Destino

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Pam, 29 Julio 2008.

  1.  
    Pam

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    Destino

    Es una obra mia y me salió así de la nada. Aún no sé que rumbo tomará la historia, pero creo que los personajes me dirán con el tiempo. Agradeceré sus críticas al respecto. Admito que es bastante fea, pero lo que me interesaria saber es la opinión de ustedes. La hice de manera espontánea y pienso que va ser bastante extraña a medida que ponga las continuaciones. Sin más, les dejo leer...

    Destino

    Capitulo 1

    El encuentro

    Contemplaba el cielo cubierto de nubes y la brisa fresca revolviendo sus cabellos. Era maravilloso ver el follaje de los árboles meciéndose al compás del viento como si de un baile se tratara, dispuestos a recibir a la lluvia que se avecinaba. Parecía un ritual que se daba en muy pocas ocasiones, o así lo describía al verlas. Aunque los árboles celebraban su alegría, para ella, ese clima significaba abrir las puertas de los recuerdos guardados en lo más recóndito de su ser. Las gotas comenzaban a caer, recorriendo su rostro blanquecino, mientras mantenía cerrado los ojos rememorando aquel día…

    ~*~

    Estaba bastante harta de la vida que había llevado, pero aún así, se aferraba con mucha fuerza a la idea de lograr encontrar algo mejor y continuaba a pesar de las decepciones que había tenido repetidas veces. Observaba de un lado a otro en búsqueda de un lugar cómodo para poder descansar y continuar su caminata al día siguiente. Al encontrar un frondoso árbol, se acomodo allí dejando a un lado sus pertenencias. La tranquilidad era majestuosa en aquel sitio. Estaba complacida de disfrutar un poco de la naturaleza, como era su costumbre; aunque alguien más, no muy lejos de allí estaba observando a la joven.
    Se acercó con cautela en dirección a ésta y dijo:

    No debería estar aquí —repuso la voz profunda del intruso—. Es mejor que se marche —fijando su mirada en el rostro espantado de la muchacha.
    ¿Y quién es usted para decirme lo que debo hacer? —cuestionaba desafiante a pesar del susto que le había provocado.
    Por aquí ocurren varios asaltos, incluso asesinatos —comentó tranquilamente—, pero veo que eres bastante tonta como para percibir que estas en graves problemas.
    ¡¿Pero cómo te atreves a hablarme así?! —chilló molesta ante lo dicho.

    Pero al término de sus quejas, varios hombres la rodeaban con intenciones de atacarla, pero el extraño caminó en dirección a sus contrincantes dispuesto a defenderla. Cada uno de ellos portaba una espada. Su sed de sangre era más que evidente en la mirada de los tres hombres. La aniquilarían por diversión, a ambos.

    ¿Ahora percibe la estupidez que cometió al permanecer aquí? —dejando ver la brillante espada que portaba consigo.

    Ella quedó atónita al ver a esos hombres frente a sí, sin percatarse siquiera de aquel peligro con anticipación.

    ¡Qué interesante! —exclamó uno de ellos—. Protegiendo a una niña…eso no me lo esperaba, mucho menos viniendo de usted —dijo con sarcasmo el hombre, provocándole mucha gracia lo que veía.
    Guarde sus comentarios para otro momento —afirmó—. Si desea atacarme, tan sólo hágalo y no pierda tiempo en habladurías —acometiendo contra su contendiente sin darle tiempo de reaccionar.

    Sin rodeos comenzaron a atacar los dos restantes. Sus habilidades eran sorprendentes. Esquivaba con facilidad y simpleza cada uno de los ataques, pese a que él luchaba por su cuenta, sin la ayuda de alguien más. Todos fueron heridos por el extraño, cayendo sin remedio al suelo sus agresores. En un pestañear había acabado todo.

    Pero, ¿cómo…? —murmuro cayendo de rodillas el menudo cuerpo de la joven ante las habilidades de su salvador.

    Aún de espaldas, él se volvió a verla con la misma indiferencia de momentos atrás. Se levantó con rapidez al ver que éste se acercaba a ella y preguntó con impaciencia:

    ¿Usted conocía a ese hombre?
    Jamás lo he visto —contestó automáticamente.
    Pero él a usted sí —afirmó—. ¿Quién eres en realidad?
    Sólo soy un hombre más en el mundo, ¿complacida? —dijo sarcástico.
    ¿Acaso no puede ser más cortes? —replicó hastiada.
    ¿Y acaso no cree que ya hice lo suficiente por su persona? —interrogó extenuado.
    ¿Y por qué razón me defendió entonces? —situándose frente a él evitando que avance—. Ellos querían matarme, pero interfirió en sus planes defendiéndome pese a ser una desconocida. Tenía la opción de seguir con su camino e ignorarme, pero no fue así —posando su mano en la cabeza—, entonces, explíqueme ¿por qué lo hizo? —cuestionaba nuevamente.
    Para que la próxima vez no cometa semejantes errores como éste y ande vagando sola por aquí.
    Entonces no debió protegerme —contestó con fastidio.
    Debería ser más agradecida con las personas —caminando de largo sin darle tanta importancia a sus protestas.
    Primero me asusta, luego me defiende… ¿qué pretende usted con esa actitud? —siguiéndole los pasos.
    Nada en especial, sólo hice lo que debía. Por lo que veo, no aprecia la ayuda de nadie… ¿o acaso ya no desea vivir?

    El enojo que estaba presente en su mirada desapareció rápidamente tratando de indagar en la respuesta para aquella interrogante. Al no oír más la voz escandalosa de la chica se detuvo a unos pasos de ella observando su rostro lleno de dudas. Tan sólo permaneció en silencio sin decirle nada más. Ella percibió cuan insolente fue con ese extraño y sus disculpas fueron lo primero que le vinieron en mente.

    Le ofrezco mis sinceras disculpas —dijo apenada al notar su error—. Estoy agradecida por defenderme y perdonarme la vida.

    Se volvió y prosiguió con su camino a paso lento, pero antes de que se alejara lo suficiente declaró:

    No eres tan tonta después de todo —esbozando una sonrisa maliciosa.

    La sangre le hervía de tanta rabia e ira, pero acalló sus nervios como pudo. Sabía que su acción fue desinteresada hacia su persona y sería más vulgar de su parte continuar con ese absurdo altercado. Caminó hasta el árbol y recogió sus pertenencias dispuesta a buscar otro lugar más acogedor para pasar la noche, y sin más el extraño siguió avanzando hasta perderse entre los arbustos.

    ¡No puedo creerlo! —exclamó con furor ante lo vivido momentos antes—. Aunque, pensándolo bien...de no ser por él creo que ya hubiera muerto —elevando la vista al cielo que empezaba a oscurecerse.

    Sin prisas continuó su largo paseo en búsqueda de una casa desalojada que habían comentado unos hombres en la aldea que había estado. Era la mejor opción que tenía para protegerse y poder acomodarse allí por unos días. Tuvo que internarse en el bosque hasta encontrarse con dicha vivienda, el cual sería su mejor refugio después de todo. Había caminado por varias horas hasta que logró dar con su objetivo.
    Era bastante pequeña, pero era lo de menos, siempre y cuando logre escabullirse de los ladrones, todo estaría bien. Sus brillantes ojos color café se iluminaron de felicidad al saber que podría dormir bajo un techo.

    ¡Por fin! —manifestó complacida al ver la acogedora vivienda—. Al menos podré dormir tranquilamente aquí por unos días —caminando a paso firme en dirección a la entrada.
    ¿Intentas invadir mi casa? —inquirió una voz familiar a sus espaldas.

    Se detuvo al oír aquello y cerró sus ojos por unos instantes rogando no encontrarse nuevamente con ese sujeto. Giró para ver quien estaba a sus espaldas y abrió lentamente sus párpados encontrándose con la sorpresa de volver a ver ese rostro. El destino le tendía una vez más una trampa: ver a su héroe frente a frente.

    ¡¿Tú...?! —mencionó asombrada.
    No me sorprende nada esto —declaró con franqueza—. ¿Acaso intentas apoderarte de los bienes ajenos?
    ¡No puedo creer que tenga tanta mala suerte! —suspirando decepcionada al borde del llanto.
    ¿Pensabas que estaba desalojada?
    Sí, pero para mi desdicha, no fue así —contemplando su mirada serena.
    Si pensabas pasar aquí la noche, pues, podríamos llegar a un acuerdo —propuso como premio de consolación para la chica.
    ¿Acuerdo? —inquirió con desconfianza.
    Así es —afirmó—. Después de todo, por aquí ya no encontrarás ninguna aldea donde puedas quedarte.
    Sé que estoy en deuda con usted por lo sucedido horas antes, pero… ¿a qué viene todo esto?
    Eres bastante suspicaz —mencionó con seriedad.
    No puedo darme el lujo de confiar en los demás y menos en un hombre —reflexionando detenidamente la postura de él.
    ¿Y pretende dormir en el bosque a pesar de lo que ha ocurrido?
    Si fuera necesario, lo haría.
    Ya que no quiere aceptar alojarse por esta noche bajo mi techo, entonces le deseo buena suerte…aunque dudo que la tenga —caminando en dirección a la entrada—. Estoy seguro que no logrará sobrevivir una noche en el bosque estando tantos ladrones merodeando por ahí —dibujándose una media sonrisa en su rostro maduro.
    “Es verdad, olvidé ese detalle. ¡No puedo creer que me este pasando esto a mí!” —pensó desalentada—. “No me queda de otra, me arriesgaré esta vez” —tomando una decisión—. ¡Acepto! —expresó la castaña con firmeza.

    Le sorprendió bastante tal decisión, ya que ella sabía que se estaba arriesgando en demasía al aceptar la propuesta de un perfecto desconocido. Tenía que estar muy alerta ante sus movimientos al no saber sus verdaderas intenciones.

    “Es valiente. Pero sé que no estará muy cómoda sabiendo que estaremos solos aquí sin nadie en los alrededores” —caviló divertido ante el recelo y enfado reflejado en su mirada—. Bien, entonces…adelante —invitándola a pasar—. Puedes acomodarte donde gustes.
    Gracias —mencionó con frustración.
    Por cierto —manifestó antes de entrar—, ¿cómo te llamas?
    ¿Eh…? —murmuró por lo bajo parpadeando tres veces—. Shiori… Shiori Tsugawa —contestó entre titubeos—. ¿Qué me dice de usted?
    Soy Kenji Ishikawa —adentrándose en la casa sin decir nada más.

    Aún seguía presa a sus pensamientos sin entender porque se comportaba así este hombre. No podía concebir porque razón le propuso para que pase la noche en su casa.

    Debo estar enloqueciendo, ya que acepté quedarme con este hombre en medio de la nada” —fue lo único que pudo pensar entre suspiros para luego ingresar en la casa que pretendió habitar.

    Caminó sin remedio hasta la puerta, y una vez dentro, inspeccionaba con detenimiento cada uno de los objetos que se encontraban allí. Vio unas cuantas vasijas colocadas en una repisa, un calendario colgado en una parte de la pared junto a unos cuadros antiguos y nada más. Por lo que sus sospechas de que vivía solo, era evidente. Él estaba sentado con los ojos cerrados sin dirigirle la palabra y junto a sí estaba su espada. Comenzó a observarlo detenidamente (ya que al principio no le dio mucha importancia), notando que era unos años mayor que ella, la madurez era visible en su tez pálida. Era alto, con los cabellos largos y oscuros como la noche, o eso creía ver, ya que la tenue llama de las velas no le permitía describirlo con exactitud. Los párpados del agraciado hombre se abrieron lentamente dejando ver sus ojos grises como la luna, alzando la vista para toparse con el rostro apacible de Shiori. Sintiéndose bastante apenada, tan sólo se sentó en un rincón sin cuestionar nada más. Sólo centró su atención en lo más importante: que mañana se marcharía de allí. Buscó una pequeña cobija que traía consigo y se cubrió con el dispuesta a dormir. Él no se inmutó ante tal acción, sólo cerró sus ojos nuevamente y permaneció allí hasta que amaneciera.

    Shiori despertó tarde y al percatarse de ello se sintió aún peor que antes. Con la animadversión viva en su interior, guardó su cobija y despeinada como estaba salio disparada como una bala del interior de la casa, pero en un descuido, cayo al suelo estruendosamente. Ishikawa se encontraba cerca y vio el espectáculo esbozando una sonrisa.

    ¿Siempre haces tanto ruido cuando despiertas? —dijo burlándose de la castaña que estaba tendida en el suelo.
    ¡¿Quiere dejar de molestarme?! —vociferó colérica.
    ¿Deseas comer algo? —ayudándola a ponerse de pie.
    No, gracias. Ya es muy tarde y debo marcharme —sacudiéndose la ropa—, creo que es mejor que continúe. Agradezco que me haya dejado permanecer una noche bajo su techo —recogiendo sus cosas del suelo para proseguir con su camino.

    Tan sólo la vio marcharse y no dijo nada más. Sabía que ella estaba bastante molesta con lo que había ocurrido, y no era para más, tuvo que pasar la noche en vela además de que había hecho el ridículo ante un perfecto desconocido el cual fue su héroe sin una justificación valida.

    Supongo que tan sólo soy hábil para la torpeza —susurró para sí—. “Pero…le debo mucho a Ishikawa. A fin de cuentas, él me protegió y permitió que me quede en su casa” —pensó—. “Lo que más me molesta es que además de haber sido grosera, quedé en ridículo” —observando los árboles con un dejo de tristeza.

    Continuará…
     
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    addaya

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    Re: Destino

    wiii primera en postear jeje
    que onda estaba vagamdo por esta seccion y me llamo mucho la atencion tu original y dejame decirte que esta increible ^^

    me encanto funlove jeje
    desde que lo comense a leer dije wow que le haran a la pobre :S y mientras mas leia mas me gustaba jeje

    bueno ps espero q muy pronto lo continues ya kiero ver que es lo que sucede con Shiori jeje

    cuidate
    sayonara

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    Addaya :ANYWORD:pien
     
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    Orielly

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    Re: Destino

    me gutaaaaa..!!!!! ^^! eres buena hahaah estas peor que yo a ti te vienen las historias de la nada y mi de los sueñod hahaha!!! y pues se me olvidó decirte que yo si uso word pero eso es menos eficiente que mi propiia mano hahaha!!!! buenoo X ...
    me gusto mucho tu FC y la verdd espero que la continues!
     
  4.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Re: Destino

    Agradezco mucho sus comentarios chicas. Pues colocaré la continuación en breve y no se cuan larga llegue a ser, pero creo que no terminará muy pronto que digamos, jeje. Aún estoy pensando en como llegará a ser el final ya que el principio fue bastante extraño para mi gusto.
    Prometo no hacerlas esperar mucho.
    Salu2.
     
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    Pam

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    Re: Destino

    Como les he prometido, aquí esta el segundo capitulo.
    Acepto críticas, sugerencias y tomatazos con gusto.
    Sin más preambulos, las dejo leer :vaca:

    Capitulo 2

    Flores

    Sus ojos color café se dejaron ver buscando algo más en el firmamento. Sin que se percatara la lluvia había cesado provocando que el asombro sea visible en la expresión de su tierno rostro. Observó con atención su entorno y noto una flor que era bastante familiar. Las rememoró con nostalgia al verlas. La tomo entre sus manos con cuidado, acercándolo hacia su rostro para recordar su embriagante aroma.

    “Creí que no las volvería a ver” —rozándolo contra sus labios con lentitud.

    ~*~

    Con pereza recorrió el bosque sin darle mucha importancia lo demás. Prefería concentrarse en lo que buscaba o más bien, pretendía buscar, ya que con lo que había ocurrido, las esperanzas volvían a disminuirse. Su mente estaba dividida. A veces intentaba seguir adelante como si nada hubiera pasado y que debía aferrase con fuerza a la idea de encontrar algo mejor y otras veces ya ni siquiera deseaba vivir.
    Shiori había perdido al único miembro de su familia, su madre, la cual murió siendo ésta aún muy pequeña. Poco tiempo después fue adoptada por una pareja que la criaron para que trabaje de sol a sol. La carencia de afecto y de haber sufrido tal pérdida siendo ella pequeña, además de ser maltratada por sus padres adoptivos, fue muy duro de soportar.
    Sin embargo, al haber huido buscando refugio en otra aldea (cuando cumplió los 20 años), unos ladrones la empezaron a perseguir y tuvo mucha suerte de haber podido salir ilesa de aquella persecución. Por esa razón, entrenó para saber defenderse.
    Cada día debía enfrentarse a un nuevo peligro y por eso quiso internarse en el bosque para que nadie más la vuelva a encontrar y sepa sobrellevar una vida distinta y evitar a las personas. Pero iba a ser difícil por el simple hecho de tener que lidiar con la presencia del joven Kenji entre otros obstáculos más.

    ~~

    Ya se había alejado bastante de Ishikawa sin siquiera haber probado bocado en todo el día, pero lo que le urgía en verdad, era beber un poco de agua fresca.

    “Estoy sedienta. Talvez encuentre el río en breve” —mirando en todas las direcciones, llamándole la atención lo que había hallado.

    Los rayos del sol que se filtraban en la espesura, dejaban vislumbrar unas delicadas flores blancas en medio de todo el espacio verde. Se encontraban por doquier y para ella, eran únicas en su especie. Eran muy bonitas como cualquier otra flor, pero lo que ignoraba, es que eran muy especiales. Pensó que fue una vil ilusión creada por su mente ver tantas flores en un mismo sitio, comenzando a andar en medio de estas con cierta intranquilidad.

    “Pero, ¿qué hacen tantas flores en un lugar como este?” —acercándose a una de ellas—. “Su aroma es tan…dulce” —sintiendo sus párpados un poco pesados por un instante.

    Se sentó con prisa sobre una de las raíces del árbol y cerró los ojos sintiendo un mareo repentino. Al volverlos a abrir, noto que estaba rodeada por la oscuridad. Su corazón latía desesperado cubriendo su mirada chocolate con las manos. Suplicaba inmensamente que sea un horrible sueño, ya que era inexplicable que oscureciera en un parpadeo. Al mirar nuevamente su entorno, busco por todo el lugar aquellas flores y sin éxito alguno llegó a dar con ellas.

    “¡Esto es imposible!, ¿cómo llegó a ocurrir esto? ¿y dónde están las flores…?” —comenzando a sudar frío a causa de la desesperante situación en la que se encontraba.

    Se puso de pie de manera automática y corrió a toda velocidad sin rumbo fijo. La maleza no le permitía avanzar. Luchaba por deshacerse de todos los obstáculos, pero sin percibirlo al otro lado se encontraba el abismo. Al intentar alejarse de ese tenebroso sitio, el suelo desapareció de su vista y cayó sin remedio desde lo alto, sintiendo segundos después el agua golpeando su espalda con fuerza.

    Cayó al río helado, sintiendo ese frío que calaban los huesos. Intento subir a la superficie, pero sus habilidades para nadar no eran buenas. La corriente la arrastraba sin piedad y los gritos impacientes de ella inundaron el lugar. Intentaba de todo por aferrarse a alguna de las rocas que estaban golpeándola sin clemencia, hasta que a duras penas logro sujetarse de una.

    ¡Ayúdenme, por…favor! —vociferaba con dificultad ya que había tragado mucha agua.

    En un descuido, nuevamente fue arrastrada por la corriente, pero esta vez, iba a caer de la enorme cascada que cada vez estaba más cerca de ella. Sentía que ese sería el fin, hasta que después de unos minutos, la oscuridad volvió nuevamente a ella.

    ~*~

    Se dejó guiar por aquellas flores que cubrían gran parte de la opaca selva. Sus cabellos se revolvían por la suave brisa mientras el aroma fresco de las flores, inundaban sus pensamientos.

    ~*~

    El joven de cabellos negros sólo esperaba a que reaccione. Curó las heridas que había recibido en la cabeza y la cubrió con su haori. La luna llena resplandecía en lo alto, iluminando tenuemente la tez de la joven. La contempló recorriendo su pálido rostro sin prisa alguna. Tan sólo sonrió para sus adentros sin motivo aparente y volvió la vista en dirección al río que la trajo nuevamente hasta él.

    Es una chiquilla con suerte —musito para sí.

    Shiori despertaba con lentitud. Observó el cielo oscuro iluminado por la luz de la luna pensando que estaba sola. Giró la cabeza a un costado encontrándose con Kenji que la miraba con atención. Su vista se encontró con las de su paladín por casualidad mientras el silencio se apoderó de ambos, siendo los protagonistas las miradas. Poco a poco comenzó a recordar lo vivido, y pese a estar muy aturdida, decidió hablar.

    No fue un sueño, ¿cierto? —preguntó impaciente.
    No —negó con franqueza—. Me sorprende que hayas recobrado el conocimiento tan pronto a pesar de haberte caído de la cascada —sonriendo divertido—, ¿cómo te sientes?
    Me duele mucho la cabeza —dijo seria—. Además, usted era la última persona a la que…pensaba ver…otra vez —comento con fastidio.
    Su soberbia lo único que ha provocado es que tenga que salvarla de alguna u otra situación —colocando en su frente la medicina.

    La dejó muda de la vergüenza las palabras de Kenji y lo peor, es que no quería admitir que tenía razón.

    Bebe un poco de esto, te hará bien —viéndola sentarse para observar mejor el contenido del recipiente.
    ¿Qué es?
    Es una medicina que preparé con unas hierbas para que se curen con rapidez las heridas que tienes en la cabeza. También te ayudará a disminuir el dolor de los golpes —extendiéndole el vaso.
    Gracias…por segunda vez —murmuró apenada y molesta al saber que él la rescato.
    La mayor parte del tiempo estoy entrenando y vengo en raras ocasio… —siendo interrumpido por Tsugawa.
    ¿Por qué me salvó?
    Porque usted pedía a gritos que la saquen de allí —señalando el río al notar cierta decepción en su rostro.
    Entonces… ¿tan sólo lo hizo por eso?
    Así es. Debería seguir luchando para encontrar lo que busca en la vida —dijo con sinceridad—; usted tiene la oportunidad de lograr lo que desee sin importar las dificultades por las que tendrá que atravesar. No debe rendirse tan fácilmente…no por ahora —cerrando los ojos por un instante.
    Agradezco su consejo —alzando la vista para poder verlo bien.
    No pensé que diría eso —sonriendo levemente—. Veo que toma mucha precaución con las personas que entabla una conversación —aseveró bebiendo sake.
    Usted es la primera persona con la que he hablado después de mucho tiempo —bebiendo de un solo la medicina.
    “La han lastimado mucho, pero su fortaleza se esta debilitando a los pocos” —reflexionó.
    Bien —poniéndose de pie—, debo irme.

    Ishikawa tomó el vaso que ella le entregó y lo dejo a un lado, emulando la acción de la joven. Quiso proseguir, pero un mareo la detuvo en el camino. Él fue junto a la castaña al verla en ese estado y antes de que se desplomara al suelo, la tomó entre sus brazos.

    Aún no se ha recuperado, será mejor que repose —sujetándola para que no caiga.
    De verdad, no necesito más su ayuda, ya hizo lo suficiente…
    No sea terca, debe descansar —insistiendo en lo mismo.
    Sin tan sólo no me hubiera pasado esto —oprimiendo su cabeza con las manos—. Por culpa de esas flores…estoy aquí —desfalleciendo en brazos de Kenji, acción por la cual tuvo que cargarla y llevarla hasta un lugar más seguro.

    Caviló por unos segundos lo dicho por la castaña. Quedó absorto al momento en que ella mencionó aquellas flores que prefirió dejar de lado el tema. Alzo la vista al cielo y contemplo embelezado la reluciente luna, dibujándose su pasado ante sus ojos.

    ~~

    La noche transcurría pausada y tranquila. La inocente muchacha no recobraba el conocimiento aún, pero no le preocupaba en lo absoluto a su guardián. Sabía que las hierbas tenían efectos secundarios y un ingrediente secreto de por medio. Estaban en medio del bosque y la oscuridad se hizo aún más profunda que antes. No pudo evitar pensar en lo que sucedería de ahora en más y eso lo inquietaba en exceso. Shiori estaba recostaba en uno de los árboles descansando y despertó silenciosamente fijándose en las hojas que se mecían con ayuda del viento fresco. Al instante reconoció el andurrial, pero al no divisar a nadie más a causa de la oscuridad, se estremeció imaginando lo peor.

    Veo que ya despertaste —reconociendo la profunda voz de Ishikawa—. Será mejor que permanezca quieta y no se mueva mucho o los mareos volverán.
    ¿Cómo llegamos aquí? —cuestionaba aún asustada.
    Yo la traje. Este lugar es seguro —ayudándose con su espada para levantarse—. Sólo haz lo que te dije —ordenó alejándose de ella.
    ¿A dónde vas? —preguntó temerosa.
    ¿Acaso te interesa saber? —enarcando una ceja—. ¿O le temes a la oscuridad? —dijo en tono de burla.
    N-no, por supuesto que no —replicó dubitativa aún recostada en el árbol.
    Me parece bien… —siguiendo su camino sin darle mucha importancia lo dicho por esta.

    Ya estaba alejándose lo suficiente, pero su pánico era enorme y no soportaba estar en ese lugar ya que fue ahí donde todo había comenzado, estaba segura de ello. Se sentía débil y los dolores de cabeza volvían poco a poco. Lo único que deseaba inmensamente en ese momento era detenerlo y que no se alejara. Le daba escalofríos esa parte del bosque.

    No se vaya —murmuró—. No quiero quedarme sola —sintiendo unas tibias lágrimas recorriendo sus mejillas frías.

    Las lágrimas brotaron del fondo de su ser y sus deseos eran tan reales como sus lágrimas de desesperación. Si permanecía un segundo más allí, enloquecería. Se levantó a duras penas y caminó en dirección a Ishikawa por temor a caer del abismo y poder perderse. El mareo volvía y su angustia la acompañaba en ese momento tan crítico. Al oír los pasos de ella, fue y la detuvo con la animadversión reflejada en su rostro.

    Le he dicho que no se mueva —sujetándola de los hombros.

    No podía verle la cara ya que sus lágrimas le nublaban la vista. Su menudo cuerpo bastante débil y frío ya no podía controlarlo como antes. El fornido hombre notó algo extraña su reacción y la libero al instante. Shiori cayó de rodillas con la cabeza gacha sin decir absolutamente nada. Él por su parte, se colocó a su altura y la tomó de la barbilla para verla de frente. Intento apartar su rostro para que no la vea, pero él la obligó a que lo vea de frente.

    ¿Por qué me seguías? —preguntó con cierta curiosidad apartando su mano del rostro de la chica.
    L-lo siento —dijo entre titubeos.
    ¿Y por qué te disculpas?
    Porque aquí fue donde hallé a esas flores —susurró atemorizada—, y no quiero que me deje a merced de las tinieblas sabiendo que usted conoce a la perfección la selva —posando sus manos en el suelo.
    Volveré en un par de minutos —contemplando su cabello rizado—. No se preocupe —viéndola aún de rodillas ante él.

    Kenji caminó a ritmo lento sin decirle nada más, pero Shiori realmente estaba sobresaltada y ya no le importaba que él supiera sus temores y debilidades. De manera ágil y recobrando la poca fuerza que tenía, le siguió los pasos y lo alcanzó. Él se quedó paralizado sin verla de frente mientras ella se acercaba a él y posaba su faz humedecida en su dorso firme.

    Me importa muy poco lo que piense usted de mí ahora —dijo cerrando los puños—, pero tan sólo le pido que no me deje sola…por favor —imploró sin alejarse de él.

    Él quedó sorprendido ante aquella reacción por parte de Shiori. Parecía que estaba tratando de arrancar todo aquel dolor y temor que tenía guardado durante tantos años con aquellas lágrimas que derramaba. Le conmovió de tal manera lo que había dicho que se volvió a verla. Admiraba extrañada sus ojos color plata notando cierta calidez y ternura en ellos. Las manos cálidas de su guardián se posaron en sus mejillas ahora ruborizadas ante la cercanía de él. Sin previo aviso la tomó del talle con delicadeza y la atrajo hacia sí.

    No llores —acariciando su mejilla con suavidad—. Jamás volverá a estar sola, se lo prometo —observando su pálida faz iluminada tenuemente por la luz de la luna que se calaba entre las hojas.

    Su sorpresa fue tal al oír aquella promesa que su corazón comenzó a agitarse de sobremanera, experimentando algo nuevo en sus adentros. Kenji reveló su verdadera sonrisa ante ella provocando que esta correspondiera con una sonrisa tímida y que de manera inconsciente, posara sus manos en el rostro de su salvador. Un momento mágico se dio en ese instante ya que las flores se dejaron ver en derredor de ambos. El sobresalto de la muchacha fue tal que se aferró a su héroe con fuerza al percibir que las flores aparecieron de la nada. Kenji sonrió divertido y no pronunció palabra alguna. Tan sólo observó el rostro espantado de Shiori viéndolo de manera aturdida buscando que le explicara lo que veían sus ojos, pero recibió por respuesta un beso inesperado por parte de él. Ese fue el motivo para que su corazón latiera con más rapidez y se llenara de júbilo mientras el hombre de mirada gris probaba los dulces labios de esa chiquilla inocente que de un momento a otro, logró cautivarla con aquella sonrisa que le había mostrado por primera vez.

    Continuara…
     
  6.  
    Orielly

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    Re: Destino

    coooooooooollll!!!!!! superrrrrrrr esperooo la contiii!!!!!!!!!!! y muevete ok?? no me hagas esperar!!!! hehe
     
  7.  
    addaya

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    Re: Destino

    waaa me encato tu conti cutee
    estuvo muy padre con accion y al final amor q bonito
    Ja! sabia q esos dos se iban a kedar del odio ance el amor MUAJAJA xD

    bueno pues espero con muchas ansias :ANYWORD:bailo tu conti ^^

    cuidate y estupneda continuacion te dare repu jojo


    sayonara
     
  8.  
    Pam

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    Re: Destino

    Agradezco sus críticas sinceramente. Les colocaré la continuación en cuanto me quede un poco de tiempo. Pero realmente las ocupaciones que tengo me tienen muy estresada además de que estoy indispuesta. Espero que me tengan un poco de paciencia.

    Orielly: Lamento tener que hacerte esperar xD. Prometo colocarte en breve el sgte. capitulo y que será bastante extenso para que te entretenga mucho, jiji. Gracias por tu comentario :).

    addaya: No podía de ser de otra manera, mis personajes siempre me demuestran lo que sienten con sus acciones, ellos son los protagonistas aquí y siempre serán mis guías para que puedan saber sobre la historia de ambos. Gracias por tu comentario y la repu jeje :D.

    Nos leemos en breve.
    Bye.
     
  9.  
    Orielly

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    Re: Destino

    Pam que mala eres!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! pense que habias subido un capi y me emocioné eres mala, mala, mala !!! y pues en mi discucion eres siempre la primera T_T hahahaah!!!!!!! y claro esperar por esta historia vale la pena !!
    NaNa
     
  10.  
    addaya

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    Re: Destino


    jajaja no tienes nada q gradecer me encanta tu historia jeje eso si ya kiero conti
     
  11.  
    Pam

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    Re: Destino

    Aquí con el siguiente cap. Espero sus críticas, opiniones y sugerencias al respecto. El titulo me quedó raro lol.

    Capitulo 3

    Angustia y animadversión: dos palabras que se deben enfrentar

    La lluvia comenzaba a cesar y las nubes que estaban esparcidas en el firmamento comenzaban a alejarse unas de otras permitiendo así ver los leves tonos azules del mismo. Aún estando empapada de pies a cabeza decidió proseguir el camino que le mostraban aquellas flores que vio después de tanto tiempo.

    ~*~

    “El deber de todos tus ancestros fue proteger y cuidar aquellas flores mágicas que muestran el verdadero camino que deben seguir los guardianes y protectores del mismo. Ten presente que no eres una persona común y que llegará el día en que deberás volver a ser parte de este bosque una vez que hayas cumplido con ello…”

    Esas palabras representaban su pasado, presente y futuro.

    Desde que Tsugawa le había dicho que encontró esas flores (además de haberlas visto estando con él), no dejó de pensar en el tema que lo estaba perturbando constantemente. Observó de reojo su fiel compañera, la katana que estaba sobre la hierba fresca; y entre sus brazos, estaba la hermosa chiquilla descansando plácidamente como una niña pequeña. Prefirió permanecer en silencio para no incomodarla, pero en sus pensamientos era inevitable sentir cierta preocupación. Sabía que ella tarde o temprano haría preguntas al respecto de todo lo sucedido y que querría saber aún más de él, de quien era en verdad. La opresión que sentía en el pecho era cada vez mayor y la sola idea de pensar en todo eso lo dejaba aún peor.

    Suspiro pesadamente tratando de calmarse posando su vista en la joven que estaba pegada a él. No pudo evitar acariciar su tierno y delicado rostro blanco, con leves tonos rosa adornando sus mejillas; contemplar su cabello rizado esparcido sobre su pecho como si de un cobertor se tratara y ver con cuanta dulzura se aferraba a él. Simplemente se veía tan delicada a la vista de uno.

    La luz del sol que iluminaba su faz empezaba a molestarla y de manera forzada abrió los ojos con pereza. Se encontró con la mirada más encantadora que jamás había visto, sintiendo ternura y hasta seguridad al verlos. Aún estaba entre sus fuertes brazos viéndolo con mucha atención a los ojos, perdiéndose en ellos sin poder explicar porque lo hacía. Al darse cuenta en donde se situaba, se apartó de él con brusquedad quedando de rodillas a un lado suyo sin verlo de frente al sentir como sus mejillas frías comenzaban a entibiarse, adquiriendo un color rojo intenso. Él, al ver que trataba de ocultarse, tan sólo se aventuro a decir casi en un susurro:

    ¿La asusté? —cuestionó con su tono de voz profundo.
    N-no —murmuró con la piel erizada—. Pero, ¿cómo yo…? —sin saber cómo hablar al respecto.
    Usted no quiso que la dejara sola —comentó sin prisa—. Además, las medicinas que le proporcioné provocaron que se quede dormida.
    ¿Qué fue exactamente lo que ocurrió? —cuestionó sintiendo su cuerpo un poco adolorido—. ¡Ay! —exclamó por lo bajo al posar su mano sobre su frente lastimada.
    Cayó de la cascada, yo la saque de allí y después de beber la medicina se desmayó —contestó con brevedad sin darle los detalles más importantes.
    ¿Y por qué razón amanecí…en sus brazos? —tratando de indagar aún más en el asunto pese a estar bastante apenada.

    Él tan sólo rió divertido ante la pregunta de ella. Tsugawa se volvió a verlo con cierto enfado ante aquella risa que la había considerado como una burla. El hombre de cabellos oscuros adoraba ponerla nerviosa, ya que fácilmente perdía los estribos; pero antes de que lograra decir algo más, él decidió hablar:

    Amaneció junto a mí porque se rehusaba a soltarme —contestó después de haber reído tanto.

    Ahora el silencio se apoderó de la joven y aquella furia se desvaneció con el viento. No podía entender como ocurrió, en que momento o porque razón se aferró a él así como así.

    Pese a que estaba bajo los efectos del antídoto era increíble como impedía que la suelte —agregó—, aferrándose a mí como si su propia vida dependiera de ello —viendo su rostro quedarse aún más colorado.
    “No puedo creer que eso haya sucedido” —pensaba insistentemente girando la cabeza en otra dirección—. ¿Hay algo más…que deba saber? —interrogó aún tratando de hacer memoria.
    Si intenta concentrarse, usted misma logrará encontrar la respuesta a esa pregunta —dijo sonriendo maliciosamente pese a saber que los golpes que recibió eran las causantes de su breve amnesia.

    Después de hacer un gran esfuerzo, las débiles imágenes se hicieron presentes una vez más.

    Ahora lo recuerdo —murmuró después de unos segundos.
    ¿Qué recordó? —interpeló ansioso queriendo oír de sus propios labios lo que diría.
    Estaba en este lugar cuando ocurrió todo y corrí tratando de alejarme de este sitio —explicaba—. Luego caí al río helado pensando que iba a morir, pero para mi sorpresa, desperté y lo hallé junto a mí. Me dio un medicamento para que lo beba y lo hice. Luego intente alejarme de usted pero se enfado conmigo por ser tan testaruda…
    Me alegra saber que lo reconoce —riendo ante lo dicho por esta.
    …luego desmayé nuevamente y desperté en medio de la oscuridad, aquí mismo —abrazándose a sí misma—. Y yo…le supliqué que no se marche y que no me deje sola —cerrando los ojos—, hasta que…
    ¿Hasta que…? —teniendo cierto interés en la respuesta.
    …hasta que usted me dijo que no me dejaría y luego experimente un sobresalto mayor al ver esas flores —argumentó abriendo las manos para tocar el suelo—, y lo veía a los ojos esperando a que me explicara al respecto de este fenómeno y tan sólo atino a…

    No podía continuar. Ishikawa sabía a la perfección que eso sucedería con la joven y tan sólo decidió acercarse a ella para musitarle en el oído con lentitud:

    …robarle un beso —dijo completando la frase y provocando que se estremeciera al oír esas palabras.
    S-sí —afirmó vacilante sintiendo como su cercanía ocasionaba que su corazón palpite con tanta velocidad.
    Sabía que recordaría todo —esbozando una leve sonrisa.
    Bueno…yo —sintiendo un escalofrío— agradezco su ayuda ya que he recordado a la perfección tal…incidente —ignorando completamente el tema sobre aquellas flores extrañas.
    Sólo bastaba que centre su atención en eso —dijo aún sin alejarse de ella—. ¿Le molesto que le haya robado algo tan importante…? —interpeló abiertamente enarcando una ceja.
    Eh… —abriendo los ojos espantada ante aquella pregunta para encontrarse con esos ojos grises que esperaban una respuesta.
    Su rostro me dio a entender que no —sonriendo alegremente viendo la expresión de desconcierto en su tez—, ¿o acaso estoy en un error? —acariciando su cabello rizado con suavidad.
    N-no —refunfuñó débilmente como si estuviera hablando consigo misma, sintiendo que su corazón le saldría del pecho al sentir esas caricias que él le proporcionaba.

    Pese a sentirse de manera extraña y haber salido de dudas después de rememorarlo todo, lo observó con mucha atención. Sus ojos grises tenían algo distinto. Los veía con esmero por unos segundos que fueron extensos al tratar de descifrar lo que intentaban hacerle saber.
    Él por su parte, notó cierto desconcierto en su mirada chocolate sabiendo que le costaba trabajo asimilar las cosas extrañas que sucedió con ella en tan corto tiempo. No pudo evitar la tentación de volver a embriagarse con un beso de aquella inocente joven; y ya sin previo aviso, se apoderó de sus labios como la noche anterior, saboreando y disfrutando el momento hasta el punto de despertar en ambos un sentimiento oculto.

    Sus corazones comenzaban a despertarse como aquellas flores que dormían durante tanto tiempo hasta dejar ver su belleza. Logró cautivarla con aquella sonrisa tan tímida que nunca había dejado que nadie más la vea, con esos gestos tan inocentes, con su delicadeza escondida y con aquel beso que él mismo le había despojado en un acto de inconciencia.
    Se habían separado por un breve instante a causa de la necesidad de verse a los ojos y ver el reflejo de sus almas ahora revueltas en un mar de sensaciones nuevas. La suplicante mirada de la castaña conmovió al joven Ishikawa comprendiendo que ella deseaba más. Cedió ante tal petición con una sonrisa para volver a unir sus labios con los de ella en un exquisito y apasionante beso. Él la tomó del talle con lentitud y la atrajo hacia sí apresándola entre sus brazos, de modo que ésta se aferró a él con ansias sintiendo que tocaba el cielo con las manos. Ya era inevitable que se separen el uno del otro, pero…

    “Tu destino esta marcado y una vez que lo veas venir, no podrás dar marcha atrás. Debes enfrentar esto sólo. Si intentas evadir tu propio destino, éste te perseguirá por siempre. Jamás podrías huir de el… ¡jamás!”

    Aquella horrible voz que inundó sus pensamientos cavaba un abismo en su interior siendo ésta la causante mayor de que ese momento tan hermoso sea interrumpido. El pelinegro se separó de ella súbitamente como si ya no pudiese soportar todo lo que debía hacer y lo que le esperaba en un futuro no muy lejano. La castaña lo veía asustada tratando de entender lo que sucedió con su salvador y a pesar de experimentar cierto temor, decidió hablar:

    ¿Qué sucede? —susurró levemente notando el rostro inexpresivo de él.
    No es nada —levantándose de golpe con una ira que comenzaba a arder en sus adentros—. ¿Quieres comer algo? —cambiando de tema con rapidez.
    No tengo hambre —acomodando un mechón de su cabello—. ¿Hice algo que lo incomodó? —fijando su mirada triste en las hojas que estaban a su lado.

    Su oscura mirada se comenzaba a nublar dando a entender su sentir. De inmediato Ishikawa decidió apartar esa barrera que él mismo había construido en ese preciso momento.

    No es culpa suya lo que ocurre conmigo —acariciando su cabeza—, la culpa es mía por haber reaccionado de esa manera —sonriendo con pesar.
    ¿Puedo ayudarlo…? —propuso ella ilusionada.
    Nadie puede hacerlo —admirando la copa de los árboles—. Debo afrontar esto solo —buscando una salida para aquellas palabras que resonaban en su mente con insistencia.
    Ya veo —soltó desalentada sin atreverse a preguntar al respecto.

    Su mirada perdida se posó en la tez de la joven Tsugawa sintiéndose culpable por haberle hecho saber sobre esa parte de su vida. Decidió abrazarla con ternura con intenciones de que olvide ese tema. Ella correspondió a su abrazo con tal fuerza temiendo lo peor en su corazón que ahora parecía angustiarse con algo desconocido. Después de unos minutos, él se separo de la joven y decidió ir a caminar sin decirle nada más.

    En su ausencia, intentó analizar con mucha agudeza con respecto a la situación de Ishikawa sin entender lo que había mencionado segundos atrás, pero su inquietud le nublaba la capacidad de pensar con claridad. Bajo la vista topándose con el haori que la estaba cubriendo la noche anterior. La tomó entre sus manos y la acercó a su rostro aspirando el aroma varonil que despedía éste. Su corazón latía con furia y casi sin control provocando que un escalofrío le recorriera el cuerpo entero.
    No podía comprender porque razón se sentía así cada vez que Ishikawa estaba cerca de ella, sintiendo los nervios a flor de piel y con el corazón palpitando enfurecido, pero a pesar de sentir eso, aquella aflicción y temor no la dejaban en paz. Repentinamente una imagen apareció en su mente: el beso que le había robado aquel hombre de mirada gris.

    “Ese beso…” —pensó sonriendo tímidamente—. “…fue tan maravilloso” —posando su dedo sobre sus labios color carmín.

    Casi sin motivo aparente, corrió en dirección a Ishikawa tratando de alcanzarlo, pero al no divisarlo se sintió preocupada. Lo busco en los alrededores tratando de volver a perderse en esa mirada llena de dulzura y contemplarlo por siempre. Sin percatarse, ella se estaba enamorando de ese extraño.

    Siguió corriendo sin parar, pero al intentar continuar cayó al suelo a causa de una de las raíces que se atascaron en su pie izquierdo.

    ¡AY! —gritó la chica de mirada café que segundos después, se hallaba tendida en el suelo.

    Luego de pasear su vista por sus manos y brazos, notó las pequeñas heridas que recibió gracias a la estruendosa caída. Aún tirada sobre las hojas y la hierba, se sentó de golpe al notar lo que le había ocurrido a aquella prenda que trajo consigo.

    Estropeé su ropa —observando el haori ahora cubierto de tierra en la parte frontal y con algunas partes rotas—. “No quise que suceda eso” —abrazándose a aquel atuendo con fuerza.

    Unas finas lágrimas salieron de su escondite experimentando un dolor agudo en su interior, temiendo que se enfade por eso, pero lo que en realidad la estaba dejando triste era la idea de tener que apartarse de esa persona…para siempre. Ese fue el inicio de su llanto: lleno de dolor y lleno de desesperación.
    El hombre de cabellos negros (que se encontraba cerca de allí), se acercó con curiosidad en su dirección para saber quien estaba merodeando en esa parte del bosque. Se encontró con la castaña que estaba de espaldas a él, viendo como se resistía a soltar su prenda de vestir y los sollozos de ella se volvían interminables. No podía verla llorar nuevamente ya que su sonrisa fue el motivo para impedir que se alejara de ella nuevamente.
    Sabía que detrás de esa máscara de rudeza existía una joven dulce, cariñosa; y no se había equivocado en nada. Tsugawa era una persona muy tierna, pero bastante frágil. Trataba en lo posible de ocultar sus verdaderos sentimientos, que en algunas ocasiones la traicionaban al momento en que sus lágrimas revelaban su sentir.
    Dio unos pasos hasta ella, tratando de averiguar el porqué de su congoja, logrando sobresaltarla al oír sus pasos:

    ¿Por qué lloras? —interpeló contemplando su ropa un poco estropeada y sucia.
    Yo… —sintiendo una aflicción repentina al escucharlo, secándose las lágrimas antes de que sean vistas— yo…tropecé —dijo dudosa—, y estropee su haori —agregó avergonzada sintiendo un cosquilleo incómodo en su interior—. Perdóneme, prometo reponerla —murmuro veloz.

    Se acomodó a un lado suyo para poder verla. Sabía que ese no era el motivo de sus lágrimas. Al acercarse un poco más, logró ver sus manos y sus brazos un poco lastimados a causa de la dura caída, y ya sin evitarlo decidió examinarla.

    Déjame ver esas heridas —tomándola del brazo.
    N-no es necesario, no es nada grave —huyendo de él para no verlo a los ojos—. Estoy bien.
    ¿Teme que la lastime? —inquirió.
    No —profirió de golpe—. No es eso.
    Entonces, ¿por qué huyes?
    (…)
    Entiendo que aún no confíes en mí, pero…
    Yo confío en usted —soltó atropelladamente—. Me ha demostrado que puedo depositar mi confianza en su persona ya que me brindo ayuda desinteresada varias veces —dijo bastante temerosa de que el malinterprete su reacción.
    Shiori —susurró provocando con ello que ésta se volviera a verlo.
    “¿Me llamó por mi nombre?” —pensaba incrédula al notar la mirada plateada ante sí.
    ¿Le molestó que la llame por su nombre? —observando cierta incredulidad en la expresión de su faz—. Si fue así, espero que me disculpe.
    No, no me molesta. Puede llamarme Shiori si gusta. Nunca me gustaron las formalidades —recordando que su rostro aún estaba empapado en lágrimas—. ¿Puedo tutearlo? —preguntó girando la cabeza en dirección opuesta.
    Me parece bien —afirmó—. Creo que sería mejor así —sonriendo levemente—, ya que talvez ahora logre saber que sucede con usted —observando su cabello rizado cubriendo gran parte de su dorso—. Sé que la causa de tu llanto no fue por haber estropeado mi haori…dime, ¿qué te ocurre?
    No es nada, de verdad.
    Supongo que quieres que te deje sola entonces —dedujo con rapidez.
    ¡No!…por favor —suplicó con los ojos llorosos—. No te vayas —musito ya sin poder ocultar su miedo.

    Su reacción había dejado pasmado a Ishikawa. Jamás se le había atravesado por la mente que ella diría esas palabras otra vez o que dejaría ver con tanta nitidez su alma solitaria y vacía. Su expresión afligida y desesperada eran casi imposibles de lograr entender, ya que en un principio conoció a alguien diferente, una persona que irradiaba fortaleza; sin embrago al ver su interior, encontró a alguien bastante frágil y casi sin vida.

    Por eso llorabas —reconociendo el verdadero motivo de las lágrimas que se dejaban ver—, temes quedarte sola, ¿cierto? —reflexionó.

    Sus ojos brillaron con intensidad al oír eso. Sí, esa era la verdad: temía estar sola, más bien, que él se aleje de ella. Sentía pavor de que se llegara a apartar de su vida para siempre. Lo necesitaba más que nunca, eso estaba claro. Lo que había estado buscando desde hace tiempo era ese sentimiento que yacía oculto en su interior y que saldría a la luz a los pocos.

    En medio de aquella angustia que se revolvía en su interior, salieron aquellas palabras que describían a la perfección su miedo:

    No quiero que te apartes de mí y que me dejes sola…no quiero que suceda eso —aferrándose al haori con más fuerza.

    Su asombro fue inmenso al saber la verdadera razón de su congoja, tanto, que la tomó entre sus brazos con dulzura: apresándola, protegiéndola de todo y tratando de consolarla. Ella se estremeció al estar una vez más envuelta entre esos brazos que la retenían con afabilidad. Sintió como su menudo cuerpo temblaba bajo aquella ropa un poco sucia y rasgada. Acarició sus cabellos con suavidad, se acercó a su oído con lentitud y dijo:

    Recuerda que siempre te protegeré y que no me apartaré de tu lado jamás —balbuceó—. Nunca volverás a estar sola mientras este yo aquí…te lo prometo —buscando esos ojos chocolate que tanto le gustaban.

    Ella sonrió aliviada, feliz y un poco más tranquila al oír nuevamente esa promesa. Su mirada gris tan profunda y agradable le permitía ver que esas palabras eran ciertas y que estaba dispuesto a cumplir con ello al pie de la letra. El tiempo se había detenido mientras se observaban y ahí, sin notarlo, sus labios se unieron nuevamente en un romántico beso. Ya sin pensarlo siquiera, él la recostó en la hierba e intensificó aquel beso que les estaba quitando el aliento. Se separaron por un breve instante y se miraron una vez más, pero un gruñido proveniente del estómago de la castaña lo trajo a la realidad y el pelinegro recordó de repente que debían comer algo. Se separo de ella sin remedio sabiendo cual era la prioridad en ese momento.

    ¿Te sientes mejor? —preguntó sonriendo satisfecho al saber que su llanto ceso.
    Sí —balbuceó sonriendo tímidamente.
    Debo ir a traer unos peces para preparar el almuerzo —apoderándose de sus labios con un beso pausado—. Volveré en breve —separándose de ella para colocarse de pie.
    ¿Te ayudo…? —cuestionó desde el suelo.

    La ayudó a ponerse de pie y asintiendo en silencio con una amplia sonrisa fueron hasta el río. Una vez allí, pescó unos cuantos peces que comieron a orillas del mismo. Permanecieron por unos momentos más hasta que ella se levantó de manera automática y anunció:

    Iré a una aldea cercana para buscar ropa ya que tan sólo me quedé con esto —levantando los brazos para fijarse en su atuendo.
    Creo que eso será difícil, ya que no conoces a nadie allí que te regale unas ropas —dijo el pelinegro—, además, no será necesario que vayas.
    ¿Y eso, por qué?
    Encontré tus ropas cuando te saqué del río y están intactas. Las deje por allí —comentó poniéndose de pie para ir a buscarlas.
    Descuida, yo iré por ellas —adelantándose.

    La sujetó del brazo con rapidez antes de que continúe avanzando. Ella sin comprender lo observó con detenimiento.

    ¿Qué sucede? —inquirió.
    No te muevas —tomando su espada con agilidad.

    Ella obedeció al hermoso hombre sin protestar ignorando que una serpiente venenosa se preparaba para atacarla. Con un movimiento casi imperceptible a la vista, aniquiló al animal. Tuvo suerte de que no clavara sus dientes en su tobillo desnudo.

    Puedes avanzar ahora si gustas —apartando al animal muerto de su camino.

    El susto que se reflejaba en su pálido rostro al ver a aquella serpiente muerta no le permitió articular palabra alguna. Continuó su camino con mucho cuidado y precaución. Ishikawa tan solo sonrió al fijarse cuan cuidadosa era al dar unos pasos para avanzar, decidiendo cargarla.

    Supongo que estarás más tranquila si no pisas el suelo —comentó éste viendo como se aferraba a él con velocidad al sentir que la cargaba.
    N-no era…necesario que hiciera eso —murmuró aún más pálida viéndolo a los ojos.
    Si te dejaba caminar un poco más, temía que te desmayes —sonriendo—. Te quedaste muy pálida —caminando con su habitual tranquilidad.

    Una vez que llegaron al sitio donde había dejado sus cosas, la bajo con cuidado. Le acercó su bolso que estaba sobre unas rocas y se la entregó en sus manos. Ella en cuanto la recibió, decidió ir a lavar sus ropas. No perdió tiempo alguno y comenzó con su labor. Sus manos le ardían a causa del contacto del agua con sus heridas y decidió limpiarlas cuidadosamente hasta que pueda retirar toda la sangre para evitar manchar sus prendas.
    Al cabo de una hora había terminado, dejando tendido sus kimonos sobre unos arbustos ya que el sol estaba lo suficientemente fuerte y radiante para que puedan secarse con brevedad.

    Listo —dijo secándose el sudor que tenía en la frente—. “En cuanto se sequen todas mis ropas podré darme un relajante baño” —pensó observando sus manos aún más lastimadas que antes—. Al menos no las manche con sangre.
    Pero te lastimaste más de la cuenta y tus brazos quedaron con esa sangre que esta adherida a tu ropa —caminando en su dirección—. ¿Ahora dejarás que te ayude? —cuestionó sonriendo levemente.
    S-sí —afirmó entre titubeos y escalofríos inoportunos que se hacían presentes.

    Aún no se acostumbraba mucho a su cercanía. No podía evitar ponerse nerviosa las veces que se topaba con ese rostro tan encantador y esa mirada tan penetrante. Limpió las heridas y luego vendó ambas manos al igual que sus brazos con unas vendas que traía consigo siempre.

    En unos días sanaran —comunicó pasivamente.
    Que bueno.

    Sin decir nada más él fue a sentarse a un lado de los arbustos y ella, casi sin pensarlo, le siguió los pasos para recostarse a un lado suyo, disfrutando de la sombra que le proporcionaba el bello follaje del frondoso árbol. Observó a la joven que estaba junto a sí con cierta admiración al saber que se sentía más alegre.

    ~~

    Las horas pasaron ágilmente volviendo a reinar la oscuridad en el bosque. La castaña recogió toda su ropa y las guardó en su bolso dejando una separada de las demás. Había esperado a que oscureciera para poder darse un relajante baño y evitar ser vista por su hermoso acompañante.
    Ishikawa estaba a unos pasos de ella con los ojos cerrados, meditando. Al sentir que estaba frente a sí la joven, alzó la vista para alcanzar a verle el rostro.

    Volveré en breve —argumento con simpleza para después darle la espalda nuevamente y caminar con tranquilidad.
    Ten cuidado —advirtió viéndola asentir en silencio sin decirle nada.

    Se alejó lo suficiente de él hasta encontrar una parte calma del río para poder darse un baño. Sin pérdida de tiempo se metió al agua para sentir como purificaba todo su ser. No podía evitar sentirse alegre a pesar de estar sola dándose un baño en medio de la selva. Pero el saber que él estaría junto a ella, y prometerle que jamás le dejaría, era un motivo más que suficiente para que experimente tal alegría.
    Por parte de Ishikawa, había permanecido en el mismo sitio admirando embelesado las llamas provenientes de la pequeña fogata que había hecho. Su mente se perdía en medio de las voces que le recordaban quien era una y otra vez. No pudo evitar ponerse de pie y acercarse al río con intenciones de ver en la profundidad del mismo el reflejo de su verdadera identidad. Dejo caer su pálida mano en el agua que corría sin cesar hasta que sintió una presencia familiar detrás de él.

    ¿Qué quieres? —interpeló disgustado.
    ¿Aún intentas ver algo diferente? —inquirió una sombra reluciente.
    Más bien, intento evadir esas voces tan molestas —colocándose frente al espectro.
    Esa jovencita ignora quien eres —fijándose en la profundidad de sus ojos—. ¿Qué le dirás cuando pregunte sobre tu pasado y lo que en verdad representas…?
    Eso no es de tu incumbencia —replicó—. Vete.
    Veo que sigues odiándome por eso —dijo con pesar—. Ojala algún día entiendas que no fui yo quien deseo esto para ti.
    Jamás te he odiado. A las que odio son a esas malditas flores —argumentó.
    Entonces, ¿por qué no quieres hablar conmigo? —preguntó nuevamente con cierto interés en la respuesta que recibiría.
    Porque siempre me recuerdas a las estúpidas flores que tengo que proteger. Estoy atado a ellas hasta el final de mis días sin poder ser capaz de llevar una vida normal como yo quisiera, además fueron las culpables de que pierda a mi madre —cerrando los puños con fuerza.
    Pero…
    ¡Lárgate con un demonio! —espetó colérico y ya sin ganas de continuar con esa charla sin sentido.
    Tu madre aceptó eso a pesar de saber lo que sucedería…
    Acaso no oíste… ¡LÁRGATE! —desapareciendo segundos después el fantasma de su padre al ver la ira reflejada en la mirada plateada de Ishikawa.

    Entre la furia y el enojo que se veía en sus ojos grises intento buscar la manera de olvidar esa espantosa visita por parte de su padre. Estaba tan molesto de tener que recordar aquel doloroso pasado que después de varios minutos, sin pensarlo, fue en dirección a donde se encontraba la joven Tsugawa. Respiró profundamente y trató de calmarse, pero parecía que nada lograba con eso, ni siquiera la pacífica noche en aquel bosque lograba disipar aquella furia. Ya sin darse cuenta, se topo con la muchacha de espaldas, sentada sobre una enorme roca admirando con entusiasmo la luna llena que relucía en el firmamento. Justo a tiempo se había terminado de asear. Se había puesto uno de sus kimonos favoritos sabiendo que la ocasión lo ameritaba.
    Ella percibió, después de unos segundos, que la estaban observando y al volverse, se encontró con él. Noto el cambio en su rostro, con esa expresión de molestia reflejada en su mirada. Su furia se empezaba a disipar a los pocos al ver que ella se acercaba temerosa a él, como si no supiera que palabras utilizar. Sonrió desalentado al recordar las flores una vez más y la rabia se volvía a apoderar de su ser.

    Kenji —musito con su melodiosa voz logrando sacarlo de su ensimismamiento.
    Dime —viendo sus oscuros ojos brillar con intensidad al encontrarse con su mirada gris.
    Estas tenso… ¿sucedió algo malo? —cuestionó un poco temerosa.
    No —tratando de parecer lo más calmo posible—. Será mejor irnos, es tarde —dijo cortante tratando de evitar lastimarla en un arrebato de locura.

    La joven, aún de pie frente a él, poso su blanca mano sobre su faz comprendiendo que quería estar solo. Éste lo veía extrañado ya sin entender porque había hecho eso y en cuanto ella se separo de él, en silencio siguió de largo como si conociera el camino. Recogió su bolso que estaba cerca y prosiguió el andurrial oscuro sin ser capaz de volverse a verlo.

    Media hora después, habían llegado hasta la pequeña vivienda de Ishikawa sin novedad alguna. Cada uno se acomodó en un rincón sin dirigirse la palabra, pero ella deseaba fervientemente poder ayudarlo, o consolarlo como él lo había hecho. El fornido hombre, con los ojos cerrados intentaba lograr desvanecer esa nube negra que tenía ante sí.
    Estaba tan abstraído que ni siquiera se dio cuenta en el momento en que Shiori logró acercarse a él. Dejó ver sus ojos color plata ante ella sintiendo tanto pesar al recordar las palabras de su padre. Él lo observaba en silencio esperando a que dijera algo, comprendiendo que estaba angustiada por su actitud.

    No se el motivo de tu animadversión, pero espero que sepas —tomando un poco de aire para proseguir— que cuentas conmigo —esbozando una hermosa sonrisa.

    Se separó de él sintiéndose atribulada al fijarse en sus ojos tan apagados y perdidos, pensando que talvez ella era la causante de su molestia y que él no se atrevía a decírselo, pero él la retuvo antes de que se aparte completamente de su lado.

    ¿Qué…sucede? —inquirió fijándose en aquella mano que la estaba impidiendo avanzar.
    ¿Me tienes miedo? —preguntó viéndola estremecerse.
    No.
    Entonces, ¿por qué tiemblas?
    Porque temo ser la causante de tu disgusto —sosteniéndole la mirada con firmeza.

    Al término de su confesión, la observo con detenimiento y sonrió con pesar al verla así por su causa.

    Shiori —pronunció su nombre débilmente acariciando su rostro—. Sólo tú lograrías disipar todas las preocupaciones y molestias que albergan mis pensamientos…sólo tú y nadie más —profirió comprendiendo que él también necesitaba de ella.

    Esta vez, los papeles se invirtieron, ya que Shiori se acercó lentamente a él, regalándole un beso cariñoso como respuesta, el cual aceptó gustoso sintiendo que ese sentimiento comenzaba a crecer a medida que la iba conociendo, permitiendo que ocupe cada rincón de sus pensamientos y de su corazón.

    Continuará…
     
  12.  
    Orielly

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    Re: Destino

    ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh good good!!!!!! yeahhh!!!!!!! esto fue lo max de broma me pongo a llorar con shiori!!! T-T me tienes mal sube la conti proooonttooooooooooo xfa ¿si? ¿que sucedera? quisiera saber si hacen algo interesante >.<! ah!! q mala eres! espero la conti prontoo mueve esos dedos!!!! hehehehe xD
    NaNa
     
  13.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Re: Destino

    Aún no voy a poder continuarlo, jeje. Tendrás que ser muy paciente ya que talvez tarde más de la cuenta con la conti a causa de las tantas cosas que debo arreglar.
    Deberas conformarte con eso por ahora y quien sabe que suceda después. Yo espero que sea un milagro...
    Nos leemos en breve y gracias por tu comentario...
    Bye.
     
  14.  
    addaya

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    Re: Destino

    moshi moshi
    wow simplemente estupenda conti me fasino *_*
    jejeje estuvo increibel y espero
    con muchas ansias tu conti ^^

    porque me quede con la duda de lo que es en realidad y porque tiene q cuidar las flores :S

    jajaja

    en fin cuidate

    sayo...
     
  15.  
    Pam

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    Re: Destino

    Capitulo 4

    Una decisión, un mismo sentimiento

    De manera accidental llegó hasta una extraña cueva dónde aquellas flores estaban repletas y amontonadas adornando y decorando aquel lóbrego sitio al cual había llegado. Se sentía atraída y curiosa por saber con que se toparía, adentrándose cuidadosamente al interior de esa guarida. Sus pies comenzaban a experimentar un frío indescriptible que iba subiendo hasta su dorso provocando que se abrace a sí misma con fuerza a causa del escalofrío. Siguió avanzando hasta que, a lo lejos, encontró una luz bastante peculiar que iluminaba en las profundidades de aquella cueva misteriosa. Al estar más cerca de aquella luz volvió a encontrarse con un sitio bastante diferente. La claridad impedía que vislumbre de manera nítida ese sitio, pero una vez que llegó hasta la parte central de la cueva se encontró con un lugar maravilloso.

    Aún no podía creer que tal belleza existiese en medio de todas aquellas rocas, como si las protegiera celosamente de cualquier intruso que pudiera acercarse. Sabía perfectamente que no había llegado por casualidad a ese lugar. De cierta forma alguien la condujo hasta allí pese a que ella ignoraba tal hecho. La joven de cabellos rizados seguía maravillada con aquellas flores que adornaban una efigie. Era una imagen hecha de un fino y delicado cristal. Una hermosa mujer de mirada alegre y con una sonrisa encantadora estaba de centinela en aquel andurrial, tallada perfectamente de pies a cabeza. En sus manos traía consigo las flores que habían guiado a Shiori hasta allí. Pese a que ya había estado en un lugar así, aquel sitio que visitaba en esos momentos era diferente al igual que la imagen que se podía apreciar.
    Se acercó más de manera que pueda lograr divisar aún mejor aquella estatua de cristal con el fin de saber con que sorpresas se encontraría, pero un visitante impidió que logre acercarse a ella.

    No debes estar aquí —profirió con un tono de frialdad.
    ¿Quién es usted? —interpeló asustada al encontrarse con un hombre de cabellos cortos y de mirada oscura.
    Eso no es importante, dime ¿cómo llegó usted aquí? —acercándose a ella—, ¿quién la condujo hasta aquí?
    Estas flores me mostraron el camino —comentó sin entender porque le hacía todas esas preguntas.
    Eso es…imposible —manifestó asombrado—. ¿Quién eres tú? —clavando su mirada insensible en ella—. ¿Acaso eres una sacerdotisa?
    No —contestaba un poco nerviosa—. Me llamo Shiori…he venido en busca de alguien y creí que estas flores me guiarían hasta esa persona —explicaba al notar cierto aire familiar en aquel sujeto.

    El joven quedó anonadado al oír el argumento de la muchacha. Rápidamente comprendió a quien estaba buscando pero le parecía insólito que siendo una mujer ordinaria pudiera lograr estar ahí, frente a él. Aún no salía de su asombro, así que decidió averiguar un poco más:

    Estoy seguro que esto ha de ser un error, pero de todas formas te preguntaré —notando que la veía de manera extraña—, ¿dónde esta, Kenji? —analizándola con mucho interés.
    ¿Lo conoce? —manifestó incrédula.
    Así es —contestó sin darle más explicaciones—. Dime, ¿dónde esta?
    Bueno, él… —con la mirada triste sin saber como explicar lo que ocurrió— se marchó y no sé cuando pretende regresar —observando como el rostro de aquel hombre se tensaba por unos instantes al escuchar la noticia.

    ~*~

    Los días habían pasado rápidamente dejando atrás la primavera y dando inicio al verano. Cada día, Kenji se iba quedando cada vez más ausente y los tormentosos recuerdos del pasado lo perseguían más y más. La relación inusual que tenía con Shiori era bastante complicada de interpretar puesto que ambos parecían dos extraños viviendo bajo un mismo techo. Su mundo era el bosque y tenían lo necesario para vivir pero no bastaba, no para ambos jóvenes. Shiori se sentía bastante preocupada con la actitud de su compañero, sintiéndose culpable por todo lo que había ocurrido ese día.

    Flash Back…

    La mañana fresca y bastante calma parecía bastante distinta a los demás días. Ishikawa había ido a meditar en el bosque cuando un cierto murmullo a sus espaldas lo dejo inquieto. Se colocó de pie para divisar mejor con lo que se encontraría viendo el espectro de su padre atormentando su tranquilidad de cierta forma. Lo veía fijamente sin comprender lo que pretendía hacer o decir. La impaciencia de él no le permitió continuar con ese silencio, dejando de lado el protocolo.

    ¿Qué esperas? —frunciendo el entrecejo sin poder contener su disgusto—. ¿A qué viniste? ¿a molestarme acaso? —dándole la espalda sin darle mucha importancia a su inesperada visita.
    No seas insolente —contestó—, vine a recordarte que…
    Ya sé lo que dirás, ya no soy un niño —caminando en dirección a uno de los árboles—. Sé cuales son mis responsabilidades, quien soy y que hago aquí —observando embelezado la figura tan encantadora de la doncella que se paseaba por aquellos lados.
    Eso vine a recordarte —acercándose con impetuosidad a su hijo—, esa joven —dijo acongojado.
    ¿Qué hay con ella? —sin perderla de vista.
    Es mejor que te alejes de su vida para siempre —logrando atraer la atención del pelinegro.
    ¿Y crees acaso que no estaba al tanto de eso…? —sonriendo burlescamente.
    Ella no sabe sobre tu mundo, no tiene idea de quien eres y si tanto dolor te causo la pérdida de tu madre… ¿acaso piensas condenarla a vivir esto? —provocando una gran inquietud en él.
    ¿Y acaso tú no has hecho lo mismo alguna vez? —observándolo desafiante.
    ¿Me estas culpando ahora después de tantos años?
    No lo sé —contesto al ver como la castaña se alejaba cada vez más de allí—. Estoy intentando comprender los motivos que te llevaron a involucrar a la mujer que amas a este mundo y perderla por tu incompetencia —retándolo a que deje salir la verdad.
    Esa respuesta estuvo ante tus ojos hace tiempo, hijo —viéndolo con pesar—. Acepto que me digas incompetente porque no tuve el valor de cambiar mi destino, pero tu madre deseo que tú vivieras pese a que ella y yo debíamos separarnos a causa de este cruel destino impuesto por nuestros ancestros. Tu vida esta ligada a las flores…
    ¡Flores, flores, flores! —golpeando con fuerza la corteza del árbol—. Mi madre murió porque ella recibió el castigo de vivir junto a ti y de no haber sido protegida por la persona que más amo toda su vida. Si realmente la amabas no hubieras permitido que la diosa Ikiyushi[1] la condenara a ser parte de la naturaleza y la haya hecho desaparecer de este mundo como si jamás hubiera sido parte de el —viéndolo con un desprecio que por primera vez demostraba su verdadero sentir—. Si intentabas advertirme de lo que sucederá con Shiori si la llego a involucrar en esto, ya no tienes nada que hacer aquí —despachándolo sin piedad.
    Decías que no me odiabas, pero con tu desprecio haz demostrado lo contrario —agregó deshecho.
    Ya no podía ocultar esto, jamás pude hacerlo y tú lo sabes —notando que la doncella caminaba en dirección a ellos lentamente—. Será mejor que te vayas —caminando hasta ella.

    La larga charla que había tenido con su padre siempre acababa en una guerra en la cual, ambas partes salían dañadas. Por la mente del fornido hombre seguía rodando aún esa plática pero sabía que su estado pacífico había sido perturbado enormemente. Shiori fue a anunciar que el almuerzo estaba listo, pero la extraña reacción de Kenji la dejaba perturbada cada vez más.

    ¿Necesitas algo? —deteniéndola en seco.
    El almuerzo esta listo —acomodando los mechones de cabello que caían frente a sus ojos.
    Agradezco tu gentileza por haber preparado la comida —sintiéndose bastante nervioso—, pero no pienso comer —alejándose sin decir nada más.
    Espera —profirió débilmente.

    Lo veía con cuidado analizando sus facciones con sumo cuidado. Sabía que tras ese rostro tan angelical existía un gran embrollo. Sin entender por que la detuvo se acercó nuevamente a ella.

    No esperes mucho de mi —comentó admirando los árboles—. Sé que no sabes nada acerca de mi persona…
    Y no pretendo averiguarlo —soltó para sorpresa de su interlocutor—. Entiendo que estés pasando por un momento difícil, pero si es que yo soy la culpable…
    Tú no eres culpable de esto —interrumpió ágilmente.
    Pienso que sí —aseveró con firmeza admirando sus ojos—. Hay algo en mi interior que me dice que es mi culpa que estés tan abstraído y ausente todos los días —alejándose de él a unos metros.

    Ya sin pensarlo, Kenji la tomó del brazo con destreza antes de que se aleje más, atrayéndola hacia sí.

    No quiero que pienses nada al respecto de mi actitud —soltándola—. No eres culpable de que me sienta cada vez más lejano de este mundo y al mismo tiempo cercano a él —suspirando levemente.
    Trato de entenderte, pero no puedo evitar sentir esto todos los días —dejándolo a solas en aquel sitio sin poder volverlo a ver de frente.

    Fin Flash Back…

    Ya había pasado mucho tiempo desde aquel día y nada había cambiado, todo seguía igual. La joven de ojos chocolate decidió marcharse ese mismo día sin avisar. Ya lo había planeado hace tiempo, tan sólo era cuestión de esperar el momento indicado para llevar a cabo su ida definitiva.

    Aún seguía en el río descansando y esperando a que sus ropas terminen de secarse. Había cogido unas cuantas frutas que las guardó en su pequeño bolso, ya que no sabía en cuanto tiempo lograría encontrar la aldea más próxima. Estaba planeando todo detenidamente, esperando que llegue la noche lo más rápido posible, hasta que…

    Debemos irnos, ya es tarde —comentó el pelinegro mientras veía como palidecía de golpe.
    C-claro —emitió como pudo sin poder evitar llevarse la mano al corazón.
    Lamento haberte asustado —profirió encogiéndose de hombros.
    No importa —poniéndose de pie para recoger su ropa—. Si quieres puedes adelantarte, iré a darme un baño y después iré a la casa —acercándose al barandal.
    De acuerdo, pero no tardes demasiado…el sol empieza a ocultarse ya —contemplando el firmamento teñido de un color naranja oscuro con algunos toques de color rosa pálido.

    Apenas la había vuelto a dejar asolas como un rayo recogió sus prendas y fue a asearse. Al cabo de una hora se había ido hasta la casa de Ishikawa sin pensarlo dos veces, de modo que su plan comenzaría a llevarse a cabo. Ambos habían cenado juntos en un sepulcral silencio mientras la única luz proveniente de las velas les permitía contemplar con sumo cuidado el interior de la casa puesto que las penumbras volvían a reinar en el exterior. Ya en breve sería la hora de dormir y como cada día, las velas eran apagadas quedando totalmente a oscuras.
    La doncella esperaba pacientemente el momento indicado para salir a hurtadillas de su morada.

    Buenas noches —dijo Kenji acomodándose a un lado.
    Buenas noches —con los ojos bastante tristes—, Kenji —susurró esto último al ver como la oscuridad la separaba de lo más bello que había conocido en su vida.

    Ya era hora de partir pero su corazón comenzaba a experimentar un sentimiento de inmenso vacío y tristeza. Unas cuantas lágrimas se hicieron presentes sin ser vistos por alguien más. Su mente decía que debía marcharse y su corazón quería permanecer a su lado por siempre. Con sumo cuidado tomo sus cosas saliendo sin prisa de la casa. Una vez fuera respiró hondo, enjugó sus lágrimas y fue a perderse entre las sombras de los árboles sin saber con que se llegaría a encontrar en la mañana.

    ~*~

    Jamás pensó que eso podría haberle ocurrido a Kenji, sintiendo una aflicción enorme en sus adentros. Ambos se miraban fijamente sin decirse nada más compartiendo el mismo pensamiento: volver a ver a Ishikawa.

    ~*~

    Pese a que aún el firmamento permanecía oscuro, las flores hicieron su aparición repentina resplandeciendo en esa parte oculta del bosque logrando despertar a Kenji en ese mismo instante. Con su ojos aún perezosos busco a la castaña gracias a la tenue luz de la luna, pero no hubo rastro alguno de ella por ninguna parte.

    — No esta —incorporándose sin pérdida de tiempo—. Se ha ido —murmuró tomando su katana para ir en dónde las flores.

    En otra parte del oscuro andurrial la joven de cabellos rizados corría con desesperación tratando de encontrar paz en su corazón tan mustio y sin vida. La carrera que emprendió se volvía cada vez más difícil puesto que sus lágrimas delataban su sentimiento más profundo por el joven Ishikawa. Ya sin percatarse en el camino que había tomado, se detuvo ante las maravillosas flores blancas que relucían sobre el verde prado. Su mirada oscura denotaban de alguna forma una alegría indescriptible al verlas, recordando el momento en que estuvo con Kenji y las flores aparecieron sin más ante ellos dos.

    Camino con cierta inquietud en medio de ellas y se arrodillo sintiendo que sus fuerzas la empezaban a abandonar de manera rauda. Las flores se mecían con lentitud como si estuvieran danzando alrededor de ella, oyendo a lo lejos un susurro algo ininteligible pero a la vez claro.

    “Él te necesita y tú lo sabes”.

    Aquellas palabras dejaron bastante confusa a la pobre muchacha sin comprender lo que estaba ocurriendo. No sabía con exactitud de dónde provenía esa voz tan dulce. Todavía seguía sin entender porque había permanecido en aquel sitio y una vez que se había incorporado, continuó su paseo sin darle importancia a lo que había oído.

    “Sé que tú lo amas, lo veo en tus ojos. No trates de engañarte a ti misma”.

    Al resonar aquello en su mente perturbada, se detuvo otra vez a unos metros del sitio en que se encontraban las flores. Ya sin comprender lo que ocurría, retrocedió nuevamente unos pasos.

    ¿Acaso estas flores me hablaron? —susurró contemplando a cada una de ellas.
    En realidad no —topándose con el espectro de una hermosa mujer ante sus ojos.
    ¡Santo cielo! —cayendo sentada en el suelo a causa del susto—. ¿Quién es usted? —palideciendo de golpe.
    ¿Ya no me recuerdas, cariño? —fijándose en los ojos tristes de la castaña—. Soy tu madre —confesó sonriendo.
    ¿M-mamá? —contemplando con incredulidad el rostro pacífico de la bella mujer—. ¿Qué haces aquí en este lugar? —acercándose un poco más al fantasma de su madre.
    Eso es lo de menos ahora —contestó—. Yo sé que has sufrido mucho querida, pero quiero que sepas que vas a sufrir todavía más si llegas a alejarte de él —viendo las lágrimas que adornaban su rostro—. Estoy segura que jamás podrás olvidarlo y que intentas engañar a tu corazón.
    No puedo seguir aquí. Por mi culpa esta así —haciendo un ademán con las manos—. No soportaría verlo sufrir y tú lo sabes.
    Te has enamorado de él y lo amas más de lo que había pensado —declaró sonriente—, y por esa razón no deberías dejar escapar lo más valioso para ti —desapareciendo fugazmente ante sus ojos.
    ¡No te vayas…! ¡No me dejes! —exclamó desesperada sin lograr evitar que se marche.

    La soledad volvió hasta ella una vez más. Las palabras de su madre dejaron bastante atormentada a la castaña, pero tenía razón. Sin que se percate se había enamorado de él con cada día que pasaba. A pesar de que su amor era en silencio sabía que de cierta forma e indirectamente se lo hacía saber con cada gesto suyo, con cada mirada y con cada sonrisa que le regalaba.

    “Sé que esto es más fuerte que yo, pero prefiero sufrir a tener que verlo así otra vez” —pensó cogiendo la fuerza que le restaba para ponerse de pie y alejarse de todo eso.

    Se encontraba entre la espada y la pared pero de todos modos quiso proseguir su caminata y tratar de olvidar todo lo vivido con Kenji desde que lo conoció. La poca fuerza que le quedaba la empezaba a abandonar otra vez hasta que, ya sin remedio, cayó al suelo de rodillas haciéndose con fuerza de uno de los árboles.

    El pelinegro fue hasta el lugar en que siempre hacían su aparición las flores mágicas. Había tardado unos minutos en llegar, pero una vez allí observo a las flores en todo su esplendor sin encontrar rastro alguno de su doncella. Dio unos pasos más adelante al notar el bolso que Shiori siempre traía consigo. Ahora las esperanzas volvían hasta él y sin pérdida de tiempo avanzó un poco más, topándose con el cuerpo de la castaña. Estaba postrada en el suelo. Kenji la tomó en sus brazos tratando de inspeccionarla al ver que tenía los ojos cerrados.

    Shiori, Shiori —sacudiéndola un poco para que reaccione—, despierta —percatándose como sus párpados dejaban ver su mirada triste ante él.
    ¿Qué haces…aquí? —interpeló reincorporándose a los pocos—. No debiste buscarme.
    ¿Por qué piensas marcharte…? —contestó con otra pregunta al ver que se ponía de pie para recoger sus cosas.
    Ya era hora de que me vaya —comentó dándole la espalda para ocultar su rostro—. Aún debo proseguir mi camino —sintiendo como se acercaba lentamente a ella.
    No te creo —dijo con firmeza.
    A mi no me importa lo que pienses —volviendo a adoptar aquella actitud altanera—. Déjame ir en paz, ¿quieres? —volviendo a sentir las tibias lágrimas que se deslizaban por su tez pálida.
    No intentes huir de mí —apresándola entre sus brazos—, ni trates de ocultarte —volteándola para que pueda verla de frente.

    Ella forcejeaba con todas sus fuerzas para no verlo a los ojos, pero en un descuido suyo, logró voltearla. Observó su rostro empapado en llanto. Ambos se veían con mucha atención a los ojos hasta que él rompió el silencio largo rato después.

    ¿Por qué llorabas? —enjugando sus lágrimas con su mano derecha.
    Debo irme —dijo apresurada intentando huir de nuevo, pero el la sujeto de la mano atrayéndola nuevamente hacia él—. ¿Por qué me haces esto…? —inquirió triste—. ¿Acaso no entiendes qué esto es lo mejor para ambos? —ciñéndola más contra su cuerpo.
    Porque sé que lo haces por mí —admirando sus ojos chocolate notando cierto desconcierto en ellos.
    Y si fuera así, ¿qué hay con eso? —intentando molestarlo pero no lograba nada—. ¡Suéltame! —espetó con furia tratando de zafarse—. ¡Suél…TAME! —grito alejándose de él definitivamente.

    Antes de que se aleje demasiado la castaña, decidió proseguir:

    No quiero perderte —soltó con rapidez dejando fluir sus sentimientos—. Y no pienso dejarte ir, ¿me oyes? —anunció como una advertencia.

    Se detuvo en seco apenas termino de escuchar su confesión. Su rostro comenzaba a recobrar su color, tiñéndose de un rojo carmín sus mejillas frías. Su corazón latía al galope de un caballo en plena carrera, tratando de procesar todo con lentitud. Se volvió a verlo sin decir nada más. Éste se acercó hasta su doncella con tranquilidad para seguir con su discurso.

    No me importa si llego a violar las reglas de mis ancestros. No permitiré que nada ni nadie me separen de ti —acercándose peligrosamente a ella.
    Mentira —retrocediendo unos pasos—. No creo en nada de lo que dices…sólo quieres atormentarme —quedando pegada a uno de los árboles que tenía detrás—. ¿Por qué querrías estar con alguien que te causa problemas? Dime, ¿por qué…?
    Tú no eres la causante de mis problemas, más bien, la causante de mi extraña actitud —confesó.
    ¿Acaso no es lo mismo? —dijo con la voz ronca y temblorosa—. Fui causante de que cada vez más te encuentres ausente. Creí que nos llevaríamos bien después de haberme salvado la vida por segunda vez pero no fue así…no lo fue —aferrándose con fuerza a una de las ramas que tenía cerca.
    Esta más claro que el agua —tomándola del talle—, ¿no lo entiendes? —sintiendo su respiración agitada cerca de él.
    ¿Entender qué? —interpeló molesta—. Cada día que pasaba te veía tenso, preocupado y talvez triste. Lo sé porque yo también experimente muchas veces esa sensación y por esa razón tome esta decisión…marcharme de tu vida para siempre —argumentó con la voz quebrada—. No quiero que sufras o te sientas así por mi causa. Fuiste muy cortes conmigo pese a haber sido así, de esta forma contigo —admirando sus ojos plata que la analizaban detenidamente—. Ahora ya sabes el motivo de mi llanto —suspirando pesadamente.
    Esa no fue la verdadera razón —afirmó—, lo sé.
    ¿Qué diablos quieres de mí? —preguntó extenuada—. ¿Qué pretendes, Kenji?
    Que entiendas… —farfulló.
    ¿Entender qué…? —agachando la cabeza ya sin poder soportar más todo aquello.
    Que…te amo —observando como alzaba la vista para encontrarse con la suya—. Te amo y por esa razón no puedo permitir que te apartes de mi lado —percatándose de la mirada rara que demostraba la joven.
    ¿Me…amas? —dijo incrédula—. ¿Qué tipo de amor es ese que tan sólo es capaz de causarte tristeza y soledad? —admirando sus facciones tensas demostrando cierta decepción al haber dicho aquello.
    No es así como tú piensas.
    Yo no puedo entender la forma en que dices amarme si cada vez estas más lejos de mí.
    Te amo y temía perderte —farfulló de nuevo—. Tenía miedo de lastimarte…
    Pero me lastimaste más de lo que hubieras imaginado —cerrando los ojos por un momento—. Yo…también te amo y te hubiera permitido que ingreses en mi vida sin ningún pero por delante. Te alejaste de mí y creí que si desaparecía definitivamente de tu vida, serías feliz como lo eras antes de conocerme —manifestó.
    Conocí la felicidad a tu lado. Tú eres la manifestación real de mí felicidad —tomándola del rostro con ternura—, no es un capricho mío que actúe así, sino del destino —pasando saliva con dificultad—. Ahora me he dado cuenta que tú eres más importante que todas esas creencias que me han inculcado desde que era un niño y pienso luchar por esto.
    ¿Y volver a actuar de la misma forma como lo has hecho hasta ahora? —abriendo los ojos con pereza—. ¿Distante, ausente…? —con un dolor visible en sus ojos chocolate.
    Más bien, cercano…visible y palpable —deslizando sus manos firmes en su cintura.

    Shiori tragó saliva, respiraba dificultosamente y admiraba los orbes plata que se clavaban con insistencia en su mirada bastante atribulada. Intentaba comprender lo que estaba sucediendo, pero aquellas manos que la ceñían cada vez más contra su cuerpo, despertaban en ella una inquietud aún mayor. Su corazón latía insistentemente y sus labios sentían un ardor indescriptible. La distancia entre ambos era mínima, la respiración constante y sus deseos de poder llegar a una conclusión concreta eran grandes.

    No juegues conmigo así —musitó—, te lo suplico —posando su mano sobre su pecho erguido.
    Jamás haría tal cosa. Mis sentimientos son sinceros, entiéndeme, por favor —tomándola de la barbilla.
    ¿Cómo sabré que esto será real de ahora en más? —susurró—. ¿Qué seguridad tengo de que no será una farsa? —intentando forcejear de nuevo para separarse de él.
    Jamás fue una farsa, desde un principio deje al descubierto mis sentimientos —apresándola aún contra su cuerpo, rozando su nariz con la suya—, debes creer en esto que sentimos hace algún tiempo —acercándose a sus labios trémulos con ansias.
    ¿Estás seguro…de esto? —cerrando los ojos una vez más.
    Sí —aseveró besándola pausadamente, sintiendo como empezaba a deslizar su mano en su nuca.

    Ella se aferró a él sin poder evitarlo, disfrutando de sus besos, sus caricias. La dura batalla por fin había terminado, ganando sin ninguna duda aquel noble sentir.

    Lamento que hayas tenido que atravesar por todo esto —declaró encogiéndose de hombros el pelinegro—. Poco a poco te iré contando el por que de mi rara actitud hacia ti —besando su frente—, prometo aclarar todas tus dudas y disipar ese sentimiento de culpabilidad que he creado en ti.
    Me basta con que me demuestres el amor que sientes por mí, que estés a mi lado y que no dejes que nada se interponga entre nosotros —hundiendo su rostro en su pecho.
    Te demostraré eso y mucho más —declaró sonriendo tranquilamente.

    Ella alzó la vista hasta toparse con esos ojos que la habían cautivado de alguna manera. Kenji le plantó un beso con desespero, haciéndole saber cuanto la amaba. Su compañera correspondió gustosa y feliz dejándose llevar por el momento teniendo la seguridad que aquella ilusión por fin se convertía en realidad: tener el amor y el cariño de Kenji.

    Continuará…

    [1] Ikiyushi: Es la diosa que protege las flores blancas que había mencionado antes. Ella es la protectora de las mismas y la encargada de decidir el destino de los que tienen la misión de protegerlas (como es el caso de nuestro protagonista).
     
  16.  
    Orielly

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    Re: Destino

    AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!! estuvo buenisimaaa!!!! y larga xD......... pero en fin!!! estuvo genial... xD aunque me hubiese gustado que la chama se ubiera ido hahahahah asi leia como sufria el mugroso de kenji.... xD .... q mala soy...... pero ta bn como esta ojala de verdad el tio se porte bien .... xD muahaaha.... y tu pam... APRESURATE CON LOS CAP... no vez que pierdo la onda de la historia y se me olvida en que kede... y entonces no entiendo nada .... ¬¬ ia sabes no xq voy para tu casa y pongo tu cara en la pc paara que escribas xD ia sabes tas advertida.... ¬¬ hahahah :)

    NOTA: si hay algun error ortografico es resultado de lo ispirada y apresurada que estaba escribiendo xD
    NaNa
     
  17.  
    Pam

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    Re: Destino

    De acuerdo, intentaré escribir lo más rápido posible. Pero va complicarse un poco eso ya que tengo exámenes y no tengo tiempo casi de escribir ¬¬.
    Me alegra saber que te haya gustado y lamento no haberlo continuado con brevedad, pero de todas formas intentaré hacer lo imposible para que tu memoria no olvide el hilo de la historia.
    Salu2.
     
  18.  
    Orielly

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    Re: Destino

    hahha gracias...!!! me alegra escuchar eso...!! cool!
     
  19.  
    Saxor

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    Re: Destino

    olaaaaaaa:)

    me he leido el fic y esta muy bien:) no como el mio que es cortisimoXD
    bueno si quieres leerlo ya te pasaras:)

    saludoss:) continua la historia porfa:)

    De: Un tal Saxor
     
  20.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Re: Destino

    Gracias por tu comentario Saxor, agradezco tu opinión y que te haya agradado mi escrito. No prometo nada, pero continuaré lo más rápido que pueda con la historia.
    Salu2.
     

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