Colección de Pokémon - Desafio Nº 1: Los Quince Errores

Re: Desafio Nº 1: Los Quince Errores

Los Quince Errores
Compras​

-May… sabes quería preguntarte algo…- dijo el joven. La susodicha se dio vuelta para encontrarse con un Ash sonrojado y con su vista perdida algún lugar del arbusto del frente.

-¿Qué cosa?- preguntó incrédula de ver a su amigo en aquella situación.

-Pues…- el joven se revolvió el cabello frustrado.- El sábado es el cumpleaños de Hikari y… no tengo ni idea de qué regalarle.- respondió mientras la sangre volvía a acumularse en sus mejillas.- ¿Podrías… si quieres claro, ayudarme?- preguntó sintiéndose ridículo por aquella proposición.

May parpadeo unos segundos confusa pero cuando abrió la boca para contestar Ash se lo impidió.

-Olvídalo… mejor no.- dijo. La joven arqueó ambas cejas y lo miró escéptica.

-Mañana Ash Ketchum, tú y yo iremos de compras.- aclaró la castaña. Ash abrió la boca para replicar pero ésta lo silencio con un movimiento de mano.- Nos veremos mañana a las dos de la tarde, en las puertas del centro comercial.- y dicho esto le guiñó un ojo y se alejó del lugar.

Ash se maldijo internamente. Como el tonto que era había conseguido, en tan solo dos minutos conseguir una cita con su mejor amiga… cosa que llevaba evitando desde hacía dos años. De seguro que si había un premio al idiota del año, él se lo llevaría, pensó irónicamente colocándose su inseparable gorra roja.

OoO​

El edificio de dos pisos y con numerosos vidrieras que daban hacia la calle comenzó a aparecer mediante Ash se acercaba. El viento frío lo golpeaba en la cara sin piedad, las manos se hundían en los bolsillos mientras la caminata se hacía más forzosa a cada paso que daba.

Esperó enfrente de la imponente construcción, anhelando que por el bien de sus pies, manos y prácticamente todas las partes de su cuerpo no quedaran congeladas o sin movilidad alguna.

May llegó a los pocos minutos, con la nariz roja y con los ojos empañados, además de la bufanda y el gorrito de lana que le llegaba hasta un poco más arriba de los ojos. Tras saludar a su amigo lo jaló del brazo e ingresaron al calor del edificio.

Ya más calientes y pudiendo mover sus dedos, manos y pies comenzaron a recorrer la parte inferior del edificio, en la cual dominaban las tiendas, desde las de deportes hasta las de ropa o música.

-¿Qué tienes en mente Ash?- preguntó May, cuyos ojos miraba cada una de las vidrieras, sin perder detalle alguno.

-Muero por una hamburguesa.- se sinceró el joven, haciendo que a May se le escapara una carcajada. El la miró con las cejas arqueadas.

-Me refiero a qué tienes en mente para Hikari.- aclaró la joven con una sonrisa en sus labios. Paseó sus ojos por los diferentes locales y luego volvió sus orbes azules a los avellana de él.

-Ah.- dijo Ash sonrojado por lo dicho.- Pues… Hikari es muy… buena persona.- agregó metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón. May meditó un poco la respuesta.

-Ash no estamos en el día del amigo, por lo que no creo que encuentres un oso de peluche con las inscripción “Eres buena persona, nunca cambies”.- recitó la joven rodando los ojos.

-Lo sé May… pero sabes que soy pésimo encogiendo regalos…- replicó el joven parándose en frente de la gigantesca fuete del centro comercial.

-Ni que lo digas…- susurró ella recordando el regalo que le había regalado el joven meses antes para su cumpleaños, pasta de dientes e hilo dental. Al parecer Ash se había tomado muy en serio la frase de “Piensa en algo que use diariamente”

-¿Dijiste algo?- preguntó el joven desconcertado. May negó con la cabeza.

-A Hikari le gusta mucho la ropa…- comentó escuetamente.

-¿Tú crees?- preguntó el joven con inocencia y a la vez con sorpresa por semejante hallazgo.

-Si, estoy completamente segura.- dijo sonriendo por lo bajo. Era increíble como alguien podía ser tan… despistado y no ver lo que es evidente hasta para… el más despistado del mundo.- Vamos a la parte de arriba y de seguro encontraremos algo de su agrado.- dijo emocionada mientras jalaba del brazo del entrenador y lo conducía al elevador.

OoO​

Cinco tiendas… cinco malditas tiendas había recorrió, pensó May hastiada de ver tanta cantidad de ropa y que ninguna le gustara a Ash. Él era imposible, la mayoría de los hombres aceptaba cualquier trapo que tuviera tres agujeros y que se considerara ropa, mientras que Ash, siempre en contra de la corriente le encontraba defecto a cada una de las prendas.

Flash Back.

-Ash… ¿Qué te parece esta?- preguntó May mostrándole una blusa de color naranja.

-Muy pálido.- objetó el joven. La joven se encogió de hombros, dejó la blusa en su lugar y siguió revolviendo en busca de algo del agrado de Ash.

-Y… ¿Qué opinas de esta?

-¡Dios May! Eso no tapa nada.- exclamó escandalizado. La susodicha rodó los ojos, se acercó la prenda a su cadera y comprobó que la falda le llegaba hasta pocos centímetros sobre la rodilla. Devolvió la prenda pensando que Hikari no usaría algo tan largo y que creía que Ash esperaba encontrar una falda que le llegara hasta los tobillos.

-Y… ¿Qué tal un gorro? Tengo entendido que el que tiene está en sus últimas.- comentó. Se dirigió hacia el otro extremo de la tienda y trajo uno de los gorritos de lana que había en el mostrador.

-No me gusta…- dijo inspeccionándolo con ojo crítico.

-Se supone que debe gustarle a ella no a ti.- respondió de mala gana la joven. Le dolían los pies y su estómago había comenzado a emitir ruidos un tanto sonoros. Aventó el gorrito, cayéndole a Ash en la cara y salió de la tienda a grandes zancadas refunfuñando por lo bajo.

El joven miró en la dirección en la que había salido May, giró sobre sus talones y se dio cuenta de que la dependienta de la tienda lo miraba con ganas de carcajearse. Dejó el gorrito en su lugar.

-Mujeres… todos unas histéricas en cuanto a compras…- susurró reprobatoriamente, haciendo sonreír a la joven de cabello ondulado. Sin más que decir salió de la negocio.

Fin Flash Bach.

Y así es como había llegado a parar en uno de los puestos de hamburguesa del lugar. Con la salsa de tomate como única acompañante y un refresco a medio beber… además de algunos rastros de lechuga en las servilletas.

-Pareces divertida…- susurró la inconfundible voz de Ash. Ella levantó la mirada de los círculos que formaba con el escarbadientes sobre la servilleta y se encontró con el entrenador sosteniendo dos helados.- Ten.

May suspiró pero terminó aceptando el helado… después de todo era de vainilla, su sabor preferido.

-May… lamento haber sido un…

-Inconformista, insaciable, que reprobaba todo lo que yo decía y un tanto exasperante que nada era de su agrado.

-Iba a decir un tanto difícil para decidirse… pero gracias por los cumplidos.- dijo sarcástico. Ella bajó la mirada y jugó con la cucharita de su helado.

-Lo siento Ash… pero es que cuando tengo hambre me pongo de mal humor.- aclaró la joven con una sonrisita nerviosa.

-Créeme… lo noté.- respondió irónico.

-No quieras hacerte la víctima Ash, yo fui quien se ofreció a ayudarte con esto de las compras… sabiendo que eres un completo indeciso en elegir regalo. Recorrimos durante horas el centro comercial para que después no te guste nada… ¡nada!- exclamó la joven fuera de si, con las mejillas ardiendo y sus ojos dilatados.

-Tienes razón May, no debí comportarme así.- dijo apenado. May alzó la mirada.- Y en verdad lo siento.- agregó. Levantó la vista y se encontró con una may debatiéndose entre si perdonarlo o no.- ¿Qué podría hacer para compensarte?- preguntó.

La joven Balance sonrió pícaramente mientras acercaba su rostro al del joven, quien cada vez se le enrojecía más las mejillas y la respiración se le entrecortaba.

-Con otro helado basta.- susurró guiñándole un ojo, para después levantarse y salir corriendo en busca de la heladería más próxima, en tanto Ash se quedaba con la mirada perdida y con su corazón latiendo a mil por segundo.

Ash miró a la joven con una sonrisa… sí, no hay nada mejor que ir de compras con May… siempre y cuando está no esté hambrienta, pensó divertido.

Nota de Drusky: Hooola a Todos! :D Espero que les haya gustado el one-shot ¿que puedo decir? supongo que es en agradecimiento a todos aquellos que me felicitaron para mi cumpleaños, gracias una vez más por acordarse de mi :D Lo último pero no menos importante ¡muchas gracias por todos sus comentarios!

Nos leeemos en las próximas actualizaciones!
Los quiere...
Drusky ^^

 

Re: Desafio Nº 1: Los Quince Errores

Los Quince Errores
Chocolate​

Todo niño a la edad de Jimmy suele tener los mismos intereses, ya sea obsesionarse con determinada comida, no comer sus vegetales, (o solo aquellos que sigan algún patrón favorable para ellos) o hasta incluso enamorarse de su niñera. Si aquella joven de unos dieciséis años, de cabello rubio, ojos celeste, estatura media, buen cuerpo y algo torpe, como solía repetirle una y otra vez su amiga Marina… pero para Jimmy ese aspecto pasaba desapercibido y sino, como el solía decirle, esa distracción era parte de su encanto… a lo que ella siempre respondía con su habitual chasquido de lengua…

Marina escrutaba con sus ojos verdes la obra que se imponía frente a ella. Había estado las últimas dos horas entretenida, con lo que ella llamaba, su obra maestra la cual consistía en un par de cubos acomodados estratégicamente, formando una especie de construcción antigua.

Resopló tratando de quitar el flequillo de sus ojos, retrocedió lentamente y sonrió orgullosa. Dicha obra era unos centímetros más alta que ella. Inspeccionó con ojo crítico su labor y tan sigilosamente como se había alejado de ella volvió a acercarse, para ahora sí poner el detalle final: Un listón de color púrpura que hasta hacía minutos había estado sosteniendo en una coleta su azulado cabello.

-¡Ay que linda!- exclamó una voz detrás de ella, inmediatamente Marina volteó con una sonrisa en sus labios y los ojitos verdes brillándole.

-¡Jimmy, por fin llegaste!- dijo eufórica la niña dando pequeños saltitos en su lugar.- Y… er… gracias por el cumplido.- comentó toda ruborizada mirando al suelo.

-De nada Malina.- respondió el dándole unas palmaditas en la cabeza.- En verdad es una linda construcción.- agregó el mientras ejecutaba su tic de tocarse la nariz con el dedo índice.

Marina lo miró de soslayo.

-Claro… la obra.- dijo despacito.

-Pues que más.- replicó el lanzando los brazos hacia atrás.- ¿No sabes dónde se metió Maddie?- preguntó con sus mejillas ardiendo.

-No- contestó cortando. Jimmy la miró extrañado-. Quiero decir, ni idea.- agregó con una sonrisa algo falsa.

-Ni modo, iré a buscarla.- comentó el niño empezando a caminar en dirección a la cocina, dejando a Marina sola en la sala. La niña suspiró y se dejó caer en el suelo. Cruzó sus piernas al estilo indiecito y se quedó mirando recelosamente un punto en la lejanía.

Me llamó Malina…Tonto.

Resopló de mala gana y sacó de su bolsillo una barra de chocolate. La abrió de un tirón y mordió furiosa la esquina de dicha golosina. Tragó con dificultad y volvió a repetir lo anterior.

-¡Maddie!- gritó Jimmy apareciendo por la puerta que minutos antes se había ido.- ¡Maddie, tengo hambre! ¡Anda nena, no querrás que tu futuro novio esté desnutrido!- exclamo entre carcajadas.

-Jimmy, cariño espera un ratito ¿si? Se buen niño y juega con Marina, una chica de tu edad.- le dijo para luego guiñarle un ojo y revolverle el pelo. El niño se sonrojó con violencia. Nunca había visto a Marina, a su amiga como algo más… si, Maddie estaba algo loquita. Se encogió de hombros.

-¡Oye Mali...!- el dueño de esos ojos amatistas se paró en seco junto al sofá. Aún al lado de la construcción, su amiga saboreaba una exquisita barra de chocolate negro con lo que parecían algunas nueces incrustadas. Se relamió los labios y se acercó un poco más.- ¿Sabías que yo te quiero muchito Malina?- preguntó con ojos inocentes.

La susodicha dirigió sus orbes esmeraldas a las amatistas de él.

-No te daré de mi cochalate.- replicó ella.

-Anda, no seas malita.- dijo haciendo puchero y moviéndola. Ella le dedicó una mirada frígida.

Sin pensarlo ni un segundo más, Jimmy se abalanzó sobre su amiga de cabello celeste y trató de arrebatarle la barra de chocolate por las malas. La espalda de Marina chocó bruscamente contra el piso, y pese al dolor que eso generó no se separó de su preciada golosina… sino que al contrario se aferró a ella con uñas y… dientes.

-¡Auch!- exclamó el niño de cabello azul oscuro. Se incorporó y observó que su manita tenía dos dientes marcados.

-¡Mío!- replicó Marina mientras escondía la golosina atrás de su espalda. Jimmy, quien no estaba acostumbrado a que se le negara algo así, la miró con ojos vidriosos antes de empezar a jalarle el cabello a su amiga, y ahora rival.- ¡Suéltame!- gimió de dolor.

-¡Choplotale!- atinó a decir Jimmy mientras jalaba más fuerte del cabello de Marina, quien cansada de tal maltrato a su cabello alargó la mano derecha y tomó unos mechones del cabello de su compañero… comenzando así una pelea entre ellos.-Primero… primero tú.- rebatió el niño forcejeando.

-No, tú hazlo… o sino… sino… grito.- amenazó ella.

-No si yo lo hago primero.- replicó Jimmy. Pero antes de que alguno de los dos alcanzara a gritar la barra de chocolate se partió y gran parte de ella salió volando aterrizando dentro de la pecera. Marina dejó de jalar del cabello de su compañero, provocando que éste cayera de espaldas. La niña miró su mano… ¡ya no estaba! su barra de chocolate había desaparecido…

Jimmy se incorporó con una sonrisa triunfante y fijó su vista en la de Marina… sus hermosas orbes verdes estaban empañadas por las lágrimas rebeldes que se juntaban allí y que ella se negaba a dejar caer.

Suspiró. Desviando la mirada extendió la mano y le ofreció un pequeño trocito de la barra de dulce.

¡Si será idiota! Ofrecía su botín solo porque no le gustaba ver a Marina llorar…

Marina dilató los ojos y miró extrañada a Jimmy, cuyas mejillas estaban sonrojadas. Se mordió el labio y aceptó el trocito de chocolate. Volvió sus orbes a las amatistas de el y éste desvió la mirada. Ella sonrió tiernamente y partió en dos mitades casi iguales el trocito de la golosina. Sin miramientos extendió su brazo y se lo ofreció a Jimmy, quien lo aceptó gustoso.

Rebatiéndose internamente, se acercó a la niña que comía feliz su pequeño trocito y depositó un tierno beso en su mejilla, haciendo sonrojar a ambos… Metió ambas manos en los bolsillos de su campera y se alejó del lugar. Marina, con sus ojos dilatados dirigió su mano a la mejilla y la acarició tiernamente.

No solo Jimmy había renunciado a su parte de la golosina, sino que también le había dado un beso. Si, uno en la mejilla, solo un simple contacto de los labios de él con su mejilla, pero su amigo nunca le hacía eso a la niñas de su edad, solo a Maddie en un par de ocasiones, pero ella era caso aparte, como solía decirle, pero ¿acaso… ella, Marina también lo era?

Con aquella idea en mente, sacó de su bolsillo un pañuelo y envolvió allí el pequeño trocito que le había sobrado. Lo guardó cuidadosamente en su lugar y sonrió de oreja a oreja mientras miraba como Jimmy centraba toda su atención en la ventana.

Le perdono el que me llame Malina…


Notas de Drus: Hola a Todos!!!! Espero que no me hayan extrañado, Ja! vale borma cualquiera me mandé xP Espero les haya gustado este One Shot, la verdad no estaba segura si publicarlo ya que es la primera vez que hago algo fuera del Advaced y no sé cómo habrá quedado. Ya saben... se acpetan tomatazos o toda clase de hortalizas que deseen tirarme ja!

Nos leemos en el próximo One Shot!!!
Los quiere, Drus ^^