Ataro tomo las bolas de nieve que les habian lanzado y se las devolvio. Mientras, yo empezaba a sentir un poco de frio asi que me aleje de ellos un momento para buscar algo en un bolso.
Lopunny evadió de un salto las bolas de nieve que le tiró Ataro, y ahora que estábamos a las espaldas del Ambipom pudimos lanzarles bolas de nieve entre Gallade y yo
Ataro sonrió ampliamente tras sentir que Rojo y Gallade estaban tras de el y con sus cola-manos agarro nieve e hizo bolas de nieve para empezar a lanzarcelas a Rojo y a Gallade.
Me tiré a un lado, y Gallade a otro, cubriéndonos, tras levantarnos comenzamos a tirarle más bolas de nieve a Ataro, ahora contando con la ayuda de Lopunny
—¡Ambipom!—exclamo el pokemon, yo al oír su llamado saque a Pilo y a Sneal. Sneal agarro varias bolas de nieve y empezó a lanzarcelas a Rojo, Ataro hizo lo mismo pero a Loppuny y Pilo igual pero en Gallade.
Heracross y Pinsir llegaron como refuerzos, recibiendo las bolas de nieve por Lopunny, y contraatracando entre los tres, Gallade y yo recibimos las bolas de nieve, para luego tirarles a Mitsuki, Sneal y Pilo, un tremendo Mamoswine
Suspire tras sentir las bolas de nieve que me lanzaron a mi. —Regresen—dije antes de regresar a los tres pokemon a sus pokeballs.
Una vez guarde mis pokeballs, me puse un abrigo por el frió pero igual temblé un poco. —Jum...debería recapacitar eso de usar falda..—susurre antes de suspirar y ponerme a caminar.
Tome asiento en una banca pero debido al frió, se había medio congelado y me resbale lo que hizo que cayera. —Agh, la nieve tiene su desventaja—susurre adolorida, luego me puse de pie y me limpie la nieve.
Saque a Nitel y tras hacer con su aliento caliente derretir el hielo de la banca me sente en esta. —Gracias, Nitel—dije sonriendo antes de acariciar al pokemon.
Empece a acariciar el pelaje suave de Nitel. —Ah, al fin acaricio el pelaje de un Ninetales que es mio—murmure sonriendo.
Cerré los ojos, para no pensar en nada, hasta sentir a Sylveon al lado mío —Hola pequeña... Gracias por estar conmigo... —sonreí un poco, y volví a cerrar los ojos, con Sylveon recostada a mi lado—
Abrace un poco al pokemon. —Tu pelaje es muy suave—le dije sonriendo, el pokemon sonrió y me dio una lamida en la mejilla.
Mantenía los ojos cerrados, abrazando un peluche de Victini, siempre lo llevaba conmigo por ser para mi un amuleto de buena suerte...
Abrí los ojos —Ahora si... Vayámonos a otro lado —finalmente me subí en Aerodactyl para irme a Ciudad Témpera un rato, pero lo que logré fué que el volador se rehusara— Bueno, a caminar entonces