::: Cruce de caminos ::: (plagio)

Re: ::: Cruce de caminos :::

Grax!! que postearan tan rapido y pues Sweet_Akiko te debo una disculpa por que ese día que platicabamos, el internet me saco y se me cerró el msn y cemzoo y ni como comunicarme y pues te pido una sincera disculpa!! y heavy_inu grax pos postear! siempre me apoyaste gracias!!

Xao :rosa:

 

Re: ::: Cruce de caminos :::

hola....!!
pues vien a avisarles que la conti va
a estar para el viernes o sabado, por que
tengo que hacer conti para los otros dos
fics que tengo, y pues ahorita no tengo
mucho tiempo que digamos! así que gracias
a todos por postear!

Xao :rosa:

 

Re: ::: Cruce de caminos :::

Hola...!!
grax por sus posts!!
y pues como les habia dicho la conti
mañana o el sabado! así que estense
pendientes!! nos vemos luego!!

Xao :rosa:

 

Re: ::: Cruce de caminos :::

Bueno aqui esta la conti!! y la hice larga...!
espero que les guste!!


Capitulo 6



Kagome abrió los ojos, miró el reloj y gimió. Echó la ropa de cama hacia atrás y entonces recordó que no estaba sola. Rápidamente se tapó hasta la barbilla y miró hacia la otra cama.


Estaba vacía.


-Inuyasha ¿estás ahí?-


Al no recibir respuesta, saltó de la cama, sacó ropa interior limpia y un vestido del armario. Luego se apresuró al cuarto de baño y cerró la puerta con llave.


Media hora después, se había vestido, maquillado y peinado y él, aun no había vuelto.


Kagome salió de la habitación. En el vestíbulo examinó su agenda. La firma de libros estaba fijada entre las dos y media y cuatro de la tarde y el cóctel de bienvenida no empezaría hasta las siete. Como a esa hora ya había perdido varios talleres, decidió ir a desayunar.


En la cafetería del hotel pidió un zumo de naranja, café y un bollo. Mientras bebía el café se preguntó donde estaría Inuyasha. Tal vez había decidido regresar a casa.


Más tarde, volvió al vestíbulo. Había varios escritores sentados en torno a una mesa. Cuando se acercaba, reconoció a algunas de sus mejores amigas.


-Me preguntaba donde estabas- dijo Sango cuando se sentó junto a ella.


Se conocían desde hacía muchos años y Kagome siempre se había sentido un poco celosa del maravilloso cuerpo de Sango.


-Debiste haber venido en el avión con nosotras. Lo pasamos estupendo- comentó Lin, la mayor del grupo. Tenía una larga melena negra, ojos castaños y estaba felizmente divorciada.


-Nunca viaja en avión- explicó Ayame, con un suspiro exagerado.


Era una mujer bonita y alegre con su hermoso cabello castaño y ojos color verde. Estaba casada con su novio del instituto y tenía tres niñitas adorables.


-Es cierto- convino Kagome.


Por una vez se alegró de su temor a volar. Si hubiera viajado en el avión con sus amigas nunca habría conocido a inuyasha.


Charlaron un rato sobre temas profesionales y de pronto kagome miró el reloj. Eran casi las doce y media e inuyasha todavía no daba señales de vida.


Kagome reía a propósito de algo que decía una de las mujeres cuando por casualidad miró hacia una ventana.


Un grupo de modelos de portada, hombres y mujeres, holgazaneaban alrededor de la piscina. Los modelos estaban rodeados de mujeres que pedían autógrafos y los fotografiaban, pero el centro de atención no era otro que Inuyasha Taisho.


Kagome se puso de pie para verlo mejor. Llevaba un bañador y una toalla blanca sobre los hombros.


De pronto, inuyasha miró en su dirección y ella se sentó rápidamente, avergonzada de que la hubiera sorprendido mirándolo arrobada, como el resto de las mujeres.


Kagome fingía estar atenta a la conversación general cuando sintió una mano sobre el hombro.


-Hola, dormilona-


la conversación cesó de inmediato y los ojos de las mujeres se volvieron hacia inuyasha.


-Kagome ¿quién es?- preguntó Lin al tiempo que giraba la cabeza hacia él.


-Oh, lo siento, Lin. Éste es Inuyasha Taisho. Inuyasha, éstas son Sango Ichikawa, Ayame Doumoto y Lin Fujisawa-


-Encantado de saludarlas, señoras- saludó inuyasha con soltura antes de volverse a kagome –Me voy cambiar y luego iremos a comer, ¿de acuerdo?-


-De acuerdo- respondió ella, consciente de ser el centro de atención.


Cuando inuyasha se hubo alejado, comenzaron las inevitables preguntas:


-¿Quién es?-


-¿Dónde lo conociste?-


-¿Es uno de los modelos?-


-¿Está casado?-


-¿Es heterosexual?-


Kagome se echó a reír.


-Es un conocido solamente. Me encontró en la carretera cuando se me estropeó el coche. Se ofreció para traerme hasta aquí. No es modelo. No está casado y no es gay-


Tras la explicación, se marchó dejando a sus amigas con la boca abierta. Por primera vez en su vida aparecía con un hombre en un encuentro de escritores. Y no con un hombre cualquiera, sino con el más apuesto del lugar.




Inuyasha era un hombre al que le gustaban las mujeres y se sabía correspondido, pero nunca en su vida había sido el centro de tanta atención femenina. Cuando llegó a la habitación cerró la puerta con llave, se dio una rápida ducha, se secó el pelo, se puso ropa limpia y luego salió de la habitación.


Camino al vestíbulo pasó juntos a dos hombres. A juzgar por la cantidad de mujeres que revoloteaban a su alrededor, muchas haciendo fotografías y pidiendo autógrafos, dedujo que eran estrellas de cine o modelos de portada.


Inuyasha movió la cabeza de un lado a otro. En ese momento, una mujer de pelo castaño rizado le bloqueó el paso.


-¿Eres famoso?-


-Me temo que no-


-Bueno, de todos modos, ¿te importaría posar para mí?-


-Supongo que no-


Mientras ella lo enfocaba con la cámara, un grupo de mujeres se aproximó, máquinas en ristre, y muy pronto Inuyasha se convirtió en el centro de atención de todo el grupo y de los que pasaban por allí.


-¿Quién es? ¿No es John DeSalvo?- inuyasha oyó que murmuraban.


Entonces miró por encima del hombro y vio que kagome se abría paso entre las féminas.


-Perdón, señoras- dijo al tiempo que lo tomaba del brazo –Él viene conmigo. Nos vamos o llegaremos tarde a almorzar-


Las cámaras continuaron funcionando mientras ellos se alejaban.


-Gracias por rescatarme- dijo Inuyasha con una sonrisa –Empezaba a sentirme como él último bombón de la caja-


-Muy gracioso- comentó ella, secamente.


Con una risita, Inuyasha le abrió la puerta. Minutos más tarde, ambos se encontraban sentados a una mesa al fondo del restaurante.


Kagome no pudo dejar de observar que todas las mujeres, sin distinción de edad, incluso las camareras, miraban a inuyasha como si efectivamente fuera el último bombón de la caja.


Kagome experimentó una extraña y femenina satisfacción al sentirse blanco de la envidia general al verla en compañía de ese hombre.


Desde luego que ella tampoco podía dejar de mirarlo. Iba en tejanos, con una camisa azul a cuadros estilo vaquero y botas. Le encantaba su piel bronceada, el profundo tono ámbar de sus ojos. Y su cabello... cada vez que lo miraba sentía la tentación de deslizar los dedos por el espeso cabello plateado.


Las mejillas de Kagome se ruborizaron cuando se dio cuenta de que él la miraba con una burlona ceja alzada.


-¿Tu también?- preguntó, divertido.


-No sé de que hablas- replicó, en tono ofendido.


-Hm-


Kagome recibió con alivio la llegada de la camarera. Pidió una ensalada y un vaso de té con hielo e hizo una mueca cuando Inuyasha ordenó un filete poco hecho con mucha guarnición y una taza de café.


Cuando estaban comiendo, Lin, Ayame y Sango se acercaron con el pretexto de recordar a Kagome que tenía que estar en el recinto media hora antes de que comenzara la firma de libros.


-Señoras. ¿quieren sentarse con nosotros?- invitó Inuyasha al tiempo que se ponía de pie.


-No pueden- respondió Kagome con rapidez.


-Que lastima. Otra vez será- dijo el mientras volvía a sentarse.


-Cuente con ello- dijo Lin deslizando la mano por el hombro del joven antes de seguir a sus amigas.


Kagome dejó escapar un resoplido mientras las miraba alejarse.


Ocultando una sonrisa, Inuyasha se concentró en el filete. A menos que se equivocara, le pareció que Kagome estaba un poco celosa. No podría decir por que se sintió complacido, pero así fue.


-¿Qué más hay en tu agenda tras la firma de libros?-


-Este noche hay una recepción de bienvenida. Espero que vayas. Mañana, después del almuerzo, se celebra el desfile de modelos de portada-


-¿Y que es eso?-


-Bueno, una revista del corazón organiza anualmente un concurso en que los lectores envían fotos de hombres que podrían ser buenos modelos de portada. Mañana, durante el baile de disfraces, van a seleccionar al ganador. Bueno, y yo pensaba... – dijo ella ruborizada, antes de guardar silencio.


Inuyasha bebió un sorbo de café. Kagome se sonrojaba fácilmente y a él le parecía encantador.


-¿Qué pensabas?-


-Que podrías ser mi pareja en el almuerzo de mañana y en la cena de la noche- dijo aparentemente concentrada en la ensalada.


-No tengo disfraz –


-Al almuerzo se puede ir con ropa informal. Basta con una camisa y vaqueros-


-Hm- Inuyasha se llevó la taza a los labios y la observó. Tenía el presentimiento de que ella tramaba algo, pero no conseguía adivinar de que se trataba -¿Y para el baile de mañana?-


-Bueno, no todos van disfrazados. Puedes ir como quieras, a menos que desees llevar algo nuevo. Los gastos corren por mi cuenta desde luego-


-Gracias, Kagome, pero puedo pagarme mi propia ropa-


-¿Entonces irás? ¿Serás mi ...-Kagome se aclaró la garganta –mi pareja?-


El instinto le aconsejó que rehusara, pero no pudo negarse por alguna razón que no pudo comprender y que temía examinar a fondo-


-Supongo que sí-


-No olvides llevar tu sombrero. Sería un toque simpático, ¿verdad?-


-De acuerdo. ¿Qué hay para el domingo?-


-La ceremonia de entrega de premios- respondió con una sonrisa.


-¿Qué clase de premios?-


-Verás, se premia al mejor libro histórico, contemporáneo, paranormal, el mejor primer libro, en fin, ese tipo de cosas-


-¿Y tu compites?-


-Sí. Ahora tengo que subir y cambiarme de ropa. Te veré más tarde, ¿de acuerdo?-


-De acuerdo-


Kagome buscó en su bolso y luego dejó un billete de diez dólares en la mesa.


-¿Para que es eso?- gruño Inuyasha.


-Para pagar mi almuerzo, tonto-


-Guárdalo-


-Pero...-


-He dicho que lo guardes- ordenó al tiempo que le ponía el billete en la mano.


Sin hacer drama Kagome guardó el billete en el bolso.


-Gracias, Inuyasha-


El la vio alejarse mientras se preguntaba cómo diablos se había metido en todo eso. Luego se encogió de hombros. Era demasiado tarde para arrepentirse.


Inuyasha terminó de comer, pagó la cuenta y se paseó por el hotel sintiéndose como pollo en corral ajeno.


Más tarde, decidió ir a la sala donde se firmaban los libros. Cuando por fin la encontró, abrió la puerta y de inmediato pensó que todas las mujeres del hotel tenían que estar allí. El ruido era ensordecedor. Había filas de mesas y, frente a ellas, las mujeres hacían colas en los pasillos, hablando todas a la vez.


Sintiéndose fuera de lugar, inuyasha recorrió el primer pasillo. Cada uno de los escritores estaba sentado tras una mesa en la que se apilaba una torre de libros y pequeños objetos de regalo con su nombre.


Inuyasha se sorprendió al descubrir a un señor de mediana edad en una de ellas. Nunca se le había ocurrido que los hombres escribieran novelas románticas. Al parecer, el autor no deseaba que se supiera que era varón por que escribía bao el seudónimo de Kurumi Shinobu.


Inuyasha recorrió varios pasillos hasta que al fin descubrió a Kagome. En la fila había más de treinta mujeres.


Llevaba un traje azul marino con una blusa de seda de un brillante tono rosa. Se había recogido el pelo dejando libre un largo rizo que le caía sobre el hombro izquierdo. Parecía serena, segura de sí misma y muy profesional mientras asentía sonriente, se dejaba hacer fotografías con sus admiradoras y firmaba un libro tras otro.


Inuyasha negó con la cabeza. Era difícil creer que fuera la misma mujer que había encontrado a la vera del camino hacía unos pocos días.


En ese momento, Kagome sonreía a una joven y luego le firmaba un ejemplar.


-¿Cómo te llamas?-


-Zakki. Mi madre esta en el hospital. Sus libros me ayudaron mucho mientras la acompañaba en los días más difíciles de su enfermedad. Me ayudaron a olvidar las preocupaciones por un rato-


Conmovida, kagome le apretó al mano.


-Gracias por contármelo. Salúdala en mi nombre-


-Lo haré. Muchas gracias- dijo la joven antes de retirarse con el libro apretado en el pecho.


Sin alzar la vista, Kagome alargó la mano para firmar el siguiente ejemplar.


-¿Para quién es?-


-Para Inutaisho-


Sorprendida, levantó la vista. Sus ojos se agrandaron de incredulidad al ver a Inuyasha ante de ella.


-¿Qué estas haciendo aquí?-


Inuyasha se encogió de hombros.


-Quería ver a una auténtica escritora en funciones. Seguramente te sentiste bien con lo que dijo esa joven que tiene a su madre en el hospital-


-Claro que sí- dijo Kagome y luego bajó la voz –No hacía falta que compraras el libro. Yo te lo habría regalado más tarde-


-Fírmalo, Kagome. Tienes un montón de admiradores esperándote-


-Gracias- dijo ella tras firmar el ejemplar para el abuelo.


-Gracias a ti- Inuyasha le guiño un ojo –Nos veremos esta noche-

 

Re: ::: Cruce de caminos :::

Jajajaja, pues si por que
a veces nos gusta un chavo y
resukta que es gay! jejeje
habla la voz de la experiencia!
grax por tu post!!

Xao :D