Long-fic Destino [Sessho&Kago]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Lady Stanley, 2 Julio 2013.

  1.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    Título:
    Destino [Sessho&Kago]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    4199
    Antes que nada pido una ENORME disculpa a las lectoras pero es que mi musa murió momentáneamente y no me dejaba escribir de verdad que lo siento. Demonios xD me emocione con los comentarios de ustedes chicas no sé qué haría sin ustedes. Me animan a escribir, el capítulo pasado lo escribí en cuestión de tres horas ya que mi musa estaba de buen humor y me dijo hoy si hay nuevo capítulo para Destino y porque desaprovechar la ocasión. Y Dios… no sé qué hacer está batalla entre Sesshomaru e InuYasha me entusiasma mucho. Imaginé una escena en dónde Inu y Sessho peleen mientras Kagome se lanza al lago para desinfectar las heridas de Kikyo. Se ve tan romántico. Bueno ya no les adelanto más porque si no arruinará lo que quiero mostrarles.


    Desde ya muchas gracias a tod@s por leer se les agradece mucho y los comentarios que me hacen me emocionan. Gracias otra vez.


    Gracias a las lectoras y seguidoras y “me gusta” que me han dejado, se les agradece aunque quisiera ver más actividad en el FF.


    Y viniendo a hacer publicidad xD acá les pido un like en mi página de fans en Facebook, siguiendo el siguiente linkhttps: //www. facebook. com/ zimbacavalera


    Bueno también voy a contestar algunos review tanto de Fanfiction como de Fanficslandia.

    @Sacnite : La verdad es que me emocione cuando vi en mi inicio de FFL tu comentario. Inmediatamente me fui a leerlo… claro xD me agarraste leyendo otro SesshKag. Pero rápidamente vine a leerlo solamente para que me causaras una enorme sonrisa. La verdad es que a veces Naraku en la historia se me hizo un poquito pervertido aunque su personalidad no lo denotara… siento que miraba con un deje lujurioso a Kikyo y Kagome; claro que es hermoso… pero mucha razón tienes al decir que no se compara con Sesshomaru… ese es delicioso. LOL Yo tampoco tengo algo contra Kikyo es más aprendí a apreciarla como un personaje más.


    @Shassel : Tienes razón, InuYasha siempre hizo sufrir a Kagome cada vez que se iba a ver a Kikyo… la pobre sufría mucho. Realmente no entiendo cómo es que ella aguantaba tanto... ya ni yo… siendo demasiado impulsiva yo le hubiera roto la cara a Inu por tonto y descarado, Sesshomaru es hermoso… *w* esos dos definitivamente se acoplan muy bien. No estás muy alejada de que ahora el verdadero SesshKag comience pero necesito cambiar algunos sucesos, claro sin perder el hilo de la historia original. Y bueno yo no tengo nada en contra de Kikyo de hecho se me hace muy triste cuando ella muere en los brazos de Inu y se besan, su último beso. Casi se me hizo tan conmovedor pero hasta ahí. Jajá.


    Desclaimer:Los personajes y escenarios del universo de InuYasha, pertenecen únicamente a Rumiko Takahashi.



    Capítulo VI. Enfrentamiento peligroso.


    Tomaron entre unos quince o veinte minutos poder alcanzar a aquellas ánimas que volaban los oscuros cielos. Aterrizaron frente a ellas, no se mostraron sorprendidas ante los recién llegados; eran dos niñas pequeñas, desprendían un aura neutra pero espiritual que anunciaba que no pertenecían al mundo terrenal.


    Sesshomaru no estaba interesado en esos dos espíritus si no en localizar alguna señal que le dijera en dónde podría encontrarse Naraku. Pero frunció el ceño al no poder percibir nada más que el aroma de InuYasha haciéndose cada vez más denso… eso indicaba que se estaba acercando.


    ‘Será una molestia ese hanyou y traerá más problemas con esa odiosa miko’


    Fugazmente miró a Kagome de reojo, quién se encontraba igual en silencio junto a sus amigos viendo a ambos espíritus que miraban en dirección a la laguna de miasma.


    Por instinto todos se acercaron a la laguna. Todos por igual pudieron distinguir un cuerpo humanoide que reposaba en el fondo.


    —Es Kikyo—dijo en dos monosílabos la miko del futuro, se volteó a mirar a las niñas que permanecían aún en silencio. Ahora tirando de dos vasijas alguna especie de polvo— ¿Qué le paso?—preguntó al ver que de ella salía veneno, en una gran herida que la mantenía en silencio.


    —Ha sido atacada—dijo la del kimono amarillo—Naraku inyectó miasma dentro de su cuerpo.


    —Al ser una sacerdotisa de huesos y barro. Su cuerpo no aguantará por mucho más tiempo… el miasma la consumirá—aquel espíritu de kimono azul explico al grupo.


    Kagome inmediatamente no pensó dos veces. Ella sabía qué debería salvar a Kikyo, además aunque le doliera también tenía conocimiento de que InuYasha tendría ganas de ver a la no-muerta; suspiró con nostalgia pero entraba en un debate interior.


    El grupo miró como el youkai comenzaba a caminar… Jaken fielmente comenzó a seguir a su amo. También Ah-Uh con Rin en su lomo, pero su caminata fue interrumpida por cierto individuo de vestimenta roja como la sangre, sus ojos ámbares se toparon con unos exactamente iguales a los suyos con un tinte de frialdad y hastío.


    — ¡Sesshomaru!—exclamó el mitad bestia a su medio hermano. De un momento a otro había transformado a Tessaiga en aquel enorme colmillo.


    Kagome no sabía cómo reaccionar al ver nuevamente al hombre que ella amaba, se veía molesto y no había notado qué ella estaba presente. El grupo conformado por la exterminadora, el bonzo, la gata de fuego y el kitsune también quedaron mirando al mitad bestia. Nadie decía nada, incluyendo al sapo verde y la niña. Los dos espíritus seguían presentes haciendo su labor, se acercaron a la miko del futuro.


    — ¿La salvara?—preguntó una de ellas.


    — ¿Qué tengo que hacer?—preguntó Kagome, había decidido que iba a ayudar a su encarnación a salvarla.


    —Solamente tiene que poner tierra de su tumba en las heridas para purificarla—


    —De acuerdo—


    Mientras ambos hermanos se miraban retadoramente ignoraban al grupo. InuYasha se encontraba molesto por el simple hecho de que sus amigos estaban ahora viajando con el fastidioso de su medio hermano y Sesshomaru estaba de mal humor al estar frente a ese hanyou. Él había notado como la miko de lengua larga estaba decidida a salvar a la sacerdotisa de barro y huesos, viró la mirada para moverse rápidamente por un espadazo lanzado por InuYasha.


    Y entre ellos comenzó una batalla, mientras los demás eran espectadores.


    Kagome había notado que Sesshomaru e InuYasha habían comenzado a pelear, el youkai blandía elegantemente a Tokijin mientras que el hanyou daba espadazos molesto. Igual con una técnica diferente y más brusca.


    — ¿Estás segura, Kagome-chan?—preguntó la taijiya al ver que su amiga, se había metido con todo y zapatos dentro del agua envenenada.


    El agua inmediatamente al tener contacto con la piel de Kagome, le dio a ella una descarga eléctrica por todo el youki contenido de Naraku en el cuerpo de Kikyo que se encontraba en el fondo.


    —Sí, Sango-chan—sonrió Kagome, una sonrisa forzada ya que no estaba del todo convencida de ayudar a la mujer.


    Sango le aconsejó que tuviera cuidado, que ellos estarían al pendiente de ella. Miroku miraba atentamente la pelea entre los hermanos, se estaba intensificando cuando InuYasha había lanzado un Viento Cortante hacía Sesshomaru. Con su velocidad demoníaca esquivo el potente ataque sin ningún problema, ahora atacando él al hanyou.


    Jaken, Shippo y Rin se encontraban al lado de Kirara y Ah-Uh, intentando protegerse del ataque que ambos seres se lanzaban furiosamente.


    Un lapso de acontecimientos se desarrollaban en la laguna envenenada, Kagome se había sumergido hasta quedar cara a cara con Kikyo. Con la tierra que había tomado del jarrón de la tumba de la muerta, la colocó en aquellas heridas que daban nacimiento a sus blancuzcos pechos y el hombro por dónde salía el veneno. Se purificaba en cuestión de segundos. Recordando las palabras de aquellas niñas intentaba apurarse, ya que mientras más pasara el tiempo menos eran sus posibilidades de poder salvar a Kikyo de una muerte segura. Sus poderes purificadores parecían estarle jugando mal ya que no podía terminar de purificar el miasma, es más se hacía más denso. Sentía que se ahogaba.


    Fue absorbida por recuerdos de hacía 50 años entre la miko no-muerta e InuYasha cuándo solamente buscaban amarse. Aquella trampa puesta por Naraku.


    Sesshomaru estaba harto de tener que estar peleando y perdiendo su tiempo con el inútil de su medio hermano. Blandió a Tokijin y ambas espadas chocaron furiosamente en una batalla que se miraba cada vez quién iba a ganarla, InuYasha se mostraba cansado, al descuidarse, el youkai guardó su espada y con su látigo verdoso fue más que suficiente para que el mitad bestia se fuera de bruces. Arrebató a Tessaiga de sus manos mientras la misma volaba por los aires y volvía a ser una espada vieja y oxidada al clavarse en el césped. La batalla había terminado, Sesshomaru estaba dispuesto a irse y dejar que el grupo se volverá a unir así él no tendría que lidiar con todo el grupo de humanos. Al ver que InuYasha estaba dispuesto a volver a pelear, solamente lo tomó por el cuello.


    —Basta hibrido—sus palabras sonaban hirientes para el peli plata.


    —S-suéltame maldito, Sesshomaru—le costaba hablar ya que el demonio apretaba su garganta. Su medio hermano lo echó al piso fuertemente y él tosía porque se le dificultaba respirar.


    Sin decir nada más el demonio se alejó de su hermano. Se alejó un poco a una distancia prudente del grupo, él miraba atentamente sin interés alguno dónde la miko de raras ropas estaba sumergida. Jaken hacía silencio, Ah-Uh se había echado en el césped y notó como el cachorro kitsune y Rin jugaban pero sin dejar de prestar atención alrededor. InuYasha se acercó al grupo de adultos, que se mostraban renuentes a su cercanía, sin embargo; no decían nada.


    —Huelen a Kagome—fueron las palabras del mitad bestia, él bajó la mirada.


    —La señorita Kagome está viva, InuYasha—Miroku le miró seriamente para después mirar nuevamente el lago.


    El hombre mitad bestia no sabía que decir, ¿qué cara pondría cuando viera a la chica? ¿Ella lo seguiría viendo de buena gana? Muchas preguntas comenzaron a formularse en su mente sin llegar a una en específico.


    —Ella está salvando a tu amada Kikyo—dijo con recelo la exterminadora; ella seguía sin estar de acuerdo con qué la no-muerta se haya unido al equipo.


    — ¿Qué? ¿Kikyo está aquí?—preguntó sorprendido el hanyou— ¿Y por qué Kagome la está salvando?


    —Es obvio, que Kagome tiene un gran corazón.


    No dijeron nada más y solamente les quedaba esperar a que todo saliera bien. Los espíritus de esas niñas podían también notar qué las serpientes cazadoras de la miko estaban regresando. Eso significaba que la chica del futuro estaba por terminar de purificar aquellas heridas.


    Bajo del agua, Kagome había experimentado todo el dolor de Kikyo en su pasado. Sintió tristeza por aquellos dos amantes; pero ella no podía negar que seguía amando a InuYasha. Tal vez era egoísta querer al hanyou para ella… con todas sus fuerzas pidió a Kikyo que fuera fuerte, le gritaba mentalmente que InuYasha querría verla bien, con vida. Y una poderosa luz cegadora salió del interior de las heridas que habían sido purificadas, cerrándose poco a poco. Los ojos de Kagome se abrieron poco a poco al ver como la piel de Kikyo se cerraba.


    Unas cicatrices quedaban en la sacerdotisa. El oxígeno se le acabó y sabía que era hora de salir. Al mirar a la superficie había notado qué el agua volvía a ser pura, todo el veneno se había desvanecido, tomando grandes bocanadas de aire. Inmediatamente al salir del agua empapada a ella corrieron Sango y Miroku. Shippo saltó sobre ella para abrazarla fuertemente mientras que aquellos dos seguían pendientes de que era lo que pasaba con Kagome.


    La miko abrazó a sus amigos, y luego su mirada chocolate chocó con los ámbares de InuYasha. En los ojos del mitad bestia había resentimiento por lo que había hecho y en los de la miko solamente decepción y tristeza, como buscando huir de InuYasha sus ojos inmediatamente empezaron a vagar buscando a cierto youkai, sus perlas doradas de él chocaron con los suyos propios. Interiormente Kagome daba las gracias por encontrarse con esos ojos que no mostraban sentimiento alguno.


    Sango notó esa mirada de Kagome a Sesshomaru, no dijo nada pero pudo interpretar esa mirada como un medio de escape de la miko al hanyou.


    Habían olvidado por completo a los dos espíritus que habían pedido ayuda a la chica del futuro para salvar a su antecesora; de las aguas salía aquel cuerpo hecho de barro y huesos. Sus ropas blancas y rojas, su cabello negro suelto, aquellos ojos cafés sin vida miraron a todo el grupo. Luego a InuYasha, no estaba en condiciones de hablar con él. Inmediatamente se dirigió hacía Kagome.


    — ¿Por qué me salvaste?


    — ¿A qué te refieres? Te estabas muriendo, Kikyo.


    — ¿Viste algo?


    —No te entiendo…


    —Olvídalo… ¿viste algo dentro del agua? ¿Por qué me salvaste?


    Kagome sopesó las preguntas de Kikyo. En cierto momento ella quiso decir que no y seguir su camino, pero aunque la miko que tenía en frente fuera su rival amorosa seguía siendo una persona y ella en ningún momento dejaría de ayudar a las personas que necesitarán de ella.


    —Porque aunque hubieras sido otra persona te hubiera ayudado sin dudar, además… Kikyo… InuYasha seguramente se encuentra muy feliz de que tú estés bien.


    —Ya veo… entonces no daré las gracias—se dio media vuelta y comenzó a caminar junto a aquellos dos espíritus, ignoró por completo al mitad bestia.


    Todo se quedó en silencio total, nadie decía nada. El momento estaba tenso y todas las miradas fueron a parar sobre la cabeza de la miko del futuro quién con pasos inseguros se aproximó al youkai que la miraba fríamente. Kagome al estar a la altura del demonio le dio una pequeña sonrisa. No se dijeron nada, Sesshomaru comenzó a caminar rumbo al bosque, detrás de él se fue la chica y enseguida le siguieron los compañeros de él, Rin, Jaken y Ah-Uh. Los otros tres comprendieron que era hora de irse al ver a su amiga irse al lado del demonio.


    No le dirigieron palabra a InuYasha y también comenzaron a caminar por dónde antes habían pasado los demás.


    InuYasha se encontraba algo dolido por la situación, el repentino rechazo de Kikyo, ni siquiera podía sentir su aroma cerca y bueno sus amigos se encontraban en la ley del hielo. Ni qué decir de Kagome, estaba viva, su corazón brincaba de alegría pero algo le estrujaba el estómago cuando vio que le sonreía a Sesshomaru y se fueron caminando rumbo al bosque. No los iba a dejar ir tan pronto quería explicaciones de todos. Saltando entre las copas se adelantó a Sesshomaru y frente a él y Kagome apareció.


    — ¡Kagome!—exclamó el nombre de la muchacha, ella se sobresaltó por la acción del hanyou.


    — ¿Qué quieres, InuYasha?—preguntó algo cohibida, Sesshomaru sin decir palabra solo observando la situación miraba como el pequeño cuerpo de la sacerdotisa se encogía.


    — ¿Por qué viajas con Sesshomaru? Regresa conmigo, regresemos todos juntos. Además Kagome… yo… yo… te amo.


    Todos pudieron llegar justo en el momento en el que el hanyou revelaba sus sentimientos por la miko. Sin embargo; se sintieron ofendidos, no era posible que InuYasha según decía amar a Kikyo ahora decía amar a Kagome. Sesshomaru no dijo nada pero podía sentir como el aura espiritual de la sacerdotisa se elevaba, se sentía molesta y ofendida.


    —No digas mentiras—escondió sus ojos bajo su flequillo—no digas que me amas porque yo para ti soy la copia de Kikyo.


    —En verdad te amo, Kagome.


    — ¡Cállate! ¡Abajo, abajo, abajo!—exclamó mientras las lágrimas salían por sus ojos. Salinas y rajantes como dagas sobre sus mejillas.


    —No seas hipócrita InuYasha—esa fue Sango que también estaba molesta por las palabras del mitad bestia—No te atrevas a decir que amas a Kagome porque todos sabemos que no… siempre la comparas con Kikyo. Yo no tengo nada en contra de ella, pero por ella… casi pudimos perder a mi amiga.


    —Sango…


    —No su excelencia, tengo razón. Y todos están de acuerdo. No te atrevas a decir que amas a Kagome con esa sucia boca… porque yo misma tendré que exterminarte con mi Hiraikotsu.


    Nuevamente el silencio reinó.


    —Maldito Sesshomaru ¿qué le has hecho a mis amigos?


    Y ahora la cargaba contra el demonio, solamente frunció el ceño de mala gana. Sinceramente no sabía si InuYasha era tonto o se hacía. Pero su paciencia estaba llegando a su límite, sus uñas venenosas brillaron. Y como algo repentino una nueva batalla entre los medios hermanos comenzó.


    — ¿Qué le hiciste a Kagome?—gritó enojado el poseedor de Tessaiga.


    —Pregúntale a la humana—y era verdad él no tenía nada que ver. Kagome viajaba a su lado porque ella quería al igual que sus tontos amigos.


    Sesshomaru estaba de mal humor habían perdido tiempo salvando a la muerta de barro, y Naraku seguramente estaba fortaleciéndose cada vez más. Con un latigazo lo mando lejos.


    —Sesshomaru—llamó la miko—No vale la pena, por favor, perdónalo ahora. Y vámonos.


    Era increíble de mirar para Miroku y Sango que el demonio más despiadado y frío, aceptara el deseo de Kagome. Sin decirle nada nadie, les echó una mirada para indicarles que era hora de irse. Dio indicaciones a Rin y Jaken de preparar a Ah-Uh, seguirían volando. Sango y el monje montaron a Kirara, junto a Shippo y para sorpresa de todos y algo inigualable de ver, Sesshomaru permitió qué Kagome se sujetara de Moko-Moko mientras se elevaban en lo alto del cielo estrellado.


    InuYasha que había quedado inconsciente por el ataque del youkai, cuando recuperó el sentido se encontró totalmente solo. No había rastro de sus amigos ni de Kagome, pero sentía su aroma muy tenue y eso quería decir que estaban bastante lejos, seguramente se habían ido volando. E inmediatamente su mente empezó a figurarse una relación entre Sesshomaru y Kagome, un tic doloroso en el corazón lo pellizcaba, sentía celos.


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    Naraku miraba desde el espejo de Kanna el último acontecimiento de todo su grupo odiado. Había omitido el hecho de saber que Kikyo estaba viva. No sabía, pero había descubierto que en el corazón de InuYasha una pequeña oscuridad estaba sembrándose al sentirse rechazado. Y su mente meticulosa y malvada, intentaba encontrar un punto débil en Sesshomaru pero no encontró nada por el momento, solo el hecho interesante de que Kagome había buscado a Sesshomaru con su mirada.


    —Interesante—y empezó a reír.


    Su cuerpo degenerado, se estaba reconstruyendo, dejando fuera lo que ya no le servía.


    A su lado se encontraba Kagura quién miró también toda la escena, se sentía celosa. ¿Cómo era posible que Kagome consiguiera la atención de Sesshomaru? Bueno, ella precisamente no había sido amigable en sus inicios con el youkai pero sabía que si quería ser libre tendría que recurrir a él porque quisiera o no. Sesshomaru era el único que podría acabar con la vida de Naraku. Vio a Kanna; no tenía si quiera una expresión en su rostro se mantenía igual que siempre. Y quién sabe Kami a dónde se había metido está vez Hakudoshi con ese caballo Entei.


    Kagura sin decir nada, tomó su pluma y salió volando del escondite de Naraku. Mientras volaba en la tranquilidad de la noche casi era tumbada por una ráfaga de aire.


    —Kagura—se trataba de Hakudoshi.


    —Eres tu, Hakudoshi ¿Qué es lo que quieres?


    —Vaya que altanera eres—empezó a reír el chico—Sé en dónde se encuentra el último fragmento de Shikon en estos momentos. ¿recuerdas que fui partido a la mitad?—Kagura asintió en silencio, recordaba que el bebé que ella traía había sido rebanado en dos partes. Una de esas mitades era Hakudoshi y la otra mitad se la había llevado Kanna a quién sabe dónde y en esos momentos que la vio al lado de Naraku no vio aquella otra mitad.


    —Y bien… será mejor ir a buscarlo antes de que el grupo de InuYasha lo encuentre.


    —Te equivocas mi querida, Kagura ya no es el grupo de InuYasha. Ahora es de Sesshomaru.


    —Que informado estás.


    — ¿Recuerdas que estoy conectado a Naraku?


    Ella no dijo nada más.


    —Cómo te decía, el fragmento de Shikon se encuentra entre los límites de este mundo con el otro. Los monjes y monstruos que asesiné no me dicen mucho, tendremos que seguir buscando ¿verdad Entei? ¿Quieres asesinar humanos?


    El caballo endemoniado relinchó ansioso de ver sangre.


    —No me queda de otra ¿verdad? Tengo que acompañarte—la dama de los vientos bufó exasperada de ser niñera de ese mocoso.


    Las dos extensiones de Naraku se fueron volando hacia el bosque para buscar la respuesta de ver que era lo que había entre los límites del mundo con el otro.


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    Ellos habían decendido en un claro del bosque dónde había termales cercanas. Eso emocionó a las chicas que estaban ansiosas por tomar un baño, había sido un largo día. Sesshomaru dejó a la muchacha en el suelo y se internó en el bosque sin decir nada, dejó a su pequeño grupo junto a los humanos quienes se encargaban de preparar un campamento.


    —Jaken vamos a pescar algo—dijo Miroku, aunque se moría por ir a ver los bellos atributos de las chicas tenían que comer algo. El sapo verde refunfuño pero aceptó de mala gana, él también tenía hambre.


    Una vez que montaron el campamento y la fogata estaba encendida se fueron todos a hacer sus cosas. Los chiquillos también acompañaron a las chicas a las termas. Aunque Shippo estaba muy sonrojado por mirar a la pequeña Rin, se sentía incómodo y en todo momento no miró a la chica.


    Kagome y Sango conversaban sobre lo acontecido con InuYasha, y la taijiya no estaba muy de acuerdo en qué Kagome salvará a Kikyo. Pero era su amiga y sabia que ella tenía un corazón enorme.


    —Creo que es hora de irnos—dijo Sango.


    —Me quedaré un poco más—dijo Kagome—tengo que pensar sobre lo que hoy paso con InuYasha.


    —Está bien, te entiendo—dijo la exterminadora y ayudó a los chicos a salir. Se vistieron y decidieron dejar sola a la miko con sus pensares—Te llamaremos cuando la cena esté lista.


    Higurashi asintió con la cabeza y mirando al cielo se ensimismo en sus pensamientos, miraba las estrellas. Ni siquiera notó que alguien estaba también al otro extremo de las termas, tampoco se había percatado de la presencia de Kagome, ni mucho menos su olfato había captado otra presencia, el vapor de las aguas le impedía saber quién era. Ambos ignorándose pero a unos escasos metros de mirarse.


    Sesshomaru había tenido casi la misma idea de Kagome en pensar, en el agua, el agua caliente según se decía hacía olvidar las penas y ayudaba a pensar mejor. Quitándose su armadura, hakama y aori se metió dentro del agua. Ignorando que la miko también estaba ahí.


    La miko se desperezó un poco y decidió que podía nadar, no era tan ni tan pequeño. Estaba a la medida, ya que el agua le llegaba cubriendo hombros casi al cuello. Nadando un poco se topó con algo que no reconoció, pero al salir del agua con un rostro colorado por el calor del agua se encontró con algo que jamás imaginó ver. Sesshomaru estaba frente a ella totalmente desnudo, mojado y viéndola fríamente. Se había chocado con su pecho, y por mucho él era más alto que ella ya que el agua le llegaba a la mitad del pecho casi abdomen. Su cara se coloreó de un rojo, la sangre se había aglomerado en sus mejillas y estaba a punto de desvanecerse.


    —¿Qué haces aquí miko?—preguntó él. No podía mirar el cuerpo de la chica ya que estaba bajo agua. Y no se sentía interesado en ver los cueros de la miko del futuro.


    —Sesshomaru ¡eres un pervertido!—la joven gritó muy sonrojada. E intentó cubrirse a toda costa con sus pequeñas manos.


    Se alejó del youkai. Sesshomaru iba a salir del agua.


    — ¡No!—él la volteó a ver con una ceja arqueada—¡No se te ocurra salir! No quiero ver tus miserias.


    —Entonces lárgate tú—fue lo único que dijo Sesshomaru—No tienes nada que esconder, las humanas son tan simples que todas tienen absolutamente lo mismo.


    Golpe bajo para Kagome, ya que se sintió ofendida por las palabras del frío youkai. Ni uno ni otro salieron de las termas, se quedaron ahí, en silencio. Sesshomaru la ignoraba y Kagome no quería siquiera mirarlo al rostro estaba muy avergonzada, estaba desnuda en el agua con la persona que menos se imaginó.


    Desde lejos InuYasha los había localizado y su sangre hervía al ver qué esos dos estaban juntos y desnudos.


    Desnudos, desnudos, desnudos….su mente le estaba jugando sucio en esos momentos gruñó de mala gana.


    Fin capítulo.
     
  2.  
    Sacnite

    Sacnite Entusiasta

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    Hola!!! Aquí estoy nuevamente^^

    Waaaa no la puedes dejar así como nos haces esto!!!!! estoy super emocionada ¡¡¡Waaaa!!! como esa Mujer le puede decir a Sesshomaru "No quiero ver tus miserias" como le va a decir eso a ese hombre que tienes a tributos de Dios, Kagome esta loca..x3
    Kagome siempre tan buena salvando todo el tiempo a Kikio a pesar de lo odiosa que sea Kikio le tiene respeto a Kagome y creo que algo de envidia mentira mucha jejej.x3...
    Fue divertido la pelea de los dos hermanos e interesante la mirada de Kagome con el frió Daiyoukai... Por fin Kagome le dijo a Inuyasha lo que sentía y que no se dejara convencer de él..xD
    Estoy enamorada de tu fanfic... me encanta.... ¿Quiero saber que pasara con ello?, ¿que hará Inuyasha?
    ¿Que planea Naraku? Waaaa

    Estoy super emocionada no tienes ni idea

    Espero con muchas ansias el próximo capitulo..^^
    Gracias por responderme xD...
    Te agarre leyendo jeje Concuerdo contigo yo siempre vi ese aire de perversión y obsesión ha Ambas Mikos..xD... Y si Sesshomaru es delicioso..x3

    Saludos!!! Espero verte pronto jeje
    Nos vemos hasta la próxima^^
     
  3.  
    Shassel

    Shassel Usuario común

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    :/ Y esa es una de las razones por las que no soporto a Kikyo, es tan presuntuosa, creo que le gusta jugar con las personas, :/, bueno, Kagome la salvó, ya me lo esperaba, Kagome tiene un gran corazón, sinceramente, no creo que Kagome merezca un trato así de parte de Inuyasha, es un torpe, me alegra que ahora el sienta los celos que por mucho tiempo le hizo sentir a Kagome :P, se lo merece XD. Que sus amigos lo ignoren, que Kagome lo mandara al suelo con sus muy conocidos abajo, y definitivamente también merece quedarse solo.:D

    :eek: VAYA, aun no me la creo, que escena más increíble, jajajaja, vaya par de loquillos XD, el primer encuentro de Sesshomaru y Kagome fue tan divertido / Ayyyy Sesshomaru es tan ......... perfecto/, esto se empieza a poner interesante ;). Como saldrán de las termas con un enfadado Inuyasha observándolos.
     
  4.  
    fairy cold

    fairy cold Iniciado

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    ¡Esta genial!, tiene intriga, acción, romance, de todo, jeje. No nos dejes con las ansias, esperamos el próximo capitulo.
    Tu redacción es buena y fluida :)
    Saludos
     
  5.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    Destino [Sessho&Kago]
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    Hola chicas, perdón por tardar tanto tiempo, ya sé que pasaron las fiestas patrias aquí en México y tenía planeado colgarles el siguiente capítulo el día 15 ya que iba a estar de fiestas, pero por otras razones no pude hacerlo. De todas formas; espero que me disculpen por tardar tanto, y la verdad quería colgarlo hasta el 31 de Octubre para desearles un Feliz Halloween pero creo que ya sería mucho tiempo pero les daré un pequeño regalo para ese día en compensación de que les hice esperar mucho para la continuación.

    Y ahora pues… no podré responder todos los review que me han llegado por falta de tiempo, solo espero que disfruten el capítulo y una vez más me disculpen por tardar demasiado. Así que ya saben un bonito review para esté capítulo.

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    Desclaimer: Los personajes y escenarios del universo de InuYasha, pertenecen únicamente a Rumiko Takahashi.

    Capítulo VII. Lazos del Destino. InuYasha ya no puede pasar por el pozo.






    El hanyou estaba dispuesto a saltar y atacar a su medio hermano por estar mirando a Kagome. Sin embargo; no paso mucho tiempo pues el platino salió del agua a pesar de los gritos de la azabache, se le miraba bastante sonrojada.

    Sesshomaru la ignoraba, no era cosa del otro mundo apreciar los genitales masculinos.

    Para Kagome era vergonzoso aunque aceptaba que el demonio tenía el porte de una escultura griega, sus genitales estaban en una exacta posición entre sus piernas, y un fino casi inexistente vello púbico en sus ingles de color platino como todo su cabello; su miembro viril estaba posicionado exactamente en su lugar de un tamaño bastante sugerente. Sus piernas eran musculosas y firmes, el pectoral marcado, fornido, no cabía de otra forma para describirlo: escultural. Sesshomaru era escultural a más no poder, pero parecía que el mismo no tenía vergüenza ya que se vestía frente a sus ojos y ella ya no sabía si de su nariz le salía sangre.

    Después de que el demonio terminó de colocar su armadura se retiró de las termas, finalmente ella se quedó pensativa, aún sonrojada. Terminó de asearse y al igual que el inu, se vistió y regresó a dónde habían colocado el improvisado campamento. Cuando se dio cuenta todo estaba listo, los pescados que Miroku y Jaken habían pescado estaban asados.

    Y para sorpresa de ella misma, Sesshomaru también se encontraba tan sereno y serio como siempre, él traía un enorme pedazo de carne de algún animal que degustaba crudo, la sangre bañaba sus mejillas y manos. Pero estaba cercano al grupo, ella evadió inmediatamente su mirada, se sentó al lado de Sango quién miró raramente a su amiga pues se le notaba un sonrojo en las mejillas cuando miraba de reojo al demonio.

    — ¿Sucedió algo, Kagome-chan?—preguntó la exterminadora, al mismo tiempo que le pasaba a ella un pescado.

    — ¿A qué te refieres Sango?—preguntó ella, no estaba segura a que se refería su amiga.

    —No me digas cosas Kagome, ¿por qué te sonrojas cuando ves a Sesshomaru?

    Dio en el clavo ya que la cara de la miko se coloreó tenuemente.

    —Etto… no pasó nada—dijo ella evadiendo el tema, dándolo por zanjado, pero otra cosa era que Sango no se iba a dar por vencida e iba a descubrir que era lo que pasaba entre ella y el demonio.

    La cena transcurrió tranquilamente, sin peleas. Hubo suficientes pescados para todos, aunque estaban deseosos de probar la comida que Kagome traía de su época.

    —Kagome-chan—llamó Shippo— ¿Cuándo irás a tu época? Quisiera que trajeras esos ramen.

    —No lo sé, Shippo-kun—dijo pensativa la chica—Posiblemente nos encontremos demasiado lejos de la aldea de la anciana Kaede como para regresar.

    —Pero puedes pedirle a Kirara que te lleve—dijo el kitsune insistente.

    Todos estaban de acuerdo con que la azabache viajará a su época para poder tener más provisiones, las que tenían eran pocas y necesitaban más. En especial los primeros auxilios de Kagome.

    —Está bien… posiblemente está misma noche me vaya a buscarlos y mañana por la mañana esté de regreso. Quisiera quedarme a dormir en mi cama—dijo soñadoramente la joven, sus amigos la comprendían pues pasaba demasiado tiempo fuera de su hogar y seguramente su familia la estaba extrañando.

    Al terminar de cenar, se alistó la joven, pidió a Sango a Kirara, la gatita de fuego aceptó. Pero detrás de ella se posó Sesshomaru, al mismo tiempo sorprendiendo todos por el hecho de su presencia, la miko se sintió cohibida y un poco nerviosa por tener al inu cerca de ella, nuevamente el sonrojo la invadió. Cosa que notó la taijiya agrandando más su curiosidad, quería saber que había sucedido entre el demonio y su amiga, pero tendría que esperar para que Kagome decidiera contarle.

    —Te llevo, humana—comentó de la nada, a él realmente no le interesaba mucho el hecho de que la sacerdotisa se fuera toda la noche, pero podía sentir el aroma de InuYasha cercano. Sabía que el mitad bestia sería un enorme problema cuando apareciera, y tampoco estaba de ánimos para estar curando a la humana.

    Kagome no dijo nada, solo asintió con un par de cabezadas; y como cundo salieron de Moon Palace se sujetó fuertemente de Moko-Moko. Ascendieron por los aires estrellados de esa noche de verán.

    La chica iba sonrojada, Sesshomaru podía sentir el aroma de su medio aroma acercándose, al mirar hacia abajo apreció que iba corriendo mientras les seguía. Sabía que se avecinaba otra pelea con ese estúpido hibrido. De reojo observó a la muchacha quién se encontraba distraída casi somnolienta a varios centímetros de él ya que su cola era lo suficientemente larga. En unos minutos más aceleró su paso para llegar a la aldea de esa odiosa anciana; sobrevoló la misma hasta llegar al Goshimboku, al lado del mismo árbol agrado se encontraba el pozo devora huesos famoso por evitar que los demonios se regeneraran ya que por su profundidad y lejanía los monstruos no podían regenerar sus energías malignas.

    Al descender, Kagome se encontraba dormida. La movió un poco, hasta que abrió los ojos.

    Cuando la miko notó aquella mirada ambarina, la desvió recordando el escultural cuerpo del demonio.

    —Hemos llegado—dijo él sin decir nada, viendo como desenfundaba a Tokijin.

    — ¿Vas a matarme?

    Él no contestó nada, pero minutos después InuYasha apareció frente a ellos enojado.

    — ¡Kagome!—exclamó, la miko se sorprendió de mirar al hibrido.

    —InuYasha…

    —Mujer… lárgate a dónde tengas que ir—ordenó el youkai fríamente, ella sin dudarlo saltó dentro del pozo. Cosa que al mismo Sesshomaru sorprendió ya que él no tenía conocimiento del cómo era que Kagome se iba y regresaba.

    InuYasha intentando ignorar a su medio hermano, saltó dentro del pozo, pero una espada que casi le rebana el cuello detuvo su andar, dispuesto a pelear. Sesshomaru le ignoró y saltó.

    —Idiota—dijo divertido el hanyou—Yo y Kagome somos los únicos que podemos ir a su época.

    Sin embargo; su sorpresa fue tal que al momento en el que Sesshomaru saltó una poderosa luz rosada lo rodeó y lo tragó. Intentando repetir lo que su hermano hizo, saltó, pero mayor fue su sorpresa al saber que no pudo pasar a la época de Kagome, no entendía el porqué de aquella situación pero eso lo puso de muy mal humor, sea cual fuese el motivo, él los esperaría para saldar cuentas con ambos por estar desnudos y juntos en las termas. Seguramente estaban esperando el momento adecuado a que él se distrajera y pudieran aparearse como animales.

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    Al salir del pozo, sintió en su ser una gran cantidad de sustancias contaminantes en el ambiente, muchos ruidos raros captaban sus oídos. Parecían ser monstruos rugiendo furiosos para atacar y comer humanos. Con Tokijin en mano decidió salir del templo. Todo era distinto, el verde césped había desaparecido dejando alrededor algo gris solido en el cual se encontraba de pie, muchos árboles habían desaparecido. El árbol sagrado seguía intacto, tan colosal como siempre. Con un extraño rosario alrededor de la marca dónde el idiota de InuYasha había estado sellado. Y otra cosa que llamó su atención… ¿Dónde se encontraba el hanyou? Con curiosidad en su piel decidió explorar el lugar; se acercó a las escaleras que daban a lo que parecía ser la aldea de la anciana Kaede, pero por las ventanas de aquellas chozas había luz. Y siguiendo el aroma de la miko empezó a buscarla. El lugar estaba impregnado por su aroma y varios otros.

    Al llegar al final de las escaleras se encontró con una cabaña raramente peculiar, dentro había luz potente diferente a la de una vela. Se acercó a la puerta y notó que no era de madera como la de una cabaña normal. Abrió con el pestillo de la misma y sus ojos vieron cosas que nunca antes había visto, y una ola de aromas le invadió nuevamente.

    Escuchó un maullido, al localizar al dueño del sonido, vio que un gato gordo con manchas cafés se embarraba en sus piernas insistentemente, se puso en dos para arañarle las piernas en señal de afilarse las garras. A punto de darle un punta pie un extraño niño llegó para tomarlo en brazos.

    —Buyo, aquí estás—al subir la mirada el chiquillo hizo cara de horror, soltó a la gorda bola de pelos y cayó de bruces— ¿Q-quién eres tú?

    —…—

    No contestó, aún curioso de saber en dónde estaba.

    Souta no conocía al extraño inquilino que estaba en la entrada de la casa. Y no venía cuando llegó Kagome, posiblemente fuera un ladrón pero era parecido a InuYasha por el largo de su cabello al igual que el tono plateado.

    — ¿Qué es todo ese alboroto?—detrás de Souta llegó el abuelo, para Sesshomaru se le hizo algo más normal ver al anciano con ropas del Sengoku— ¿Quién eres tú? ¿Vienes con mi nieta?

    — ¿Qué pasa, abuelo, Souta?—de la cocina salió la madre de Kagome, miró a Sesshomaru que les miraba con indiferencia— ¿Tú eres amigo de mi Kagome?—sonrió—Pasa, pasa… Kagome está en su recámara cambiándose el pijama. En un momento la llamo.

    La mujer se acercó a las escaleras, tocó el hombro de Sesshomaru quién iba a repelar. Pero sus oídos fueron aturdidos por el grito de la fémina madura.

    — ¡Kagome, hija te ha venido a buscar tu amigo!—

    Desde arriba, la miko estaba terminando de ponerse el saco de su pijama color azul cielo con borreguitos. Escuchó el grito de su madre y su sien se inflamó, su mano se hizo puño. Enojada, dando zancadas se acercó a las escaleras, pensando que era InuYasha que la había seguido hasta su casa. Bajó escaleras.

    — ¡InuYasha! ¿Qué demonios estás haciendo aquí?—no había notado qué no era el mitad bestia si no otra persona pues tenía los ojos cerrados—InuYasha… ¡abajo!

    No pasó nada… fue entonces cuando abrió los ojos.

    —S-Sesshomaru que h-haces aquí—sorprendida— ¿Cómo es que pudiste pasar a mi época? ¿E InuYasha, dónde está?

    —El hibrido no está aquí—fue lo único que dijo, ahora que la miraba traía nuevamente ropas raras pero más reservadas ya que no mostraba absolutamente nada de ella, miró a los demás humanos que vestían exactamente igual con ropas raras.

    — ¿Te llamas Sesshomaru? ¿Tú no tienes orejas de perro verdad?—ese chiquillo le estaba colmando la paciencia.

    — ¡Souta!—exclamó Kagome—Él es Sesshomaru, medio hermano de InuYasha y no… no tiene orejas de perro… porque él es un Taiyoukai.

    —Así que un demonio… así que está es la apariencia de un demonio puro—dijo el abuelo, con mirada seria, examinando al inu de arriba abajo. Luego su semblante cambió—Bueno vamos a cenar ¿se quedan?—sonrió de buena gana.

    —Esto…

    —Hice estofado de res—dijo la madre de la miko, ella sonrió.

    — ¡Sí!—dijo Kagome—Siempre tengo espacio para algo más—se volteó a ver a Sesshomaru--¿Te quedas a cenar?

    —Yo no como, comida humana—

    —Vamos Sesshomaru—dijo Kagome—Nadie se enterará que el Lord del Oeste comió comida humana. Te gustará.

    El demonio estaba tentado a ignorarla y salir de ahí, pero de mala gana accedió. Se fueron todos a la cocina, la familia de la miko se encontraba contenta de que la misma regresara. Ayumi, la madre de Kagome sirvió en platos porciones para cada uno, degustaron la cena, y por primera vez aunque no lo admitiera a nadie Sesshomaru aceptaba que lo que comía estaba realmente exquisito. Le dieron a probar una extraña bebida de color negro llamada café que igual sus papilas gustativas degustaron, algo que nunca antes había probado. Comió cosas que nunca antes había probado; consumió papitas de ajo y mantequilla que igual fueron gloria para su paladar. Kagome se miraba contenta y sorprendida de que el youkai de cierta manera fuera curioso al comer cosas de su época. Así misma descubriendo que en esos mismos momentos se volvió fan del chocolate pues llevaba cuatro tablillas. Una vez que llenaron a más no poder sus estómagos estaban todos dispuestos a dormir.

    — ¿En dónde dormirás, Sesshomaru?—preguntó Souta.

    —Yo no duermo.

    — ¿Por qué no lo invitas a dormir contigo, Souta?—preguntó Ayumi.

    —Está bien mamá. ¿Sesshomaru duermes conmigo?

    —No.

    Ayumi río por la indiferencia del demonio, luego miró a Kagome que aún comía unas galletas.

    —Kagome, hija han sido suficientes golosinas por hoy. Así que bueno, invita a Sesshomaru a dormir. Sesshomaru, puedes quedarte a dormir en la sala, los sillones son lo suficientemente grandes para que duermas en ellos. Te traeré algunas almohadas y cobijas.

    Kagome se sorprendió por la amabilidad con la que su madre trataba al demonio. Ella aceptó y se dispuso a preparar la sala para el demoño. Cuando se vio una cama improvisada con almohadas y cobijas indicó a Sesshomaru que ahí se quedaría, él no dijo nada al igual que desde que llegó. Todos se despidieron, se fueron a sus respectivos cuartos.

    El demonio miró el sofá, era denigrante que le dieran hospedaje unos humanos raros, aunque admitía para sus adentros que la comida era exquisita, mejor que la que él acostumbraba a comer. Se acomodó en el sofá y aceptó que era suave más no cómodo, e intentó dormir pero estaría alerta por si InuYasha intentaba algo. Podía escuchar a los humanos darse las buenas noches.

    Kagome se encontraba recostada en su cama, pero no podía dormir, aún no entendía cómo era posible que el demonio pudiera haber pasado a su época e InuYasha no. Además eran muchas preguntas, era raro que Sesshomaru se encontrará durmiendo en su sala. Y luego a su mente vino nuevamente la imagen escultural de él, parecía un perfecto adonis, su rostro se coloreó en la oscuridad de su habitación. Intentó dormir pero era imposible, al menos sabía que era de madrugada por la Luna que se asomaba entre las cortinas. Se levantó cansada de no poder dormir, con escozor en la garganta por sed. Decidió bajar a la cocina.

    Tratando de no hacer ruido para no despertar a Sesshomaru se aventuró en los oscuros pasillos de su casa; cuando bajó las escaleras la madera rechinó, esperando que el demonio no se despertará aunque lo que no sabía era que el inu ya la había escuchado desde que tocó el piso de su recámara. Fue ella a la cocina y sirvió la tan esperada agua, saciando su sed. Regresó a la sala.

    Se acercó para mirar a Sesshomaru, quién mantenía los ojos cerrados, pensando que estaba dormido. Él escuchaba cada uno de sus movimientos, abrió sus ojos por instinto y la jaló. Sus sentidos de supervivencia lo dominaban, con sus garras bañadas en ácido la tenía bajo su cuerpo. Ella había exclamado en sorpresa pero cuando abrió los ojos el ácido de Sesshomaru iluminaba tenuemente su rostro, se asustó al verse amenazada de esa forma, pero luego sintió el peso del demonio cambiando su cara de horror por una sonrojada.

    —S-Sesshomaru—tartamudeó, y él hizo desaparecer el ácido verdoso, nuevamente quedándose en la oscuridad a excepción de la Luna que les espiaba. Él también sintió el pequeño cuerpo de la miko, pues su armadura descansaba a un lado del sofá y sentía la piel de ella estremecerse por el contacto. En su pecho sintió los atributos de ella. Su mirada era penetrante, entró en una especie de trance en el que pudo admirar a la chica detalladamente. Admirando aquellos ojos chocolate arrogantes, infantiles… un destello especial había en su iris. Una boca pequeña con unos labios finos, femeninos y hasta para él sugerentes. Kagome estaba sonrojada, jamás en su vida había tenido tan cerca de un hombre, al único había sido InuYasha pero solo cuando la abrazaba pero jamás había estado bajo el yugo de uno. Tampoco se imaginaba que iba a estar Sesshomaru ahí.

    Sintiéndose adormecida, levantó un poco su rostro, rozando los labios finos, cálidos del demonio. Él no se apartó, sintiendo la suavidad de los labios de ella… hasta que en un parpadeo se dio cuenta de lo que estaba haciendo. De un momento a otro se movió bruscamente para alejarse de ella, repudiarla, repudiarse por dejarse sorprender así. A ella la tiró a un lado, en el suelo.

    —Idiota—dijo ella enojada, pero raramente triste por el reciente rechazo del demonio.

    No contestó, ella se retiró rápidamente a su habitación sin mirarle, ciertamente herida por su rechazo. Él no dijo ni hizo nada, pues no sabía exactamente qué era lo que había pasado en esos escasos minutos. Se recostó nuevamente intentando analizar qué había pasado.

    Kagome por su parte se encontraba raramente herida… ella no sentía nada por Sesshomaru… ella afirmaba que estaba enamorada de InuYasha. Pero el rechazo para cualquier mujer era un golpe bajo para su feminidad, algo hacían mal para ser rechazadas, cualquier hombre si la hubiera rechazado así le hubiera dolido. Suspiró para tranquilizarse pero sus labios cosquilleaban por el fino roce que hubo con los labios de Sesshomaru. Se acomodó en su cama y tras pensar que solo había sido algo que nunca debió suceder se quedó profundamente dormida.

    Abajo el demonio seguía preguntándose qué era lo que había sucedido con aquella humana odiosa. Todo era raro para él, pues nada de lo que estaba a su alrededor era conocido, nunca antes había visto esos raros objetos qué le rodeaban. Y nuevamente la cara de Kagome aparecía en su memoria, reprochándose el pensar en ella. Intentó dormir, aunque no lo hizo precisamente se quedó en un lapso de dormitación.

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    Al otro lado del pozo el hanyou se encontraba malhumorado y no se explicaba que era lo que había pasado; no comprendía por qué no había pasado a través del pozo y el odioso de Sesshomaru si pudo hacerlo. Se quebraba la cabeza al intentando encontrarle respuesta… al paso de la noche no pudo hacerlo y con los ojos pesados por el sueño decidió subirse a un árbol a dormir para esperar el alba y poder interrogar a la miko y su medio hermano.

    — ¡Feh!—dijo con ojos cerrados—Es más que obvio qué Kagome sigue amándome.

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    La mañana había llegado tempranamente, era un sábado por la mañana en la época de Kagome. Nadie trabajaba a excepción de Ayumi, el abuelo se quedaba en casa al igual que Souta pero por ser un día de descanso, la madre de Kagome decidió que iría a su trabajo por la noche para poder estar el poco tiempo que su hija se quedará en casa con ella. Ella fue la primera en levantarse y dirigirse rumbo a la cocina para preparar un rico desayuno para todos, con el inquilino amigo de la miko tenía que lucirse en sus habilidades culinarias. En pijama se fue directo a la cocina y comenzó a desayunar.

    Sesshomaru había escuchado los pasos de la mujer desde que puso un pie en el suelo; no abrió los ojos hasta que le escuchó en la cocina. Se levantó inmediatamente, su cuerpo se lo ordenaba ya que estaba un poco adolorido aunque no podía negarse que era un guerrero y había dormido a la intemperie y ese lugar fue cómodo.

    —Oh, buenos días Sesshomaru—dijo Ayumi mientras le sonreía y regresaba a sus labores culinarias.

    El demonio no contestó al saludo matutino, solamente se quedó mirando todo lo que la fémina hacía. Por lo que pudo reconocer se trataban de huevos, fue lo único que reconoció. Ayumi mezclaba en un cacharro los huevos, precalentó con un poco de aceite el sartén y primero vertió en trozos pequeños jamón con tocino. Después de que se frieron, echó el huevo mezclado en el cacharro. Al olfato del inu era un aroma exquisito nunca antes sentido.

    —Sé que te gustarán mis famosos huevos con jamón y tocino—sonrió—Sesshomaru… ¿crees que puedas ayudarme a preparar un poco de jugo de naranja?

    Sesshomaru iba a responder cuando la mujer estaba sacando de uno de sus muebles otros raros recipientes. Gruñó de mala gana, él no tenía por qué estar ayudando a nada a esa humana madre de la miko odiosa. Pero sacó las naranjas e hizo lo mismo que Ayumi cuando le mostró cómo hacer jugo fresco. Tras un rato en la cocina, se había conseguido un desayuno bastante decente.

    Ayumi se había lucido haciendo sus huevos con jamón y tocino, jugo de naranja que hizo Sesshomaru, tostadas con mermelada, tostadas con ensalada de atún. Fruta picada, leche y café.

    Siendo seguramente las nueve de la mañana los demás miembros de la residencia Higurashi comenzaron a despertar; los gritos de Souta para despertar al abuelo y Kagome fueron más que suficiente. Salió con los ojos rojos por el sueño de su habitación y refunfuñando por el hecho de despertar de esa forma. Bajó las escaleras lentamente seguida por su abuelo que estaba en las mismas condiciones. Somnolientos se fueron directamente a la cocina.

    —Buenos días—dijo Kagome somnolienta aun no notando la presencia de Sesshomaru que en ningún momento le retiró la vista de su persona.

    —Buenos días a todos—dijo su madre—El desayuno está listo, Sesshomaru me ayudo a prepararlo.

    El demonio miró a la mujer mayor, con una mirada gélida sin sentimientos pero le sorprendía que esos humanos se relacionaran con él con tanta naturalidad. Eran iguales a la joven de joviales. Se sentaron a la mesa, Kagome en ningún momento le miró, le ignoró en todo momento y desayunaron en silencio con algunas pláticas por parte del abuelo y la madre, Souta conversaba con Kagome, pero ella se encontraba un poco seria pues sentía la mirada del demonio.

    — ¿Te quedarás hasta mañana hija?—preguntó Ayumi esperanzada que así fuera.

    —Hoy mismo tenemos que regresar al Sengoku, mamá—se disculpó la chica—Hay muchas cosas que hacer haya… los muchachos me están esperando.

    —Qué lástima hija—la mujer mayor suspiró pesadamente—quería comprarte algo de ropa… la que tienes ya está muy usada—

    —Mi ropa no está tan mal—dijo la chica con la boca llena.

    Tras un rato de insistencia; la miko aceptó de buena gana salir con su madre ese sábado al centro comercial. Pero la cosa era dejar a Sesshomaru en la casa. Igual la negación del demonio hizo que al final optaran por llevarlo. Toda la familia Higurashi se alistó para salir rumbo al centro comercial.

    Kagome no se encontraba del todo contenta, estaba un poco nerviosa de que alguien los viera, ya que la armadura del demonio daba mucho en que pensar y él se negó en quitársela y dejarla en la casa. Se fueron así, también sus marcas sanguíneas en el rostro y en las manos eran demasiado curiosas a la vista de las demás personas, al menos con InuYasha, él podía pasar desapercibido pues la gorra le hacía verse un poco más normal pero sin duda alguna esos dos eran hermanos, les encanaba ser la vista flaca de todos.

    Saliendo del templo de su familia, tomaron un taxi el cual quería destrozar el demonio por su raro movimiento y sonido, el taxista asustado por gran tamaño de la espada decidió no llevar a esas personas locas, tras un rato más tarde de tomar un taxi los trasladó hasta el centro comercial de Tokio.

    En todo momento Sesshomaru fue en silencio, mirando las acciones de las mujeres, que entraban de lugar en lugar, pudo distinguir que era parecido al pueblo dónde los humanos compraban su comida, ropa, provisiones entre otras cosas. Aunque interiormente se sorprendía por ver que en donde se compraban la ropa los humanos era de un tamaño más grande y en ningún espacio a la redonda vio un kimono común y corriente, solamente más ropa extraña que demás humanas se probaban, admiraban y finalmente compraban.

    Se quedó con el abuelo y Souta quienes miraban a Kagome junto a su madre probarse diferentes tipos de ropa. Pasaron aproximadamente una hora con treinta minutos en la cual la miko no se decidía en elegir. Al final de todo encontró unos varios conjuntos que Ayumi le sugirió.

    —Seguramente esté te quedará perfecto hija, te verías preciosa—anunció la madre contenta mostrándole a la sacerdotisa un pantalón de color café claro llegando al color cacao, una blusa amarilla de manga larga sin hombros.

    —Ese está muy lindo—dijo la muchacha, tomando las prendas qué su madre le había dado; se fue directo al probador.

    Se desnudó de sus ropas y probó las nuevas. Haciendo juego con su cabello salió nuevamente, modelando a su madre el lindo conjunto. Tras un rato más, encontraron un jeans de mezclilla entubado, una blusa de color blanco parecido a la amarilla sin hombros, una blusa de color lila y unos pantalones de vinyl igualmente entubados a la figura de la chica. Tomando también el momento aprovechó la joven para poder comprar algo de ropa interior para ella y porque no llevarle a Sango. Pues hace poco su amiga había empezado a utilizar ropa interior moderna.

    La sacerdotisa escogió un conjunto de lencería de color morado oscuro de tela plisada con un borde de encaje lila, y un diseño de flores de sakura en color azul. Una pantaleta de medio glúteo mejor conocido como cachetero con el mismo diseño del sostén. Igualmente escogió otro par para Sango, uno de color amarillo y otro en color rosa, para ella escogió un conjunto en color rojo sangre, pasional, precioso, uno de color negro y otro finalmente verde.

    —Son preciosos hija—abrazó su madre a la miko, ella le correspondió el abrazo.

    —Gracias madre—comentó la chica contenta.

    —Sigamos comprando ropa—la mujer le guiñó un ojo coquetamente al momento de mostrarle un conjunto formal para su persona, Ayumi se fue a probar el conjunto.

    Desde fuera, el demonio había visto a Kagome vestir todas aquellas ropas raras pero que no le quedaban nada mal aunque seguía pensando que eran ropas raras, feas… pero que a ella le quedaban perfectas. ¿Qué demonios andaba pensando? ¿La mujer viéndose perfecta en ropas raras? Suspiró al momento que también gruñó de mala gana.

    Finalmente, Kagome recordó que tenía unos cuantos ahorros y podría llevarle algo distinto a cada uno de sus amigos. Para Shippo escogió; un pequeño pantalón en color beige y una playera en color azul rey con naranja. Para Sango decidió llevarle unos jeans de mezclilla y una blusa de encajes con escote en forma de V que seguramente le quedarían perfectamente, para el monje Miroku decidió llevar pergaminos antiguos. De la misma forma decidieron pasar al súper mercado. Con un montón de bolsas de la tienda de ropa recorrieron primeramente el centro comercial, compraron un helado y uno de chocolate para Sesshomaru. En todo momento Kagome no quiso cruzar palabra con el demonio ya que en su mente estaba demasiado presente el suceso de la noche anterior, se sonrojaba pero al mismo tiempo se reprochaba haber estado tan cerca de él.

    Una vez que llegaron al súper mercado, compraron provisiones que seguramente les harían falta en la otra época. Se llevaron varios potes de ramen instantáneo, papas de ajo con cebolla, charolas de carne de res, puerco y pollo. Vegetales, dulces, se llevaron primeros auxilios como agua oxigenada; alcohol, banditas, vendas e inclusive se llevaron antibióticos para cualquier cosa.

    Llevaron abarrotes para la casa de Kagome, utensilios de uso personal, como cepillos de dientes nuevos, jabón y papel de baño, shampoo, pasta dental, unos cepillos. Desodorante para su uso, llevo unos cuantos.

    — ¿Qué es eso, humana?—preguntó el demonio viendo como la muchacha tomaba aquellos objetos. El estómago de la chica dio un vuelco al escucharle hablar ya que en todo momento se había mantenido en silencio.

    —Son cosas que necesitamos para asearnos, seguramente tú no los usas pero estos son desodorantes que sirven para que nosotros no apestemos a sudor, estos son cepillos de dientes y aquel tubo la pasta para lavar nuestras bocas, papel de baño. El jabón y el shampoo para cuando nos vamos a duchar—explicó ella sin mirarle ya que se encontraba escogiendo que llevar.

    La madre de Kagome se había ido con el abuelo y Souta por otras cosas para la casa.

    Minutos después regresaron con leche, huevo, embutidos, y chatarra.

    Tras hacer todas las compras que en realidad fueron demasiadas decidieron regresar al templo Higurashi; en dónde llevaron todas las compras directo a la casa. Para sorpresa de la miko, Sesshomaru decidió cargar unas cuantas bolsas llenas de cosas.

    —Kagome-chan, ¿y tú mochila amarilla?—preguntó su madre.

    —Seguramente la perdí en la otra época.

    —No te preocupes hija—sonrió la madre—Te prestaré la mía, la usaba cuando iba a la escuela, es demasiado amplia un poquito más que la amarilla.

    El abuelo se fue al templo, Souta fue a su habitación a jugar videojuegos; y nuevamente se quedaron solos la sacerdotisa y el demonio en un silencio incómodo que rompió Ayumi al regresar con una bonita mochila rosa en color pastel, con varias bolsas pequeñas.

    —Es hermosa—sonrió la chica—Deja comienzo a empacar todo.

    Sesshomaru miró la labor de las humanas, Ayumi se fue nuevamente a la cocina a preparar algo de comer, se dio cuenta de que esa mujer adoraba el arte culinario y aceptaba que tenía un buen sazón. Pero su mirada prestaba atención a los movimientos de la miko—ella empacaba varias cosas de las que habían comprado en aquel raro lugar lleno de más humanos, lleno de sonidos y olores.

    Ella guardaba las prendas de ropa dentro de la mochila hasta el final, seguida de las botellas de agua, los potes de ramen instantáneo, las varias charolas de carnes, algunos embutidos. En el siguiente compartimiento guardó los primeros auxilios y en otro los utensilios de uso personal.

    — ¿Ya se van hija?—preguntó la madre desde la cocina.

    —Si madre—sonrió Kagome dirigiéndose hacia el lugar donde se encontraba su madre.

    —Pero hija… estoy preparándoles algo de comer para que cenen haya y de paso coman con nosotros.

    —Lo siento madre… pero ahora si tenemos que irnos ya mismo.

    —Está bien—suspiró Ayumi derrotada, pero nuevamente una sonrisa se dibujó en su rostro jovial. Se apresuró a terminar de cocinar y en unos recipientes les sirvió la comida, olía exquisito ya que se trataba de un estofado de res con vegetales. Arroz frito, bolas de arroz, un poco de sushi casero y filetes de pescado empanizados con ensalada fresca. Desde la sala Sesshomaru olía la comida y sus papilas gustativas se estimulaban ya que aceptaba que la comida humana en ese lugar era bastante buena; mejor que la que él acostumbraba a comer.

    Cuando la mochila estuvo en su máximo de capacidad, la chica se la cargó en la espalda, rumbo al templo dónde el abuelo se encontraba encendiendo un incienso y rezando a los dioses. Vio a su nieta, la despidió. Y ambos saltaron al interior del pozo, en unos momentos llegaron al Sengoku pues pudieron escuchar el cantar de los pájaros, un oxígeno más puro. Instintivamente el demonio tomó a la miko de la cintura, de un salto llegaron a la superficie.

    — ¡Feh, al fin llegan!—escucharon la voz de cierto individuo.

    —InuYasha…

    —Bien… me alegra que hayan tenido tiempo para pasar juntos—decía sarcásticamente al demonio y miko.

    —No es lo que tú crees, InuYasha.

    —No me interesa saber que te gusta revolcarte con mi hermano—dijo de manera hiriente para ella, un golpe duro a su corazón a Kagome mientras que Sesshomaru no se encontraba de humor para aguantar las estupideces que ese mitad bestia decía.

    —No malinterpretes las cosas, hibrido—sentenció el inu de mala gana—Esa humana odiosa jamás sería tocada por mí.

    Sin quererlo las palabras de Sesshomaru fueron hirientes para Kagome quién solamente hizo un pequeño gesto de dolor que no pasó desapercibido para InuYasha. Cosa que le hizo enojar ya que inmediatamente desenvainó a Tessaiga, e igualmente el Taiyoukai tomó a Tokijin listo para atacar al hibrido.

    —Ahora bien explíquenme… ¿Por qué no pude pasar por el pozo? Explícame Kagome—dijo enojado—Y además… ¿Cómo es que sobreviviste?

    —Esto… bueno yo… Sesshomaru me salvó con Tenseiga—se excusó la joven.

    —Humana… vámonos—Sesshomaru decidió no seguir con esa pelea estúpida e hizo que Kagome se tomará de Moko-Moko, e inmediatamente comenzaron a elevarse.

    — ¡A no! ¡Eso sí que no, no me dejarán nuevamente aquí!—dijo el joven hanyou de mal humor— ¡Kazze no Kizu!

    El viento cortante salió de la punta de la espada colmillo que casi alcanzó a los individuos, pero la súper velocidad de Sesshomaru evitó que ambos salieran heridos. Nuevamente se movieron hacia el rumbo que llevaban donde Jaken, Rin y los odiosos amigos de la sacerdotisa que llevaba en su cola. Ella miraba sonriente hacia el suelo en dónde se encontraba la aldea de la anciana Kaede, prontamente dejaron la aldea para ver la nueva arboleda, el bosque. Al atardecer casi el ocaso pudieron llegar hasta donde un nuevo campamento se levantaba, la fogata estaba más que encendida. Kagome se alegró de ver nuevamente a sus amigos.

    Al descender el primero en saltar a verle fue el pequeño kitsune. Al mismo tiempo en que Kagome tocaba el suelo, Sesshomaru desaparecía en la oscuridad del bosque a su alrededor.

    —Kagomecita—exclamó contento el pequeño chico, la muchacha lo cachó en sus brazos e inmediatamente sonrió en el acto, se acercó al campamento en dónde todos le recibieron. Pero su mirada se dirigió hacia dónde se había desaparecido el demonio. Pero sus amigos le tomaron por sorpresa y se olvidó de Sesshomaru.

    “Sesshomaru… ¿por qué me importa hacia dónde vas? Si tu solamente eres un conocido… nada más ¿cierto? ¿Cierto, Kagome?

    Fin Capítulo.
     
  6.  
    Lady Stanley

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    Hola! ¿Cómo están? Yo queriéndoles traer esté nuevo capítulo de Destino y con muchas otras cosas más en la cabeza. Esté 31 de Octubre tengo un programa especial de radio online que quisiera que escucharan, es un programa especial… pero también quiero decirles qué esté capítulo es para todas ustedes que siempre me acompañan capítulo a capítulo. Dedicado a mis lectoras. Al final del capítulo contestaré algunos review.

    Y viniendo a hacer publicidad xD acá les pido un like en mi página de fans en Facebook, siguiendo el siguiente linkàhttps://www.facebook.com/zimbacavalera


    Y también quiero hacer mensión a @Shassel y @Sacnite para avisarles que los capítulos están publicados ;)

    Desclaimer: Los personajes y escenarios del universo de InuYasha, pertenecen únicamente a Rumiko Takahashi.

    Capítulo VIII. Kanketsu Hen. El adiós de Kagura







    Había pasado un tiempo desde que el nuevo grupo se había formado, algunas cosas nunca cambiarían como las perversiones del monje Miroku y el poco habla de Sesshomaru. Ni olvidar que era de muy pocas palabras, algo que había cambiado dentro de ese grupo era la rara amistad si es que podía llamarse así entre el bonzo y el youkai. Continuas veces en su camino de viaje rumbo a Naraku se les pudo apreciar conversar sobre estrategias para derrotar al hanyou. InuYasha viajaba por su cuenta, Kikyo hacía lo mismo, contadas veces se les podía ver.

    Algo que era evidente, Naraku había incrementado sus poderes ya que todos los monstruos que vivían dentro de su repugnante ser salían volando en dirección al Este.

    Kagome se encontraba confundida con respecto a Sesshomaru e InuYasha. Ella sabía de antemano que estaba enamorada del hanyou pero esa rara sensación de tener a Sesshomaru cerca la descolocaba y desconcentraba. Varias veces durante entrenamiento con Sango salió levemente herida por no prestar atención.

    Para Jaken, los dos chiquillos que viajaban al lado de su amo bonito se habían vuelto su jaqueca ya que el cachorro de kitsune y la pequeña Rin le hacían bromas.

    Habían escuchado de una aldea en dónde unos niños pequeños con raras vasijas destruían demonios. Del pote salía una destellante luz que cegaba pero aniquilaba al instante aquellos seres. Se enteraron por rumores que posiblemente en el palacio aquel podría encontrarse oculto Naraku, sorpresa la suya fue haberse encontrado con un monje raro llamado Goryumaru quién poseía una extremidad deforme en el brazo izquierdo, maestro de aquellos chiquillos guerreros, poco después se vieron enterados de que Kagura había traicionado a su creador, y Hakudoshi había dado muerte al monje. Poco después se habían deshecho de aquel detestable chiquillo. Miroku había conseguido absorberle con Kazaana. Y para felicidad de Sango, Kohaku estaba viajando al lado de ellos.

    -0-0-0-0-0-0-0-0-0-

    InuYasha esa noche se encontraba meditando sobre todo lo que había sucedido con su antiguo grupo de viaje, pensaba en Kagome constantemente. Levantó aquella mirada ambarina hacía aquel fósil sagrado perteneciente a la sacerdotisa Midoriko; su pose era de batalla eterna contra aquellos miles de demonios. En el centro de su pecho se admiraba un orificio dónde alguna vez se encontró su corazón y del cual nació la Perla de Shikon.

    Un destello llamó la atención del hanyou… y de aquel hueco salió un caza almas, en aquellas patas llevaba una poderosa alma.

    — ¡Un caza almas!—exclamó e inmediatamente se levantó de su lugar de meditación. Posiblemente podría encontrar a Kikyo—Esa debe ser Kikyo—y echó a correr con dirección al bosque.

    Tras correr unos instantes encontró un claro entre árboles inmensos, el ruido de una cascada era próximo y unas ropas sobre rocas pudo encontrar. Eran las ropas de aquella sacerdotisa que él juraba amar. En el corazón de la cascada se encontraba ella, una mujer de porte frágil, mirada nostálgica quién era mojada por la fresca agua. Vistiendo una hakama casi transparente dejando ver sus atributos femeninos.

    Aquella mujer no había notado la presencia de InuYasha ya que aún se encontraba en sus pensamientos.

    “Naraku, ahora es más persistente… ni siquiera los poderes purificadores de Kagome funcionaron”

    —Kikyo—exclamó el hanyou, llamando su atención.

    —InuYasha… me supongo que seguiste a mi colector de almas—dijo tan a su manera.

    —Kikyo… ¿Por qué intentas quedarte con el alma de Midoriko?

    —Porque esto me fue hecho por Naraku—deslizó un poco el hakama, lo suficiente para que InuYasha admirará la cicatriz de aquella herida que Kagome había purificado.

    Le explicó del porqué necesitaba alimentarse del alma de Midoriko, el alma de aquella poderos miko le permitiría un poco más de vida, y así poder acabar con Naraku ya que posiblemente la creadora de Shikon estaba de acuerdo con eliminar aquella perla que tantas desgracias había traído.

    Una luz cegadora invadió el lugar, el cuerpo de Kikyo absorbió el alma de la miko. Haciéndola sentir completa nuevamente, poco a poco aquella cicatriz provocada por Naraku desapareció en el nacimiento de los senos de la no-muerta. Tras recibir toda la energía de ese poderoso ente se desvaneció en lo profundo de las aguas. Inmediatamente InuYasha saltó para socorrer a la mujer que decía amar.

    —La herida… está desapareciendo—miró el nacimiento de los senos de la sacerdotisa, la llevó fuera.

    Desde la tumba de Midoriko su imagen brilló fuertemente…

    -0—0-0-0-0-0-0

    Una sensación extraña había llegado a Kagome, un escalofrío era lo que se apoderaba de su cuerpo y raramente el fragmento que se encontraba incrustado en la espalda de Kohaku comenzó a resplandecer fuertemente.

    El chiquillo salió corriendo de la cabaña dónde se encontraban, sin decir nada a nadie e ignorando los gritos de Sango para que se detuviese. Kohaku pasó corriendo al lado de Sesshomaru, este solamente le miró con indiferencia y se dirigió a la cabaña dónde se encontraban pasando la noche. Tenía hambre y no le caería mal una de las ramen que Kagome traía en su mochila.

    Pero sus planes se vieron arruinados al ver salir corriendo al monje tras el chiquillo, a lo lejos él pudo distinguir las serpientes colectoras de almas. Tras del bonzo salieron corriendo la exterminadora y la miko del futuro. Kohaku corría demasiado rápido por el pequeño y ágil, al llegar a la entrada del bosque una barrera de energía les impidió el paso.

    —Una barrera…

    —Seguramente debe estarla produciendo Kikyo…

    La cara de Kagome se hizo en sorpresa y un poco de nostalgia al saber que prontamente se encontrarían nuevamente con InuYasha.

    Kohaku corría, pensando en que hacía lo correcto, concentrándose en el llamado para poder derrotar a Naraku.

    Mientras en otro lado, Koga sentía la misma sensación de los fragmentos llamarle e indicarle un camino distinto a dónde se encontraban, pero ignoró aquel llamado para hacerse con una reliquia del clan de lobos.

    Kohaku había llegado al encuentro con InuYasha y Kikyo, se encontraban hablando sobre la existencia de Naraku, él estaba escuchando atentamente el plan de la miko para acabar con aquel ser. Y luego una poderosa luz invadió el lugar mientras ella se elevaba y le explicaba que no había vuelta atrás. InuYasha comprendió que Kohaku moriría por el fragmento de la perla era retirado de su espalda.

    —Lo haré—fueron las palabras del exterminador—Ahora sé lo que debo hacer—sus palabras eran determinadas—Por favor, despídeme de todos los demás—se echó a correr en dirección dónde se había marchado Kikyo.

    InuYasha sabía que tendría problemas, nuevamente se había quedado sin Kikyo y nuevamente tendría que soportar al pesado de su maldito hermano, alejándole de Kagome y ella… esa condenada escuincla haciendo segunda y yéndose con él junto a los demás como si nada pasara… pero tendría que avisarles a los demás sobre la decisión de Kohaku.

    -0-0-0-0-0-0-0-0-0

    Desde otro punto lejano a todos, Moryumaru perturbaba un demonio el cual tenía supuestamente la armadura más fuerte de todo el universo, siguiendo las órdenes por parte del corazón de Naraku absorbió dicho demonio para fusionarse y evolucionar.

    Al igual que en alguna parte del cielo, Kagura sobrevolaba los aires sobre su pluma gigantesca. Frente a ella a unos cuantos metros se encontraba protegido por su barrera Naraku, su mirada siempre era la misma. Burlona…

    —Kagura… Hakudoshi ha muerto.

    “Entonces estaba al tanto de lo que ha sucedido”

    La mujer le miró de mala gana; sabía que a Naraku nada se le escapaba.

    —Hakudoshi era un pobre tonto que pretendía deshacerse de mí—la miró con aquellos ojos escarlatas—Y tú… dejaste escapar a Goryumaru.

    “Maldición… maldito Naraku”

    —Kagura… te daré tu libertad, la libertad que tanto deseas y anhelas—extendió su mano derecha frente a ella; un haz rosado apareció frente a su mano y un corazón pequeño y rojo latía acompasadamente. Los ojos de la youkai se abrieron al máximo al mirar su órgano vital—Lo regresaré a tu cuerpo y así ni yo podré controlarte.

    De la mano de aquel despreciable ser desapareció el corazón latente, y en su cuerpo sintió el latir de aquel órgano tan amado, pero todo fue cuestión de segundos. Los asquerosos tentáculos de Naraku se incrustaron en su pecho, profundamente atravesándola.

    —M-maldito—dijo ella mientras sentía el punzante dolor e intentó con su abanico darle un cuchillazo.

    —No te preocupes, evité darle a tu preciado corazón—río descaradamente ante la dama de las cuchillas.

    Ella se liberó de los tentáculos mientras les cortaba y descendía herida hacía algún lago para lavarse.

    “Sólo sentirás dolor y desesperación… está es la libertad que tanto buscabas. Kagura. No debiste traicionarme”

    -0-0-0-0-0-0-0-0

    El grupo de Sesshomaru había reanudado nuevamente la búsqueda, durante la noche la llegada de InuYasha fue un tanto sorpresiva. No peleó está vez con el demonio, solamente había ido a avisar sobre la decisión de Kohaku al grupo después de unos minutos el hanyou se fue como llegó. Dejando a todos muy pensativo sobre lo acontecido, a una Sango hecha nervios y lágrimas por perder nuevamente a su hermano. La mañana pintaba bien, Rin y Shippo iban cantando sobre el lomo de Ah-Uh. Miroku, Sesshomaru y Jaken iban hasta el frente hablando sobre el paradero de Naraku y las féminas del grupo se encontraban hasta atrás inmersas en una conversación para intentar calmar a la exterminadora.

    — ¡Sesshomaru-sama! Los cristales están brillando—exclamó Jaken, llamando la atención de todo el grupo.

    — ¡Mire Sesshomaru-sama una cueva por ahí!—Rin señaló una cueva peculiarmente rara en aquel camino rocoso.

    —Retrocedan—ordenó él a todos, Miroku asintió y junto con Jaken se pusieron unos metros detrás del youkai.

    El inu blandió a Tokijin y de un espadazo destruyó aquella roca, cuando la polvareda que se alzó se dispersó en el aire se pudo apreciar una colosal figura. Cuando pudieron ver aquella cosa se trataba de Moryumaru con un extraño caparazón en picos sobre su espalda.

    —Así que tú eres el hermano de InuYasha—dijo burlonamente el demonio.

    —Nunca he considerado a ese hanyou como mi hermano… pero si sabes eso tú seas el corazón de Naraku—preparó su espada para atacar a Moryumaru.

    —Sesshomaru… lamentarás haber blandido tu espada sin siquiera haberte presentado correctamente.

    Desde atrás Kagome se encontraba mirando la siguiente batalla, se encontraba preocupada y no sabía la razón. Pues confiaba en las habilidades de Sesshomaru en combate, muchas veces le había visto luchar sin salir herido si quiera una vez e inclusive contra InuYasha a excepción del día qué perdió su brazo izquierdo.

    —Y ahora yo haré arrepentirte por mencionar el nombre de InuYasha en mi presencia.

    E inmediatamente el youkai saltó sobre el cuerpo de Moryumaru para comenzar la batalla, daba varios espadazos contra él pero ninguno lograba herirlo.

    — ¡No es posible! La espada de Sesshomaru-sama no le hace ningún rasguño—fue Jaken que se encontraba sorprendido.

    —No puede ser—dijo preocupado Miroku, mirando atentamente con posición de batalla en caso de tener que auxiliar en el combate al youkai.

    —Sesshomaru—dijo en un aire de voz la miko, que a la perfección del inu captó desde el punto de batalla.

    Una enorme bola de energía verdosa salió de la espada Tokijin para ir directo hacía Moryumaru e impactarse para destruirlo. Pero la energía que rebotaba sobre su cuerpo no le hacía ningún daño.

    —Es imposible Sesshomaru, tu energía demoniaca la absorberé—la esfera de energía fue absorbida por el demonio.

    Varios ataques más se encontraron en el campo de batalla siendo vistos por todo el grupo quienes miraban dudosos o no en entrar a ayudar al inu.

    —Parece que los ataques de Sesshomaru-sama no funcionan—dijo Rin preocupada, a Kagome.

    — ¡Niña tonta! ¡El amo bonito tiene un plan brillante!—gritó exaltado.

    — ¿Entonces cuál es ese plan?—preguntó la niña al sapo verde.

    — ¡Si lo supiera no estaría tan preocupado!—gritó a ella, poniendo más nerviosa a la miko. Tomó su carcaj y arco, apuntando directamente hacía Moryumaru.

    Bajó el arco asustada al ver cómo aquel ser repugnante tomaba a Sesshomaru por sus extremidades.

    —Te absorberé junto con tu espada—se río perversamente al ver que el demonio intentaba liberarse de su agarre— ¿Estás listo, Sesshomaru?

    De repente unos pétalos de color carmesí llegaron al sendero de lucha, dónde aún Sesshomaru permanecía acorralado entre las extremidades de Goryumaru.

    “Esta… esencia”

    —Así que esa idiota mujer murió—dijo frívolamente—Creyó que al traicionar a Naraku y traicionarme a mí sería la mejor opción… por una tonta trivialidad llamada libertad—

    Fueron suficientes las palabras del demonio para que el coraje de Sesshomaru surgiera y su espada latiera fervientemente, desenvainó nuevamente a Tokijin y de un espadazo se deshizo de las extremidades del demonio. Con una renovada energía demoniaca perteneciente a su espada dio un golpe poderoso en el caparazón de Moryumaru. Hiriéndole un poco al resquebrajarlo.

    — ¡Mi caparazón!—exclamó sorprendido por la fuerza del youkai. Pero algo ocurría, la energía almacenada anteriormente por su cuerpo empezaba a escapar por extremidades de su asqueroso cuerpo—La energía almacenada… se escapa.

    —Mi energía demoniaca no puede ser contenida por tus estúpidos recipientes—dijo enojado—Azuriuha—parecido al viento cortante logró romper más el caparazón de Moryumaru.

    “Maldición… el fragmento de Shikon esta…”

    La fuerza de Sesshomaru hizo que l espada se rompiera finalmente a la mitad.

    — ¿Por qué tú…?— Moryumaru se hizo un torbellino de miasma venenoso—La próxima vez será diferente—se fue volando.

    Todo el grupo quedó sin palabras, no daban crédito a lo que veían. La poderosa Tokijin se había roto y era inservible. La tiró al suelo y dio un salto en el aire para irse volando.

    —Sesshomaru-sama ¿dejará su espada?—preguntó la pequeña Rin.

    —No tengo ningún lazo con una espada rota—fueron sus frías palabras.

    Kagome inmediatamente montó en Kirara y se fue tras de Sesshomaru, dejando a todos con una incógnita sobre lo sucedido… ¿Qué estaba pasando? No era concreto, así que decidieron seguirlos.

    Shippo había detectado el aroma de la sangre de Kagura mezclado con una gran cantidad de veneno.

    —Seguramente Naraku se ha de haber enterado de la traición de Kagura.

    —Debemos darnos prisa—sugirió Miroku echando a correr en la misma dirección donde la miko y el youkai habían partido.

    -0-0-0-0-0-0-0-0-0

    En un campo grandísimo de margaritas, en el centro se encontraba aquella youkai dónde a su alrededor un gran círculo de sangre la rodeaba, de su espalda brotaba gran cantidad de miasma.

    “Voy a morir… No hay nadie alrededor ¿Se acaba aquí? ¿Tan sola? Es la libertad que buscaba”

    Al levantar la mirada se encontró con la persona que menos se esperó.

    —Sesshomaru—

    —Sentí el aroma de la sangre.

    —Ahora veo… seguramente pensabas encontrar a Naraku.

    —Sabía que eras tú…

    Ella abrió los ojos descomunalmente al mismo momento que tras de ellos dos descendía Kagome, miró a Kagura con lágrimas en los ojos.

    “Debí obligarla a quedarse con nosotros” se acercó a ambos mientras la mujer sonreía.

    “Así que viniste sabiendo que era yo…”

    Sesshomaru desenvainó a Tenseiga para intentar salvarla.

    “Ni siquiera Tenseiga puede salvarla” miró cómo el cuerpo de Kagura comenzaba a descomponerse.

    —Así que te vas—dijo él, sintiendo la mirada de Kagome, llorosa.

    —Si… ha sido suficiente—dijo ella. Levantó la mirada con una sonrisa a ambos individuos.

    “Pude verte… una última vez…”

    Aquella sonrisa lastimaba a la miko que se sentía impotente de no poder hacer nada para poder salvar a Kagura y que viera el ocaso de Naraku.

    Finalmente el cuerpo de Kagura se desvaneció con el miasma, junto a las flores y una pequeña pluma quedó. La mirada de Sesshomaru era fría, mientras escuchaba a Kagome sollozar detrás de él y a la gata de fuego de la exterminadora. Se volteó a mirarle y en un acto repentino la miko se prensó de su pecho a llorar desconsoladamente, él no dijo nada… simplemente la dejó—llorar, desahogarse. Sin moverse y solo escucharla en su olfato podía sentir el aroma salino salir de sus ojos.

    —Y-yo no pude hacer n-nada para salvarla—dijo entre sollozos la miko, aferrada l pecho de Sesshomaru—Y-yo le había pedido q-que se quedara.

    —Murió en paz—él también se sentía impotente al no poder salvar a Kagura de ese triste final—Ella… estaba sonriendo.

    Momentos después llegaron los demás integrantes del grupo, agotados por el esfuerzo. Tomaron aire pero nunca se esperaron ver aquella escena, Kagome abrazaba fuertemente a Sesshomaru mientras lloraba y Kirara a los pies de ambos maullando. El viento y los pétalos de las flores revoloteaban entre ellos.

    “Estoy en el viento… cómo el libre viento”

    La pluma característica de Kagura sobrevoló los cielos junto al sollozo de Kagura.

    -0-0-0-0-0-0-0-0-0

    Esa misma noche… el grupo se encontraba muy callado alejados del jardín dónde Kagura había fallecido. Comían en silencio, una de las cosas de las cuales habían cambiado era que Sesshomaru ahora cenaba con el grupo comida de la época de Kagome pero al demonio se le veía callado y molesto. Kagome podía notar el semblante en él al igual que Rin. Comían esa noche un pote de ramen instantáneo y pescados secos que habían pescado anteriormente, ahora hecho un rico estofado de pescado con patatas y zanahorias. Tomaban agua en botellas.

    El demonio acostumbraba a sentarse en medio de Miroku y Kagome ya que comúnmente solía entablar un breve pero muy corta conversación con el bonzo o con la miko.

    Sin pedir permiso, tomó la mochila de Kagome para hacerse con el último empaque de papas con crema y cebolla.

    “Estos dos sí que son hermanos” pensó la muchacha con poco ánimo al ver al youkai comer la chatarra.

    —Sólo espero que no engordes por comer tantas papitas—dijo ella intentando relajar el ambiente pero no fue posible.

    Todos siguieron comiendo en silencio, Sesshomaru había ignorado a Kagome parcialmente pues su mente seguía pensando en no haber podido salvar a Kagura. Se molestó consigo mismo y con aquella inútil espada que su padre le había dejado, nuevamente el rencor por las espadas mermaba en su corazón.

    Al terminar de cenar todos estuvieron de acuerdo en que era hora de ir a dormir, pues el día había sido pesado y la nostalgia los invadía. Kagome se acomodó en su funda para dormir, esta vez le tendió otro a Sango y a los chicos para que durmieran. Miroku durmió en un improvisado futón de hojarasca seca. Mientras Sesshomaru solamente se alejó del grupo, la miko le miró irse dentro del bosque. No podía evitarlo… esa noche estaba parcialmente desconsolada.

    Jaken quién hacía guardia miró a su amo alejarse, y seguido a la miko ruidosa. Solamente suspiró esperando que su amo no la asesinara por los ánimos que se cargaba.

    -0—0-0-0-0-0--

    Kagome siguió a Sesshomaru, al verlo detenerse en el claro del bosque iluminado por la luna tan bella como siempre, siendo confidente de ellos. El demonio había sentido su presencia desde el campamento por eso no necesitaba mirarla. Esperaba a que ella hablará.

    —Sesshomaru…

    —Humana.

    —Te he dicho que mi nombre es Kagome.

    Él no contestó simplemente la ignoró, en su mente divagaba una y otra vez la muerte de Kagura.

    — ¿Estabas enamorado de ella?—lo tomó por sorpresa la pregunta de esa odiosa mujer. ¿Estar enamorado de Kagura? No… él no sentía nada por la demonio, simplemente quizás simpatía. Pero él no tenía por qué contestarle algo cómo eso a ella.

    —No es de tu incumbencia—decidió sentarse a pensar en aquella raíz de árbol. Estaba cansado y exhausto aunque no lo demostrara.

    —Perdón… es que yo.

    —Cállate… haces mucho ruido—ordenó.

    —No quiero callarme—dijo ella, el sollozo nuevamente la invadió—Es que… no puedo creer que Kagura haya muerto—decidió colocarse al lado del demonio. Él no se levantó de su lugar de reposo, podía sentir nuevamente en sus fosas nasales la sal saliendo de los ojos de ella aunque suavemente mezclado con su aroma de lavanda.

    Ella estaba acuclillada llorando a su lado, estaba cansado y agotado como para iniciar nuevamente una pelea. Quizás fueron minutos los que ella lloraba… pues en un instante se dejó de escuchar su voz llorosa. Solamente su respiración tranquila y acompasada, supuso que ella se había quedado dormida.

    Al mirarla la vio tan tranquila y sumisa. El camino seco de lágrimas aún era notorio. Pensando en que esa chica era de corazón débil y blando. Todos tenían que morir alguna vez. Pensó nuevamente que ella era solamente una molestia junto con aquellos humanos que viajaban a su lado… pero sinceramente se había acostumbrado a la presencia de todos. Ella tembló entre sueños, tenía frío.

    Instintivamente jaló a Moko-Moko hacía sí para cubrirla, ella se acomodó a su lado de él dejando caer su cuerpo sobre su regazo mientras parecía cómoda con el calor propinado de su cola y recostada sobre su regazo cómodamente. Él cerró sus ojos fastidiado por estar cuidando a esa humana, pero su olfato le jugaba mal ya que podía sentir ese aroma de ella tan penetrante en sus fosas nasales que le adormecían y el aura sagrada de Kagome lo adormecían. Poco a poco sus facciones se fueron suavizando qué él también había sucumbido ante el cansancio y ante Morfeo.

    0-0-0-0-0-0-0-0

    Fin Capítulo.

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    Hola chicas! Espero que les haya gustado el capítulo y lo prometido es deuda contestaré algunos reviews del capítulo anterior.

    Faby Sama: Lo siento de verdad por haber tardado demasiado el capítulo anterior pero para que no digan que las abandono tanto tiempo les he publicado esté Halloween el siguiente capítulo, espero que sea de tu agrado y me alegra que la historia te siga gustando espero verte en el siguiente capi.

    TsukihimePrincess: ¿Verdad que son bien monos? Y sí ellos ni en cuenta de sus sentimientos. Esperó que este capítulo sea de tu agrado ya que hubo otro acercamiento más entre ellos.

    Hinatacris: Ni que decirte amiga… siempre me gustan tus comentarios y sí… haré sufrir un poquito más a InuYasha aunque sienta feo xD

    Sora Crozzeria: Sesshomaru es Sesshomaru y nadie lo va a cambiar ;) Aunque sea un terco y grosero con Kagome.

    Chovitap: Chica! Que gusto leerte la verdad, Sesshomaru es idiota pero espero que haya sido tu héroe en este capítulo.

    Bueno a todas las demás gracias por leer y esperó ansiosa sus siguientes review! Por cierto

    ¡Feliz Halloween y Feliz Día de Muertos!
     
    Última edición: 31 Octubre 2013
  7.  
    Sacnite

    Sacnite Entusiasta

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    Holaaaa!!!! soy yo de nuevo perdón por la demora estuve en una dura batalla que pensé que nunca terminaría con los demonios llamados exámenes claro saliendo vencedora.. jeje

    Wooo!!! me encanto el capitulo!! me sorprendió todo!!!.. quede impactada cuando Sesshomaru se enfureció al escuchar las palabras de bicho raro de Goryumaru y lo aya herido para luego ir a ver a Kagura como llore con la muerte de ella y ahora nuevamente se me agua rapan los ojitos..

    No lo supero Sesshomaru dejo llorar a Kagome... y ahora la deja dormir en su regazo me encanto y aun así no deja de ser el Sesshomaru que tanto amamos!!!^^

    Sigue asi!!! espero con muchas el próximo capitulo y muchísimas gracias por avisarme ^^
    No hes muy largo es comentario y me disculpo por no comentar antes jeje u.u
    Adore el capitulo y el anterior y todos los anteriores me encanta tu historia..^^

    Saludos!!!
    Hasta la próxima ^^
     
  8.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

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    Hola!

    Me da muchísimo gusto que este Fanfic con tan pocos capítulos ya tenga 59 reviews. Gracias por la aceptación del mismo y bueno me da mucho gusto que también Fanfiction.net ahora tenga la restricción de copy-paste para evitar que gente sin imaginación robe las ideas de uno como escritor. Al final del capítulo contestaré algunos reviews. Esperó que esté capítulo sea de su agrado y les gusten la manera en la qué Sesshomaru y Kagome se van acercando poco a poco.

    Desclaimer: Los personajes y escenarios del universo de InuYasha, pertenecen únicamente a Rumiko Takahashi.

    Capítulo IX. Kanketsu Hen. Luna Infernal







    Podía sentir en sus fosas nasales un dulce aroma qué lo invadía completamente, también sintió en su regazo un peso extra qué llamó su atención. Al abrir los ojos se encontró con el amanecer y una figura que nunca antes se imaginó ver. El cuerpo de la miko del futuro se postraba con un aura tranquila y despreocupada; su pecho subía y bajaba al ritmo de la respiración. Sus cabellos estaban desperdigados en Moko-Moko y extrañamente Kagome le llenaba de tranquilidad inmaculada.

    Suspiró… sintió en su interior qué se estaba acostumbrando demasiado a ese grupo de humanos y sobre todo a esa humana latosa. Pero recordaba el día anterior, la muerte de Kagura aún le tenía molesto consigo mismo por no ser lo suficientemente poderoso para haberla salvado. Sin embargo, escuchaba la respiración de la muchacha y lo tranquilizaba.

    Desde lejos el grupo se levantaba tranquilamente. El día pintaba maravilloso y el ambiente se había recuperado entre ellos. Levantaron los sacos de dormir y enciendieron nuevamente la fogata para poder desayunar, tomaron libremente la mochila de la sacerdotisa para tomar la comida para desayunar, se encontraron con las últimas charolas de carne que prepararían.

    —Tendremos que pedirle a Kagome que vaya por más comida—dijo apenada Sango al ver la mochila casi vacía.

    —Supongo que sí, el ramen se terminó anoche y veo que son las últimas charolas de carne—dijo Miroku—Seguramente la señorita Kagome entenderá.

    —¿Por cierto, dónde se encuentra Kagome-chan?—se preguntó la exterminadora, pero algo cayó en cuenta, Sesshomaru tampoco se encontraba cerca.

    —El amo Sesshomaru tampoco se encuentra, posiblemente esté con la miko—sugirió Jaken.

    —Posiblemente—dijo Sango un poco fuera de lo común.

    “¿Les habrá pasado algo? ¿Kagome estarás bien?”

    Miroku sonrió, se acercó a la exterminadora y tocó su bien formado trasero. Una fuerte cachetada se escuchó, cuando una parvada de pájaros salieron volando por el alboroto.

    —¡Monje pervertido!—exclamó molesta—¡Vaya a buscar algunos leños para encender la fogata!

    —Pero no te enojes, Sanguito—se disculpó el monje mientras se sobaba la adolorida mejilla—Vamos… Shippo acompañame a por leños.

    —¡Claro que sí!—salió corriendo detrás del monje mientras la pequeña Rin a penas comenzaba a despertar. Jaken la reñía por quedarse dormida.

    En el camino Shippo reclamaba Miroku por ser tan mano larga con Sango, explicaba que si seguía así perdería a la hermosa exterminadora. Mientras caminaban y cortaban los leños con el fuego mágico de Shippo encontraron una escena que nunca imaginaron ver… posiblemente se habían acostumbrado a InuYasha y Kagome juntos pero nunca ver en lugar del hanyou al Taiyoukai. El kitsune miraba a la joven y se veía contenta… últimamente que el híbrido no se encontraba con ellos, si no todo lo contrario.

    “Está pasando algo entre Sesshomaru y Kagome…”

    —Será mejor no molestarlos pequeño Shippo—dijo Miroku sonriente. También sabiendo que poco a poco la sacerdotisa estaba olvidando a InuYasha.

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    Sesshomaru sintió la presencia del monje junto con el kitsune desde que comenzaron a buscar los leños y la sacerdotisa no despertaba. Se movió e inmediatamente como si ella sintiera qué era hora de despertar abrió lentamente los ojos sintiendo la luz del astro Sol. Sus ojos chocolates se iluminaron como nunca antes para la vista del demonio.

    —S-Sesshomaru—suspiró la joven, reincorporándose aún no notando dónde se encontraba.

    —Miko—la sacerdotisa dio un brinco al escuchar aquella profunda voz. Al verse dónde se encontraba se sonrojó ya que aún estaba cubierta por la cola de Sesshomaru—Ha amanecido—dijo cortante, y tranquilamente retiró su estola del cuerpo de la joven. Se le erizaron los vellos cuando sintió la fresca brisa matutina, se reincorporó en dos y el demonio se alejo de ella—Apresurate, quiero desayunar.

    —H-Hai—dijo ella aún sonrojada, mientras rápidamente se levantaba, en ella sentía un fresco aroma como a menta perteneciente a Sesshomaru. En silencio le siguió hasta llegar al campamento dónde se encontraba todo el grupo preparando el desayuno ya que el monje y el cachorro habían regresado y la fogata ya se encontraba calentando la carne.

    —Buenos días chicos. Huele delicioso—dijo la joven.

    Se acomodaron para poder desayunar.

    —Kagome-chan ¿crees que para el siguiente viaje puedas traer más platos desechables?—preguntó la exterminadora mientras se llevaba un trozo de carne asada a la boca.

    —Claro que sí—dijo la muchacha, se encargaba de terminar de servirle a los demás. le acercó un plato a Sesshomaru quién recibió en silencio, se tocaron las manos y un choque de energía se junto causando una descarga.

    Inmediatamente se alejaron y desayunaron en un ambiente tranquilo que comúnmente disfrutaban desde que viajaban con el demonio y sus acompañantes. Reunieron algunas vallas para cenar ya que la carne posiblemente esa misma noche se acabaría y tendrían que buscar una aldea cercana para poder comprar algunas cosas y provisiones. También las que se habían llevado de Moon Palace se habían agotado. Terminaron de desayunar y guardar todo para seguir su viaje. Mientras el grupo terminaba de arreglar todo para partir el demonio se encontraba mirando hacia la nada en un barranco que daba hacia una aldea, su mirada siempre era fría e indiferente pero seguía recordando una y otra vez la muerte de la Dama de los Vientos.

    De un rato que cayo precipitadamente en el lugar, llamó la atención de todos. La atención de Sesshomaru se centró en el posible ataque y al virare se encontró con el viejo Toutosai montado sobre su buei.

    —Ya entiendo…

    —¿Qué quieres?—preguntó de mala gana el demonio.

    —Sabía que algo estaba perdido… Tokijin se ha ido—dijo tranquilamente el anciano herrero.

    —Aún sin mi espada, mis garras serán suficientes para partirte en dos.

    El grupo miraba en silencio el pequeño diálogo entre Toutosai y Sesshomaru, bien era sabido que el demonio no tenía gran simpatía por el herrero.

    —Eso no tiene nada que ver—entrecerró los ojos—Me obligaron a venir. Tenseiga me llamó.

    —¿Tenseiga?

    —No te hagas el tonto, debes haberte dado cuenta que Tenseiga está haciendo ruido—Sesshomaru miró de reojo su colmillo y luego regresó la mirada al anciano—Parece que ahora tú corazón tiene lo que le hacía falta.

    —¡¿A qué se refiere con lo qué le hacía falta?!—exclamó Jaken molesto—¡Sesshomaru-sama tiene un corazón perfecto!

    —Él es fuerte y amable—secundó Rin contenta.

    —Yo nunca lo he visto siendo amable—dijo con lágrimas en los ojos el sapo verde. El anciano miraba a los acompañantes no se había dado cuenta de que los demás estaban preentes.

    —Tenseiga ha reaccionado al cambio en tú corazón.

    Kagome miró como Sesshomaru ignoraba las palabras del viejo herrero y dando media vuelta para ignorarle y dejar de escucharle pero parecía que Toutosai no iba a irse no sin antes explicarle ciertas cosas.

    “¿El cambio en su corazón? ¿A qué se refiere?”

    —Probablemente por un corazón que siente pena por el bien de otros. Bueno, entrégame a Tenseiga. Es tiempo de re-forjarla en un arma.

    “¿Re-forjar a Tenseiga dices?” se preguntó el youkai mientras miraba seriamente al hombre.

    Sin muchos ánimos entregó la espada al hombre, y esté iba a despegar a no ser por el riquísimo aroma que sintió en su nariz. Al virarse sobre el mamífero de tres ojos apreció las sobras del desayuno de los jóvenes.

    —Hola muchachos, que gusto me da verlos—dijo el anciano.

    —A nosotros también nos da mucho gusto verle, anciano Toutosai—dijo Kagome. Desde lejos el demonio miraba atentamente la interacción del grupo con el herrero, él e mantuvo ajeno a todos y también Rin junto el pequeño sapo que se encontraban jugando con flores.

    —¿E InuYasha, dónde está?

    Todo el grupo se quedó callado ante la pregunta del anciano. Pues era incómodo hablarle sobre los últimos acontecimientos sobre todo el Inutachi separado. Pero Kagome como tal decidió contestar a la pregunta.

    —Etto… anciano Toutosai… InuYasha ya no viaja con nosotros… ahora nosotros viajamos junto a Sesshomaru y los suyos.

    —Ya veo—miró curiosamente a la miko y luego su mirada vagó hacía el demonio que se mantenía indiferente a todo pero que claramente escuchaba con lujo de detalle toda la conversación.

    “Así que es eso… Sesshomaru siente una simpatía o algo más por Kagome… sorprendente… Querido amigo… tu hijo ha comprendido lo que es el aprecio por un humano… ¿Te habrá entendido? ¿Por eso Tenseiga me ha revelado el corazón de Sesshomaru?”

    —Si… han pasado demasiadas cosas—está vez fue Miroku—InuYasha ahora viaja con la señorita Kikyo.

    —¿La sacerdotisa de barro? Qué confuso—se rascó su pulgosa cabeza—Siempre amó a esa chiquilla en vida…

    Kagome hizo como que no escuchó las palabras del anciano y solamente le regaló una sonrisa encantadora.

    —Bueno chicos yo les robo su rica carne y bueno… Sesshomaru yo me quedo con Tenseiga la tendré en tres días listas—se metió el pedazo de carne restante a la boca y se fue volando obre su buey.

    Nuevamente se quedaron solos en la nada, y fue cuando entonces Sango se acercó a Kagome con una tímida sonrisa, era momento de recaudar medicinas y un poco de provisiones.

    —Kagome-chan… quisiera pedirte un favor.

    —Dime Sango-chan ¿Qué sucede?

    —¿Crees que puedas ir a tu época por más provisione? Se nos han terminado y etá noche no tendremos para cenar más que unas cuántas vallas silvestre que Shippo-kun encontró pero no será suficiente para satisfacer nuestro apetito.

    —Supongo que no habría problema...—se quedó pensativa unos momentos—Está bien, esta misma tarde nos vamos a la aldea de la anciana Kaede… ¿Tú que opinas Sesshomaru?

    —Hagan lo que quieran… no hay rastro de Naraku—fueron sus palabras y aunque quisiera ocultarlo se había acostumbrado a la comida que la miko traía de su época, desde hacía ya unos dos meses habían ido a la época de la chica y había quedado con muchas dudas. Desconocía muchas cosas del mundo de la chica… además quería comer un poco de chocolate. Así que interiormente aceptó.

    —¡Gracias!—la escuchó, la miró y ella demostraba una radiante sonrisa.

    —Aprovecharemos para recolectar también plantas medicinales con Kaede para poder preparar ungüentos y algunos venenos—sugirió Sango.

    —Nos hará bien… posiblemente también podré pedirle más pergaminos a Kaede-san.

    Todos estaban de acuerdo. Prepararon todo para regresar y es que se encontraban demasiado alejados de la aldea pues a pie les tomaría dos días llegar, si se iban volando llegarían rápidamente al atardecer si no perdían más tiempo. Terminaron de alistar todo y lo poco que quedaba lo guardaron en la mochila de la miko. Igual que cuando salieron de Moon Palace.

    Sango, Miroku y Shippo se montaron sobre Kirara para irse sobre de ella, Rin y Jaken se fueron sobre Ah-Uh. Y algo curioso para todos a excepción de los ciervos de Sesshomaru, Kagome se fue volando sobre Moko-Moko.

    En el camino, iban a varios metros alejados del grupo, la joven sacerdotisa iba mirando los pequeños poblados que sobrevolaban. Habían volado sobre la cabaña del gran Ginenji. Mientras que en la parte de atrás Miroku, el kitsune y la taijiya cuchicheaban del raro comportamiento del demonio hacia la muchacha.

    —Me parece un poco extraño que Sesshomaru permita el acercamiento de Kagome—dijo no muy confiada Sango.

    —Está mañana cuando, Miroku y yo salimos a buscar los leños los vimos juntos… dormidos.

    —¿Estás seguro, Shippo?—preguntó Sango, llena de preguntas a la miko pues era raro el acercamiento…

    —Nosotros los vimos, querida Sango—dijo Miroku—Posiblemente el joven Sesshomaru sienta simpatía hacia Kagome-san.

    —¿Estará enamorado de ella?

    —No lo creo—dijo el monje—Posiblemente a la señorita Kagome le afecto demasiado la muerte de Kagura.

    —Tal vez sea eso—Aunque Sango no estaba muy convencida de que eso fuera, ya que hacía un tiempo su amiga se sonrojaba al mirar al demonio, pero nunca quiso decirle nada al respecto. Decidió no divagar, ya llegaría el momento de preguntarle a la chica que estaba sucediendo.

    Cómo Sango había dicho, ellos llegaron al atardecer antes del ocaso. Posiblemente entre las tres y media de la tarde.

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    —Así que mi hermana Kikyo tiene el alma de Midoriko—dijo seriamente la anciana mientras recolectaba hierbas en su cesto.

    —Kohaku también se fue hacía otro lugar—dijo Shippo, quién se encontraba con la anciana.

    Al llegar del viaje, Kagome se despidió del grupo seguida por Sesshomaru entraron ambos al pozo devora huesos para ir a la época de la muchacha.

    —Sango está preocupda y ha estado desanimada desde entonces.

    Mientras en el prado casi a la llegada del ocaso se encontraban Sango y Miroku juntos. La taijiya se encontraba triste pues la partida de su hermano era doloroso para ella.

    —Disculpen por estar deprimida.

    —Sango..

    —Siéntete libre de ir a buscar alguna diversión… siempre y cuando no sea una mujer—dijo en un tono deprimente.

    —Sango… No podría dejarte sola, solo para ir a satisfacerme a mi mismo.

    De un momento algo fue un deja vú para Miroku, la exterminadora estaba acariciando esa parte trasera suya.

    —Sango… ¿Qué estás haciendo?

    —Pensé que tal vez eras Shippo disfrazado. Realmente eres tú… me alegra—sonrió la joven exterminadora mientras se recostaba en el regazo del monje mientras esté tenía una sonrisa fruncida por el acto de la fémina.

    Sin que ellos se dieran cuenta llegaban la anciana Kaede y el pequeño Shippo.

    —¡Mira! Ella no confía en mí—Shippo se había infartado literalmente al ver a la pareja.

    Cuando se dieron cuenta de la presencia de ambos, se separaron considerablemente.

    —No, no… en quién no confía es en el monje—anunció Kaede tranquilamente.

    —Sin embargo, se ha convertido en todo un problema—intentó defenderse el bonzo mientras la cara de la exterminadora era un poco molesta y avergonzada—Tanto Naraku como Midoriko están intentando completar la Perla de Shikon, con diferentes objetivos. De acuerdo con InuYasha, cuando Naraku cumplete la perla deberá ser purificado junto con ella… según las palabras de la señorita Kikyo ese es el objetivo… pero.

    —Eso significaría la muerte de Kohaku—interrumpió la vieja miko.

    —Eso es lo que Kohaku desea.

    —¿Y tú, Sango? ¿Deseas la muerte de Kohaku?—está vez Miroku preguntó directamente a su compañera quién miraba a la nada sintiendo dolor.

    —No lo sé…

    —No mientas… Tú cara está diciendo todo lo contrario

    —Pero…

    —¿No es demasiado temprano para rendirse?—preguntó la mujer anciana.

    —Tiene razón—secundó Miroku—Si Naraku busca completar la Perla de Shikon, simplemente tenemos que derrotarlo antes de que eso suceda.

    —Su excelencia…

    —Sango… lo único que necesitamos, es permanecer unidos. No hay necesidad de titubear—la joven asintió con lagrimales en sus ojos castaños.

    —Gracias—dijo ella con una leve sonrisa, enjugó sus lagrimas.

    La noche por fin llegó al Sengoku, Kagome y el demonio se encontraban del otro lado de pozo y ni un rastro de InuYasha y eso era algo raro, sin embargo; habían cantado demasiado temprano las romanas pues el mitad bestia había llegado al grupo al sentir el aroma en la aldea y para su mal gusto también Sesshomaru junto a sus acompañantes estaban presentes. Al saber que la joven sacerdotisa se encontraba en su hogar intentó cruzar el pozo, pero el aroma de su medio hermano estaba presente molestándolo y más por el hecho de no haber podido pasar como la última ocasión.

    Esa misma noche en casa de la miko, Ayumi los había recibido muy bien pues tenían casi dos o tres meses sin visitarles y para la familia Higurashi, Sesshomaru era de muy buena presencia en casa. El abuelo aprovechaba para preguntarle sobre cosas de demonios que a veces el demonio se limitaba a responder con un sí o un no, y por ser invitado especiales la madre de Kagome se lució con una estupenda cena que el paladar glotón del youkai devoró a su paso sin dejar sus habitos educados. Al igual que la última vez. Sesshomaru durmió en el sofá.

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    La mañana había llegado en la época de Kagome, esa mañana ella se había levantado tempranamente antes del alba, se preparó un pequeño desayuno mega ligero e inmediatamente subió a ducharse y arreglarse para ir a presentar el examen para la preparatoria. Ni siquiera reparó que su invitado especial se había despertado desde que ella puso un pie en el piso de su recámara y escuchaba todo sus movitmientos y sonidos raros que hacía. La vio tomar su abrigo en color beige bajo del mismo estaba su uniforme y la escuchó salir rápidamente por la entrada con una extraña bolsa en color gris.

    Las campanas del reloj sonaban anunciando prontamente las diez de la mañana en Tokio, y en la gran preparatoria nacional de Tokio. Aquella prestigiosa escuela ese día abría sus puertas a los alumnos aspirantes para residir en el santuario de sabiduría.

    —Ya ve de una vez—se escuchó la voz de Eri.

    —No me empujen—pidió la joven miko a sus amigas.

    Entre los pasillos de entrada a la Preparatoria salieron dos chicas estudiantes de la misma con unos llamativos uniformes escolares compuestos por una falda a cuadros con rayas en color azul marino, una blusa blanca y saco azul marino al igual que la falda y calcetas, en el cuello se encontraba un moño del mismo color atado. Se acercaron al grupo de amigas colegialas.

    —¿Vienen a aplicar?—preguntó una de ellas, está tenía el cabello corto llegándole a los hombros mientras que la otra le llegaba su cabello a media espalda—Es por allí—señaló.

    —M-muchas gracias—exclamó Kagome tímidamente.

    Las jóvenes se alejaron lentamente.

    —¡Me encantaría usar esos uniformes!—exclamó emocionada Ayumi, su amiga.

    —Bien entreguemos la ficha para aspirantes—dijo Yuca.

    Salieron de la preparatoria y caminaban las tres de camino a sus respectivas casas. Sin embargo las tres chicas miraron a Kagome con preocupación.

    —¿Estarás bien Kagome?—preguntó Yuca.

    —Supongo que sí…

    —¡Esfuerzate Kagome! Todas tenemos que ir a la misma escuela—está vez Eri fue quién llamó su atención.

    —Estaré bien… no se preocupen—

    “Estoy perdida”

    De camino regreso a su casa, se encontraba frente al santuario de plegarias dónde muchas personas asistían diariamente a pedir sobre sus distintos asuntos. Y ella pidió suerte para poder rendir su exámen.

    “¿Desde cuando nuestro santuario atiende plegarias para exámenes?, Kami… estoy perdida…”

    Al regresar rumbo a casa se encontró con un exquisito aroma seguramente por el desayuno que preparaba su mano. Al entrar en la residencia Higurashi se encontró con Sesshomaru despierto tan frío como siempre pero ahora probando las golosinas que su madre preparaba.

    —Nunca imaginé ver a Lord Sesshomaru, amo de las tierras del Oeste comer comida humana y sobre todo un pastel—dijo divertida la muchacha. El comentario no le hizo mucha gracia al demonio, decidió ignorarla pero dejó de comer el pastel.

    —No seas cruel, Kagome—dijo su madre sonriente.

    —¿Y el abuelo y Souta?

    —El abuelo se encuentra en el templo haciendo una oración para que rindas bien tus exámenes y Souta se ha ido al cine con unos amigos.

    —Ya veo… bueno nosotros nos tenemos que ir… pronto.

    —¿Tan pronto hija? Acaban de llegar… vayan de compras… quisiera que me hagas unos encargos y por ahí puedes aprovechar para abastecerse de suministros.

    —¡Que buena idea mamá!—dijo la chica, luego miró al demonio que se encontraba ahora mirando con atención el refrigerador lleno de comida—Sesshomaru… eres un glotón…--suspiró ella—Bueno vamos al centro comercial… tendremos que conseguirte ropa para tu estadía aquí… no es nada normal ver a un hombre pasearse con ropa del Sengoku y espada… cierto Toutosai se llevó a Tenseiga.

    —…—

    Clásico… el demonio no contestaba a las palabras de la miko latosa simplemente la seguía.

    —Bien chicos un poco de dinero—dijo la madre entregándole a la chica unos cuántos billetes—La tarjeta también puedes usarla querida.

    —Gracias, bueno vamos—pidió al demonio.

    Esa misma tarde se encontraban en el centro de Tokio, había mucha gente transitando. Sesshomaru conocía los taxis y por lo tanto no hubo problemas, sabía que servían para transportar a los humanos, la vez pasada lo había aprendido a la mala. Kagome hablaba y hablaba… parecía un loro.

    —Bueno… primero vayamos a comprarte un poco de ropa.

    —Cómo sea—dijo él.

    —Al menos deberías ser más comunicativo.

    Al llegar al centro comercial el demonio se encontró con más humanos por todos lados saliendo de lugares. Suspiró y se preguntaba como era que podía soportar más tiempo entre humanos.

    —Bien… esté es el centro comercial, debemos ir a la tienda de ropa y luego podemos ir a buscar los encargos de mi madre. Algunas cosas para estudiar y llenar las provisiones.

    El youkai asintió indiferentemente mientras le seguía, caminando entre diferentes tiendas. Pasaron por una tienda dónde había muchas mascotas distintas, vio personas comprar a los animales. Al llegar a la tienda encontró objetos inmóviles parecidos a los humanos que vestían raras prendas cómo lo hacían la mayoría de los humanos en ese lugar. Entraron y una mujer los asistió, para la sorpresa de Kagome, Sesshomaru escogió toda su ropa solo, teniendo un excelente gusto.

    —Vaya tienes buen gusto—dijo la muchacha, mirando los modelos que el demonio escogían. Y era obvio, llamaba la atención de distintas féminas que se le quedaban viendo desde fuera de la tienda.

    —¿Qué opinas miko?—preguntó el demonio saliendo del probador, mostrándole a la muchacha un jeans de mezclilla clara, una camisa en color azul cielo, con los tres botones abiertos dejando ver su pecho fornido, sus brazos se veían musculosos. Los ojos de la chica no pasaban de examinar al masculino pues estaba viendo perfectamente a un adonis griego y a su mente fugazmente vino el recuerdo de las termas, fue la primera vez que admiró a Sesshomaru como Kami lo había traído al mundo. Se sonrojo violentamente.

    —Se te nota bien—dijo ella intentando no mirarle a la cara, pero él había notado el sonrojo.

    —¿Te encuentras bien miko?

    —Etto… sí.

    —Bien, llevaremos esto y esto otro—le mostró a la joven un pantalón totalmente negro y una camisa en color violeta.

    Se encargaron de comprar zapatos a su medida y salieron. El corazón de Kagome aún se encontraba un poco aturdida por la imagen en su mente de Sesshomaru. En el camino iban en silencio, un silencio incómodo para ambos.

    —¿Qué es esto?—preguntó el demonio a la chica.

    —¿Qué es qué?—preguntó ella, viendo el interés del demonio frente a la librería—Es una librería, aquí compras libros de cualquier tema… desde historia, español, matemáticas, anatomía… entre más. Puedes aprender muchas cosas de ellos.

    Para él fue suficiente ya que entró dentro del lugar y sus fosas nasales se llenó de un aroma a pergamino viejo, hojas viejas y tinta de escritura. Había muy pocas personas en el lugar, entendía perfectamente la escritura en kanji que le indicaba las secciones de temas. Detrás de él entró la muchacha que se miraba curiosa de ver que era lo que quería el youkai.

    Le vio internarse en la sección de historia, entre sus manos tenía un pesado tomo de historia japonesa en donde se marcaba exactamente la era Sengoku.

    —Ese libro es interesante, te habla un poco acerca de las distintas especies youkai que había… entre ellos está tu raza… los inu.

    Sesshomaru prestaba atención a las palabras de la chica sin dejar de mirar las hojas y leer algunos párrafos. Era impresionante el como los humanos tenían una excelente escritura y caligrafía para plasmar los hechos como tal habían pasado. Pero su sorpresa era al notar que mencionaban muy poco sobre el general InuTaisho, dibujado como un humano y no como tal. Se enfureció y dejó el libro sobre el estante, se alejó para encontrarse con la Biología, cosa que también encontró interesante, pero pasó de largo hasta encontrarse con uno de anatomía en la portada del libro se pintaba la figura de un cuerpo humano cituada en un circulo de esa figura humana salían dos brazos más y piernas.

    —Ese es de anatomía—dijo Kagome a sus espaldas—Con este tomo puedes aprender mucho de la naturaleza humana, sus cambios físicos, fisiológicos. Muchas cosas te puedes encontrar en él.

    —Interesante—tomó el libro bajo su brazo.

    —Espera un poco, yo necesito conseguir un libro para matemáticas.

    Él volvió a ignorarla y volver a mirar los diferentes tomos, pudo encontrar desde historia absurdas de princesas, castillos mágicos y besos de amor que se le hicieron absurdos y tontos. Encontró libros de Geografía que explicaban los cambios climáticos y de la Tierra, y uno de astrología que explicaba la posición de las estrellas, eclipses y lluvias estelares. Tomó varios tomos que consideró interesantes al regreso de la miko él tenía al menos unos diez libros.

    —¿Piensas llevar todo eso?

    —Si, ahora paga—sonó como una orden que ella molesto, cerró los ojos y se sorprendió de ver que ella solo llevaba un libro de matemáticas para estudiar para su examen de admisión.

    Le entregaron al encargado de la tienda los libros, pagaron y se retiraron del lugar en silencio. Desfilaron por el centro comercial y varias tiendas, por lo cual llevaban varias bolsas. Kagome se paró frente a una tienda de lencería femenina.

    —Si gustas esperame a fuera Sesshomaru, no creo que te guste entrar aquí.

    No contestó pero decidió esperar afuera, vio muchas féminas dentro de la tienda comprando esas diminutas prendas. Tomó de la bolsa de libros el tomo de anatomía, leía con atención y vio la figura de una humana desnuda. Explicaba sobre sus mamas, piernas, brazos, vagina entre muchas más. Descubrió que las hembras humanas solamente poseían un par de pecho en cambio las hembras youkai a veces tenían más tetillas para amamantar a los cachorros. Pero eran interesantes los humanos de cierta forma, y alzó su vista del tomo para centrarse en la chica, vio unos maniquís con esas diminutas prendas… que despertaron su interés al parecer era para cubrir partes intimas y vio desde lejos a la chica que modelaba un bonito conjunto de una pantaleta de color rojo que dejaba ver sus piernas torneadas atléticas por tanto ejercicio en el Sengoku, un abdomen formado y tonificado y su mirada fue subiendo hacia ese par de pechos de los que hablaba ese libro. Había de muchos tamaños, colores y texturas pero los de la sacerdotisa eran especialmente llamativos, eran de un tamaño normal sin excederse a lo obseno pero de buen tamaño. Alejó su vista pues podrían pensar que era un depravado.

    Finalmente después de que la chica compró su extraña vestimenta partieron hacia los cines.

    —Hermana—exclamaron—¿Qué están haciendo aquí?

    —¡Oh Souta!—dijo ella sonriente—Venimos a comprar cosas para el siguiente viaje.

    —Vaya—los amigos del pequeño chiquillo miraban atentamente a Sesshomaru que miraba a la nada en particular.

    —Nosotros vinimos a ver Viernes de Pesadilla… ¿quieren venir?

    —¿Tú que opinas Sesshomaru?—preguntó la muchacha al demonio.

    —No me interesa—fue su escueta respuesta, mientras la cara del chiquillo se deformaba y luego se recomponía.

    —Bueno, hermana, Sesshomaru nosotros tenemos que irnos está por empezar la función.

    —Nos vemos en casa—dijo la chica y luego miró al youkai de mala gana—Deberías ser más considerado Sesshomaru.

    Él volvió a ignorarla y empezó a caminar con bolsas en mano y ella vio la falta del brazo. Se sintió mal pero eso no le quitaba a Sesshomaru lo atractivo pues las féminas del centro comercial parecían no notarlo pues suspiraban por él.

    Decidieron comprar los suministros. Se fueron al super mercado y empezaron a recorrer todos los pasillos llevando cereales, carnes, golosinas para los chiquillos, chatarra para compartir, ramen, cosas de higiene personal, papel sanitario, jabones de baño, shampoo entre otras cosas. Pasaron por el área de helados.

    —¿Quieres llevar helado?—preguntó la joven—Hay de diferentes sabores, llevemos…

    —Chocolate—dijo él, se acercó a la puerta del refrigerador y tomó un pote.

    Kagome sonrió y ella tomó otro de fresa y nieve de limón.

    —Quisiera mostrarte un dulce que seguramente te gustará…

    —Te escuchó—ella sonrió y enterneció al ver que el demonio era gustoso de sus alimentos chatarras. Se mostraba interesado por conocer el dulce.

    —En la tarde te llevaré a que pruebes las creppas, hamburguesas y palomitas de maíz… tal vez a que pruebes soda.

    Ella le explicó sobre la soda, hamburguesas y creppas que estimularon las papilas gustativas del demonio. Compraron unas botellas de soda de cola y distintos sabores, palomitas de microondas pero las creppas eran agenas del supermercado. Por peticiones de Ayumi compraron vegetales y otras cosas más. Llevaban el carrito lleno de cosas.

    —¡Lo olvidaba! Sango-chan pidió unos platos desechables para poder comer los alimentos.

    —Gran utilidad han dado los humanos hoy en día—dijo llamando la atención de ella—No son tan repugnantes como en el Sengoku.

    —No seas grosero—ella hizo un puchero.

    —Es la verdad, miko. Son repugnantes y duran poco, sin embargo; han ido evolucionando con el paso de lo años. Ahora tienen transporte, alimentos de mi agrado.

    —Impresionante escucharte alabar a los humanos—dijo ella burlona—Bien llevemos esto a casa, tenemos que apresurarnos para poder comer.

    Él aceptó y terminaron las compras, llevando una enorme carga de bolsas de distintos lugares. Al llegar a la residencia Higurashi, el demonio se cambió su ropa habitual pero omitiendo la armadura. Kagome se fue a la cocina a preparar las hamburguesas, servir las soda, acomodar todo y dejar en las bolsas lo que se llevarían a la otra época. Él tomó sus tomos para poder leerlos, devoró el de anatomía aprendiendo de las mujeres humanas, niños, ancianos y hombres. Cuando su nariz tuvo la recepción de aromas que nuevamente no conocía se acercó a la cocina, se encontraban ellos dos solos.

    —Mamá y el abuelo fueron a comprar unas cosas para el santuario, regresan en un par de horas.

    —Ya veo.

    Veía lo que la chica hacía, preparando al fuego en aquellos artefactos la comida, la vio hacer rápidamente distintos platillos que llamaron su atención.

    —El helado ya está en el congelador, podremos comerlo en el postre. Así que bueno dame unos momentos y podremos comer.

    Sesshomaru se acercó demasiado a la chica para poder mirar bien que era lo que preparaba viendo un pedazo de carne en forma circular, se movía rápidamente picando lechuga, cebolla, jitomate, nachos en vinagre, salsa, cátsup, mostaza, mayonesa, pan con ajonjolí. Y todo se veía apetecible, el acercamiento fue demasiado.

    —¡Demonios!—exclamó ella a punto de caer, pero el golpe nunca vino. Él la había tomado por un brazo deteniendo su caída con un cuchillo.

    —Eres torpe, miko—dijo él.

    Fue cuestión de segundos en los cuáles ella se movió solamente para quedar cara a cara a unos cuantos centímetros. El rostro de la chica se sonrojó mientras los ojos dorados de él tan penetrantes le miraban; pudo sentir en su nariz el aroma de la chica tan dulce y efímero que lo tranquilizaban. Y se puso a mirarla de cerca, esos labios carnosos le llamaban. Su bestia interior le llamaba.

    “Son carnosos… pruébalos… sería interesante besar una humana”

    Ignoró a su bestia mientras regresaba en sí. Y la alejaba de él considerablemente para que ella pudiera regresar a sus labores.

    —Etto… l-la comida e-estará pronto—sonrió ella aún con nervios en su piel. Él se alejó de la cocina para reprocharse a si mismo por el hecho de mirar los labios de la miko atractivos y sobre todo recriminarle a su bestia interior el hecho de querer besarla.

    La comida transcurrió en silencio incomodo para ambos pues estuvieron demasiado cerca, el youkai admitía que esa comida era deliciosa pero sabía que era una bomba de arterias. Sin duda alguna tendría que regresar a comer lo que él estaba acostumbrado, las proteínas de la carne y aquí las consumía pero no en la cantidad que debería. Comió unas cuantas, y la joven le sirvió un vaso de aquel líquido llamado soda, al probarla tuvo una rara sensación pues su garganta ardía y burbujeaba mientras tomaba el líquido. Ella también lo bebía al parecer acostumbrada a sentir ese raro cosquilleo.

    —Aprovecharé la ausencia de mi madre para preparar las cosas para volver.

    Él no dijo nada, la chico dejo los trastos en el fregadero y se retiró de la cocina aún un poco aturdida por aquel acercamiento.

    “¿Yo quería besar a Sesshomaru a caso? No… eso es imposible”

    Se acercó a su mochila rosa y empezó a guardar todo, ahora llevarían al menos otras tres bolsas por tantos suministros, ahora si serían suficientes para al menos dos meses y semanas para poder sobrevivir de cierta forma aunque no estaba nada mal la comida del Sengoku pero ella prefería llevar esa comida. Guardó todo poco a poco, viendo las golosinas recordaba a los pequeños pero cierta tablilla chocolatosa la tenía al tanto de su consumidor. El demonio momentos después se reunió con la chica, se quedaron mirando de verdad que se encontraban incómodos.

    —Este… vayamos por las creppas que te mencioné. Te encantaran—intentó que el ambiente que llevaban se recuperara.

    —Hn…

    Salieron de casa, la tarde era llamativa y tranquila. Se alejaron bastante del templo rumbo a la ciudad ruidosa. Ella parecía reconfortarse, él se negó a cambiarse nuevamente las ropas que traía pues se sentía cómodo consigo mismo, al llegar a una heladería vieron todo tipo de golosinas. Desde paletas a enormes rosquillas glaseadas.

    —Por haya están—dijo ella un poco más tranquila.

    La siguió sin prestar mucha atención, seguía preguntándose que era lo que había pasado exactamente. Al llegar vieron un local lleno de mesas, sillas, en color blanco dándole un toque muy juvenil con algunas personas disfrutando del alimento y bebida.

    —Siéntate, pediremos… será como el postre—sonrió ella. La mesera se acercó a ellos tranquilamente admirando a Sesshomaru, viéndolo con encanto pero con rareza por sus extrañas marcas en el rostro y la ropa. Pero era hermoso. Tomó la orden siendo: dos crepas de crema de chocolate y cacahuate con queso crema philadelphia. Y frutillas de moras junto a mermelada. Un par de capuchinos cremosos con un poco de canela.

    —Demasiado dulce… ¿no lo crees miko?—preguntó el demonio cuando le entregaron a ambos sus platos.

    —Lo sé… te gustará… sólo que no podremos comerlas en el Sengoku por que no hay dónde prepararlas—dijo ella, cortando con su tenedor la capa de mermelada.

    —Cómo sea…

    No charlaron más y comenzaron a degustar su golosina, Sesshomaru seguía descubriendo que era delicioso aquel postre como lo llamaba la chica, el capuchino era complementario, un poco cargado y pudo reconocerlo como café pero era adecuado pues podía quitar lo empalagoso que podía resultar la crepa. Comió un pedazo mas y degusto las moras azules con el queso.

    —¿Te ha gustado?—preguntó la chica.

    —Supongo que es bueno…

    —Qué vago eres—dijo la chica haciendo un puchero—Deberías de ser más específico nadie de la otra época te ha admirado comiendo comida humana además de los chicos. E inclusive el testarudo Jaken degusta de la comida por igual.

    Se la quedó mirando.

    —Comamos… ¿palomitas?—preguntó, la chica río de buena gana cuando el demonio preguntó sobre el maíz. Pagó la cuenta y se fueron rumbo al cine.

    —Este es el cine que venimos más temprano… ¿Ahora si quieres ver alguna película?

    —¿Película? ¿Qué es eso?

    —Bueno… la televisión… son parecidos sólo que aquí pasan imágenes de acción, romance, entre otros géneros.

    —De acuerdo—suspiró y se dirigieron a la entrada, dónde compraron las entradas y algunas golosinas.

    —No sabía que eras adicto a tanta golosina—dijo ella divertida mientras le miraba comer—Nunca imaginé que te gustara comer tanto dulce…

    No contesto nuevamente sencillamente se dedicó a mirar como la gente iba llegando al lugar repleta de golosinas como ellos. Pero podía escuchar claramente las intenciones de los humanos, se encontraban calientes y las feromonas volaban en el ambiente. Aunque habían escogido una película de terror no se podía obviar el hecho para poder hacer algo en un lugar oscuro y silencioso. Suspiró… ni siquiera en el Sengoku los humanos se comportaban así. La película transcurrió, intimidando un poco al youkai más no asustándolo mientras que a la joven le ponía los pelos de punta. Al salir la chica estaba un poco más tranquila, se habían caído las palomitas por los gritos de la chica junto a los de las demás personas. Y los dulces restantes se los había comido Sesshomaru, era hora de regresar a casa. Sorpresa fue que nadie había regresado aún hasta que el teléfono sonó.

    —Kagome-chan.

    —Mamá ¿Dónde están, se encuentran bien?—preguntó un poco asustada.

    —Nos encontramos bien Kagome, lo que pasa es que el abuelo se puso a jugar bingo y se ganó tres entradas para unas termas en Osaka, todo pagado y no regresaremos hasta pasado mañana.

    —Vaya…

    —Hija lo siento—se disculpó Ayumi—Supongo que para nuestro regreso ustedes dos se han marchado.

    —Si madre, mañana por la mañana nos vamos al Sengoku.

    —Cuídate mucho querida hija—se despidió la madre—Regresa pronto y saludame a Sesshomaru.

    —Vale.

    —Sayonara mi pequeña—colgó el teléfono. El demonio había escuchado la conversación así que estarían solos. Y eso no le agradaba demasiado, en mucho tiempo su bestia no había hablado hasta esos momentos. Y no era nada bueno ya que aparecía cuando él tenía apetito sexual.

    —Bueno, Sesshomaru iré a tomar un baño. Después dormiremos—dijo la muchacha, se atoró con el cable del teléfono yéndose sobre el demonio. El movimiento fue demasiado inesperado incluso para él pero se fueron ambos al piso, ella quedo sobre sus caderas y con la cara clavada en su pecho. El demonio se encontraba sorprendido.

    Se quedaron mirando, otra vez… esa sensación en el cuerpo de ambos, era incómodo y la posición igual. Sus miradas eran penetrantes y fijas. Los ojos ambarinos del youkai eran más profundas que de costumbre, él escuchaba el latido acelerado del corazón de la chica y desprendía un aroma alcalino por sus nervios.

    “Es ahora o nunca… tengo que probarla”

    Nuevamente la bestia del Taiyoukai salió de repente. Controlandose lo más que podía y odiando a su padre por ese amor que le tenía a los seres humanos. Pero el aroma de ella lo estaba hinoptizando y Kagome se encontraba en las mismas condiciones, Sesshomaru era perfecto, sentía atracción.

    “¿Siento atracción por él? ¿Por qué? ¡Yo sé que amo a InuYasha! Pero… me gusta Sesshomaru”

    Se admitió a sí misma y su corazón latió rápidamente… ella gustaba del youkai. Su aroma de él era masculino demasiado penetrante y sucedió.

    Ambos se dejaron llevar por el momento, y rozaron sus labios inmediatamente. Sintiendo el sabor de sus bocas, Sesshomaru estaba muriéndose por dentro racionalmente mientras que su lado animal disfrutaba del contacto, profundizó el beso, poniéndose como el que llevaba el control del beso. Era apasionado y profundo. Pidiendo más de la chica y ella dejándose besar de esa forma nunca había sido besada de esa forma. En su mente comparaba a los hermanos y por mucho Sesshomaru besaba condenadamente bien.

    Y entonces ella gimió al sentir una mordida en su labio inferior.

    Ese sonido fue canción para sus oídos, pues su olfato estaba activado al cien y podía sentir el aroma alcalino y salino que la chica desprendía de cierta zona femenina. Olía a una virginal pura zona femenina nunca antes tocada.

    “Parece que el idiota de InuYasha nunca la ha tocado, huele a virgen”

    Se regañó a si mismo por encontrar el aroma de excitación de la chica tan exquisito y para él cautivantes. Podía sentir que su lado animal iba a dominarle pero con todas sus fuerzas terminó el beso. Alejando a la chica de él.

    —No te me acerques si no quieres morir—sentencio. Hizo una cara de asco por la cercanía que hirió a la joven.

    —Eres un idiota, Sesshomaru, maldito demonio—dijo ella mientras unas lágrimas salían de sus ojos. Se fue corriendo rumbo a su habitación.

    Dejó al youkai pensando y sopesando que era lo que había sucedido…

    —Ella es una sucia humana nada más—sentenció el Lord del Oeste y su bestia se calmó nuevamente. El apetito sexual terminó y él simplemente se puso a pensar que era lo que había sucedido.

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    Fin Capítulo!!!

    Y bien chicas… ¿Qué les pareció? ¡No me maten! Tenía que terminarlo así… aún es demasiado pronto para que ellos se acerquen más. Tendré que alejarlos no sin dejar de seguir la línea del tiempo. Necesito un poco de romance entre InuYasha y Kagome… :/ me siento no sé… creo que me mataran *ve a todas las chicas con cuchillos, escopetas listas para disparar*

    Bueno contestaré algunos reviews.

    Faby Sama: Qué puedo decirte… a veces la musa me abandona y no puedo continuar pero ahora esperó que el capítulo sea largo y se a de tu agrado. Espero un largo review de tu parte querida, me encanta leerte cada capítulo.

    TsukihimePrincess: Me agrada tenerte nuevamente por aquí, me agrada que te guste la historia esperó que este capítulo haya sido de tu agrado.

    Hinatacriss: También me dio demasiado pesar la muerte de Kagura, fue demasiado triste… pero agarrate. Esperó que Sesshomaru no haya sido un bruto al tratar así a Kagome. Esperó tu comentario.

    Amaterasu97: Me alaga que mi historia te guste… en especial si está pareja no es tu favorita. Esperó que el capítulo te haya gustado al igual que a mí escribirlo. Quiero seguir la línea del tiempo de la historia original y bueno ponerle el toque de Zimba Mustaine. Esperó leerte pronto.

    Bella-Swan11: Me gusta mucho tu manera de postearme, la verdad es qué es agradable leer tus comentarios centrándote en los personajes principales. Esperó leerte pronto y muchas gracias por aceptar está historia.

    @Sacnite : ¡Mujer te había extrañado! Esperó que la Uni no te este matando, yo tengo que trabajar pero prefiero el estudio, de todas formas es agradable tenerte leyendo nuevamente por aquí y el capítulo te haya gustado.

    Gracias a todas las demás por comentar. Nos leemos.
     

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