Crepúsculo Despertar

Despertar

Este es el primer Drabble que escribo de la serie Crepúsculo. Ignoro si contiene algún spoiler, puesto que aún no he leído todos los libros, por desgracia.
Agradezco a Azzinoth por ofrecerse para betear mi escrito.




Despertar

Sentía mi respiración agitarse para luego detenerse abruptamente, sofocándome, mientras mi cuerpo era presa de violentas convulsiones que poco a poco se hacían más llevaderas. Había perdido la noción del tiempo, no sabía si el lapso necesario estaba pronto a expirar o aquello sólo era el comienzo. Quería cerrar los ojos con fuerza para no ver su rostro afligido observándome sin descanso, pero el dolor que ahora sentía me tenía fuera de mí... y era consciente de que mi expresión no era, absolutamente, calmada.


El ritmo de mi corazón parecía ir en aumento, mientras el incesante sonido de mis latidos inundaba mis oídos evitándome oír su voz de terciopelo. Él tomaba mi mano con dulzura, brindando un refrescante alivio a mi piel ardiente. Sentía la ponzoña envenenar cada fibra de mi cuerpo, un dolor indescriptible; me negaba a aceptar que hubiese sido aún peor de no haber recibido la morfina que Carlisle me proporcionaba en cuando parecía que me iba a desvanecer.

Finalmente, sentí cómo mi cuerpo se puso rígido y pude cerrar lentamente mis ojos... Ya no oía ningún sonido más que la respiración de Edward, pausada, ansiosa... Mi propia respiración se había serenado, y poco a poco mis miembros se relajaron, olvidando, en parte, la tensión del dolor soportado hacía unos instantes.

Él se inclinó hacia mí, murmurando mi nombre. Inspiré profundamente su aroma, sorprendiéndome de que ahora lo encontrase mejor que cuando aún era mortal. Abrí los ojos, sintiendo que despertaba a una nueva vida, inevitablemente nerviosa por lo que a partir de ahora iría a ocurrir... Pero Edward estaba frente a mí, sonriéndome con aquella sonrisa torcida que me desarmaba; de seguir latiendo mi corazón, estaba segura de que lo escucharían todos los Cullen desde afuera de la habitación.

—Bienvenida, Bella —murmuró con su voz aterciopelada, mientras acariciaba mi mejilla.

Sentí el roce de su mano marmórea, sin sorprenderme de que ya no me pareciese tan fría. Es más, ahora en vez de parecer que su cuerpo estaba enfundado de granito, me parecía suave como el algodón.

—Es bueno volver —susurré, incapaz de reconocer mi ahora melodiosa voz.

Él se rió al ver mi expresión de extrañeza.

—Es normal sufrir ciertos cambios... —comentó besando mi mano—, incluso creo que ahora harás que Rosalie sea incapaz de soportar la envidia. Pero descuida, igualmente te querrá —añadió dedicándome un sonrisa burlona.
—Tonto... —musité riéndome, a la vez que me lanzaba entre sus brazos.

Sus ojos ambarinos se clavaron en los míos con una fogosidad que antes no había conocido; supuse que los míos debían de tener la misma expresión en aquellos momentos. Por fin podía estar con él sin que le resultara sumamente doloroso, podría evitarle la molestia de refrenar su sed al sentir mi aroma..., al fin él podría demostrarme lo que sentía sin temer matarme en el intento.

Finalmente podíamos amarnos con libertad; estábamos hechos el uno para el otro... por toda la eternidad.





Espero que haya sido de su agrado.