Desde las sombras a la normalidad

Después de un tiempo bastante largo, demasiado quizás, vuelvo a publicar y espero no dejar a nadie indiferente. Es la primera vez que me lanzó con un relato tan corto, pero espero que os guste.

Desde las sombras a la normalidad​

Normalidad,... simple, triste, clara normalidad ¿Porqué las cosas no cambian cuando lo deseamos? ¿Por qué vivimos condenados a morir en esta aplastante normalidad? ¿Y por qué cuando los cambios nos estallan en plena cara todos anhelamos la tranquila normalidad que tanto odiamos? Humanos... siempre tan ilógicos y contradictorios...

Yo antes era como tú, víctima impaciente de reflexiones sin sentido, analizando una posible vida de acción des de la comodidad de mi sillón, lamentando noche tras noche no haber sido capaz de aprovechar mejor el tiempo que se escurría por mis dedos como la sangre que ahora se desliza por mi piel.

Como cambian las cosas ¿verdad?
Ahora ya nada es como antes, tan solo por haberme convencido de que conformarme con esta aburrida normalidad no era lo mejor para mi. ¿Y creéis que gané con el resultado? Espero que no seáis demasiado optimistas, la vida siempre se nos termina comiendo con la misma crueldad que un monstruo gigante de afilados colmillos.

Hablando de comer que hambre tengo... Este pequeño animalillo lleva gritando un buen rato, pero será un buen alimento, su carne esta tierna, lástima que su sangre manche tanto la ropa... uffff con lo cara que me había costado esta camisa. Estoy cansada, no deja de gritar, tiene demasiada fuerza de voluntad y demasiadas ganas de vivir, pero todo termina tarde o temprano. Que frágil es la vida, un simple crujido y todo termina, de nuevo el ansiado silencio. Su cabeza cuelga al borde de la mesa de una manera extraña y antinatural y el goteo de su sangre contra el suelo es prácticamente hipnótico. Que tétrico ¿verdad?

Como os iba contando, una noche te decides, “mi vida no puede seguir encerrada entre estas cuatro paredes” piensas, te pones tu mejor vestido, te peinas y maquillas como las actrices de las películas de Hollywood y te vas de fiesta como las chicas de tu edad. Inocente piensas que encontrarás a tu príncipe azul y caes como una tonta ante el primer tío elegante que no parece un asesino en serie. Pero siempre te equivocas, los hombres siempre son hombres o tal vez no.

Cuando quise darme cuenta el miedo se había apoderado de todos mis sentido y sus colmillos se habían apoderado de mi cuello. Demasiado tarde para decir: “No, gracias, no me gustan los vampiros”.

Y ahora aquí me tenéis, haciendo lo mismo. Pobres humanos siempre tan tontos, ilógicos y contradictorios. Caéis siempre con unos trucos tan burdos que no dejara de hacerme gracia aunque los siglos pasen y vuestros huesos se conviertan en polvo.

Disculpadme un segundo tengo que quitar a ese hombre de mi mesa, ya no le queda sangre en el cuerpo y su cuello colgando al borde mi mesa empieza a ser un espectáculo grotesco.

¿Asustado? Más deberías estarlo, las puertas están cerradas amigo mío, ahora llega tu turno.

No te impacientes demasiado, ahora vuelvo...