Harry Potter Del amor al odio hay un solo paso [Draco x Hermione]

Primero que nada gracias a todos los que me han comentado,como son : ChanLee, robert hyuga, Ivana, Poisala , SasshaFrick, Shani y Lauriita. (Aunque muchos de estos comentarios fueron borrados por una razón que desconozco) de verdad que sin ustedes no podría seguir esta historia. Y como no, un agradecimiento de corazón a todos los que he han leído. Solo por ustedes este Dramione está dando frutos n.n.

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CAP 6:

Jamás quieras declarar tu amor, amor que jamás declarado ha de ser: Pues el viento suave sopla silencioso, inevitable.
-William Blake

No se podía distinguir quién era el dueño de aquella silueta que corría apresurada por los pasillos. Los jóvenes apenas pudieron percatarse de que los observaban. Sin decir nada Draco se levantó rápidamente del lado de Hermione y comenzó a correr detrás de aquel estudiante. No llegó muy lejos ya que la figura desapareció tras una de las muchas pinturas del castillo. El rubio se quedo allí parado, inmóvil. La joven bruja también se quedó sin aire unos momentos, ¿Cómo había podido ser tan estúpida?, se había besado con aquella maldita serpiente ¡y le había gustado!. Las mejillas se le encendieron de vergüenza mientras se acomodaba la blusa y se limpiaba la boca con el brazo guardando la esperanza de quitarse así un poco de esencia de la que aquel Slytherin había dejado pegada en sus labios. La chica se levantó con dificultad ya que las piernas le temblaban y su corazón latía a mil por hora. Observó que el chico seguía allí parado mirando hacia la nada. Hermione aún con las mejillas encendidas se dio la vuelta dispuesta a desaparecer. Pero no pudo, no podía dejar las cosas así, porque quisiera o no, no podía irse de allí y fingir por el resto de su vida que nada había pasado.

- Malfoy…

- Nos vieron…- El joven hablaba con la voz cortada y sin dignarse a ver a Hermione- ¡Nos vieron!, ¡¿Tienes idea de lo que eso significa!?

- Si, si se que significa pero escucha…

- ¡No quiero escuchar nada!, ¡ya sabes lo que va a pasar si la gente se entera de algo!- Draco había explotado de un momento a otro y miraba enfurecido a la chica

- ¡Pues tienes que escucharme porque debemos encontrar alguna solución!

- ¡No hay solución Granger! ¡ENTIÉNDELO!

- ¡¿Y qué propones tú que hagamos señor perfecto!?- Hermione se sentía ofendida y engañada.
- ¡Solo…! ¡solo no me vuelvas a hablar maldita sangre-sucia-inmunda!¡No te cruces en mi camino!

Allí estaban, esas ofensas que la chica se sabía tan bien, y que por unos segundos, por unos pequeños segundos cuando sus labios estaban unidos con los del chico, creyó que jamás volvería a oír. ¿Pero que estaba pensando?, esa serpiente era de hielo, su corazón era un témpano congelado, incapaz de amar…

- ¡Pues bien, nada paso, solo niégalo! ¡maldita cucaracha!- A Hermione le hacía daño, le hacía daño pronunciar aquellas palabras, y aunque sus ojos estaban al borde del llanto, no iba a darle el gusto a Malfoy de verla llorar, no por él.

- ¡Desaparece de mi vista come-libros!

Con esas palabras el rubio se dio la vuelta y desapareció camino al castillo dejando detrás a una Hermione aún más lastimada que antes.

El chico no lo entendía, no lograba explicárselo, ¿Cómo había dejado que aquello pasara?. Apretó los dientes al recordar cómo había caído rendido ante el deseo, y no ante a cualquier chica, no, ante aquella rata de biblioteca del trío de oro. ¡¿Pero qué ocurría con él!? Jamás había estado en una situación similar. El estaba con las mujeres por diversión, para pasar el rato, jamás había sentido absolutamente nada por ninguna de las chicas con las que había salido. Pero con Granger era distinto, ellos se odiaban desde que se conocían, y de pronto aparecían esos malditos impulsos que desafiaban todo lo que era sagrado para él, y había estado con chicas mucho más hermosas, pero el impulso que había sentido hacia la castaña no había sido solamente físico y pasajero, era algo más… Y lo peor de todo, alguien, no sabía quién, los había visto, y eso lo ponía en el borde del precipicio. Caminó por los pasillos pisando violentamente y lanzando miradas asesinas a cualquiera que se cruzara en su camino. Al llegar a la sala común le escupió la contraseña al retrato quien se apartó de mala gana dedicándole una mueca tan propia de los Slytherin. En la sala común lo esperaban sus tres compañeros que le interrogaron sobre a dónde había ido, pero él les cerró la puerta de su habitación en la cara sin dignarse a dar respuestas. Y aún a punto de explotar, se dejó caer sobre su cama donde se quedo profundamente dormido, con solo un pensamiento rondando por su mente.

<<Yo no puedo estar enamorado, eso es imposible, yo no puedo estar enamorado>>

A la mañana siguiente le dolía la cabeza, con una mueca de dolor se apartó sus largos cabellos del rostro y un poco adormilada se vistió. Era natural, no había podido pegar ojo en toda la noche. Hermione salió de la sala común de Gryffindor camino al gran comedor. Necesitaba comer algo si no quería desvanecerse en medio de las aburridas clases de adivinación. Por los pasillos se percató de que la gente la miraba, a su paso los alumnos se paraban a observarla y los de primer año cuchicheaban entre sí. Algunos hombres de Slytherin le lanzaban sonrisas burlonas y las mujeres de esta misma casa la miraban con un odio aún más grande que antaño. Muchos de sus compañeros de Gryffindor la evitaban o la miraban entre con odio, impresionados, o decepcionados. Cuando la chica trataba de saludar a sus compañeros, muchos hacían como si no la habían visto, otros solo le devolvían un frío saludo antes de irse de allí y otros pocos fingían ni conocerla. ¿Pero qué pasaba?. Más adelante se topó con Nevell que platicaba animadamente con Luna. Cuando el chico vio a la castaña la saludó rápidamente excusándose sobre que tenía que irse a una clase y jaló tras de sí a la rubia que parecía querer decirle algo que no debía. Muy confundida llegó al gran comedor donde todos ya se encontraban comiendo y charlando animadamente sobre la fiesta del día anterior. Comenzó a escudriñar entre las distintas caras que se hallaban en la sala pero no encontró a ninguno de sus amigos. Camino a su mesa vio como las miradas se posaban sobre ella, eso no podía ser más raro. Se sentó en un lugar que vio libre y sintió como de pronto el animado aire de sus compañeros sentados alrededor de ella se cargaba de una incómoda tensión. Sin decir nada y tratando de llamar la menor atención posible comenzó a masticar lentamente su desayuno aunque el poco apetito que tenía se había esfumado de golpe. Se quedó allí hasta que las mesas de las 4 casas estuvieron casi vacías. Aunque estuvo allí un rato más no hubo rastro de ninguno de sus amigos, ni siquiera de los hermanos Weasley. Un poco resignada se marchó a sus clases de herbolaría, las cuales le tocaba compartir con Hufflepuff y algunos compañeros de su propia casa. Un tanto más animada se dirigió a los jardines pensando que seguramente Ron y Harry ya estaban en clase.

Llegó jadeante a donde se impartían las lecciones y después de una disculpa a la profesora, y un “que no se repita” por respuesta de ella, se fue a acomodar en el único asiento libre, que por desgracia estaba muy lejos de la mesa de los leones. Se pasó la clase escudriñando a su alrededor creyendo distinguir una melena pelirroja a lo lejos y sin hacer caso a la plática que le ofrecía su compañera de asiento, una tierna niña de Hufflepuff llamada Amanda quien trataba sin éxito de hacer crecer una flor en sus manos como el resto de sus compañeros. Al terminar la lección la chica salió a trompicones de la sala buscando a sus compañeros pero no logró alcanzarlos. Cansada de estar persiguiendo a los chicos decidió saltase la siguiente hora (Ya que no le encontraba utilidad a leer tazas de té) y tomarse un descanso leyendo en el lago. Un escalofrío la recorrió cuando paso junto a aquel lugar en el cual había estado con Malfoy el día anterior. Volteando la cabeza violentamente se decidió a seguir su camino y quitar a aquel hurón de su mente, había estado toda la mañana sin pensar en él y no lo iba a echar a perder. Mientras caminaba se decidió a abrir el libro que traía bajo el brazo, un gordo volumen de Shakespeare. Después de un rato se dio cuenta que no era capaz de centrarse en la lectura (ya que llevaba 5 leídas de la misma página). Sus ojos resbalaban por las letras sin poder encontrarles significado, la información se evaporaba en cuanto llegaba a su subconsciente. Con un resoplido cerró el libro sin dejar de caminar. De pronto, como si de magia se tratase, encontró frente a ella un chico alto, fornido, y con una melena roja adornándole su cabeza. Detrás de Ron se encontraban los gemelos Weasley y la hermana menor de esta familia, y como olvidar a Lavander corriendo tras el chico como perrito faldero. También estaban Harry, Nevell y Luna. Todos parecían querer hablar con Hermione. La chica se quedó clavada en el suelo incapaz de hacer nada. Había estado toda la mañana buscando a sus amigos y ahora que los encontraba no quería hablar con ellos, quería correr, esconderse en lo más profundo del bosque prohibido para no tener que enfrentar lo que le fueran a decir, pero no, no podía.

- Llevamos ya tres horas buscándote – Dijeron los Fred y George al unísono - ¿Dónde estabas señorita Hermione?

- Basta ya – Los silenció Ginny quien no estaba de humor para escuchar aquel irritante tono de voz que sus hermanos estaban empleando.

Cuando todos llegaron a su lado la chica estaba totalmente aterrorizada. Sentía como sus manos le sudaban y su vista se nublaba por momentos. Pero aún así pudo sentir como Lavander se colocaba discretamente junto a ella y le susurraba al oído con aquel tonito de burla tan patético.

- Estas en problemas Hermy.

Dicho esto se retiró sin que nadie la notara para colgarse del brazo de Ron quien parecía querer empezar a hablar pero sus palabras se le habían quedado atoradas en la garganta. Sobrevino un incómodo silencio donde si no fuera porque el chico de la cicatriz comenzó a hablar, se hubieran podido tocar las emociones en el aire.

- Mira Hermione… Ya habrás notado que muchos compañeros no han sido agradables contigo hoy- Dijo volteando a ver a Nevell que escondió incómodo la cara.- Hemos hablado con ellos, y bueno se arrepienten, es que no se esperaban esto, no de ti, y… quiero que sepas que al principio creímos que todo había sido un cotilleo, pero, pues, hemos “investigado” y vimos que todo era verdad y yo…

- Al grano Harry- Le apuró Lavander- ¿No le vas a decir a “Hermy” la magnitud de su falta?, ¿Lo enojado que estamos con ella?

- Basta ya Lavander, yo no estoy enojado con nadie- Harry parecía querer golpear a la novia de Ron.

- ¡¿Quiere alguien decirme de que hablan todos? – La castaña parecía haber vuelto a la vida de un momento a otro - ¡No entiendo nada!.

- ¡¿Qué no vas a entender Hermione!?- Ron, quien había permanecido callado todo el rato ahora gritaba con la cara encendida y se había quitado a la lapa-Lavander de encima de su brazo.- ¿Cómo se te ocurre?, ¿Cómo pudiste y sin avisarnos?, ¡Y con el hijo de un mortífago!, ¡Liarte con ese maldito hurón!.

La joven bruja calló en cuenta de todo de repente, hablaban de ella y Malfoy, ¡se habían enterado!, y no solo ellos, toda la escuela. Era por eso que el rubio se había alterado tanto al ver correr a aquel estudiante, ¡él ya se temía lo que iba a pasar!, y ella que había abrigado la esperanza de que fuera un pequeño niño de primero que no pasara de lo cotillo… Y ahora ahí estaba, Ron y todos sus amigos echándole en cara sus faltas, ella los había traicionado, a todos. Observó la burlona sonrisa de Lavander colgada de nuevo a aquel chico al que ella había querido tanto… Y decidió que no sería ella la que perdería ese encuentro.

- ¡Sí!, ¡Así fue Ron!, ¿¡Y qué!?, soy totalmente libre de liarme con quien YO quiera.

- ¡No con ese renacuajo!

- ¡Si, si puedo!, ¿Y adivina qué? , no soy la única que se ha liado con un maldito “hurón”. – La joven miró con rabia a la novia del pelirrojo, la que al darse cuenta de que era ella a la que atacaban, buscó refugio en el chico poniendo su carita de pela gatos.

- ¿¡Cómo puedes decir eso Hermione!? , ¡Tu eres mi mejor amiga!, y además, ¡Yo te avisé!, ¡se supone que estabas de acuerdo!.

- Lección sobre las chicas Ronald, cuando una sale corriendo lejos de ti, no significa que esté de acuerdo, y además “ese renacuajo”, por lo menos fue más caballeroso con migo- Mintió ella.

- ¡Pues bien!, ni que tuviera que interesarme.- Dicho esto el chico se dio la vuelta y se marchó de allí con Lavander detrás.

La joven castaña hizo lo mismo ignorando las voces de sus demás compañeros alrededor de ella. No quería ver a nadie. Había vuelto al inicio del primer año en Hogwarts, ahora ella estaba sola.
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Aquí un pequeño capi que subo 1 día después de haber publicado el anterior xD, espero os guste. Por cierto, he acomodado mis ideas para cada cap y me dan en total 18... quizás más o menos pero esperaría que me dijeran si este numero de caps son muchos y va a resultar tedioso o si al contrario son pocos :D.

CAP 7:

En el mundo yo era una persona más, pero deseaba ser el mundo para una persona
-gg

Siempre lo habían evitado. En todos los años que llevaba en aquella escuela se había creado una fama que causaba que los alumnos de las casas de los leones, Hufflepuff y Ravenclaw (incluso algunos de su propia casa) lo evitaran a toda costa. Esta situación estaba muy lejos de molestarlo, al contrario, se sentía temido, respetado y poderoso. Pero aquella mañana las miradas de sus compañeros eran distintas, no lo miraban con el acostumbrado temor y respeto. Parecían haber perdido miedo de él, parecía que ahora lo veían más…¿débil? En especial aquellos malditos alumnos de la casa de rojo. Muchos de ellos incluso se habían atrevido a sostenerle la mirada, desafiantes. El joven ponía a todos aquellos “retadores” en su lugar con una de esas miradas suyas cargadas de veneno (Compartir el techo con su padre mortífago también tenía privilegios). Aún así tenía una corazonada que no era del todo tranquilizadora.

La chica sonrió y agitó sus cabellos negros. Esto estaba saliendo mejor de lo que había planeado. Con una mueca burlona Pansy volteó a ver a la mesa de los Gryffindors, ahí estaba la pequeña chica Granger. Pero qué pena, tan solita… Nadie se le quería acercar, ni siquiera los que ella consideraba sus amigos. La Slytherin disfrutaba viendo a la castaña comer su desayuno con la cabeza gacha. No había sido difícil esparcir el rumor entre sus compañeros. Solo hicieron falta algunas palabras a los de Slytherin, otras a la cotilla de Lavander y Erika (Una bruja de Ravenclaw que estaba en último año) y una pequeña nota en la sala común de Hufflepuff. En horas, hasta los fantasmas y retratos sabían ya todo lo que concernía a Malfoy y aquella rata de biblioteca. La chica se llevó a los labios su vaso con jugo de calabaza. En la vida no había nada más dulce que la venganza.

Draco llegó a su mesa malhumorado, casi ni le prestó atención a lo que se llevaba a la boca pues estaba muy ocupado lanzando miradas asesinas a cualquiera que lo volteaba a ver (aunque fuera por puro accidente).

- Draco si sigues así vas a terminar atragantándote- Comentó Pansy con un tono más bien empalagoso y burlón.

El chico se giró molesto sin responder obteniendo por respuesta una sonrisita de parte de la chica de cabellos azabache.

- ¿Y tú que miras Zabini? –El rubio descubrió al joven mirándolo de reojo y con un gruñido lo hizo voltear la vista. - ¡¿Qué coño les pasa a todos hoy!? , ¿¡Parece que tengo monos en la cara o qué!?

- Draco… Draco… - Pansy se levantó de la mesa dando a entender que se retiraba, pero antes pasó a espaldas de Malfoy y le susurró con una vocecilla cargada de triunfo.- Deberías tener más cuidado con lo que haces, ya sabes, no fuera a ser que alguien viera algo que no debe, ya que ese alguien podría utilizarlo en tu contra. Ten cuidado.

La chica salió de la sala con una pose erguida y orgullosa dejando a Draco perdido en la tormenta que eran sus pensamientos. Así que por eso era, así que ella había sido. El chico calló en cuenta de todo en un segundo. Pansy era quien lo había visto con la sangre sucia, ella había sido la portavoz del rumor y por eso media escuela actuaba distinto. El joven de ojos grises volteó a ver a sus compañeros de mesa quiénes adivinaron que él ya sabía todo y apartaron sus miradas. El chico de cabellos plateados volteó la cabeza para mirar hacia la mesa de los leones, en efecto, allí estaba Granger, en una esquina de la mesa apartada de todo el mundo que le lanzaba miradas de todo tipo. Él no había sido el único perjudicado. Vio como la chica abandonaba el comedor y él, después de un rato, para no levantar sospechas, se retiró de la mesa siguiéndola a quien sabe dónde. Y mientras la seguía observo cómo sus caderas se movían de aquella forma tan tentadora, como sus cabellos se agitaban de manera tan salvajemente adorable y no pudo evitar pensarlo.

<<Maldita sea, es hermosa>>

Por un momento paró su marcha para sujetarse la cabeza con ambas manos, allí estaba, ese maldito sentimiento otra vez.

 

CAP 8:

Nunca hagas florecer una sonrisa diciendo Te Amo. Para luego hacer caer una lágrima diciendo Olvídame.
-Anónimo

Weasley no podía ser más estúpido. Draco había presenciado toda la escena entre los amigos de Granger y la chica, escondido en un ancho poste a pocos metros de los Gryffindors. El chico tubo que reprimir una carcajada al escuchar como la castaña insultaba a la novia del zanahorio. Esa chica tenía agallas. La sonrisa del rubio desapareció al escuchar las opiniones que la joven bruja tenía sobre él. ¿Quién diría que la sangre-sucia lo consideraba a él, alguien más caballeroso que Weasley?, Era algo de lo que él prefería hacerse el sordo. No lo entendía, escuchar que la chica no tenía una opinión tan negra de él lo hacía sentirse… ¿Feliz?... Pero que ridículo. Malfoy volvió a sentir aquella punzada en el estómago y a escuchar aquella ridícula vocecilla en su mente. Eso mismo le había pasado minutos antes cuando tuvo que detenerse a sostener su cabeza en un desesperado intento de acallar su mente ya que por ella pasaban pensamientos impuros y lujuriosos que jamás deberían interrumpir en el subconsciente de un Malfoy.



Los sordos pasos del grupo de jóvenes acercándose lo sacaron de su letargo y rápidamente se escondió aún más en el poste, contra la pared y este. Humillado ante la imagen que le ofrecía estar escondiéndose de “esos”, observó con impotencia como el grupito de Potter se alejaba de allí. La serpiente en su interior se había quedado con hambre. Se removía en el interior de Malfoy invitando a que siguiera al grupo de leones y se enterara de algo más. Si era sincero consigo mismo, no entendía porque Weasley se había comportado así ante la sangre sucia. Solo era eso, curiosidad, no es que le interesara lo que ellos pensaran de Granger…no le podía interesar… El rubio platino dirigió su vista hacia el otro lado del pasillo donde la come-libros estaba. Había avanzado unos pasos pero al parecer algo la había vencido ya que la joven se encontraba de rodillas en el suelo. No parecía que estuviese llorando, pero tampoco se le veía bien… Draco luchó contra uno de esos impulsos (que en los últimos días eran muy recientes) que lo obligaba a ir allá y averiguar que le ocurría a la chica. Su mirada volvió a caer en el grupo de magos y brujas que se alejaba de allí y la serpiente de su interior volvió a quejarse ya que su presa se escapaba. Apretó los puños y salió de su escondite dispuesto a seguir a los Gryffindors. Se colocó a una distancia prudente, donde podía esconderse si alguien lo miraba por equivocación y donde también podía escuchar con claridad todo de lo que hablaban. Escondiéndose entre los postes del castillo, cuidando de no separarse mucho del grupo, comenzó a escuchar atento la conversación.


-
¡Ron!- Llamó el chico de la cicatriz.


- Harry, no me lo tomes a mal, quiero estar solo. – El chico se trató de zafar del abrazo de su novia quien parecía querer subirse en él.


- ¡No Ron!, es importante. –El joven tomó a su amigo por la mano obligándolo a verlo a la cara.


- Si es tan importante podemos hablarlo en privado.


- En realidad – El chico se giró para obtener la atención de sus demás amigos- Quisiera hablar con todos ustedes.


- Hagámoslo en la sala común- Propuso Luna mientras se peinaba sus rubios cabellos.


El joven rubio escondido tras el poste ahogó una maldición, consciente de que si los chicos decidían ir a charlar a su sala común, él no podría seguirles.


- En donde hablemos ahora mismo da igual- Dijo Harry. – Escuchen, en especial tu Ron, soy consciente de que lo que hizo Hermione no fue lo que nos esperábamos de ella, pero hemos sobre reaccionado, quiero decir, ¿solo por eso vamos a dejar que nuestra amistad se desbarate? . ¿Qué odiamos a Malfoy?, cierto, ¿Qué creemos que es un total error lo que ella hizo con él?, verdad. Pero no debe pasar de ahí.


Sobrevino un silencio pesado donde todos aquellos jóvenes alumnos de magia bajaron la vista dándose cuenta de que aquellas palabras pronunciadas por quizás el más sabio de todos ellos estaban cargadas de una pura y un tanto dolorosa verdad. Todos lo creían así, menos uno.


- Yo sigo creyendo que no fue más que una maldita traición. – Ron miraba a sus amigos con un rostro cargado de odio que solo había salido al descubierto en contadas ocasiones durante todos esos años.


- No hace falta que digas eso- Lo reprimió su hermana pequeña tratando de sujetarle del brazo pero este se deshizo del contacto bruscamente.


- ¡Ninguno de ustedes lo entiende!, ¡Yo la quería, todos la queríamos!.


- Y la seguimos queriendo igual Ron- Harry comenzaba a perder los estribos también.


- ¡Incluso después de eso Harry!, ¡Nos dio la espalda, nos cambió por ese maldito hurón de Malfoy!, ¡Y ni se digno a decirnos si quiera! .


- ¡Todo el mundo tiene derecho a estar con quien se le pegue la gana Ronald, yo tampoco creo que esto sea lo mejor, pero mira, igual y fue solo un juego, un impulso, y no nos ha cambiado por nadie! . – La joven pelirroja trataba como podía de callar a su hermano mientras que todos los demás presentes a excepción de Harry se mantenían observando sin saber bien si intervenir.


- ¡Así es peor Ginny!, un juego… ¡¿Qué no lo ven?!, ¡Malfoy está jugando con Hermione y se lo estamos permitiendo.


- Ya no es una niña pequeña Ron… - Nevell había decidido intervenir poniéndose del lado de Harry.


- Y además Ronny- Lavander había hecho acto de presencia colgándose nuevamente de su novio- Comprendo que sea tu amiga y todo pero… ¿A ti que te importa con quién salga ella?, quiero decir, tú estás con migo.


Por un momento el pelirrojo volteó a ver a su novia con toda la cara de querer golpearla pero se contuvo y finalmente salió de allí camino a quien sabe donde seguido por la chica.


Draco no cabía en sí después de haber escuchado todo eso. En cierta parte, el odio que aquellos chicos le dirigían lo tenía alagado pero el pensar que Weasley estaba celoso de Granger y que a excepción de Ginny todos allí creían que él y la come-libros tenían una relación. Eso iba a ser más duro de lo que pensaba. Había comprobado que no iba a ser tan fácil que todo el mundo se olvidara de “eso”, tendría que mover algunas piezas, aunque en ese memento no sabía ni cuales, ni cómo. Los Gryffindors se habían comenzado a separar y el rubio tubo que moverse rápido para no ser descubierto. Andando por un largo pasillo de mármol donde solo había dos caminos, dos opciones. Uno la llevaba a la tranquilidad de su cuarto, a aquel espacio que seguía siendo solo suyo y donde podía darse el lujo de olvidarse de todo, por una noche. El otro era un trecho espinoso y traicionero que escondía un tesoro al final. En aquella dirección había una chica de rodillas sobre las lozas. Sus cabellos caían como cascadas sobre sus hombros y su suave tez blanca manchada en dolor. En aquella dirección estaba Granger. Draco de maldijo a sí mismo al sorprenderse evaluando la opción de ir a consolar a la rata de biblioteca. Decidido dio un paso que lo acercaba más hacia aquel espacio, aquel mundo que él ya conocía y donde se sentía seguro. Pero sus ojos grises lo traicionaron. La mirada del Slytherin se quedó clavada en aquel camino de piedra que lo separaba de la chica de cabellos castaños. Y soltando una maldición por lo bajo mientras se repetía lo tonto que era se volteó violentamente y echó a correr en dirección hacia Hermione.
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<< No es verdad, todo es mentira, no es verdad, todo es mentira>>
No podía creérselo. Les había gritado a Ron, a Harry, a todos sus amigos. Les había dado la espalda y traicionado lanzando al vacío su preciada amistad quizás por siempre. Últimamente no paraba de sentirse estúpida, otra persona. Tras de ella resonó el eco de unos pasos. Aquella lucecita de esperanza fantaseó por unos momentos con el rojo cabello de Ron, con unos hermosos ojos arrepentidos, con una disculpa y un final feliz. Pero cuando se giró allí no estaba su amigo, no había un par de globos oculares verdes. Frente a ella había un gallardo chico de 16 años, erguido y orgulloso. Una mata de cabellos plateados adornaba su cabeza y en su rostro brillaban dos grandes ojos grises. Aquella maldita serpiente de nuevo. ÉL tenía la culpa, si no fuera por él nada hubiera pasado.


- ¿Qué quieres Malfoy?.


- Si yo supiera Granger…- Esa respuesta desconcertó bastante a la joven, como que “si yo supiera”, ¿No sabía lo que quería allí?.


- He visto a tu amigo Weasley y a los demás – Comenzó Draco- Parece que te convendría buscarte nuevos amigos.


Allí estaba de nuevo. Sin saber bien que decirle a la chica había optado por el camino más fácil y conocido. Los insultos. Parecía que no podía mantener ninguna conversación pacífica con ella. <<¡¿ Y a mí que me tiene que importar hablarle bien a la sangre-sucia.>>


- Desaparece cucaracha. – La chica no tenía ganas de discutir, ni aunque se tratara de Draco.


- Al parecer ninguno está muy feliz con “lo nuestro”- Agregó con una sonrisa burlona que no era más que una máscara de impotencia hacia el mismo.


- ¡Eso no Malfoy!, entre nosotros no hay nada, ¡nada!, mi problema no es que seas un patético hurón que no tiene otro cosa que hacer más que esparcir rumores falsos.


- ¡De eso nada!- Raro, muy raro, ese comentario muy lejos de provocarle le había herido, ¿Desde cuándo le podía lastimar lo que dijera esa maldita hija de muggles?- Que te quede claro sangre-sucia, yo no tengo nada que ver en esto, fue Pansy la que comenzó todo, no creas que estoy ni un poco orgulloso de que tu y yo estemos mezclados en un rumor.


- ¿¡Pues entonces que haces aquí!?, si lo que quieres es alejarte lo más posible de mi ¡adelante!, ¿ O me vas a decir que tienes una buena razón para venir a hablarme? .


Eso era verdad, él no tenía nada que hacer allí, y aunque su primera idea fue la de consolarla, ahora estaba muy lejos de ayudarla. Apretó los puños cuando calló en cuenta de que habían sido esos malditos impulsos de nuevo. ¿¡POR QUÉ!?, ¿Por qué necesitaba ver a esa maldita come-libros!?.


- Eres estúpida Granger


- ¡No Malfoy! ¡tú eres el estúpido!- La joven recuperó toda la fuerza que creía perdida poniéndose de pie de un salto y amenazando al joven con su varita en el cuello.


- ¿Qué vas a hacer Granger?- Cuestionó con sarcasmo el chico dándose cuenta de la pose amenazante de la castaña. – Vamos, si tu sabes que eres una maldita cobarde que no se atreve a matar ni a una mosca.


Con unos reflejos que él mismo quedó admirando el rubio sacó de su bolsillo su propia varita colocándola en el cuello de la chica amenazante.


- Pero yo…


- Si hay algún cobarde aquí eres tu maldita serpiente.


- ¿Y tú que sabes? – Desafió él apretando con la punta de su varita aquel cuello de tez blanca- Podría acabarte en un momento como la sangre sucia que eres.


Aquello era malo. Las palabras del mago estaban cargadas de odio y amenaza, pero eso era un sentimiento de dientes para afuera. En realidad la verdadera emoción que corría por sus venas estaba muy lejos de ser lo que pretendía. Fascinación. Fascinación por aquel hermoso cuello que lo invitaba a la locura, por aquellos labios color carmín que se le antojaban tentadores. Por aquel cuerpo tan sencillo y perfecto. Fascinación por toda ella. Draco apretó los párpados, allí estaba, cada día se volvía más loco, cada día aquella chica lo alejaba cada vez más de quien él era, o pretendía ser, de quién había sido. Nuevamente su cuerpo pasó a controlarse solo, aunque una parte de su mente trataba de imponerse la otra le gritaba que siguiera, sus manos controladas por el deseo bajaron del cuello de la chica hasta sus caderas que aferraron con fuerza mientras la acercaba cada vez más a él. El rubio pudo observar en aquellos ojos castaños que tanto había odiado y que ahora se le antojaban hermosos, ahí estaba el miedo, la duda y deseo. Sin soltarla acorraló a Granger contra la pared y odiándose a sí mismo como nunca se había odiado dirigió sus labios al cuello de la chica besando su tersa piel con pasión. Hermione se debatía pero no podía soltarse del abrazo del rubio. Sentía los labios de Malfoy en su cuello, subiendo, subiendo. Tuvo miedo, miedo de lo que estaba a punto de pasar y de las consecuencias, pero en especial, miedo de aquella emoción que vivía tan dentro de ella, aquella emoción que le gritaba que se entregara a aquellos besos, miedo a una parte de ella que disfrutaba de aquel contacto, que pedía más. Sintió como una de las manos que Malfoy mantenía en su cintura comenzó a bajar por su pierna. Sintió como las manos del chico acariciaban su piel y llegando a un lugar que nadie más había tocado, introduciéndose por su falda acariciando su muslo con deseo. Draco subía cada vez más por el cuello de la joven maga quien había dejado de luchar, el chico separó sus labios de aquel cuello y se paró en seco frente aquellos labios carmín. Sentía el fresco aliento de Granger, sus labios estaban separados por escasos centímetros, y entonces, despertó. El Malfoy que luchaba contra aquellos impulsos lo devolvió a sí mismo, le devolvió la consciencia sorprendiéndolo y mostrándole la imagen de él prendido a la chica. De sus labios tan juntos, de una de sus manos aferrando la cadera de aquella maldita sangre sucia y la otra en el muslo de la chica. Se quedó así, sin saber bien qué hacer. Ambos jóvenes estaban jadeantes y de pronto las mejillas de la bruja de pintaron de un rojo rubor. Al parecer ella también había despertado. El chico de cabellos plateados soltó violentamente a la muchacha quien lo empujó lejos de ella.


- ¡¿P-PERO QUE TE PASA?!


- ¡¿Qué te pasa a ti Granger?!


- ¡A mi nada!, tú fuiste quién, quien comenzó a…


- ¡¿Y ahora soy yo verdad!?


El chico estaba nervioso, muy nervioso.


- ¡No te me vuelvas a acercar sangre-sucia-inmunda!- Los insultos, su única escapatoria.


- ¡Eso dijiste la vez pasada!


- ¡Esta vez va en serio, no te acerques a mí, no te atrevas ni siquiera a mirarme!


- ¡Lo mismo digo!, ¡eres patético Malfoy!- La chica se giró y se largó de allí sin darle oportunidad al joven de responder.


Draco vio como la muchacha de marchaba y no hizo ni ademán de seguirla. La vez pasada había sido igual, habían jurado no hablarse, y no lo habían cumplido. Pero esta vez era distinto, esta vez, iba en serio.