No puedo evitar recordar a los trabajadores de las minas al norte de dónde vivo, que tantas injusticias sufrieron, dando su vida e integridad por un trabajo que les mentenia viviendo con miseria. Gente trabajadora, que no tenía más que trabajar, esclavos de sus patrones. Dentro de esas minas oscuras no importaba tu color, poco menos tu procedencia, bajo cualquier accidente morirías cómo cualquier otro. Bajo esa adversidad no importa de qué color era tu compañero, ambos parecerían el mismo destino.