Aún recuerdo cuando mi ama se quedó dormida de repente. El día después la pusieron en una cama más pequeña, desde mi altura no pude verla pero recuerdo que tenía una manta muy larga. Di varias vueltas al rededor de su nueva cama y varias veces intenté trepar, las primeras veces no pude y las siguientes me alzaban y me alejaban. El nuevo cuarto de mi ama era grande y lleno de cosas de madera, también había mucha gente; tal vez demasiada. Miré a todos en el cuarto animadamente, ¿por qué venía tanta gente a ver a mi ama dormir? En el fondo del cuarto estaba Marcos echó bolita, corrí hacia él. Di vueltas sin despegarle la vista, leves sonidos salían de él, seguramente sus padres habían discutido de nuevo, muy duró para un niño de nueve años. Volteé al ver que todos rodeaban la cama de mi ama. Un hombre de negro comenzó a decir algunas palabras, yo no le preste atención; lo vi como la oportunidad de trepar hasta su cama, y eso hice. Al llegar la vi allí, dormida, con una cara de serenidad en su rostro que era difícil no querer dormirte junto a ella. Me acerqué y comencé a lamer su cara, ella no despertaba. Su madre se acercó y me levantó, probablemente iba a despertarla y ella se enfadaría. Todos comenzaron a dejar el cuarto, unos extraños sonidos se escucharon desde adentro. Desde mi posición pude ver que la cama de mi ama había sido cubierta, varios hombres se acercaron a la cama y la levantaron para llevarla a un vehículo. ¡Si, viaje en auto! La señora me llevó hasta su auto, ¡alto! ¿No me llevarás al veterinario...? La ventana se bajó yo asomé la cabeza esperando la ráfaga de viento que nunca llegó, íbamos muy lento, por lo cual decidí acostarme y dormir. Me desperté tiempo después en un lugar que no reconocí. Bajé corriendo hasta la cama de mi ama la cual habían metido en un agujero. El hombre de negro re-apreció, y comenzó a hablar luego de eso comenzaron a poner tierra sobre la cama. ¡Ya entiendo!, pondrán a mi ama bajo tierra como un hueso y la desenterrarán cuando despierte… ¿verdad?