One-shot Cuasi inocentes.

Tema en 'FullMetal Alchemist' iniciado por Freedom, 29 Marzo 2012.

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    Freedom

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    Título:
    Cuasi inocentes.
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
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    1
     
    Palabras:
    822
    Cuasi Inocentes.



    “Aunque la luz rojiza se halla extinguido en este mundo, debemos seguir viviendo”, me dijo.
    No entendí aquellas palabras, hasta el día en que sus ojos se cruzaron con los míos. Encontramos desigual aberración por nuestro linaje, una raza meramente inmortal. Entramos al convento de una manera irracional, nadie podía descubrir nuestra verdadera identidad. Nos había costado horrores entrar en semejante estructura, deteriorada por el tiempo, llena de personas que cuasi sabían su propio nombre. El frío invadía cada rincón del sitio. Instantáneamente, Edward se acercó con un aire traicionero a mi oído, susurrando palabras de poca complejidad. Era la hora de la acción, el momento justo de hacerlos pagar cada gota de sangre inocente derramada.
    El enorme y tétrico pasillo nos recibía, y la torre principal daba la quinta campanada. Su hermano menor se habría revelado a nuestras tropas poco después de volver a Reesembool, unos años antes de que ellos se reencontraran. La vida, siniestra y pasiva, les había regalado la oportunidad de estar juntos; el púber se pasó de contrabando a los brazos de Cornelio, revivido por una extraña razón de la naturaleza ingrata.
    Ahora cooperábamos para matarlos. A todos.

    — Winry —murmuró, como tapando la verdad de nuestra sangre—, es hora.

    Resigné mis ojos a levantarse, para divisar entonces la figura del sacerdote. A su siniestra, como esperábamos, el rubio nos miraba con detenimiento y desazón.
    De seguro no pensó que seríamos capaces de avanzar en nuestros planes.

    Una capucha negra cubría la mitad de nuestros rostros; acompañaba nuestra opaca presencia una larga capa que llegaba a nuestras rodillas. Debajo, llevaba puesto un hábito, frustrante vestimenta que en las monjas solían usar. Al menos, en nuestro pasado futuro, las veíamos a menudo. De repente Alphonse sonreía al vernos, negado el hecho que estaba por venir.
    Cornelio sacudió su mano derecha, y gritó en latín una frase que no logramos entender. No hizo falta, grandes quimeras surgieron de aquella joya demoníaca. Sus ojos hervían en carmín sustancia, envenenado por el poder del objeto. Al parecía enajenado a la circunstancia, no miraba la escena: sus ojos fijaban un punto en el suelo.
    No nos dimos cuenta, hasta el momento en el que Edward bajó al piso por primera vez—luego de esquivar una estocada mortal, y cuatro embestidas de aquellas férreas fieras—, sobrepasando los ataques del contrincante.
    Viró lentamente su cuerpo en unos cuarenta grados, para posar su peso en la rodilla metálica, y favorecer su golpe en la cien del más grande. Después de eso, los escombros nublaron mi panorama, y no pude seguir la secuencia. Noté como el menor me miraba con cautela, con un semblante que daba recelo.
    Yo estaba tras una de las torres, escondida para que no me vieran. Pocos segundos antes de salir al patio mayor, donde se reunían los seguidores de Cornelio a profesar sus fantasiosos milagros, Edward me empujó detrás del pilar más grueso. Me impidió moverme hasta nuevo aviso.
    Mi fornido hermano, y falso esposo ante la visión de Alphonse y Cornelio, se encontraba en un moribundo estado, a punto de cruzar la línea final.
    Decidí entonces dejar de esperar las miserias del destino, y desenvolví de entre mis ropas, un arma. De un disparo, el cráneo agujereado de mi víctima se desquebrajaba contra el piso de cemento. Un sonido crujiente retumbó en el lugar, y desde el palco más alto— que se encontraba a unos cuatro o cinco metros del embaldosado—, Cornelio me observaba con los ojos abiertos.

    Me había equivocado de presa. Accidentalmente, el único verdadero culpable había quedado vivo.


    Alphonse estaba muerto, y de su boca un líquido sangriento desprendía un charco helante. A unos siete metros del cadáver, su hermano lo miraba perplejo. Hermano, claro, en aquél paralelo universo: para nosotros, en nuestra verdadera realidad, era el único tío que podíamos tener. Éramos los únicos conscientes de aquella verdad.
    Edward y Winry jamás nos hubieran delegado una tarea tan difícil, de saber lo inocentes que seríamos.
    Éramos sus hijos; descendencia pura de un fogonero de historias, de un gran combatiente de sueños y proezas; de una mujer pura y desenvuelta. Fuimos, en efecto, almas atrapadas en los cuerpos de nuestros padres, para cumplir lo que algún día, había comenzado. ¿Qué podíamos hacer ahora?

    Fin.
     
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    Fushimi Natsu

    Fushimi Natsu Fanático

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    Me has dejado sin palabras, al principio m confundí un poco pero al final... el final m dejó :confused: Es difícil d explicar pero me ha gustado, es diferente a todo lo q he leído y la manera en q describías las escenas. Realmente has hecho un gran trabajo :)
    Espero encontrar otro escrito tuyo x akí ;)
     
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    Anh Peárys Bubbles

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    Linda.<3

    Si, estuvo magnifico y muy bello. En lo técnico, no noté nada. C: Pero hubiese sido mejor que hubieras separado mas el escrito y, además, en algunas partes creo que sobraron las comas.

    En la historias, Dios, me encantó. C': Soy fanática de FMA desde hace mucho tiempo, pero casi no leo por que siempre tratan de lo mismo. Pero me atreví a leer el tuyo y no me arrepiento. En cuanto a como narras, es rápido pero me gusta mucho. C:


    Hermoso. C':
     
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