One-shot Del blanco y negro al ¡rojo! [Dante's Life]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Lex, 14 Julio 2013.

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    Lex

    Lex Psychotic.

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    Escritor
    Título:
    Del blanco y negro al ¡rojo! [Dante's Life]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1259
    Título: Del blanco y negro al ¡rojo!
    Personajes: Dante, Rex y Muller.
    Tipo de fanfic: One Shot.
    Fandom: Zombie – Rol. [Apocalipsis Zombie]
    Coautor: EN Auditore
    Perteneciente a: Saga Dante’s Life.



    Del blanco y negro al ¡rojo!
    Gruñidos, raspones, gritos, disparos, desesperación, velocidad, adrenalina…
    Hasta hace unas horas dentro de la estancia todo parecía una película en blanco y negro, estaba tan lleno de polvo y moho que cualquier parte que tocaras te embarraba. Tan sólo respirar el aire de allí dentro me hacía querer estornudar y a pesar de eso todos estábamos allí bebiendo, fumando, charlando, insultándonos. Asesinos y mercenarios.
    Bulla, gritos, discusiones, peleas. Típico. La puerta se vino abajo. Un segundo, silencio. Dos segundos, silencio. Tres segundos, gruñidos. Cuatro segundos, disparos, gritos, piel machacando piel, huesos rompiendo huesos. Sangre, mi mente sólo había procesado el sonido ahora era el turno de mi vista…
    El bar se había llenado de zombis, ¿cuántos?, muchos. Veía a mis compañeros disparar, acuchillar, romper, luchar. Dan lo veía todo en cámara lenta, veía como ese mundo especial en blanco y negro en el que había estado hasta hace un momento ahora se volvía rojo poco a poco. La sangre y los cadáveres iban llenado la estancia.
    Mi lanzacohetes se disparó, bueno yo lo hice y con ese disparo al menos me llevé a diez no-muertos y la puerta del fondo del bar y yo no era la única que estaba destrozando todo el lugar sólo para acabar con los zombis. Rex y Muller disparaban sus magnum, los dos se veían tan similares en combate. Me concentré en el mío, en el nuestro, dejando que Dan hiciera de la suyas.
    Me moví como una sombra y le lancé mi cuchillo a uno de ellos, comencé a correr y cuando se lo logré sacar de su rostro casi instantemente me encontraba cortándole el cuello a otro. Tome mi lanzacohetes y lo usé como escudo, dándole fuerte contusiones a los muertos vivientes haciéndolos caer al suelo.
    Mis compañeros se basaban en sus juegos de superioridad, Muller lanzaba su cuchillo atravesando dos cabezas y Rex intentaba pasar esa cantidad, pero se quedaba en las mismas. A veces corrían y los acuchillaban o les pegaban con la culata de sus Mágnum. Rex sacó un par de sus bombas calcetines y comenzó a lanzárselas a los zombies que parecían no terminar. Esas acciones comenzaron también a deteriorar el lugar.
    Aquellas criaturas se veían diezmada, se veían como se reducían su número, pero no podíamos cantar victoria, podían seguir viniendo más, luego de cansarme de atacar con mi lanzacohetes saqué mi pequeña y perfecta Mac que comenzaba a diezmar rápidamente sin hacer casi ruido.
    Ya no teníamos que acercarnos tanto, solo mantener una distancia bastante segura y seguir acribillándolos, ya se veían como nuestros esfuerzas daban frutos, se escuchaban menos gritos, menos gruñidos, se podía observar menos sangre, pero ¿Por qué tantos se habían acercado hasta acá? ¿Será el Traidor de que tanto hablan los comunicadores? ¿Él controlaba algunas de esas cosas?
    Eran dudas que tal vez pasaban por la mente de mis compañeros, pero no teníamos ganas de pensar en un traidor cuando el mundo estaba en estas condiciones tan catastróficas, luego de darle muerte al último de los muertos vivientes, nos dimos cuenta de algo…
    Una vez que hubimos terminado revisé la estancia, en ella sólo estábamos Muller, Rex y yo.
    —¿Y el resto? —pregunté a la nada, y caminé saliendo del bar. No había nadie. ¿Qué les habría pasado? Respiré y calmadamente entré al bar. La vista estaba horrible todo estaba destrozado, nada, realmente nada había quedado en pie, en las afueras había visto sillas rotas y adentro no era mejor, había botellas hechas trizas por todos lados, a la mugre y el polvo ahora les acompañaba la sangre putrefacta de los zombis, asqueroso.Ahora dónde me quedaría, todo era una completa desgracia. Me senté en las gradas del lugar y me quedé observando el desastre, pensando, cerré los ojos…
    Un sonido me despertó, ¿me había quedado dormida? Rex y Muller estaba sacando los cadáveres del lugar, me levanté a ayudar, sólo de pensar en todo el trabajo que teníamos por delante me dolía la cabeza pero este ataque nos había demostrado cuan vulnerable que era la guarida.
    Muller y Rex propusieron reconstruirla, hacerla más confortable pero sobretodo más segura, estuve de acuerdo de inmediato pues el bar era el lugar donde me quedada y si ya no existía, dónde demonios dormiría.
    Trabajamos más de una semana sin descanso, yendo y viniendo del centro comercial, tiendas y otros lugares muchas veces peligrosos, pero lo habíamos logrado. Cualquier bar de lujo envidiaría nuestra guarida, aunque por fuera luciera como un basurero por dentro era distinto. El lugar contaba con: dos dormitorios en los cuales habían unas literas modernas que parecían cuartos pequeños para al menos veinte de nosotros, había una pequeña tienda, donde podías encontrar ropa, zapatos y lo mejor de todo municiones para las armas y accesorios para llevarlas, tenía tres baños completos, una cocina y en la parte del bar que ahora se encontraba rebosante de licores y otras bebidas de cualquier tipo: desde vinos que costaban un par de dólares hasta champañas que costaban cientos de miles, había una barra dispuesta con varias sillas además frente a estas se ubicaban varias mesas y unos cómodos sillones. El ambiente que habíamos creado era un poco retro pero los colores escogidos me encantaban eran blanco, negro y rojo. Justo a un lado del bar estaba un garaje muy bien resguardado que contaba con dos salidas una convencional y una de emergencia, el garaje era amplio estaba planeado para diez autos y el doble de motos y si querías entrar al bar por el primero debías atravesar el lugar favorito de Muller el cuarto de juegos, mesas de billar, tiro al blanco, dardos, un par de mesas de veintiuno y de pokér distribuidas, algunas máquinas traga-monedas, mesas para jugar fútbol miniatura y hockey en miniatura, tenía un toca disco algo viejo que tocaba buena música, bueno la música de antes del fin del mundo, era un pequeño paraíso para aquellos que habíamos sobrevivido.
    Sonreí al ver el excelente trabajo que habíamos hecho, ahora Muller podría presumir su bar, Rex tendría un lugar donde despejarse y yo tendría un lugar seguro para descansar.
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    Espero que les haya gustado
    XOXO Juls
     
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