De lahares y marihuana.

De lahares y marihuana.

Extrañaba originales, mi musa no había accedido a colaborar y no había podido escribir sino hasta ahora. Adfs, no me gustó casi, no sé :(

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Eso, lo sientes, ahí, el humo metiéndose en tu boca, picando tu garganta y quemando tus neuronas; lo retienes, aspiras un poquito de óxigeno y sueltas el humo: blanco y puro, delicia compactada en gas. Quemas un poco más y rotas el porro, sientes todavía la picazón en la garganta y tus manos tiemblan un poco, quieres más. Sonríes internamente, que patética te sientes, la primera vez que lo haces y ya pareces una adicta.

Un rosario, un ave maría, un cafecito con leche y el reloj marcando la una.​

Das una vuelta y otra más, giras y giras y lo sigues haciendo. Ignoras a tus amigos y sigues girando, mientras ves como las estrellas se borran y como sientes que tu cuerpo se despedaza en miles de partículas que vuelan en el frío y peligrosamente hermoso universo.
Giras, giras y giras, no te importa nada, a este punto, sólo quieres ver como las estrellas explotan como pólvora en el cielo; sólo quieres dejar de existir, flotar en el aire y convertirte en ceniza que se cola en las nubes rojas.

Una bendición y cierra los ojos. No hay de que desconfiar, su hija está en una pijamada.​

La cabeza te da vueltas y crees que es por la combinación de chamber*, aguardiente y marihuana; sí, sí, es por eso. La luz del sol te ciega y te atonta por un momento, pero te paras y respiras aire puro; te tambaleas y alcanzas la pared, apoyándote en ella. Vas al baño y lavas tu rostro, cepillas tus dientes y recoges tu cabello en una coleta.
Llegas a tu casa y esperas pacientemente los regaños de tu padre por la tardanza, las preguntas angustiosas de tu madre y las miradas despectivas de tu hermana. Ignoras, eso es lo mejor, conviertes a tu familia en un molesto bullido en el oído, nada que la ducha no solucione.

Los días pasan y sientes como te vas muriendo poco a poco, tu vida exigente y aburrida te va comiendo; te estas volviendo seca e insensible, como una uva picha. Quieres volver a girar, podrías hacerlo toda tu vida y nunca pararías, lo sabes perfectamente.

Un gas, un sismo, una explosión y las rocas cayendo del cielo.​

Observas todo a tu alrededor. Todo se perdió.
Habías tenido suerte de que tenías una excursión en el valle, no estabas cerca del peligro, te habías salvado. Miras de nuevo y todo lo que conocías de aquella vida monótona había desaparecido, cubierto de barro seco como cemento, volviendo tu pueblo en una plana carretera. Y no había nada más, excepto el olor a azufre y la presencia de la muerte. Todo desapareció, todo por lo cual te torturabas habías dejado de existir; debías de estar agradecida. En cambio la coraza se rompió y las lágrimas salieron poco a poco, pues lo que conformaba tu vida había sido borrada del mapa, junto con tu desestabilizada (pero amorosa) familia.

Sentiste dolor y desesperación, hasta ahora nunca te habías fijado lo que te había dado sangre en las venas, en lo que habías tenido y perdido de una forma brutal y árida.

Una misa, un rosario, una cruz.​

Y seguiste girando sin parar, esperando que el barro te enterrara en el subsuelo, clamando que el azufre se metiera en tus pulmones y los quemara, soñando poder volver a tener vida.

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(*) Chamber es una bebida que se hace de alcohol para curar las heridas, con frutiño o gaseosa.