Detras de la mascara...

Re: Detras de la mascara...

Hola, paso rápido a avisar que no sé si mañana o pasado podré poner la conti
Pasa es que estuve un poquitin atareada esta semana.

Por eso, intentaré traerselas lo antes posible.

Gracias a tod@s por esperarme!!

Kisses

 

Re: Detras de la mascara...

Cap. 28: El rumbo de las ideas.


- Prefiero no pensarlo, faltan dos días… ¿En serio quieres casarte con Rin?

- Ya sabes la respuesta, no tiene caso que te la diga. – Contestó en tono casi dulce.

- Sessh… - Susurró mientras tomaba su mano con más fuerza, como si temiera perderlo. – Si tan sólo tu…

- Shhh, calla. – Llevó un dedo al labio inferior de Kagome, y lo acarició. Ella guardó silencio. – Sabes que quiero, pero no puedo… Kag… no me hagas las cosas más difíciles. – Le pidió.

- Sesshoumaru Taisho, te haré las cosas tan difíciles como me sean posibles. No puedo permitir que cometas una locura así, eso no sólo no te hará feliz a ti, sino que estás impidiendo que Rin sea feliz, al lado de la persona que sí ama.

- Si la quieres reemplazar…

- Sabes que no reemplazo a nadie, aunque puedo hacer una excepción. – Dijo en tono juguetón, mientras hacía círculos con sus dedos en la chaqueta de Sesshoumaru, de manera coqueta.

- Ya se están acercando los demás, mejor volvamos adentro. Está empezando a refrescar. – Esa era la excusa perfecta para tomar a Kagome por la cintura y caminar con ella pegada a su cuerpo, y no la desaprovechó. Ella apoyó su cabeza en el hombro de él, y apuraron el paso.

Un par de lágrimas comenzaron a caer por el rostro de Kagome. Sesshoumaru lo notó, al sentir su respiración un poco disturbada.

- ¿Qué ocurre?

Kagome se frenó y lo abrazó. – Tengo miedo… temo perderte, Sess. Lo sabes, siempre lo supiste… por favor, no juegues conmigo. – Dijo mientras se separaba y lo miraba a los ojos.

- Kagome, yo nunca jugaría contigo.

- Entonces… ¿por qué me dices todas esas cosas, si luego te casarás igual? ¿Por qué me abrazas, sabiendo me das una esperanza y luego todo se borrará? ¿Por qué, entonces, te casarás con ella y, a mí, me dejarás?

- Kag… nunca pensé que lo tomarías así.

- No, Sessh, no pensaste… no pensaste en mí, ni en el resto, ni en nadie… sólo en ti… si me disculpas, iré a preparar las cosas para curar a Izayoi – Se excusó se marchó a preparar todo.



Pronto, entraron todos al castillo. Inuyasha venía molestísimo por el comportamiento de Sesshoumaru; Inu No Taisho, venía tan afligido, triste y resentido, que no habló en todo el camino. Una vez adentro, llamó a la enfermera. Después de llamarla, se encontró con que les estaban esperando, junto a Kagome, con todas las cosas preparadas, sólo faltaba Izayoi.

Se encargaron de limpiar la herida, desinfectarla y vendarla, mas no aseguraban que Izayoi sobreviviese, ya que había perdido demasiada sangre. Y si a eso le sumaban el poco ánimo que traía Izayoi; tanto por la pérdida de su hijo y estar herida, como por el comportamiento de Sesshoumaru; no lograrían mucho.

- Señor, la señora sólo necesita descansar. Más no podemos hacer, ahora depende de ella, solamente.

- Gracias, se pueden retirar. Gracias Kagome, sin ti, hubieran tardado más, ya que algunas son nuevas en esto.

- De nada. – Contestó con una sonrisa en los labios.

- Es tarde, deberías quedarte a dormir.

- No sé si aceptar.

- Vamos, Kag, él tiene razón. Ven, dormiremos todas juntas en el cuarto si te da miedo. – Dijo burlándose, Sango.

- Bien, bien. – Farfulló de mala gana.

- ¡Perfecto! Ya mismo están preparando sus habitaciones.

- Si, yo ya me voy a acostar, tengo mucho sueño. – Comentó Kikyo, y se fue a dormir, seguida por Sango y Rin.

- Bueno, Kagome, yo voy a quedarme con Izayoi. Adiós. Los chicos ya se acostaron, Inuyasha no estaba muy bien, Miroku estaba cansado: muchas emociones por un día, y Sesshoumaru, no lo vi, después de que cometiera tan atroz acto para con su madre. – Así, se metió a la habitación donde Izayoi reposaba.

- ¿Qué me queda? – Murmuró para sí misma, levantando los hombros resignada. Se dirigió al cuarto en el cual siempre se quedaba, cada vez que pasaba la noche allí.

Caminó por los largos pasillos, iluminados por candelabros, que tenían guardias cada veinte metros, excepto en la parte de las habitaciones, que debían dejar más privacidad. Entró al cuarto designado para ella, y se llevó una gran sorpresa: a Sesshoumaru sentado en el sillón, esperándola.

- ¿Qué demonios haces aquí?

- ¿No es obvio?

- Ya, vete. Quiero cambiarme para dormir.

- Está bien, cámbiate si quieres, pero no me voy a mover de acá.

- Ash – bufó con molestia. – ¡Eres insufrible!

- Lo sé, cariño, lo sé. – Dio vuelta su rostro y cerró los ojos, para no verla ni incomodarla.

Una vez cambiada, procedió a meterse a su cama.

- Has lo que quieras, si no te quieres ir, quédate ahí, pero déjame dormir.

- Claro preciosa. – Le aseguró, mientras se paraba del sillón y se acercaba a la cama. Al estar al lado, se recostó en la misma, al lado de Kagome, y la abrazó.

- ¿Pero qué…?

- Pensé en lo que dijiste y tenías razón…

- Sessho, no tengo ganas de hablar de eso, por favor.

- Está bien, si no quieres saber que cambié de planes…

- ¿Cómo? – Preguntó muy curiosa e interesada en el tema.

- Nada, nada. Descansa ahora. – Dijo mientras salía de la habitación a paso pausado.



- ¡Izayoi! Resiste, por favor… sé que te recuperarás… ¡lo sé! – Intentaba convencerse a sí mismo, el rey Inu No Taisho.

- Amor, ¿cómo vas a convencer al pueblo, si tú mismo no te convences de las cosas? – Dijo entrecortadamente la mujer que yacía en la cama.

- ¡Estás despierta! – Se alegró.

- Si, pero no sé si dure mucho tiempo más… la daga de Naraku tenía algo extraño, ardía más de la cuenta y dolía como nada en el mundo… - Terminó sin respirar. – Ahora no tengo mucha fuerza, he perdido demasiada sangre… y el bebé… el bebé… - Dijo con lágrimas en los ojos, mas el pesar en su voz aumentaba.

- Shh… lo sé… pero no importa. – Intentó convencerla, ante la mirada incrédula de ella, continuó. – Claro, me duele tanto como a ti haberlo perdido, pero, si tú estás sana y salva, podemos tener otro.

- Oh… pero no sería lo mismo. De todos modos, gracias… - Agradeció, al tiempo que cerraba los ojos para descansar.
- Izayoi, abre los ojos, mírame, ¡Izayoi! – La llamaba con desesperación, pero era inútil…



- ¿Hará lo que le ordenó? – Preguntaba su fiel sirviente.

- Claro que no, no puedo estar seguro de que lo hará, aunque si…

- Señor, si usted hace algo, el rey No Taisho le perseguirá. – Al darse cuenta de lo que decía, acotó con nerviosismo: - Claro que usted sabrá qué hacer, y no le darán alcance, pero será mejor si se evita la molestia.

- Has silencio. – Ordenó en tono molesto, a punto de darle una bofetada. – Vete, ya pensaré yo lo que debo hacer.

Sin esperar a que se lo repita, el sujeto a su lado se retiró inmediatamente. Su señor le daba más miedo que confianza, y más desconfianza que seguridad. Aunque sabía que si algo le pasaba, Naraku le defendería y vengaría sin dudas. No por él, sino porque le molestaba que tomen sus cosas, así sean sus hombres o soldados, sin que él lo haya premeditado y eso lo haya buscado.

El silencio reinaba en la habitación ocupada sólo por una persona; quien, sentado en su sillón, no hacía más que pensar y premeditar sus futuras acciones y decisiones. “Va de nuevo, Naraku: el príncipe Sesshoumaru no tendrá problemas con que te lleves a la reina, tampoco con que algo le ocurra a Inu no Taisho, pues sin él sería rey… El rey jamás pudo hacerte algo, siquiera saber tu ubicación, sino hasta que el príncipe y la chiquilla lo hicieron… ¡La chiquilla! Sería una perfecta reina...” se planteaba a sí mismo, mientras sus pensamientos se desviaban hacia una joven de cabellos azabaches, enamorada del príncipe.



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Perdon la demora, no contesto a todas porque no tengo tiempo y me tengo que ir en 5 minutos ToT

Espero les guste, es cortito, pero es algo!

Kisses.


PD: yo no me doy cuenta de los errores, por lo que si alguien los ve que me los diga ^^

 

Re: Detras de la mascara...

Lamento la demora, mañana antes del mediodía les traigo la conti :)

Ahora mismo la estoy terminando =)

Pasa que estoy con evaluaciones desde hace dos semanas =S y ahora en esta semana tengo cuatro evaluaciones, sin contar las otras actividades... en fin...

Sigo escribiendo!!

Kisses

 

Re: Detras de la mascara...

Cap. 29: Esperando una boda...


Las personas iban y venían, llevaban y traían cosas. Todos estaban terminando las preparaciones para el siguiente día.

Izayoi se lamentaba el no poder asistir a la boda de Sesshoumaru, pero su estado no se lo permitía: a gatas se podía mantener cuerda y sin llorar por su bebé, o de pie, sin que el dolor le haga caer. Su estado era delicado, sólo necesitaba descansar, pero, al moverse, su herida se había abierto.

Inu No Taisho, en cambio, mostraba un poco más de fortaleza frente a la situación, aunque era muy obvio que estaba afectado, y le costaba mucho disimularlo. De no ser por Inuyasha o Miroku, que le sostuvieron y apoyaron, posiblemente en esos momentos estaría intentando asesinar a Naraku, por hacer aquello, o a Sesshoumaru, por permitirlo. Pero si algo le había dejado claro Sesshoumaru en antaño, era que no permitiría que ni él ni nadie le hiciera algo y salieran ilesos.

Así, en su mente aparecieron las imágenes, como si lo estuviese reviendo:

- ¡Sesshoumaru, te lo advertí! – Gritó en tono furioso. – Te dije que no tocaras a Izayoi, ¿y tú qué haces? Me desobedeces como niño malcriado. Eres un malagradecido, un estúpido y un insolente. ¡Ni ella ni tu hermano merecen lo que les haces! – Terminó amenazantemente.

- ¿Terminaste? – Preguntó como si no lo hubiera escuchado, y sólo quisiese que se fuera. Eso acabó con la poca paciencia de su padre. Él estaba sentado sobre un escritorio, sobre el cual había un par de hojas apiladas, ubicado en la biblioteca. Estaba leyendo un libro, y no había dejado de leerlo, sino hasta que le dirigió la palabra a su padre.

Inu No Taisho, furioso por tal actitud, le propinó una fuerte cachetada a su hijo. Su mano, grande y pesada, dejó una marca en el rostro del joven. Sesshoumaru abrió los ojos levemente, asombrado: nunca imaginó que su padre se atreviese a tal cosa. Pero no se lo permitiría, ¡No señor! Dejó su libro sobre el escritorio, se paró, para estar a la altura de su padre, aunque Inu Taisho era ligeramente más alto. Lo miró a los ojos, desafiantemente, mas su padre le mantuvo la mirada, aunque no por mucho tiempo: la tuvo que correr, e inmediatamente salió de la biblioteca. No había pensado lo que había hecho, sabía de lo que era capaz Sesshoumaru.

Sesshoumaru, no se apuró en abofetearlo, dejó que se fuera, no sin antes advertirle con la mirada de que se había equivocado. Siguió leyendo, o más bien planeando lo que haría.

Durante los siguientes días el gobierno de Inu No Taisho había recaído, los cazadores dejaron definitivamente la lealtad al pueblo y al rey, casi ocurre un ataque del ejército de Naraku, al no estar los cazadores y la protegida del rey desapareció. Y nadie nunca supo por qué sucedió, mas el rey lo sabía y nunca se atrevió a revelarlo… a cierto, le tenía miedo, le temía a su propio hijo…

AL recordar eso, entendía todo: lo había separado de su madre, porque sabía que si crecía con ella, él estaría acabado, él, su esposa e Inuyasha; por eso le menospreciaba; por eso trataba mejor a Inuyasha; por eso no quería darle el trono…


Pronto cayó la noche, todos se sentaron alrededor de la mesa a cenar. Inclusive Kagome y Akira estaban allí… La cena sucedió tranquila, casi no tocaron el tema de Izayoi ni del bebé, sino que se dedicaron a cuestionar a Rin, quien contestaba ampliamente con lo que en realidad pensaba.

- Sesshoumaru, ¿Estás seguro de que es con ella con quien te quieres casar? – Preguntó autoritariamente, Akira.

- ¿Algún problema con ello?

- No, sólo que creí estar segura que te gustaba otra persona. – Dijo mirando disimuladamente a Kagome.

- No sé por qué lo dirás…

- ¿Kagome, te quedarás a dormir aquí? - Preguntó Inu No Taisho.

- No, lo siento. Volveré a mi casa, o iré con Akira.

- No, cariño, quédate. No me enojo.

- Kikyo, Sango… díganme, ¿cuándo se casarán ustedes? Es que las veo tan enamoradas…

- Quizá… aprovechemos la boda de Sesshoumaru y nos casemos todos. – Contestó Miroku.

- Ni lo sueñes. – Advirtió con frialdad.

- Bien, chicos, es hora de que me vaya. Adiós. – Akira se despidió y se marchó.


Todos se fueron a acostar, el día siguiente sería muy ajetreado.


Kagome se levantó de su cama, no podía dormir. Salió a caminar, a ver si conseguía tener algo de sueño. Dando vueltas y vueltas, cruzó por la habitación en la cual descansaba Izayoi, su sorpresa fue grande al encontrarla abierta, y aún más, al abrirla encontrarla vacía. La ventana estaba abierta, por lo que se asomó y vio a alguien bajando con Izayoi a encima. No lo pensó dos veces: se arrimó, se aferró de una enredadera, y comenzó a bajar. Pronto dio alcance a quien se llevaba a Izayoi.

Al notar que le seguían, se frenó. Tomó su espada y viró sobre sí mismo. Allí vio a Kagome perseguirle.

- Muy astuta, hermosa. Pero lamento decirte que me la llevaré de todos modos.

- No si puedo impedirlo. – Contestó desafiante.

Después de un rato, Kagome estaba arrinconada contra un árbol, cansada, y con él encima de ella.

- ¿Qué pretendes? – Preguntó con repugnancia.

- Pensaba en llevarme a Izayoi, pero veo que tú estás mucho mejor… - Dijo lascivamente. – Estás herida, no tienes energías… creo que el ataque a tus ninjas fue muy efectivo… más considerando que eres demasiado buena como para permitir que a tu gente le ocurra algo… Por eso… vendrás conmigo.

- Naraku… ¡no me toques! –Dijo al sentir a Naraku más pegado sobre ella. Al notar su rostro cada vez más cerca del suyo.

- Vamos… ambos sabemos que no ganas nada quedándote… Sesshoumaru se va a casar, tú no tienes nada que hacer aquí, tu amiga está mejor con Miroku… Si vienes conmigo, puedes tener todo lo que desees, serás reina, podrás gobernar. Puedes llevar a tus ninjas, si lo deseas, a quienes quieras llevaremos.

- Suena tentador, pero lo que yo deseo, está aquí… -No pudo continuar, ya que el pelinegro la estaba besando. No, no quería… - ¡Basta! – Dijo usando lo que le quedaba de fuerzas, para empujarlo, y moverse del camino. Estaba muy lastimada, era cierto, casi no tenia energías. Naraku la había hecho bien: la había agotado por la tarde, la había herido, y ahora la tenía acorralada entre la espada y la pared, si se iba, se llevaba a Izayoi, si se quedaba, o moriría o se la llevaría a ella.

- Cariño, después vuelvo por ti. – Dijo Naraku, guiñándole un ojo. Tomó a Izayoi, que permanecía inconsciente, y se marchó.

Kagome, sólo volvió al castillo. Subió como pudo, sus heridas sangraban, con el esfuerzo por detener a Naraku se habían abierto. Caminó aprisa por los largos pasillos, hasta llegar a su habitación, la que designaron para ella, que “daba la casualidad” estaba frente a la de Sesshoumaru. Su puerta estaba abierta, por lo que la vio llegar, al parecer estaba despierto.

Al notar que caminaba con dificultad, salió de su habitación, y la siguió a la de ella. Kagome se volteó inmediatamente.

- ¿Qué te ocurrió?

- Se… llevó a Izayoi. Ve a buscarle. – Dijo intentando de que no se note que tenía heridas.

- No me interesa Izayoi. Te pregunté qué te pasó… estás sangrando.

- No es nada. – Sonrió. - Sólo un pequeño raspón.

- Ven. – Dijo tomándola con cuidado, y haciéndola sentar en la cama. Tomó un botiquín de primeros auxilios, que había en cada habitación, sacó las vendas y un desinfectante-cicatrizante. – Sácate eso. – Dijo refiriéndose a su remera.

- ¡Ni loca! – Exclamó.

- Si no te la sacas, te la saco. – Advirtió, por lo que Kagome obedeció, después de todo tenía una tela que la cubría. Kagome notó que Sesshoumaru sólo llevaba un pantalón abombado, y dejaba ver su tronco, sus fuertes brazos, firmes abdominales, fuerte y grande tórax. Él comenzó a desinfectar las heridas del abdomen de Kagome, sintió erizarse la piel de ella al contacto con su mano. Así, lenta pero hábilmente desinfectó las heridas y le colocó las vendas.

-¿Te sigue doliendo?

- No, el dolor desapareció milagrosamente de un momento para el otro. – Contestó con sarcasmo.

- ¡Encima que te curo! Así lo agradeces.

- Yo no te lo pedí, de pedirte algo, sería otra cosa. – Contestó mirándolo de arriba abajo, y luego corriendo la mirada hacia el suelo. Sesshoumaru la abrazó suavemente, dejándola ir, si eso quería. Pero ella se acercó más a él, hasta quedar dormida en su pecho...


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Lamento la demora!! Y que no sea lo que esperaban, pero ahora mismo me tengo que ir a dormir!!

Espero les guste la conti!!

Besotes!