Dear Family (GaaMatsu, NaruHina, SasuSaku y mucho más)

¡Hola!

Buenas noches a todas ^^

Les traigo como siempre la conti de este fic, no creo que me haya tardado tanto ¿O sí? En fin, esta vez no les dejaré preguntas, me gustaría que respondieran el post sin hacer spam ¿Será que es posible eso? Gracias por cooperar chicas ^^

¡Les dejo el capítulo, espero lo disfruten!

Nota: aunque les parezca raro ver a un Gaara tan decidido, tomen en cuenta que no es un adolescente como en la mayoría de los fics, sino un adulto responsable ^^ Ahora sí, a leer.

Nota 2: esta es sólo la parte 1.

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Capitulo 6: Sentimientos

Estaba nerviosa, no sabía que ponerse y acababa de hablar con Gaara para confirmar “la cita”, él le dijo que pasaría a buscarla en una hora y ella apenas acababa de salir de la ducha y no sabía como iba a ir vestida, se estaba volviendo loca mientras revolvía todo su closet.

—Cálmate, me estás mareando – Le dijo Sari con cierto fastidio, pero a la vez feliz de saber que su amiga tendría una cita, aunque claro, no le agradaba que fuera con el infeliz que la atropelló, pero por lo contenta que se veía Matsuri, suponía que eso ya no le importaba.

—Pero Sari, es que yo… no quiero lucir mal… - Matsuri se sonrojó, bajando la mirada y dejándose caer sobre la cama —. La verdad es que… Gaara me gusta mucho – Admitió al fin, aún más roja que antes, notando como Sari ampliaba su sonrisa.

La castaña de cabello más largo se acercó a la revuelta de ropa que había sobre el piso de la habitación, tomando un precioso vestido que Matsuri recordaba muy bien.

—Ese es…

—Te lo regaló él ¿Recuerdas? – La chica le guiñó un ojo a su mejor amiga —. Nunca te lo has puesto, pero estoy segura de que te queda fenomenal, además, le va a encantar que uses algo que él te dio.

Los ojos de Matsuri se iluminaron de felicidad, saltando a los brazos de Sari como si ésta fuese un ángel caído del cielo.

—¡Gracias, eres la mejor! – Exclamó conmovida hasta las lágrimas, mientras que la chica de cabello largo sólo intentaba volver a respirar.

Después de haberse puesto el vestido, que era de una delgada y fina tela blanca, el cual llegaba casi hasta sus rodillas y tenía una preciosa caía suelta, como una cascada. El escote era pronunciado, pero sin exagerar, dándole un aspecto elegante y sexy.

—Te ves linda – Dijo Sari con una sonrisa —. Ven acá, que te haré un bonito peinado y lo vas a dejar babeando a ese hombre, ya vas a ver que al final de la noche te besará y te hará un par de cosas más – Habló en forma insinuadora, provocando que las mejillas de Matsuri se encendieran.

—S-Sari, no digas esas cosas tan vergonzosas, yo no haría nada de eso con él – Aseguró la castaña con una risita nerviosa, pero Sari simplemente dejó pasar el tema y mejor se concentró en peinar y maquillar a su amiga.

Le alisó cuidadosamente el cabello, recogiéndole ambos lados del cabello con dos horquillas negras en cada lado de su cabeza. Le puso un delicado maquillaje que resaltara el negro de sus ojos y un poco de rubor en sus mejillas.

—Te ves tan linda – La halagó su mejor amiga, a lo que Matsuri sólo se ruborizó tiernamente, abrazando a Sari para darle las gracias.

Como su vestido era sin mangas y en la calle hacía mucho frío, decidió tomar una pequeña chaqueta negra que la cubriría cuando saliera, además hacía juego con sus sandalias negras con un pequeño tacón que la hacía lucir un poco más alta.

—Sari ¿Qué hora es? – Preguntó Matsuri nerviosa, golpeando el suelo con su pie constantemente.

—Son cinco para las nueve – Respondió la chica, que de pronto también se comenzó a sentir nerviosa, no sabía por qué pero esperaba que la cita de su amiga saliera bien, le deseaba lo mejor del mundo, sobre todo después de todo lo que sufrió con el otro idiota ese.

—Ay, ya va a llegar ¿Qué hago? Me tiemblan las piernas – Se decía Matsuri, todavía más nerviosa que antes, hasta que de pronto, sintió su corazón detenerse cuando sonó el timbre de su departamento; era él.

Se paró como un resorte y las piernas le temblaron más que antes, al tiempo que su pecho se oprimía con fuerza, casi como si alguien lo estuviera apretando con una mano.

Fue Sari quien reaccionó y se lanzó a abrir la puerta, encontrándose por fin con el misterioso “enamorado” de su amiga. Era la primera vez que lo veía y casi se quedaba muda, era mucho más guapo de lo que lo había imaginado y eso según la descripción de Matsuri. Tuvo que pestañear varias veces y tragó saliva antes de siquiera poder pronunciar una sílaba, pero él se le adelantó.

—¿Está Matsuri? – Habló, esbozando una sobria y elegante sonrisa que dejó perpleja a Sari, si no fuera el hombre de su amiga, ya se le habría lanzado a los brazos a ese bombón, pero la amistad estaba ante todo.

—Eh… claro ¡M-Matsuri! – La llamó, notando a su amiga verdaderamente alterada.

Matsuri se acercó y se sonrojó al ver a Gaara parado en su puerta, tan apuesto con aquel traje en color gris. Él era sin duda un hombre con mucha clase, era guapísimo, simplemente no podía evitar querer derrumbarse como una torre de naipes cada vez que lo veía.

Por su parte, al verla Gaara se quedó con la boca abierta. Sari notó de reojo el gesto y sonrió con picardía, pues al parecer a él también le gustaba su amiga de verdad, ese guapo hombre estaba casi babeando al ver lo hermosa que lucía Matsuri aquella noche.

—H-hola Gaara – Saludó la castaña con las mejillas sonrojadas. Sari se alejó de la puerta para dejarles más privacidad, sin embargo no pasó mucho tiempo para que la puerta se cerrara, dejándola sola en aquel departamento.

—Que envidia… - Susurró.

Afuera, Gaara se acercó lentamente a Matsuri para ofrecerle un cálido y dulce beso en la mejilla, a lo que ella sólo bajó la mirada.

—Luces hermosa – Le halagó él, para luego fijarse más en el vestido que llevaba puesto. Sonrió para sí al darse cuenta de que era uno de los que él le había regalado, nunca pensó que lo usaría para salir con él.

—G-gracias, tú te ves muy bien – Dijo ella. Notó que el pelirrojo le ofrecía su mano, era todo un caballero, no como ese otro tipo que no hacía más que mandarla y ordenarle como si fuera su dueño, como si ella fuese una muñequita de trapo. Pero no tenía que pensar en él, estaba con Gaara ahora, con alguien que de verdad le hacía estremecer.

Después de eso, ambos bajaron al estacionamiento, pues Gaara la llevaría en su auto a un sitio muy especial.

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Amaya miró con curiosidad la carita de su prima, que estaba dormida en su cuna y cubierta con su mantita de corazones. Se suponía que ella también debía dormir, pero no tenía sueño, extrañaba a su papá y no sabía por qué la había traído a la casa de su tía Temari.

—Sumi-chan, estoy aburrida, juega conmigo – Le pidió a su primita, la cual sólo bostezó, aún dormida. Era una bebé muy hermosa, se parecía bastante a su madre, pero como tenía el cabello de su padre no era completamente igual a ella.

—Amaya – La llamó su tía Temari, parándose a su lado —. No deberías despertar a Sumiko, después es muy difícil hacerla dormir de nuevo – Dijo sonriendo, para después tomar la mano de la niña —. Tú deberías dormir también, es tarde para las niñas como tú.

—Pero tía ¿Dónde está mi papi? Quiero que me cuente una historia – Se quejó, inflando las mejillas graciosamente. Temari soltó una risita, no sabía si era idea suya o qué, pero le parecía que su hermano tenía muy consentida a su hija, aunque era normal, ya que él la quería demasiado, después de todo era su única hija y como no tenía madre, debía estar muy cerca de ella.

Sabía que para Gaara era muy difícil, él nunca se había mostrado dispuesto a tener una gran familia y criar hijos, todo se debía a lo sucedido con su madre, él tenía un muy mal concepto de lo que es en realidad una familia y por eso debía estarle costando mucho hacer las cosas bien con Amaya, pero sabía que él podría hacerlo.

—Tu papá está… - Temari se cortó a media frase, no le pareció que debía contestar “en una cita”, así que decidió decir otra cosa —. Está ocupado, pero vendrá por ti mañana, ahora será mejor que te duermas ¿Ok?

—Está bien tía Temari – Respondió la niña, subiéndose a la cama que estaba en la habitación de su prima. En ese momento, su tío Shikamaru entró a la habitación y observó como Temari la arropaba.

—¿Aún despierta pequeño sol? – Preguntó a la niña, la cual asintió con la cabeza. Temari miró a su marido y sonrió, para voltear hacia la niña otra vez.

—Tío, tía ¿Ustedes creen que mi papi encontrará una nueva mami? – Interrogó, comenzando a cerrar sus enormes ojos aguamarina. Temari y Shikamaru se miraron entre sí, algo consternados —. Porque yo… quiero una mami buena… - Susurró, ya dejando que el sueño la venciera.

—Seguro que sí, será muy buena – Le dijo su tía, que en realidad estaba muy preocupada por la cita de Gaara, esperaba que si esta vez salía con alguien, fuera una buena mujer. No es que Sayuri hubiese sido mala, pero fue siempre alguien demasiado altanera, no le gustaba para nada, por eso rogaba que si su hermano se volvía a casar, lo hiciera con una mujer a la cual realmente amara.

—Amaya está realmente preocupada por ese tema ¿No crees? – Comentó Shikamaru, a lo que Temari simplemente asintió con la cabeza.

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Ino estaba viendo la televisión, acababa de acostar a su hijo y éste se había dormido casi enseguida. Sin pensarlo mucho, marcó el número de celular de Gaara, pero al oír el tono de marcado, decidió colgar, ya que acababa de entrar su esposo por la puerta.

—Sai – Lo saludó con una sonrisa. Sai –quien era un hombre alto, de tez pálida y cabello y ojos negros- le miró y sonrió, siempre emitía aquella sonrisa tranquila y un tanto falsa.

—Hola Ino – Dijo él, acercándose para darle un beso en los labios a su esposa. Miró hacia todos lados y luego regresó su vista hacia la chica —. ¿Sei se ha dormido?

—Sí – Dijo Ino bajando la mirada, con el ceño fruncido. Se sentía culpable cada vez que veía a Sai, él era siempre un buen esposo, jamás le había engañado y de eso estaba segura, pues él no era capaz de mentir, pero ella sí que lo era y le había engañado con Gaara, cuando él aún estaba casado con su hermana se atrevió a ser infiel. Sabía que estaba mal lo que hacía, pero no podía evitarlo, ya que su orgullo era demasiado grande.

Sai dejó sobre la mesa su saco y su maletín de médico. Su trabajo siempre lo mantenía muy ocupado, por eso veía muy poco a su hijo y no pasaba el debido tiempo con su esposa, pero esperaba que eso cambiara pronto, ya que obtendría un ascenso y tendría más horas libres en su agenda, pero eso era una sorpresa.

Se acercó a Ino y la rodeó por la cintura, apoyando su cabeza sobre el hombro femenino.

—Ino, te amo – Dijo de la nada, haciendo que la rubia se sorprendiera, pues hace bastante tiempo que no le oía decirlo.

Ella no era capaz de responder, de un momento a otro le había comenzado a doler el pecho… ¿Por qué engañaba a Sai? Aún no lo entendía, era un deseo más fuerte que su conciencia el que se apoderaba de ella cada vez que veía a Gaara, y para su esposo no era justo.

—Yo también Sai – Dijo al fin, luego de un prolongado silencio que sentía como la aniquilaba por dentro. Rodeó el cuello de Sai y se quedó así, con los ojos cerrados —. Si tú supieras lo que he hecho me odiarías Sai… si lo supieras… no quiero ni imaginarlo… - Pensó inquieta.

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Por tercera vez en cinco minutos, rechazó la llamada del azabache, para luego apagar el celular y así no tener que oírlo más. Era como la vigésima vez del día que Sasuke la llamaba, incluso se había atrevido a aparecerse por su casa, pero ella no le abrió la puerta. Si se quería disculpar, que lo hiciera con su sombra, porque ella ya no se iba a arrastrar nunca más por él.

—Eres un estúpido Sasuke, desde hoy no volveré a quererte ¡Púdrete Sasuke Uchiha! – Exclamó con cólera, pero más que nada, porque sabía que lo que decía no era verdad. Ella amaba a Sasuke, tanto que incluso podría ser capaz de perdonarlo, pero no quería hacerlo, no podía caer tan bajo después de lo que él le hizo, por eso lo ignoraría, hasta poder olvidarse de él para siempre.

No sabía que no tendría oportunidad de hacerlo.

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—Maldición – Masculló Sasuke mirando el aparato telefónico en sus manos. Ella no respondía, llevaba todo el día tratando de hablarle y ella no le daba señales de vida. Se sentía como un estúpido, ni siquiera sabía por qué insistía tanto en buscarla, pero quería hablarle, cuando estuvo con ella la última vez se comportó como un idiota y en lugar de arreglar las cosas las empeoró.

Dejó el teléfono de lado y se ocupó de beber del vaso de whisky que tenía en la otra mano, lo hizo de una sola vez, sintiendo como su garganta ardía de tanto alcohol que había ingerido, pero no podía detenerse, nunca se había sentido así de mal consigo mismo.

Jamás le había importado Sakura, por eso no entendía que le pasaba, ahora que no la tenía encima se sentía vacío, como si algo le faltara. Y cuando ella le dijo que lo amaba de verdad, creyó por un momento en sus palabras.

Pero era una idiotez ¿Por qué debía seguir pensando en eso?

—¡Demonios! – Arrojó con fuerza el vaso, el cual se quebró contra la pared de su frío y solitario departamento. No tenía ganas de nada, ni siquiera de tocar la guitarra o de cantar, sólo quería ahogarse bebiendo una y otra vez, era lo único que lo hacía sentir mejor.

No era un buen hombre, los hombres no hacen lo que él hizo, por eso quería quemarse en el infierno, por imbécil, porque ella nunca lo iba a perdonar.

—Sakura… - Susurró, justo cuando oyó como sonaba el timbre. Miró hacia la puerta con fastidio y caminó a zancadas para ir a abrir, pero la persona que se encontró no era otra que su hermano mayor, por lo que frunció el ceño con molestia; no quería verlo —. Itachi…

—Hola, Sasuke – Dijo el mayor, mirando la lamentable figura de su hermano con reproche ¿Cuándo es que Sasuke se había vuelto de esa manera?

—¿Qué haces aquí? ¿No te dijeron que no quiero verte? – Cuestionó enfadado, molesto y apretando los puños con rabia. Itachi sabía muy bien el odio de Sasuke hacía su persona, incluso su prima Matsuri conocía lo mal que estaban las cosas entre ellos, pero Sasuke era su hermano menor y necesitaba arreglar ese problema, porque aunque él lo odiaba, Itachi siempre lo iba a querer.

—Tengo que hablarte, hay cosas que debo explicarte – Fue la respuesta de Itachi, sin embargo Sasuke sólo golpeó la pared.

—¡No quiero oírte! ¡Tú eres un traidor Itachi! – Gritó a todo pulmón, pues ya el alcohol comenzaba a hacer estragos en su cuerpo y mente, este no era el mejor momento para hablar.

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Cuando bajaron del auto Matsuri miró el lugar impresionada. Una vez había ido ahí con sus tíos y sus primos para su cumpleaños, sabía perfectamente que ese restaurante era muy caro y la comida deliciosa, además, había un lugar en la terraza en donde se podía disfrutar de un buen baile. De verdad Gaara sabía lo que hacía a la hora de invitar a alguien a cenar.

—¿Te gusta? A mí me encanta este lugar, es uno de mis favoritos – Dijo el pelirrojo, mirando a la chica que sólo se mostraba algo tímida. No podía evitarlo, a cada segundo se convencía más de que ella le gustaba, de que le provocaba un fuerte sentimiento inexplicable de otra manera.

—S-sí, vine una vez para mi cumpleaños – Respondió Matsuri, sonriendo dulcemente. Gaara sintió un fuerte golpe en el pecho, esta chica de verdad era increíble, nadie le había hecho sentir así antes.

—Entonces pasemos – La tomó por el brazo delicadamente y se la llevó hacia el interior. Dentro era todo muy elegante, las mesas perfectamente ordenadas y limpias, los meseros con su uniforme de etiqueta y la gente muy fina.

Matsuri se sentía un poco apenada, a pesar de ir bien vestida, no estaba cómoda en aquel círculo social tan alto, ella siempre había gustado de las cosas más sencillas y humildes, aunque su familia era millonaria ella no lo era.

Gaara notó su inquietud y trató de hacerla sentir mejor, la llevó a una mesa en la terraza y movió la silla para que se sentara.

—Pide lo que quieras, y deja de estar nerviosa, luces maravillosa esta noche u no vas a desentonar, si es lo que te preocupa – Le dijo. Sentía que nunca en su vida había hablado tan fluidamente con una persona, siempre a todos les respondía con monosílabos fríos y aburridos, pero tenía la necesidad de hablar mucho con Matsuri, de conocerla más a fondo y saber como era realmente, quien era ella en verdad.

Su pecho se sentía oprimido cada vez que ella le sonreía. Quería descubrir que había detrás de esa sonrisa.

—Gaara, gracias por invitarme – Habló de pronto la castaña, llamando la atención del chico que ya se había sentado y estaba mirando el menú. Ella lucía espléndida sonrojada —. La verdad es que estar contigo me hace sentir muy bien, tú… me das esa comodidad que me hace falta.

Él simplemente sonrió, tenía tantas cosas que preguntarle, pero no sabía por donde comenzar, por primera vez en mucho tiempo estaba realmente nervioso con una mujer. Era ridículo, ya no era un niño, desde hace tiempo había crecido y había pasado esa etapa de los nervios, pero con ella no podía evitarlo, era demasiado lindo. Y ni siquiera tenía una belleza despampanante como Ino o Sayuri, era tan sencilla y eso la hacía aún más bella ante sus ojos.

—La verdad, Matsuri – Gaara no sabía como hablar, se sentía confundido, pero se suponía que era un hombre con coraje —. Lo cierto es que me llama mucho la atención conocer más de ti, saber… sobre tus intereses, las cosas que te gustan… ya sabes…

Matsuri se sonrojó por completo ¿Es que había oído bien? ¿A Gaara realmente le interesaba ella como mujer?

—G-Gaara yo… no sé que decir… - Volvió a bajar la mirada, avergonzada a más no poder, pero de cierta forma se sentía feliz. Hace tanto tiempo que no salía con un hombre que casi le parecía un sueño que alguien tan apuesto y elegante como Gaara se fijara en ella.

—No tienes que decir nada – El pelirrojo desvió la mirada incómodo, ajustándose la corbata mientras hacia un gesto con la mano para llamar al mesero —. Vamos a pedir la comida ¿Te parece?

Ella asintió con timidez, sonriendo.

Al principio los dos estaban muy callados e penosos comiendo, pero a medida que iban soltando palabras la conversación se volvió más amena. Gaara nunca había hablado tanto con alguien en una sola noche, pero se sentía muy bien hacerlo con Matsuri.

De pronto, llegaron a un punto bastante peligroso en la conversación.

—¿Y… no tienes novio, Matsuri? – Se atrevió a interrogar Gaara, después de haber platicado de muchas otras cosas sin importancia, pero sabía que ésta sí la tenía. Quería escuchar un no, aunque tal vez la respuesta sería demasiado obvia, puesto que si ella tuviera novio no habría aceptado salir con él.

—No – Dijo finalmente la chica, luego de un largo y prolongado silencio —. Eh yo… hace más de tres años que no tengo novio – Confesó algo sonrojada, pero también perturbada. Gaara se dio cuenta de ello, pero prefirió no decir nada pues obviamente el tema no era muy grato para la chica, si quería enterarse ya le preguntaría en otra ocasión.

—Ya veo… - Comió un poco de la carne de su plato, para luego mirar a Matsuri con seriedad —. Yo tampoco he tenido una relación formal, desde que me divorcié de mi esposa.

—Entiendo, debió ser difícil para ti – Opinó la chica, pero él negó con la cabeza.

—Estar casado con ella fue mucho más difícil – Soltó una extraña sonrisa que Matsuri no comprendió. Para ella, cuando dos personas estaban casadas era porque se querían y no había otro tipo de intención, pero si se separaban era porque obviamente sus lazos no fueron demasiado fuertes, al menos eso pensaba. Siempre había pensado que para Gaara debió ser una linda etapa la de su matrimonio, pero por lo que acababa de oír, parecía ser todo lo contrario.

—Y bueno… ¿Cómo te llevas con Amaya-chan? Me comentó que desde hace poco viven juntos – Trató de cambiar el tema, sabía que la situación se estaba volviendo un poco tensa.

—Es complicado para mí, siempre me he avocado más al trabajo que a la familia, cuando era más joven sólo pensaba en mis estudios y muchas veces dejé de lado a mis hermanos y a mi padre – Soltó un suspiro de resignación —. Amaya le ha dado un giro radical a mi rutina.

—Me lo imagino, es una niña muy despierta – Matsuri soltó una sonrisita graciosa, aunque no pudo evitar reparar en las palabras de Gaara. Él había hablado sobre sus hermanos y su padre, pero en ningún momento mencionó a su madre. Había muchas cosas sobre él que le intrigaban y esperaba algún día conocerlas todas, pero por ahora sólo seguiría con aquella entretenida conversación —. Sólo hoy comentó que estaba buscando una nueva mamá.

—¿En serio sigue con eso? – Ahora fue el turno de Gaara de soltar una pequeña sonrisa, pero además arqueó una ceja —. Esa niña es muy terca, le ha dado con que yo me casaré con una mala mujer que la obligará a ser la sirvienta de la casa.

—¿Qué no es esa la historia de la cenicienta?

—Seguro la ha visto en la televisión mientras yo trabajaba en casa – Dijo el pelirrojo, ahora bebiendo elegantemente de su copa de vino, mientras la chica le veía embelesada. Gaara no sólo era un hombre guapo, sino que su forma de ser lo hacía aún más deseable en todo el sentido de la palabra, era la primera vez desde hace mucho tiempo que se sentía así de atraída, de deslumbrada —. Lo peor de todo es que aún rechaza mis comidas, soy pésimo en ello.

Matsuri rió otra vez al imaginarlo con un delantal blanco y tratando de cocinar algo delicioso, era un cuadro realmente gracioso.

—¿No me digas? Me imagino que para un hombre tan ocupado como tú debe ser difícil aprender a cocinar – Dijo antes de terminar de beber de su copa de vino —. Mi primo es igual, siempre que no tiene nada que hacer me pide que le cocine, según que le gustan mucho mis platos.

—¿Tú sabes cocinar? – Interrogó Gaara, quien de pronto tuvo una idea bastante interesante, aunque le parecía que podría ser demasiado atrevido ¿Pero que va? De verdad lo necesitaba, no soportaría mucho tiempo más tratando de experimentar en su cocina, en cualquier minuto la haría explotar como una vez hizo Naruto en el salón de ciencias de la escuela —. Disculpa que te pregunte esto pero… ¿Sería mucha molestia si te pido que me enseñes?

—¿Qué yo te enseñe a cocinar? – Se sorprendió la chica, apuntándose a sí misma. No se esperaba una petición así, pero cuando vio la expresión de desesperación en el rostro de Gaara supo que era algo muy necesario para él. Nunca pensó que terminaría enredada en algo así ¿Pero que tendría de malo? Podía ser muy divertido.

—Sé que puedo parecer un poco insolente por pedirte esto, pero necesito ese favor – Insistió, mirándola con sus penetrantes ojos verdes, esos que a ella la hacían temblar como a una chiquilla.

Sintió que sus mejillas ardían y terminó por asentir con la cabeza, débilmente.

—No me parece nada insolente, tú tienes una hija y es normal que te preocupes por ella – Negó con la cabeza mientras decía aquellas palabras —. Además, por mi no hay ningún problema en enseñarte, tú sólo dime cuando y donde… yo estaría feliz de pasar un rato con Amaya-chan fuera de la escuela, es una niña encantadora.

Gaara la volvió a mirar. Ahora que lo pensaba, Matsuri era realmente buena con los niños y la misma Amaya le había comentado que le gustaría que fuera su mamá. Era una idea un poco arriesgada, pero de verdad Matsuri le gustaba, sería un poco tonto negarlo a estas alturas, y si las cosas funcionaban con ella tal vez terminarían siendo una hermosa familia, la familia que siempre deseó tener.

¿Por qué no?

—Entonces… ¿Te parece mañana?

Matsuri sólo asintió con una sonrisa. Después de terminar de comer, Gaara miró de reojo a la pista de baile, en donde varias parejas estaban muy unidas, con sus manos enlazadas y sonriéndose mutuamente. Por un momento deseó estar como ellos, como esas parejas que se besaban con amor, pero desechó esa idea con un movimiento de cabeza, pues aún era demasiado pronto para ellos.

Alzó una mano hacia Matsuri y le hizo un gesto para invitarla a bailar, a lo que ella le estrechó la mano, poniéndose de pie. Definitivamente no la besaría, podría asustarla y echar a perder toda esta noche tan magnífica.

—¿Sabes bailar? – Preguntó cerca de ella, tomándola por la cintura para ir acorde con la música. Tenerla tan cerca de sí era una gran tentación, podía sentir su suave aliento cerca de su rostro y sus pequeños y apetitosos labios casi le llamaban con fuerza e insistencia, pero cerró los ojos, desvió el rostro y trató de pensar en otra cosa, sin embargo, aún así el aroma de su perfume lo embriagaba.

—Un poco – Respondió Matsuri, sin haberse dado cuenta de lo que estaba provocándole al pelirrojo. Lo miró a los ojos y lo notó un tanto nervioso, pero lo ignoró —. Hace mucho que no bailo.

—Entonces vamos a practicar un poco – Fue todo lo que él dijo y al cabo de unos segundos ambos se movían con la suave melodía de la música de salón. Parecía que las demás personas habían desaparecido y para ellos sólo existía su propio mundo, un mundo realmente brillante.

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Bueno, espero les haya gustado lo que va de la cita, perdonen mis faltas ortográficas, debe haber unas cuantas, no quise revisarlo porque es de noche xD

En fin, nos leemos en la conti ^^

¡No hagan spam!

Bye ^^

 

¡Buenas!

Gracias por los comentarios ^^ Aquí les dejo la conti, espero que la disfruten, porque esto ya se está poniendo bueno, ya van a ver ^^

PD: hay una parte un poquito subidita de tono, pero es pasable para este foro jajaja.

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Hinata y su familia se encontraban cenando en la mesa. Hiashi –su padre- lucía más serio de lo normal mientras degustaba su comida.

—Así que actuación – Dijo en un tono severo de voz, haciendo obvio que aquella idea no le había gustado para nada. Nunca había aceptado que sus hijas y su sobrino se mezclasen en aquel mundo televisivo, a pesar de que sus empresas tenían mucho que ver con ello. Dejó el tenedor sobre la mesa y miró a la mayor de sus hijas —. Hinata ¿Estás segura de querer hacer algo como eso?

Neji sólo estaba en silencio y Hanabi no prestaba mayor atención, para ella ese tipo de cosas no eran de interés, siempre había sido demasiado soberbia y arrogante, considerándose mejor que su hermana mayor en todo, estaba segura de que Hinata fallaría como siempre.

—Sí padre, por favor déjeme hacerlo – Dijo Hinata con firmeza, a lo que su padre no pudo negarse. Nunca la había visto tan decidida por alguna cosa en su vida, de cierta forma le daba gusto que al fin a Hinata le interesara algo, ya que estaba desperdiciándose.

—Está bien, pero no quiero escándalos, ni mucho menos problemas – Accedió.

Hinata sólo sonrió y asintió con la cabeza, contenta.

Neji se limpió la boca con una servilleta, dejó el servicio sobre la mesa y miró a su tío con su habitual seriedad.

—Con su permiso, me retiro a mi habitación – Dijo sin más, poniéndose de pie y haciendo una reverencia. Hinata le miró extrañada, estaba segura de que a su primo le pasaba algo, desde ayer que actuaba muy extraño. De por sí era callado, pero ahora, además de eso, parecía confuso y de vez en cuando algo avergonzado.

Sí, algo pasaba con él.

Neji cerró la puerta de su habitación tras su espalda, dejándose caer sobre su cama. Se sentía abrumado, era la primera vez que cometía un error de aquella magnitud y nunca una chica le había golpeado tan fuerte, además, le llamó pervertido.

¡Neji Hyûga un pervertido!

Y lo peor de todo es que Eri se molestó con él, después de tenerlo horas en esa tienda se atrevía a enojarse, cuando el accidente fue básicamente su culpa, además, era ilógico, pero no dejaba de pensar en esa chica.

De sólo imaginar el blanquecino color de su piel, aquellos graciosos chonguitos en su cabello y sus ojos chocolates, se sentía abrumado. Cuando recordaba aquellos montes blancos y redondos que había visto con total claridad, su cuerpo reaccionaba de una manera en que no le gustaría que lo hiciera.

—Demonios, como si nunca hubiera visto a una mujer desnuda – Se dijo con sarcasmo y con el ceño fruncido. No le gustaba admitirlo, pero parecía un ridículo adolescente que veía a una chica desnuda por primera vez.

Patético.

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Era ya muy entrada la noche y Sasori estaba dándose una ducha, solía bañarse tarde porque generalmente antes de eso estaba con alguna mujer pasando un buen rato. Tenía los ojos cerrados mientras imaginaba a esa sexy mujer que ahora estaba tan cerca de él, el agua caía sobre su cuerpo desnudo, mojando su cabello rojo como el fuego. Una sonrisa algo traviesa apareció en su rostro, le gustaba la esposa de su primo, los años en ella no habían pasado en vano y se había convertido en alguien verdaderamente hermosa.

—Sí, muy hermosa – Susurró. Miró aquella parte baja de su cuerpo y sintió deseos de estar con esa mujer, de tenerla entre sus brazos, después de todo nadie le podía poner frenos y a él poco le importaba que se tratara de la esposa de Kankuro, nunca había conocido algún tipo de límites a la hora de elegir a sus presas.

Se quitó un poco de agua de la cara, cuando sintió como la puerta del baño se abría. Volteó y observó algo sorprendido a la misma persona que en ese momento ocupaba su mente, la cual le sonreía seductoramente y con descaro echó una mirada a todo su masculino cuerpo –ya que Sasori no solía poner las cortinas a la ducha-.

—¿Sabe mi primo que has decidido espiarme en la ducha? – Preguntó en tono audaz, notando como ella cerraba con el pestillo, el cual él había olvidado poner.

—Kankuro se ha quedado dormido como un tronco, es tan aburrido cuando llega del trabajo – Contestó la mujer, acercándose a la ducha mientras se soltaba el cabello, dejando que ésta cayera libre sobre sus hombros y espalda —. He notado como me miras – Observó la entrepierna del hombre —. Y yo no puedo dejar de mirarte.

—Eres la esposa de mi primo – Le recordó Sasori, sólo para ver si así ella entraba en razón, pero sus palabras parecieron importarle un bledo, pues Shizuka seguía sonriendo.

—Que extraño, creí que eso no te importaba – Dijo antes de meterse por completo bajo la ducha, aún con su delgado pijama puesto. Rodeó a Sasori por el cuello y sin más lo besó en los labios, a lo que el pelirrojo correspondió con intensidad, empujándola con fuerza contra la pared y apresándola con su cuerpo. El contacto se volvió apasionado y frenético, hasta el punto de hacerles perder por completo el aire de sus pulmones, entonces Sasori se separó, mirándola fijamente y sonriendo, al mismo tiempo que se recargaba más sobre ella, alzándole las caderas para hacer que le rodeara la cintura con sus piernas.

—En realidad no me importa, sólo lo decía para que después no vayas a cambiar de opinión – Respondió antes de volver a besarla, pero según la forma en que ella le respondía a sus besos y a las caricias que comenzaba a entregarle, estaba claro que no se arrepentía para nada.

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Aquella noche sin duda fue perfecta, Matsuri no podía sentirse más feliz, además, mañana volverían a salir, aunque no fuera precisamente una cita de pareja estaba segura de que se iban a divertir mucho, más si estaba la pequeña Amaya.

Gaara la acompañó hasta la puerta de su departamento. Eran cerca de las doce de la noche, estaba un poco inquieto por Amaya, pero acababa de hablar por teléfono con Temari y ella le dijo que todo estaba bien, que ella ya se había dormido. Se tranquilizó con eso y así pudo concentrarse mejor en su cita, la cual acababa de terminar, pero eso no quitaba el hecho de que mañana se verían nuevamente, pues en forma brillante había matado dos pájaros de un tiro; estaría con ella y aprendería a cocinar ¿Qué mejor?

—Bueno Matsuri, fue una linda noche – Dijo sereno, quitando toda expresión de su rostro para evitar mostrar lo nervioso que se sentía.

Ella se acercó a la puerta de su departamento, sacando la llave de su pequeño bolso, para luego voltearse a mirar al pelirrojo, quien no le quitaba de encima su penetrante mirada.

—Gracias por todo Gaara, lo pasé muy bien – Dijo con la mirada baja, pues su pecho estaba muy agitado y temía que él se fuera a dar cuenta, que se diera cuenta de lo mucho que la hacía estremecer.

—Entonces nos vemos mañana – Gaara se acercó unos centímetros a ella, desapareciendo la distancia entre sus rostros. Quería darle un simple beso de despedida en la mejilla, pero al esta tan cerca de sus dulces labios no podía evitar sentir aquel deseo tan quemante de probarlos, de explorar con suavidad su boca tan pequeña. La tomó del mentón con su mano derecha y la miró fijamente con aquellos ojos abismales, acercándose, sin embargo, cuando ya nada quedaba, tuvo que reprimirse y simplemente la besó en la mejilla, pero muy cerca de los labios —. Todavía no, aún es muy pronto – Fue lo que pensó en ese instante, alejándose —. Buenas noches.

—B-buenas noches – Respondió la castaña, quién sólo levantó la mirada para verlo alejarse. Se llevó una mano a su pecho y sintió como su corazón parecía querer escapar de un salto y sus mejillas estaban enrojecidas otra vez.

Definitivamente le gustaba Gaara, le gustaba mucho y eso le hacía sentir muy feliz, porque tal vez y sólo tal vez, él fuera la persona que predijo Tenten que llegaría a su vida.

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Un nuevo día llegaba brillante a la ciudad de Tokio. Como hoy era sábado, muchos tenían tiempo libre para pasarlo en familia. Gaara caminaba por el parque junto a su hija -que iba varios pasos delante de él- y su hermana mayor, que llevaba en los brazos a su bebé.

—¿Entonces se portó bien?

—Sí, se quejó un poco pero luego se terminó por dormir temprano – Contestó la rubia. Gaara llevaba la carriola de Sumiko, ya que la bebé estaba llorando y por eso su madre había decidido cargarla, pero la niña crecía cada día más y se volvía algo pesada.

—Me alegra, porque me dijo que si no estaba con ella no se iba a portar bien, que bueno que no te dio problemas – Dijo Gaara, acercando la carriola para que Temari pudiera acostar a su hija, que ya se estaba quedando dormida —. Anoche fue realmente interesante.

La rubia le miró con el ceño fruncido, no le gustaba nada que Gaara estuviera de romance, a menos no mientras la muerte de su ex mujer estuviera tan reciente, porque los gustos de su hermanito nunca habían sido buenos.

—¿Te gusta mucho esa mujer? – Interrogó, molesta-

—¿Eh? – El pelirrojo la miró confundido, no sabía a que venía esa pregunta, pero al notar su expresión de desagrado lo comprendió, después de todo a Temari nunca le gustaron las mujeres como las hermanitas Yamanaka —. No te preocupes – Le tranquilizó —. Ella no tiene nada que ver con las anteriores mujeres con las que he salido, Matsuri es especial.

—¿Así se llama? – Preguntó Temari, esta vez con una sonrisa en los labios, ya que la forma en que su hermano lo había dicho había sonado muy extraña, casi pareció suspirar ¿Podría ser que se había enamorado enserio?

Gaara no respondió, una vez que vio que la bebé estaba acostada, le entregó la carriola a su hermana y se adelantó para alcanzar a su hija y tomarla de la mano. Aún no sabía con exactitud lo que sentía, sabía que le gustaba mucho, pero tenía que estar más cerca de ella para descubrir si ese sentimiento de verdad podría transformarse en amor, en un amor puro y sincero.

Temari sonrió, por primera vez desde que él le comentó que saldría con alguien, no le parecía tan mala idea, tal vez esta mujer pudiera hacer cambiar a su hermano y centrarlo de verdad en su familia. Tenía que conocer a esa Matsuri.

Por su parte, la pequeña Amaya miraba a todas las mujeres del parque mientras su papá la llevaba de la mano. Por más que las escudriñaba con la mirada ninguna de ellas le agradaba, todas tenían un “no sé qué” que impedía que fueran de su gusto, por eso nadie de ese lugar calificaba para ser su madre.

Por más que lo pensaba, siempre volvía al mismo punto; le gustaba Matsuri-sensei. Cada vez que ella y su papá se saludaban, ella se les quedaba viendo y lucían tan lindos juntos ¡Tenía que hacer un plan para juntarlos!

—¡Eso es, mi papi y Matsuri-sensei tienen que ser novios! – Pensó con decisión, mientras Gaara la veía y se preguntaba que era lo que estaba pensando, siempre le intrigaba esa expresión en su hija.

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Esa mañana Tenten iba trotando por el gran parque del centro de la ciudad. Estaba tan molesta, no le cabía en la cabeza como ese sujeto de la tienda había sido capaz de entrar tan descaradamente a su probador a verla desnuda. Donde lo viera lo mataría, porque una bofetada no era suficiente.

Las personas que pasaban por su lado huían asustadas, esa chica parecía a punto de asesinar a alguien y lo más conveniente era no estar cerca, pues cualquiera podría ser el elegido. Todos pensaban igual, menos un ojiperla que iba distraído, sumido en sus pensamientos y en la música de su Ipod.

Sin darse cuenta, ambos chocaron sus hombros con fuerza, lo que los hizo mirarse a la cara, para pasar a tener una expresión de molestia a total sorpresa.

—¡Tú! – Exclamaron ambos.

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Sari estaba que se comía las uñas por saber que había pasado en la cita entre Matsuri y ese tal Gaara anoche, pero desgraciadamente tenía hoy una importante entrevista de trabajo y no podía faltar, a fin de cuentas necesitaba un trabajo urgente.

La empresa en cuestión era enorme y elegante, muy bien decorada y con gente muy amable. Si se quedaba trabajando en ese lugar seguramente estaría en un muy buen ambiente.

Lo malo era que había muchas mujeres esperando quedarse con el puesto de secretaria de la vicepresidencia de la empresa, por lo que estaba aún más nerviosa de lo que pensó que iba a estar.

—Siguiente, señorita Mikoshi – Escuchó que la llamaban, por lo que se levantó como un resorte.

—¡Hai! – Exclamó. En ese instante todas las mujeres se le quedaron viendo y se sintió muy avergonzada por haber gritado, poniéndose roja, pero decidió ignorar ese hecho y pasar de una vez a la oficina, tragando saliva.

—Tome asiento señorita – Escuchó una voz masculina, que le pareció algo conocida. Cuando se sentó, miró al hombre frente a ella y éste a su vez alzó la mirada para verla, sorprendiéndose ambos —. Oh, pero si eres esa chica.

—Usted… - Murmuró la castaña, con una pequeña sonrisa al reconocer al hombre con el que dos veces había tropezado; Kankuro.

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Ino estaba frente al espejo de su cuarto mirándose mientras se arreglaba el cabello. Sintió que alguien la rodeaba por la cintura, era Sai, que últimamente se estaba volviendo bastante cariñoso con ella, a pesar de que la mayoría del tiempo era frío y distante.

—¿Pasa algo mi amor? – Le preguntó con una sonrisa, poniendo sus dos manos sobre las de su marido, que descansaban en su vientre —. Has estado un poco extraño estos días ¿Estás bien?

—Tengo algo que decirte – Soltó de pronto el azabache, con expresión seria, cosa que llegó a preocuparla un poco.

—Dilo.

—Saldré de viaje por dos semanas a Nueva York – Informó, notando como las manos de Ino apretaban las suyas. Ella se soltó y se dio la media vuelta, mirándolo con el ceño fruncido y tristeza mezclada, él sabía muy bien que esta noticia no le agradaría a su mujer —. Es por una importante conferencia, tendré mucho trabajo y apenas podré llamarte, pero te compensaré en cuanto vuelva.

—Sai… - Ino no dijo nada más que eso, para luego abrazarlo. Cerró los ojos y se imaginó como estaría esas dos semanas sin él, pero si no tenía a Sai para que la contuviera, entonces no podría controlarse ella misma cuando estuviera cerca de Gaara —. Ahora sí Gaara – Pensó con una sonrisa maliciosa.

Odiaba tener que ser la mala del cuento, pero hasta que no le demostrara a Gaara que no podía olvidarla tan fácilmente, no lo iba a dejar tranquilo, no le iba a perdonar el desprecio que él le hizo al cambiarla por su hermana.

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Matsuri encendió la televisión en el programa donde estaba saliendo Naruto, soltó una sonrisa y miró la montonera de ropa que tenía sobre la cama de su cuarto.

Más tarde iría a la mismísima casa de Gaara, estaba nerviosa y su corazón a punto de estallar, pero no podía esperar para verlo. Cuando anoche estuvo a punto de besarla, casi creyó que se
iba a desmayar, pero hoy tomaría fuerzas y si aquel momento volvía darse, no dudaría en corresponderle.

—¡Es hora de ser feliz, Matsuri! – Se dijo a sí misma, dando un salto de alegría.

Sí, definitivamente Gaara podría hacerla feliz.

Continuara…

Avance:

Las cosas entre Neji y Tenten se complican y debido a la pelea que tienen, terminan en el lugar más inesperado. Sari queda contratada como secretaria de Kankuro, comenzando a conocer al que será su jefe, sin sospechar el parentesco que éste tiene con el galán de su mejor amiga. Ino planea hacer de las suyas ahora que su esposo se irá. Sasuke discute con Itachi y a su vez, el mayor conoce a cierta chica que le agrada mucho. Hinata comienza los ensayos de actuación junto a Naruto y Kiba. Sasori sigue metiéndose con la esposa de su primo. Y Gaara por fin se atreve a besar a Matsuri, descubriendo que nunca antes su corazón había latido de esa manera.

Próximo capítulo: Un beso travieso.

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¿Parte favorita y por qué?
¿Será muy patético que Neji no pueda dejar de pensar en Tenten?
¿Qué les ha parecido lo que sucedió entre Sasori y Shizuka?
¿Les gustó la cita de Gaara y Matsuri?
¿Qué hará Ino ahora que Sai se va?
¿A dónde irán a parar Neji y Tenten en el próximo capítulo?
¿Quieren que haya beso GaaMatsu?

Bueno, me retiro por ahora, pronto traeré conti de mis otros fics, hasta entonces nos leemos ^^
¡Bye!