Dama Negra (Inu & Kag)

Bueno, aquí traigo el siguiente capitulo.
Realmente, este capitulo es obra de un repentino ataque de inspiración, me salió largo y interesante, a mi parecer.

Capítulo 15​

— Déjame verlo — Le digo, preocupada, mientras me acerco.

— No ­— Su negación me detiene y la miro arqueando una ceja.
— Es decir, no quiero que veas su mal aspecto.

— Sango, esa excusa es bastante mala, ¿no crees? —

— Kagome, ese vampiro me ha envenenado… Me ha quitado la esencia inmortal…— Me quedo congelada, inmóvil. No me puedo crees lo que oigo.

— Eso significa que…—

— Sí, voy a morir…—

Nos quedamos en silencio, pensando. La cabeza me da vueltas, la sensación es asfixiante. Primero, el hombre al que… ¿al que qué? ¿Qué siento yo por Inuyasha? La verdad es que desde que el está aquí he cambiado mucho, tengo sentimientos, y lo demuestra la perla. Pienso en sacarla pero algo dentro de mí me alerta de peligro.
Se me oprime el pecho y me quedo sin aire.
Durante todos estos años he aprendido a comprender las señales que mi mismo cuerpo me manda y esto, es una señal.
Alguien aquí corre peligro. ¿Pero quién?

Miro a Sango. Instintivamente, retrocedo.
Sus ojos, sus ojos se han vuelto penetrantes, oscuros…peligrosos. Sus ojos normalmente de un apacible color marrón se han vuelto negros, muy negros, parece que no tenga pupila, pues los dos colores se fusionan.

— Sango, ¿qué te pasa? — Le pregunto mientras ella avanza hacia mí.

— ¿Sabes, Kagome? Hay una forma de salvarme…— Me quedo esperando, ansiosa. — Dame la perla.

— ¿Qué? ­— Por un acto-reflejo me llevo la mano hacia la perla, sujetándola a través del vestido. Ella sigue mi movimiento.

— ¿Qué pasa, Kagome? Somos amigas. Sólo déjame la perla para purificarme y te la devolveré. Todo volverá a ser como antes… — Sus palabras dichas en ese tono que tanto me recuerda a mi amiga del pasado casi me convencen. Casi.

— Sango…no… Antes tendrás que explicármelo todo. Sabes que la perla es muy importante para mí. — Sango se queda quieta, mirándome fijamente. Sondeándome.

— No hay nada que explicar, ese híbrido me ha envenenado y como no me des la perla para purificarme, moriré. — Su tono me enfurece. No es nadie para hablarme así y menos insultar a Inuyasha.

— ¿Quién te crees que eres? — Le pregunto, con los ojos enrojecidos.

— Tu peor enemigo — La frase me descoloca.

De repente, empieza a envolverla un fuerte viento negro. Ese viento…no es posible. Es el mismo viento que envuelve a…

— Naraku…­¿qué está pasando aquí? — Observo a ese engendro que me mira burlón.

— No me puedo creer que la gran cazadora no haya podido identificarme después de tanto tiempo — ¿Tiempo? ¿Cuánto tiempo ha estado Naraku poseyendo a Sango? Sango…

— ¿Dónde está Sango? — Le pregunto mientras cierro las manos en puño, con fuerza.

— Ah, la muchacha a la que pertenece el cuerpo. Realmente, esto no es su cuerpo, solo es una copia del suyo. Ella está muy lejos de aquí, a salvo. — Naraku mira el vestido a sus pies y lo aparta de un empujón.

A mi me entran ganas de agacharme a recogerlo, pero tengo miedo de que este insecto traidor haga alguna de las suyas.
El dolor que siento puede conmigo, la que tantos años creía que era mi amiga, resulta que era el asesino que me convirtió en esto usando una copia de su cuerpo para engañarme. ¿Lo sabrá Miroku? Lo va a destrozar, es obvio que siente algo especial por ella. Por suerte, eso ha quedado enterrado desde la maldición y no se lo ha mostrado a Naraku, que lo podría usar contra el.

Sus sentimientos saldrán a la luz en cuanto encontremos a la verdadera Sango. Si la encontramos…viva.

El pensamiento me sobresalta. No es posible que Sango esté muerta… ¿verdad? Naraku es un ser cruel pero inteligente…sabe bien como usar lo que posee para perjudicar a otros y beneficiarse. Sango le sirve para algo o sino no se habría molestado en permanecer tantos años a mi lado.

Aquí está la respuesta a porqué todos estos años, cuando atacábamos a Naraku, nunca lo pillábamos por sorpresa y, sobretodo, nunca venía Sango.

La verdad, no sé si es verdad lo que dicen de que cuanto más sufres más fuerte eres pero yo puedo decir esto: Cuando sufres mucho, terminas sin notarlo. Se te entumece el corazón.

Ahora mismo no siento nada. Absolutamente nada.
Mi alma no puede más. El sufrimiento es enorme, intenso y desgarrador.

Lágrimas silenciosas me recorren las mejillas y yo las dejo, sabiendo que por lo menos mis ojos se liberan de su carga.

Cuando por fin despierto, me doy cuenta de que Naraku no está.
Miro el vestido en el suelo.

Me agacho y lo recojo. Lo miro, era su preferido. Pero no el de Naraku, el de la verdadera Sango, mi Sango.

Lloro, lloro para liberar el dolor que llevo cargando durante toda mi existencia. Abrazo el vestido y lloro, por mi amiga desaparecida.

Siento una mano en mi hombre y me giro, sobresaltada.

Inuyasha…

— ¿Qué haces aq…?—Pero mi voz desgarrada por el sufrimiento se corta cuando el semivampiro levanta las manos, me rodea la cara y me limpia las lágrimas.

Luego, en silencio, me abraza fuerte contra su pecho, donde, misteriosamente, me siento protegida y, sobretodo, amada.

No decimos nada, pero no creo que sea necesario.

Es el momento más íntimo que he mantenido jamás con Inuyasha. Y me siento feliz.

De repente, separamos las cabezas del abrazo y nos miramos. Miro sus ojos, que vuelven a ser dorados. Eso significa que ya ha pasado la fase de cambio.

Poco a poco, sin darme cuenta, se va acercando a mi boca.
Nos besamos, un beso lleno de lágrimas y dolor, pero un beso al fin y al cabo.
Es un beso, sobretodo, lleno de amor.

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A partir de este capi, las cosas serán muy diferentes, empezarán el romance y los problemas.
Espero que os haya gustado.

Gracias a todas x vuestros comentarios y a los que no comentaís que, gracias a lo nuevo que puso Kenta, puedo ver kien entra ^^.

Xao.