Defender el trimestre

Leo tenía que aprobar. No había otra opción.
Las vacaciones eran geniales, la profesora de Historia dio los horarios para rendir seguido de un " tendrán que defender el trimestre de forma oral". "Defender el trimestre"....
La mente hiperactiva de Leo comenzó a funcionar imaginándose a sí mismo con metralletas, una bazoka, dos Thompson, un machete, etc. Junto a un montón de soldados, Leo se colocó delante de ellos, desfundó una espada, la alzó frente a todos y bramó

— Compañeros..., hoy haremos historia, ¡Hoy nos convertimos en héroes! ​

El ejército rugió en respuesta.
...
Leo el valiente caminaba hacia su destino con su ejército reducido a él: la etapa escrita había sido dura. A lo lejos vio a alguien desfallecer, corrió hacia esa persona

— ¡Miguel!— exclamó mirando a su amigo casi muerto— ¿Qué te ha sucedido? ¿Quien te ha hecho esto?
— Desaprobé...— susurró sin fuerzas—Fue un ataque... Sorpresa. Me tomó..., algo que no había que estudiar...
— Puedes volver... ¡Puedes rendir en febrero!— gritó, Miguel negó
— No... Me voy... De vacaciones a... Disney.
— Si no puedo salvar el trimestre o a ti, te juro que lo vengaré y luego veremos la nueva película de los vengadores.​

Miguel sonrió antes de cerrar los ojos.
...
Luego se encontró con Marcela, rodeada de paparazzis

— ¿Qué sucede?— preguntó a su amigo Nicolás
— Fue la primera en rendir...— respondió, Leo se apresuró en adentrarse entre los paparazzis.
— ¡Marcela!— la nombrada comenzó a buscar entre la multitud a la voz, Leo salió entre la gente y le tomó las manos— ¿Cómo te fue?
— ¡Aprobé!— exclamó feliz, Leo entendió por que todos se le habían lanzado encima, le estaban preguntando que le tomó
— Marcela... ¿Qué te tomó?​

Cada vez que dicen "defender el trimestre" pienso en esto, nos vemos en el siguiente capítulo.

​

 

Leo estaba rodeado, dos al frente; tres atrás, seis a la derecha; uno a la izquierda.
Evaluó sus posibilidades, el de la izquierda le atacó, pero él logró bloquearlo con el machete que guardaba en su bota (estaba de cuclillas) Marcela chilló, pero se alivió al ver que Leo salió ileso.
Los dos del frente se le lanzaron encima, Leo les disparó con las Thompson, ambos cayeron.
Quedaban nueve.

—¡Chicos alto!— chilló Marcela, todos se detuvieron — Puedo fotocopiar la carpeta en treinta segundos y le daré un juego a cada uno
— ¿A cuanto están las copias?—preguntó uno de los de atrás
— Cincuenta centavos.— respondió Marcela
— ¿Cuantas hojas son?
— Cincuenta
— ¿Cuanto valdría cada juego? ​

Leo se achicó de hombros, se había llevado matemática. Otro sacó una calculadora, Marcela suspiró

— Veinticinco pesos... ​

Todos se miraron entre sí

— No me alcanza... Tengo que volver en colectivo y el pasaje pasó a cinco pesos. ​

Los seis de la izquierda se lanzaron contra los tres de atrás. Leo dejó que ellos se pelearan, se acercó a Marcela y le dio veinticinco pesos.
...
Marcela le ayudó a estudiar y luego se fueron a caminar por los pasillos hacia la morgue. Encontraron a Daniel Fernández sentado afuera de esta

—Dan... ¿Qué a pasado?​

Su mirada estaba perdida, se rascó el pelo.

— ¿Cómo lo lograste Marce? ¿Cómo aprobaste? ​

Marcela suspiró— Sólo me llevé el segundo...

— ¿Dónde está Marcos?— interrumpió Leo​

Daniel señaló la morgue

— Estuvo tan mal... Que se la llevó previa... Y además..., se llevó matemática e inglés ​

Marcela lo abrazó, Marcos Fernández repitió.
...
Marcela lo abrazó, el correspondió el gesto de cariño

— Que te valla bien. ​

El calabozo estaba a metros, Leo esperaba volver con vida, si no... Repetía.
Al temer quedarse sola en cuarto año se separó de Leo; de puso de puntillas y le dio un beso en los labios

— Más vale que apruebes.​

Leo asintió, se dio la vuelta y aspiró todo el aire que pudo. Lo habían llamado a rendir.