… Se que es duro para ti disculparte. ¿Qué ocurrió?

- Se ve que no nos llevamos bien, pero aun así me conoces. Nada muy importante.

- Hmm – “¿Por qué me miente? Y… Por que me duele que no confíe en mi” Pensó confundida. - Tu madre te espera. Supongo que desde aquella vez que te lleve una carta, te espera a diario. – Sonrió ella. – Ha, cuando termines, ve con Bankotsu por favor. Te… Tiene que decir algo importante. Bueno que seguro ya sabrás.

- No, dime…

- El… se casa. – Contó tristemente.

- Ah, y al parecer la idea no te agrada. – Rió de manera arrogante.- Parece que temes algo.

Ella se enfadó por eso. – Tu no eres quien para decirme tal cosa. Al parecer lo que paso, ¡te afectó por solo unos minutos! Eres un… ¡desconsiderado! –Le gritó furiosa.

- ¡Cálmate mujer! Solo digo la verdad. – Esa fue la gota que derramo el vaso. Kagome levanto una mano para darle una cachetada, pero antes que ella lo toque, el la detuvo. Entonces tiró con la otra. Pero como la vez anterior la detuvo. – ¿Es que acaso tienes mala memoria o que? Te dije que la próxima vez que intentes algo te iba a…

- Cof, cof. – Fingió toser interrumpiendo, una mujer. – ¿Que le haces a Kagome?

- Nada. – Dijo soltándola. – Vine a hablar contigo. Madre.

- Akira… Yo… Me retiro, adiós. – Kagome se fue dejándolos solos. Tenía pensado ir a la casa de Bankotsu a hablar con el. Pero se había enterado, que estaba con Kaguya.

- Te escucho. – Le contestó ella. – Ven, vamos a mi castillo.

Una vez allí...

- Como ya te dije anteriormente, me voy a casar. – Le repitió el.

- Aha, sigue.

- Hmm. ¿Vas a asistir?

- No lo se, amor. Yo no acepte ese casamiento.

- Muy bien, adiós. –Salió y se dirigió a la casa de Bankotsu.



- Adelante. Que suerte que viniste, tenia que hablar contigo. – hablaba su amigo, una vez dentro de la casa. – Quiero que seas el padrino de mi boda. Me caso en dos semanas. –Le contó serio.

- Eso es… esta bien. Con gusto, ¡sabes que estoy para lo que sea!

- Si, lo se. Pero… la cosa es que te quería decir… que la madrina de mi boda (dama de honor) va a ser… Kagome. – Rió, ya sabía que ellos no se llevaban bien. Y eso se debía a que sus caracteres eran muy parecidos, pero a la vez tan distintos.

- Hmm- Respondió el. Dándole a entender a su amigo que no le importaba.

- ¡Gracias!

El tiempo pasó y Sesshoumaru se fue. Bankotsu se quedó solo con Kaguya, terminando de planear las cosas.



Sango y Miroku, salieron a pasear a la ciudad. Ella iba tomada del brazo de él. Caminando lentamente.

- Sango, ¿Quieres tomar un helado? – Preguntó el, muy atento.

- Claro, gracias. – Sonrió.

- Espérame aquí, ¿De que sabor lo quieres?

- Frutilla – Dijo riendo.

- Ok, espérame que ya vengo.- Al ratito volvió con dos helados, uno de frutilla y el otro de vainilla.

Siguieron caminando, paseando. Hasta que…

- Señorita, ¿No quisiera usted tener un hijo conmigo? – Preguntó sin poder resistirse.

- Jijiji, ¡Pero que cosas dice! – Le contestó la joven y se fue. Sango se acercó y le dio una cachetada.

- ¿Cómo te atreves? – Estaba dolida y enojada.

- Lo siento Sanguito. Pero es que no me puedo resistir. Cuando veo a una chica hermosa, tengo la necesidad de preguntarle si quiere tener un hijo conmigo. Entiende, Es para dejar herencia. –Intentaba de convencerla.

- Y… - Lo pensó. - ¿Y por qué demonios a mi no me lo preguntaste?

- ¡Ah! Es que íbamos a tener un hijo luego de casados ¿no? – Preguntó con una sonrisa nerviosa.

Sango no contestó, en cambio comenzó a caminar en dirección al castillo, para tomar sus cosas y largarse.




Rin y Kikyo estaban charlando, mientras Inu no Taisho e Inuyasha le hacían compañía a Izayoi.

- No estés triste, Rin. El te quiere mucho, pero seguro que no sabe como expresarlo. – Le daba ánimos, Kikyo.

- Gracias amiga. Me alegra que opines así. Pero no quiero obligarlo a estar con alguien que él no ama. – Seguía triste.

- No, no, no. No quiero una carita triste. Dame una sonrisa. – Como veía que no le sonreía, le empezó a hacer cosquillas. – Así esta mejor. – Dijo riendo.

- Ya basta – Dijo entre risas. – Me duele la panza. Jaja

- Ok, por lo menos te reías.

- ¡Gracias! Eres la mejor. – Tal comentario hizo que su amiga sonriera. Luego se dirigieron ambas a ver como seguía su nuera.

- ¿Cómo te sientes? – preguntaron al unísono, ni bien entraron en la habitación.

- Mejor, gracias. – Dijo ya aquella sonrisa tan común en ella.




En otra mansión, una blanca y grande, un hombre continuaba con sus planes.

-Con que se va a casar con la hermana. Supongo que se puede hacer algo al respecto. –Rió maléficamente.

- Emm, si ¿Pero en que parte entro yo? – Preguntó su hija.

- Hay que lenta. Mira: Tomas a un bebé, y luego te presentas en su boda como que el es el padre. Como el niño tiene el pelo plateado, nos creerán. – Rió fuertemente.

- Ah, ok. ¿Quien me decías que lo tiñó? – Rió ella, aunque si quería saber como habian hecho para teñirle el pelo.– Naraku, y que harás con las otras dos agrupaciones que te molestaban.

- Ya me encargaré de ellos. Uno a la vez….



Kagome entró al castillo de la reina Akira, su “madre” adoptiva.

- ¿Me mandaste a llamar?

- Si. Ven, toma asiento. – Así lo hizo Kagome. Entonces decidió hablar. – Hoy... ¿Qué pasó entre tú y Sesshoumaru?

- Nada, ¿Por? – Preguntó confundida.

- Ya veo. – Siguió un poco desilusionada.- Como sabrás se va a casar dentro de poco.

- Si, lo se. ¿Qué tiene eso de malo?

- Nada, solo que sin mi aprobación.

- Por… ¿Por qué me lo cuenta a mí? – Más confundida aún.

- Porque noto un brillo especial en tus ojos cuando lo ves, cuando discuten. Todas las veces, desde la primera, cuando el vino por primera vez… - Reía por dentro al notar el sonrojo de su protegida.

- ¡Eso no es cierto! Además no puedo andar pensando en alguien así, cuando… mi… amigo se está por casar…

-¿Deseas detener esa boda? – Refiriéndose a la de Bankotsu y Kaguya.

- No. – Meneando la cabeza de un lado a otro. – Deseo que el sea feliz. Aún si el es feliz con ella, y… me olvide. – Lo último lo dijo apenada.

- El no te olvidará es solo que… mira, déjalo crecer. Que extienda sus alas, y que aprenda a volar. El siempre estará cuando lo necesites, porque pase lo que pase, el es tu amigo. – Decía eso, mientras le acariciaba el rostro. Kagome se lanzo a sus brazos.

- Gracias, siempre me apoyas. – Sonrió y se alegró, al recordar que no estaba sola, sino que tenía a Akira, a Sango, a Kikyo, Rin, Yuka, Eri, Ayame, Kouga… Se detuvo en esos nombres. – ¡Ahh! Ayame y Kouga se van a casar y quieren que sea la madrina ¡Que emoción! – Dijo tan rápido que Akira no le entendió.

- No, no. De nuevo y más lento.

- Jeje, está bien, es que me emocioné. Que Kouga y Ayame se van a casar. Y me pidieron que sea la madrina de la boda. – Le contó más lento y muy feliz. – Me alegra que la fin sean felices.

-Esa es una buena noticia. Pero yo quiero saber ¿Cuándo te casarás tú? – Preguntó curiosa.

- No lo se. Además ¿Con quien me casaría? No estoy enamorada. – Rió nerviosamente.

- Yo si se con quien. A mi me haría muy feliz, y a ti también porque es tan obvio que lo quieres, que te cases con…



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Holas! emm, que iba a decier? ah si!
Que espero que les guste!
Tuve que cambiar la personalidad de Sessho, un poco,
Necesitaba que se diculpe y si no lo hacia no
podria hacer lo que tenia planeado para mas luego ;)
Epero que no les moleste!

Nos veremos luego!!

Kisses

 

Re: Detras de la mascara...

holas!
Lamento tanto, tanto mi demora
pero es que estuve un "tantito" ocupada ¬¬ ToT
Pero aquí toy, trayendo la conti. La próxima casi la tengo lista, por eso es posible que para pasado mañana se las triga.


Sesshoumaruk: Si un poco, pero como creí que querrían un poco más de acercamiento en esta pareja, les traigo algo especial ;)
Si, quien los entiende? xD

Leti: Yo lo que me imagine fue a Inu tirado en el suelo xD como le dige a Diana, ahora espero que no sea demasiado lo que acerqué u.ú


Aclaración: Ninguno sospecha nada, si, lo se: suena medio que son idiotas, pero quiero que se den cuenta luego. Pero si quieren luego hago que empiecen a sospechar. Pero es como que a esta altura ya estan acostumbrados a pelear y es como un juego. Ahora que me acuerdo les dejé la rebancha pendiente u.u Pero para el capi 16 o 17 se los traigo!


Muchísimas gracias a aquellas personas que leen mi fic.

 

Re: Detras de la mascara...

[FONT='Verdana','sans-serif'][/font]






[FONT='Verdana','sans-serif']Cap. 15: [/font][FONT='Verdana','sans-serif']¿Mejorando relaciones?[/font]




- Yo si se con quien. A mi me haría muy feliz, y a ti también porque es tan obvio que lo quieres, que te cases con Semaru, si se llevan a la perfec… - no pudo terminar.

- ¿¡Cómo se le ocurre que me pueda casar con su hijo!? – Gritó, para luego taparse la boca.

- Con que mi hijo, ¿eh? – Rió la reina.

- Lo siento, ¿Quién es ese? –Preguntó confundida.

- No lo se. – Dijo riendo. – Quería ver como reaccionabas ante un nombre que empiece y termine como el de Sesshoumaru. Jeje, y fue tal cual lo planeado. Jijiji. – Reía por su picardía, Akira. – Volviendo al tema, si me haría muy feliz verte casada con mi hijo. ¡Y veo que ganas no te faltan! – Se rió por la torpeza de su protegida.

- ¿Cómo se supone que me case con el? El se está por casar… o eso tengo entendido. – Se quedó pensando. – Además no me gusta, y no me enamoraría nunca de alguien como el. – Dijo con voz firme.

- Hay querida, nunca digas nunca. Recuerda que las palabras se las lleva el viento. – Terminó para luego retirarse, mientras Kagome se quedó allí, teniendo una conversación con su yo interno, o sea con su conciencia.

- ¡Pero que cosas dice! Ni que me fuese a enamorar de ese… ese… - ¿Bombón? - ¡Exacto! No ¿pero que? ¿Yo dije eso? – No, lo dije yo: Tu conciencia. Oh vamos Kagome, admítelo, es guapo. – Pero testarudo como una mula, suele ser sádico, altanero, engreído, frío e indiferente. – No te mientas, no siempre es así, y te lo ha demostrado. – Si, pero el… Aquella vez se comportó tan… tan… ¡Es un idiota! – Pero quiso remediarlo, y no le diste la oportunidad. - ¿Remediarlo? Hacer de cuenta que no me conoce, cada vez que me ve. ¿¡Y presentarse de nuevo!? – Ok, muy a su manera. Pero quiso remediarlo. Kag, linda, a mi no me engañas, yo soy tu. Y tú eres yo. Se que lo am…

- ¡Basta! – Gritó en voz alta, antes que termine la palabra. Para escuchar una risita divertida.

- ¿Basta que cosa? – Rió su amiga.

- Sango no es gracioso. – Se defendió molesta.

- ¡Para mi si lo es! Oh vamos, no seas así. Debes estar feliz, ¡pronto Bankotsu se casa! – Le comentaba aún contenta ella.

- ¡Sango! – Suspiró. – Tienes razón.

- Y… Adivina ¿quien es el padrino de la boda? – Con tono divertido.

- No quiero saber.

- ¡Adivinaste! Sesshoumaru. Ahora se verán más seguido.

- ¡Ya basta! No quiero que lo vuelvas a mencionar. – Estaba un poco enfadada.

- Ok, no te alteres. Me haces creer que te gusta. – Se calló al ver la cara de su amiga. – Bueno, voy a darle esto a Akira. Luego nos vemos ¿si?

Kagome salió de la habitación, quería estar sola. Tomó su caballo y se marchó.

- Kirara, ¿tu también crees que me gusta el? – Como respuesta se escuchó relinchar al caballo. Frenaron en un lago. Y Kagome empezó a hablar en voz alta. – Quizá tengan razón, o quizá no. Tal vez sobre aquí. Él jamás se fijaría en mi, el… se está por casar. – decía melancólicamente al agua, al aire quizá. – Kagome, no pienses en eso. – Se reprochó.

- ¿Ahora hablas sola? – Se burló un hombre a sus espaldas.

- Vete, no tengo ganas de verte, no quiero discutir. – Le contesto sin mirarlo, ya sabía quien era. “Quizá si me enamoré” Pensó.

- Hey, hey. Yo no vine aquí a discutir. De hecho ¿Qué haces aquí? – Preguntó él.

- Sesshoumaru, es en serio. – Le advirtió ella.

- Este es mi lugar, cuando quiero estar solo. Vete.

- No molestes, siempre vengo aquí. ¿Y si no me voy que? – Preguntó desafiante.

- Siempre con la misma historia, ¿No tienes otra? ¿O no la puedes cambiar?

- Lo único que no cambió aquí, eres tú. – Dijo para luego sentarse al pie de un árbol, mirando su reflejo en el agua. – Me… Enteré de que serás el padrino de la boda de Bankotsu.

- Si, tu la madrina. – Le guiñó un ojo, ella sonrió de medio lado, tristemente. – ¿Sigues triste por eso? ¿Era por el por que hablabas sola?

- ¿Qué escuchaste? - Un tanto alterada.

- Digamos que… casi todo. Respóndeme ¿Hablabas de el? – Le insistió.

- ¡Que te importa! Si diga lo que te diga te vas a burlar. No haces más que eso, que dañar a las personas… - Lo último lo dijo en tono bajo, triste y decaído, un par de lágrimas caían por sus mejillas. Aunque Sesshoumaru lo alcanzó a oír.

- Yo… -No sabía que decirle, que no tomara a mal. “Así que es eso lo que pensaba de mi… Pero eso puede cambiar”. Se aproximó a ella, y la abrazó por atrás.

- ¡Suéltame! – Le dijo histérica, con un poco de miedo.

- Shh, no te haré daño. – Le dijo al oído. – No quiero lastimarte.

- Ya lo has hecho. – Estaba quieta, no correspondía, no forcejeaba, solo estaba.

- Déjame arreglarlo. – Le pidió al oído.

- ¿Y como harás eso? – Preguntó ella confundida, mientras se daba vuelta y correspondía el abrazo.

- Aún no lo se. Pero lo haré. – Tras decir eso, Kagome se aferró aún más a el, las lágrimas no dejaban de caer. Hasta que ella calló desmayada.

Sesshoumaru la cargó y se subió a Ah-Hun con ella en brazos, la acomodó y tomó las riendas de Kirara también. Así encaminó hacia el castillo de su padre, llevando a Kagome y a Kirara.





Sango al dejar unas medicinas a la reina Akira, se encaminó al castillo de su novio, con el cual estaba muy enojada por lo de la última vez, pero había prometido a Kikyo, quien ahora estaba viviendo en el castillo al igual que Rin, que iría a tomar el té y a conversar.

Cuando llegó…

- Sanguito, perdóname, por favor. No fue mi intención. – Sango simplemente lo ignoró

- Hola. – Saludó a todos, menos a Miroku.

- Hola querida. – Sonrió Inu no Taisho. – Las chicas están en el jardín, te están esperando.

- Gracias. – Dijo para encaminarse al jardín, al llegar se encontró con Izayoi, Rin y Kikyo.

- Hola – Saludaron las tres al unísono.

- Buenas tardes. Aquí me tienen.- Se sentó en una silla.

- Hay querida, te llamamos, porque te tengo que preguntar algo muy importante. – Le comentó Izayoi.

- Claro, díganme. – Contestó Sango.

- Como sabrás, Kikyo y Rin están viviendo con nosotros, para ver si serán capaces de convivir con Sesshoumaru e Inuyasha.

- Si, estaba al tanto de eso.

- Te quería preguntar si quieres vivir un tiempo con nosotros, para que te acostumbres a Miroku. – Le dijo Izayoi con toda naturalidad.

- Supongo, pero… Usted debería saber que es un… un… ¡Pervertido! – Dijo enfurecida.

- Si, por eso se va a casar, a ver si se le pasa.

- Hss, no entiende. No importa. - Kikyo, ¿para cuando será su boda? – Preguntó interesada.

- Para dos meses luego de la de Sesshoumaru y Rin. – Sonrió.

- Y la nuestra será dentro de 1 mes. – Rin estaba feliz, pero triste a la vez.

- ¿Que te preocupa? – Preguntó Sango.

- Es cierto, cada vez que hablas del tema estas… triste – Le dijo Izayoi.

- No es nada, es solo que… No estoy segura de que Sesshoumaru me ame. No como yo a el. – Les informó triste.

- ¡Tranquila! El te quiere, a su manera. – La tranquilizó Izayoi.




Las puertas del castillo se abrieron, dando paso al jardín del mismo. Entró un hombre montado a un caballo y un caballo que los seguía.

Los dejó en el establo y cargó a la mujer que lo acompañaba, mejor dicho que el llevaba. La cargó en brazos, y comenzó a caminar rumbo a alguna habitación. Las cuatro mujeres en el jardín lo vieron y comenzaron a correr hasta el, a ver que llevaba en brazos.

Pero no lo alcanzaron, porque el ya estaba adentro, subiendo las escaleras. Al terminar de subir…

- ¿Qué cuarto está listo y limpio? – Preguntó a una sirvienta.

- En estos momentos ninguno señor. – LE contestó con miedo.

- ¡Idiota! De ahora en adelante quiero que tengan los cuartos listos para cualquier ocasión. – Ordenó y se dirigió a su propia habitación, aún con Kagome en brazos.

Entró y la recostó en su cama, debía dormir. Al parecer solo le faltaba un poco de descanso.

Cuando bajó se encontró con las cuatro mujeres, que estaban listas con sus interrogatorios.

- ¿Qué o quien era?- Preguntó Izayoi.

- ¿A donde lo llevaste? – Le siguió Sango.

- ¿Qué hace aquí? – Las acompañó Rin.

- ¿Qué le hiciste? – Finalizó Kikyo.

- Que importa. – Siguió su camino, con las cuatro chicas que lo seguían repitiendo algunas preguntas en espera de alguna respuesta. Abajo, estaban su padre, Inuyasha y Miroku, quienes estaban intrigados por el ruido que hacían las mujeres.

- ¿Qué ocurre? – Preguntó con voz firme Inu no Taisho.

- Nada, calla a esas locas.

- Ocurre nuestro hijo trajo algo en brazos y lo subió. Y no nos quiere decir que o quien es. Donde lo llevó, que hace aquí o que le hizo.

- ¿La enfermera donde está? – Preguntó Sesshoumaru.

- ¡Luan! – Gritó Inu no Taisho, en pocos segundos, la enfermera apareció.

- ¿Me llamaron señores?

- Si. – Dijo Sesshoumaru. – Ve a mi cuarto y revisa a la mujer que allí se encuentra.

- Muy bien. – Se retiró. Todos quedaron viendo con cara rara a Sesshoumaru, en especial Rin.

- ¿Quién es esa mujer? – Preguntó Inuyasha.

- ¿Es bonita? – Preguntó Miroku, a lo que se ganó 2 cachetadas y un golpe en la cabeza. - ¡Hey! Está bien que Sango me pegue, pero ¿Kikyo? Y ¿Sesshoumaru? ¿Por qué me pegaron?

- Por herir a mí amiga. –Contesto Kikyo.

Sesshoumaru no contesto. “Por que me molestó ese comentario, será que me interesa Kagome… No, no lo creo. Aunque… ¡No!”

- Si quieren saber quien es, es la mujer que te acompaña. –Refiriéndose a Sango, y haciéndose el que no sabía su nombre.

- ¿Kagome? – Dudó Sango. El afirmó con la cabeza. - ¿Qué le hiciste? ¿Qué tiene?

- No tiene nada, solo necesita descansar, al parecer no durmió en la última noche y se forzó durante el día.

- Puede ser… Así es ella. – Se quedó pensando – Aún así ¿Qué le hiciste? – En ese momento bajó la enfermera

- Disculpe señor Sesshoumaru, viene un momento. – Pidió la enfermera Luan. Sesshoumaru se acerco.

- ¿Qué ocurre?

- Nada, era para informarle que la Sta. debe descansar, está exhausta, y no es anda grave.

- Si, dime algo que no sepa.

- Lo siento señor, con su permiso –Hizo una reverencia y se retiró.

Todos se acercaron.

- ¿Qué tiene? – Preguntaron todos al unísono.

- Nada que ya no haya dicho. – Sango suspiró aliviada al oír la respuesta de Sesshoumaru.

- Hijo, ¿Por qué no vas y le avisas a su madre? – Preguntó Inu no Taisho.

- Ella en estos momentos no se encuentra. – Le informó Sango. Kagome les había dicho que no les dijeran nada sobre su madre, o Akira.

- Oh, ya veo.

- ¿Vamos a tomar te? – Preguntó Izayoi.

- Claro – Contestaron todos menos Sesshoumaru, quien aún así los acompañó.





Tres horas más tarde, ya eran las 9 de la noche.

- ¿Dónde estoy? Y… - recordó lo último que paso. – Ya veo… Me dormí en sus brazos. – Susurró. Se paró y miró a su alrededor. – Esta habitación… No es ni parecida a la de la última vez que estuve aquí… O será que es la de… - Lo último lo dijo en voz alta.

- Exacto. – Escuchó desde las sombras.

- Se… Sessh… ¿Sesshoumaru? – Preguntó Kagome, estaba un poco aturdida.

- No… No soy Sesshoumaru. – Dijo la voz.

- ¿Quién eres? – Estaba un poco asustada, la habitación estaba obscura, y no se veía casi nada.

- Soy… Tu peor pesadilla. Mi nombre es Manten, y me mandaron a eliminarte. – Su voz sonaba tétrica.




- Muy bien, Sesshoumaru ve a fijarte si Kagome se despertó. – Le pidió Izayoi. De pronto, un grito se escuchó. Venía de la habitación de Sesshoumaru.

El peli plateado salió corriendo hasta la habitación, los demás lo vieron pasar, y pensaron que Kagome se había asustado con algo, algún bicho u otra cosa. Aunque a paso lento se encaminaron hasta arriba.

Sesshoumaru abrió la puerta y vio a Kagome con el ropaje destrozado, forcejeando con el hombre. El hombre parecía muy lastimado, también. Manten al ver a Sesshoumaru se intento ir por la ventana, pero Sesshoumaru lanzó un libro muy grande, que lo noqueó. Kagome lo vio y se lanzó a sus brazos, tenía miedo y estaba aturdida.

- ¿Estás bien? – Le preguntó Sesshoumaru.

- Si… Gracias. – Contestó mientras veía asomarse por la puerta al resto de la familia. Al ver a Inuyasha quien fue el primero en aparecer, se soltaron.

- ¿Qué ocurrió aquí? – Preguntaron todos.

- Nada, salgan todos. – Ordenó Sesshoumaru, supuso que lo que menos querría Kagome sería un interrogatorio.

Todos salieron, dejándolos solos, pero pegaron la oreja a la pared y a la puerta a ver si escuchaban algo, pero las paredes eran tan gruesas que no escucharon nada.


- Cuéntame que paso. – Le pidió Sesshoumaru, esta vez no se lo ordenó.

- Yo… no se… estaba durmiendo, cuando me despierto estaba todo oscuro, no veía nada. Me paré para ver donde estaba, y escuché una voz. Pregunté quien era y dijo que Manten, que venía a matarme y luego… El se lanzó contra mí, yo me defendí… y llegaste tú… - Le contó.

- Ya veo. – Se acercó al sujeto que yacía en el suelo, estaba inconsciente. – No te hará más nada. Lo encerraré en el calabozo.

- Gracias – Se quedó pensando. – Sesshoumaru…

- ¿Que?

- Em, no nada. – Dijo, para luego salir de la habitación, seguida por él.

Todos corrieron para que no vean que estaban intentando de espiar.

- ¿Estas bien? – Preguntó Sango preocupada.

- Si, gracias. – Contestó Kagome.

- Querida, ¿Te quedas hasta mañana? Para asegurarnos de que vayas a estar bien. –Le preguntó Izayoi.

- Está bien, gracias.

- Bueno, ¿que esperamos? vamos a comer. – Dijo Inuyasha





Sentados a la mesa, se encontraban dos hombres y una mujer.

- ¿Y que haremos ahora que Manten ha Fallado? – Preguntó uno de los hombres.

- Muy fácil, es su boda, cuando salgan para irse en el carruaje, morirán. Durante la boda lo dudo, ya que será más difícil. – Informó el otro.

- ¿Y yo que hago? – Preguntó la mujer.

- Tú te quedas callada, ya tuviste tu oportunidad y fallaste, Sara.

Sara tenía una cara de fastidio que se veía a tres kilómetros. – Hagan lo que quieran…

- Eso íbamos a hacer querida, eso íbamos a hacer. – Rió malvadamente.





En un castillo vecino…

- ¡Kaede! ¿No has visto a Kagome?

- No señora. Seguro que está en la casa del señor Sesshoumaru, Sango iba a ir. Por eso supongo que está allá. – Le contestó Kaede.

- Gracias Kaede. ¿Puedes ir a fijarte? – Preguntó la reina.

- Claro, no hay problema. –Así Kaede salió a buscar a Kagome.

Ya en el castillo.

- Parece que tenemos visita. – Comentó Izayoi, viendo llegar un caballo.

Cuando Kaede entró.

- ¡Kaede! –Dijeron Sango y Kagome al unísono.

- ¿Qué hace aquí? – Preguntó Kagome

- Hola a todos. Querida, vine a buscarte. ¿Por qué no nos avisaste donde estabas? Nos tenias muy preocupadas. Que vergüenza ustedes tres. – Dijo refiriéndose a Kagome, Sango y Sesshoumaru, aunque nadie lo supo. – Bueno, que esperas. ¿Vamos?

- Lo siento, pero ella se queda. ¿Quién es usted? – Preguntó Izayoi.

- Oh, usted debe ser Izayoi. – Dijo Kaede.

- Si ¿Y por que quiere llevarse a Kagome?

- Es necesario.

- ¡Izayoi! – Le llamó Sesshoumaru. – Déjala en paz. No eras tu quien decía que se recibía con amabilidad a las visitas. – Le echó en cara. Luego se dirigió a Kaede. – Ella está débil, no es conveniente que se vaya.

- Oh, ya veo joven Sesshoumaru. Entonces la dejo a cargo suyo. – Rió la anciana.

- Kaede estaré bien. ¿Le dices por favor a Akira que no se preocupe, que mañana voy? – Le pidió Kagome.

- Claro nena. Cuidense mucho. Adios. – Dijo para marcharse luego.

- ¿Quién era? – Preguntó molesta Izayoi, lo que sorprendió a todos, menos a Sesshoumaru, quien no le hizo caso.

- Mi nona. – Kagome sonrió.



La cena había terminado, y todos fueron a la sala, a tomar un café o un té.

- Sesshoumaru – Le llamó la joven mujer de pelo castaño oscuro.

- ¿Que necesitas? – Pregunto distantemente.

- Necesitaba preguntarte…- Dudó ella.

- ¿Que necesitas, Rin? – Sin paciencia.

- Quería saber: ¿Qué hay entre Kagome y tú? – Dijo todo soltando todo el aire, y sin respirar entre medio.

- ¿Por qué lo preguntas? – “¿Que clase de preguntas son esas? Si sabe que nos vamos a casar” Pensó él.

- Solo respóndeme. – Le pidió. – Necesito saberlo…

- Solo… Amigos. Ahora dime tú: ¿Por qué lo dices? – Insistió.

Kagome quien había escuchado, se había puesto un poco triste.

“¿Por que me molesta que diga eso? Si después de todo… tiene razón. Y ni eso…” Pensó Kagome deprimida.

- Curiosidad. – Finalizó Rin. – Quería también que sepas, que no quiero obligarte a casarte si no lo deseas.

- ¿A que viene todo eso?

- Es que… ¿como decirlo?… No estoy segura de que… de que me quieras. – Le comentó triste. – Por lo menos no como yo te quiero a ti… - Cuando dijo eso se fue al lado de Kikyo y de Sango, sin esperar respuesta alguna.


Kagome, quien estaba de espaldas a él, sentada en un sillón, se preocupó por Rin.

- ¿Por que no vas y le dices algo? – Sugirió ella contra su voluntad. Era demasiado bondadosa como para poner su persona frente a la de los demás, aunque eso la hiera.

- ¿Debería?

- Si, deberías. Ella… se nota que te quiere mucho. – Lo pensó, ¿Que más decirle? – Y tu a ella no, o no lo demuestras… Podrías empezar a valorar a los que te rodean.

- ¿Por qué habría de hacer eso? Será que no merecen tal atención. – Terminó Sesshoumaru.

- Date cuenta… - Continuó Kagome, haciendo que Sesshoumaru volteara a verla, ya que estaba por irse. – Date cuenta de que lástimas a quienes están a tu alrededor. No te das cuenta de cuánto hieres. Ella no se merece eso. – Le reprochó.

- Y tú… ¿Te lo mereces? – Preguntó un poco desconcertado por las cosas que ella le estaba diciendo.





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Espero sea de su agrado!
Mucha suerte a todas, disfruten el capi.

Disculpen las porquerias esas de [Font] pero en este momento no tengo tiempo de sacarlas, mañana las saco si? con más tiempo

Kisses