Drabble de Pokémon - (D) El as de un corazón: La habilidad del amor

El as de un corazón: La habilidad del amor.

Pequeña, bañada de pétalos de rosa, grácil cual mariposa; con su inusual figura de corazón, así era ella.

Nadando tristemente por la costa situada en algún pequeño pueblo que desconocía, sentimientos heridos por la estupidez humana; abandonada, así era ella.

La intuición invadió sus sentidos, olvidó aquellas sensaciones amargas, alguien la necesitaba.

Curiosa asomó aquellos luceros apagados; miraba aquel pasto húmedo cortado con delicadeza, pequeñas casas con estructuras similares, cielo azul con nubles blancas. Esforzó la vista para observar un edificio enorme en una pequeña colina, donde sus ojos miraban distraídos las hélices blancas de una torre del mismo color; mareada, así estaba ella.

Analizó nuevamente el pueblo. Todo parecía estar en orden, nadie necesitaba de su ayuda; inútil, así se sentía ella.

Segundos antes de regresar a las profundidades del mar, algo llamó su atención. Una joven de cabellos cortos color lila, ojos y pantalones a juego, blusa blanca con botones dorados y el borde con fibras del mismo color, mangas largas de un lila con un tono más suave y una caja entre sus manos nevadas. La pokemon analizó el nerviosismo de la chica, sus pasos torpes que marcaban las suelas de las zapatillas en el pasto se dirigían hacía un chico que ella había notado antes, pero no le tomó importancia; sin embargo, fijó sus globos oculares, era un muchacho de cabellos negros, ojos marrones, estatura media, moreno de complexión delgada y unas marcas de z en sus mejillas. El joven descansaba bajo la sombra de un enorme árbol, vestía con una simple playera negra, pantalones azules holgados y zapatos negros.

La joven llegó donde el pelinegro. La pokemon observaba emocionada lo que sucedía, La chica movió los labios y el azabache se levantó dirigiendo un saludo con la mano. Ambos jóvenes platicaban alegremente, aunque la peli lila mantenía en su espalda las dos manos, ocultando al moreno la caja que sostenía.

La pareja dejó estática la boca, lo que la pokemon interpretó como un tema incómodo. Se alegró al notar que la chica torpemente jugaba con la caja que tenía y el joven la miraba con cariño e impaciencia. La pequeña chilló alegremente cuando la joven extendió las manos al frente ofreciendo al pelinegro el obsequio.

Notando el brillo de los ojos marrones, las mejillas coloradas en la piel pureza y la cercanía de ambos; utilizó su velocidad y pronto, se encontraba flotando en círculos alrededor de la pareja. Ignorando la mirada de sorpresa de los jóvenes, se colocó detrás de la ojilila y la empujo con rudeza, los labios de la chica cayeron accidentalmente en los del azabache.

Cumplida su labor, la pokemon hizo gala de su velocidad y se lanzó al agua, aceptando con orgullo los silenciosos agradecimientos de la doncella. Sabiendo que dentro de poco, el chico que lloraba por los chocolates dañados, también le agradecería.

Uniendo almas que encajaban, así era ella.

Nadando por los mares, sanando corazones; así, era ella.