Mini-rol Dango Date [Daichi & Lena | Gakkou Roleplay]

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Se podía observar el sol cerca del horizonte, a punto de ocultarse y dar la bienvenida a la luna. Los días otoñales cada vez se hacían más cortos, y a su misma vez, aumentaba el frío. ¡Y eso solo a las seis de la tarde!

Aún así hacía un magnífico día. Un gran mar de nubes decoraba el bonito cielo que se comenzaba a tornar anaranjado con pinceladas rojas de distintos tonos y algunos trazos de azul oscuro, moviéndose con lentitud hacia el atardecer, esperando ser tragadas por la oscuridad.

Este tipo de escenas se pintaban mágicas para las citas. ¿Pero sería así para todas?

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Lena Sallow

Caminé con pasos acelerados por aquella concurrida avenida de la ciudad de Tokyo. Era una tarde común de otoño; las hojas salpicaban la acera y la embadurnaban de colores cálidos. El frío, pese a no ser excesivo, era notable y lo comprendí cuando me asoló un repentino estornudo. Con movimientos automáticos extendí la cremallera de la chaqueta hasta el final, eludiendo con dificultad la oleada de viandantes que cruzaban en ese instante la acera.

Todo era tan jodidamente distinto a casa. La magnitud de la capital en comparación con mi pequeño pueblo británico era absurda. El ruido, la congestión de las calles, la vida acelerada que llevaban cada uno de sus habitantes, y que empezaban a contagiarme a mí por defecto. No había día que lo extrañase y sin embargo no estaba entre mis planes volver. No de momento, al menos.

Y quizás, y solo quizás, la vida aquí no fuese tan horrible después de todo. Al menos ya no tanto.

Revisé el mensaje como una idiota una y otra vez. La indicación era sencilla: "Quedamos en el puesto de dangos de Shinjuku". Tenía entendido que era el barrio de ocio por excelencia... ¿Pero por qué usar un puesto de dangos como referencia? No le entendía. No solía hacerlo como normal general. Me sacaba de quicio su mera existencia y sin embargo allí estaba, excesivamente puntual, sintiendo los nervios de una cría en su primera cita.

¿Cita? ¿Acaso se podía considerar algo así?

Chasqueé la lengua, molesta conmigo misma y mis emociones revueltas y comencé a teclear en el chat.

"Te espero. Si te atreves a llegar tarde invitarás tú todo el día".

Apagué el móvil, dejando caer el brazo como un peso muerto. Desvié la mirada, procurando distraerme con cualquier estímulo ante su llegada. Las personas iban y venían, pero mi cabeza estaba muy lejos de allí como para darme cuenta.

Pasar un día con Daichi... No sonaba tan mal después de todo

 

Daichi Nishimura~


Salí de casa corriendo mientras me arreglaba el pelo con ambas manos.

Mierda, mierda. De todos los días tenía que quedarme dormido hoy. ¿Que una siestita no hacía daño? ¿Que me iba a despertar a tiempo? ¡Ni mil alarmas lo lograron!

—Mejor llegar cansado que llegar muerto —murmuré todavía corriendo por las concurridas calles, imaginando en mi mente a la joven furiosa por mi tardanza—. Bueno, igual ni está. Me lo tengo merecido.

Seguí corriendo como todo un campeón. Ejercicio con este frío no venía mal, y todavía podía llegar casi a tiempo si seguía así. A veces me paraba a dar unas grandes bocanadas de aire para luego seguir. Dios, ni en educación física hacía semejante esfuerzo.

Tenía que admitirlo, había esperado mucho para que un día como ese llegase. No la iba a cagar.

Al menos no tan pronto.

Tras unos minutos logré llegar cerca del puesto en el que habíamos quedado, y me paré en seco jadeando, con mis manos en mi cintura, tratando de recuperarme.

Y ahí la vi.

Tan bonita como siempre.

Se le notaba la impaciencia, pero su rostro solo me hizo soltar una risa tonta por lo bajo.

Me esperó.

Con un bufido, inspiré hondo y me acerqué a ella con una gran sonrisa, tratando que mi gran maratón no se notase mucho en mi rostro.

—Anda, muy buenas. Veo que te me adelantaste. Supongo que en los mangas esos tan cursis en los que la chica llega siempre antes no se equivocan— le comenté burlón, y piqué una de sus mejillas—. ¿Qué pasa? ¿Temías llegar tarde, pequeña gruñona?