de Inuyasha - Desde mis sentimientos

Re: Desde mis sentimientos

Konnichiwa!!! n0n que lindo el verlas >.< les he traido unas contis de lo mas cuchi es que las escribi con mucho cariño y me salieron de rechupete ToT muy lindas ojala las pudiera ver en video o algo xD en serio creo que les encantara, este capitulo al igual que el anterior esta dividido en 2 partes -o- asi que tendran que leer esta y esperar la conti, pero ya esta lista :o

Chidori Chan ToT *-* me alegra siempre el leerla se ha vuelto una amiga incondicional en cada uno de mis fics >.< me alegra que le gustara la conti y ya vera que pronto Kagome despierta ^^

Asuka: >.< gracias por tu apoyo no solamente aqui sino tambien en mi otro fic ToT eres muy linda acias y pues este fic es InuxKag porque es mi pareja predilecta *-* asi que tranquila ^^

Perri: >o< cere se ha castigado cada vez que le falta un acento pega: asi que creo estar mejorando ú.ù espero, y bueno >.< en esta conti encontraras escenas tiernas *-* me gusto mucho los caps que escribi espero tambien te gusten, y el lemon pues ya viene tambien xD

Ayasha: amiga gracias por venir y pues tranquila de todas formas aqui siempre te estare esperando para que me des tu opinion, espero que no tengas mas problems con tu cnx n.n

mucho blabla aqui la conti n.n

Desde mis sentimientos ​

Cap IX Recuerdos.​

1era parte: Mi vida junto a ti.​

Si tu no estas entonces cada noche queda en blanco y cada día será igual sin deseos ni sueños que cumplir, solamente porque tu no estas. En el Sengoku antiguo hace mas de 500 años una pequeña niña de solo 6 años llegaba a un enorme templo construido en su honor, en la entrada de aquel templo un joven de cabellos color plata esperaba a la mujer de cabellos castaños que llevaba en sus brazos a la adorada niña del amor. Kaede era aquella hermosa joven mujer que junto a sus escoltas entraban al templo en compañía del joven que las esperaba.

-Kagome ¿te gusta este templo? Los aldeanos lo construyeron para ti –Kaede dejaba a la niña en el suelo- ahora vivirás aquí.

-Kaede sama es muy grande, yo quiero regresar al palacio contigo – la niña se aferraba a la falda de la mujer- llevame contigo.

-Vamos Kagome, no puedes vivir conmigo toda tu vida, este es tu reino aquí todos te necesitan. – Kaede se agachaba y miraba a la niña – yo vendré muy seguido a visitarte.

Los Tamashis habían sido creados por los antiguos guardianes a partir de la perla de Shikon, que les había creado un cuerpo físico en el cual los sentimientos humanos se iban acumulando, y a medida que esto ocurría el feto iba creciendo en un capullo de cristal cada uno, que era resguardado en el palacio principal del Sengoku, amor y miedo fueron los únicos sentimientos que crecieron a la par en 9 meses habían salido del capullo. El odio se desarrollo por completo en 10 días, siendo enviado al reino del Sur desde pequeño a los 6 años de vida, Naraku ya presentaba el cuerpo de un adolescente de 14 años. El Tamashi de la esperanza por el contrario era el mas lento en desarrollarse saliendo del capullo en 1 año, la pequeña Tamashi a los 6 años de vida aun era un bebe, dejando en claro la volubilidad de este sentimiento en el hombre.

-Pero aquí me sentiré muy sola Kaede Sama – dejando caer pequeñas lagrimas Kagome abrazo a la mujer-

-No tienes porque, mira quiero presentarte a Inuyasha, el será tu Mago protector, el siempre iba a verte al palacio ¿recuerdas? –Kaede levantaba tiernamente el rostro de la pequeña-

-¡No! – Mirando a Inuyasha Kagome se sonrojaba de tanto llorar-

-No tiene de que llorar niña aquí vivirá muy a gusto, y le prometo que jugaremos mucho, este templo tiene un hermoso jardín y una laguna en la parte trasera. –Inuyasha hablo suavemente y sonriéndole a la pequeña.-

Los ojos chocolates estaban realmente impresionados ante aquel hermoso jardín que estaba cubierto en flor, corriendo hasta el Kagome se tropezó cayendo sobre los dientes de león que dejaban salir sus pequeñas espigas por el aire como dando la bienvenida a la pequeña. Kaede miraba con amor aquella imagen y luego se volteo hacia el joven que sonreía al ver la torpeza de aquellos pequeños pies.

-Naraku ha pedido varias veces la perla de Shikon, dice que tiene derechos sobre la joya, pero todos sabemos que solamente desea cambiar el poder de la perla para propósitos oscuros – Kaede sostenía su cabello que se movía por la brisa. – Nosotros los guardianes pensamos que atacara el palacio.

-Un motivo mas para que te conviertas en inmortal Kaede, ustedes los Guardianes deben proteger este reino, deberían utilizar el poder de la perla para ser eternos – Inuyasha hablo con mucho respeto y la miro. –

-Estamos pensando en dividir la perla en cuatro fragmentos, la esconderemos en las almas de los Tamashis excepto en Naraku, los fragmentos dentro de los Tamashis retardaran su crecimiento, pero ya sabemos que es necesario- Kaede miro a Inuyasha y le sonrió. –Los guardianes no podemos ser eternos Inuyasha, mi hermana tomara nuestra responsabilidad cuando nosotros ya no estemos, junto con otros elegidos.

-Sigo pensando que deberían ser inmortales pero ustedes tendrán sus razones para esa decisión – Inuyasha volvió a mirar a Kagome que recolectaba flores – prometo no fallarles en esta gran misión que me han encomendado.

-seguiremos de cerca su desarrollo y recuerda que debe estallar todo su potencial para que puedas ser un Cardinal. –Kaede camino hasta la niña en el jardín – Kagome debo regresar, vendré a verte pronto, se buena con Inuyasha debes hacerle caso.

-Estas flores son para ti Kaede Sama, no me dejes mucho tiempo sola o me pondré muy triste. – La pequeña entregaba unas flores de color violeta – estas son de un color muy bonito, te quiero mucho Kaede Sama – Abrazando a la mujer frente a ella.-

Kaede ser marcho con su tropa y así la vida de Kagome como Tamashi siguió su rumbo, creció como una niña normal, siempre en compañía de aquel joven que no cambiaba con el transcurso del tiempo. Una mañana después de 2 años Kagome estaba junto a Inuyasha ella ya tenia 8 años, cada tres días Kaede la visitaba pero cada vez lo hacia con menos frecuencia.

-Hace ya cinco días que Kaede no regresa ¿será que algo le sucedió?- Kagome estaba sentada entre las flores, recolectándola y tejiéndolas. –

Inuyasha estaba sentado cerca en una banca de metal, estaba muy entretenido leyendo una carta, no presto atención siquiera lo que había dicho la pequeña dama, ella se acerco y se sentó junto a el.

-¿Me has escuchado Inuyasha? – Pregunto Kagome curiosa por aquello que el joven tenia en sus manos-

-Lo siento, si la escuche – doblando la carta y guardándola en su capa blanca - seguramente esta muy ocupada, le aseguro que pronto vendrá.

Inuyasha le sonreía placidamente a la jovencita, quien le enseño una corona de flores, levantándose se la coloco en la cabeza tomando con cuidado aquellas orejas de perro, la arreglo suavemente.

-Es un regalo, has estado muy triste estos días, te llegan cartas y se que no son buenas noticias por tu expresión al leerlas. – Kagome volvía a sentarse a su lado.- además ya no me has hecho muchos regalos, me voy a poner muy triste y pues el amor es el sentimiento mas grande del hombre de mi se derivan los demás sentimientos, debería estar feliz pero no lo estoy.

-Bueno gracias por la corona, aunque no creo que me vaya muy bien, no debería estar triste me gusta mas su bella sonrisa y bueno en cuanto a tus regalos, en su cumpleaños le regale cinco zabraunicornios de la montaña y usted los dejo escapar. – Inuyasha arreglaba el cabello de la niña tras de su oreja.-

-Pero es que no querían estar aquí, les abrí las puertas a ver si alguno se quedaba pero ninguno quiso quedarse conmigo, así que solamente se querían ir.- Kagome miraba sus sandalias –

-¿Qué le parece si buscamos el próximo año alguno de esos animales a ver si alguno desea quedarse con nosotros? – Inuyasha sonrió ante aquella ocurrencia que había iluminado los ojitos de la pequeña-

-¡Esta bien!, lo llamaremos Galaxia – Kagome sonrió y salio corriendo - ¡Vamos Inuyasha alcanzadme!

Entre juegos la vida de aquella pequeña Tamashi iba floreciendo, en aquel templo era realmente feliz, poco a poco iba creciendo y a los 10 años Kagome se encontraba frente a un establo lleno de zabraunicornios, la pequeña tenía los ojos iluminados.

-Feliz cumpleaños Kagome.- Inuyasha estaba de pie tras la pequeña- espero que esta vez no los dejes ir.

-Esta vez son menos que el año pasado, de seguro ninguno quiere quedarse – Kagome se montaba sobre las barandas. –

-Quiero que recuerde que son salvajes, vamos a domarlos ya vera; y bueno están siendo unos animales difíciles de encontrar.- Inuyasha se acerco a la baranda.- Me alegra que los disfrute.

Una tarde después de dos días, Inuyasha estaba leyendo una de las cartas enviadas desde el palacio del Sengoku en una de las bancas del patio, al parecer Naraku había movilizado las bestias de aquellas tierras hacia su reino, las sospechas de que formaba un ejército eran ciertas, el ataque del Tamashi del odio había sido detenido pero muchas vidas se habían perdido, de los 4 guardianes solo 2 habían sobrevivido a la guerra, Ahora el juicio había iniciado y al Tamashi Naraku lo habían encerrado en una mazmorra de su propio templo. Mirando frente a el, Inuyasha vio como Kagome corría rápidamente y le gritaba.

-¡Corre Inuyasha, corre! – Kagome grito y siguió de largo, tomando su vestido entre sus manos.-

Inuyasha se exalto y se levanto al ver que la niña corría frente una manada de zebraunicornios que habían sido liberados como tantas otras veces lo había hecho Kagome, aquel patio era inmenso el podía ver a Kagome y a la manada atrás corriendo al lado del cauce del río. Pero después de alejarse un poco Inuyasha vio a la pequeña caerse, ella volteo y quedo estática en el suelo al ver a los animales galopando en su dirección, inmediatamente Inuyasha salto en su búsqueda y llegando antes de que los animales lo hicieran, la tomo en los brazos y se zumbaron al río. En el agua Inuyasha y Kagome veían pasar a los zebraunicornios.

-¡Le dije que no lo volviera hacer! –El tono de voz de Inuyasha era molesto. - ¡Pudo haber pasado una tragedia!

Al ver que ya los animales se habían alejado en dirección a la montaña Inuyasha salio del río con la niña en brazos. La recostó en el césped y reviso su rodilla que estaba llena de sangre, con una de sus mangas quitaba la sangre pero era solo un raspón.

-Gracias a dios es solo un rasguño- Inuyasha había olvidado el enojo al ver sangre en la pequeña.- ¿Esta bien?

Kagome no respondió, el joven pudo ver que la pequeña aguantaba las ganas de llorar, el acaricio su rostro y la niña lo abrazo fuertemente.

-No te pongas bravo conmigo Inuyasha, por favor discúlpame. –Kagome hablaba entre lagrimas. – Me duele mucho, me duele mi pierna Inuyasha.

Inuyasha levanto su rostro y le sonrió, en eso llegaron algunas sirvientas preguntando por lo ocurrido, pero Inuyasha solo se levanto y se llevo a Kagome en sus brazos.

-Por favor acompáñennos para que la cambien. – Inuyasha hablo firmemente y luego suavizo su voz.- ya no llores, no estoy molesto solo fue el momento y es solo un rasguño no es nada.

La pequeña seco sus lágrimas y le sonrió, cuando pasaban por el jardín la pequeña pudo divisar el potrero, siendo iluminados sus ojos al verlo.

-Mira Inuyasha ¡es Galaxia! –La pequeña apuntaba hacia el potrero con su mano izquierda.-

Al voltear Inuyasha diviso que aun en el potrero quedaba un zebraunicornio con el pelo azul y rosa, era el único que no había huido. El dejo a la niña en el suelo y ella se acerco hasta el animal que dejo acariciarse por la pequeña. Los años continuaban pasando, y en cada año peor eran las noticias que provenían del palacio, Naraku se volvía cada vez mas fuerte en aquellas celdas, el odio en su interior crecía cada vez mas, Kikyo ahora era la nueva Guardiana del Sengoku y el juicio contra el era acordado, una vida encadenado en aquellas mazmorras. Las visitas al palacio de Inuyasha eran mas frecuentes cada vez, el joven pasaba casi todo el día en el Palacio, Kagome se quedaba en el templo rodeada de guardias, pero ya tenia 16 años y no le gustaba estar encerrada en su celda de cristal.

-¡Pero ya le dije que deseo ir al pueblo! – Kagome peleaba con un guardia que se interponía en la puerta de salida. –

-Lo siento mucho pero deberá esperar al amo Inuyasha para poder salir.- Aquel guardia se mantenía firme en la puerta.-

Sin más que decir Kagome fue a su habitación, mirando por la ventana veía aquel pueblo de techos blancos, enojada se tiraba a la cama.

-Tonto guardia como que no sabe que yo también soy ama aquí.- apoyando su mentón sobre una almohada.- y tonto Inuyasha le pedí que me llevara con el al palacio.

Dándose vuelta miraba desde su cama hacia la ventana y en una de sus ideas, tomo una capucha rosa y se la coloco, comenzó a anudar las sabanas de su cama y las tiro por la ventana amarrando una punta al pie de la cama. Bajando por la ventana Kagome cayo en el patio que quedaba en el lado derecho del templo, como un ladrón se deslizaba por la reja trasera, pero al estar cerrada trepo por ella. Corrió por aquella montaña rodeando el templo y salio por un sendero que no era la entrada principal hacia el pueblo, ante aquella algarabía en el mercado Kagome se detenía en cada uno de los puestos. Los gritos de los vendedores se escuchaban por todos lados.

-No es tan divertido como cuando vengo con Inuyasha. – Kagome veía los puestos sin mucho interés, pero diviso una pequeña caja de música que le llamo la atención. – Seguro le encantara a Inuyasha.

La melodía del pequeño cofre en forma de corazón era realmente hermosa, sin pensarlo Kagome la compro y siguió en búsqueda de más curiosidades. La tarde comenzaba a caer y el cielo se pintaba de los tonos del arco iris, Kagome estaba sentada en la plaza mientras veía todo lo que había comprado, cuando de pronto pudo ver como Galaxia aparecía frente a ella.

-Hola Galaxia, ¿No has venido con Inuyasha? Pensé que de seguro ya abría vuelto a esta hora del palacio. –Kagome vio que el animal solamente doblo sus patas delanteras para que ella subiera.-

Recogiendo sus cosas Kagome galopo sobre el animal hasta el palacio, en el que fue recibida por los guardias, al bajarse una de las sirvientas tomo las bolsas y las llevo a su cuarto.

-¿Mi señora dónde había estado? – Uno de los guardias se acercaba hasta la joven.-

-Lo siento pero usted no me dejaba salir y yo quería hacerlo.-Kagome quitaba la capucha de su cabeza.- Además por lo visto ni cuenta se dieron ya que hasta ahora fue que mandaron a Galaxia por mí.

-Fue el amo Inuyasha quien noto su ausencia antes de caer en cama mando a Galaxia por usted. – El guardia caminaba tras la Joven.-

-¿Tan cansado llego que ya fue a dormir? ¿No quiso siquiera verme? – La joven abría la puerta de su habitación.-

-No es eso Tamashi, lo ocurrido fue que el Tamashi del odio al parecer escapo de su prisión e intento robar nuevamente la perla, parece que el señor Inuyasha tuvo que pelear y llego muy lastimado.- El guardia vio como Kagome corría al otro lado del templo luego de decir eso.-

La joven al abrir la puerta de la habitación de Inuyasha vio a un hombre y dos mujeres alrededor de su cama, en el suelo habían algunos pañuelos llenos de sangre, totalmente horrorizada Kagome veía como cocían una gran herida en el costado derecho del joven, el estaba recostado completamente inconsciente, no hacia ningún ruido a pesar de que la aguja entraba y salía de su piel una y otra vez. Contigo aprendí a ser feliz, contigo aprendí a reír y contigo quiero quedarme hasta aprender a volver a sonreír.

PD: Bueno niñas como veran este cap Recuerdos esta en 2 partes y en total es un flashback o.o *espero asi se escriba xD* en la segunda parte seguira asi como la vida anterior de Kagome como Tamashi o0o si no entienden algo haganmelo saber y si creen que deba mejorar la redaccion tambien diganlo sin pena n-n

Por cierto veo que a todas les gusto el zebraunicornio, este animal salio de una imagen que me encontre en internet realmente hermosa y desde hace tiempo queria agregarlo en uno de mis fics, y al fin pude *-* abajo veanlo e imaginencelo n.n me despido kittie

 

Re: Desde mis sentimientos

Konnichiwa ^^ me alegro que esten aqui *-* y veo caras nuevas eso me emociona mucho mas aun ^0^

Asuka *-* que puedo decirte >o< gracias por venir a este fic tambien ToT y pues la paciencia es una virtud xP

Paola BIENVENIDA a este fic ^^ me alegro que hayas leido la historia y que te quedes con nosotras n.n espero te siga gustando el fic a medida que avance n.n

Ayasha n.n todos de niños fuimos traviesos de peques xD solo no recordamos n.n

Chidori chan ya no espere mas aqui traje la conti x3 espero la disfrute muto muto ^^

Desde mis sentimientos ​

Cap IX Recuerdos.​

2da parte: Nace un amor.​

Mírame y bésame suave sin dejarme despertar, no me obligues a olvidarte, no dejes despertarme. En aquella habitación la atmósfera era tensa, el olor a sangre era fuerte y la herida del joven que estaba inconsciente era suturada, Inuyasha no tenia expresión alguna, el era un Hanyou mitad hombre mitad bestia, el paso de su tiempo era mas lento que el del humano pero esto no lo hacia inmortal.

-Lo trajeron así esta tarde, lo limpiamos pero no sabemos como se levanto hasta el establo para hablar con Galaxia, apareció de nuevo tirado en el establo, la herida se volvió a abrir. – La sirvienta se acercaba hasta Kagome.- no ha vuelto a despertar.

Kagome no decía una palabra solamente comenzó a llorar, se arrodillo a un lado de la cama y se quedo viéndolo fijamente.

-Le seré sincero Tamashi, no creo que sobreviva, el veneno de la espada que lo atravesó es muy fuerte – El medico terminaba de suturar aquella herida.- solo nos queda esperar.

-¿Algún hechizo no puede curarlo? – Kagome miraba al hombre con los ojos borrosos de tantas lágrimas.-

-No es una herida provocada por un hechizo, así que creo que no ayudara mucho la magia en estos momentos.- El medico recogía sus cosas y luego salía de la habitación.- Lo siento.

Esa noche Kagome la pasó en vela junto a Inuyasha, una de las sirvientas se había quedado allí también pero el cansancio la venció, Kagome veía cada vez más pálido el rostro de Inuyasha y su respiración era mas leve cada vez; sentándose a su lado Kagome comenzó a llorar.

-Por favor no me dejes sola Inuyasha.- Kagome tenia la voz temblorosa y entrecortada, tomo una de las manos del joven- estas muy frío, te prometo no me volveré a escapar.- las lagrimas caían sobre la mano que sostenía la joven.- ¿De que sirve ser la diosa del amor sino puedo salvarte?

Suavemente Kagome acaricio la frente de Inuyasha, miro aquel rostro y fue acercándose lentamente, cerrando sus ojos le dio un suave beso en los labios, una luz blanca rodeo el cuerpo de la joven y luego se desplazo hacia el cuerpo de Inuyasha; al separar sus labios Kagome vio como el color en las mejillas de Inuyasha regresaba. Recostándose a su lado la joven se quedo profundamente dormida después de tanto llorar. La noche paso lentamente y le dio paso a la mañana siguiente, al abrir los ojos Kagome noto que la sirvienta se había marchado de la habitación, el sofá frente a la cama estaba vacío.

-¿Inuyasha? – Kagome levanto su mirada y vio a Inuyasha a su lado ya despierto.-

-Me desobedeciste ayer –Inuyasha hablaba suavemente, estaba recostado junto a ella.-

El joven tenia su brazo izquierdo debajo de la cabeza de Kagome quien estaba recostada en su hombro, ella sin motivo alguno comenzó a llorar ocultando su rostro con sus manos; el no podía mover su brazo derecho puesto que en ese lado estaba la herida.

-No llores, no es un regaño.- Inuyasha sonreía levemente-

-No es eso.- Limpiándose las lagrimas Kagome pudo hablar.- pensé que ibas a morirte, ayer estabas muy mal, y todo por mi culpa fuiste al establo para mandar a Galaxia a buscarme.

-Cierto llegue conciente y mande a Galaxia por ti, pero quiero que entiendas que no puedes salir, estamos en una época difícil.- Inuyasha acaricio el cabello de Kagome con el brazo bajo ella.- la de servicio iba a despertarte pero le dije que no, dormías placidamente.

-¡Eres un tonto!- Kagome se sentó en la cama.- No me dejas salir sola, además ayer empeoraste por buscar a Galaxia y por preocuparte por mi, no puedes querer decirme que hacer ¡ya no soy una niña!

-En este momento me parece que si hablo con una niña.-Inuyasha sonrió.-

Kagome se enfurecía mas aun, se levanto de la cama y miro a Inuyasha, el se sentaba con dificultad; la joven lo miro aun sollozando.

-¿Puedes explicarme el porque de mi recuperación tan rápida? – Inuyasha le hablaba suavemente – La mujer que estaba aquí esta mañana me dijo que pensó que yo moriría, me dijo que hasta el medico pensó eso, pero que de repente tu viniste y hoy mejore así nada mas, dime Kagome ¿Qué hiciste? ¿Sabes utilizar tus poderes?

Inmediatamente Kagome se sonrojo al recordar el beso que le dio a Inuyasha esa noche, no sabia si decirle el poder de aquel tierno y leve beso, solamente se dio media vuelta, dándole la espalda al joven.

-No me cambies la conversación, ¡eres un tonto Inuyasha! – Saliendo rápidamente Kagome aun sollozaba pero su sonrojo era más evidente-

Kagome no volvió a ver a Inuyasha hasta que la tarde de aquel día caía suavemente, la pequeña se vestía para dar buena impresión al joven, no sabia porque se sentía tan extraña al pensar en el, algo cambiaba en ella aunque no sabia que era, ya no pensaba en Inuyasha como el jovencito con el que jugaba cada tarde, tomando aquel cofre musical en sus manos, Kagome al fin se decidió verlo. Al llegar a la habitación coloco la mano en la cerradura, pero esta yacía entre abierta, sin entrar Kagome veía a una hermosa mujer junto a Inuyasha.

-Creo que finalmente despertara Kikyo – Inuyasha estaba recostado en su cama aun débil.-

-Me alegra escuchar eso, esto significa que pronto serás el cardinal faltante, pero dime ¿Cómo estas tu? – Kikyo hablaba dulcemente mientras tomaba la mano del joven – ayer me asuste mucho al traerte, no quería dejarte así pero debía ir a palacio.

-No te preocupes, estoy mucho mejor- Inuyasha acaricio aquel tercio rostro- Pronto podré ir a verte de nuevo, para que no descuides tus obligaciones de palacio viniendo hasta aquí.

Kikyo sonrió suavemente, Kagome se alejo de la puerta y camino hasta el patio, entre las flores del jardín se sentó y abrió aquel cofre dejando salir la música que tocaba.

-¿Quién es esa Kikyo? – Kagome era ingenua, aun era una niña y viendo aquel cofre reprocho- ¡Tonto Inuyasha!

Los atardeceres en el Sengoku se iban acumulando, y se transcurrieron dos años más, una mañana Kagome se levantaba, y al salir a su habitación la joven vio a Inuyasha preparándose para salir.

-¿Saldrás? – Pregunto Kagome viendo a Inuyasha-

-Si debo ir a palacio – respondió Inuyasha mientras caminaba a la entrada-

-Pero si fuiste ayer y llegaste muy tarde, no me gusta quedarme sola – Kagome camino mas rápido quedando frente a el - ¿Puedo ir contigo? Quiero ver a Kaede.

-Ella viene cada vez que puede, es mejor que te quedes ya sabes que estamos latentes a una Guerra nuevamente con el reino del Sur – Inuyasha hablo seriamente y siguió caminando pasando por el lado de la joven –

-Pero quiero ver los hermosos ventanales de palacio, déjame acompañarte – Kagome prácticamente suplico-

Ella era una joven ya de 18 años había crecido rápidamente, Inuyasha y los demás magos protectores habían sido inmortalizados con el poder de la perla, el tiempo de Inuyasha se había detenido en los 22 años, así que la joven crecía pero el permanecía igual. El joven monto un zebraunicornio de pelos completamente negros.

-Ya le dije que no.- mirando a la joven hablo firmemente-

-De seguro que vas a ver a tu querida Kikyo, y me dejas aquí todos los días y además no me dejas salir.- Kagome le reclamaba a Inuyasha pero sin alzarle la voz.-

Inuyasha no respondió solamente miro a uno de los guardias que acentuó con la cabeza, y se coloco en el frente de la puerta, el se fue galopando en aquel animal sin mirar atrás. Kagome aun era joven e impetuosa así que nuevamente escapo del templo montando sobre Galaxia.

-Llevame junto a Inuyasha. –Susurro a la oreja del animal-

La joven cabalgo por aquellas tierras que no conocía, solamente había salido del reino el día que había llegado hacia ya 12 años desde aquello. El centro del Sengoku estaba mucho mas protegido que los reinos, aquellas paredes de piedra rodeaban al palacio. Pero nadie podía entrar sin autorización. A la joven la dejaron esperando en una pequeña habitación que estaba alejada del palacio, sentada en la habitación blanca Kagome vio como Inuyasha entraba muy enojado.

-¡Te dije que te quedaras en el templo! ¡¿Por qué nunca me obedeces?! – Inuyasha estaba muy enojado y se coloco frente a la joven-

-No tienes porque gritarme, yo te dije que me trajeras y no me hiciste caso – Kagome se levantaba frente a Inuyasha – Querías venir solo para verla ¿Verdad?

-¿De que demonios estas hablando? – Inuyasha caminaba de un lado para otro esquivando aquella dulce mirada –

-De ti y de Kikyo, no vienes por lo que me dices de Naraku, porque hace ya dos años desde que hubo su ultimo ataque y que sepa esta preso en su reino, no es el, es ella ¡vienes por ella! – Kagome seguía con su mirada al joven que caminaba de un lado para otro frente a ella- ¿es ella? – Dijo la joven casi con el corazón en la mano.-

-Si así fuera ¿En que cambiaria eso su desobediencia hacia mi? – Inuyasha miro aquellos ojos chocolates y cambio su tono de voz.-

Kagome no respondió solo dio un paso para atrás, sentándose nuevamente en la pequeña banca, miro al suelo con muchas ganas de llorar. Horrorizado Inuyasha vio a la puerta, escucho en su cabeza como Kaede lo llamaba desesperada.

-¡Quédese aquí no se mueva! – Inuyasha salio corriendo de la habitación –

Kagome veía su vestido azul cielo, levanto la mirada y se hecho a correr tras Inuyasha alcanzándolo, el se volteo a verla.

-Regrese – Inuyasha prácticamente le daba una orden –

-¡No, yo voy contigo! – Kagome miraba los ojos color oro –

-Por favor no siga, puede ser peligroso el que se acerque… Tamashi –Inuyasha hablaba seriamente con la dama -

-¡No!, ya te dije que iré contigo Inuyasha. – Kagome alzo levemente la voz -

-Por favor entienda mi posición, debo mantenerla segura y el llevarla hasta allá no lo es. -Inuyasha decía estas palabras viendo a la joven que estaba frente a el-

-Entonces no vayas y quédate conmigo.- La joven no entendía aquellas palabras pero aun así seguía insistiendo-

-Señorita Kagome me temo que esa es una orden que no puedo obedecer… su guardiana esta en peligro y no todos los magos llegaran a tiempo. -La voz del joven tenia preocupación y su corazón se llenaba de desesperación-

-Pero tu aun no eres un Mago Cardinal ¡¡¡no es tu deber!!! -La mirada de Kagome estaba perdida en el piso y su voz se alzaba a medida que le hablaba-

Inmediatamente Inuyasha desvió su mirada, no dejaba que la joven viera su rostro, y ella no deseaba verlo; Inuyasha deseaba ser el mago cardinal que faltaba, el mago del norte; pero para Kikyo aun le faltaba mucho por recorrer, porque su Tamashi era la mas débil; en ese momento la joven tomaba aquel delicado vestido azul cielo entre sus manos y con angustia aquellos ojos chocolates miraban al suelo, sabia que sus palabras habían herido el corazón de aquel joven.

-Le pido que por favor me espere aquí. -Dijo con voz firme y sin ver los ojos de aquella dama-

Dando grandes saltos Inuyasha se alejo, atravesando rápidamente aquel pasillo, pero no importaba lo que le había dicho, aquel corazón dejado atrás lo seguía y corrió tras el. Cada memoria salvada es una reflexión en mi mente, y cada recuerdo encontrado es una página que nunca se termina de escribir.

No importa por cuantas vidas nos separen yo siempre voy a estar esperándote… Yo te estaré esperando hasta el ultimo aliento, hasta que al final se de nuestro reencuentro.

las quiero muto a todas ^^ kittie

 

Re: Desde mis sentimientos

Moshi moshi :saludar:

He regresado jojojo xD ya paso navidad xP bueno aqui les traje conti >.< seguro les gustara al fin xD una linda escena de lemon

Chidori chan n.n cerezilla trae la conti xD amix ^^ acias por venir como siempre n.n es muy gratificante el tenerla aqui con nosotras *-*

LeT@ BIENVENIDA A ESTE MI FIC DE INUXKAG me alegra el ver siempre caras nuevas ^^ y pos diga lo que quiera xD y si llora lloramos juntas ;.; bueno Xitus para ti tambien x)

Asuka amiga u.u aqui el prota es Inu u.u no se ponga bravo con el O.o tiene que ver como lo hare redimirse xD en serio >.<

Ayasha ^^ claro que me puedes decir amiga, o cere, o cerezilla o como quieras ^^; amiga quedece tranquila entre cuando pueda n.n aqui se le estara esperando ^^

Kizu *cereza salta y se le pone como una mona y la abacha* >0< que lindo verte *-* mi siempre se acuerda de ti ^^ me imagine que eran los estudios u.u yo lo entiendo tranquila n.n pero nu se olvide de esta cerecita que la quiere muto muto ;3; bayo

Desde mis sentimientos ​

Cap X: Todo amor comienza con un beso.​

​

Si no puedo tenerte no tengo nada, porque para el mundo soy una diosa, pero para esta diosa tú eres el mundo. A lo lejos unos ojos inocentes podían ver unas montañas imponentes que daban fin a la infinita pradera, entre aquellos brazos, Kagome se estremecía al sentir aunque fuera un poco el roce de su espalda con el cuerpo del joven. Llegando a una colina aquel animal se detuvo dejando ver abajo una gran muralla que protegía dentro de ella un pueblo de techos blancos, a lo lejos se podía ver en las montañas una cordillera llena de árboles que formaban un bosque siempre verde. Al final de aquel pueblo se podía divisar un templo algo similar al del reino del Oeste, este estaba al pie de la montaña y un río parecía tener caída tras el.

-Bienvenida Tamashi – Dicho esto Inuyasha hecho el animal a andar-

Al entrar al pueblo cada una de las personas quedaba viendo fijamente a los jóvenes que venían sobre Galaxia, Kagome estaba tan emocionada pero no sabia porque simplemente las lagrimas salían de sus ojos.

-Todas estas personas han escuchado el relato de usted Tamashi, de cómo dio su vida por nosotros. – Inuyasha hablaba despacio.- esta tarde haremos el anuncio de su regreso.

-Pero no he regresado, estoy llorando sin saber el porque.- Kagome limpiaba un poco sus lagrimas.-

-Se que lo hará, es una persona muy fuerte. –Inuyasha veía al frente el hermoso palacio.-

Las personas dejaban pasar al zebraunicornio y veían con solemnidad a los jóvenes sobre el animal. Al llegar al templo una mujer salio y se quedo embelezada viendo el rostro de la joven; Inuyasha bajo fácilmente del zabraunicornio pero Kagome no sabia muy bien como hacerlo, extendiendo sus mano Inuyasha tomo la cintura de la joven y prácticamente cargándola la bajo, Kagome se sonrojo por completo.

-En esta nueva época la Joven Tamashi ha regresado a su templo, le pido informe a todos los sirvientes, prepárele su habitación.- Inuyasha hablo firmemente con aquella mujer.-

Sin decir nada la sirvienta dio una reverencia y salio rápidamente a seguir las ordenes dadas, Kagome creía reconocer el lugar y al mismo tiempo le era nuevo.

-Acompáñeme quiero que vea las flores de las que le hable.- Inuyasha miro a la joven y se dirigió a un pasillo.-

Kagome le siguió y al llegar a una puerta, Inuyasha saco una llave y la abrió, miles de colores se hicieron presentes, miles de flores en aquel jardín junto al arrollo; los ojos chocolates eran iluminados e inmediatamente salieron a disfrutar como la primera vez. A Inuyasha le parecía que el tiempo se había devolvido, le parecía ver a la pequeña que una vez temerosa llego a ese templo, la misma pequeña a la que había cuidado y por la cual había llorado. Completamente hechizado Inuyasha se acerco hasta aquella pequeña banca donde pasaba horas viendo jugar a Kagome; la joven estaba sentada de rodillas en el suelo y con dos flores violetas en sus manos comenzó a llorar, Inmediatamente el joven se acerco.

-¿Qué le ocurre Tamashi? – Inuyasha se preocupo ante aquellas lágrimas.-

-No lo se, simplemente siento ganas de llorar. –Kagome intentaba secar sus lágrimas pero estas aun corrían.-

-Me gusta mas ver su sonrisa.- Inuyasha paso su mano izquierda suavemente por su mejilla.-

Kagome miro la mano derecha del joven la cual poseía un guante y luego miro aquellos ojos dorados que le hicieron sonrojar.

-Quiero darle las gracias por salvarme aquella noche en el instituto.- Kagome vio como el rostro de Inuyasha cambio era mas tenso.- se que fue usted quien destruyo a ese demonio, y creo también que usted… -Kagome recordó aquel suave beso y luego la caricia que alguien hacia en sus labios.-

-Lamento que recuerde ese horrible accidente.- Inuyasha estaba de pie mirando a la joven.-

-puede contarme mi vida, ¿Quién soy? ¿A dónde pertenezco? –Kagome miro el rostro del joven.-

Inuyasha miro al frente viendo aquel arrollo, el arrollo quería contar todas sus memorias vividas pero solo el aire lo entendía; Kagome volvió a refugiar su mirada en las flores que tenia en su mano.

-Me siento tan perdida. –Kagome hablo muy despacio y su voz temblaba- Todo amor comienza con un beso.

-¿Qué ha dicho? –Inuyasha se quedo sorprendido ante aquellas palabras.-

-Estas fueron sus palabras aquella noche, Por qué eso en realidad paso ¿No es así? –Kagome seguía refugiada en sus recuerdos.- Usted puede hacerme regresar.

Inuyasha veía como el cabello de la joven era movido por la brisa, las flores jugaban a ese mismo compás, y el arrollo bajaba el tono de su voz para que los jóvenes pudieran conversar.

-Yo siempre desee que usted llevara una vida mortal, feliz y sin rencores.- Inuyasha miro a la joven que alzaba su mirada.- Hubiera dado mi vida por eso.

-¿Fui infeliz? –Pregunto Kagome mientras se perdía en aquellos ojos color oro.-

-No lo se, pero a veces creo que se sentía muy sola y eso no lo supe ver a tiempo.- Inuyasha se reprocho y desvió su mirada.-

-Estoy segura que usted hizo lo mejor por mi, aunque no entiendo muy bien que tiene usted que ver en mi vida.- Kagome sintió nostalgia al escuchar aquella profunda voz.-

-Yo no fui nada, no supe valorarla ni hacer mi trabajo, yo debí morir por usted.- Dijo Inuyasha dejando salir un suspiro.- Aunque los años siguientes fueron una muerte día tras día, luego de que usted ya no estaba.

Kagome veía las flores que la rodeaban, estaba sentada junto a ellas y deseaba sentirlas cerca por mas tiempo, al igual que la presencia de Inuyasha que le hacia sentir tan fuerte y con aquella placida sensación en su corazón.

-No pude haber sido infeliz, si había alguien que estaba dispuesto a dar su vida por mi.- Kagome se sonrojo tras esas palabras.- Cada día sentía que alguien me esperaba, que alguien deseaba encontrarme al igual que yo deseaba encontrarle; esta sensación disminuyo cuando lo conocí.

Inuyasha no sabia que responder solamente se quedo en silencio escuchando la dulce voz de Kagome.

-Usted era el hombre de mis sueños, aquel espejo era el reflejo de la Tamashi que soy, en aquel momento no lo entendía, pero usted me mostró el camino. – Kagome hablaba suavemente.-

-Nunca intente hacerla regresar, esos fueron recuerdos de su vida pasada.- Inuyasha miro a la joven.-

-Ya no deseo estar tan perdida, quiero que me muestre el camino.- Kagome hablaba con mayor seguridad pero con la misma suavidad.-

-Lo siento pero como le he dicho yo no deseaba que usted recordara, paso por muchas vidas humanas y las recordara todas, será una travesía amarga y de seguro dolorosa.- Inuyasha hablo con miedo en el corazón y dudas en sus palabras.-

-¿Usted no me quiere aquí?- Pregunto Kagome con temor a la respuesta.-

-La mayor felicidad en mi vida ha sido verla regresar a jugar en este jardín.-A Inuyasha le costo decir estas palabras.- Pero no quiero que recuerde su triste pasado, su muerte fue dolorosa no solamente para usted sino para todos los que la amamos.

-Su nombre es lo único que recordé después de la noche del ataque en el instituto, ¿así es de importante en mi vida Inuyasha? –Kagome miraba aquel rostro que miraba el arrollo.-

-La única importante en este templo es usted mi señora.- Inuyasha le sonrió tenuemente.-

-No quiero que lo tome a mal, pero.- Kagome titubeo- Todo amor comienza con un beso.

Inuyasha vio a la joven que estaba sentada en la grama, sus mejillas estaban evidentemente sonrojadas y sus ojos chocolates estaban llenos de brillo.

-Eso le pido, solo un beso por favor, dame un beso algo que al fin me haga regresar.- La voz de Kagome temblaba ante aquella petición.-

Inuyasha fue inmune ante aquellas palabras, no respondió, Kagome bajo la mirada y apretó fuertemente las flores en sus manos.

-Lo siento, que tonta he sido. –Kagome miraba al suelo, no podía levantar su rostro.- Perdone y olvide esa petición.

Kagome sintió como Inuyasha se colocaba frente a ella, poniendo una de sus rodillas en el césped y apoyando su mano derecha sobre la otra, levanto suavemente el rostro sonrojado de la joven, y sin decir nada acerco su rostro al de ella y le dio aquel beso pedido, Kagome no sabia que hacer, solamente beso el labio inferior del joven sintiendo como en aquel beso su corazón latía cada vez mas rápido. Nuevamente la luz blanca en el cuerpo de la joven se hacia presente y poco a poco durante aquel beso los recuerdos de la joven regresaban, cada una de sus vidas y aquel horrible día, pero sobre todo regresaba aquel sentimiento que había nacido por Inuyasha desde que era una niña. Todas las memorias perdidas se habían vuelto a escribir y así el destello blanco desaparecía, ahora Kagome volvía ha ser la Tamashi del amor y sus sentimientos estaban perdidos en aquel beso. Kagome sin dejar los suaves labios de Inuyasha se arrodillo quedando a la misma altura de su rostro y paso sus manos por el cuello de Inuyasha entrelazando sus brazos para no dejarlo ir cayendo al suelo aquellas flores color violeta de sus manos, Inuyasha paso sus manos por la pequeña cintura de la joven y abrazándola la estrecho fuertemente contra su cuerpo, la miel se derrochaba de boca a boca, siendo ese beso cada vez mas intenso. Todo gran amor comienza con un simple gesto, todo gran amor comienza con un beso.

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Yo te estaré esperando hasta el ultimo aliento, hasta que al final se de nuestro reencuentro.

GRACIAS POR TODO SU APOYO kittie

 

Re: Desde mis sentimientos

Konnichiwa ^^

bueno n.n creo que esta vez responderan solo ustedes 3 asi que dejare la conti para que no esperan mas n.n gracias ayasha *felicidades por tu fic* Azukita y Chidori Chan por su eterno apoyo ToT las quiero mucho chicas n.n son de lo mejor >.< beso para todas *3*

Desde mis sentimientos ​

Cap XI: El complot​

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No existe nada igual al amor, solo el sentimiento ante la muerte de un ser amado tiene la misma intensidad. Kagome podía sentir las suaves caricias en su espalda provenientes de las manos de Inuyasha, mientras que ella acariciaba con sus dedos el cuello del joven y sus cabellos color plata; tras cada beso se escondía una palabra y tras cada palabra un verso. Inuyasha detuvo sus labios a pesar de que estos le pedían mucho mas, no estaba seguro de lo ocurrido, siquiera se percato de aquel destello que había aparecido en la joven el solamente se había perdido en aquellos labios color rosa, Kagome abrazo fuertemente a Inuyasha y oculto su rostro en el hombro del joven, unas lagrimas brotaron de sus ojos y al levantar su mirada respiro en el oído del joven.

-Abrázame Inuyasha, abrázame fuerte y no me dejes despertar. – Kagome susurro suavemente en el oído del joven.-

Inuyasha consintió a su niña que estaba entre sus brazos, la brisa volvía a aparecer y nuevamente el río hacia ruido con su cauce.

-¿Tus memorias han regresado? – Inuyasha titubeo para hacer esta pregunta.-

- Así es. – Kagome miraba la montaña frente a ella.- ¿Te arrepientes de haberme hecho regresar? –Cerrando sus ojos y sus puños.-

-Inuyasha mantuvo el silencio y sentía como la joven se refugiaba en aquel abrazo.- Yo no deseaba su regreso, pero… - Acariciando aquellos cabellos azabaches y sintiendo aquel pequeño corazón latiendo al mismo tiempo que el de el.- El sentirla así me hace cambiar de opinión. – Inuyasha escucho como Kikyo le habla mentalmente, nuevamente estaba buscándolo.-

El joven alejo aquel hermoso rostro de su hombro y le dio un pequeño beso en la mejilla a la joven, levantándose Kagome sentía como las manos del joven dejaban de protegerla, el una vez de pie estiro su mano ayudándola a levantarla.

-Debo usar su espejo.- Inuyasha hablo suavemente.-

-No tienes porque pedírmelo, nunca lo habías hecho.- la voz de Kagome era suave.-

El joven sonrió tenuemente y comenzó a caminar hasta el palacio dejando a la joven en el jardín, ella se sentó en la banca y tocando sus labios recordaba ese hermoso beso. Inuyasha entraba a una habitación en donde habían 2 muebles acompañados de una fogata y una mesa, al final se podía ver un gran espejo, este era del mismo tamaño al que se encontraba en el Templo de Kouga pero este tenia el marco de metal, los detalles eran terminaciones de flores y hojas hechas en hierro. El joven se coloco frente al espejo y divido a una mujer de cabellos negros y de vestimenta blanca.

-Disculpa por no haberte avisado mi llegada Kikyo.- Inuyasha hablo colocando una de sus rodillas en el suelo y bajando la cabeza.-

-Levante, Hable con El Tamashi del miedo, me dijo que habías sido impertinente.- Kikyo hablaba muy suave y profundamente.-

-Lo siento si he ofendido al dios del miedo pero el no deseaba que me trajera a la Tamashi.- Inuyasha se levantaba.-

-¿Cómo esta ella?, Kaede y el Mago Miroku deben estar por llegar al templo, así podrás regresar.- Dijo Kikyo viendo aquellos ojos color oro.-

-Ella ha despertado.- Dijo Inuyasha sin más que agregar.-

-Regresa a penas llegue Kaede. – Kikyo hablo y luego desapareció de aquel espejo, quedando el reflejo de Inuyasha.-

Inuyasha salio nuevamente al jardín y vio a la joven sentada en la banca, mirando las flores; el se sentó a su lado y levanto la vista viendo el río frente a ellos.

-¿Todo continuara en donde quedo? –Kagome preguntaba mientras miraba los colores en los pétalos.-

-La vida es un ciclo cambiante Kagome, y debes adaptarte a lo que no puedes cambiar.- Inuyasha sintió como la joven apoyaba su cabeza en su hombro.-

-Yo quiero seguir mi vida junto a ti, continuar viviendo como lo hacíamos antes.- Kagome cerro sus ojos y escuchaba todo a su alrededor.-

-Debo contarte tantas cosas, pero la principal es que luego de tu muerte yo no pude regresar a este Reino. –Inuyasha respiraba profundamente intentando tomar valor.-

Antes de que pudieran seguir hablando una mujer venia acompañada de una anciana y de un joven de cabellos castaños.

-Tamashi ha llegado la señora Kaede y el Mago Miroku.- La sirvienta se retiraba haciendo una reverencia.-

Kagome volteo y sus ojos se iluminaron a ver a la mujer que conoció desde niña, levantándose corrió hasta ella y la abrazo.

-Kaede Sama he regresado.- Kagome comenzó a llorar.-

-Mi niña ¿en verdad vuelves a ser tu?- Kaede abrazaba efusivamente a Kagome.-

-Así es Kaede he regresado.- la voz de Kagome temblaba.-

La tarde comenzaba a caer, y un joven salía en silencio como los héroes por la puerta de atrás, Miroku llego a verlo y se acerco hasta el.

-¿No se despedirá de nuevo? -Preguntaba el joven de cabellos cafés mirando a Inuyasha.-

-Debo regresa, Kikyo me llama.- Inuyasha miro aquella túnica blanca que vestía al joven y siguió su camino.-

Los ojos chocolates veían caer el sol y salir las estrellas, la anciana junto a ella le entregaba un pequeño cofre con un pequeño fragmento color rosa, la joya brillaba con los últimos rayos del sol.

-Esta es la perla de Shikon es el fragmento que te corresponde como Tamashi- Kaede miraba a la joven que tomaba la perla en su mano.-

Kagome suspiro y acercando el fragmento a su pecho, la joya comenzó a brillar y poco a poco se introdujo en el cuerpo de la joven.

-¿Esto me convierte en inmortal cierto? –Pregunto Kagome mirando a la anciana.-

-así es pero aun el arma de un Mago Cardinal puede matarte, quiero que sepas que ahora vivirás aquí con Miroku, el ha sido asignado como tu mago guardián.- Kaede se levantaba y se volteaba mirando a la puerta.-

Kagome volteaba, y divisaba a Miroku quien salía al patio divisando a las mujeres en la banca, la joven miraba nuevamente al río muy pensativa.

-Protege tu vida mi niña y protegerás la perla; como diosa del amor lleva el sentimiento por el buen camino y la perla te hará más fuerte.- Kaede hablaba pacientemente.-

-Prometo proteger la perla… – Kagome miraba el cauce del río pasar, las hojas eran arrastradas con elegancia.- ¿Inuyasha fue destituido?

-Así es –Kaede hablaba despacio como para no lastimar a la joven.-

-¿Esta en el palacio? – Kagome apretó el vestido rosa entre sus manos y escuchaba las palabras que ya sabía.-

-Si, ahora es guardián de Kikyo.- Kaede besaba la frente de Kagome, y se acerco hasta Miroku.- No la dejes sola.

Kaede se marcho, Kagome salio de aquel patio y entrando a su habitación miro aquel cofre musical sobre su cómoda, todo su cuarto estaba igual, nada había cambiado a pesar de que su vida ya no era la misma. El mundo volvió a cubrirse de negro, la joven de cabellos azabaches no durmió en aquel cuarto solamente se sentó frente a la ventana y espero el retorno del sol; En esa mañana entrante Un joven moreno llegaba al templo y era recibido por Miroku.

-Bienvenido Tamashi del Oeste.- Miroku le recibía con mucha cortesía.-

-¿Se encuentra tu Ama?- Kouga ayudaba a Ayame a bajar de coche.-

El hermoso carruaje era tirado de un Minotauro, aquel monstruo estaba encadenado al carruaje y era dominado por un hombre tras las cadenas, Kouga se adentro al palacio tras de Miroku y seguido de Ayame, entrando en una gran sala el Mago de cabellos castaños se retiro dejando instalados a los jóvenes. Dirigiéndose a la habitación de Kagome, Miroku toco entrando luego de un “Adelante” muy tenue.

-Señora han venido a verla, el Tamashi del Miedo y su Cardinal.- Miroku vio a la joven que yacía vestida frente a la ventana con un vestido blanco.-

Sin decir nada Kagome se dirigió hasta Miroku saliendo de la habitación, ambos bajaron hasta la sala en compañía de sus invitados.

-¿Como estas Kagome? – Kouga se levantaba de su silla.-

-Estoy bien, solo algo cansada anoche no dormí muy bien.- Kagome sonreía suavemente.-

-Por favor siéntate, necesito explicarte algo.- Kouga se sentó luego de que la joven lo había hecho.- Recuerdas del hombre que te conté ¿Naraku?

-Puedes resumirte a lo que quieres decirme, he recuperado cada una de mis vidas pasadas.- La voz de Kagome se apagaba a medida que hablaba.-

-No se si alegrarme o no.- Kouga miraba la tristeza en aquello ojos chocolates.- Vengo a proponerte una alianza, el Reino del Oeste desea la unión del reino del Norte y así en complot junto al Este, iremos contra El reino del Sur.

-Kagome levanto su mirada viendo la fuerza en aquellas palabras.- ¿Nos iremos en guerra?

-No, la debilidad de Naraku es evidente, manda a vasallos en búsqueda de la perla que cada uno de nosotros llevamos dentro, obviamente busca un cuerpo y sabe que lo encontrara si reúne cada fragmente.- Kouga se levantaba de su silla.- Su cuerpo deforme no lo dejara defenderse.

-¿El palacio Sengoku sabe de tus intenciones? – Pregunto Kagome.-

-No, y es mejor así, Kikyo solamente desea aprisionar a Naraku, eso ya lo hizo y no funciono es tiempo que los dioses tomen el asunto en sus manos.- Kouga hablaba con firmeza y valentía en el corazón.-

-¿El reino del Este acepto? – Kagome comenzaba a creer en las palabras del joven.-

-Si aceptas Mañana partiremos al Este allí Hablaremos con Rin o en su defecto con Sesshomaru, ella aun es una niña de 15 años de seguro la decisión dependerá del Mago.- Kouga se acercaba hasta la joven y se sentaba a su lado.- ¿Te unes a mi?

Los ojos inocentes pudieron divisar el valor oculto en el corazón de Kouga, viendo sus ojos Kagome encontró la seguridad que solamente había sentido antes con Inuyasha.

-Con una sola condición.- Kagome hablo suavemente.- No quiero que intervenga la guardiana, no la quiero ver inmiscuida en esta batalla, esta será una victoria que solo los Tamashis disfrutaremos.

Miroku sintió oscuridad en las palabras de Kagome, algo había cambiado en aquel instante; el amor es el sentimiento más puro pero es el más fácil en cambiar. Ninguno de los magos protectores dijo nada en aquella sala; una vez que caía la tarde Kouga se despedía y se alejaba en su carruaje. Kagome estaba sentada en la sala mirando un fuego azul en la chimenea, Miroku se acerco y se paro a su lado.

-No interrumpí su conversación, y respeto su decisión, pero para mi opinión usted aun no posee la fuerza para una batalla de esta magnitud.- Miroku veía como los ojos chocolates estaban perdidos en aquel fuego.-

-No he pedido su opinión señor, no lo conozco bien y no se si me acostumbre a su presencia, pero le pido que no ponga en duda mis decisiones.- La voz de Kagome era amarga y dura.-

-Mi señora solamente aunque sea deberían de avisar al Palacio, ellos deben saber.- Miroku veía como Kagome se levantaba de su silla.-

Kagome miro a Miroku y el pudo ver como los ojos de la joven habían perdido su brillo, parecía estar muy cansada ya que su respiración era acelerada, ella colocaba una mano en su pecho.

-No quiero que lo sepan, esta batalla no le incube a la guardiana, ella ya es feliz el palacio que se quede allí, yo debo seguir mis instintos.- Kagome apretó su mano en el pecho y sintió un pequeño mareo.-

Miroku la sostuvo y ella se alejo al sentirse mejor, el pecho de la joven comenzaba a dolerle sin motivo aparente.

-Siga mis ordenes mago, me retiro, estoy algo indispuesta.- Kagome se retiro de aquella sala.-

-Se debe encaminar bien el sentimiento o este puede cambiar.- Miroku seguía con la vista a la doncella que caminaba despacio.-

La noche volvió a dejarse ver y la luna veía como en su cuarto aquel cofre no dejaba de sonar mientras una joven estaba en el suelo con la mano en su pecho.

-¿Por qué me duele tanto el pecho? –Pensaba Kagome mientras veía el espejo en su recamara.- Ya no quiero recordar ¿dueles tanto Inuyasha? – Posando su mano en el espejo.-

El espejo se quebró y la joven había abierto una entrada al mundo mortal, antigua su habitación la esperaba del otro lado. Son tantas las promesas que puedes decirme pero ¿Cuántas puedes cumplir?.

kittie