Dama Negra (Inu & Kag)

Vale, traigo otro capi.
Es un poco traumatico pero es necesario. Espero que os guste.
Como vereís es mas largo.

Capítulo 10
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Su visión me trae escalofríos, asco y…sorprendentemente, terror.
Como automáticamente, me traslado a las primeras veces que lo ví.

Flash Back
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Era el año 1817, Inglaterra, pueblo de Castle Combe, un hermoso y pequeño pueblo, famoso por su castillo, anglosajón.

Todo el pueblo estaba lleno de hermosas flores y de verde y fresca hierba. Las casas estaban juntas y en algunos balcones, se colgaban flores, símbolo que los definía como habitantes felices.
Todas las casas se comunicaban por senderos de hierba, libres de rocas-trabajo de los habitantes-. El pueblo también contaba con un río, que bordeaba el pueblo y que era cruzado por las buenas gentes a través de hermosos puentes de piedra.

Pero, en cierta casa, una pequeña y hermosa casita –rodeada de hierba, árboles y flores-. Era, sin duda, si no la más grande, la más bonita.
En ella vivía una familia compuesta por: dos muchachas jóvenes de diecisiete años, un niño de nueve años y una mujer, la madre de éstos, de treinta y nueve años.
Su padre, que era soldado, murió en una guerra ya hacía tiempo, cuando las chicas tenían ocho años y el chico no había nacido aún; Fue un duro golpe para la joven mujer, preñada de otro niño y teniéndolo que criar sin un padre y con dos niñas pequeñas.
Pero ella, que era una mujer fuerte, siguió adelante y crió a los tres niños.

Cierto día, cuando las jóvenes comían y el niño jugaba en el suelo con un caballito tallado en madera –hecho por su padre para sus hijas- que su madre le dio unos días antes, la madre entró de repente sonriente y un poco nerviosa con un hombre a su lado.


— Hola, mamá ¿Quién es él? — Preguntó una de las chicas, que tenía una larga melena negra y unos profundos ojos marrones. Se llamaba Kagome.

— Hola, queridas. Os quiero presentar a mi…nuevo novio — Lo último lo dijo tan bajo y tan rápido que fue prácticamente imperceptible, pero ellas lo oyeron igual y se quedaron paralizadas unos segundos.

— Es maravilloso, madre. Encantada de conocerte ­— Dijo eufórica la más vivaracha de las hermanas, levantándose a coger de la mano al hombre.

Mientras su hermana, su madre y el señor conversaban, Kagome lo estudió. Alto, cabello largo y profundamente negro y unos ojos- opacos, a decir verdad- negros como las alas de un cuervo, una piel blanca, casi pálida y una boca fina y seria.

Vestía los clásicos culottes –pantalones hasta la rodilla-, medias blancas, camisa de buena calidad -al parecer- y una chaqueta negra.

A primera vista, era un hombre rico, frío, solitario y sin sentimientos, pero a su madre se la veía tan feliz que le fue imposible no levantarse y dedicarle una sonrisa al recién llegado.

— Hola, soy Kagome ¿usted? — Le preguntó tendiéndole la mano con una sonrisa.

— Me llamo Naraku — Su nombre le sorprendió, pues no era muy común.

Sin saberlo, acababa de sellar su destino. Sin poder imaginárselo, ese nombre se le quedaría grabado en la memoria eternamente

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Fin Flash Back

Ese recuerdo me golpea con demasiada fuerza y me noto ligeramente mareada.

— ¿Recordando viejos tiempos? — Así que es el…el maldito me está haciendo recordar los momentos donde yo aún era feliz en mi hogar. Mi hogar…

De repente, me giro asustada y me encuentro con un Inuyasha con los ojos en blanco y recostado en el suelo ¿Cómo había acabado así?

Naraku comprende mi extrañeza

— Lo he dormido, no nos molestará. — Eso realmente es un alivio, aunque viniendo de Naraku no confío mucho en que Inuyasha esté bien.

— ¿No le pasará nada, verdad? — Le pregunto mirándolo asesina.

— ¿Qué te pasa, Kagome? ¿Por qué te preocupas por él? — Se da cuenta de que abro la boca para contestar, pero el es más rápido — No, no le pasará nada, tú misma puedes deshacerlo. Solo tienes que quemar el área a su alrededor.

Lo miró y me doy cuenta de que, efectivamente, lo rodea un aura negra. Esto me da mala espina.

— ¿Por qué me cuentas eso? — Realmente, no veo a Naraku ayudando a un humano.

— Ya lo sabrás algún día — Me contesta, componiendo de repente una sonrisa maléfica que destila maldad.

De repente, desaparece

—Disfruta de este recuerdo— Oigo su voz en mi cabeza, pero él ya no está aquí.

Vuelvo a tener recuerdos

Flash Back
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Kagome corría desesperada, con su hermoso vestido lila embarrado y roto en algunas partes. Sus pies descalzos lloraban al sentir la cuchillada de dolor al contacto con las puntiagudas rocas del camino. Con la visión borrosa de las lágrimas, los pies sangrando.

Su corazón martilleaba con tal fuerza en su pecho que incluso dolía. Ella corría y corría hacia su casa, pero no parecía llegar.

Cuando la desesperación y el cansancio empezaban a hacer mella en su cuerpo, vislumbró su casa.
Gritó horrorizada, eso no era su casa. Eso era un montón de piedras chamuscadas. Su llanto se avivó.

Corrió hacia dentro de su casa y cayó al suelo de rodillas, con una mano en el corazón, otra en la boca y con los ojos abiertos de espanto.

Su pequeño hermano colgaba de una soga y le faltaban las piernas. La visión le dio ganas de vomitar. Pero no por asco, si no por dolor.
Cuando dirigió su mirada hacia la otra parte de la casa, casi se desmaya.

Esto no podía ser, era una pesadilla. Seguro que al día siguiente, se despertaría y todo sería normal. Pero no podia engañarse así misma.

Su madre presentaba cuchilladas por todo el cuerpo y tenía la cara desfigurada por los golpes. Ya no tenía voz para gritar y las lágrimas silenciosas no dejaban de salir.

Cuando vio a su hermana, se tiró hacia el suelo, se apoyó en los brazos, agachó la cabeza y lloró. Lloró, de verdad.
Su hermana estaba llena de sangre y un hilo de sangre le corría la pierna. Era evidente que la habían violado de forma brutal, pues estaba desencajada y después le habían agujereado el estómago, para matarla.
La visión de su casa era tan traumática, que salió corriendo y se derrumbó en la hierba. Ya no sentía nada, había perdido su corazón.

—Hola Kagome— Ella se giró y vió a Naraku sonriendo de forma cruel, con un cuchillo en la mano y sangre en la otra.
Evidentemente suya no, comprendió con rabia y dolor.

— Tú…— Consiguió decir a través de las lágrimas, el dolor y la rabia, con la voz rota.

Y todo se volvió negro.

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Fin Flash Back

Salí del trance apoyada en la pared, con los ojos muy abiertos, una mano en el corazón, otra cogiendo la perla y con lágrimas recorriéndome la cara.

Ahora me acuerdo de la verdadera realidad.
Naraku me hizo creer que mi madre vivió toda su vida y ahora me enseña la realidad. Cruel.

Naraku, me las pagarás.

Por mi madre, mi hermano, hermana y por mi misma.

Vas a morir tantas veces como personas queridas has matado.
Sufrirás como yo sufrí y por desenterrar ese sufrimiento ahora.

Te encontraré y te mataré.
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Espero que os haya gustado y no me mateís por esto xD.
Pero esto explica su situación actual. Aun quedan cabos que atar, pero eso más adelante.

Nos vemos

PD: Ando con prisa, lo siento, no pondré dedicatorias en este cap.

Aquí están unos fotos del pueblo, el castillo y la casa de Kag, para que os hagaís una idea.

 

Bueno, como dije, traigo el siguiente cap.
Este es mas tierno, espero que os guste.



Capítulo 11

Después de pasar este arranque de ira, vuelvo a la normalidad –si se le puede llamar así, ya que esto no es normal-, pensando en todos
Los años que me pensaba que el problema de la maldición comenzó cuando murió mi familia con el paso del tiempo y yo no. Que ilusa.

Ahora recordaba todo, después de aquel desgarrador y doloroso episodio, por no decir desastre, Naraku le comentó –como quién comenta el tiempo- que se había deshecho de su familia porque le estorbaban en sus planes. En ese momento, estaba tan dolorida y furiosa que solo pudo levantarse con sus últimas fuerzas e ir a por él.

De las manos de Naraku salieron unas nubes negras que la envolvieron mientras el sonreía malignamente.
“Ahora podrás sufrir durante toda la eternidad” Fue su frase antes de desaparecer, dejándola desconsolada y confusa.

Pero ahora no era momento de rememorar esos angustiosos momentos, era mejor ser prácticos y buscar soluciones –sobre todo al pequeño problema de un Inuyasha dormido- y los mejores para eso eran Sango y Miroku.

Corriendo me dirijo hacia la biblioteca atravesando montones de pasillos con paredes de piedra hasta llegar a las enormes y decoradas puertas de la rebosante pero abandonada biblioteca.

­— ¡Sango, Miroku! — Entro en la biblioteca prácticamente corriendo, contrario a mi usual paso tranquilo. Ellos se giran sorprendidos.

— ¿Qué es lo que pasa? — Me pregunta Sango corriendo hacia mí.

— Ha aparecido Naraku — Observo como sus caras empalidecen. — Me ha hecho ver la verdad—.

— ¿Qué verdad? — Pregunta, ansioso, Miroku, que se había puesto al lado de Sango.

—Que mi familia murió cruelmente asesinada por ese maldito — Miroku pone cara de sorprendido y Sango se lleva la mano a la boca.

— ¿Dónde está Inuyasha? — Cierto, con tanto ajetreo, me había olvidado de él.

— En su habitación — Digo casi ausente y me dirijo hacia allí, con Sango y Miroku detrás muy confundidos y pálidos.

Atravesamos el camino que antes había atravesado yo hasta llegar a la que era habitación de Inuyasha, tumbado todavía en el suelo y con el aura negra rodeándole ¿Esa aura no es parecida a la que me rodeó a mí? Por favor, que no sea eso.


— ¿Qué le ha pasado? — Pregunta Sango, sorprendida.

— Naraku, le hizo algo y quedó así .Me dijo que tenía que quemar ese aura pero, sinceramente, no creo que eso le beneficie — Explico, acercándome al durmiente.


— ¡Por todos los demonios! — La exclamación de Miroku nos sorprende a las dos y nos giramos hacia él. — No intentes quemarlo, lo matarías. Es un aura de yugo, si no se quita pronto, será dominado por Naraku.

— Entonces, dinos como poder quitársela. — Le dice Sango, ya estresada.

Yo mientras miro a Inuyasha y me fijo en la tranquilidad y serenidad de sus rasgos, sinceramente, no carecía de atractivo el muchacho. Alejo esos pensamientos de mi mente y me concentro en buscar una solución a este problema.

— Sencillamente, ponle la perla. — La frase de Miroku interrumpe mis pensamientos y me giro de golpe hacia él.

— ¿Qué ganaría con eso? — Creo que su idea tiene futuro.

— Pensadlo, nosotros tenemos poderes y estamos todavía con humanidad gracias al inmenso poder bondadoso de la perla, aunque esta se haya contaminado. Y bien, ya que este muchacho está contaminado, puedo que la perla sea capaz de absorber un poco más de oscuridad, al fin y al cabo, se está poniendo otra vez rosa. — Sinceramente, este Miroku tiene una labia asombrosa.

Le miro fijamente y asentimos los dos con la mirada, excluyendo a la desorientada Sango.

Me quito la perla del cuello y se la pongo a Inuyasha y todos contemplamos, sorprendidos, como la perla va tragando poco a poco el aura oscura que lo rodea. El único inconveniente es que la perla no puede estar más negra ya.
Poco a poco, con el aura ya desaparecida, se van abriendo las dos orbes doradas, que se centran en mí.


— Kagome…— Me entra un escalofría por la forma en que dice mi nombre, casi con adoración.


— ¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado? — Me acerco más a el y, sorprendiéndome a mi misma y a los demás, le coloco una mano en la frente.

— Estoy bien, solo un poco desfallecido — Lo comprendo, todo este tiempo ha tenido que estar luchando contra el yugo y eso agota.


— Miroku, éntralo — Yo me levanto y me aparto para dejar que Miroku coja a Inuyasha y lo meta en su habitación.

Cierro la puerta en cuando entran y me giro hacia una sorprendida Sango.

— ¿A que ha venido ese tierno gesto? — Le miro fijamente y sé que me ha entendido porque asiente y mira hacia otro lado.

Sin decir nada me voy, no necesito darles explicaciones.
No me esperaba que, después de más de 300 años sin hacer básicamente nada, venga un día con tantas cosas juntas. Desde que está aquí Inuyasha, todo son cosas nuevas.

Me pregunto también yo que es lo que me ha pasado para tocarle la frente. De repente, se había apoderado de mí una inmensa preocupación, luego alivio y, al verle abrir los ojos no he podido evitar tocarle.

Realmente, en ese momento la tonalidad de sus ojos, al salir de ese trance, eran como fuego líquido. Muy hermosos.
Seré sincera conmigo misma, por un momento, lo he visto tan…atractivo que no he podido evitarlo.

— Tal vez no haya escogido tan mal la perla — La saco y, ante mis ojos, la perla se vuelve rosa. De un rosa tan brillante que, después de tanta oscuridad, la luz me ciega por unos instantes.

Mejor dejo de pensar en esto, mañana será otro día. Me pongo mi camisón preferido –el negro- y me acuesto.
Pero de mi mente no desaparecen los ojos dorados.
Me pregunto que me estará pasando.

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Bueno, hasta el fin de semana que viene o más tarde no habrá conti, pues tengo los exámenes, pero esa semana pondré dos para conpensar.

Nos vemos.

 

Como he dicho, traigo el fic. Más pronto de lo que esperaba, pero esque estaba ya acabado y no quería tardar mucho, con todo lo que ya he tardado.
Me hubiera gustado que fuese más largo, pero no podía estropear el final del capítulo.

Capítulo 12


En mi cuarto, me pongo a pensar en los acontecimientos del día.
Primero, Naraku aparece de la nada y me descubre mi verdadero, sangriento y antes olvidado pasado. Es algo sorprendente, pero no sentí dolor, angustia si, pero no dolor. Mis sentimientos en ese momento se podrían clasificar como rabia, ira, desesperación…

De pronto, Naraku echa sobre Inuyasha la misma niebla negra que echó antaño sobre mí. ¿Corre Inuyasha la misma suerte – desgracia, mejor dicho- que yo?

Me recuesto contra la dura puerta de mi habitación y suspiro.
Saco la perla de nuevo y la miro.
Completamente negra, ha tragado demasiada fuerza oscura.
Definitivamente, Inuyasha no se convertirá, pero esto tendrá efectos en él y dudo que sean buenos. Tendré que averiguarlos.

Con ese pensamiento, me dirijo a mi cama y duermo hasta el día siguiente.

El día amanece nublado y gris. No es algo que levante los ánimos.

Decido ponerme mi vestido verde: Escote de pico, por el punto medio entre el pecho y la garganta; Mangas ajustadas hasta el codo y ampliándose hasta la muñeca; Falda amplia hasta el suelo.

Un vestido cómodo y sencillo. Más típico de campesinas de no ser por las mangas y el tejido.

Salgo de mi habitación y me dirijo hacia la de Inuyasha, quiero comprobar los efectos de la niebla.

Cuando llego, toco la puerta y espero.
No se escucha ningún ruido, nada que me indique que hay alguien dentro.
Vuelvo a tocar.
Esto ya es el colmo.
Entro sin más, si él se cree que me va a negar la entrada de alguna parte de mi castillo, la lleva clara.

De todas las cosas que me esperaba, ninguna coincide con lo que veo en la habitación.

Inuyasha está en una esquina de la habitación, con grandes colmillos que en este momento le están perforando la piel de su propio brazo.

El sonido sorprendido que emite mi boca lo advierte de mi presencia y levanta la vista.
Me asusto, me asusto de verdad. Y es algo sorprendente que yo me asuste.

Inuyasha tiene los ojos rojos, muy rojos y diabólicos, pero se ve en ellos algo del anterior Inuyasha. No son los mismos ojos de Naraku, pero se parecen bastante.

Veo como se levanta, goteando sangre de su boca y brazo y se dirige hacia mí. Me quedo paralizada, sin saber qué hacer.

Levanto la mano, pero nada sale de ella. ¿Qué demonios pasa aquí? Además, ¿Enserio quiero dañar a Inuyasha?

No sé si esto es permanente o para siempre, pero deseo que solo sea por un tiempo.

Abro la boca para intentar decirle algo, calmarlo, lo que sea pero nada sale de mi boca, no puedo articular ningún sonido.

Casi está a mi lado y yo sigo parada. Observo como sonríe de forma casi animal y resaltan sus afilados colmillos, que siguen goteando sangre, su sangre.

Al final, mi cuerpo reacciona y salgo corriendo, pero noto sus pasos detrás de mí. Me está siguiendo.

Corro con todas mis fuerzas pero siento que cada vez está más cerca, me gana terreno.

Echo mi mano hacia atrás y convoco al fuego.
Hace tiempo que no uso esta habilidad, me sorprende acordarme y más aún, seguir pudiendo hacerla.

Convocar el fuego consiste en llamar a la criatura representante de tu elemento, en mi caso, un fénix de fuego.

Me doy la vuelta y la hermosa y mítica criatura detiene a Inuyasha, que le gruñe.

El ave no atacará hasta que yo se lo ordene, pero tampoco se dejará atacar, por lo que más me vale correr lejos, sé que el pájaro me seguirá, siempre fiel a su convocador.

— ¿Qué es lo que pasa aquí? — Doy un brinco del susto y me giro hacia Miroku y Sango, que observan aterrados la escena.

— Inuyasha se transformó en eso, parece un vampiro, pero no sé exactamente lo que sea y cuanto tiempo dure — Los miro, pero estoy atenta a Inuyasha, que presenta un duelo de batallas con mi fénix.

— Seguramente esto lo provocó el humo de Naraku — Comenta Miroku, pensativo

— Kagome ¿Convocaste a tu elemento? — Sango mira fascinada al hermoso fénix.

— Sí, supongo que fue fruto de mi miedo — Me miran sorprendidos — Sí lo sé, es extraño. Sango, me llamaste Kagome.

— Lo siento — Dijo ella casi automáticamente, pues estaba concentrada en el ave.

De repente, Inuyasha nos toma a todos por sorpresa, rodea al fénix y corre hacia mí.

El impacto me tira al suelo, con Inuyasha encima –aunque no sé si realmente sigue siendo él-.

Lo último que siento son los colmillos de Inuyasha en mi cuello y mi enfurecido fénix atacando a Inuyasha. También oigo las voces de Miroku y Sango, pero no puedo entender lo que dicen.

Todo está oscuro.

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Subo la foto del fénix.

Por cierto, el fic va por la mitad. Puede que sea un poco más largo o puede que no, pero de momento va por la mitad. Puede tener de 20 a 25 caps, no más.

Espero que os haya gustado.

Nos vemos

 

No tengo palabras...Realmente no sé como lo hago para desaparecer así. Pero ya dije que la acabaría y aunque me tire 3 años la acabo xD.
Traigo otro cap...el 13...No és muy largo pero he hecho lo que he podido.

Ahora estoy con exámenes...muy muy ocupada por lo que no sabría decir cuando estará el cap aquí.
Seguiré escribiendo en mis ratitos libres y poco a poco acabaré la historia. Le queda la mitad, mas o menos.


Capítulo 13

Me despierto un poco mareada y con un ligero dolor en el cuello. Me llevo la mano hacia ese punto. Curioso, hay dos pequeñas incisiones húmedas. Extiendo la mano para mirármela. En un dedo, el que ha tocado las heridas, hay sangre.

Seguramente esto lo provocó Inuyasha, que, a causa de Naraku se ha convertido en vampiro –criatura inmortal- cuando se me tiró al cuello.
No sé que efectos pueda tener esto, pero ahora lo más importante es relajarlo.


Salgo de la cama y de mi habitación sin preocuparme por mi aspecto –aunque tampoco es algo que me importe mucho- y voy, más bien corriendo, a la habitación de Inuyasha, donde supongo estará.

Efectivamente, cuando llego Inuyasha está atado con cuerdas en la cama y protegido por un campo de Miroku, creado con aire, que es su elemento.
Sango se encuentra rebuscando en una bolsa que no se de donde ha sacado.
Y, por supuesto, Inuyasha no para de gruñir y mirarnos a todos con ojos coléricos y todavía del color de la sangre.


—¿Sabéis lo que significa esto? — Ellos interrumpen todo y me miran. No hacían falta las palabras. Sus ojos me lo decían todo.


Los tres lo sabíamos perfectamente, esto era cosa de Naraku, no había otra explicación y, sobre todo, él no era un vampiro antes pues yo me habría enterado. Era un simple humano que no tenía la culpa de nada.

— ¿Sabéis por lo menos como revertirlo? — Preguntó más por hablar que por otra cosa.

— Kagome, si se ha transformado es porque su sangre ya ha cambiado. Revertirlo significaría drenar la sangre contaminada, es decir, toda…— La frase se quedó en el aire y en la habitación se hizo un silencio sepulcral, roto únicamente por los gruñidos del recién convertido vampiro.

— Ya veo…Voy a tomar el aire…— Salgo, más bien huyo, de esa habitación. Me estaba faltando el aire. Me ahogaba.

En la soledad de la biblioteca me dedico a pasar la mano por los lomos de los millones de viejos libros que contiene. Todos tan viejos y sabios.

Me siento culpable. Y no es algo precisamente agradable, siento un nudo en el estómago que no me deja respirar.


He matado personas, pero nunca he condenado a alguien al tipo de vida que llevo…y menos a la de un vampiro.


Los vampiros en sus primeros días son criaturas irracionales y peligrosas, la sangre les nubla la vista y su sed los domina. A diferencia, de su caso, que en lo que se dice a comportamientos continuó igual, aunque todo hubiese cambiado.

Pero una cosa tenía clara, costase lo que costase iba a devolver a Inuyasha a lo que era, un humano normal. Podría simplemente borrarle la memoria para que no se traumatizase con sus seguros asesinatos.

— Naraku, esta me la vas a pagar —

— Estoy deseando verlo…—

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Bueno, si habeís llegado aquí es que lo habeís leido, que ya és, dadas mis desapariciones prolongadas e inexplicables...

Es menos la mitad de lo que suelo poner pero és un aperitivo hasta el siguiente. Realmente, no dice mucho este cap, pero esque...lo bueno se hace de esperar...digamos que era de relleno...quería poner cap sí o sí. Prometo mejorarlo en el siguiente.

 

Hola, chicas, aquí estoy de nuevo.

Este capi es más largo que el anterior, tiene la medida que suelo poner en todos. Espero que os guste.


Capítulo 14

-¿Qué haces aquí, Sango? – Digo, sorprendida de encontrarme a Sango con una cara acorde a sus verdaderos años pero no a su espíritu. Los ojos de Sango siempre desprendían algún vestigio de luz de antaño, cuando no éramos monstruos.

- Seguirte y escuchar lo que has dicho- Dijo muy seria, como si la que mandase aquí fuese ella y me hubiese pillado diciendo algo que no me tocaba. La miro enfadada.

-Y yo te pregunto… ¿Qué haces siguiéndome?- Ella abre la boca y la cierra, sorprendida sin saber que decir. Típico.


-Venia a decirte que Inuyasha ha caído enfermo de fiebres…está muy grave. – Dice mirandome con prevención, sin saber cual va a ser mi reacción.

Me quedo clavada en el suelo, mirándola fijamente. Niego con la cabeza, pero ella asiente tristemente, confirmando la tragedia. ¿Cómo ha podido pasar esto? Se supone que los vampiros no enferman…A menos que…no sea un vampiro completo; Puede que Naraku no haya podido transferirle a su sangre todas las toxinas de vampiro y por eso ha enfermado, por su parte humana.

Sango me mira preocupada, seguramente por mi cara pálida –más que lo normal, claro-.

-¿Dónde está, Sango? – Le pregunto, despertando de repente y asustándola.

-En su habitación, lo está atendiendo Miroku- Lo último lo gritó pues yo ya había salido corriendo.

Corrí por los pasillos que, de repente, me parecieron larguísimos hasta llegar hasta la habitación destinada a Inuyasha.
Entré sin llamar y abriendo de golpe.

-¿Qué ha pasado, Miroku? – Pregunto nada más entrar y ver a Miroku sentado en el suelo y mirando la cama donde, con un paño húmedo en la frente, estaba Inuyasha tumbado y seguramente dormido.

- ¿No te lo ha dicho Sango?... De repente, empezó a marearse y lo tocamos y estaba ardiendo. Seguramente, su cuerpo no soporta el cambio


- Pero…Se supone que los vampiros no pueden enfermarse…es muy extraño ­­– Por como me mira me doy cuenta de que recién se ha fijado en ese detalle.


- Tienes razón, Kagome, ¿tienes alguna opinión-

- Sí, pienso que es probable que la transfusión no se haya completado, por eso todavía conserva una mitad humana, que es la que ha hecho que pudiese enfermar.- Miroku escucha atentamente y luego asiente, dándome la razón.

- Creo que tienes razón, puede que el cuerpo no soporte el cambio de toxinas, pero su mismo poder le impide caer… al menos que no sea un vampiro completo, que posiblemente sea lo que pasa…-

-¿Pero porque Naraku lo dejaría a mitad? Ambos sabemos que Naraku no falla en estas cosas, por experiencia propia- Se nos ensombrece la mirada al recordarlo.


- Tienes razón, seguro que Naraku está tramando algo contra nosotros y Inuyasha solo es un instrumento para conseguirlo- Sonaba cruel pero era la verdad.

- ¿Qué podemos hacer?- Pregunto mirando al convaleciente, postrado en la cama.

- De momento nada, solo cuidar de él- Se levanta y se dirige a mí.
- Y sobretodo, descansar.

La mirada sondeante que me dirige me sorprende y me asusta a la vez… Esto es grave, muy grave.


-Buenas noches, Miroku-

-Buenas noches, Kagome-

Salgo de la habitación y me encuentro a Sango pegada a la pared, símbolo de que había estado escuchando. La miro enrabiada.

-¿Qué haces, Sango? Últimamente no haces más que espiar conversaciones ajenas- Ella me mira asustada.

- Lo siento, Kagome, no me atrevía a entrar…- Ahora la miro confundida y ella lo nota. – Tenía miedo de que despertase y pasase lo mismo.

Me muestra el cuello y veo un arañazo, profundo, marcado y sangrante.

-Te ha atacado…-

-Si…-

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Espero que os haya gustado.

Bienvenidas katitaw,lovemile y Ushio-chan. Gracias por leer mi fic y postear, me suben los ánimos.

Ushio-chan: ¿Acoplarte? Para nada :P. Agradezco sinceramente que hayas comentado y me alegra que te haya llamado tanto la atención mi fic, eso es una buena señal. Tranquila, la hora de Naraku llegará :P.
Nos vemos en el prox cap, ya te aviso.

Xao.