Harry Potter Días de abecedario en HP

T.- de Tablero​

A veces Ron siente que toda su vida ha sido un buen juego de ajedrez repleto de estrategias con buenas y malas jugadas, siendo el tablero su vida y ellos las piezas.

Otras veces Ron también se pregunta qué hijo de puta está manejando todo esto que pone a Harry como el rey y comienza a alejarlos a todos de él.

Y existen ocasiones como hoy, que cuando ve a Harry en la puerta de su casa —todo cambiado y con sus ojos brillando por las lágrimas mientras Hermione le jala de la túnica para ingrese— decide que no importa quién sea ese hijo de puta, Ron lo golpeara brutalmente por hacer sufrir a su mejor amigo hasta este punto.

 

U.- de Unidos​

Cuando Hugo pasa a quinto Rose ya está preparando sus cosas para irse de Hogwarts y comenzar su vida adulta al lado de Scorpius quien, a su vez, con Harrison Thomas –hijo mayor de Ginny Thomas (de soltera Weasley) y Dean Thomas— se está alistando para los exámenes de admisión a la escuela de Medimagia.

—Esto es un poco triste —admite Hugo.

—No te quedarás solo, hermanito —ríe Rose haciéndole obvio la cantidad de familia y amigos que su hermano tenía.

—No es lo mismo, ya no me podrás ayudar con mis deberes —suelta burlón.

—Oh, sí. Tus deberes —rueda ella los ojos.

Hugo ríe. Rose lo abraza.

Permanecen así durante un largo rato.

El chico sabe que no importa lo que pase ya que su hermana y él siempre seguirán igual de unidos cuan niños… porque: La familia, Hugo, no siempre tiene que ser de sangre pero es grandioso cuando puedes decir que esa persona sí que la comparte y sigue apoyándote como nadie, le había dicho su tío Harry, ustedes son la generación de la cual espero sentirme orgulloso y saber que nada de lo que sacrifiqué fue en vano.

—¡Porque Weasleys unidos… —empezó él.

—… Jamás serán vencidos! —terminó ella riendo.

Sí, piensa Hugo, él ayudaría a evitar que aquellas muertes hubiesen sido en vano. Un paso a la vez, se dice, un paso a la vez…

 

V.- de Vino​

Draco comienza a leer la carta que Scorpius le había mandado aquél día en la mañana, sonríe un poco antes de comprobar lo que él ya sabía.

Su hijo había sido aceptado en San Mungo como un Sanador en práctica después de cuatro años estudiando en la escuela de Medimagia.

—Ha crecido muy bien.

Malfoy no se sorprende cuando ve a Potter en la habitación así que sólo se limita a asentir.

—Es un Malfoy —sonríe sarcásticamente como si aquello explicara todo.

—Recordando viejos tiempos, ¿eh? —le sonríe Harry.

Draco lo invita a sentarse con una seña mientras toma su copa y le da una a Potter.

Ninguno dice nada pero ambos sienten la obviedad del adiós.

—Hace años brindé por el inicio de tu nuevo trabajo* —le confiesa el rubio, Harry asiente en reconocimiento mientras lo ve llenar las copas—. Hoy vuelvo a brindar con la botella de vino de aquella ocasión sólo para decirte, Harry, que no me arrepiento de haberte tenido como rival.

Potter ríe.

—Fuiste el mejor rival, Draco —suspira La Muerte.

Brindando ambos toman un trago antes de asentir.

Draco cierra los ojos unos momentos y no necesita abrirlos para darse cuenta de que Potter se había ido… sus acciones eran un poco predecibles para el rubio, no por nada había convivido con él por casi treinta y siete años.
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N/A: * Referencia al final de la viñeta de la letra F.

 

W.- de Weasley​

Habiendo pasado ya cuarenta años desde que había terminado la guerra las cosas seguían cambiando, para bien y para mal.

Hugo, hoy de veinticinco años, había llegado a su casa para presentar formalmente a su prometida; soportando los ruidosos comentarios de Rose y sus primos, especialmente de Teddy.

Ron sonríe, cansado, mientras comienza a relatar cómo fue que él se dio cuenta de cuánto amaba a Hermione y los demás escuchaban con muda comprensión para con el viudo pelirrojo.

Teddy, por el contrario, se acerca su padrino —quien permanecía en silencio en una esquina de la habitación con la túnica cubriéndole el rostro—, toma sus huesudas manos y le habla. Ginny no sabe qué le dice pero Harry asiente simplemente antes de abrazar a Teddy como si su eterna existencia dependiese de eso.

Teddy llora durante un largo rato y los demás lo dejan tranquilo durante ese lapso.

Ginny sólo puede pensar en el momento en el cual Harry habría formado parte de los Weasley si no se hubiese convertido en La Muerte y siente, porque de alguna forma es la que más lo entiende, que si Harry pudiese tener aún la capacidad de llorar lo hubiese hecho desde que Hermione murió en una emboscada hacía ya unos seis años atrás.

Pero ese era problema, pues todos de alguna forma lo sabían…

Harry James Potter Evans cada día desaparecía un poquito más para volverse La Muerte.

Su amigo, su camarada, su amor, su familiar, su confidente… su Harry de poco en poco ya no lo era más.

 

X.- de Xaphoon​

Harry camina sin rumbo fijo.

Sin aminorar la marcha camina sabiendo que mientras él va en dirección contraria a los demás alguien muere a sus espaldas.

Harry camina sin rumbo fijo.

Porque al caminar sabe que los años pasan, las estaciones se presenta y los seres vivos deben cumplir su ciclo en esta vida.

Harry camina sin rumbo fijo.

Camina con la túnica gastada por el jaloneo, con el cuerpo hecho enteramente huesos y la cara cubierta para evitar asustar a quien en su camino se cruce al darse cuenta que lo único humano que aún conserva son sus ojos.

Harry camina sin rumbo fijo.

Por un sendero polvoriento que sus pies se aventuran a seguir él sigue caminando sin mostrar gran afecto por todo lo que deja en su paso.

Harry camina sin rumbo fijo.

Recordando cómo era la sensación de caminar acompañado, rememorando las personas con las que creció y junto a él emprendieron la marcha por la supervivencia de una generación que muchos creían desastrosa. Camina sabiendo que ya nadie podrá acompañarlo como antaño… porque los que alguna vez lo hicieron comenzaron a morir.

Harry camina sabiendo ya a qué lugar debe ir.

Porque por más que intente retrasarlo sabe que será peor. Así que sólo niega y se adentra entre las calles antes de desaparecer y emerger en otro lugar donde niños juegan, donde madres tratan de ignorar su presencia debido a que él se los pidió y donde se encuentra la razón de su indecisión.

La Muerte entra en la casa y ve a un Hugo viejo, cansado y triste tocar una canción en el Xaphoon que había comprado cuando terminó Hogwarts y que había mantenido guardado. Una canción lenta que denota la nostalgia de quien la toca.

Lo ve con los ojos cerrados y las lágrimas en sus mejillas mover su mano derecha de poco en poco por el largo de la flauta mientras una Rose que tiene pequeñas evidencias de canas en su apagado cabello rojo solloza en los brazos de Scorpius.

Harry camina hacia la puerta abierta al final del pasillo sabiendo que en aquella cama yace un delirante Ronald Weasley esperando a su amigo para decirle adiós a la vida..

Harry camina sabiendo que es su trabajo.

Harry camina sabiendo que debe hacerlo aunque no quiera.

Harry camina sabiendo muchas cosas, cosas que en realidad no quiere saber.

La Muerte nunca detiene su andar…

 

Y.- de Yema​

Nadie en la casa desea entrar a aquella habitación. Saben qué es lo que sucede pero prefieren imaginar que ver lo que realmente acontece en aquellas cuatro paredes; los niños simplemente miran a sus padres tristes sin saber qué hacer. Hugo les sonríe a los mayores, comprendiendo su dilema, y les insiste en distraer a los más pequeños.

A su lado su esposa le toma le mano en señal de apoyo antes de retirarse para darle de comer al bebé de la familia.

Casi todos están ahí. Todos aquellas terceras, cuartas y quintas generaciones se encuentran reunidos en aquella casa para despedir a Ron… para despedir a Harry; para decirle adiós a quien, por años, se les consideró como El Salvador y el Rojo Luchador.

Hugo opta, finalmente, por ingresar al cuarto justo en el momento en el cual Harry había terminado de hablar con el Ron delirante antes de trazar, con las yemas de sus dedos, las runas en su frente para liberar su alma.

La habitación se llena de magia.

La casa se llena de magia.

El corazón de Hugo se llena de tanta magia que comienza a llorar.

Llorar porque era hora de decir adiós.

Así que saliendo de aquella habitación, Hugo toma a su hijo más pequeño de los brazos de su madre para abrazarlo y decirle, pese a que no lo entendiera un “Todo va a estar bien”, ya que él creé que Harry siempre quiso escuchar esas palabras desde que murió y se convirtió en lo que ahora era.

Hugo llora porque comprende que de nada sirve concebir aquello en ese momento tan tardío.

Todos los adultos en la casa lloran mientras los niños se miran confundidos sin llegar a entender del todo la razón por la cual desean que La Muerte nunca se vaya de ahí.

—Los adultos son raros —dice finalmente uno de los niños.

—¿Por qué? —interroga una niña.

—¿Quién quiere a la muerte cerca? —obvia el chico.

—Es porque La Muerte siempre estuvo con ellos —explica uno de los mayores.

—No quieren que se vaya porque saben que no volverá —añade otro.

Los niños sólo asienten sin entender en realidad. Los mayores sólo suspiran.

Scorpius no llora sino que simplemente ve mientras rememora las palabras de su padre y opina que sí: Nadie entendía realmente que La Muerte había sacrificado demasiado.

Mucho más de lo que cualquier iluso pudiese fanfarronear.

 

Z.- de Zumbido​

El zumbido de la habitación se detiene. La magia deja arremolinarse y tú sólo te limitas a suspirar antes de girar en dirección a la puerta.

Sientes el alma de Ron desaparecer y junto a él el último recuerdo de tu infancia.

—¿Ya es hora de irte? —te pregunta Hugo mientras sostiene a su séptimo hijo en brazos, sus ojos están rojos y las lágrimas aún son visibles. Miras alrededor sólo para ver caras similares.

Los niños juegan afuera.

Tú sonríes, sin ganas pero con calidez —quieres pensar que él entiende lo que quieres hacer ya que aún no entiendes muy bien la cuestión de ser sólo huesos—. Piensas en qué decirle.

Había más almas que estaban esperándote, Harry. Ya no eras un chico… y dudabas seriamente en poder llamarte señor, eras La Muerte y tenías trabajo por hacer.

Ya no podías estar más en el mundo terrenal. Ya nada real te ataba aquí y eso el hijo de tu amigo lo pudo interpretar al mirarte.

—La Muerte nunca descansa —sueltas finalmente a modo de despedida antes de desaparecer.

Harry Potter aquella tarde de zumbidos y lluvia se volvió el señor de las misteriosas reliquias por completo y dijo adiós a la poca humanidad que aún conservaba.

Ya que así es como debía de ser.