Descendencia [Inu&Kago]

Hola a todos gracias por ser tan pacientes, aquí les dejo la conti

Capítulo 13: Miradas sospechosas

Al otro día la joven rubia regresó a la mansión Taisho, se sentía más enojada y frustrada que antes, su deseo obsesivo por el ojidorado crecía día a día y al no poder saciar sus deseos su frustración crecía más y más.
Al llegar a la entrada se encontró con el mayordomo quién la saludo amablemente al verla y ella con mucho esfuerzo contesto con una sonrisa forzada.

—Hola Himiko ¿Cómo te la pasaste con tus padres?— le pregunto Aome al verla llegar

—Ah…bien sí gracias señora Aome— contesto fingiendo sonrisa

—Me alegro, bueno te dejo a Kahory debo irme al trabajo, nos vemos más tarde, adiós mi amor— dijo la pelinegra al mismo tiempo que se despedía de beso de su pequeña

—Que tenga buen día señora Aome— le dijo la rubia despidiéndola

—Gracias nos vemos— contesto mientras subía a la carroza que la llevaría a la ciudad

—Bueno pequeña mocosa a cuidarte de nuevo— dijo con fastidio mientras llevaba a la pequeña al interior de la mansión

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Mientras tanto en la empresa de Inuyasha, este se encontraba en su oficina cuando de repente tocaron a su puerta.

—Disculpe señor Taisho, pero el señor Hukudo ya está aquí y quiere hablar con usted— anunció la recepcionista

—Sí gracias Kira hazlo pasar por favor— le indico el pelinegro

—Como diga señor—

Unos segundos después aquel sujeto entró, era un joven pelinegro de cabello atado en una pequeña coleta baja y con ojos celestes y muy apuesto.

—Buenos días señor Taisho, soy Miroku Hukudo vengo en representación de mi padre para firmar el tratado de esta la empresa Taisho con la nuestra la empresa Hukudo que se había acordado— dijo el muchacho

—Por favor dejemos las formalidades— pidió Inuyasha cordialmente

—Muy bien entonces—contesto Miroku

—Bien, esta nueva asociación ayudará a ambas empresas estoy seguro— dijo Inuyasha felizmente

—Sabes espero que no pienses que soy un entrometido pero, eh oído hablar de ti antes—

—Valla ¿y quién te ha hablado de mí? Si se puede saber claro— pregunto el pelinegro

—Pues mi mujer se llama Sango y es muy amiga de la tuya— dijo haciendo que Inuyasha se sorprendiera

—Pero claro, si Sango va a todo el tiempo a nuestra casa a visitarnos es más ella trabajo con Aome en su casa de modas, así que tú eres su esposo— dijo sorprendido Inuyasha

—Así es ella me platico de su trabajo con tu esposa me parece muy bien que ellas trabajen no estoy de acuerdo con la idea de que las mujeres no tengan derecho a trabajar es injusto—

—Sí estoy de acuerdo fue por eso que apoye mucho a mi esposa con su sueño de abrir su casa de modas—
—Bueno es un gusto conocerte Inuyasha— dijo Miroku estrechando la mano con Inuyasha

—Sí igualmente espero podamos ser grandes amigos y socios como lo son nuestras esposas— dijo en tono divertido el ojidorado

—Sí eso espero— contesto Miroku sonriendo

—Bueno vamos a ver lo del tratado ¿te parece?— propuso Inuyasha en seguida

—Sí claro que sí—
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En otra parte de la ciudad, específicamente en la casa de modas “Miko kawaii”.

—Oye Aome no te da algo de desconfianza que Himiko esté en tu casa sola— dijo Sango

—Por que debería darme desconfianza, ella es una buena chica, además cuida bien de mi Kahory— dijo Aome cosiendo unas molduras de vestido

—No lo sé pero además ella es bonita ¿y qué tal si se le insinúa a Inuyasha?— dijo Sango haciendo que Aome voltease en seguida

— ¿A qué te refieres?—

—Tú sabes bien que tu esposo es uno de los hombres más apuestos y deseables de toda la ciudad—

— ¡Oye!— dijo Aome algo molesta

—Es la verdad y lo sabes, créeme que si lo hubiera conocido antes que tu yo…— pensaba con malicia

— ¡Ah muy bien basta! ¿A qué viene esto?— dijo ella confundida

—Que esa Himiko es una mujer como cualquiera de nosotras con deseos y estoy segura que tuvo que haberse percatado de que Inuyasha es guapo—

—Por favor Sango eso es imposible, Himiko ha trabajado para mí desde hace un mes y no ha hecho nada malo, ella lo respeta mucho, dices eso porque ella no te agrada— contesto Aome segura

—Tal vez pero aun así deberías tener cuidado— le advirtió Sango

—Está bien lo haré ¿contenta?— contesto resignada la pelinegra

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Al atardecer Inuyasha regresaba a la mansión Taisho lo que le pareció raro a Himiko quien venía bajando de las escaleras tras haber dejado dormida a Kahory en su habitación.

—Hola señor Inuyasha, valla regresó antes de lo normal— dijo sorprendida la rubia

—Sí es que decidí salir temprano hoy, no tenía muchos pendientes como a diario, Aome ¿aún no llega verdad?—

—No la señora Aome siempre llega a la hora que llega usted como a eso de las ocho— contesto mientras le dedicaba una coqueta sonrisa que al pelinegro le extraño

—Bien estaré en mi estudio después iré a ver a mi Kahory— dijo mientras se encaminaba a su estudio algo nervioso
— ¡Qué bien! esta es mi oportunidad— pensaba maliciosamente la rubia

Después de un rato el pelinegro se encontraba revisando unos papeles de la empresa en el estudio cuando el sonido de la puerta lo hizo reaccionar.

—Disculpe señor Inuyasha pero pensé que después de estar revisando tanto sus papeles debe estar muy cansado así que le traje un poco de té— dijo Himiko mientras se adentraba al estudio

—Pues gracias señorita Himiko— contesto Inuyasha algo sorprendido

La rubia camino hasta el ojidorado dejando la taza de té enfrente de él mientras levemente se inclinaba incitándolo a ver sus pechos lo que hizo sonrojar levemente a Inuyasha.

— ¿Pasa algo señor Inuyasha?— pregunto inocentemente

—N-No pasa nada, gracias por el té— dijo el pelinegro algo nervioso mientras tomaba un sorbo del té

—Bien pues me retiro para dejarlo trabajar a gusto con su permiso— dijo con una sonrisa perversa mientras se retiraba

— ¡Maldición en que estoy pensando! Es mejor concentrarme en esto o no lo terminaré— pensaba Inuyasha regañándose a sí mismo

Himiko mientras tanto sonreía triunfante mientras se dirigía a su habitación.

—Perfecto logré lo primero, hacerle ver mis encantos y por lo que noté le fue de bien ver jaja— pensaba mientras se veía ella misma en el espejo de su habitación

Después de un rato Aome regresaba a la mansión Taisho después de un día duro en la casa de modas, mientras la recibía el mayordomo.

—Buenas noches señora Aome ¿Cómo le fue?— pregunto cortésmente el hombre

—Bien Himiko gracias ¿Y Kahory?— pregunto la pelinegra

—Oh no se preocupe la pequeña Kahory está durmiendo tranquilamente— dijo fingiendo una dulce sonrisa

—Oh que bien ¿Sabes si mi esposo ya llegó?— cuestiono Aome

—Sí el señor Inuyasha está en su estudio, llego temprano el día de hoy— dijo la rubia

—Gracias iré a verlo por hoy es todo, puedes irte a descansar Himiko— dijo amablemente Aome

—Muy bien señora Aome con su permiso— dijo mientras se retiraba a sus aposentos

Mientras tanto Inuyasha se encontraba en su estudio pensando en lo sucedido en la tarde, era cierto que cuando conoció a Himiko le había parecido linda más sin embargo él amaba demasiado Aome ella era realmente hermosa y siempre la deseaba todo el tiempo y de eso no había duda.

—Hola mi amor ya llegué— dijo la pelinegra entrando al estudio sacando al ojidorado de sus pensamientos

—Hola linda, que bueno que ya llegaste— dijo Inuyasha mientras se acercaban para darse un tierno beso

—Me dijo Himiko que hoy llegaste temprano— dijo Aome mientras se sentaba en las piernas de Inuyasha

—Sí hoy no tuve muchos pendientes como del diario— dijo sonriendo

—Oye hace un tiempo que no hacemos…ya sabes— dijo la pelinegra en forma seductora

—Sí tienes razón— contesto el ojidorado mientras besaba apasionadamente a su bella esposa

Aome coloco sus manos alrededor del cuello de Inuyasha acercándolo hacia ella mientras el posaba las suyas en la estrecha cintura de la pelinegra, como ella estaba sentada en sus piernas podían sentir como sus intimidades de frotaban levemente de forma deliciosa para ambos, la temperatura comenzaba a subir en cada caricia cuando de repente.

—Disculpe señor Inuyasha yo…ah— dijo la rubia entrando de repente al estudio mientras veía a Inuyasha y Aome en aquella posición bastante acalorada

—H-Himiko creímos que ya te habías ido a dormir— dijo Aome bastante apenada mientras se retiraba de las piernas de Inuyasha sonrojada a no poder

—Oh por favor discúlpenme no quise interrumpirlos, con permiso— dijo la rubia saliendo de el estudio

—Dios que pena que debe pensar de mí ahora— dijo Aome sonrojada de la pena

—Oh vamos preciosa nosotros no tuvimos la culpa que nos encontrara así— dijo Inuyasha mientras abrazaba a su esposa

—Sí bueno, es mejor hacer esto en otro lugar ¿no crees?— musito Aome mientras tomaba al ojidorado de la mano

—Por supuesto que sí— contesto el sonriendo de forma perversa mientras ambos se encaminaban a su habitación

Himiko por su parte llegaba toda furiosa a su habitación azotando la puerta al mismo tiempo que tiraba varias de sus cosas del enojo que la apoderaba.

— ¡Maldita sea, maldita sea!...no puedo creer que estaban por hacer… ¡No esto ya se está saliendo de control!— gritaba la rubia lanzándose a su cama

—La fortuna puede esperar pero Inuyasha no…él no puede esperar más— pensaba la rubia mientras apretaba los puños

Espero les haya gustado ¡Saludos y sayonara!;)

 

Hola a todos de veras perdón por el retraso pero es que acabo de entrar a la escuela y ya saben demasiadas tareas en quinto semestre de prepa, sin más les dejo la conti (Espero que no me maten por hacerla tan corta)

Capítulo 14: Sospechas oscuras

Al día siguiente en la mansión Hakato, Ayame se presentaba en la puerta para atender a su trabajo como asistente personal de Kouga se encontraba algo temerosa del encargo del que le había hablado previamente pero sabía que tenía que poner todo su esfuerzo en cumplir lo que le dijera.

—Buenos días ¿El señor Hakato se encuentra?— pregunto la pelirroja al mayordomo

—Sí la está esperando en su estudio pase por favor la llevaré allá— contesto amablemente el hombre mientras escoltaba a la chica

—Valla que este lugar es enorme— musito la chica llamando la atención del mayordomo

—Sí esta mansión le perteneció a los padres del joven Kouga quienes la construyeron hace ya mucho tiempo, esta casa es muy especial para el joven Kouga— comento el hombre

—Ah, disculpe la pregunta pero ¿El señor Hakato está casado?— pregunto la chica algo temerosa

—Lo estuvo hace tiempo pero se divorció, solo eso puedo decirle señorita— contesto algo serio

La chica quedó algo sorprendida ante la respuesta del mayordomo, ella pensaba que él se encontraba casado, después de todo era un hombre apuesto y de excelente posición.

—Joven Kouga la señorita Ayame está aquí— dijo en la puerta

—Bien hazla pasar por favor— dijo el ojiazul

—Buenos días señor Hakato eh venido para empezar mi trabajo— dijo la chica adentrándose a la oficina

Kouga al verla entrar se sorprendió ante el cambio de imagen de la chica, ahora se encontraba ataviada en un bello vestido color lila con decoraciones de bordados de flores en el corsé y parte de la falda, el cabello lo traía suelto prendado de un lado con una peineta y con un discreto maquillaje que le asentaba muy bien, realmente se veía hermosa.

— ¿No exageré con la ropa o sí?— pregunto tímida la chica al ver como el ojiazul la miraba

—No señorita Ayame se ve muy bien— dijo con una media sonrisa lo que sonrojo levemente a la pelirroja, era raro en él que sonriera después de todo desde que Aome se había ido él se había vuelto más y serio y algo frío con las personas

—Bien entonces dígame que es lo que tengo que hacer señor Hakato—

—Primero que nada dejemos las formalidades, si vas a trabajar para mí llamémonos de forma simple, por nuestros nombres ¿está bien Ayame?—

—Muy bien…Kouga— dijo ella algo tímida

—Perfecto, bien recuerdas que hace un par de días cuando nos conocimos te hablé sobre buscar en donde trabajaba una persona— formuló seriamente

—Sí lo recuerdo, ¿es una persona importante?— pregunto la chica

—Así es, para mí no claro pero, es vital que sepa en donde se encuentra trabajando—

—Bien entonces dime su nombre y en donde vive—

—Su nombre es Himiko Kurenai, aunque eh buscado la forma de encontrarla en su casa al parecer se encuentra vacía—

—Bueno si no vive en su casa debe trabajar en alguna otra casa donde está viviendo, tal vez como ama de llaves o de sirvienta— comento la pelirroja

— ¿Himiko como sirvienta? lo dudo, conociéndola muy bien es lo último en lo que trabajaría— dijo en tono obvio

—Entonces la conoces muy bien, ¿es una mujer joven no es así?— pregunto algo seria la chica

—Sí ella y yo fuimos…—

— ¿Esposos?— pregunto la pelirroja

—No mi esposa fue otra mujer, una gran mujer— musito el joven con tristeza

—Entonces esta Himiko no es su esposa—

—No ella fue… mi amante por desgracia, pero ya no somos nada ahora necesito saber en dónde trabaja por que sospecho que hará algo malo en contra de…alguien importante para mí— musito por lo bajo

—Entiendo, entonces lo primero que haré será descartar si ella trabajo o no en un casa—

—Sí es buena idea, ve a todas las mansiones de la ciudad para preguntar si trabaja ahí, que el cochero te lleve, no sé si Aome se encuentra en la ciudad o si se fue a vivir fuera pero lo averiguare— pensaba el ojiazul

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Mientras tanto en la mansión de los Taisho.

—Bien Himiko debo irme, Kahory está durmiendo, nos vemos más tarde— dijo amablemente Aome

—Sí señora Aome que le vaya bien— contesto la rubia fingiendo una sonrisa mientras cargaba a la pequeña Kahory

Aome se retiró de la mansión hacia su casa de modas como diariamente lo hacía mientras la rubia la miraba irse con rencor.

—Ojalá y no volvieras, no eres más que un estorbo— pensaba la chica con odio

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En otra parte mientras tanto la pobre de Ayame había visitado más de 10 mansiones en toda la ciudad y en ninguna le pudieron dar referencia de Aome ni de Himiko, estaba por llegar a la última mansión y precisamente ahí acabaría su martirio ya que había llegado finalmente a la mansión Taisho.

Llego hasta el enorme portón de entrada para luego entrar sigilosamente mientras camina hacia la entrada donde unos guardias la detienen a unos metros de esta.

—Lo siento señorita pero no puede pasar sin permiso— dijeron los hombres

—Pero no entiende debo hablar con los dueños de esta casa— dijo la chica mientras ambos hombre casi la arrastraba hacia la salida cuando de repente vio a alguien afuera

—Pero que…— musito la pelirroja mientras trataba de ver de quién se trataba

Pudo ver a una chica de hermosa cabellera rubia y de ojos esmeralda mientras caminaba por la afueras de la mansión con una niñita de quizá cuatro meses de edad en sus brazos con cara de fastidio, de repente recordó las características que Kouga le había mencionado.

Su cabello es rubio y ondulado y el color de sus ojos es verde esmeralda y es bastante atractiva

—Ellas estoy segura de que se trata de esa mujer, y la verdad no es tan atractiva— pensaba la chica

—Ya vete de aquí niña si no quieres problemas— dijo el hombre empujándola fuera

—Muy bien muy bien lo haré, solo una pregunta ¿Quiénes son los dueños de esta casa?— pregunto la chica

—Los señores Inuyasha Taisho y su esposa la señora Aome de Taisho, ahora vete— le dijo de forma brusca

—Está bien, tengo que decirle a Kouga que su esposa vive aquí y que encontré a la tal Himiko— pensaba la chica mientras se regresaba a la mansión Hakato

Bueno hasta aquí el cap 14, el siguiente lo traeré en 4 o 5 días depende de mis odiosas tareas :)
Eh aqui un pequeño adelanto:

— ¿Se encuentra bien señorita Himiko?—pregunto el ojidorado al verla en el suelo y tratando de ayudarla a levantarse

—No se preocupe señor Inuyasha estoy bien— dijo fingiendo mientras se encontraba en brazos de el pelinegro comenzó a acercarse a sus labios con intención de besarlo

¡¡Saludos y sayonara!! ;)

 

Hola a todos gracias por ser tan pacientes aqui les traigo conti, la cual advierto es corta

Capítulo 15: Seducción maligna

La bella pelirroja llegó rápidamente a la mansión Hakato para luego encontrarse con Kouga para decirle que había hallado a Himiko nada más y nada menos que en casa de Aome e Inuyasha.

—Kouga debo decirte algo importante— dijo la chica algo agotada por la rapidez en la que había llegado

—Dime Ayame ¿qué pasa, porque vienes así?— pregunto preocupado el ojiazul

—La ultima mansión que visité era de la de la familia Taisho— dijo la chica recuperando el aliento

— ¿La familia Taisho? ¿Eso quiere decir que es donde vive Aome?— pregunto sorprendido el pelinegro

—Así es pero eso no es lo único, la encontré, estaba ahí—

— ¿Encontraste a Himiko?—

—Sí y además estaba cargando a un bebé, debe ser el hijo de los Taisho— dijo la chica algo seria

Kouga al escuchar aquello no pudo evitar sentir un dolor en el corazón, a pesar de que ya se había hecho a la idea de que Aome obviamente tendría hijos sin embargo el saberlo de repente había sido un duro golpe.

— ¿Estas segura que era ella?— pregunto a la chica

—Si totalmente segura era tal y como me la habías descrito— reitero la pelirroja

—Entonces era tal y como pensé, planea algo con esa familia y no puedo permitirlo— dijo el ojiazul seriamente

—Veo que realmente sigues amando a tu ex-esposa ¿no es así?— musito la chica

—Podría decirse que es solo afecto— dijo el muchacho tímidamente

—Entonces ¿qué piensas hacer?— pregunto la chica

—Por ahora no podemos hacer nada, lo mejor es esperar a encontrarla sola, lo más probable es que la hayan contratado como niñera así que debemos buscar la forma de encararla cuando Aome e Inuyasha no se encuentren— dijo seriamente

—Como digas, ¿puedo retirarme?— pregunto la chica

—Si puedes irte nos vemos mañana—

La chica asintió y cuando se disponía a abandonar el estudio el ojiazul dijo en seguida

—A propósito Ayame, gran trabajo el de hoy, lo has hecho bien— dijo con una semi sonrisa

—Gracias Kouga—contesto la chica con una dulce sonrisa

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Mientras tanto en la mansión Taisho, Inuyasha llegaba de trabajar después de un largo día de trabajo y después de atravesar la puerta de entrada en pleno camino hacia su estudio se encontró con la perversa Himiko quién lo miraba embelesada que casi Inuyasha podía percibir las hormonas que ella desprendía de solo mirarlo.

—Ah…bienvenido señor Inuyasha disculpe mi imprudencia— musito en tono tímido

—No se preocupe Himiko ¿mi esposa no ha llegado?— pregunto el ojidorado caminando hacia ella

—No señor aún no, según me dijo regresaría un poco tarde el día de hoy— contesto la chica sin dejar de mirarlo

—Entiendo, ¿Kahory ya se durmió?— pregunto el pelinegro

—Si está durmiendo tan dulcemente en su habitación—

El ojidorado se adentró a la habitación de la pequeña Kahory hasta su cuna donde dormía plácidamente con sus bellos cabellitos azabaches adornando su frente y sus tiernos y pequeños labios rosas temblaban por lo que Inuyasha opto por cubrirla con la sabana un poco más para luego depositar un beso en su frente.

—Mi pequeña hija, duerme— musito el muchacho abandonando la habitación

—Es tan linda ¿no es así?— dijo la rubia

—Sí aún no puedo creer que ya tenga 5 meses el tiempo pasa tan rápido, aún así es tan pequeña y tan frágil—

—Si es cierto, pero no se preocupe que yo la cuidare y jamás permitiré que nada malo le pase— dijo la chica con una de sus falsas sonrisas dulces

—Gracias Himiko, bueno puede irse a descansar por hoy— le contesto el muchacho sonriendo

—Sí gracias con permiso— dijo la chica cuando al dar el primer paso fingió haber perdido el equilibrio para luego caerse

— ¿Se encuentra bien señorita Himiko?—pregunto el ojidorado al verla en el suelo y tratando de ayudarla a levantarse

—No se preocupe señor Inuyasha estoy bien— dijo fingiendo mientras se encontraba en brazos de el pelinegro comenzó a acercarse a sus labios con intención de besarlo

Inuyasha miro a la chica por un momento quién aún se encontraba en sus brazos muy cerca de su rostro, no podía negar que la rubia era bastante atractiva, sus sentidos lo estaban traicionando, los labios de la rubia casi rozaban con los suyos sin embargo su conciencia se hizo presente haciéndolo reaccionar.

—Ah…que bueno que este bien— dijo Inuyasha reaccionando

—S-Sí gracias señor Inuyasha disculpe mi torpeza— musito la chica alejándose de el ojidorado

La chica se encamino hasta su habitación maldiciendo por lo bajo el no haber podido cumplir su cometido, mientras que el ojidorado se encontraba confundido al mismo tiempo que molesto consigo mismo por haber estado a punto de caer en “aquello”.

Mientras tanto la chica llegaba hasta su habitación molesta mientras se disponía a vestirse con su camisón de dormir.

— ¡Maldita sea que estúpida fui ya casi era mío! Debí haberlo besado en seguida y no vacilar, Inuyasha cuanto deseaba deleitarme con tus labios— pensaba la chica pasando sus dedos por sus labios

—Necesito que Inuyasha sea mío cuanto antes, la fortuna no puede esperar, mañana mismo lo conseguiré y después de haberlo disfrutado me desharé de él al igual que de su estúpida esposa e hija— pensaba malignamente la rubia mientras se recostaba en su cama

Espero no me maten por dejarla, corta prometo poner conti más rapido
¡¡Saludos y sayonara!! :)