Alice in Wonderland DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por Andrea Sparrow, 10 Enero 2016.

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    Andrea Sparrow

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    DEMENTE Y MARAVILLOSO AMOR
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    960
    Cap. 21 El Clan Hightop

    [​IMG]

    - ¡El Escudo de armas del clan Hightop! – exclamó en voz baja el Sombrerero mientras contemplaba aquel dije. Entonces…puede ser que el Caballero sea parte de los nuestros…pero…¿por qué está en nuestra contra? Esto es…demasiado extraño.


    Escondido como estaba podía investigar por su cuenta para tratar de investigar qué pasaba con Alicia. Esperó a que el día clareara para poder conocer el castillo sin ser visto.

    En tanto ella salía con el caballero Oscuro hacia el exterior del castillo para dar un paseo por el lugar.

    - ¿Qué te parecen los jardines?- preguntó el Caballero a Alicia.

    Ella se sentía presa en ese lugar…los jardines le recordaban a Iracebeth y su tiranía, no había nada de atrayente en ese césped seco, con árboles retorcidos y secos…una gran tristeza se apoderaba de aquel lugar.

    - Me parece que…es tan…sombrío…digno de usted, mi señor- dijo con sinceridad.

    - Gracias…a mí también me lo parece, no me gustaría que fuera de otra manera, sin embargo, cuando tu corazón se torne completamente oscuro para mí…ese día…este lugar adquirirá un tono mucho más sombrío, digno de nuestro amor…-concluyó el Caballero acariciando el mentón de Alicia.

    Pero ella estaba segura de que, en cuanto se quedara sola podría organizar aquel plan para extraer del castillo las tijeras doradas del Sombrerero.


    El Caballero salió del castillo para entrenar fuera a los Growins y realizar así una reunión secreta.

    Cuando eso sucedió, Alicia recorrió el castillo para buscar a Tarrant. Al primero que encontró fue al gato de Cheshire.

    - ¿Le tuviste miedo?- preguntó Chessur a Alicia.

    - ¿Tú qué crees?- insistió ella.- Realmente ese hombre tiene la capacidad de amedrentarme…pero tenemos que ser más inteligentes que él. ¿Dónde está Tarrant?- preguntó.

    - Aquí estoy- dijo El Sombrerero junto a ellos.

    Alicia lo abrazó efusivamente mientras el Sombrerero acariciaba el cabello dorado de la chica. El gato dijo a Tarrant.

    - Acabamos de enterarnos de algo que no creerás…

    - Si es lo mismo que yo sé, entonces las cosas podrían ser más fáciles.

    - Vamos a un lugar seguro para hablar…-dijo Alicia mientras todos se dirigían al escondite del Sombrerero.


    Mientras tanto en Marmoreal, las cosas no eran para nada alentadoras. El Caballero no había perdido el tiempo y, acompañado de los Growins entró en el castillo de Mirana sin reparo alguno amedrentando a los súbditos de la Reina Blanca.

    - Por fin nos volvemos a ver las caras, Mirana- dijo el Caballero.

    - Gualterius…-dijo ella sintiendo una opresión en su pecho.- ¿Por qué…?

    - Tu caballero nos abandonó…cuando el Jabberwocky acabó con casi todos los nuestros, tú no hiciste nada para defendernos…sólo esperaba que ella cayera para cobrar venganza…

    - Sabías que yo…tú también me querías…-soltó la Reina con ánimos de hacer comprender al Caballero Oscuro que lo que hacía estaba mal y recordando asimismo, algo que parecía unirnos desde mucho tiempo antes.

    El Caballero en el salón del trono dijo a Mirana.

    - ¿Podemos…hablar en privado?

    Mirana dijo a sus súbditos con gentileza.

    - ¿Podrían dejarme unos momentos a solas…?

    - Enseguida, su majestad- dijeron los súbditos.


    Cuando se quedaron solos, Mirana preguntó a Gualterius:

    - Dame garantías de que tus Growins no intentarán nada contra mi gente.

    - Todavía no es tiempo…-dijo él acariciando el cabello de Mirana con el dorso de su mano para luego apartarlo y mirarse las uñas.- No sucederá nada…a menos de que cedas…no te costaría nada.

    Mirana lo miró con dulzura y dijo:

    - Gualterius…¿ya olvidaste que…tú y yo nos amábamos?

    El Caballero Oscuro la miró por encima de su hombro y dijo:

    - Eso…creo que a ti dejó de importarte-

    Mirana derramó un par de lágrimas blancas como la nieve y preguntó:

    - ¿Por qué piensas eso? No sabes cuánto sufrí cuando no volví a saber de ti…creí que habías muerto…Tarrant me dio la fuerza para creer que había esperanza cuando todo parecía perdido…

    - Tarrant…Tarrant…siempre Tarrant…ya podías dejar de mencionarlo en alguna ocasión.

    - No tendrías que ponerte así…El Sombrerero es de tu familia.

    - ¡Por mi maldita desgracia!- gritó el Caballero- pero eso no me impedirá acabar con Underland y convertirlo en un lugar mejor.

    Mirana suplicó con una dulce mirada:

    - En recuerdo de lo que pudo haber sido, Gualterius, desiste…tal vez ahora…podríamos volver a empezar.

    La voz y la mirada de Mirana comenzaban a doblegar la voluntad del Caballero…pero era ya demasiado orgulloso y al parecer no habría forma de evitar su venganza.

    - ¡No! No desistiré en este empeño…estoy dispuesto a todo por ser el nuevo rey…nada ni nadie podrá detenerme…cuídate Mirana…te estaré vigilando…


    Mientras tanto, Alicia, Tarrant, el Gato de Cheshire y McTwisp conversaban. Tarrant dijo a todos:

    - Descubrí que el escudo de armas que el Caballero esconde pertenece al clan Hightop…él debe ser uno de los nuestros…y hay que averiguar a qué parte de la familia pertenece…

    - Claro- dijo Alicia- pero no se me ocurre nada.


    El gato observó.

    - Como el Caballero no te conoce tú podrías ser el vínculo que permitiera llevar a cabo los planes…

    - ¿Y si me dejo atrapar?- preguntó Tarrant.

    - Eso es lo que espera el Caballero- comentó Alicia.- Tiene que haber algo más…

    - No se me ocurre algo mejor…tal vez Alicia podría ayudarme…-dijo el Sombrerero teniendo en la “mente” alguna idea no tan descabellada.
     
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    Cap. 22 Trampa oculta

    Gualterius, el Caballero Oscuro volvía a su Castillo con un gran pesar. Ver de nuevo a Mirana y escucharla hablar de esa manera removía en su interior un sentimiento que creía dormido. Recordaba aquel tiempo en el que, cuando las reuniones en la corte se celebraban, el clan Hightop siempre se encontraba junto a la Reina Blanca en primer término, compartiendo las decisiones de Mirana y escuchando la manera en que la Reina se dirigía a sus súbditos con respeto y amabilidad. Gualterius era el cortesano que Mirana más apreciaba por su forma de ser, pero no sólo eso…había un sentimiento oculto que los unía a ambos. Tarrant lo sabía y siempre había motivado y ayudado a que Gualterius y la Reina Blanca estuviese juntos…muchos súbditos decían que hacían la pareja perfecta. Pero, cuando en aquella reunión el caballero de la Reina huyó dejándolos a todos a merced de la Sota y del Jabberwocky, la confianza de Gualterius en Tarrant y el cariño por Mirana se guardaron en el fondo de su ser, en la región más oculta, de tal forma que el odio y el resentimiento salieron a flote. Ahora, su único deseo parecía ser la venganza y la destrucción del país. Tal vez si antes de eso hubiera vuelto a Mirana una sola vez, podía haber creído que las cosas habrían sido diferentes. Pero ahora…estaba celoso de lo que él consideraba la predilección hacia Tarrant y estaba dispuesto a acabar con quien consideraba la peor espía de Mirana, Alicia.

    ¿Pero cómo encontrarla? Ni siquiera la conocía…¿cómo saber que era ella? Sólo a través de Tarrant, si lograba capturarlo podría saber el paradero de ella.


    Alicia y el resto habían urdido un plan para poder engañar al Caballero Oscuro. Ésta aún preguntaba a Tarrant.

    - ¿Recuerdas al Caballero Oscuro como alguien de tu familia?

    - No estoy seguro- contestó Tarrant- me parece que lo recuerdo pero…no sé si es quien creo que es…sólo hablando con él podré darme cuenta si es quien creo que es.

    - Con el plan que hemos fraguado, creo que tendrás esa oportunidad…sólo ten cuidado…no debemos dejar que esto se nos salga de las manos…-siguió Alicia abrazando al Sombrerero quien tenía temor por ella…debía encontrar la personalidad oculta del Caballero Oscuro cuanto antes.

    Cuando el mismo llegó al castillo, fue McTwisp quien se adelantó y dijo:

    - Señor…tenemos a quien usted buscaba…

    El Caballero sonrió irónico y fue conducido por el Conejo Blanco al lugar donde parecía estar Tarrant encadenado.

    El Gato Sonriente vigilaba las entradas mientras Alicia se acercó donde él.

    - Mi señor…-continuó haciendo una reverencia- se colocó una trampa para él y está ahora en el calabozo…cuando quieras puedes hablar con él…

    Gualterius dijo a Alicia.

    - Ada…princesa mía…por fin tenemos al enemigo en nuestras manos…debemos conseguir que nos diga lo que sabe.

    - De eso no debes preocuparte…para eso me tienes a mí…yo puedo lograrlo…ya sabes mis intenciones.

    El Caballero acarició con lascivia el rostro de Alicia y añadió:

    - Lo sé…eres hermosa…diabólicamente hermosa…es…todo tuyo…espero que de una vez por todas me diga dónde está Alicia…

    - Claro…cuenta con ello…mi señor…quisiera saber a qué vino…

    - Debe estar buscando las Tijeras Doradas que le quité…pero nunca se las devolveré.

    - Mi señor…si es necesario cuidarlas, dime dónde están que velaré para que nada les ocurra.

    Gualterius negó:

    - No es momento mi niña…no aún… te prometo que en cuanto tú no corras riesgo te diré dónde las tengo ocultas…por ahora…habrá que interrogarlo…iré yo primero…tú espera aquí.

    El Caballero llegó donde Tarrant, que parecía maltrecho y cabizbajo. En cuanto lo vio pidió a un par de criados que lo dejaran solo.

    - Vaya…hasta que nos volvemos a ver las caras, Tarrant…¿te acuerdas de mí?

    Tarrant levantó la cabeza.

    - ¿Gualterius? ¿Hermano?

    El Caballero rechinó los dientes y continuó:

    - Fuimos eso…antes de que me abandonaras por salvar a Mirana…

    - Creí que tú lo harías…ibas a casarte con ella…

    - ¡Sí! Pero ella te prefirió a ti…

    - No es verdad- dijo Tarrant.

    Pero Gualterius lo abofeteó y añadió.

    -¡Cállate! No puedes negar que Mirana te gustaba…que todo lo que hacías era para ganarte su amor.

    - Claro que no- dijo Tarrant algo cansado- siempre la respeté…ella es para mí casi una hermana…y tú, tú la amabas, tú eres quien con su actitud la está traicionando y condenando.

    - ¿Tú qué sabes? ¿Por qué no me buscaron cuando el Jabberwocky nos atacó?

    - Creímos que habías muerto…Mirana te lloró durante mucho tiempo…por eso nunca más volvió a pensar en el matrimonio…


    Las palabras de su hermano tenían sentido. Pero estaba ofuscado y su orgullo era mayor.

    - No importa ya…me vengaré de ti…pero primero…necesito que me digas…en dónde está…Alicia…

    Tarrant bajó la cabeza al notar que Gualterius estaba detrás de él y respondió:

    - Nunca…te lo diré…

    Gualterius retó:

    - Eso es lo que tú crees…tendrás que revelarme el paradero de Alicia…si no…será Mirana quien pagará las consecuencias…

    El Caballero quería poner a Tarrant contra las cuerdas. Pero El Sombrerero tenía confianza en que el plan que había trazado con Alicia, daría buen resultado.
     
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    Cap. 23 Enfrentando al enemigo

    El Sombrerero estaba sorprendido de la forma en que Gualterius lo amenazaba.

    - Si lo hubiera escuchado de la Maligna Reina Roja…lo habría creído…pero…¿de ti? ¿De ti, que decías amar a Mirana más que a tu propia vida?

    - Ya lo ves…lo que hace el dolor en las personas…tú no sabes las noches que pasé sufriendo por ella…cuántas veces le dije que la quería…que estaba dispuesto a hacer lo que fuera…incluso le hice ver que yo deseaba ser su Caballero…el que la defendiera contra el Jabberwocky…y se negó…-dijo Gualterius con el rostro ensombrecido.

    - Lo hizo porque no quería perderte…sabía que una persona con tu inteligencia y tus capacidades podía hacer cualquier cosa para hacerla feliz…menos dar su vida…ella no quería que tú dieras tu vida por ella…quería compartirla contigo…¿no te das cuenta?

    Gualterius hizo un espacio en su mente para tratar de orden todo eso pero fue inútil. Todavia estaba muy ofuscado.

    - No te creo…no quiero oírte más…tratas de torcer mi voluntad para que te libere y puedas ayudarla para que Underland siga siendo el lugar sombrío e inútil en el que ella lo ha convertido…pero no será así…no soy tan tonto como tú cres…hay en mí las agallas que no hubo en ti ni en ninguno de nuestro clan.

    - Entonces…reconoces que perteneces o has pertenecido al Clan Hightop…-dijo Tarrant.

    - ¿Y de qué serviría? Ya no queda nada para nosotros aquí…no somos nada, Tarrant…ya no formamos nada…n i clan, ni familia, ni tribu…no existimos…sólo como entes separados que buscan sobrevivir…

    - Yo no…-dijo El Sombrerero con mucha seguridad.- Yo tengo ilusiones aún…tengo amigos…

    - ¡Esos estúpidos animales…dementes igual que tú!- dijo con mofa el Caballero Oscuro.- ¿Crees acaso que el Lirón…o La Liebre de Marzo…o el gato Sonriente alguna vez serán capaces de dar la vida por ti…

    - Tal vez…-contestó Tarrant- no se han visto en la necesidad todavía…pero estoy seguro que si fuera necesario lo harían…además…hay alguien más que ha demostrado que es capaz de dar la vida por quienes ella quiere…Alicia.

    El gesto de Gualterius mudó de nueva cuenta…de una afectación y molestia pasó a un odio supremo.

    - Has llegado al límite de mi paciencia…¿por qué te empeñas en nombrar a Alicia? ¿Por qué insistes en demostrar que esa tal Alicia es capaz de remediar todos los males de Underlan?

    - Porque ya lo hizo una vez…porque ella fue quien ayudó a liberarnos de Iracebeth y su reino de terror…porque defendió valientemente Underland, arriesgando su propia vida…en cambio tú…¿qué estás haciendo por Underlan?

    - Por Underland, nada realmente.- reconoció Gualterius.- Sino por Darkland…la nueva tierra que surgirá de las cenizas de Underland…una vez que haya obtenido el máximo poder.

    Tarrant comenzó entonces con el plan.

    - No podrás hacerlo sin la sangre de Alicia y la mía juntas.

    - Lo sé- dijo Gualterius.- Pronto llegará ese día…si tú me permites que sepa el paradero de Alicia…

    - No lo sabrás por mí…pero si me matas antes de tiempo…el poder de las Tijeras Doradas será inútil para ti…y tú no quieres eso ¿cierto?

    Gualterius dijo a Tarrant.

    - Veo que sabes demasiado…¿qué pretendes con esta charla estúpida, Tarrant?

    - Nada…tan sólo tratar de abrirte los ojos y que entiendas que nada ganas…sin Alicia…¿qué tal si me liberas y la pongo en tus manos?

    Eso fue tentador para él.

    - ¿Por qué voy a pensar que lo harías?

    - Porque…tal vez tú quieras ofrecerme algo a cambio.

    Gualterius creyó ver en el rostro de Tarrant un dejo de ambición.

    - Entonces…eso es lo que te mueve…creí que había algo de honradez…pero veo que a todos nosotros un interés oculto nos obliga a traicionarnos a nosotros mismos…un impulso que está dentro nuestro y que hace que seamos capaces de traicionar nuestras propias convicciones…

    - No lo veas de esa manera, Gualtierus…sólo es una forma de supervivencia…

    - Entonces…todo el discurso…

    - Veo que no me has dejado otra salida…y yo no quiero morir…¿qué me darías a cambio?

    Gualterius insistió con una pregunta.

    - ¿Qué esperas o deseas que te dé? ¿Qué crees que yo podría ofrecerte?

    Tarrant dijo:

    - Dos cosas…reinar contigo y…ser yo quien tome la vida de Alicia para lograr hacer máximo el poder de las Tijeras…me necesitas para acabar con ella…

    - ¿Y…lo harías?- preguntó Gualterius.

    - Tal vez… tú eres de mi clan…de mi familia y quizás sería la oportunidad que esperamos para recuperar nuestro poder…tienes aliados entre los animales de Underland…


    Gualtierus dijo:

    - Bien…entonces hagamos un trato: tú me entregas a Alicia y permites que realice el ritual y yo te doy poder en Darkland para que reines junto conmigo…pero no creo que sea todo lo que quieres…

    - No…-dijo Tarrant- quiero que respetes la vida de Mirana.

    El Caballero Oscuro preguntó:

    - ¿Por qué insistes en protegerla?

    - Lo hago por ti…no por mí…o…¿te sentirías muy feliz de saber que murió por culpa tuya? ¿Qué el amor de tu vida murió por tu egoísmo y tu orgullo?

    Gualterius hizo una pausa… tal vez Tarrant no pedía demasiado.


    Alicia escuchaba fuera. No podía creer lo que oía. Pero todo lo que El Sombrerero había dicho era parte del plan que habían fraguado. El gato de Cheshire le dijo:

    - No te preocupes linda…Tarrant sabe lo que hace…no te defraudará…

    - No es eso lo que me inquieta…-dijo Alicia- sino que su vida corre peligro.

    - Mientras Tarrant lucha…podemos intentar buscar las Tijeras Doradas ¿no crees?

    - Apuesto a que tú sabes dónde están…-dijo ella.

    Chessur negó.

    - No del todo…pero podríamos llegar a donde la tienen quienes la custodian…

    Alicia se decidió.

    - Llévame…ya no tengo miedo a nada…
     
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    Cap. 24 Riesgos para Alicia

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    Alicia y Chessur se encaminaron hacia el Castillo donde Gualterius entrenaba a los Growins. El castillo de suyo era realmente tétrico. Cada punto estaba diseñado para causar terror…nadie se atrevía siquiera a entrar a aquel oscuro rincón de Underland.

    - ¿Desde cuándo está este paraje?- preguntó Alicia.

    - Desde una ocasión en que los Growins dominaron a los súbditos de Mirana y los obligaron a volver a Marmoreal…Mirana también sufrió mucho por ellos…muchos estaban realmente asustados…

    El camino era sinuoso y difícil de recorrer…algunos claros ayudaban a vislumbrar la trayectoria y en otros, la oscuridad dominaba. Alicia pensaba que nunca había visto ningún lugar como ese…era prácticamente inhóspito y duro de cruzar…ni siquiera el reino de Iracebeth causaba tanto temor como el camino que llevaba al castillo Growin…y lo que podía esperarles podía ser aún peor.

    Varios animales ponzoñosos circundaban los árboles que se abrían paso hacia aquel duro lugar. Chessur por momentos desaparecía ante el temor de toparse con alguna bestia. Hasta que por fin, a lo lejos vislumbraron el desierto de Crims cerca del cual el castillo Growin se erguía suntuoso y horrible.

    Mientras tanto Gualterius ocupaba un viejo sillón cual si fuera trono. Observó con arrogancia a Tarrant y dijo:

    - Bien, Sombrerero…tú y yo tenemos mucho que hacer…¿no te parece que hay que…organizar la forma de gobierno que llevará Darkland, ahora que sea conformada…y tú tendrás una gran participación.

    Tarrant no profería palabra, pues estaba aún con cadenas en las muñecas y el rostro ligeramente desencajado.

    - ¿Qué te pasa, Tarrant? Te veo algo…tenso.

    El Sombrerero ocultaba la rabia que sentía por dentro, y tenía temor de que si Gualtierus lo exasperaba alguna de sus crisis podría desencadenarse y Alicia no estaba ahí para detenerlo.

    Gualterius continuaba hablando:

    - Ahora…todos se darán cuenta de lo que valgo…de lo que soy…de lo que significo como verdadero Caballero…empezando por Mirana…esa tonta debe reconocer lo que fui y debí haber sido desde entonces…nunca debió olvidarse de mí…yo debí haber sido el rey de Underland…

    Tarrant se encendió y habló.

    - Estás ebrio de odio…de venganza…nunca serás feliz.

    - ¡No!- continuó Gualterius- nunca seré feliz mientras mi venganza no se haya consumado…pero tú dijiste que me ayudarías…

    - Debo…sobrevivir…así que…dime por dónde quieres que comience…

    Gualtierus avanzó por el gran salón, levantándose del sillón y siguió:

    - Bien…ya que quieres saber en qué puedes comenzar a servir…debes ayudar a Ada a conseguir a Alicia…quiero…a Alicia…muerta…

    Tarrant continuó:

    - No…eso no lo puedo hacer…

    - ¿Y por qué no? La sangre de Alicia y la tuya…pero hemos hecho un trato…quiero a Alicia viva de momento…y aquí…pronto.

    El Sombrerero preguntó:

    - Y…¿cómo esperas que la traiga…si me tienes encadenado?

    Gualtierus miró por encima de su hombro y repuso:

    - Está bien…irás con Ada en cuando vuelva para que vayan a buscar a Alicia…y volverán con ella…viva...

    El Caballero ordenó a uno de los Growins que le quitara las cadenas. Tarrant quedó liberado y salió rumbo al exterior, en busca de Alicia.

    Mientras tanto Alicia y Chessur ya estaban dentro del castillo…caminaron por un pasadizo secreto y llegaron a una serie de calabozos. En uno de ellos varios súbditos de Mirana permanecían encerrados.

    Alicia preguntó al Gato:

    - ¿Cómo podemos liberarlos?

    - Sólo con las Tijeras- dijo uno de ellos- . Supimos que están resguardadas en un lugar secreto…no muy lejos de aquí…lo único más seguro es…engañar a los Growins y descubrir el lugar donde la esconden.

    Chessur comentó:

    - Y para eso…yo soy un experto.

    - Perfecto- añadió Alicia- sólo hay que tener cuidado…habrá que recorrer varias partes del Castillo. Creo que hay una forma en la que puedo engañar a los Growins…

    - Claro, amor- repuso el gato de Cheshire.- Esta misma noche tendremos que ubicar esas Tijeras…


    En Marmoreal Rohan fue a ver a Mirana para ponerla al tanto de lo que sabía y escuchar a la Reina Blanca.

    - Majestad- dijo el sabueso- he tardado pero ahora sé lo que está ocurriendo… Gualterius atrapó al parecer al Sombrerero y Alicia también está ahí…sólo que por ahora…se han dirigido al castillo Growin…

    - No puede ser…-observó Mirana- Alicia está en grave peligro…ella no debe entrar a ese Castillo…si la descubren los Growins moriría irremisiblemente.

    - ¿Qué harás, mi señora?- preguntó Rohan.

    - Ir a hablar con Gualterius…es la única salida…
     
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    Cap. 25 El ofrecimiento

    En cuanto Rohan dejó a Mirana, ésta convocó a una reunión con los altos dignatarios de Marmoreal.

    - Súbditos queridos de Underland…desde los días del reinado de Iracebeth de Crims no habíamos tenido la opresión de un agente…de un enemigo tan maligno como lo es el Caballero Oscuro…debo ponerlos al tanto de lo que sucede…uno de los nuestros fue capaz de traicionarnos…de vulnerar nuestros principios de libertad y entregarse en manos de la ira, el orgullo y el egoísmo…ustedes recordarán al Clan Hightop…ese gran clan que le dio tanto auge, elegancia y valentía a Underland…

    - Sí- repuso uno de los súbditos- prueba de él es el Sombrerero Loco…

    - Así es- dijo Mirana juntando sus manos- pero no es él…él es una víctima más de otro de sus más queridos hermanos…Gualterius…

    Los súbditos comenzaron a rumorear entre y sí y a preguntarse cómo era posible tal desaguisado.

    - Milady Mirana- dijo uno de los miembros de la corte- eso parece…descabellado…no hemos visto a sir Gualterius desde hace mucho…¿cómo cree que pueda ser él quien…?

    - Sí, hermanos- dijo la Reina Blanca- lamentablemente es él…Gualtierus, quien se atrevió a huir y una vez que pudo volver, lo hace en contra nuestra- explicaba con las manos a la altura del pecho, como siempre solía hacerlo.

    - ¿Y qué es lo que vuestra Majestad nos recomienda?- preguntó una joven de la corte.

    - Debemos proteger a quienes se arriesgan de nueva cuenta para vencer al mal que hace que Underland se vea sometido a la barbarie…-aclaró Mirana.- Tarrant y Alice están luchando, combatiendo a Gualterius con sus propias armas…y tratando de liberar a aquellos de nosotros que están presos en el Castillo de los Growins…pero…un gran riesgo está presente para Alice ahí…

    Otro de los cortesanos insistió:

    - Milady…diganos…¿qué haremos? ¿Cuál es el riesgo que lady Alice corre en ese lugar?

    Mirana avanzó lentamente con delicadeza mirando a todos y comenzó a hablar, sentándose en su trono:

    - Alice corre el riesgo de morir irremisiblemente, antes de poder concluir su misión y liberarnos junto con el Sombrerero de los males que el Caballero ha cernido sobre nuestra amada tierra…es por eso que les comunico que…iré a negociar personalmente con Gualterius…es necesario saber qué está dispuesto a dar o a negar a cambio de la libertad y la salud de nuestros salvadores…

    Los súbditos aceptaron con dolor. Pero al ver la convicción de la noble Mirana, no tuvieron más que acatar sus órdenes.

    - Manténganse unidos- les recomendó- en espera de noticias mías. Me debo dirigir al castillo oscuro antes de que los Growins descubran a Alicia, es por eso que ninguno de ustedes debe hacer nada por el momento hasta que no sepamos la postura de Gualterius…si lo hacen…podrían poner en peligro la vida de Tarrant o la de nuestra fiel libertadora…

    La corte saludó y aceptó la propuesta. Ella les pidió dejarla un momento a solas para prepararse. Uno de sus fieles ministros le dijo:

    - Mi señora…lamento recordárselo pero…no crea que Gualtierus es el mismo que usted amaba antes…su corazón se ha visto ahora mudado por el orgullo y la desesperanza.

    Mirana permaneció en silencio con las manos juntas y luego dijo amablemente a su ministro:

    - Mi querido consejero…tienes toda la razón, y no sabes cuánto sufre mi corazón por ello…pero estoy segura que el amor que Gualterius decía tenerme es más grande que su propia vida…es un amor eterno…y en nombre de ese amor, he de suplicar que negociemos para alcanzar la paz.

    - Debes tener mucho cuidado, milady- dijo el consejero.- Gualterius podría tomar eso como una sublevación.

    - No lo hará- dijo muy segura la Reina de Marmoreal- no lo hará….si aún recuerda el dulce amor que un día nos unió…


    Mientras tanto Tarrant esperaba encerrado, ya sin cadenas, la llegada de Alicia. Y mientras lo hacía leía un par de jeroglíficos que habían pertenecido a su clan. Deseaba saber en qué momento el corazón de su hermano Gualterius se había visto ensombrecido y mudado a un ser tan terriblemente oscuro y egoísta. Capaz de las peores bajezas. Y deseaba con todo su corazón que Alicia estuviera a salvo de la ira de los Growins.

    Avanzó por el largo pasillo del salón del “trono” donde El Caballero Oscuro ya se sentía amo y señor de la futura Darkland, cuando encontró viejos documentos donde Gualterius aún tenía propiedades y nombramientos de parte de Mirana…no sehabía deshecho de ellos…eran parte aún de su historia y no se desharía…tal vez por ahora…


    Al poco rato llegó McTwisp con nuevas, cuidando que Gualterius no lo descubriera.

    - ¿Qué ocurre, McTwisp?- preguntó El Sombrerero.

    - Alice y Chessur están en el castillo Growin.

    - ¡No puede ser!- observó Tarrant- debe tener mucho cuidado…si no lo hacen…Alice podría encontrar…la muerte…-dijo con preocupación.

    - Como todos los tuyos, Tarrant- observó el Conejo Blanco.- Pero Chessur es inteligente e intrépido…estoy seguro que sabrá cuidar bien de Alice…están buscando tus tijeras doradas…

    - En cuanto llegue tenemos que buscar la manera de sorprender a Gualterius para evitar que se salga con la suya…¿conoces alguna debilidad de él?

    - Pues…si no me equivoco…odia el té…

    - Vaya…siendo de la misma familia y odia el sabroso y exquisito té- dijo El Sombrerero- hay que hacerlo que beba algo para poder tenerlo controlado…

    McTwisp buscó alguna yerba que sirviera como somnífero mientras Tarrant preparaba algún discurso que pudiera engañar a Gualterius para hacerlo caer. Alicia los ayudaría fingiendo estar de parte suya y todo podría solucionarse más rápido.


    Pero esa noche, Gualterius notó que Ada no estaba. McTwisp le informó que la chica hacía una pesquisa para encontrar a Alicia. Gualtierus lo creyó. Y al quedarse solo una sombra blanca inundó la habitación, casi cegándolo.

    - ¿Quién eres? ¡Lárgate, brillante visión!

    La visión no se esfumó…en lugar de eso, la luz dio paso a la presencia de Mirana frente a él.

    - Vengo a hacer la paz contigo, Gualterius…amor mío…-soltó la Reina Blanca con humildad.

    Gualtierus sonrió de lado y añadió.

    - ¿Por qué piensas que yo querría hacer la paz contigo?

    - Por el amor que nos tenemos…que te tengo…aún…sé que dentro de ti, habita un ser con un corazón bondadoso…incapaz de dañarme…¿o me equivoco?

    - Vete de aquí, Mirana…si no quieres que te arreste…-dijo Gualterius.

    Pero Mirana se arriesgó y se acercó a él para darle un suave beso que hizo al Caballero Oscuro recordar otros tiempos. Entrecerró los ojos y estaba a punto de tomarla por la cintura cuando su orgullo se alzó como la espuma.

    - Has venido a rescatar a Tarrant…por eso pretendes engañarme…pero no te servirá de nada…

    - Eso no es así, amor…sé que me amas por sobre todas las cosas…y podemos ser aún felices…

    Gualterius dudó…Mirana le decía con sinceridad que lo seguía amando…pero dejó que el egoísmo hablara por él.

    - No te creo…guardias…encierren a Mirana en un calabozo…el más oscuro que haya…no quiero que su luz sea capaz de volver a inundar este castillo.

    Mirana cerró los ojos. Parecía que Gualterius había ganado una batalla…pero no la guerra…
     
  6.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

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    Cap. 26 Amores complicados



    Al notar que habían pasado ya dos días y los súbditos de La Reina Blanca no habían tenido noticias, Rohan percibió que algo malo le había ocurrido. Así que fue con el ministro y éste lo envió:


    - Rohan, tu padre fue muy valiente y ayudó a Mirana en una ocasión para encontrar al Caballero, a fin de derrocar a Iracebeth, y lo logró, ahora es tu turno, defender Underland contra los planes de Gualterius, antes de que acabe con la vida de nuestra amada Reina.

    - Sí Mirana muere, la vida de todos los seres de Underland se acabará, las flores morirán, los animales también…eso es lo que necesitaría Gualterius- observó Rohan.


    - Sin embargo- añadió el ministro- aún conservo la esperanza de que exista en el fondo del alma de Gualterius algún destello o vestigio del amor y la devoción que le profesaba a Mirana, que esa pequeña esperanza sea un aliciente en tu búsqueda, Rohan y que sea el baluarte que te impulse a rescatar a nuestra Reina y ayudar a Alicia y a Tarrant a evitar que nuestra amada tierra se vea sumida en las más densas tinieblas…

    - Lucharé hasta el final, su Excelencia- repuso Rohan, con la plena convicción de lograr aquel difícil objetivo.


    En el Calabozo del Castillo de Gualterius, Mirana, asustada contemplaba las paredes…aún no podía creer del todo que la nobleza de aquel valiente caballero que antaño fuera su más ferviente protector, se hubiera desvanecido totalmente, sin dejar rastros aparentes de su presencia. Sin embargo, aún muy dentro de él, ella podía percibir, por la fuerza del amor, lo poco que de su bondad quedaba. Se negaba a dar por muerto aquel cariño que tanta luz y alegría en un tiempo dieran a Underland, antes de que la dictadura de Iracebeth ensombreciera aquel país.


    Afortunadamente, McTwisp ya estaba de vuelta y mientras rondaba los jardines algo secos del lugar, percibió una nueva presencia, un aura casi celestial que sólo podía provenir de alguien muy especial.


    - No es de Alicia ni de Tarrant, aunque sus energías también son fuertes- se decía el Conejo Blanco a sí mismo- ésta energía es mucho más fuerte y diferente. Es de…la Reina Blanca…-concluyó.

    Lo más rápido que sus pequeñas patas y su regordete cuerpo le permitían se deslizó por los pasillos del Castillo tratando de seguir la señal que aquella aura despedía.

    No estaba en ninguna alcoba, ni en la cocina. No en el despacho ni en la sala de armas. McTwisp siguió el destello que por una de las salas se observaba hacia el interior del pasillo que conducía a los calabozos.

    Corrió tratando de no hacer ruido y percibió la respiración agitada de Mirana que gemía en aquel rincón.

    - McTwisp…-susurró la Reina Blanca.

    - Mi reina- contempló el Conejo- ¿quién osó encerraros aquí?

    - Gualterius…el amor de mi vida- sollozaba Mirana.

    El Conejo Blanco hubiera querido decirle que realmente el Caballero Oscuro la seguía amando pero no podía precisarlo.


    Mirana siguió hablando:

    - Me encerró…quise venir a hacer las paces pero no quiso ni escucharme.

    - No lo hará, mi real señora, no si no hay nada de por medio que pueda interesarle.

    - No tengo nada a cambio que deba ofrecerle para hacer la paz.

    - Que vos cedáis el trono, que abdiques, Mirana…

    - No lo haré…no si la seguridad de Underland está en riesgo.

    McTwisp añadió:

    - Quisiera liberaros pero no tengo la llave del calabozo…

    - No te preocupes, McTwisp…estoy bien.

    - Sin embargo, no dudo que vuestros súbditos alarmados se pongan en marcha en vuestra búsqueda.

    - Diles que no lo hagan, por favor, que no traten de rescatarme de momento, todavía tengo la esperanza de lograr hacerlo cambiar de opinión.

    - Siempre tan buena, Mirana…ves luces en la oscuridad…


    Mientras tanto Alicia y Chessur seguían tratando de encontrarel lugar donde los Growins tenían escondidas las tijeras del Sombrerero.

    Bajaron por una serie de escalinatas y dieron contra una sala de combate. Sólo sombras oscuras combatían entre sí, materializándose y deshaciéndose frente a la pared.

    - ¿Cómo vamos a cruzar?- sugirió Alicia.

    - Déjamelo a mí- contestó decidido el gato de Cheshire- yo los distraeré mientras ubicas el lugar donde las Tijeras pueden estar. Recuerda que hay varios pobres súbditos de Mirana que esperan por ser liberados.

    - Claro, Chessur…no lo olvidaré…

    Chessur, entonces, se transformó en una sombra verde azul que se filtraba entre aquellas sombras…todos lo atacaban pero los confundía. Se dispersó de un lado a otro logrando que las sombras asustadas traspasaran las paredes mientras Alicia esperaba el momento de entrar en un cuarto oscuro que tenía por todo mobiliario una cómoda altísima con muchísimos cajones.


    Avanzó con cuidado…sólo podía abrir las tres primeras…para alcanzar los demás necesitaría una estatura especial…


    Tarrant, mientras tanto, revisaba los cuartos buscando alguna otra evidencia de algún secreto que Gualterius estuviera escondiendo y por el cual llegaran a predecir ese comportamiento tan extraño y demente.

    Había encontrado títulos de propiedad y documentos del clan Hightop solamente. Pero debía haber algo más. Sin embargo recordó la aversión del Caballero al té. ¿Qué le había ocurrido? Gualterius no era así…el té era su bebida favorita. Pensó en engañarlo de alguna forma y obligarlo a tomarlo.

    Gualterius entró de nueva cuenta en la cámara y lo mandó llamar. El Sombrerero estaba listo y avanzó parsimonioso.

    - Hola, Tarrant- dijo Gualterius- ¿has comenzado tu plan?

    - Estoy en eso- aseveró Tarrant- sólo que…esperaba a Ada para comenzarlo.

    - Es verdad...pero no ha llegado espero que ya haya conseguido algo.

    - Lo hará- aseveró Tarrant- pero, si no te molesta, me gustaría realizar una pequeña reunión, para el plan, ¿sabes?...habrá bocadillos, algunas bebidas espirituosas…

    - Si crees que ahí se puede planear todo, adelante, lo permitiré…siempre y cuando no intentes traicionarme, porque no te lo voy a permitir…¿entendiste, Tarrado?- repuso Gualtierus encajando un cuchillo en la espalda del Sombrerero, lastimándolo.

    El Sombrerero hizo una pequeña mueca de dolor.

    - No te…preocupes…

    Más noche el Sombrerero bajó acompañado de McTwisp a los calabozos. Ahí estaba Mirana.

    - Milady- dijo el Sombrerero inclinando la cabeza y quitándose el Sombrero- ¿fue capaz?

    - Sí…lo fue…pero, yo considero que…algo malo ha crecido en su corazón y lo comprime…

    - Mirana…esto debe ser más grave…

    - No lo creo…¿y Alicia?

    - No sé…aún no tengo noticias suyas…espero que esta noche vuelva al Castillo, o no quiero ni pensar en lo que pueda suceder…
     
  7.  
    Andrea Sparrow

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    Cap. 27 Visperas



    Mirana dijo a Tarrant:

    - Por favor, hagan todo lo que Gualterius les pida por ahora, por favor…

    - ¿Por qué haces esto, Mirana?- preguntó el Sombrerero.

    - Tú mejor que nadie sabe lo que estoy haciendo…y por qué…él ha sido y será siempre…el amor más grande de mi vida.

    El Sombrerero la miró con tristeza y se despidió de ella tomando sus manos. Luego huyó al interior del Castillo antes de que Gualterius volviera.


    Alicia trataba de llegar hasta las cajoneras superiores. Pero decidió que primero abriría las inferiores con cuidado.

    -Debo ser cuidadosa y procurar no hacer tanto ruido. Si tan sólo pudiera abrirlas- dijo jalando con fuerza hacia ella.

    La manija del primer cajó estaba demasiado dura pero consiguió entreabrir…sin embargo, ahí no había nada.

    Se descorazonó ligeramente y luego intentó abrir la siguiente. Esa manija era blanda, tal vez demasiada. Al tratar de jalarlo, un gusano se arrastró por el cajón, dejándolo sin manija. Alicia se asustó pero trató de recobrarse para no exhalar ni siquiera un suspiro que pudiera delatarla.

    Chessur cuidaba el exterior para evitar que alguien pudiera descubrirlos.

    Alicia, entonces, abrió el tercer cajón encontrando una bolsa pequeña que no le interesó abrir puesto que pensó que en semejante espacio tan pequeño no podrían caber las Tijeras del Sombrerero.

    - Oh, ¿qué voy a hacer? Ya no alcanzo las demás…

    Se sentó a llorar cuando reparó en la bolsilla de nueva cuenta, Al abrirla encontró un buen pedazo de Upelkuchen. Sus ojos centellearon de emoción. Probó un pedazo y comenzó a crecer hasta quedar a la altura del siguiente cajòn, encontrando un ejército de pájaros- lápiz que salieron corriendo.

    Del siguiente salieron pájaros-sombrilla, tras haber comido otro pedazo. Lo mismo hizo con los siguientes cinco cajones hasta llegar al décimo. En él la chapa estaba cerrada con llave. De pronto reparó en ella. La pequeña llavecita dorada se hallaba en un cofrecito café de terciopelo azul.

    Al fin entreabrió la puertita y logró quitar el sello. Luego abrió el cajón y ahí estaban las Tijeras, ahora para ella tan pequeña como su dedo pulgar.

    Las trató con cuidado y las guardó, pero ahora se enfrentaba al problema de recobrar su estatura normal.

    Mientras tanto el Sombrerero se encontraba ya junto a McTwisp preparando los detalles de la fiesta de té que había ideado llevar a cabo a fin de elaborar el supuesto plan que Gualterius esperaba.

    McTwisp le preguntó:

    -¿De veras piensas ayudar al Caballero Oscuro?

    - Sabes bien que no, Conejo-continuó Tarrant- pero debo hacerle creer que sí, si es que no quiero morir antes de liberar a la Reina Blanca y a Alicia…la pobre está atrapada en su mentira y no puede salir a menos que tengamos las Tijeras Doradas. Conejo…¿dónde crees que esté ahora?

    - No lo sé, pero espero que no esté en problemas, será muy difícil ayudarla si Gualterius la descubre.

    El Sombrerero revisó el servicio de té, las galletas, el Battemberg, la mantequilla y el azúcar…

    - Bien…creo que todo está listo.


    En el Castillo de los Growins, Alicia seguía con el contratiempo de no poder regresar a su estatura normal. Aquella altura excesiva le recordaba la ocasión en que Iracebeth la había encontrado tras haber comido demasiado Upelkuchen.

    Chessur llegó y no podía entrar, pues la excesiva estatura de Alicia bloqueaba la entrada.

    -Estoy atrapada- murmuró Alicia con preocupación.

    - No te preocupes, voy a robar un poco de Pishalver para devolverte a la normalidad…

    Entonces el gato de Cheshire se aventuró a buscar en la cocina de Gualterius si había Pishalver para que Alicia lo probara.

    Por fin un pequeño frasco en un anaquel superior le devolvió la tranquilidad, lo tomó con cuidado, sin embargo, la cantidad no iba a ser suficiente para el tamaño de Alicia, la situación se complicaba…
     
  8.  
    Andrea Sparrow

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    Cap. 28 La loca fiesta de té



    Para Alicia la situación dentro de aquella habitación era sumamente complicada porque su estatura era demasiado molesta.

    Chessur dijo en voz baja:

    - Tengo el pishalver…lo voy a hacer pasar bajo tu pie…

    Alicia vio pasar rodando el pequeño frasco que contenía el pishalver; sin embargo su mirada se volvió de decepción al notar el tamaño del mismo. La cantidad no alcanzaría para devolverla a la estatura que llevaba cuando entraron.

    .¿Qué vamos a hacer?- preguntó Alicia.

    Chessur opinó:

    - No te preocupes, algo se nos ocurrirá; por ahora bebe esa cantidad.

    Alicia bebió el pishalver y su estatura descendió sólo treinta centímetros.

    Sin embargo, con esa estatura podía salir de allí, aunque no exactamente sin ser vita ni sentida por los Growins. Chessur volvió a decir:

    - Espera…trata de salir como puedas y esconderte, voy a pedir ayuda.

    - ¿A quién?

    - Tal vez a la Reina Blanca, primero…

    - Cuídate, Chess…

    El gato salió de ahí desvaneciéndose por una rendija y trató de ubicar el camino a Troter’s Bottom. Sin embargo, se encontró en el camino con una nariz húmeda y pegajosa. Se materializó y se colocó justo enfrente de quien lo husmeaba con insistencia.

    - ¿A dónde vas?- preguntó el dueño de la nariz.

    - A Marmoreal, mi querido Rohan- dijo el gato sonriendo, aunque con los bigotes erizados de miedo.

    - ¿Para qué?- insistió el desconfiado sabueso, puesto que, desde que Chessur frecuentaba el Castillo del Caballero Oscuro nadie confiaba en él.

    - Estoy buscando a la Reina Blanca…soy emisario de Alicia…

    - ¿Alicia?- preguntó el sabueso.

    - Sí, la misma.

    Los ojos del hijo de Bayard se iluminaron cuando Chessur evocó el nombre de la pequeña y rubia salvadora.

    - ¿Cómo está ella? – insistió el sabueso.

    - Atrapada en el Castillo de los Growins.

    - ¿Y cómo piensas liberarla?

    - Es por eso que necesito la ayuda de la Reina Blanca.

    Rohan comentó:

    - No sabemos dónde está…ya tiene mucho tiempo que se fue…y tememos por ella.

    - ¿A dónde fue?

    - Dijo que iría a tratar de convencer a Gualterius.

    - No te preocupes- añadió Chessur- yo me encargaré…diles a sus súbditos que todo estará bien…que rescataremos a Mirana…cuanto antes.

    - Que haya suerte, Chessur…-dijo Rohan.


    Mientras tanto, Mirana trataba de ubicar alguna salida para escapar. Sin embargo no había ningún escondrijo. Seguía pensando que tal vez el corazón de Gualterius se había mudado en su contra…que ya no sería el mismo que ella creyó…que había dejado de amarla. Aún así, ella no había dejado de quererlo…su corazón aún le recordaba los momentos agradables que había pasado junto a él.

    En su memoria un instante memorable vino a su cabeza:

    “ Era Abrilij…y los ilescos topos gurifleando gimeaban en el waibo…oh…mimosos estaban los borojobos y guriflaban los ratajaibos….

    Mirana en su caballo cabalgaba por toda la campiña de Troter’s Bottom, cuando Iracebeth se acercó para preguntar:

    - Hermanita…¿qué cuentas hoy? ¿Acaso has venido a pasear?

    - Iracebeth…oh…Racie…¿qué te trae por aquí? ¿Quieres venir a mi castillo?

    - No…a ese lugar tan lleno de…luz…¿para qué? Sin embargo…podrías darme algo que yo necesito…

    - ¿Qué es?

    - Quiero tu corona…

    - No…Racie…sabes que eso no puede ser…

    Entonces Gualterius se acercó en su brioso corcel para evitar que el Jabberwocky de Iracebeth la dañara.

    Iracebeth se marchó, presa de ira y celos, antes del enfrentamiento.


    Gualtierus la estrechó y dijo:

    - Mi reina…te adoro…mientras yo viva…nadie te dañará…te protegeré con mi vida.

    Mirana sonreía y respondía:

    - Has sido lo más hermoso que me ha pasado…yo también te amo, Gualterius…por defenderme ahora contra mi hermana, has ganado mi total confianza y mi amor…

    - He de hacerme merecedora de tu amor…y quiero hacerme digno de ti…para poder proponerte…matrimonio…”

    Mirana salió de sus cavilaciones al darse cuenta que nada conseguía pensando. Pero recordó que Gualtierius había dejado un libro especial…al parecer un diario…estaba cerca de donde ella estaba presa. Entonces intentaría liberarse para tomarlo y usarlo para rescatar Underland.


    Alicia salió y notó que los Growins avanzaban en una estela oscura y profunda que le cercaba el paso…tomó entonces las Tijeras y éstas comenzaron a brillar…al parecer los Growins se cegaban; un camino se abrió entre ella y aquellas vibraciones oscuras y Alicia salió corriendo antes de que la persiguieran.

    Huyó lo más pronto que pudo y se escondió en las proximidades de Troter’s Bottom. Se apresuró a llegar hasta Marmoreal…pero cuando llegó Rohan le salió al paso:

    - Alicia…Mirana…está presa en el castillo de Gualterius.

    - Iremos por ella…pero primero debemos idear un plan…reúnanse todos en el salón del trono. Que todos nos unamos para salvar a nuestra reina…debemos evitar que Gualterius le haga daño…


    La fiesta del té ya estaba lista en el centro del jardín del castillo de Gualterius.

    Tarrant dio un último vistazo a Mirana antes de reunirse con él y le prometió hacer todo lo posible para distraer la atención de Gualterius y lograr que ella pudiera escapar.

    Gualterius entró a la fiesta mientras escuchaba al Sombrerero conversar con La Liebre de Marzo y el Lirón sobre la reunión.

    - ¿Qué les parece el Battemberg?- preguntaba la Liebre.

    - Exquisito- respondía Tarrant.

    El Caballero arribó al lugar de la fiesta. El Sombrerero lo recibió diciendo:

    - Bienvenido…eres tú…cuánto tiempo sin verte en esta fiesta…hacía demasiado que no nos reuníamos así…

    - No estaba de humor para venir pero…ya que insististe.

    - Antes de comenzar…por el principio, supongo…¿por qué no celebramos que nos hemos reencontrado? Cantemos la canción que hace tanto tiempo nos deleitaba en estas fiestas: ahora…todos juntos- invitó.

    “Feliz, feliz no cumpleaños…a tu, ati…”

    Gualterius se sacudió. Hacía tanto tiempo que no escuchaba esa canción.

    - Bien, bien…ya cantaron el feliz no cumpleaños…ahora a lo que vine…

    Pero Tarrant lo instó.

    - Espera…aún no hemos revisado cuánto tiempo ha pasado…Liebre…un poco de mantequilla por favor…¿tienes aún tu reloj, Gualterius?

    El Caballero les dio el reloj. Tarrant lo revisó cuidadosamente y luego dijo:

    - Lo sabía: tiene dos días de atraso…pero…no hay nada que un poco de mantequilla no pueda resolver.

    Lo abrió y comenzó a untar el reloj con mantequilla. Luego agregó un poco de té y dejó que el mismo reventara.

    - ¿No se los dije? Dos días de atraso…

    - ¿Qué fue eso?- dijo Gualtierius quien comenzaba a sacarse de quicio.

    - Espera…a cambiar, a cambiar…

    Entonces toda la mesa se cambió de lugar a otra taza.

    - Así está mejor…taza limpia…

    Gualterius se desesperaba, al tiempo que el Sombrerero iniciaba la conversación.

    - ¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?

    Gualterius se intrigó. Ciertamente, no estaba seguro de continuar con aquella loca fiesta de té, pero se quedó pensando en aquel viejo acertijo.

    - Un momento…creo que yo tengo la respuesta- aseveró Gualterius.- Pero…no quiero equivocarme…

    - ¿Y bien? ¿Sabes o no?- insistió Tarrant.

    - No…no lo sé…¿en qué se parecen?

    - No tengo la menor idea- resolvió Tarrant con una sonrisa.

    Gualterius golpeó la mesa.

    -¡Ya me cansaron! Esto es demasiado.

    El Sombrerero se sacó de la manga la primera idea que cruzó por su loco cerebro.

    - Aguarda un momento…aún no hemos comenzado a fraguar el plan…ahora ya podemos planear las matanzas y todo eso…por eso digo que es tiempo de perdonar y olvidar u olvidar y perdonar, en todo caso, lo más conveniente, espero…

    Sumergió el reloj de Gualtierius en el té y sonrió.

    - Hace tic, hace tic otra vez…

    - ¿Gustas un poco de té Gualterius?

    El Caballero Oscuro negó.

    - No…no me gusta el té.

    De pronto apareció en escena Alicia junto a Chessur tomando un lugar en la mesa.

    - ¿Llego tarde para la fiesta?

    El rostro de Tarrant se iluminó pero trató de actuar en consecuencia.

    - A…Ada…estás aquí…siéntate…apenas estamos comenzando…

    - Gracias…-dijo ella mientras por debajo de la mesa entregaba a Tarrant sus tijeras doradas.

    Tarrant sonrió levemente y acarició por debajo la mano de Alicia.

    - ¿Y bien? Este té está…delicioso…¿cierto, Gualterius?

    El Caballero Oscuro dijo:

    - No…no lo he probado pero…si tú lo dices, lo haré…veamos…

    Antes de que pudiera probarlo, Chessur comentó:

    - Con tanta charla de matanzas y sangre…ya no puedo tomar mi té.

    - Ah…estamos…a punto de trazar un buen plan para reorganizar este país…y el humilde Sonriente ya no quiere tomar…su té…

    - Yo no estoy creo que esto resulte…

    Tarrant se molestó y comenzó a gritar:

    - No pensarás huir, gran cutler yucking surpal barmun broken brigmin!

    Gualterius notó que el Sombrerero se llenaba de ira y luego notó cuando el Lirón lo llamó. Entonces repuso:

    - Estoy bien…

    Mientras tanto Alicia aguardaba el momento en que Gualterius reaccionará negativamente. Afortunadamente éste aún no llegaba.


    Dentro, McTwisp llegó a donde estaba Mirana. Ella le pidió.

    - Mc Twisp…acércame por favor aquel libro…

    - Con gusto, mi señora- dijo el Conejo Blanco jalando el libro como pudo.

    Cuando lo tuvo en sus manos Mirana comenzó a hojearlo…ese libro podría ser la clave para salir y para evitar que Underland desapareciera…
     
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    Andrea Sparrow

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    Cap. 29

    Loca fiesta de té Parte II

    Mientras Gualterius observaba de manera dubitativa a todos notó la intensa alegría con la que el Sombrerero se seguía refiriendo a la Liebre y a todos los comensales…aunque no sabía exactamente por qué cuando se refería a Ada le parecía tan interesante.

    Recordó poco a poco una reunión anterior, cuando el Jabberwocky aun no acababa con el Caballero Blanco…ahí él había podido departir alegremente con Tarrant y hasta habían reído juntos de las ocurrencias de la Liebre y el Lirón…estando ahí sentado ya no le parecía tan distante aquella reunión…por un momento el tiempo volvió atrás para él. Tragó saliva, recorriendo con la mirada cada una de las caras e instó entonces a todos a comenzar el plan.


    - Bien…basta de charlas inútiles- dijo a Tarrant- es necesario que comencemos a realizar los detalles de la reconstrucción de Underland...debemos empezar cuanto antes…tus tijeras nos servirán de mucho, con ellas podemos lograr comenzar el derrocamiento del reino de Mirana…

    Tarrant trató de no exasperarlo y dijo suavemente:

    - Mi señor…Gualterius…¿qué…piensas hacer con Mirana…exactamente?

    Gualterius no estaba seguro de cuál podía ser la respuesta a su pregunta. Así que confesó.

    - Ya lo pensaré…por el momento pienso tenerla presa hasta que logre que abdique y entonces…comenzaremos la reconstrucción.

    Alicia miró al Sombrerero y se preguntó en qué momento podrían liberar a Mirana y hasta dónde podía ser capaz Gualterius de actuar en contra de ella.

    - ¿Qué eres capaz de hacer, mi señor, para quedarte con el trono?- preguntó Alicia.

    - Todo…todo para que tú y yo…reinemos por siempre.

    Alicia tuvo miedo…después de mucho no lo había sentido como ahora. Todo podía ocurrir.


    Mientras tanto Mirana con ayuda de McTwisp logró alcanzar aquel libro donde se encontraba el diario de Gualtierius.

    - No sé cómo es que lo guarda aún…-se preguntó la Reina Blanca albergando una esperanza.- McTwisp…vigila la entrada…necesito leer este libro.

    - Sí, mi reina- dijo el Conejo Blanco resguardando la entrada.

    En cuanto Mirana comenzó a revisar aquel libro, se encontró con detalles del tiempo en que era súbdito de su corona y pensaba casarse con ella.

    En uno de los pasajes más hermosos decía:


    “Mirana es tan bella como un amanecer en Underland…gracias a ella la dulzura ha llegado a mi vida y quiero hacerme acreedor a su cariño y defenderla con mi vida…sé que no soy ni la mitad de digno pero ella siempre me toma en cuenta y eso me regala la felicidad completa. Soy un siervo de su belleza y de su corazón. Sólo espero el momento en que me acepte…espero que acepte también que yo sea el Caballero que defienda la armadura brillante. No sé qué haría si pudiera ser su esposo por siempre…Tarrant, mi mejor amigo y hermano, sabe cuánto la amo…será nuestro padrino…siempre y cuando quitemos a Iracebeth del camino cuanto antes…no quiero que ella sea capaz de arrebatarle la corona…nunca más…”


    Mirana se conmovió al leer semejantes palabras. En otro texto encontró los planes que Gualterius tenía para la construcción de Underland.

    “Junto a Mirana, todo sería color blanco…todo sería puro y brillante como un cristal…Tarrant podría poner su sombrerería de nueva cuenta…McTwisp sería un miembro prominente de la corte…el gato de Cheshire mi consejero…y Mirana y yo tendríamos hijos…muchos pequeños que saltaran por todo Underland…en espera de Alicia…sí…Alicia…dicen que es tan linda…una pequeña como ella como paje de Mirana…¡cómo me gustaría conocerla! Mirana no la ha visto nunca, pero Tarrant si la conoce…podría preguntarle…y tal vez lograr que vuelva para que esté presente en la boda de Mirana y yo…siempre y cuando logre tener ese hermoso corazón junto a mí…”


    Dentro del mismo encontró una pequeña llave. Intentó probarla en la prisión y ésta abrió la puertecita. Entonces con cuidado la abrió y salió tratando de no ser vista.


    Tarrant y Alicia ya no encontraban las palabras precisas para decirle a Gualterius que tuviera cuidado con el té…y obligarlo a tomarlo pero no podían hacerlo…por alguna cosa u otra, Gualterius desviaba la conversación y dejaba de lado las indicaciones de Tarrant.

    - ¿Otra rebanada de Battemberg?

    - No, gracias- decía Gualterius- un momento…es necesario…

    Todos esperaron con ansiedad.

    - Es necesario que me digan quién irá a la cabeza de la guardia.

    Suspiraron enormemente.


    Tras un buen rato de charla y de cosas sin sentido y de cambiar más de 5 veces de lugar en la mesa, Gualterius se desesperó y dijo:

    - Vengan…ha sido demasiado charla sin provecho…busquemos a Mirana para que sepa que pronto estará perdida…

    Alicia trató de detenerlo.

    - Mi señor…no es necesario mortificar tanto a tu presa.

    - No me importa- repuso Gualtierius- yo soy quien tiene la sartén por el mango y no dejaré que se salga con la suya…apártense…tengo que hablar con ella largo y tendido.

    El Sombrerero insistió:

    - Espera…creo que no has probado suficiente té y éste se va a enfriar…además no creo que Mirana…deba interrumpir esta fabulosa reunión…

    Gualterius los miró por encima del hombro e insistió:

    - Callen de una vez…voy a ver a Mirana.

    Pero al notar que tanto Alicia como Tarrant trataban de detenerlo, Gualterius terminó enfándanose.

    - Ustedes están ocultándome algo y no lo voy a permitir…¿de qué se trata toda esta tontería?

    Ninguno de los dos acertaba a hablar. Entonces su ánimo se perdió cuando notó que Tarrant ya tenía las tijeras doradas con él.

    - Vaya…tal vez me extralimité- fingió- Tarrant…sé que me ayudarás…pero ¿a cambio de qué, amigo mío?

    Alicia al ver que quería arrebatarle las tijeras sacó del cinto de Gualterius su espada y lo amenazó.

    - No des un paso más o te asesino…

    Gualterius trataría de acabar con él. Una observación del Lirón la descubrió:

    - ¡Cuidado, Alicia!

    No hubo necesidad de decir más…Alicia estaba totalmente descubierta.


    - Me han estado engañando todo este tiempo…han hecho muy mal…porque no saben de lo que soy capaz…

    Tarrant se colocó frente a Alicia y dijo:

    - Todo esto no tiene sentido, Gualterius…date cuenta de tus errores…defenderé a Alicia con mi vida…

    Pensó en forcejear con el Sombrerero pero Alicia se interpuso. Cuando Gualterius pensó en echarse encima de Alicia, salió al paso Mirana.


    - Un momento, Gualtierius…déjalos…el asunto es conmigo…

    La valentía de Mirana sólo consiguió enfurecer al Caballero Oscuro.

    - Mirana…sobre ti voy…sobre ti, Reinecita…

    Ella estaba dispuesta a usar el libro cuanto antes cuando notaron la vibración de los soldados Growins. Todo parecía perdido.
     
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    Andrea Sparrow

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    Cap. 30


    La batalla final


    Los soldados Growins avanzaron cerrando el paso al resto. El cielo de Underland se oscureció…el Caballero Oscuro estaba por fraguar su venganza:

    - Es innecesario que se muevan siquiera, con sólo una orden mía y los Growins avanzarán por todo Underland, acabando con todo a su paso…todos los seres que existen en este país acabarán por completo y resurgirá una nueva raza capaz de tener poderes extraordinarios…y cuando nuestro poder sea infinito…podremos pensar en ir a la superficie y adueñarnos del mundo superior.

    Mirana dijo terminantemente:

    - Eso no puedo permitirlo, Gualterius…no podrás dañar a quienes por tantos años han sido fieles servidores y amantes de esta tierra…de Underland, la tierra más hermosa de las profundidades.

    Gualterius insistió:

    - Era muy hermosa, tú lo has dicho…antes lo era…cuando las cosas eran diferentes…cuando no había maldad…

    - Tú has querido traer la maldad a Underland…-dijo Mirana tristemente.- Tú…eres quien está tratando de acabar con la beldad de los seres que habitan en este lugar…tan sólo con el fin de destruir…de poder…de tener la razón…igual que los hombres del mundo superior.



    Alicia tuvo un estremecimiento que Tarrant percibió.

    - ¿Qué te ocurre?- preguntó el Sombrerero dulcemente.


    - Nada…es sólo que…las palabras que Mirana ha dicho son bastante sabias…en el mundo superior reinos enteros se han acabado por el afán de poder…y se han convertido en nada…lugares bellos y recónditos…culturas inimaginables terminaron tan sólo por el deseo desmedido de poder o riqueza…por hombres como Gualterius lugares preciosos han quedado en el olvido…- las lágrimas comenzaron a arrasar los ojos de Alicia, mientras el Sombrerero la contemplaba con sumo amor.

    Mirana mientras tanto, comenzaba a flaquear cuando notó que los soldados Growins comenzaban a secar las flores, a ennegrecer la vegetación…generaban un viento gélido que secaba cuando estaba a su paso.

    McTwisp tuvo que aferrarse a un árbol, puesto que no podía esconderse. Mirana, en cambio, se mantuvo fuerte y firme como un roble, en espera del desenlace.


    Gualterius continuó hablando.

    - No me interesa lo que pase en el mundo superior…sólo sé que éste me pertenecerá.

    Mirana trataba de hacer tiempo y desviar la atención de Gualtierius hacia ella para que los Growins se detuvieran, ya que ellos dependían solamente del estado de ánimo del Caballero Oscuro.

    - ¿Por qué tanto odio, Gualtierus?- preguntó la Reina Blanca con uno tono enternecedor que al Caballero Oscuro le recordó tiempos pretéritos.

    - No sé a qué viene tu pregunta…

    - Porque…el Gualterius que yo conocí…no era como tú ahora…era noble…tierno y todo un caballero…

    - ¿Qué intentas?- dijo él enojándose más.

    - Nada…sólo recordaba…a cierto Caballero…que dijo serle fiel a la Reina Blanca, por sobre todas las cosas…y a quien juró…amor eterno…

    Gualterius se mordió los labios. Mirana comenzaba a llegar a sus fibras más sensibles.

    - Detente, Mirana…no sigas.

    La Reina Blanca insistió.

    - Una vez…hace mucho- decía caminando con valentía frente a Gualterius- un joven mancebo llegó a Troter’s Bottom…en busca de comida y de agua…venía de una ardua lucha contra la Jota…había sido herido por ella…estaba cansado y deseoso de paz…fue conducido por los fieles súbditos de la Reina hacia el salón del trono…la Reina, compasiva, lo recogió entre sus brazos y lo llevó hacia una hermosa y blanca habitación…ahí…la Reina estuvo contemplando la faz de aquel Caballero…observó cada uno de sus pasos…cada una de sus reacciones…y preparó para él una bebida reconfortante que le devolviera las energías. Cuando el Caballero despertó, lo primero que vio fue a la Reina, junto a la cama, pendiente de su recuperación. El Caballero tomó…la mano de la Reina- dijo Mirana con algunas lágrimas- y pronunció un juramento de amor y lealtad. La Reina…

    Gualterius se puso algo triste y dijo:

    - No sigas…tú…dejaste de amarme…tú decidiste que mi amor no era suficiente para ti…

    - ¿Quién te dijo eso?- preguntó Mirana.- ¿Acaso fue Iracebeth?

    Gualtierus asintió y explicó:

    - Sí…Iracebeth dijo que yo no había nacido para ser perro de ninguna reina…que tú habías elegido a Tarrant…que era a él a quien tú querías más.

    - Eso no es verdad- dijo la Reina Blanca- siempre amé a ese Caballero…a ti…por tu nobleza…por tu bondad…por tu forma de defender Marmoreal ante los embates de Iracebeth y sus esbirros…

    El Caballero Oscuro comenzó a sentir una opresión en el pecho que hizo que los Growins retrocedieran. Entonces Tarrant tomó la mano de Alicia y dijo escabulléndose con cuidado:

    - Alicia…tenemos que avisar a los súbditos de Mirana que ella está en peligro…

    - Pidamos a McTwisp que lo haga…

    - No podemos…

    - Chessur ya está al tanto…deben venir en camino…

    - Entonces…sólo es cuestión de tiempo.



    [​IMG]

    By sra_sparrow at 2010-06-14



    Tarrant y Alicia comenzaron a buscar alguna evidencia de las debilidades de Gualterius.

    - ¿Por qué Gualterius cambió tanto?

    - Tal vez…el tiempo hizo estragos en su corazón- dijo Tarrant.

    Alicia se entristeció. El Sombrerero preguntó:

    -¿Por qué te pones así, Alicia?

    - Porque…tengo miedo de los estragos que el tiempo puede hacer en la gente…estamos a merced de él …y eso no me gusta…cada vez más perdemos con los años la capacidad de asombro…las cosas ya no tienen el mismo encanto que tenían cuando las vimos la primera vez, pero eso sólo sucede cuando no tenemos la capacidad de reconstruirnos…de reinventarnos…

    - No tengas miedo del tiempo, Alicia- dijo el Sombrerero- nuestro amor…está a prueba del tiempo…ya lo ves…estamos ahora aquí, juntos…dispuestos a defender Marmoreal…de defendernos el uno al otro…

    Alicia se aferró a Tarrant en lo que sucedía la conclusión de aquella conversación.


    Al fin Gualterius dijo a Mirana:

    - ¡Basta! Todo esto que has dicho ha sido sólo para tratar de evitar que mis planes continúen…pero no va a funcionar…-su ánimo comenzaba a aturdirse y su humor cambiaba, haciendo que los Growins avanzaran rápidamente por las campiñas de Underland.


    Sin embargo, la compañía de los soldados fieles a Mirana llegó justo a tiempo. Una ardua batalla entre los caballeros Blancos y los Negros comenzó a librarse…

    - Ahora es el momento, Mirana…ya nada puedes hacer…

    Los Growins comenzaron a materializarse de forma que todos los podían ver. La lucha era difícil y encarnizada.

    Sin embargo, Chessur se inmiscuyó en la lucha confundiendo con sus movimientos a los soldados de Gualterius.

    - Tú no eres malo, Gualterius…recuerda quién eres…recuerda aquel juramento…

    - Tus palabras ya no hacen mella en mí- dijo Gualterius mostrando indiferencia y orgullo.

    Pero Mirana tomó el libro que había encontrado y comenzó a leerlo.

    “ Un día…Mirana y yo seremos uno sólo…y todo Underland será testigo del amor que nos profesamos…el amor eterno que nació gracias a su dulzura…y a su gran corazón…sé que ella me ama…me lo ha dicho ya…y estoy seguro que en esta ocasión todo saldrá bien. El Jabberwocky no podrá hacernos daño nunca más…Iracebeth tendrá que reconocer que la única y verdadera reina de Underland es Mirana…la más dulce, la más hermosa…por quien daría mi vida…que mis miembros se sequen, antes de que yo pueda traicionar a la mujer que tanto amo…”


    Aquellas frases reblandecieron el corazón de aquel hombre…por fin…ante el asombro de todos…Gualterius cayó de rodillas frente a Mirana y comenzó a llorar.


    En ese preciso momento, Mirana se inclinó con ternura hacia él.

    Tarrant entonces tomó la mano de Alicia y dijo:

    - ¿Estás lista…?

    - Sí- repuso ella valientemente y dio su mano a Tarrant, quien con las tijeras cortó la muñeca de la joven y cortó la suya. Entonces mezclaron sus sangres y los Growins comenzaron a desaparecer. Toda la destrucción que Gualtierus había causado empezaba a deshacerse, de suerte que Gualterius pasaba a ser un hombre cualquiera.

    Tras unos breves minutos, Mirana levantó el rostro de Gualterius quien suplicó.

    - Mi Reina…perdona mi extravío…nunca, nunca dejé de amarte…eres lo más hermoso y verdadero que ha ocurrido en mi vida…no sería capaz de lastimarte…perdona el daño y la tristeza que te he causado…tómame como al más indigno de tus súbditos…

    Pero Mirana dio un suave beso en su mejilla y dijo.

    - ¿Cómo podría tratar como al último…al hombre que amo…al único hombre que he amado…y que pronto se convertirá en el rey de Underland?

    Un abrazo y un beso tiernos unió a los dos haciendo que los súbditos de Marmoreal y de todo Underland se tornaran sumamente felices.


    Tarrant y Alicia también se dieron un tierno beso y un abrazo dulce cobijó a la joven Kingsley en brazos del Sombrerero Loco.

    A partir de ahora…sólo quedaba realizar las bodas de los reyes de Underland y una propuesta que Alicia no esperaba…
     
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    Cap. 31 Boda y propuesta



    Ya todo se preparaba en Underland para la boda de Mirana y Gualterius.


    Los súbditos de Marmoreal adornaron el castillo con jacarandas que resaltaban sobre el fondo plateado. Varios gusanos de seda confeccionaban el vestido blanco de la reina que tenía que ser mucho más blanco y hermoso que cualquier otro vestido que ella hubiese portado antes. La felicidad se desbordaba por los poros de ambos y Alicia sería la dama de honor, y ella y Tarrant fungirían como padrinos de la pareja.


    McTwisp era el que más empeño ponía en los preparativos de la boda. El Conejo Blanco había visto a Mirana sufrir en ocasiones por causa de la pérdida de Gualterius y ahora que se habían reencontrado tenía temor que el hombre que ella tanto había venerado fuera capaz de hacerle daño. Todos sus miedos se vieron destruidos cuando el amor fue el único vencedor.


    Chessur conversaba con Tarrant al respecto en las afueras de Trotter’s Bottom.


    - ¿Un poco más de té, Chess?- preguntó el Sombrerero Loco.

    - Gracias, Tarrant- repuso el Gato sonriente- pero sabes que cuando tengo alguna preocupación, no puedo tomar mi té.

    - Ah…estamos pendientes de la mismísima boda de la reina de Underland y Gualterius y el humilde Chessur ya no quiere su té…

    El Gato repuso:

    - Aunque yo no tuve nada que ver…realmente me da mucho gusto lo que sucede con mi Reina…es sólo que estoy preocupado…ya no quiero que suceda ninguna otra cosa…¿estás de acuerdo?

    Tarrant añadió:

    - Sí…tienes razón…yo también tengo miedo de que las cosas salgan mal…pero ...no tengamos miedo, Chessur…hay que esperar lo mejor de esta unión…estemos seguros de que nada malo puede suceder ya…todos estaremos felices ahora con la unión de Gualterius y Mirana…no habrá ninguna otra sombra que opaque la felicidad de Underland…al contrario, puede que haya más alegrías que incrementen nuestro gozo…así que por ello- continuó muy feliz- bebamos más té…

    El Lirón se desperezó lentamente y Tarrant pareció de momento hablar solo.

    - Aún recuerdo ese primer día…aquel día en que esa pequeña niña llegó…perdida a aquí…-dijo haciendo remembranza de la llegada por vez primera de Alicia a Underland- era tan linda…con su vestido azul…y su cintilla del mismo color…después…cuando McTwisp la trajo de vuelta…nadie la reconocía…

    - Excepto tú- dijo Chessur.

    - Cierto…-dijo Tarrant con nostalgia- aún así…nadie creía que se trataba de la verdadera Alicia…pero yo…en cuanto vi sus lindos ojos…supe que era la misma…

    - Y luego…la defendiste contra todos los que atentaban contra su vida.

    - Por la seguridad de Underland- repuso Tarrant.

    - No creo que sea sólo por eso- dijo Chessur- estoy seguro que…tú crees en Alicia más que cualquier otro ser en Underland…y también para ella tú eres alguien muy especial.

    El Sombrerero se quedó en el aire, como si se hubiera perdido en el tiempo. El Lirón lo llamó.

    - ¡Sombrerero!

    Tarrant reaccionó diciendo como siempre.

    - Estoy bien…

    Chessur insistió:

    - Tarrant…¿qué pasa contigo? ¿No estás feliz? Está Alicia aquí…en Underland…está cerca de ti…debería ser suficiente para ti para estar contento…

    - Y lo estoy- repuso el Sombrerero caminando erguido alrededor de la gran mesa- pero…no es todo…es que…tengo que propornerle algo a Alicia…y no sé si acepte…

    - ¿De qué se trata?- preguntó Chessur.

    Tarrant sonrió levemente y dijo al Gato:

    - Ya verás que…será una gran sorpresa para todos…incluso para Mirana…

    - ¿Una sorpresa?

    - Sí…una gran sorpresa- dijo Tarrant más emocionado que nunca.


    Alicia platicaba con Mirana una noche antes de su boda.

    - Linda…no sabes lo feliz que me siento- contaba La Reina Blanca a la joven inglesa.

    - Lo sé…se te nota en el rostro- dijo Alicia- estoy segura que serás feliz…ese hombre nunca te dejó de amar…

    - Y a ti te pasa lo mismo…¿cierto?

    Alicia bajó la mirada y luego preguntó ingenuamente.

    - ¿A qué te refieres?


    La Reina Blanca añadió:

    - Alicia…tú sabes bien a qué…o a quién me refiero…¿qué…opinas de Tarrant?

    Alicia se sonrojó vivamente y comentó.

    - Mirana…no sé qué decirte…amo a Tarrant…demasiado…desde que volví me di cuenta que el cariño que siento por él es algo que no he podido dejar a pesar del tiempo…y me siento muy feliz de que nuestra sangre se ha unido para salvar tu reino.

    - Y yo me siento también muy feliz de tenerlos a mi lado…ustedes han sido mi mayor ayuda desde hace mucho tiempo…y sé que estarán cuando los necesite…tanto o más de lo que ustedes se necesitan mutuamente.

    - Mirana…-continuó Alicia- yo me siento muy feliz de haberte ayudado y de participar en tu boda pero…no sé qué hacer…

    - ¿De qué hablas?

    - A que…en algún momento…tengo que volver…a Inglaterra…al lugar de donde vengo…pero no sé qué decisión tomar…

    Mirana acarició el rostro de Alicia y comentó.

    - Yo sé que tú quieres estar aquí, junto a Tarrant…pero también puedo notar que amas mucho lo que dejaste allá…no sé de qué se trate, pero sé que tienes dudas sobre si quedarte…o seguir con los sueños que dejaste allá arriba…por eso te digo…no dejes tus sueños…escucha a tu corazón…

    Alicia sonrió. Mirana nunca se equivocaba.

    - Tienes razón…te creo y no dudaré en escuchar a mi corazón.

    Su vestido ya estaba casi listo. Tan sólo era momento de esperar esa boda tan hermosa.



    El día de la boda llegó. Ya todo estaba listo. La boda se realizó en el antiguo castillo de Crims donde había vivido antes Iracebeth pero que pronto tendría nuevos habitantes.

    Gualterius arreglado esperaba en la entrada el momento de unirse por fin a Mirana.

    Como padrinos, Alicia y Tarrant lo acompañaban.

    El Sombrerero se acercó a Gualterius y dijo:

    - No estés tan nervioso…no tarda en llegar…

    - Lo sé…es que…no sé…tal vez…se arrepintió…

    Tarrant negó.

    - Ella nunca se arrepentiría de quererte como te quiere…eres y has sido siempre todo en su vida…así que, hermano…vive y sé feliz…

    Gualterius abrazó al Sombrerero y añadió.

    - Tú también…te mereces la mayor de las felicidades.


    Al fin, la novia llegó a aquel lugar, acompañada por algunas damas de su corte y Alicia como madrina. Tarrant miró a Alicia…se veía realmente bella. Gualterius sólo tenía ojos para la novia.


    Llegaron juntos al altar y ahí unieron sus vidas definitivamente. Chessur se encargó de coronar a ambos reyes y un hermoso beso unió a los dos soberanos.


    Gualterius dijo a todo Underland:

    - A partir de ahora…todo será alegría en este país…todo gracias al amor de Mirana…y juntos haremos de Underland un lugar perfecto…lleno de alegría y de verdad.

    Mirana inclinó la cabeza y el baile comenzó.


    Tarrant se daba el lujo de servir la mesa de té, mientras el resto de los invitados lo apoyaba durante el festín.

    Gualterius dijo a Tarrant:

    - Tengo para ti…una pequeña sorpresa…

    El Sombrerero abrió tamaños ojos cuando vio a un par de pequeños sobrevivientes del clan Hightop caminar cerca de él. Los chiquillos abrazaron a Tarrant y luego a Alicia. Todos juntos bailaron el Futterwacken.





    Después de un rato de la fiesta…Tarrant se acercó parsimonioso a Alicia que observaba a todos felices.

    - Esto era lo que le hacía falta a Underland- musitó Alicia muy feliz.

    - Sí…-dijo Tarrant enamorado.- Alicia…-dijo acercándose- tengo…una pregunta que hacerte…

    Alicia se quedó en espera de la pregunta como suspendida en el tiempo y añadió:

    - Dime…

    El Sombrerero sacó un hermoso anillito con un rubí en la punta y dijo a la joven arrodillándose levemente ante ella:

    - ¿Quieres…casarte conmigo?

    Alicia entornó los ojos y no supo qué responder…
     
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    Cap. 32 FINAL INESPERADO




    Alicia se quedó con la mirada fija en Tarrant…lo que el Sombrerero Loco le acababa de proponer era algo que tal vez inconscientemente había estado esperando por mucho tiempo pero no se había atrevido a considerar…¿por qué? Tal vez porque en alguna ocasión había recibido una propuesta matrimonial…sólo que no recordaba exactamente los detalles. ¿Matrimonio?


    - Una maravillosa…demente y maravillosa idea- dijo con vivacidad haciendo que los ojos del Sombrerero Loco se tornaran más luminosos y profundos que nunca.

    - Entonces- dijo hablando entre dientes como acostumbraba, tornándose también su ropa más luminosa- ¿cuál es tu respuesta, linda? ¿Aceptas?

    Alicia se acercó a donde estaba el Sombrerero de pie frente a ella…tomó sus manos y las besó suavemente, ante los ojos enamorados de aquél, quien inquieto esperaba por la respuesta de la joven inglesa.

    - Tan sólo con mirar tus ojos…todo lo que hubiera dejado arriba parece perderse en la nada…es como si estuviera mirando dentro de tu alma y hacia ella me dirigiera con rapidez…

    - A mí me pasa igual contigo, Alicia…-susurró el Sombrerero con suma ternura.- Todas las tristezas que he pasado durante años en espera tuya se desvanecen con tu sola presencia…-continuó mientras le ofrecía su brazo y la invitaba.- Demos un pequeño paseo…


    Avanzando por entre aquellos hermosos jardines que ahora decoraban el castillo de Crims, Tarrant avanzaba delicadamente ayudando a Alicia y observando con cuidado cada detalle. Alicia daba los pasos más ligeros al contemplar aquella belleza y escuchando las palabras del Sombrerero.


    - ¿Sabes? La primera vez que viniste a Underland…me causaste tanta ternura…estaba loco de contento de poder ver a alguien tan parecido a mí…o tan diferente, dependiendo de la perspectiva…pero te volviste una especie de modelo a seguir…te veías tan decidida…no te conformabas con lo que nosotros te dijéramos.

    - Sí…aún recuerdo la forma tan altanera en que me dirigí cuando no entendí el acertijo del cuervo y el escritorio.

    - Era normal…-dijo El Sombrerero con dulzura- no estabas acostumbrada a esa clase de acertijos…además…eras muy pequeña aún. Pero mírate ahora…eres toda una dama…una gran y hermosa dama.

    - Aunque…no me gusta ser como las damas de mi mundo: ni arrogante, ni pretenciosa, ni vanidosa…detesto las etiquetas…

    - Al igual que yo…sin embargo- continuó hablando- siempre hay que tratar de manejar con las personas cierta cortesía para que podamos por lo menos…conversar…

    Pasado un rato Alicia preguntó al Sombrerero.

    - ¿Qué sientes ahora que Mirana y Gualterius se han unido?

    - Es…una felicidad indescriptible, Alicia…-comentó aquél- mi hermano Gualterius logró lo que tanto había anhelado…el amor de Mirana…y ella está feliz- siguió Tarrant- ella también deseaba con todo su corazón ver reconstruido Underland junto a Gualterius…yo aún dudé sobre la nobleza de mi amigo, pero no lo suficiente como para pensar que se había vuelto un tirano y un desalmado…un miembro del clan Hightop jamás habría traicionado a la Reina…

    - Pero te enfrentaste a él por mí…-añadió Alicia.

    El Sombrerero tomó sus manos y añadió:

    - Porque…eres el amor de mi vida, Alicia…porque te necesito como no tienes una idea… y porque estaría dispuesto incluso a morir si fuera necesario para estar a tu lado.

    - A mí me pasa igual, sólo que…en ocasiones no lo demuestro…

    - Claro que lo has hecho…cuando mataste al Jabberwocky…ahora que hemos logrado la paz de Underland…no puedes decir que no has demostrado tu valor y tu verdad…

    Alicia se abrazó al Sombrerero…pero fue un abrazo infinito…un abrazo fuerte que la hacía pensar por un momento que tal vez sería el último que le daría a Tarrant.


    Por su parte Mirana y Gualterius contemplaban desde su nuevo trono la felicidad y la alegría de sus súbditos. Gualterius besó la mano de Mirana y dijo.

    - Reina mía…gracias a mi hermano Tarrant tú y yo podemos estar juntos de nueva cuenta.

    - Así es, Gualterius- susurró Mirana- temí que te perdería definitivamente.

    - El amor nunca muere- dijo Gualterius decidido.

    - ¿Crees que el de Alicia y Tarrant pueda llegar a lograrse?-preguntó Mirana.

    - No lo sé…mi hermano, el Sombrerero la ama mucho...

    - Alicia también lo ama- dijo Mirana- sólo que…ella está un poco preocupada…dejó algunas cosas sin terminar allá arriba…y ella considera que debe volver a terminarlas…

    - Si ella se va y no vuelve…será un duro golpe para Tarrant- comentó Gualterius.

    - Tal vez…pero estoy segura de que volverá…algo me dice que si se va, un día volverá a Underland.


    La fiesta se siguió desarrollando alegremente. Alicia y Tarrant bailaron durante toda la noche hasta que por fin, de vuelta a su casa, el Sombrerero llamó a Alicia aparte y preguntó de nuevo.

    - Alicia…¿puedo saber tu respuesta?

    La joven estaba demasiado feliz y añadió sin pensar:

    - Estoy tan contenta ahora…y no quiero irme nunca de tu lado…así que…acepto.

    El Sombrerero estaba demasiado contento. Sus ropas se iluminaron y besando la mano de Alicia depositó un dulce beso diciendo:

    - Te prometo que…no te arrepentirás nunca de haberme aceptado, Alicia…

    Al poco rato todo Underland conocía la noticia. Mirana y Gualterius comentaron.

    - Este es un gran paso para ustedes y para todo Underland…nos sentimos muy feliz de poder presenciar este hermoso compromiso…

    McTwisp, Chessur, Tweedle Dee y Tweedle Dum aplaudían ante la noticias y felicitaron efusivamente a los dos.

    - Por fin- dijo el Lirón a su oído…felicidades, Sombrero.

    - Gracias…- respondió Tarrant.

    Cuando se despedía de Alicia su emoción se volvió casi incontrolable.


    - Estoy tan contento…porque todo salió bien…porque eres linda, perfecta…eres la chica más hermosa…eres delicada, preciosa, dulce, valiente…tienes las cualidades correctas de la Alicia correcta…

    - ¡Sombrerero!

    Tarrant reaccionó inmediatamente diciendo:

    - Estoy…bien…



    Un par de días después los preparativos de la boda de Alicia y Tarrant ya estaban culminados y la hermosa ceremonia llegó. Esta se desarrollaría en la casa del Sombrerero, teniendo la fiesta de té como marco.

    La casa había sido remodelada para poder recibir a la chica y tanto McTwisp como Chessur se ofrecieron para ser pajes. Los pequeños del clan Hightop estaban tan emocionados que ellos también quisieron participar.

    Los padrinos de honor: Mirana y Gualterius.

    Los nervios estaban a flor de piel, sobre todo para el Sombrerero que había escogido para la ocasión el tartán escocés como atuendo de lujo. Se veía bastante elegante y con un dejo de distinción que hizo a los presentes hablar favorablemente de él, aunque al Sombrerero eso era lo que menos le interesaba…con sólo poder ver a Alicia presente le bastaba.


    Sin embargo, la nerviosa novia estaba realmente preocupada. Aún no se arreglaba y Mirana que aún estaba en el castillo le preguntó en la habitación.

    - Pequeña…¿qué te sucede?

    - Es que…creo que estoy demasiado nerviosa.

    Mirana acarició su mejilla y dijo:

    - Te entiendo…las cosas han salido muy bien y todo indica que para los dos un gran sueño se cumple por fin…pero estoy segura que no es sólo eso lo que te tiene así, ¿verdad?

    Alicia bajó los ojos y respondió:

    - Tienes razón…no es sólo eso…y no sé cómo decírselo a Tarrant…

    Mirana se sentó junto a ella y pidió a sus súbditos con la mayor cortesía que las dejaran a solas.

    - Veamos…dime…qué es lo que quisieras decirle al Sombrerero y no te atreves…

    Alicia explicó:

    - Es que…yo quisiera estar siempre con él…pero tengo muchas cosas pendientes que resolver…- entonces comenzó a llorar.

    La Reina la abrazó y dijo:

    - Sé cómo te sientes…en ocasiones queremos hacer todo lo que nos proponemos pero no siempre es posible hacerlo…sin embargo, tú sabes perfectamente quién eres… eres una joven hermosa, valiente y decidida…eres Alicia…Alicia Kinghsley.

    - Sí…-dijo ella tranquilizándose un poco.- Soy hija de Charles Kingshley… un hombre que luchó mucho para demostrar que para hacer las cosas…sólo había que creer en ellas…

    Mirana sonrió y repuso:

    - ¿Lo ves? Te conoces demasiado bien…sólo deja hablar a tu corazón…estoy segura que si le explicas al Sombrerero él entenderá…

    - Pero es que…al mismo tiempo…no quisiera irme de aquí nunca…este lo considero mi segundo hogar…o tal vez es el primero…cada noche desde que tenía 7 años he venido aquí…y estoy segura que nunca dejaría de venir aunque tuviera 100…

    - Lo sé…y sabes que aquí te estaremos esperando siempre…

    - Gracias, Mirana…

    - Y dime…¿Qué piensas hacer entonces?

    Alicia pensó un poco y añadió más calmada:

    - Hacer lo que me dicte el corazón…amo a Tarrant…sé que no encontraría un hombre mejor que no fuera como él…es sólo que…tal vez aún no es momento…

    - O tal vez…estás buscando algo más.

    Alicia se asombró de la manera en que Mirana se expresaba y añadió.

    - No…eso no…estoy segura que yo necesito, que yo busco un hombre como Tarrant…

    - Tú lo has dicho…como él, mas no exactamente él…

    Alicia se quedó un poco perpleja ante la respuesta. Mirana añadió.

    -Creo que no puedo decirte más de lo que tú no sepas…sólo piensa bien en lo que vas a hacer y antes que todo, recuerda lo que te dije una vez…esa decisión es completamente tuya, porque…cuando estés frente a Tarrant…estarás completamente sola…y tú debes decir la última palabra…ahora…prepárate…que eres la reina de la fiesta…y todos están esperando por ti…si es lo que decides…

    - Gracias…-repuso Alicia- creo que estoy lista.


    Pasado un rato, con un Sombrerero más que nervioso que se hacía nudos el moño del traje y se acomodaba mil veces el sombrero, vio venir a Alicia en un hermoso vestido azul largo.

    Avanzó con cuidado escoltada por Gualterius y entregada en mano de Tarrant.

    - Hermano…hazla feliz…

    El Sombrerero sonrió mientras perdía su mirada en la de Alicia.


    Un juez estaba listo para celebrar la ceremonia. Empezó con una fórmula algo larga que sólo provocó por un momento la distracción de Alicia.

    - Estamos en el Magnuoso Día de la era de la Reina Blanca y el Rey Gualterius…y yo como juez de Underland comienzo a celebrar este matrimonio entre la señorita Alica Kinghsley y el señor Tarrant Hightopp, de oficio Sombrerero de la Reina.


    Entonces la joven se quejó de momento de un fuerte dolor en la cabeza. El Sombrerero la detuvo y dijo a su oído.

    - ¿Te sientes bien?

    - Sí…no te preocupes…es que…creo que no dormí bien…

    - Tranquila…-dijo tomando su mano.

    Por fin el juez comenzó a hablar. Frente a Alicia comenzaron danzar imágenes de hace tiempo…de sus primeras visitas a Underland…de la muerte del Jabberwocky…de sus charlas con el Sombrerero y tras ella…un gran barco, arriba…rumbo a Hong Kong y la silueta de un hombre. Como un chispazo en su mente aquella figura se imprimió mientras el juez empezaba a preguntar.


    - Señor Tarrant…¿acepta por esposa a la señorita Alicia Kingshley para amarla y respetarla durante todas las eras de Underland?

    - Acepto…-dijo el Sombrerero visiblemente emocionado.

    Tocó el turno de Alicia.

    - Señorita Alicia Kinghsley…¿acepta por esposo al señor Tarrant Hightopp, para amarlo y respetarlo durante todas las eras de Underland?

    Alicia hizo una pausa, bajó los ojos y luego fue nuevamente interrogada.

    - Señorita Alicia Kinghsley……¿acepta por esposo al señor Tarrant Hatter, para amarlo y respetarlo durante todas las eras de Underland?

    Miró al Sombrerero y dijo suavemente.

    - Tarrant…te amo mucho…pero…no puedo casarme contigo…

    El Sombrerero se quedó con los labios entreabiertos y no supo qué decir. Alicia rompió aquel silencio:

    - Sombrerero…eres un ser magnífico…eres el hombre perfecto…tienes las cualidades del hombre perfecto…pero tú y yo pertenecemos a mundos distintos…yo no pertenezco a Underland…aunque me casara contigo, nunca sería completamente feliz, porque mi mundo no es éste…todos ustedes- dijo dirigiéndose a la multitud- son gente maravillosa…la gente de arriba debería ser como ustedes…libres, llenos de sueños y de alegrías, llenos de motivación…dispuestos a ser felices cada día, libres de convencionalismos y de etiquetas…y tú, Tarrant, no sabes cuánto me pesa a mí más que a nadie tomar ésta decisión…y sabes…que te amo…-dijo llorando- pero…no puedo casarme contigo…porque no seríamos completamente felices…yo más que nadie, desearía pasar toda mi vida contigo…pero eso no es posible.

    - Una vez me dijiste…-repuso Tarrant- que eras capaz de creer en seis imposibilidades antes de empezar el día.

    - Sí, Tarrant- dijo Alicia- pero creo que ya he pensado en las seis: una, el verdadero amor existe; dos, no hay error tan grande que el amor no sea capaz de curar; tres, Underland existe; cuatro, Tarrant es el hombre más extraordinario de este mundo; cinco: pudimos vencer al Caballero Oscuro; seis, Mirana encontró el amor…pero no hay una siete…esa séptima hace la diferencia…sólo son seis por ahora…sólo sé que te amo y que me duele demasiado tener que dejarte.

    Tarrant miró a todos y luego miró a Alicia y dijo dándole un beso.

    - Linda…tú también sabes…cuánto te amo-dijo emocionado- y precisamente por eso…no me importaría hacer cualquier sacrificio con tal de que seas feliz…así pues…si tú quieres irte…puedes hacerlo…y te…deseo toda la felicidad que puedas encontrar…

    - Gracias…-dijo Alicia.

    El Sombrerero la miró con emoción y se abrazaron fuertemente estallando en lágrimas.

    Aquel momento único nadie osó interrumpirlo más que con una fuerte ovación.

    Tarrant tomó el anillo que le iba a dar a Alicia y le dijo.

    - Consérvalo…tal vez un día te lo pueda ver puesto…y dime algo…¿volverías alguna vez?

    Alicia sonrió y repuso:

    - Te juro que volveré…además…si llego a casarme no aceptaré a nadie que no sea exactamente como tú…eso te lo asegura una Kingshley.

    Tarrant entonces dio un suave beso a Alicia y sopló sobre sus párpados diciendo:

    - Fairfarren…Alicia…




    Tras una vorágine de colores entre verdes y azules, Alicia despertó en el jardín de aquella casa en Hong Kong donde minutos antes había estado compartiendo con Madison Hataway una conversación y no sólo eso…también una propuesta. Una voz la llamó suavemente y le solicitaba reaccionara.


    - Alice…soy Madison…¿qué pasó?

    Cuando se incorporó se dio cuenta que estaba fuera del agujero que conectaba a un gran árbol.

    - Debiste caer…supongo- dijo Madison suavemente.

    La voz del joven lord la hizo sonreír levemente y añadió.

    - No te preocupes…ya pasó.

    Madison le dio la mano y dijo:

    - Ven…si quieres cambiarte…

    - No…estoy bien- dijo ella- de hecho no sé si te gustaría que nos quedáramos en este jardín un rato.

    El joven lord asintió.

    Estuvieron conversando largo rato sobre las aficiones de su padre y sobre los sueños del joven.

    - ¿Y no tienes miedo de que toda la Compañía desista de apoyarte?

    - No, Alicia…no tengo temor…siempre soñé con esto y no estoy dispuesto a lograr menos que eso…

    - No sé por qué…pero creo que lo lograrás- dijo Alicia dándole apoyo.

    - Gracias…realmente te agradezco tu confianza…realmente me interesa mucho tu opinión porque…quisiera que me apoyaras en este proyecto, eres una mujer luchadora, emprededora y soñadora, libre de ataduras y de convencionalismos…por eso…por eso te amo…

    Se acercó lentamente a Alicia haciéndola temblar…sus labios se posaron suavemente sobre los de ella curveándose con ternura generando una corriente eléctrica en ambos. Alicia comprendió entonces que el alma de Tarrant, del Sombrerero Loco estaba en aquel joven lord…que ese era el hombre que siempre había estado en espera de encontrar y ahora la besaba suave y tiernamente…Alicia se abrazó al joven lord correspondiendo también con delicadeza al contacto de sus besos. Se apartaron un segundo sonriendo. El joven le cedió su pañuelo y Alicia lo tomó.

    - Perdóname…

    - No…no te disculpes…Tarrant.

    - Creo que ya me recuerdas, ¿cierto?

    - Creo que sí…más de lo que crees…-dijo Alicia.


    Pasados un par de días hubo una reunión en la casa de Hong Kong que Alicia habitaba. La reunión al parecer era con motivo de la aprobación del proyecto de la compañía que Alicia iba a presentar.

    Todos aquellos caballeros que en su momento se negaron a apoyar a su padre estaban ahí, junto a lord Ascot. Al poco rato comenzaron a charlar.

    - Bien, Alicia…todas los viajes mercantes que has enviado a China han ido y vuelto con noticias sumamente benéficas, hemos negociado de una manera extraordinaria, gracias a tu visión- dijo uno de los hombres.

    Alicia esperó un momento más y luego añadió:

    - Gracias…pero…lamento decirles que no es sólo eso lo que quiero hoy decirles ni comunicarles. Antes que todo, agradezco las lisonjas que esta noche se desviven por darme en razón del trabajo que he venido desempeñando en la compañía…pero sólo les diré que pueden ahorrárselas…

    Los murmullos no se hicieron esperar.

    - ¿A qué te refieres, Alicia? – preguntó uno de ellos.

    - A que esas lisonjas suyas sólo me enferman, tan sólo de recordar cómo rechazaron los proyectos de mi padre, Charles Kinghsley tan sólo porque creían que estaba loco…en su momento nadie lo quiso apoyar…por eso en esta ocasión, un nuevo proyecto llama mi atención…América…la América de ahora…la que tal parece que por momentos han olvidado.

    - Lamento decirte- dijo lord Ascot- que creo que tu proyecto no es solamente tuyo.

    - Así es…les presento al loco capaz de creer como mi padre lo hiciera hace tanto tiempo…Madison Hataway.

    El joven lord apareció en escena causando los murmullos de aquellos hombres.

    - Veamos, Madison- dijo un hombre- ¿podemos saber de qué se trata todo esto?

    - Señores…Alicia ha decidido apoyarme en el proyecto de comercio con América…y estoy seguro que todo será un éxito…lamento que ustedes tengan una visión equivocada del lugar…y de mí también…pero le agradezco a la joven Kingshley por confiar en mí de esta manera…su visión y mi propuesta necesita ser avalada y espero que puedan ustedes creer en ella…tanto como ella y yo lo hacemos ahora…

    Nadie habló hasta que algunos de ellos se ponían de pie y decían:

    - Pues, aunque la apoye Alicia…no nos arriesgaremos.

    - Bien…en vista de que no quieren aceptar, tendremos que prescindir de ustedes para hacerlo…

    Alicia sonrió y luego añadió.

    - Así es…

    - No Alicia- dijo lord Ascot- no puedes hacer semejante cosa…

    - Claro que sí puedo.

    Madison hizo una pausa y añadió.

    - Bien…ahora aprovecho para hacer algo más, ahora mismo- tomó entre sus manos una pequeña cajita y le mostró un anillo diciendo:

    - Alicia…¿te quieres casar conmigo?

    Alicia sonrió y respondió:

    - Acepto…

    Los cuchicheos fueron generalizados. Por fin todos comenzaban a marcharse hasta que lord Ascot repuso:

    - ¿Pero qué no ven lo que están haciendo? Señores…este par de jóvenes nos han demostrado que sólo hay que creer para poder lograr algo… y ustedes con sus mentes cerradas no pueden ver más allá de su nariz…Alicia…Madison…tienen mi completo apoyo y si firmo…los señores también tendrán que firmar…

    Alicia y Madison se abrazaron fuertemente. Sus más grandes sueños de cumplían por fin.


    La boda de los muchachos se llevó a cabo en el Wonder con rumbo a América. A partir de entonces la felicidad no dejó a los jóvenes esposos que confiaron demasiado uno en el otro y en las seis imposibilidades que les ofrecía la vida…


    SIETE AÑOS DESPUÉS…

    Una pequeña de hermoso cabello dorado jugaba en el jardín de una casa. De pronto volvió corriendo a donde estaba su padre.


    - Papito, papito…-gritó la niña.

    - ¿Qué pasa, Mirana?- preguntó el padre, que no era otro que Madison Hataway.

    - Papito…vi por ahí a un Conejo Blanco…

    Madison sonrió y tomó a la pequeña en sus brazos y preguntó:

    - ¿Ah sí? ¿Y cómo era tu conejo blanco?

    - Tenía corbata, traje…y usaba un reloj de leontina.

    Madison dijo a la niña.

    - ¿Sabes? Ese Conejo lleva mucha prisa…es un conejo que siempre tiene cosas que hacer…¿qué te parece si comenzamos a creer en ciertas imposibilidades en lo que llegamos la mesa junto a mamá?

    - Claro, papito- repuso la pequeña de cabellos dorados.

    Dentro Alicia los esperaba.

    - Listo…a desayunar…

    La pequeña reía ante las imposibilidades que el padre proponía y los cuentos que le contaba.

    - Entonces…aquella niña llegó a una gran mesa de té y encontró al Sombrerero Loco…él conocía muchos acertijos y le gustaba mucho celebrar el no cumpleaños…

    - ¿No cumpleaños?

    - Sí…como hoy…hoy es tu no cumpleaños, pequeña…

    Alicia los observaba con suma emoción.

    Al finalizar el desayuno la pequeña salió de nueva cuenta al jardín, justo hacia donde había corrido el Conejo Blanco.

    Alicia dijo a Madison.

    - Le cuentas esa historia, como si hubieras estado ahí…

    Los ojos de Madison brillaron extrañamente y dijo:

    - Tal vez…realmente lo estuve…

    FIN


    Por fin…el final de esta historia…gracias a las que la leyeron, no saben lo importante que fue para mí ver que alguien hizo favor de leerla…eso me motivó a seguirla escribiendo hasta el final; es una historia que quería escribir y que estoy segura que algún día Johnny leerá porque está dedicada a él, con todo cariño.
     
    Última edición: 21 Septiembre 2016

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