Cupido también se enamora [NejiTen] [NH, SS, SI,ST,GM,KS]

Hola a todoos <3 Miles de gracias a todos los atentos usuarios que me dejan su hermoso comentario ¡muchas gracias! De verdad lo aprecio como no tienen idea, son mi inspiración y fuerza para continuar este pequeño long-fic que ya está llegando a su final, sí, éste es el penúltimo capítulo y el más importante, creo yo, ya que aquí se revela de forma 'muy' indirecta un secreto muy importante, ¡haber quién lo capta! ;)

¡Ah así! y debido a mi falta de tiempo y de organización, este capítulo no será de sólo una pareja, sino de dos, espero que les guste.

Nota. Como saben, el fic tiene una imagen principal, el link está en el primer capi, pues bien, también tiene una canción, síp, es de RyanDan 'Tears of an angel' (lágrimas de un ángel) Ésta hermosa canción describe a la perfección cada parte del fic, en el final todo se aclarará. Está en inglés, pero aquí les dejo la letra en español, pido que la lean por favor, las partes resaltadas en negritas son las más acorde al fanfic, de ante mano gracias.

Ah, y aquí está el link de la canción, por si quieren oírla, es linda.

Contenido oculto

Cubre mis ojos
Cubre mis oídos
Dime que estas palabras son mentira
No pueden ser verdad
Que te esté perdiendo
El sol no puede caer del cielo

¿Puedes oír al Cielo llorar?
Las lágrimas de un ángel
Lágrimas de un ángel
Lágrimas de un ángel
Lágrimas de un ángel

Detén cada reloj
Las estrellas están paralizadas
El río podrá correr hacia el mar
No te dejaré volar
No diré adiós
No te dejaré escapar de mí

¿Puedes oír al Cielo llorar?
Las lágrimas de un ángel
Lágrimas de un ángel
Lágrimas de un ángel
Lágrimas de un ángel

Resiste
Se fuerte
Cada día la esperanza crecerá
Estoy aquí, no te asustes
Pequeño, no te vayas
No te vayas
No te vayas

Cubre mis ojos
Cubre mis oídos
Dime que estas palabras son mentira

Capítulo 4. El final se acerca; el complejo corazón de los hermanos Sabaku No.

Un par de castañas caminaban casualmente por una plaza. Ambas parecían no estar de muy buen humor que digamos, sus rostros se veían afligidos y sin color. Se sentaron en una heladería y pidieron dos enormes copas de helado, las cuales comenzaron a devorar con desesperación.

—Son, unos... idiotas —gesticuló entre comida la chica de cabello más largo.

—¡Lo sé Sari! —exclamó la segunda para después atascarse con una enorme bocanada de nieve—. Tenían que ser hermanos.

Ambas jovencitas comían sin control por la depresión que sentían, y quizás era lo mejor, pues al menos no se cortaban las venas como otras chicas.

—Matsuri —habló la otra con un deje de tristeza mientras dejaba por un lado su copa vacía—. ¿Crees que odia?

—¿¡Él a ti!? —preguntó con sarcasmo—. ¡Por favor Sari date cuenta! Kankuro por lo menos te sonríe y te devuelve los saludos, pero en cambio yo... Gaara es un tonto.

Agachó su mirada, se sentía la más desdichada del mundo, pues el menor de los Sabaku No le causó una terrible herida.

*****
—¿Por qué has estado actuando tan extraño estos días conmigo?

El joven pelirrojo la miraba con seriedad, sus orbes eran fijos y no demostraban nada en absoluto, eran como un escudo protector para que nadie pudiese ver lo que había detrás.

—Contéstame —insistió Matsuri.

—Eres molesta —gesticuló suavemente—. Siempre estás preguntándome y haciendo cosas por mí cuando nunca te lo he pedido. Quiero que me dejes en paz.

La mirada punzante del Sabaku No atravesó el pecho de la castaña como si fuera flechas venenosas, incluso peor, pues el dolor y la tristeza que sentía eran incomparables.

—Tonto —susurró con una débil lágrima antes de echarse a correr.
*****

Matsuri se comió tres copas extra grandes de helado, trataba inútilmente de distraerse; el chico que admiró y amó en secreto durante muchos años parecía no importarle nada que tuviera que ver con ella, siempre la trataba de un modo tan indiferente pese a que era la única que siempre le prestaba toda su atención y hacía cualquier cosa por él.

—Tranquila amiga, te entiendo, créeme yo no estoy en mejor posición que tú.

Sari soltó un gran suspiro y empezó a menear lentamente la cucharita dentro de la copa vacía de helado.

*****
El Sabaku No citó a una joven castaña detrás del edificio escolar después de clases, ella estaba sumamente feliz, pues aunque no lo demostraba, estaba profundamente enamorada de él; le parecía un chico muy carismático, dulce y con un buen sentido del humor, realmente ella era de las pocas chicas que se habían fijado en él.

—H-hola Kankuro —saludó torpemente al llegar al lugar indicado.

—¡Sari! —sonrió—. Qué bueno que viniste, necesito tu ayuda.

—Pues aquí estoy, pídeme lo que quieras.

Ambos castaños se sentaron en el pasto. Era un día bastante bonito, el sol hacía su labor de mantenerlos calientes y frescos vientos se mezclaban para apaciguar el exceso de calor.

—Quiero pedirte un consejo —empezó a hablar y un muy leve carmesí se pintó en sus mejillas—. Tú eres mi única amiga así que...

—Dime —se adelantó con una linda y pequeña sonrisa.

El mozo la miró por unos segundos y rápidamente desvió la mirada.

—Lo que sucede es que... Hay alguien que me gusta y no sé cómo acercarme a ella.

Fue en ese momento que su corazón se volvió un débil cristal y se rompió en miles de pedacitos al escuchar eso: “hay alguien que me gusta”.

—¿A- así?... ¿Y q-quién es ella? —su voz se empezó a quebrar, trataba de disimularlo pero el llanto le empezaba a ganar.

—No sé si decírtelo, es que no estoy muy seguro.

Se mordió el labio inferior; un viento sopló y fue muy oportuno, pues se llevó la débil lágrima que se le escapó. Ella se puso de pie y dándole la espalda dijo:

—Si realmente la quieres e-entonces acércate a ella, estoy segura que... —hizo una pausa, sus ojos estaban a punto de desbordarse—, que ella estará encantada.

—¿Enserio crees eso? —preguntó incrédulamente—. ¿Por qué?

Cada palabra, cada pregunta era una espina más en su corazón, realmente era de admirar su fuerza de voluntad por no echarse a llorar, pues ella realmente amaba a Sabaku No Kankuro; él la rescató un día de su bicicleta, sus frenos no respondían y por mala suerte iba bajando por una calle muy empinada, y de no haber sido por Kankuro, quien logró detenerla, se hubiera ido contra una avenida que tenía mucho tráfico, sin duda alguna la hubiesen atropellado.

—¿Por qué?... Porque eres una persona increíble, porque estás lleno de v-valores, porque siempre eres gentil y porque... ¡porque eres un idiota!

No pudo contenerse más; salió corriendo de allí.
*****

Estaban al borde de tanto helado, así que pagaron la cuenta y con pesadez comenzaron a vagar por la plaza. Ambas compartían una cosa muy importante: el dolor causado por un Sabaku No, era una sensación escalofriante, pero al menos se tenían ellas mismas, podían compartir su desdicha y descargare juntas.

—¡Gaara es un idiota! —gritó de súbito al perder el control.

—Sí, pero no más que tú —gesticuló una tercera voz.

Matsuri reconoció esa voz sin problema alguno. Se petrificó al instante, podía sentir su mirada en su espalda; eran esos ojos depredadores la que la miraban. Ambas castañas de dieron la media vuelta y encararon a las personas presentes.

—Sari, ¿me acompañarían unos momentos? —preguntó el Sabaku no de cabello marrón.

—S-sí —aceptó por lo bajo.

Ambos castaños se marcharon, dejando una escena bastante incómoda. Matsuri no quería mirarlo a los ojos, sabía que si lo hacía perdería la fuerza y mostraría su debilidad, pero ¿cómo no hacerlo? Después de todo su corazón era el que estaba dolido.

—¿A qué has venido? —le preguntó sin despegar la vista del suelo—. Dijiste que era una molestia y que te dejara en paz.

La muchacha se exaltó tremendamente cuando el pelirrojo la tomó bruscamente de la muñeca y comenzó a caminar.

—¿Q-qué haces Gaara? ¡Suéltame!

Él ignoró su pedido, simplemente la llevó a jaloneos hasta la entrada de los baños, que por lo general, casi no había gente.

—¡Basta Gaara! —gritó al tiempo de zafarse—. ¿¡Qué te propones con todo esto!?

Estaba enojada, encolerizada, ¡ya la había lastimado lo suficiente! ¿Qué no le había bastado? Sinceramente no entendía nada, el comportamiento del mozo no era usual.

—Es verdad, dije que eres una molestia —habló directamente—. Y lo sostengo.

La muchacha se tensó, su boca se enarcó ligeramente hacia abajo y sus ojos se volvieron vidriosos.

—No necesito que me lo recuerdes.

—Sin embargo —continuó sin prestar atención a lo que acababa de decir—. Siempre estás ayudándome y mi pregunta es ¿por qué? Eres la única que no corre de mí, siempre me tratas con gentileza y eso es lo que me empieza a molestar.

Ahora sí que estaba totalmente perdida, por primera vez no entendió nada de lo que Gaara dijo, y eso era algo muy raro ya que él siempre decía las cosas como son y sin rodeos.

El Sabaku No se puso rígido, parecía querer decir algo, más no encontraba las palabras indicadas.

—Me molesta que siempre me ayudes, me molesta que mires de esa manera, me molesta tu irritante sonrisa.

Matsuri apretó los ojos y se encogía de hombros más y más con cada palabra que el joven pronunciaba.

—Me molesta tu voz, me molesta que me hagas sentir bien sin yo saber porqué y por sobre todo...

La voz gélida del pelirrojo seguía tan dura como de costumbre, más esta vez las palabras tenían algo diferente y captó de inmediato a atención de la castaña.

—Me molesta que por tu culpa tengo extraños sentimientos que no puedo comprender.

—¿Eh?

Los ojos de la joven se abrieron de par en par, su ritmo cardiaco empezó a aumentar y un leve escarlata apareció en sus pómulos.

—¿Q-qué quieres decir?

El tiempo se paró para ambos, por un momento todos desaparecieron, al menos para ellos. Se miraban, a simple vista el rostro de Gaara era el mismo de siempre, sereno y serio, más Matsuri pudo distinguir algo más... Eran sus ojos, sí, la barrera que los cubría ya no estaba, era capaz de mirar tras esas ventanas de hierro llenas de misterio.

—Que me molesta todo de ti —pronunció severamente—. Pero no quiero que te alejes.

Respiró profundamente y contuvo el aire dentro de ella para no soltar lágrimas, simplemente no sabía qué hacer ni qué decir, no sabía si sentirse feliz o triste; esas palabras la mataban y al mismo tiempo le regresaban la vida, era una guerra entre pros y contras.

—Gaara —salió de sus labios.

Sus piernas empezaron a moverse por instinto. Temblorosamente se acercó hacia él; Gaara no movía ni un solo músculo y no parecía querer detener a la chica. Quedó a veinte centímetros de él, lo miró fijamente y esta vez permitió que una fina gota cristalina naciera de sus lastimados ojos.

Estiró los brazos, y en un paso más atrapó al Sabaku No en un fuerte pero dulce abrazo. No opuso resistencia, aunque él no la abrazó, simplemente se dejó querer mientras debatía con la tremenda punzada que atacó a su corazón.

—Gracias...

Ellos dos veían la hermosa escena, escondidos y con una gran satisfacción. Tenten incluso parecía querer llorar de la felicidad, pues ver que el sueño de su amiga se cumplía después de tantas adversidades era simplemente maravilloso.

—Ahora vayamos a ver cómo les está yendo a Kankuro-san y a Sari.

—Te aseguro que bien —respondió cortante—. Después de todo recibieron mi flecha bendecida.

—Claro tú tienes tu crédito, pero no sólo se trata de tus fechas, la mayor parte depende de ellos mismos.

Neji desvió la mirada con una mueca de realmente no importarle, aunque la verdad era distinta, pues algo dentro del joven cambió después de aquél incidente.

*****
—¡P-perdón Neji! —exclamó al tiempo de separarse de súbito del Hyuuga.

El rostro de Tenten ardía por el intenso sonrojo que demostraba, ¿qué acababa de hacer? No lo sabía, pero el Cupido no decía nada, se mantenía petrificado con una expresión de total estupefacción.

—Fue un impulso, es que yo... No podía seguir escuchando todas esas estupideces q-que estabas diciendo.

—Está bien —interrumpió—. Vámonos, aún quedan muchas cosas por hacer, no me daré por vencido.

Una sonrisa de medio lado le demostró que había recuperado sus fuerzas y la confianza. Tenten sonrió ampliamente con la esperanza de poder lograr su cometido.
*****

Estaban afuera de la plaza sentados en los bordes de la fuente más grande del lugar. Sentían en sus rostros la suave brisa del agua, era refrescante y acompañaba a la perfección el momento. Nadie decía nada, la chica mantenía la vista pegada al cielo y el Sabaku No jugaba un poco con sus manos sin saber cómo empezar la plática.

—Perdón por lo del otro día —susurró suavemente la castaña.

Kankuro la miró sin entender nada, o más bien, no estaba totalmente seguro a lo que se refería.

—No debí salir corriendo ni mucho menos insultarte... lo siento.

Su voz empezó a quebrarse, quería aguantarse, quería arreglar las cosas con el muchacho y por lo menos seguir siendo su amiga; pero era imposible, no tenía tanta fuerza de voluntad.

—P-pero es que... No puedo ayudarte, lo siento pero eso m-me —tomó aire, ya no podía regresar, tenía que decirle la verdad por mucho que le costara—. Me mataría, no puedo ayudarte con otra chica porque estoy perdidamente enamorada de ti.

El Sabaku No puso los ojos en blanco. Un tenso silencio se formó entre ellos y Sari al no poder soportarlo más se paró de súbito e hizo el ademán de echarse a correr.

—Suéltame Kankuro —habló triste y débilmente.

El joven reaccionó y la alcanzó a atrapar por la muñeca. Su corazón palpitaba fuertemente y unas terribles mariposas aparecieron en su estómago.

—No vayas corriendo como la otra vez.

Lentamente liberó su mano, pero ella no se giró, simplemente permaneció parada dándole la espalda, no soportaría verlo a los ojos.

—Nunca pensé que tuvieras sentimientos así hacia mí.

—Sí, yo soy la tonta —contestó seriamente.

—Pero ahora que lo sé no puedes irte así como así porque...

La castaña sintió una ira profunda, quería pegarle una tremenda cachetada pues ¿¡qué estaba esperando de ella?!? Él tenía a alguien más, por supuesto que no se quedaría a ver cómo otra estaba con el hombre que amaba, no... Eso era demasiado cruel.

—¡Imbécil!

No lo soportó más, se dio la media vuelta y le lanzó una bofetada.

—¿Eh?

Kankuro sujetó su brazo e impidió el golpe, la miró fija y seriamente y con mucha tranquilidad le dijo:

—Deja de pensar demasiado y mejor escucha estos sentimientos.

No le dio tiempo de decir ni hacer nada, pues de súbito la jaló hacia él y le plantó un beso. Su cuerpo se tensó por un par de segundos, más poco a poco se relajó y su vidriosa mirada empezó a cerrarse, dejando escapar aquél líquido salado que recorrió su mejilla y cayó en la del muchacho. Era un sentimiento lacerante, pero feliz.

La saliva de ambos se mezcló, saborearon su sabor y la pasión nació entre ellos. El ritmo de los besos aumentó y las carisias no se hicieron esperar; no les importaba el estar a la merced de todas las miradas, ya no les importaba en el lugar que estaban, simplemente se devoraban la boca poseídos por la flama del delirio.

—¡Ah! —gritaron ambos al caer en el agua.

Tan perdidos estaban en su momento que en un movimiento brusco ambos cayeron a la fuente. Sari quedó debajo, miraba al castaño con dulzura y sus mejillas mostraban un pequeño carmesí. Ambos se soltaron a reír, Kankuro acarició suavemente todo su rostro, recorrió con delicadeza cada parte y tocó con deseo los labios.

—Tú eres la persona de la cual te hablé... Tonta.

No podía despegar la vista de aquellos dos, le causaba un estremecimiento enorme y algo dentro de su memoria quería despertar, algo de ellos le parecía familiar, más bien... Todas las parejas que veía le causaban ese sentimiento, todas tenían algo en común, algo que yacía dentro de Hyuuga Neji y no podía recordar.

—¿No estás feliz? —preguntó con una gran sonrisa sacándolo de su transe.

—Eh, sí —contestó sin más.

—Al menos podrías demostrarlo más.

—Hmph.

Ya era tarde, el sol empezaba a descender y un hermoso atardecer acompañaba el momento. El viento hizo que el ambiente se refrescara, Neji y Tenten regresaron al pequeño apartamento de la chica; el joven se dirigió a la terraza, se recargó en el barandal y con la vista perdida en el horizonte pensaba en muchas cosas, se sentía afligido pero sin saber porqué, pues de alguna manera sentía que esta vez las cosas eran diferentes, que estaba haciendo correctamente su trabajo y que sin duda, lograría su libertad; pero entonces... ¿por qué se sentía así?

Tenten salió junto con él al balcón, sin decir nada se posicionó a su lado y soltó un gran suspiro.

—Mañana es el último día ¿verdad?

El Hyuuga quitó la mirada del cielo y la posicionó en sus manos.

—Sí, mañana será catorce de Febrero, todo terminará.

Tres días habían pasado desde aquél espontáneo beso, ninguno tocó el tema e hicieron como si nada pasó, pero no era así, un cambio muy importante ocurrió, aquél que ocasionó que en ambos reviviera algo que estaba escondido desde tiempo atrás, algo que los mantenía unidos en secreto y que nunca nadie supo.

—Te irás —aseguró la Ama con la voz afligida.

—Sí —asintió con su voz inexpresiva.

Un estremecimiento recorrió el cuerpo del Cupido, su melancolía aumentaba cada vez más, y eso ya lo estaba llevando al clímax, quería escapar.

—Tenten —susurró ante aquella acción.

Sin decir ni una palabra, la castaña se posicionó detrás de Neji, lo tomó por las ropas, recargó su cabeza en su espalda y sin contenerse empezó a llorar débilmente, era un dolor incomparable, un sufrimiento que mataba en vida y acosaba en muerte, no era algo con lo que se pudiera lidiar, y sin en cambio... Ellos lo hacían, más ella que él.

—No... No quiero que te vayas de mi lado... Por segunda vez.

Un viento lleno de furia los azotó, liberó el cabello de Tenten y los envolvió en un tormentoso arrullo. Pero ella no se separó de él...


 

Bien, alguien me ha estado acosando para que suba el último capítulo de esta historia. En fin, técnicamente tenía planeado que éste fuera efectivamente el último capítulo, pero como me ha quedado demasiado grande, el final lo tuve que dividir en dos capítulos, así que ésta es la primera parte. Disfrútenlo.

Capítulo 5. El final se acerca. Las memorias desenterradas.

Neji se sumergió en un abismo de recuerdos; toda su mente surcó en su más terrible dolor, fragmentos enterrados en lo más hondo de su corazón, queriendo dejar atrás las penas que lo
llevaron a la perdición.


—No —soltó ligeramente.


Se zafó del agarre de Tenten y de inmediato se giró a verle la cara; ella estaba sonriendo débilmente, una sonrisa que trataba de disimular las penosas lágrimas que destilaban por sus mejillas.


—¿Qué quieres decir con segunda vez?


No lo entendía, ¿qué era ese sentimiento? ¿Qué eran esas imágenes? Todo era un rompecabezas que no podía armar. Ahora lo sabía, algo se ocultaba detrás de todo, no era un misterio, no... sabía que era su realidad.


Tenten limpió su rostro, era tan doloroso, mas comprendió que Neji aún no lo entendía y era mejor así, no quería que él lo supiera, porque sería revivir el suplicio.


—No es nada —aseguró—. Olvídalo Neji.


Quiso volver a entrar, pero el Hyuuga no estaba dispuesto a quedar a medias, así que no dudó en detenerla.


—No me vas a dejar así. No soy estúpido Tenten, algo me ocultas, yo mismo puedo sentirlo.


—Pronto amanecerá, será catorce de febrero y por ende tu última oportunidad, deberías concentrarte en eso.


El Cupido ya estaba harto, era una desesperación tan profusa que por un momento decidió mandar al demonio su trabajo y concentrarse en aquello.


—Tenten, tienes que decírmelo —dijo seriamente—. Tus lágrimas, tus palabras y tu aura no me pueden mentir, al parecer hay algo que tú sabes de mí y me lo estás ocultando, y creo que tengo todo el derecho de saberlo, así que habla.


¿Qué debía hacer? Era un suplicio, si se daba la media vuelta y se encontraba con esos ojos de luna... no podría contenerse; pero correr tampoco era una opción, ya que si lo hacía sería como abandonarlo y perderlo otra vez.


—Tenten —insistió.


—¡Ya basta! —gritó exasperada.


Neji notó cómo ella volvía a llorar. Era suficiente, ¿por qué le dolía tanto esas lágrimas? Entonces lo notó, cada cosa que tuviera que ver con ella era importante para él, ¿por qué? Eso era lo que no sabía y al parecer Tenten sí.


—Ya no quiero sufrir Neji, por favor —suplicó apretando fuertemente sus manos, haciendo el inútil esfuerzo de contener su dolor.


Pero la insistente mirada del Hyuuga seguía sobre ella y cada vez era más fuerte, lo sentía, lo sabía y lo necesitaba. Sí... era ya algo vital, sus ojos, su cara, su boca, su alma.


—¡P-perdóname Neji!


Y sin poder cohibirse más tiempo, se giró y en un solo movimiento atrapó su cuerpo entre sus brazos y sus labios con los suyos. Neji sólo se estremeció por un breve instante, pues el contacto con Tenten era algo que le causaba una paz inmensa, una alegría incontenible que no podía entender.


El beso era tan profundo, tan grande pero doloroso, lleno de necesidad y una locura insaciable. Estaban aferrados como nunca, desesperados por no perderse otra vez, el alma de ambos pedía a gritos quedarse unidos para siempre.




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—¿Qué es lo que haces? —preguntó con curiosidad una jovencita castaña de unos trece años.


El chico al que le dirigió la pregunta no contestó, simplemente se mantuvo como estaba, sentado, callado y con la mirada perdida en cualquier lugar.


—¿Me escuchas? —insistió.


Pero al no tener respuesta pensó que estaba ido, así que extendió su mano para tocarle el hombro.


—¡No! —gritó él alejándose de inmediato.


Ella se quedó petrificada ante la extraña acción del muchacho, apenas y le rozó con las yemas de sus dedos éste se exaltó exageradamente.


—¿Q-qué te sucede?


—¿Qué te sucede a ti? —preguntó molesto—. No creas que no sé lo que estás buscando de mí, pero escucha esto; ¡no soy el juguete de nadie! Así que si quieres revolcarte con alguien en la cama ve y busca a otro diablo, porque yo ya estoy harto.


La pobre muchacha se quedó totalmente sacada de onda, ¡qué extraño era ese tipo! Pero algo que no podía perdonar era que se atreviera a pensar tan mal de ella, ¿¡qué demonios le pasaba!? Ella no sería de la alta sociedad pero no era una cualquiera y se lo haría saber.


—¡Eres un sucio! —gritó enfurecida—. ¡Pasa por aquí y como te vi tan solo pensé que necesitabas ayuda!


—Hn. Qué hipócrita.


Estaba cabreada, ¡era un demente desconsiderado! Pero le enseñaría a respetar a los demás. Así que, decidida, se acercó hasta él y le tiró una buena bofetada en la cara, tan fuerte que le dejó su mano marcada.


—¡No me vuelvas a insultar! Bastante tengo con mi vida para que un don nadie me diga esas cosas.


El chico estaba que no se la tragaba; una chiquilla cualquiera le había pegado y se había atrevido a decirle de cosas, que... qué agallas, eso fue lo que pensó.


—Oh... ¡L-lo siento! Te pegué muy fuerte, n-no era mi intención; pero es que... ¡Tú me provocaste! Me enojé mucho, a-aunque creo que me pasé, p-pero todo lo que me dijiste me hizo enojar mucho y yo...


—Basta —interrumpió suavemente—. ¿Qué es lo que quieres de mí?


—¿Eh? Pues, en realidad nada, sólo que te veías tan triste que quise ayudarte.


Él sonrió débilmente y soltó una pequeña risa irónica, tan pesada.


—Nadie puede ayudarme.


Ella lo notó... Sus ojos estaban tan amargados, tan tristes y solitarios, tal cual ella los tenía. Y lo supo, la vida de ese muchacho debía ser tan penumbrosa como lo fue la de ella y eso era algo que no podía soportar.


—Me llamo Tenten, ¿y tú?


—Hyuuga Neji.


—Neji —dijo acercándose más a él—. Tranquilo, no voy a hacerte daño, no quiero de tus servicios.


El Hyuuga alzó de súbito su rostro, mirando con estupefacción la sonrisa que le dedicaba aquella niña; fue tan... tranquilizante.
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¿Qué fue ese recuerdo? Era él, seguro, y esa niña era Tenten. Esas memorias ocultas... ¿cuánto tiempo permanecieron así? Ambos chicos seguían dentro de aquél beso tan lleno de misterio, un misterio que Neji quería desvelar, así que siguió besándola con todo, sentía que si lo hacía más recuerdos vendrían a él.

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—¡Neji! ¿En dónde estás?


Al escuchar aquella voz su rostro palideció, cosa que no pasó desapercibida por la castaña.


—¿Qué sucede?


El era muy listo, un genio, así que rápidamente reaccionó.


—Mierda. Vete de aquí ¡ahora! Ellos no tardarán en encontrarnos.


—¿Ellos? ¿Te refieres a los que te hacen hacer todas esas cosas?


—¡Vete! —ordenó temblando de los nervios.


—¡N-no me voy sin ti! No después de todo lo que me contaste.


Neji se trabó, ahora no sabía qué hacer. Tenten le tendió una mano para que escapasen juntos, pero...


—Vaya qué interesante escena.


—Kabuto —dijo entre dientes.


—¿Quién es esta linda jovencita? ¿A caso está buscando de tus servicios?


—Tsk —tronó enfurecido los dientes—. Vete al carajo, ella ya se iba.


El joven de las gafas no pudo más que reír ante las palabras del Hyuuga.


—Últimamente te has vuelto muy insolente Neji, a Orochimaru-sama no le gustará nada eso, pero —desvió su ladina vista hacia Tenten—, estoy seguro que estará encantado de sumar al equipo a esa jovencita, ya que si no está aquí para pagar por tus servicios, entonces no tendrá problema de unírsenos.


Neji ya lo veía venir. Así que rápidamente le tiró una patada en la espinilla y salió corriendo con la chica en mano.


—¡Tienes qué escapar ahora o de lo contrario caerás en la misma situación que yo!


Pero la vida les cerró el camino. Pronto se chocaron con él; con ese despreciable hombre que le hizo la vida de cuadritos a Hyuuga Neji.


—Orochimaru —balbuceó.


Él hombre sonrió malévolamente y ese fue el final del camino para ellos dos.
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Neji abrió desmesuradamente los ojos al recordar aquello y de inmediato rompió el beso con la castaña; ésta lo miró con preocupación, se le veía todo agitado y desconcertado.


—¿Estás bien Neji?


—No lo sé —dijo mientras sostenía su frente—. Al besarte recordé cosas. Pero todo es tan confuso. Sé que ya te conocía, vi cómo lo hice. Lo que no entiendo es ¿por qué olvidé todo esto?


Tenten agachó la mirada, estaba afligida, no se sentía capaz de contarle la verdad.


—La verdad Neji —dijo captando la atención del Cupido—. Es que yo tampoco lo recordaba, nada. Pero cuando te besé por primera vez todos mis recuerdos volvieron como una bomba.


—Tienes qué decírmelo para que pueda terminar de entender.


Se mordió el labio inferior, sabía que debía hacerlo, pero el martirio era demasiado, era una pena tan grande que le impedía soltarlo. Suspiró, sonrió débilmente y tomó la mano de Neji para guiarla hasta su pecho, colocándola exactamente en su corazón. Él se sorprendió mucho, los latidos eran ¡increíblemente rápidos! El corazón de Tenten estaba tan agitado como el de él, ¿por qué? No lo entendía, ¿qué era esa sensación tan quemante que nacía a flor de piel? Tanto sentimiento derramado y no lo asimilaba.


—No lo entiendo.


—Es simple Neji. A esto se le llama amor.




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—Lo siento mucho Tenten —recitó en voz baja.


Pero ella no podía cesar su llanto, se sentía sucia, usada; tan horrible y asqueroso había sido su mundo desde que cayó en manos de aquellos sujetos.


—N-no te disculpes Neji, no fue tu culpa —respondió entre sollozos.


—Te atraparon porque te acercaste a mí, por tratar de ser gentil, pero al menos que te sirva de lección.


—¿Eh?


—No puedes confiar en nada ni nadie, eso esta claro, éste mundo es una porquería y estamos destinados a caer en las manos del pecado. En el odio.


Tenten sintió más ganas de llorar ante las palabras tan frías y crueles. Realmente sentía pena por él, pero... en realidad sentía más pena por ella misma, por haber sembrado en su corazón algo tan irracional que le dio alas para volar, para tener una mínima esperanza de ser feliz.


—Deja de decir estupideces Neji.


—No lo son, es...


—¡Sí lo son! —gritó para callarlo—. Sí, este mundo estará podrido en muchos aspectos, pero... pero... ¡Yo ya estoy harta de podrirme con él! Quiero ser feliz, quiero ser un alma libre y no ser víctima de nadie, no quiero que sigan explotándome, quiero tomar mis propias decisiones, tener un hogar cálido y... amar.


—¿Amar? Hn. —soltó una leve risa—. El amor no sirve para nada, lo único que consigue es generar más odio.


—Tal vez, pero eso depende mucho de quién eres tú.


Se quedó callado ante la seguridad de la joven.


—El corazón fuerte es el que odia por amor... Pero el corazón débil es en realidad el más resistente de todos, que sabe lo que es el amor, el odio y el dolor, y por eso lucha con todas sus ganas para obtener esa felicidad.


—Tenten —soltó con incredulidad, sin poder digerir completamente las palabras.


—Neji —sonrió ampliamente—. Escapemos juntos ¿sí?
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Nuevamente reaccionó, otro recuerdo invadió su mente, pero fue así que empezó a armar las piezas; mas aún era demasiado confuso todo, ¿qué demonios pasó en su vida que no podía recordarlo? Había una respuesta y Tenten la sabía.


—He recordado otra cosa. Tenten, por favor termíname de contar.


—No puedo —soltó pesadamente—. Es muy difícil para mí... no quiero llorar más Neji, entiéndelo.


—Yo estoy aquí, así que hazlo.


—¡No! —gritó al tiempo de zafarse y entrar corriendo a la casa.


—¡Necesito saberlo Tenten! —exclamó siguiéndola.


—¡Por favor no sigas!


El Cupido, ya harto, la tomó bruscamente por los hombros y la acorraló en la pared, clavándole sus punzantes ojos llenos de deseo por saber más.


—¡Dilo Tenten!


—¡No, no y no! —gritó y sin más sus ojos se fragmentaron en miles de lágrimas.


—¡No me hagas obligarte! Hay algo de mí muy importante que necesito recordar, así que...


—¡Yo te maté! —gritó sin más, destrozada por sus propias palabras—. ¡Yo fui la que acabó con tu vida!


Quedó absorto, piedra, sin poder entenderlo todo lentamente la liberó. Su mente daba de vueltas, no, no era posible que ella...



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Ambos chicos corrían desenfrenadamente, sudaban frío, la adrenalina y los nervios que los poseían eran demasiado intensos, pues sabían que estaban jugando el juego de su vida, lo más peligroso y arriesgado tomando en cuenta que de quién se habían escapado era un delincuente de primera categoría, el más buscado en el mundo; Orochimaru.


—¡Neji! —gritó la castaña al ver que los estaban alcanzado.


—Mierda —masculló al verse encerrados.


Habían corrido lo suficiente, incluso estuvieron apunto de escabullirse por completo; pero Kabuto se agilizó y se las ingenió para perseguirlos por diferentes ángulos para al final lograr acorralarlos... Estaban rodeados, ya no había escapatoria.


—Vaya que nos han causado problemas —soltó el albino de gafas.


Neji frunció el seño y se posicionó a la defensiva.


—Orochimaru-sama está muy molesto con ustedes y me pidió que les informara que trabajarán el doble para enmendar su descaro.


Cuidadosamente Neji metió su mano en su bolsillo para empuñar un cuchillo que se había cargado antes de salir. Él le dijo a Tenten que escaparían juntos, pero... en realidad ya había previsto todo eso, de hecho había formulado un plan, él sabía a la perfección que era imposible que ambos escaparan, pero al menos podría hacerlo ella; la castaña no se merecía estar en el mismo barco que él, desde un principio lo sabía y es por eso que se encargaría de terminar con esa situación.


—Tenten —habló en susurro—. Cuando tengas oportunidad corre.


—¿Eh?


—Todo estará bien, tú sólo hazlo.


Y sin dejar pasar un segundo más, Neji sacó el cuchillo y salvajemente se abalanzó sobre uno de ellos, apuñalándole en el estómago.


—Maldito —gruñó Kabuto al ver a uno de sus hombres caer.


Tenten se tapó repentinamente la boca para ahogar el grito de la impresión, no creyó que Neji llevara consigo un arma y mucho menos que matara a alguien. De inmediato los hombres de Kabuto se fueron contra el Hyuuga, éste apenas y podía defenderse, puesto que eran demasiados.


—¡Neji! —gritó desgarradoramente la castaña.


Sus pupilas se contrajeron al punto de desaparecer de la impresión; Neji estaba siendo golpeado, aquellos tipos lo zarandeaban, pisoteaban y pateaban, mas no oponía resistencia.


—¡Al diablo con tu arma! —burló uno de ellos.


Pisaron su mano y lo obligaron a soltar su cuchillo, el cual salió volando y cayó cerca de Tenten.


—Ya basta —dijo Kabuto y de inmediato se detuvieron.


El albino se acercó hasta el Hyuuga, se acomodó sus lentes y con mucha arrogancia soltó una ricilla.


—Esto es lo que consiguen por sus imprudencias, háganse a la idea que siempre pertenecerán a Orochimaru-sama. Y en cuanto a ti jovencita —dijo volteándose hacia Tenten—. Mas te vale que no intentes escapar, porque de lo contrario...


Sonrió malévolamente.


—Mataremos a este chico.


—No —susurró aterrada—. ¡No por favor! ¡No lo volveré hacer! Hagan conmigo lo que quieran pero por favor dejen a Neji en paz.


El Hyuuga abrió desmesuradamente los ojos, ¿qué acababa de decir? ¿Tanto se preocupaba por él? ¿Por qué? Kabuto se carcajeó como nunca, era una risa tan desgraciada y ruin, algo que enfurecía a Neji.


—Bien dicho jovencita.


Apretó fuertemente los puños, sabía que estaba siendo un impedimento en la vida de Tenten, era consciente que ella no trataría de escapar otra vez con tal de que no le hicieran nada a él, no, no podría permitirlo. Así que un movimiento fugaz, tomó a Kabuto por el cuello y lo tiró al suelo aprisionándolo con fuerza.


—¡Tenten toma el cuchillo! —gritó cuan fuerte pudo—. ¡Hazlo ya!


La castaña no sabía qué hacer, pero en la desesperación fue directamente hacia el arma y se puso en guardia, apuntándola contra los hombres de Kabuto. Éste dio un codazo a Neji y se logró zafar, instantáneamente su puso de pie y quiso ir contra Tenten, mas se frenó al ver que esta amenazaba con el cuchillo.


—Pobrecita —dijo mientras se soltaba a reír—. Estás temblando de los pies a la cabeza, no eres capaz ni de usarla, así que se buena chica y deja el arma, O... —pausó para mirar a Neji—. Lo mato.


—¿Eh? —sus ojos se pusieron en blanco.


—Maldición —soltó Neji, tenía que pensar rápido si quería que las cosas resultaran, pues sabía que Tenten no tardaría en tirar el cuchillo—. ¡No lo escuches Tenten!


Desesperadamente y sacando fuerzas de donde pudo se logró poner en pie, y corrió tan rápido como pudo hacia la castaña. Kabuto al instante se percató de lo que planeaba hacer.


—¡Deténganlo! —ordenó con los nervios recorriéndole por el cuerpo.


Todo pasó en cámara lenta. Neji llegó hasta Tenten, tomó con fuerza sus manos que sostenían el cuchillo y sin dudarlo... lo dirigió a su pecho.


—¡No! —gritó Tenten enloquecida.


Todos se detuvieron. Neji se desplomó y rápidamente comenzó a sangrar y a convulsionar. Tenten, desecha en desesperación se arrodilló ante él y sacó de un sol golpe el cuchillo.


—¡Neji, Neji aguanta!


—Basta —logró decir—. Corre ahora, yo moriré d-de... c-cualquier f-forma. Ya no... tienen con qué chantajearte, v-vete, vete Tenten... ¡Ahora!


Con un paro cardiaco viniéndosele terminó por salir disparada de aquél lugar, con el corazón destrozado y las manos manchadas de sangre. La sangre de la persona que le depositó la semilla de la esperanza.
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Terminó el recuerdo, sí, ¡ahora lo sabía todo! Estaba seguro que por fin recordó hasta la última memoria enterrada en su corazón. Agobiado regresó la mirada hacia la castaña, quien se había tirado al suelo y escondía la mirada.


—Tenten, ya lo sé, todo lo que pasó.


—No puedo Neji —susurró—. No puedo perdonarme por haber sido yo quien te apuñaló.


La tristeza de Tenten no era más que culpa para él, pues realmente ella no había sido la responsable de su muerte. Fue él quien tomó sus manos y la obligó a acuchillarlo.


—No debes sentirte así. No había tiempo de arrebatarte el cuchillo, es por eso que te obligué a hacer la peor cosa, y... lo lamento.


—¿Eh? —alzó sus ojos y se encontró con los de él, quién la veía de una forma tan extraña; su cara seguía tan seria como siempre, pero algo en él... era diferente, una luz, un soplo de consuelo; sí, debía ser eso, su mirada gélida se estaba derritiéndose, mostrando más allá de todo, lo que de verdad sentía.


—Me cuesta decirlo Tenten, pero gracias. Creo que por fin empiezo a entender lo que es el amor y estoy seguro que esta vez conseguiré cumplir mi misión.


Ella no podía tragarse lo que el Cupido acababa de decir, era tan increíble que automáticamente sonrió como nunca lo había hecho.


—A decir verdad, antes de morir tampoco entendía lo que era el amor. Muchas veces me hablaste de él, pero nunca terminaba de entenderlo. Extrañamente conforme pasó el tiempo terminé sintiéndome ligeramente feliz, por primera vez creí que la vida valía la pena, y es por eso que quería liberarte de la prisión en la que yo estaba.


—Neji.


Lo abrazó fuertemente, como nunca. Estaba tan feliz de escuchar esas palabras, saber que ella era necesitada por el Hyuuga y que de alguna manera logró hacerlo feliz. Era tan dichosa, poder estar unida a la persona más importante para ella era una felicidad indescriptible.


—La verdad Neji, cuando moriste mi vida no tenía sentido; me traumé demasiado, odié como no tienes idea a tal punto que un día regresé con Orochimaru y lo maté. También a Kabuto.


—¿Qué? —preguntó sin deshacer el abrazo.


—No podía evitarlo, fue tan duro para mí perderte, que caí en un estado de demencia alimentado por el odio hacia ellos, era como una enfermedad, así que cuando los asesiné caí inconsciente, y al despertar, había olvidado todo relacionado a ti. Pero... estoy tan feliz de haberte recuperado.